Naruto se estremeció, estaba mucho más aterrado que antes, ¿le esperaría el mismo futuro que sus padres?
—Jefe, ¿qué vamos a hacer con este zorro?
—Vamos a venderlo, muchos ninjas quisieran tener un zorro como animal de compañia y combate.
—Pero jefe... —Volvió a hablar.— Sólo ganaríamos dinero una vez.
—¡Idiota! —Hizo un movimiento brusco haciendo que el hombre , quien llevaba la jaula, saltara y que ésta se moviera sin cuidado alguno, asustando a un más al pequeño zorro.— ¡¿No escuchaste que lo robaríamos después para tener una recompensa?!
El hombre se disculpó por su ignorancia, sin duda su jefe era el shinobi vivo más inteligente y astuto de todo el mundo.
Cuando llegaron al centro de Konoha se deuvieron y pusieron la jaula en el piso.
—¡Aldeanos, Shinobis y Kunoichis de Konoha asombrense! ¡Hoyles presento ante ustedes esta maravillosa cría de zorro!
Muchas personas se empezaron a acercar, especialmente niños que querían jugar con el mamifero.
—¡Aprovechen esta oferta queridos amigos! ¿Cuándo más verán a un zorro por aquí?
Naruto, el que entonces estaba jugando con los niños a pesar de su temor, vio pasar a un hombre con cabellera larga y negrra, tez muy pálida y ojos parecidos a los de un serpiente. Parecía muy normal, pero el fuerte aroma a serpiente impregnado en el lo hacía diferente en su perspectiva; según él, era malvado.
—¿Cuánto cuesta? —Preguntó sin más, lamiéndose los labios con una asquerosa lengua larga.
—1435.68 yenes amigo.
El interesado asintió y le entego el dienro mientras miraba a quien sería su próxima diversión por unos cuantos años.
~2 años después~
Naruto ya había alcanado la madurez como adulto, pero sólo fisicamente ya que su mente ansiaba recuperar lo quitado con golpizas y horrendas misiones, pero especialmente los experimentos y... eso. Por ello se había encerrado en una burbuja, donde sólo estaba él y sus padres.
Pero ya no más, escaparía, sería libre y buscaría a Temari, Kankurō y a Gaara. Aún mantenía la esperanza de que se hallaban con vida.
—La comida. —Dijo un chico de cabellos blancos y anteojos circulares. Naruto le gruñó, sacándole una sonrisa.— ¿Crees que me das miedo...? Yo debería darte miedo a ti, pulgoso hijo de puta.
El hombre se fue, dejando solo al animal que no se comió lo traído, sino que se limito a cavar en una esquina de la pequeña jaula en la que se encontraba.
La jaula era muy simple, en el suelo había un montón de tierra junto con sus extrementos de hace seis meses. Orochimaru no se molestaba en limpiarle, tampoco se molestaba en decirle a uno de los tantos sorvientes que tenía en hacerlo.
En ella no había ninguna decoración, sólo había una fuente con agua y su cama para perro en un costado. Lo único que le animaba era una pequeña ventanita que daba al bosque.
~3 horas después~
¡Había funcionado!, de verdad no lo podía creer, ¡era libre! Después de tanto esfuerzo y dolor pudo hacerlo. ¡Ahora podía hacer las cosas que hacen los zorros salvajes!
—'Pero... ¿qué hacen los zorros salvajes?'
El pánico se apoderó de su cuerpo y mente, haciendo que empezara a correr en círculos mientras se repetía que no era salvaje y así era. Él se crió en dominis de humanos, solo estuvo dos mess en estado savaje.
No sabía lo que era cazar, buscar ríos, hacer una madriguera. ¡Nada!
De la nada sus orejas se aguduzaron, escuchando pasos. Era de esperarse, ya había amanecido hace dos horas, pero él seguía ahí, corriendo.
—Sasuke-kun, ¿crees que es por aquí?
Oh no. Más humanos quiere decir más problemas.
Con torpeza se escondió entre unos matorrales.
—Por favor Inari-sama, convierteme en humano para que no me hagan daño. —Su voz tenía un tono de inocencia muy puro, deseándolo con todo su corazón y alma.
Entonces pasó. Su cuerpo empezó a cambiar, sus patas fueron cambiadas por un par de piernas y brazos, sus ojos crecieron un poco más, notándose su color azul cielo. Labios color durazno reemplazaron el hocito y su pelaje se convirtió en pelo rubi sin rastro de sus orejas y colas.
—¿Qué fue eso? —Escuchó nuevamente la voz femenina.
Los humanos empezaron a acercarse al arbusto que había brillado por unos segundos.
Al acercarse vieron a un joven que aparentaba unos 15 años, más o menos.
Su ropa estaba despellejada y sucia, parecían trapos que había cosido para hacerse algo con qué vestir. Sin mencionar que su cuerpo estaba cubierto de cicatrices, moretones y heridas que aún no sanaban, eso y un poco de sangre encima.
—¿Estás bien?
—Sakura. —Dijo uno de os azabaches que la acompañaban.—No te le acerques mucho, puede ser un ninja enemigo.
—Seguro, con esa cara que aterroriza hasta a Madara Uchiha.
Pero, ¿qué tenía de malo su cara? Bueno, él no se lo veía, pero tenía unas marcas en forma de bigotes, moretones y sangre. A parte de eso no era mucho lo que tenía.
—No importa la cara... —Dijo el otro.— Podría ser un cruel asesino que nos viene a matar...
—Exacto. —Lo apoyó el otro.
—¡Paren los dos! —Gritó golpeando el suelo, luego prosiguió a hablarle al muchacho con una gentil sonrisa.—Hola, ¿cómo te llamas?
Naruto tragó saliva, seguro que lo golpearían tal como lo hizo la chica con el suelo.
—S-soy Naruto. —Bajó la mirada por miedo, ¿por qué siempre era molestado por los humanos?
Antes de que la chica pudiera presentarse un hombre salió desde la oscuridad del frondoso bosque. Naruto tembló mientras miraba, era Orochimaru.
—Orochimaru-san. —Dijeron los tres jóvenes a unisono.
—Oh, Sasuke-kun, Sai-kun, Sakura-san. Qué gusto encontrarlos aquí. ¿Están en una misión?
—Sí. —Contestó Sakura,—pero nos hemos encontrado con él mientras volvíamos.
Orochimaru miró de pies a cabeza al joven, algo en el lo hacía familiar. Le recordaba demasiado al maldito zorro que había escapado por un descuido de Kabuto y los demás.
—Ya veo... kukuku —Empezó a reir, siendo seguido por la Kunoichi.—Cuiden muy bien de él entonces. Adiós.
El hombre pálido saltó hasta desaparecer de la vista de los jóvenes, o al menos eso parecía.
—Tú. —Dijo fríamente Sasuke al rubio, sacando su espada.
—S-Sasuke-kunm, no le hagas daño, recuerda lo que nos dijo Orochimaru--san, ¡él nunca se equivoca!
Su compañero la miró por unos segundos mientras Naruto corría por su vida, tansformandose n zorro y humano sin control.
—'¡Inari-sama, esto es muy difícil! ¡Nadie me lo contó!'
Mientras corría podia escuchar ccomo los desconocidos se acercaba más a él.
—¡se fue por aquí!
Siguieron corriendo hasta llegar a un lugar conocido, el lugar donde pasó todo. Aún podía sentir el olor a sangre en el aire, aunque ya no había ni huella de lo ocurrido.
Sus piernas temblaron y agarró un collar que con gusto se lo había hecho un pequeño pájaro. El collar tenía cabello de su madre y el colmillo de su padre en el.
—'No, no, no, no...' —Empezó a repetir en su cabeza, lágrimas empezando a caer. Su pequeña burbuja se había roto, llevándolo bruscamente a la cruel realidad en la que vivía.
Sintió que los perseguidores habían llegado y estaban listos para atacar, pero a él no le importó, no ahora que las crueles imágenes estaban recorriendo su mente una y otra vez sin parar. Ahora con voces diciéndole que era su culpa. Lo peor era que esas voces eran las de sus padres.
—Es mi culpa.—Dijo, sin hablarle a nadie en particular.
Y en ese mismo momento sus ojos se tornaron rojos.