"Estarás bien. Todo mejorará. Sea lo que sea lo que te esté pasando, mejorará, Naruto. :)
-Un anónimo seguro".
La nota escondida en un rincón del casillero se desprendió en cuanto lo abrí, dejándome asombrado -y no solo porque esta vez era muy corta, con una simple frase escrita de un color verde sobre el fondo violeta de la nota- porque era muy temprano, y era la tercera o cuarta persona que había en el instituto, deseoso de salir de mi casa cuánto antes. ¿Cuándo había podido esa persona dejarme este escrito?
Lo miré y lo miré, jugueteando con ella entre mis manos, pero a pesar de que quería concentrarme en algo, no podía. Mi cabeza era una masa de pensamientos y nudos extraños.
Tenía 19 años, y una carga demasiado grande.
Primeramente mi futuro incierto y es que... ¿Cómo podemos decidir un futuro a tan temprana edad cuando no sabemos ni a dónde pertenecemos? ¿Cómo pueden exigirnos luchar por nuestros sueños, cuando no sabemos ni cuáles son? Exigen que nos encontremos, cuando ni ellos mismos, siendo tan grandes, saben a dónde van. Siempre dicen que no sabemos nada de la vida, pero de pronto te plantan en mitad de la nada, frente a un examen que decide tu futuro y que, si no lo pasas, te deja prácticamente sin nada.
Después, mi hogar, si es que se le podía llamar así. Mi padre llegando a altas horas de la madrugada, bastante bebido, deseando de pelear con mi madre quien entraba a la guerra bien rápido. Sabía que ellos no se han amado nunca, lo tenía claro porque nunca han sido tan cercanos entre ellos, simplemente estaban juntos por mí, por la obligación de mi persona. En parte, quizá, también por la presión sobre la espalda de mi madre, a quien no se le permitió ser madre sortera a tan temprana edad- veinte años-, y tuvo que casarse con mi padre aún sin existir amor. Yo no quería eso.
Yo quería estar seguro de que mi corazón latía por la persona con la que querría estar para siempre.
Seguidamente, Sasuke. Este tema me hacía dar tantas vueltas por la noche, que acababa enrollado en las sábanas con los puños cerrados y deseando que cuando abriese los ojos a la mañana siguiente, estuviese en una realidad alternativa, donde mis padres están separados y felices, donde mi mejor amigo sigue siendo mi mejor amigo y yo puedo sentirme bien conmigo mismo, aún estando perdido. Pero no, estoy aquí, en este mundo, en esta realidad, donde echo de menos a mi mejor amigo -aún teniéndolo justo a mi lado-, y lo peor de todo, que nuestra amistad prácticamente depende de un hilo: Los sentimientos.
La pregunta aún rodaba, dolorosa y tan presente a mi lado, ¿qué siente Sasuke por mí? Y aún mejor, ¿qué siento yo por el teme? Cariño, sin duda. Pero... ¿era ese cariño algo más que una amistad? Los celos corrían por mi cuerpo cada vez que estaba con Gaara, pero ¿acaso no hay también celos en la amistad?
-¿Cómo sabes en qué punto de la línea entre el amor y la amistad estás parado?- Susurré a la nada, pero entonces, la respuesta llegó.
-Imagínate si podría vivir sin esa persona.- Salté de mi lado, escondiendo rápidamente la nota en el bolsillo trasero de mi pantalón. Estaba a punto de gritar un 'teme, me has asustado' o un '¿me amas?', cualquiera de las dos era una salida a toda esta maraña, pero él siguió hablando, en tono neutro como si esto no fuese con él.- Piensa que esa persona se va con otra y te deja, ¿cómo te sentirías al respecto?- Quería preguntarle si él sabía esto porque era lo que pensaba sobre mí, pero no dije nada. Nunca digo nada, porque el miedo controla gran parte de mi vida. Y antes de que pueda decir nada, Sasukeya ha entrado a clase, y es que es realmente tarde, tanto que ya ha empezado la clase.
La reflexión y el punto de vista de Sasuke era buena, tanto que me acompañó durante todo el día.
¿Si Sasuke se fuese con otra persona, aún significando su felicidad, cómo me sentiría?