El príncipe Aomine, siendo presionado por su padre había llegado al punto de que necesitaba una esposa y dejar descendencia, al principio pensó en una voluptuosa de pechos grandes y cintura angosta pero cuando llegó con Satsukicienta la encontró rodeada de pretendientes incluídos el príncipe Wakamatsu y el marqués Susa así que mejor se retiró para evitarse la fatiga.
Siguió caminando, había otra princesa que el conocía que de hecho estaba aun mejor proporcionada que Satsukicienta y esta era Alexirenita, se dirigió al borde de su reino que llegaba al mar, normalmente se la pasaba en la orilla viendo a los humanos pasar, al llegar la encontró con dos tritones y un humano tratando de cortejarla, ne tenía ganas de desafiar a nadie a un duelo.
Mientras recorría su reino llegó al castillo del princeso Kisenieves. Los guardias al ya conocerlo, simplemente lo dejaron pasar escoltándolo a un enorme salón dónde el rubio lo recibiría, aunque jamás se esperó que le recibiera de esa manera.
- Agáchese príncipe Aominecchi! -Gritó el príncipe rubio lanzándosele encima para apartarlo del camino de una manzana que volaba en su dirección.
- Kise! trágate la maldita manzana! - gritó el príncipe Kasamatsu detrás de él.
- Kise tengo algo que preguntarte - habló Aomine en un jadeo mientras se ponía de pie esquivando otra manzana proyectil.
- Esta bien, por aquí - Kisenieves tomó al moreno y se fue a una de las habitaciones del castillo cerrando la puerta una vez adentro para evitar que el azabache los encontrara - ¿Qué sucede príncipe Aominecchi? - habló una vez su respiración se normalizó después de tal carrera
- ¿Quieres casarte conmigo? - dijo sin rodeos
- Siiiiiii - gritó el rubio corriendo a sus brazos.
- Pero primero te haré una pregunta - dijo Aomine haciéndose a un lado dejando que el rubio cayera al suelo.
- Mooo que cruel eres príncipe Aominecchi! - dijo con lágrimas de cocodrilo en sus ojos dorados.
- Es que primero debes contestarme una pregunta, ya que solo me voy a casar con alguien que sea absolutamente inocente - Kisenieves asintió en entendimiento acomodándose sentado en el suelo
En ese momento Aomine desabrochó su pantalón y lo bajó a sus rodillas junto con su ropa interior dejando expuesta su virilidad ante los sorprendidos ojos de Kisenieves.
- ¿Qué es esto? - habló señalando su miembro, a lo que el rubio se relamió los labios antes de contestar
- Un pene - Ante la respuesta Aomine subió sus pantalones y tras acomodarse todo contestó - Kisenieves tu no eres inocente no puedo casarme contigo - después de decir aquello y terminar de arreglar su vestimenta salió de la habitación encontrándose con Kasamatsu en la puerta-
- Todo tuyo príncipe - le cedió el paso dejando la puerta abierta retirándose de ese palacio mientras escuchaba los gritos de aquellos principes que había dejado a solas.
- Tenías pensado engañarme de nuevo Kisenieves - asegura colerico Kasamtsu ya que había escuchado toda la conversación que se llevó a cabo dentro de esa baitación.
- Nooooo príncipe Kasamatsu, no es lo que parecía!... No con la manzana no! - se quejaba el rubio de cualquier tortura a la que estuviera siendo expuesto
El príncipe Aomine seguiría con su búsqueda en algún lugar debía haber alguien lo suficientemente inocente como para convertirse en su esposa o esposo.
Continuara...