“Hola señor 'Me voy con la puta pelirrosa'.
(¿A qué ha sido una clase divertida la Arte?. No. ¿¡Sabes lo que es escuchar a esa maldita estúpida hablar y cotorrear sobre lo bien que besas, o lo mono que eres o
...
¿¡Lo bien que haces el amor?!.
Osea, es una perra.
Y no. No estoy tan celoso como parece.
...
Solo un poco.)
Al final si estás saliendo con ella, ¿no?. Bueno, no es como si tuviera opción a recriminar nada... pero... Si tú eres feliz esta bien,aunque sigo pensando que ella no te pega para nada, mas, ¿quién soy yo para objetar?. Aunque eres un estúpido e idiota. Muy idiota. Y ya que me pongo a escribir, no tiene que contarle a todo el mundo cómo os besais, o donde o... lo que hacéis. No es agradable. Para nada.
Adiós. Y no, hoy no hay frase porque estoy demasiado celoso y cabreado."
El papel era de un color negro, y me sorprendió. Esta persona siempre usaba colores caracteristicos y vistosos en esta semana, pero esta vez... ¿Negro?. Me gustaba el negro, -además del naranja-, era un color que siempre intentaba vestir, pero esta vez era como una... tonalidad lúgubre.
Negué con la cabeza, cabreado con Sakura. Ella tenia que parar, y no porque el chico anónimo estuviese celoso -que era una GRAN razón- si no por el teme de Sasuke y lo extraño que se estaba portando como si le molestase el hecho de que yo tuviese a alguien y él no, (aunque ahora siempre estaba con Gaara, dándome de lado). Además porque ella básicamente se lo estaba inventando todo. Yo solo me había enrollado con ella hace como muchos meses, muchos muchos, y jamas le dije que quisiera algo con ella, mas que todo porque era una de esas chicas que parecen arpías: Parecen dulces y amables, pero cuando te descuidas, te arrancan la cabeza y se la comen.
-¡Teme!- Grité cuando guardé el papel en mi bolsillo y seguidamente gire la cabeza para encontrármelo.
-Hm- Lanzó mirándome atentamente. Yo lo entendí como un: ¿Qué?. Mi mirada fue más allá de él para ver a Gaara esperándolo, seguramente.
-¿Puedo ir?- Me sentí como si fuese el nuevo del grupo, cuando en realidad Sasuke siempre había estado conmigo desde que tenía uso de razón. Gaara era el nuevo. Él debería sentirse así. Parecía como si me odiase o algo.
-Si no estás ocupado...- Lancé una mala mirada al señor 'soy-un-arisco-de-naturaleza' poniéndome serio. Ese comentario iba con segunda intención, lo sabía. Me cabreaba, pero no dejé que mi sonrisa se perdiera.
-No lo estoy.- Hice una pausa e intenté que dejara de sonar tan borde.- Nunca para los videojuegos.
Sasuke empezó a caminar sin mirar atrás. No había hablado más, y aunque es lo habitual, ahora parecía lejano.
-No eres un niño, no tienes que pedir permiso, usuratonkachi.- Y lo seguí, pensando en si el anónimo enamorado debería sentirse como yo ahora.