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Kurama por Higary

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Notas del capitulo:

Holi hola, gente bonita!! Lo sé, ha sido una larguísima espera, pero además de mis múltiples ocupaciones y falta de tiempo, detuve esta actualización porque quería subirla en lo que yo he llamado “Proyecto 100” (explicación abajo). ¿La razón? Hoy subí los fics faltantes para que en mi cuenta de Amor Yaoi aparezcan 100 fumadas historias publicadas, ¡wiiii! *tira confeti* Eso sí, la mayoría de ellos son de otros fandoms en los que quería escribir algo desde hace mucho tiempo, así que decidí por fin sacar esas ideas de mis cuadernos de notas. En las notas finales pondré los nombres de dichas historias (Kyuu: Les deberemos los links), por ahora sólo quiero agradecer su paciencia con este fic, en compensación el capítulo es el más largo hasta el momento. Sin más les dejo para que pasen a lo que vinieron: ¡¡a leer!!

 

Proyecto 100: Este proyecto consta de subir el mismo día los 5 fanfics que faltaban para que mi cuenta en esta página llegara a los 100 publicados (¡éste sería precisamente el 100!). Los oneshot que conforman este proyecto pertenecen a diferentes fandoms: Kyou Kara Maoh, Sekaiichi Hatsukoi, Slam Dunk, Avengers y Naruto.

 

La pared de los lectores: Milaela, sapphir13, Lizut uchiha, Ann Gokudera, nezumi ross, Hikari XD, wolfgirl-forever, XxMariLeSIY07xX, yume hinamori y smal13.

 

Disclaimer: Como es bien sabido, los personajes son propiedad de Masashi (vendido) Kishimoto. La idea para este fanfic no recuerdo cómo surgió.

QUINTA PARTE

 

Hacía un par de semanas que tanto Naruto como Sasuke ingresaron a Secundaria. Ahora con casi trece años y en el principio de su adolescencia, para el resto de sus compañeros era sorprendente ver cómo dos chicos tan distintos podían congeniar de esa manera tan peculiar y cercana. Y lo que les parecía más increíble: ¡ellos ya llevaban años con esa amistad tan estrecha!

 

El rubio y el moreno no eran los únicos. Contra lo que muchos pensarían debido a sus extravagancias, los padres de ambos también se volvieron excelentes amigos, lo que propició que las familias se volvieran cercanas. Pese a haber sido criado de una manera tan estricta, Fugaku agradecía que sus serios hijos parecieran divertirse de sobremanera en compañía de los Uzumaki; tanto a él como a Mikoto les reconfortaba observarlos reír y disfrutar sus vidas. El matrimonio Uchiha seguía pensando que Kurama (en forma humana) era el primo de Kushina, por lo que la pelirroja hacía esfuerzos titánicos para no reírse cuando le preguntaban por él. Suerte que Minato siempre estaba ahí para dar alguna explicación y desviar el tema. Escondido porque un zorro de nueve colas no era una mascota normal ni posible de ver, Kurama se reía cuando esto ocurría.

 

Regresando con los menores de las familias, el demonio se divertía mucho observando a los otros jóvenes alrededor de ellos, ya que la gran mayoría solían malinterpretar la relación entre Sasuke y Naruto. Kurama sabía que estaban equivocados, aunque tampoco podía negar (ni asegurar) con total certeza que en algún lugar de sus corazones se estuviesen cultivando sentimientos más que fraternales entre ambos. Lo único que podía afirmar de momento sobre el lazo entre esos dos, era lo mismo que ya venía observando prácticamente desde que se habían conocido: más que amigos, pero menos que amantes.

 

Kurama sabía que la adolescencia no era una etapa sencilla. Traía muchos cambios tanto físicos como emocionales (incluso con Itachi había sido testigo de esto), de modo que sólo le quedaba echar un ojo sobre sus dos mocosos. Hasta ahora no habían surgido grandes problemas, tal vez porque su grupo de amigos seguía limitado a ellos dos, Nara Shikamaru y Akimichi Chouji, con quienes seguían compartiendo clases. El demonio tenía conocimiento sobre varias niñas que habían intentado acercarse a ellos, especialmente al Uchiha, pero éste las rechazaba de inmediato y no de manera delicada, algo con lo que Naruto no estaba de acuerdo. El pequeño rubio era demasiado amable con todos, incluso con quienes no lo merecían.

 

Por petición del propio Itachi, Kurama ya no solía ir a espiarlos durante las clases, se limitaba a esperar a que le contaran lo que quisieran de su día a día. Debía aceptar que era alguien demasiado protector con Naruto, como nunca lo había sido con algún otro Uzumaki, pero tenía sus motivos. No en vano estuvo esperando su llegada durante tanto tiempo. Todos los humanos con los que había estado desde que despertó le profesaron un gran cariño y viceversa, Kushina era un claro ejemplo de ello, pero ese niño de luminosos ojos azules era muy especial para él y lo protegería con todo lo que tuviera.

 

Mientras tanto en la Secundaria, las inscripciones para los distintos clubes ya estaban abiertas y los alumnos debatían sobre ello. Naruto y sus tres amigos se encontraban comiendo sus almuerzos cuando Chouji sacó el tema, ya que mencionó que le gustaría entrar al club de cocina, pero le daba vergüenza que los demás fueran a burlarse de él.

-No deberías preocuparte por eso –opinó el rubio-. Si es algo que te gusta, entonces hazlo.

-Siempre podemos enviar a Sasuke a intimidar a quienes te molesten –añadió Shikamaru

Sasuke gruñó. Maldita la hora en que el Nara presenció cuando amenazó a unos chicos que habían estado criticando a su amigo rubio (sin que éste se diera cuenta).

-¿Y qué hay de ustedes? –preguntó Chouji-, ¿entrarán a algún club?
-Problemático –contestó Shikamaru

-¡Yo quiero entrar al de fútbol! –dijo el Uzumaki, emocionado- Escuché que el equipo de nuestra escuela es bastante bueno.

De inmediato el Uchiha menor arrugó el ceño, pues no estaba de acuerdo con la elección del rubio. En ese mismo club se encontraban varios sujetos a los que había escuchado criticarlo por las marcas en sus mejillas o su carácter tan escandaloso. No se lo había dicho a Naruto, esperaba encontrar alguna manera de hacer que él mismo cambiara de parecer.

 

Debido a la insistencia de Naruto por ingresar al equipo de fútbol, Sasuke accedió acompañarlo al parque para que practicara antes de las pruebas que serían en un par de días. La idea de que el rubio ingresara a ese club seguía sin agradarle, pero que nadie dijera que no era un buen amigo y no apoyaba a ese usuratonkachi a pesar de no estar del todo convencido con sus decisiones.

-¡Teme, deja de distraerte! Luego no quiero que te enojes si el balón te pega en la cara.

-Sólo date prisa, así podremos irnos pronto de este lugar.

-No seas amargado, Itachi nii dice que si sigues así te saldrán arrugas muy pronto y que entonces tus admiradoras se decepcionarán de ti.

-Como si eso me importara.

El Uzumaki sonrió ante la respuesta. Se disponía a patear la pelota cuando a varios metros de su posición alcanzó a ver una pareja de hombres sujetándose discretamente las manos. Por sus edades irían en la universidad, posiblemente. Lucían algo nerviosos vigilando sus alrededores, como para evitar miradas molestas, sin embargo por la forma en que se sonreían se notaba que los sentimientos eran sinceros.

-¿Qué sucede? –preguntó Sasuke

Giró la cabeza y se encontró con la escena que su compañero contemplaba. Al contrario que muchas personas, para ellos dos ver a una pareja de hombres no fue algo que los sorprendiera o escandalizara. Desde que eran niños, Kurama les inculcó que el amor no conocía géneros, simplemente se sentía sin importar si la otra persona era hombre o mujer, por lo mismo no podían juzgar a los demás por no entrar en los estándares de lo que gran parte de la sociedad catalogaba como “normal”.

-Hacen bonita pareja –comentó el rubio-, ¿no te parece?

Sasuke los contempló unos segundos más antes de girar la vista hacia el Uzumaki, quien seguía observando a aquellos jóvenes con una sonrisa cariñosa. Un extraño calorcito le recorrió el pecho, así que agitó su cabeza para espabilarse y le dio un ligero golpe en el brazo al otro chico.

-Íbamos a practicar, ¿no? Entonces démonos prisa.

 

Un rato después de que terminaron el entrenamiento en el parque, ambos chicos se dirigieron a casa del Uzumaki. Ya que los padres de Sasuke no se encontraban en la ciudad, Itachi prefería que su hermano pasara las tardes con el rubio e ir ahí a recogerlo.

-Se tardaron más de la cuenta –comentó Kurama (en forma de zorro), recostado sobre un sillón mientras miraba televisión

-¿Estás solo? –preguntó Naruto

-Sí, tu madre tuvo que salir a arreglar algunos asuntos.

-¿Eso es un dorama? –preguntó Sasuke con burla al observar lo que estaban transmitiendo en la televisión

-Kushina me encargó grabarlo –respondió

Naruto trató de contener la risa, pues era evidente que Kurama no estaba dispuesto a admitir que él también era fan del programa, mucho menos ante Sasuke, ya que seguramente el moreno no dudaría en usar esa información para molestarlo. Era lo malo de que el demonio también tuviera como pasatiempo molestar al menor de los Uchiha.

 

No pasó mucho tiempo después para que Itachi llegara a la casa. Las clases lo tenían agotado, así que se derrumbó tomando asiento junto al zorro, quien le ofreció una galleta que el pelilargo devoró de inmediato.

-Itachi nii, ¿quieres comer antes de irte? Kaa-chan ya dejó todo preparado.

-Te lo agradecería, Naruto –sonrió algo avergonzado al verse descubierto-. La verdad es que me estoy muriendo de hambre, no tuve tiempo de almorzar.

 

Los demás acompañaron al mayor a la mesa, quien no perdió el tiempo y comenzó a arrasar con la comida, dejando totalmente de lado sus modales. Naruto aprovechó el momento y les platicó sobre la pareja de hombres que miraron en el parque, así como sus opiniones sobre lo triste que era el que tuvieran que mostrarse sus sentimientos lejos de ojos ajenos.

-Debes tener en cuenta que una gran parte de la sociedad todavía ve la homosexualidad como algo malo –comentó Itachi entre bocados-. Muchos padres crían de esa misma manera a sus hijos, volviéndolo un círculo vicioso que sigue arraigado en el mundo. Para ti y Sasuke no es así e incluso lo ven como algo normal porque en nuestras familias no nos preocupamos por esos prejuicios, además me consta que Kurama-san se ha encargado de inculcarles la importancia de amar a alguien independientemente de que sea un hombre o mujer.

-Los humanos sólo se complican la vida preocupándose por esas cosas –fue lo que contestó el zorro con indiferencia

-¿Eso significa que realmente te has enamorado, Kurama? –preguntó Sasuke

-Ohh, ¿fue de una chica, un chico u otro demonio? –quiso saber Naruto, emocionado

-Yo no he afirmado nada, mocosos.

Sin embargo Itachi se percató de la extraña y enigmática sonrisa que colocó. Como todo en la vida de Kurama, parecía que dentro de sus respuestas había algo de verdad en lo que se refería a su pasado. El demonio se percató del escrutinio al que estaba siendo sometido, así que discretamente negó con la cabeza, lo que el pelinegro entendió como una petición para que no hiciera cuestionamientos delante de los niños.

 

Cuando los hermanos Uchiha estaban por irse, Kurama aprovechó el momento en que los niños subieron a la habitación de Naruto para que Sasuke tomara su mochila. Se acercó a Itachi y, soltando un suspiro, fijó su vista hacia la nada.

-No creo que sea algo como lo que sospechas. Conforme crezcas, te darás cuenta de que existen distintas formas de amor y cómo demostrarlo.

 

Finalmente llegó el día de las pruebas del club de fútbol y, en opinión de Sasuke, el Uzumaki francamente lo hizo bastante bien. Sin embargo para él fue notorio que varios de los nuevos aspirantes, así como chicos de grados superiores, le lanzaban miradas de desdén. Sasuke estaba harto de que Naruto tratara de encajar en un grupo donde era evidente que varios sólo se divertían molestándolo e incluso serían capaces de lastimarlo tanto física como psicológicamente. ¿Qué necesidad tenía el rubio de verse aceptado por ellos?, ¿acaso no le bastaba con la amistad de Sasuke? Llevaban juntos muchos años, era obvio que lo conocía y comprendía mejor que nadie; él nunca había sentido ánimos de socializar con alguien más que no fuera su fiel compañero, para el rubio debería ser igual, ¿no?

 

La gota que derramó el vaso sucedió durante el descanso. Naruto había sido llamado junto con otros aspirantes al club, de modo que Sasuke estaba esperando por él para que almorzaran juntos; sin embargo cuando su amigo regresó, tenía la marca de un golpe en la cara.

-¡¿Qué rayos pasó?! –interrogó de inmediato

-Fue Kiba –respondió con la cabeza gacha-. Cuando el capitán comenzó a mencionar a los nuevos miembros, de repente comenzó a insultarme, una cosa llevó a la otra y me golpeó.

-¿Y no te defendiste?

-El entrenador llegó antes de que pudiera hacerlo y lo envió a la dirección.

-Maldita sea, usuratonkachi. Precisamente por algo así no estaba de acuerdo con tu estúpido empeño de querer ingresar a ese club.

-No se trata de nada estúpido –rebatió, arrugando el ceño-. Quiero jugar con el equipo, que los demás me reconozcan y…

-¡Entonces ve y deja que te humillen en tu terquedad de ser “reconocido”! Maldición, creí que tenías un poco más de cerebro y autoestima que esto, Naruto.

-Te estás pasando, Sasuke.

-Ja, ¿acaso me equivoco? No le veo sentido a querer la admiración de un grupo de idiotas a los que ni siquiera les importas en lo más mínimo.

-… Claro que no lo entiendes. El perfecto e inteligente Sasuke es admirado por todos a pesar de su pésimo carácter. ¡Pero ni siquiera comprendes que yo sólo…!

-¿Qué?, ¿ahora resulta que todos estos años de supuesta amistad me has tenido envidia?

Apenas terminó de decirlo, supo que había ido demasiado lejos. La expresión desolada de Naruto era señal más que suficiente para hacer que quisiera golpearse a sí mismo por todas las cosas que acababa de decir y que, evidentemente, lastimaron al chico.

-¿Envidia?, ¿supuesta amistad? –apretó los puños con fuerza- ¡Eres un completo imbécil!

Naruto se marchó corriendo a toda velocidad. El moreno no hizo intento alguno de seguirlo, al contrario, se dejó caer sobre el césped y se cubrió el rostro con ambas manos. En su afán por proteger a su querido amigo, acababa de hacerle más daño que cualquier golpe que pudiera haber recibido.

-Maldición…

 

Sasuke intentó hablar con él durante las clases, pero era evidente que el Uzumaki lo estaba ignorando. Prueba de ello fue que le pidió a Shikamaru cambiar de asientos, a lo que el Nara aceptó. Sabía que cuando sus amigos discutían podían ser muy tercos, así que no le dio mayor importancia (aunque sí sentía un poco diferente esta pelea). Si las cosas llegaban a mayores, entonces se plantearía el intervenir entre esos dos problemáticos.

 

Al finalizar las clases Naruto se apresuró a salir del salón. El Uchiha guardó sus cosas con calma y, armándose de valor, decidió seguir al de ojos azules y hablar sobre lo ocurrido durante el almuerzo. Sin embargo lo que menos esperó fue encontrarlo en compañía de Inuzuka Kiba, el idiota que precisamente se atrevió a golpearlo. El chico se rascaba la cabeza y parecía avergonzado y nervioso mientras hablaba. De pronto le tendió la mano a Naruto y, para total sorpresa de Sasuke, el rubio se la estrechó al tiempo que le dedicaba la sonrisa más brillante de su repertorio, esa que sólo mostraba a su familia, a Itachi y por supuesto, a él mismo.

 

Fue como si algo lo estrujara por dentro. No podía explicarlo, pero aquello se sintió como si estuviese siendo traicionado de la peor manera. Le era inconcebible creer que el de ojos azules perdonara tan fácilmente al idiota que lo golpeó (y además hablaba más de él siempre que podía), y en cambio a su mejor amigo lo ignoraba por intentar que abriera sus ojos y se diera cuenta que no necesitaba aceptación ni admiración de los demás. Sabía que el Uzumaki tenía buen corazón, pero aquello que le estaba quemando las entrañas no lo dejaba pensar con claridad.

 

En ese momento Naruto se dio cuenta de su presencia. Kiba seguía hablando y disculpándose torpemente (se notaba que no estaba acostumbrado a ello), pero los ojos del rubio no podían apartarse de aquél rostro lleno de furia y rencor que lo observaba a la distancia. Se sobresaltó al percatarse que Sasuke de alguna manera se estaba sintiendo traicionado por él y entonces recordó que, a diferencia suya, el moreno era muy cerrado en cuanto a sus sentimientos, por ello no solía interactuar mucho con otras personas, menos brindarles su confianza. Naruto quiso ir a explicarle lo que había ocurrido desde su pelea, pero el otro se marchó no sin antes volver a dedicarle una mirada llena de dolor y hasta decepción.

-Sasuke… -susurró

-Oye, ¿qué tienes? –preguntó Kiba, genuinamente preocupado al verlo de aquella manera

-N-No… No es nada…

 

Kurama y Kushina se encontraban en la cocina terminando de preparar la comida (la pelirroja cocinaba y el zorro robaba lo que podía mientras ella se distraía platicando). Escucharon a Naruto llegar, dar un escueto saludo y subir de inmediato a su habitación. Ambos intercambiaron miradas, pero cuando la mujer hizo amago de seguirlo, el zorro bajó de la mesa.

-Yo iré a hablar con él, habanero.

-De acuerdo. Avísame si necesita algo.

 

Subió las escaleras y cambió a su forma humana, pues el chico había cerrado su puerta. Afortunadamente no con llave, no quería oír regaños de Minato por destrozar (de nuevo) alguna parte de la casa. Entró con cuidado a la habitación y se encontró con el rubio recostado bocabajo en la cama, mientras que con una almohada se tapaba la cabeza.

-Naruto, ¿qué sucede?

-Nada…

-Si fuera así, no estarías en esa pose tan dramática.

Tomó asiento junto al niño, quitó la almohada de su cabeza y le acarició el cabello gentilmente. Podía percibir la tristeza emanando del rubio y era algo que detestaba. No soportaba verlo deprimido; era el niño al que esperó por mucho tiempo y se había prometido a sí mismo cuidarlo para evitar que algo así sucediera. Hasta ahora creía haber hecho un gran trabajo, pues era la primera vez que lo veía de aquella manera. Y casi de inmediato supuso el motivo que lo tendría así.

-¿Ocurrió algo con Sasuke?

El demonio observó a Naruto incorporarse un poco, con los ojos llenos de lágrimas, y luego se abalanzó sobre él para abrazarlo con fuerza al tiempo que estallaba en un llanto incontrolable. Kurama de inmediato lo rodeó con sus brazos y dejó que se desahogara todo lo que quisiera. Su sangre estaba bullendo por ver de esa manera al rubio, pero iba a darle el beneficio de la duda al mocoso Uchiha antes de ir tras su cabeza y obligarlo a disculparse por lastimar al pequeño Uzumaki. Naruto podía parecer muy fuerte e hiperactivo, pero en realidad tenía un corazón frágil y sentimental. Y para bien o para mal, Sasuke tenía el poder de hacerlo sonreír con alegría, así como herirlo hasta provocarle lágrimas. Esos eran los riesgos cuando dos personas tenían un lazo tan profundo como el de aquellos chicos.

 

Pasaron varias horas antes de que Naruto lograra quedarse dormido después de tanto llorar en brazos de Kurama. Entre sollozos le había contado los motivos de su pelea y, contrariamente a lo que pensó en un inicio, en realidad podía entender las razones que tuvo el Uchiha para haber dicho aquello. No en vano el demonio lo conocía también desde que era muy pequeño. Sasuke era alguien bastante orgulloso, pero en realidad se preocupaba mucho por sus seres queridos y haría lo que fuera para protegerlos. Seguro que eso era lo que intentaba hacer con Naruto, evitar que se rodeara de gente que pudiera lastimar sus sentimientos; sin embargo su carácter no le permitió explicarse de la mejor manera y terminó siendo él quien causara daño a su amigo. Y cuando trató de solucionarlo, se encuentra al rubio haciendo las paces con el causante de los problemas (quien sinceramente fue a disculparse con Naruto por todo lo ocurrido y le propuso que comenzaran de cero). Kurama consideraba que la reacción de Sasuke ante esto había sido demasiado exagerada, pero eso sólo significaba que el sentido de posesividad que el moreno sentía hacia su amigo llegó a un nivel que no tenía contemplado: Sasuke estaba celoso porque no quería compartir el cariño y la amistad de Naruto.

 

Decidido a evitar que su querido rubio volviera a derramar lágrimas de aquella manera tan desgarradora, Kurama cambió a su forma de zorro y salió de la casa (aprovechando que el chico seguía dormido). De inmediato se dirigió a la residencia Uchiha, a la cual no tardó en llegar gracias a sus habilidades sobrenaturales. Con saltos ágiles subió hasta la ventana que sabía le correspondía al menor de esa familia. Miró a través de ella y se encontró a Sasuke sobre la cama abrazando un viejo peluche de gato que Naruto le regaló muchos años atrás (si no recordaba mal, en realidad era el primer objeto que le había regalado al ojinegro). Por los pequeños espasmos que de repente mostraba, el demonio estaba seguro que el chico trataba de controlar sus sollozos, pero no podía del todo. No pudo evitar sonreír ante lo parecidos que en realidad eran esos dos.

-Par de mocosos dramáticos.

 

Se desplazó hacia la sala donde podía percibir la presencia del primogénito Uchiha, quien se encontraba solo y rodeado de libros. Fácilmente ingresó al lugar, haciendo ruido intencionalmente para que el otro se percatara de su presencia.

-¡Kurama-san! –se sobresaltó el pelilargo

-¿Cómo está la situación aquí, Itachi-kun?

-Ya lo miraste, ¿verdad? –suspiró- Ha estado encerrado en su habitación desde que llegué. Se negó a hablar conmigo sobre lo ocurrido, pero tu presencia aquí sólo confirma mi teoría de que algo sucedió con Naruto.

El zorro asintió y procedió a contarle lo que averiguó por parte de su protegido. No compartió sus suposiciones en cuanto al por qué de la reacción tan mala de Sasuke, pero no era necesario. Itachi conocía a su hermano mejor que nadie y era bastante listo, seguro que él mismo se daría cuenta casi de inmediato. Y al verlo suspirar y negar con la cabeza, fue evidente que ya lo había hecho.

-Imagino que Naruto debe estar igual… No, corrijo, debe estar peor que mi otouto.

-Sí. Será mejor que lo lleves a verlo para que hablen y se disculpen mutuamente. Esos dos deben reconciliarse antes de que terminen en depresión algo así.

-Lo peor es que no dudo que si su pelea se prolonga, terminarían de esa manera –volvió a suspirar y sonrió levemente-. Gracias, Kurama-san. Lo llevaré arrastrando si es necesario. No me gusta verlos sufrir.

 

Kurama regresó a casa y les pidió a Minato y Kushina que dejaran la vivienda un rato. O mejor dicho, obligó a Minato a que llevara a cenar fuera a su esposa porque era su deber como marido responsable y además Naruto necesitaba espacio para sentirse mejor. El rubio intentó rebatirlo, pero al ver la mirada emocionada de la pelirroja ante la perspectiva de una cita, se dio por vencido y sólo pidió al demonio que les hablara por teléfono en caso de que algo malo ocurriera con su hijo.

-No seas exagerado, Minato. Lo cuidaré bien. Ahora vete –y poco faltó para que lo sacara a patadas del lugar

 

Tal y como predijo, Itachi casi tuvo que llevar arrastrando a Sasuke a la casa de los Uzumaki, pues su terco hermano se negaba a hablar con “el traidor idiota”, según él. Itachi rodó los ojos y tuvo que tragarse su comentario de que estaba actuando peor que un novio celoso. Eran demasiado jóvenes y prefería no meterle ese tipo de ideas a Sasuke en medio de una pelea con el rubio.

 

Kurama ya tenía a Naruto en la sala cuando fue a recibir a ambos hermanos. A empujones llevaron a Sasuke hasta él, pues el chico seguía negándose a entrar. En cuanto lo vio, los ojos azules del más pequeño volvieron a llenarse de lágrimas y eso fue suficiente para desarmar a su amigo. De inmediato Sasuke fue a abrazarlo fuertemente y con torpeza comenzó a disculparse casi hasta por el clima; era evidente que detestaba la idea de ver a Naruto triste. Demonio y hermano mayor intercambiaron miradas, suspiraron y optaron por ir a la cocina para darles un poco de espacio. Itachi no creía que realmente les estuvieran dando privacidad, pues desde ahí podían escuchar todo lo que ocurría en la sala. Tampoco iban a dejarlos a solas, no fuera a ser que alguno de los dos metiera la pata y provocara un peor malentendido entre ellos.

 

Aún sin soltarse, ambos amigos tomaron asiento en un sillón. Naruto estaba prácticamente sobre el regazo del moreno. Para ellos, que prácticamente habían crecido juntos, aquella posición no tenía nada de malo. Además en ese momento realmente necesitaban sentirse cerca.

-Yo sólo no quería que esos idiotas del club de fútbol de lastimaran –explicó Sasuke-. Así que cuando vi que Kiba te había golpeado, me frustré porque siguieras sin hacerme caso. Entonces te miré con el mismo idiota que te había herido y me llené de furia porque le sonrieras a pesar de todo.

-Kiba se disculpó conmigo por todo –respondió en voz baja-. Dijo que en realidad se sentía algo celoso de mí, pero que no era razón para desquitarse de aquella manera y me propuso que tratáramos de ser amigos. Lo siento, Sasuke, yo tampoco supe explicarme contigo –cruzó sus miradas-. Nunca he estado celoso de ti, al contrario, me siento halagado de que siendo tan genial como eres, prefieras estar conmigo que con otras personas. Y no es que quiera entrar al club de fútbol por querer la aceptación de los demás. Yo realmente quiero jugar en el equipo, sabes que es algo que me gusta mucho. Por eso quiero demostrarles que soy lo suficientemente bueno para formar parte de ese equipo. Si lo logro y a pesar de eso tú fueras mi único amigo, no sería algo que me molestara –le sonrió con cariño-. Tú y yo siempre vamos a estar juntos, ¿no?

-… Por supuesto –le devolvió la sonrisa-. Ya estoy resignado a ello.

-¡Teme!

Se miraron a los ojos y rompieron a reír. Después de tantas horas de tensión, su mundo volvía a colocarse en el orden correcto. Ellos dos ahí, juntos, sonriéndose uno al lado del otro. Como debía ser. Así lo habían sentido desde que se conocieron y no tenían intenciones de cambiarlo por nada del mundo.

 

-Ya era hora –murmuró Kurama, espiando desde la cocina-. Tanta dulzura me dará diabetes.

-Eres un demonio, dudo que pueda darte algo así.

-Es un decir, mocoso.

Itachi sonrió con burla para luego dirigir su oscura mirada sobre ambos chicos. Kurama se percató de que había algo más en la forma en que contemplaba a los niños, una mezcla de anhelo, preocupación y nostalgia. No podía definirlo correctamente, pero estaba seguro de que si en algún momento el pelinegro necesitaba expresarlo, lo haría. Ese era el gran cambio que Naruto (y sus padres) habían logrado en ese chico tan reservado: le enseñaron que no siempre debía guardarse sus pensamientos o preocupaciones y que había gente dispuesta a escucharlo e incluso darle una mano si así lo requería.

 

Una vez superada la primera pelea seria entre el par de amigos, las cosas parecieron regresar a su curso. Excepto porque ambos chicos, así como Kurama, notaban que algo le ocurría a Itachi. Últimamente el Uchiha mayor parecía más meditabundo que de costumbre, se quedaba mirando hacia la nada y se perdía en sus pensamientos durante bastante tiempo. Por supuesto que el irreverente rubio lo cuestionó, pero sólo recibió una sonrisa, una afirmación de que se encontraba bien y de que únicamente necesitaba meditar.

 

El demonio no estaba convencido del todo. También había visto crecer a ese chico, a pesar de su enorme madurez para alguien tan joven, era obvio que se encontraba frente a una incógnita con la que no sabía qué hacer. No iba a admitir que estaba tan preocupado como los niños por esa situación. Realmente los años estaban causando que se volviera una especie de paranoico o algo así… Ya no se burlaría tanto de Minato.

 

Mientras tanto en la residencia Uchiha, Itachi seguía observando los documentos en su mano. Realmente era un honor haber recibido una beca para la Universidad de Oxford; desde niño siempre tuvo la meta de estudiar en una universidad de renombre gracias a sus propios méritos, no por conexiones o influencias. Ahora tenía la oportunidad en sus manos, solamente debía aceptarla, sin embargo no estaba tan seguro de su decisión. Aceptar la beca implicaba tener que irse lejos por una larga temporada, estaría ocupado tanto con sus estudios, prácticas, así como acostumbrarse a vivir solo en un país desconocido y hacer sus quehaceres, eso le dejaría poco tiempo para poder comunicarse con su familia y a veces ni siquiera en vacaciones podría regresar a casa.

 

Su mayor preocupación era dejar solos a Sasuke y Naruto en una etapa tan compleja como la adolescencia; además no quería que se sintieran traicionados o abandonados. Esos dos habían sido muy apegados a él desde que se hicieron amigos; el complejo de hermano sobreprotector que tenía Itachi se desquiciaba ante la idea de dejarlos solos con todos esos cambios a los que iban a enfrentarse y que muchas veces no te atrevías a contarles a tus padres. Entonces su cerebro se iluminó. Ellos no iban a quedarse solos, había otro consejero incondicional que los llevaba acompañando desde su tierna infancia y quien ayudó a que sobrellevaran su más reciente pelea.

 

Kushina y Kurama (en forma de zorro) se encontraban en la sala mirando uno de esos doramas que a la pelirroja le encantaban. El demonio se mordería la lengua antes de aceptar que, pese a sus quejas sobre las historias y las personalidades de los personajes, trataba de no perderse ni un solo capítulo. De pronto escucharon el timbre de la casa y, aprovechando los comerciales, la mujer se apresuró a abrir la puerta.

-¡Itachi-kun! –le sonrió- ¡Qué gusto verte! Adelante, pasa.

-Hola, Kushina-san, lamento la intromisión.

-Ni lo digas, sabes perfectamente que esta es tu casa. Cuando niño pasabas mucho tiempo aquí. Te hemos echado de menos.

-He estado ocupado –dijo como disculpa y suspiró-. Hum… ¿Se encuentra Kurama-san?

 

El zorro lo guió al jardín, donde podrían hablar con mayor privacidad. Viendo el rostro tan serio del moreno, Kurama optó por cambiar a su forma humana y tomó asiento a su lado. Kushina les había hecho té e Itachi jugaba con la taza entre sus manos.

-Dudo mucho que vinieras a visitarme porque me extrañaras, Itachi-kun. Sobre todo si tomamos en cuenta que nos vimos hace poco.

El Uchiha sonrió un poco sin apartar la vista de la taza. Inhaló profundamente y decidió comenzar a soltar todo aquello que necesitaba hablar con alguien.

-Me ofrecieron una beca para la Universidad de Oxford.

-Vaya, felicidades. Tengo entendido que es una muy buena escuela. Entonces, ¿por qué no luces emocionado?

-Claro que lo estoy. Es sólo que… me iría mucho tiempo.

-¿Estás asustado?

-… Sí. Pero no por mí.

Kurama lo observó fijamente y entendió. Ese chico siempre pensaba en los demás antes que en sí mismo, más específicamente, en su hermano pequeño y el atolondrado rubio con el que siempre estaba. El demonio sabía bien que Itachi los quería de manera incondicional y devota, se preocupaba por ellos a niveles que a veces le hacían querer recomendarle un psicólogo o algo así, porque no creía que fuera bueno para él estar todo el tiempo tan alerta sobre esos dos chicos problemáticos. Itachi era un genio destinado a grandes cosas, podría alcanzar cualquier meta que se propusiera si realmente se enfocaba en ella. Y era tiempo de que lo hiciera. Así eran los ciclos de los humanos.

-Bien, ¿qué es lo que tú quieres hacer con tu vida? –preguntó simplemente- Es momento que dejes a Sasuke hacer la suya sin tener a su nii-san protegiéndolo.

-Kurama-san, te recuerdo que haces lo mismo tanto con Naruto como con el propio Sasuke, aunque de modo más sutil. Así que no eres la mejor opción para decirme eso.

El demonio arrugó el ceño ante la sonrisa burlona del joven y le soltó un ligero golpe en la cabeza.

-Respeta a tus mayores –gruñó, para luego volver a ponerse serio-. Ellos dos tienen que tener sus tropiezos para aprender por sí mismos y volverse fuertes –le dijo-; ni tú ni yo podemos estar todo el tiempo cuidando que no caigan. Es hora de que te enfoques en tu propia vida, Itachi-kun. Y si tanto te preocupan esos mocosos y tan buen concepto tienes de mí, entonces te doy mi palabra de que no les quitaré un ojo de encima antes de que, como dice Kushina, vayan a meter la pata hasta el fondo.

A pesar de que estaban tratando un tema delicado para él (afectaría todo su futuro, por Dios), Itachi no pudo resistir la carcajada ante lo extraño que lucía Kurama utilizando ese tipo de expresiones. ¿Realmente a ese sujeto le estaba pidiendo consejo sobre la importante decisión que iba a tomar, además de estarle confiando a sus dos personas favoritas en el mundo? Definitivamente algo se torció en su vida cuando se cruzó con ese demonio. Sin embargo en el fondo se sentía aliviado y satisfecho de que, a su manera, Kurama le estaba apoyando para que aceptara la beca y se enfocara en vivir su vida. Siempre le estaría agradecido porque él nunca lo miró como el niño prodigio de su familia, sino como otro mocoso irritante (según sus propias palabras) apegado a Naruto y a la familia Uzumaki.

 

Al final Itachi realmente aceptó la beca y anunció la noticia a ambas familias. Los adultos, aunque con preocupaciones sobre las dificultades por las que podría atravesar, apoyaron su decisión, recordando que esto ayudaría mucho para que tuviera un brillante futuro. Tanto Sasuke como Naruto no parecieron del todo felices, pero también comprendieron que era algo que Itachi quería, así que decidieron apoyarlo incondicionalmente. De cualquier forma aún quedaban un par de meses antes de que el mayor tuviera que marcharse, así que aprovecharían al máximo el tiempo que les quedara juntos.

 

Kurama los observaba oculto en la rama de un árbol. A pesar de los largos años que había vivido, siempre le provocaba nostalgia ver la forma en que las vidas de los humanos transcurrían sin detenerse, mientras que él seguiría sin cambiar. Pero precisamente para poder estar presente en ese momento fue que pagó un precio tan alto. Y del cual nunca se arrepentiría.

Notas finales:

HIGARY-NOTAS:

Ahí lo tienen. Confieso que hubo un momento durante la pelea de los niños, en que olvidé que el protagonista del fic es Kurama XD Es que lo escribí todo en desorden y ya luego fui uniendo las escenas. Como espero hayan notado, los sentimientos románticos comienzan a surgir, se verá un poco más de esto en el siguiente capítulo (Kyuu: En el cual todavía estarán en Secundaria). Ya hice cuentas y el fic estará conformado de 10 capítulos, así que vamos a la mitad… No se preocupen, juro que las partes que siguen están mucho mejor planificadas (Kyuu: Además que el final ya está escrito). Como siempre esperaré sus comentarios con golpes, amenazas, pedradas, cebollazos, jitomatazos, bombas y demás. Tardé mucho, así que los ataques son lo que espero, jeje. Abajo les pongo los nombres y fandoms de los fics que conforman el “Proyecto 100”, por si quieren darles una checada. De momento es todo, se me cuidan mucho y juro que no tendrán que esperar otros cinco meses para leer la continuación de este fic. ¡Bye byeee!

 

Proyecto 100:

-El otro hombre (Kyou Kara Maoh, yuuram)

-Wedding Day (Sekaiichi Hatsukoi, kiriyoko)

-Me quiero casar (Slam Dunk, ruhana)

-Mejores amigos (Avengers, la pareja es sorpresa)

-Algo entre tú y yo (Naruto, charamen)


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