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Esclavo de Tu Amor por Arizt Knith

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Notas del capitulo:

Bueno como me habia tardado bastante en actualizar este fic, les vengo a dejar otro capitulo para que lo disfruten y me perdonen por tenerlo olvidado. Pero como dije antes, todo eso se debe a las cosas del hogar y el trabajo, quiza y solo quiza me tade dos semanas en actualizar de nuevo este fic u.u espero me perdonen y sin mas que decir, disfrutenlo!!! :v /


 


Aclaraciones: Como todos saben, Aeneas tuvo tres hijos el primero lo tuvo con Kest, osea de ahi nacio Kardia. Luego de que estos se separaran tuvo amorio con dos mujeres, bah, mas que amorio fue por desfogue de ahi salio Milo y luego Khian. Aeneas se encuentra casado con la madre de Khian, pero solo UNA VEZ ha intimado con ella. Cuando se volvio a reencontrar con Krest, estos descubrieron que el peque;o Kardia, era el hioj que se le habia arrebatado a Krest y que por suerte habia ido a parar a manos de Aeneas, luego estos pilluelos intimaron y crearon a Degel, mas tarde crearon a Camus, luego a Arizt (que es mi Oc) ... ahora si, disfutenlo!

 

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(***)

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Esclavo de Tu Amor

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Capítulo 14: Jealousy

Part 1

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(***)

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Es increíble como al destino le encanta jugar con las personas y sus sentimientos, ver como estos son felices por un tiempo para luego arrebatarles esa felicidad y así verles como luchan para conseguirla de nuevo o simplemente darse por vencidos. Más en el caso de Aeneas y Krest, ellos a pesar de los años de estar separados y de seguir amándose como la primera vez, seguían buscando la manera de estar juntos como una enorme familia.

Mas cada que lo intentaban las cosas parecían salirse de control, ya fueran por la familia Verseau, la familia Wyvern o por aquel incidente donde los tres hijos de Krest seguían desaparecidos. Krest se hundía en la desesperación al no saber de sus hijos.

 

-Todo estar bien -Se escuchaba al otro lado de la línea, ansiaba creerle pero cada día que pasaba sin saber de sus hijos, las esperanzas iban decayendo- Krest...

-Lo sé pero... -Mordió su labio inferior, no quería que el otro le escuchara sollozar pero al ser Aeneas sabía muy bien cómo debía estar el francés-

-Hare hasta lo imposible por encontrarles, así que por favor... confía en mí -A este punto de su vida Aeneas era uno de los hombres más poderosos de todo el mundo, ni tan siquiera la familia Verseau o Wyvern, unidas, podían hacerle algo a él. Más aun así procuraba que nadie se enterase de la desaparición de los tres jóvenes Verseau, pues si alguno de sus enemigos llegaba a enterarse, podía usar aquella oportunidad para hacerles algún daño-

Para ambos lo único que quedaba era confiar en el otro y esperar por recibir buenas noticias, aunque era gracioso como era el destino de injusto. Era como el mismísimo Joker, como esas Parcas o Moiras, quienes controlaban a los humanos a su antojo.

Aeneas ignoraba el hecho de que su hijo mayor, Kardia, mantenía a Dégel, en su apartamento, como si de alguna adquisición se tratase. Ambos, siendo hermanos e ignorando el pasado del otro, más aun así mantenían aun extraña relación. Pues en esos dos o casi tres meses que el galo llevaba bajo el techo del griego, había estado teniendo una extraña atracción por aquel hombre de mirada intimidante, y cabe decir que Kardia no había vuelto a intimar con nadie más que no fuera Dégel.

-¿Qué estás haciendo? -Pregunto a espaldas del peli verde, provocando que este diera un brinco por el susto en cuanto escucho aquella voz en su oído y los brazos del moreno rodearle la cintura-

-¿Acaso no es obvio?-No lo entendía, no podía entender como después de haber sido violado tantas veces por aquel hombre aun así había logrado caer en la trampa del escorpio, pero había algo. Había algo que le había hecho ceder de aquella manera y le había vuelto un tanto manso. El heleno sonrió y deposito unos cuantos besos en aquel cuello blanquecino, mientras miraba al menor cortar unas cuantas verduras. Después de varias peleas, discusiones verbales y encuentros fogosos, el menor se había logrado acostumbrar a aquel estilo de vida con el mayor. Kardia era considerado todo un casanova, por siempre tener alguna nueva conquista cada día pero desde que las cosas habían ido mejorando y que poco a poco se habían estado conociendo, no había nadie más que llamase la atención del griego. Y el sexo, tener sexo con Dégel era lo mejor, era la primera vez que alguien cumplía con todas sus expectativas y aunque el otro lo negase, sabía que le encantaba tener sexo rudo-

-No, no lo es. Ya dime que haces -Dégel dio un largo suspiro y dejo de cortar las verduras, la vedad era que seguía sin entender como era que había ido a parar con ese idiota. Oh, es verdad, había sido comprado por ese mismo idiota empedernido- Preparo la cena -Fue su respuesta escueta-

-Uh... -Antes de que el peli verde volviera a tomar su tarea de cortar las verduras, el mayor le tomo de la cintura y le obligo a encararle; atrapándolo contra el mueble de la cocina-

-¿Qué demonios crees que estás haciendo, Kardia? -El moreno no lo pensó más y decidió callarlo con un beso, uno al cual el menor fue poniendo resistencia pero como siempre termino cediendo-

Los constantes besos y toques furtivos no se hicieron esperar, las manos del heleno recorrían cada centímetro de aquella piel mientras que el galo rodeaba el cuello ajeno con sus brazos. En esos casi tres meses que llevaba viviendo con el griego, se había dado cuenta de que, por muy hijo de puta que fuera en ocasiones eso no le hacía una persona mala. Kardia en si no era alguien malo. Mientras los besos seguían las pelvis de ambos chocaban contra la otra, creando una deliciosa fricción que hacia jadear al menor de ellos.

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(***)

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Mientras tanto en la mansión de los Skorpió solo pocas personas habían notado la presencia del nuevo integrante. Al principio pensaron que se trataría de alguien pasajero en la vida del hijo menor de Aeneas, pues por lo regular, sus invitados solo se aparecían una vez por ahí, máximo dos y de ahí no volvían a saber nada más. Pero el saber que aquel jovencito había permanecido por casi tres meses quería decir que era alguien que había cautivado por alguna razón al pelirrojo. Mas aquello era algo que pocos sabían y que Aeneas ignoraba al pasar todo el tiempo en su oficina y buscando a sus hijos, pero mejor así.

Al tener una de las habitación más alejadas de las otras Khian podía hacer lo que se le viniera en gana y sin ser molestado, a menos que la situación lo a meritaba pero de lo contrario y más ahora que llego el día tan ansiado para él.

-¡Agh! -Su cuerpo vibraba por causa del placer, sentía que estaba a punto de quebrarse por aquellas arremetidas que no dejaba de sentir. Mientras que el cuerpo que se encontraba encima de él continuaba embistiéndolo con total fiereza. Se sentía complacido, finalmente y después de un "pequeño entrenamiento" había logrado mancillar a aquel joven que yacía debajo de él. Escuchar aquellos constantes gimoteos, sentir como sus manos se deslizaban por su espalda y aquellas unas le laceraban- Agh... N-no...~

-Jeh... ¿Qué sucede? -Su voz era como un encanto que hipnotizaba a cualquiera, sobre todo cuando lo susurraba el oído. Arizt entonces sintió como aquellos dientes se encajaban en su hombro, obligándole a soltar un pequeño sollozo- ¿Acaso no lo disfrutas? -Relamió sus labios, degustándose con aquel dulce sabor de esa piel blanquecina así como el sabor metálico de la sangre, mientras que su sombra se proyectaba sobre una de las paredes. La habitación del pelirrojo se encontraba iluminada por diversas candelas a sus alrededores-

-... -El menor solo le vio con cierta ira para luego tomarlo por la parte de atrás de la nuca y estampar sus labios con los ajenos. El pelirrojo sonrió complacido por aquel arranque en el más joven-

Lo demás esta por demás decirlo el mayor fue aprovechando cada raso de debilidad en el menor, estaba excitándose al velo sucumbir en sus brazos, adoraba escuchar aquellos gemidos y sollozos ahogados, mientras golpeaba con insistencia la próstata del menor hasta hacerlo derramar aquellas traviesas lágrimas.

-Espero que entiendas, que de mí no podrás escapar -Nuevamente volvió a embestirle, el menor. Sus hebras claras estaban esparcidas sobre la almohada, su mano agarraba con fuerza las mismas y parte de las sabanas; no existía lugar del cual sostenerse para resistir aquella tortura- Gime, vamos, gime mi nombre... Quiero escuchar como gimes mi nombre

-.... -Mordió sus labios con insistencia hasta hacerlos sangrar, ya mucho le había dado al otro como para que viniera pidiéndole por más-

-¿Acaso no piensas hacerlo? -Lentamente fue moviendo su pelvis, provocando que su sexo se deslizase por aquella entrada y emitiera un sonido obsceno para avergonzar al de hebras color miel- Es una pena... -Sus dedos se fueron paseando por aquel pecho blanquecino y delineando cada parte con apenas la yema de sus dedos, mientras se inclinaba para darle un fogoso beso. Lo que Arizt no se esperaba era que mientras el mayor le daba un respiro, este se encontraba besándolo de aquella manera tan experta, el pelirrojo buscaba cierto objeto metálico que mantenía cerca de su cama. La piel del pequeño se erizo cuando sintió al otro tomarle de las muñecas con fuerza, el frio metálico hizo que se asustara aún más-

-Khian... por favor... no hagas esto... -Estaba rogando, lo hacía como pocas veces- Por favor... -Mas el otro le ignoraba- ¡NO QUIERO MAS! -Grito con todas sus fuerzas, casi desgarrando sus cuerdas bucales en el proceso, pues el haber estado gritando y gimiendo le había lastimado un poco la garganta-

-Debes entender una cosa, mi querido Arizt -El menor tembló mas cuando sintió que se encontraba esposado a la cama- Debes entender que aquí el amo, soy yo... -El pulgar derecho del oji carmín fue delineando el labio inferior de aquella hermosa adquisición que tenía, por fin podía ver esa mezcla de miedo y rencor contra su persona. De ser otro ya se hubiera doblegado del todo a sus pies más el menor seguía recio a no hacerlo. Era como ir contra su naturaleza y eso era algo que el otro gustaba- Además debes admitir que te gusta lo que te hago...

-"¿Gustarle?" ¿Acaso el otro hablaba en serio?"

-Oh por favor, no pongas esa expresión -Sus rostros estaban a pocos centímetros, sintiendo fuertemente la esencia del otro chocar contra sus fosas nasales- Por mucho que lo niegues -Susurro- Por mucho que intentes esconderlo -Su cuerpo tembló ante el toque de aquellas manos calientes sobre su frio cuerpo, el tintineo de las esposas contra el marco de la cama no se hizo esperar- Sabes que adoras mis atenciones

El menor tenía la cabeza ladeada hacia su derecha, aún mantenía la respiración agitada por aquellos simples toques acompañados con los furtivos besos y mordidas sobre su cuello y hombros. Gimió fuete al sentí como aquellos dientes se encajaban con fuerza sobre su hombro hasta hacerlo sangrar un poco. En el tiempo que llevaba ahí con ese tipo, le había hecho experimentar diversas cosas. Muchas de ellas dolorosas. Según el pelirrojo aquello era porque, aun en el dolor podía haber algo de placer.

-¿Por qué...?

-¿Eh?

-¿Por qué haces esto? -Pregunto cohibido y con el rostro rojo por la vergüenza-

-Jeh, eso es fácil mi querido niño -Con ambas manos le tomo del rostro y con sus pulgares limpio aquellos lagrimales que se escaparon de ese par de orbes aguamarina- Porque eres mi esclavo... Eres mi bella adquisición...

Después de darle una respuesta a aquella pregunta el mayor reanudo su juego de perversión, llevando al límite el cuerpo yaciente. Y aunque por mucho que estuviera disfrutando ver aquel rostro distorsionado por las sensaciones de un buen sexo con algo de dolor, aun así había algo que no le gustaba. Sin importar cuanto arremetiera con el cuerpo del menor, sin importar cuanto le escuchara gemir y pedir porque se detuviera y sollozara mientras atacaba aquellos capullos rosas que tenía en el pecho, con besos ávidos y lentas mordidas para luego vaciar algo de espelma de las velas sobre ellos; aun así había algo que no le dejaba del todo complacido. Ni tan siquiera cuando hubo vaciado su semilla dentro del menor, logro sentirse satisfecho.

...

..

-¡Ya es de noche y aun no has comido nada de lo que te traje! -Chistó molesto el hijo menor de Aeneas, mientras miraba con cierta molestia a su "invitado" o mejor dicho prisionero- Bien, bien... Si es por haber ultrajado tu interior pues deja me decirte algo, estas siendo tonto, pues ¡harto que lo disfrutaste! Gemías a más no poder incluso me besaste...

-.... -El menor solo guardo silencio, no se sentía en el modo para discutir con el otro-

-Tch...-No lo entendía, por un momento pensó que a pesar de esos tres meses que habían pasado aun así el menor de hebras castañas seguía sin doblegarse del todo al escorpión menor, y eso que el pelirrojo se había encargado de preparar muy bien a este. Khian había aprovechado cada oportunidad en avergonzar a su "invitado" usando cada uno de aquellos objetos que guardaba con mucho recelo, antes de siquiera llegar más allá. Y cuando por fin hubo culminado el acto -

-.... -Lentamente y sin decir nada se levantó de la cama, apenas cubriendo su desnudes con las sábanas blancas. Khian solo le vio encerrarse en el cuarto del baño-

-Maldición... -Se sentía furioso por estar perdiendo la calma, ¡casi nunca lo hacía! Aunque bueno eso era porque en raras ocasiones quedaba insatisfecho y esta era una de esas raras ocasiones-

Mientras tanto Arizt fue apoyando la espalda contra la puerta del baño, se sentía traicionado a si mismo.

-¿Qué he hecho? -No encontraba explicación lógica a lo que había pasado momentos atrás, no entendía como era que por unos momentos había cedido al desenfreno del placer carnal. Lentamente fue deslizando su espalda por la puerta hasta quedar sentado sobre las frías baldosas del baño -

"Admítelo, has caído en su trampa"

No lo quería aceptar pero sabía que era verdad, marcha atrás no podía dar. Ahora solo quedaba aceptar su destino y esperar que algún día el otro se aburriese de él y le dejase ir. Aunque quizá las cosas no sucederían de esa manera, pues el de hebras rojizas no tenía planeado ir.

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(***)

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Mientras tanto en otro lugar y para ser más exactos en el centro comercial más grande de toda Abbad Sindria Milo y Camus se encontraban en una "cita" aunque claro, esto el francés no lo sabía, pero en si era una cita. Tres meses habían pasado desde que el rubio había conocido en aquellas circunstancias al pelirrojo y en ese tiempo solo se había prendado aún más de esa belleza sin igual que tenía.

Cada que podían el rubio invitaba al otro a salir a algún lugar, ya fuera al acuario, a los museos (por petición del menor) al cine, a comer un helado o simplemente a andar en el centro comercial y comprar cualquier cosa, inclusive ir a comprar los vivires era algo que ambos disfrutaban; sobre todo Milo. Aunque había algo que molestaba DEMASIADO al griego, y eso era ver como las personas observaban a SU francés. Muchas de las miradas eran de hombres que desvestían y se devoraban con la mirada aquel hermoso cuerpo esbelto, mientras que otras eran llenas de envidia por parte de muchas mujeres de por ahí.

Pero claro esas eran cosas que el joven Verseau ignoraba de forma inconsciente, lo único para él era ver aquella enorme edificación y pasar tiempo junto al heleno.

-Oye Milo, crees que podría.... ¿Qué tienes? -El menor se detuvo en cuanto vio el rostro serio del rubio, por lo general Milo nunca tenía esa expresión, casi siempre se le veía con una enorme sonrisa en los labios -

-Nada -Pero ese "nada" sonaba a algo-

-Vamos Milo, dime que tienes -El mayor dio un largo suspiro y poso las manos sobre sus caderas, por mucho que se llevaran bien aun así solo seguían siendo amigos; amigos que tenían poco de tiempo de conocerse, pero amigos a final de cuentas. Se sintió un idiota por sentir celos, ¡pero era algo que no podía evitar!-

-Hola bonito, ¿sabes qué horas son? -Pero como no sentir celos, ¡era por cosas como esas que el heleno terminaba explotando!-

-Porque no ves el enorme reloj que se encuentra a espaldas tuyas -Respondió un amargado Milo mientras tomaba al francés por las caderas-

-M-milo... -Un ligero rubor cubrió las mejillas del pelirrojo, últimamente había notado aquellos arranques de celo en el rubio. Al principio no les había tomado importancia, pero a medida que alguien se acercaba de esa manera hacia él, el griego siempre cambiaba su semblante a uno más serio y hasta podría decirse que amenazador-

-Escucha amigo, estaba hablando con él, no contigo -Camus solo temió lo peor para aquel joven que le miraba con enojo, mientras que el griego trataba de contenerse y no armar una escena como lo había hecho en otras ocasiones-

-Y yo te estoy diciendo... -El agarre se fue haciendo más posesivo, Camus podía sentir un ligero escalofrió recorrerle el cuerpo al sentir aquel brazo rodear su pequeña cintura- Que para eso hay un reloj detrás de ti, así que... aléjate de mí chico -

-¿Q-que? -Camus sintió como sus mejillas ardían y se tenían del mismo color de su cabello, ¿acaso había escuchado bien?- Milo... ¿Qué estas...?

-Wow, tranquilo amigo... no sabía que era tu novio -El escorpión vio con cierto desprecio al otro que tenía una mirada bobalicona en su rostro, pues a pesar de las palabras del heleno aun así el otro tipo no despegaba la mirada del pelirrojo- Aun así debo decirte que tu noviecito tiene un enorme culo

-..... -El menor bajo la mirada avergonzado, nunca antes alguien le había hablado de aquella manera tan vulgar y eso le hizo sentir ligeramente mal, además, ¿en serio tenía un enorme trasero?- ....

-¿¡Que?!

-Si es que, no parece de aquí, ¿acaso es un turista o quizá... es uno de las caravanas de las afueras? -No hubo que decir más para que el menor ahí presente se sintiera afligido, aunque en cierto modo era verdad. En Abbad Sindria, era por demás raro ver a alguien con tremendas facciones del pelirrojo. La única manera de ver a alguien así era por los turistas o por los esclavos que iban a vender a las afueras de la ciudad-

-Milo... -El mencionado volteo a ver al pelirrojo que le tenía agarrado de la camisa. Sus mejillas estaban igual de rojas que su cabello, quizá por la rabia o vergüenza, o quizás ambas; además de ver como pequeñas y cristalinas gotitas se formaban en aquellos hermosos rubíes. Sabía que Camus habían sido un esclavo de aquel vil hombre, pero no por eso dejaría que los demás lo subieran e hicieran sentir mal a su tan querido Camus. El sujeto sonrió con sorna al ver la expresión del menor, la verdad es que poco le importaba la procedencia del otro.-

-Ya amigo, dime cuanto pagaste por... -La frase quedo incompleta cuando sintió el puño del heleno estamparse contra su rostro, inclusive las personas que iban caminando por ahí se detuvieron al ver aquello-

-Escúchame bien, basura... -El tipo se encontraba con la mano sobre su mejilla palpitante y roja- Este chico que estás viendo aquí -Camus solo se avergonzó aún más al sentir las miradas de los demás sobre el- Es MI pareja, ha venido desde muy lejos y créeme que una basura como tú le está dando una mala imagen de este país... -Guardo silencio, las demás personas parecían prestar mayor atención al rubio y luego al jovencito- Que terrible, que terrible. Un ciudadano de Sindria, dando una mala imagen de su propio país, al insultar a los turistas; creo que de seguir así hará que las personas ya no quieran venir aquí y la economía baje -Aquellas simples palabras parecieron hacer mella a los de ahí, pues si bien Sindria era un país con buena economía, aquello se debía mayormente a los turistas de diversos países, y eso de crear una mala imagen solo les acarrearía problemas-

-¿Milo? -El heleno volteo a verle y le dio un guiño para luego tomarle de la mano y depositar un casto beso sobre el dorso de esta, provocando que el dulce y tierno corazón del francés se acelerara-

-Vamos mi dulce pelirrojo -El menor que aún seguía en su letargo se dejó guiar por el otro, dejando atrás al tipo con un terrible dolor en la mejilla y con las miradas de repudio de las demás personas

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(***)

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Continuara...

Notas finales:

Gracias a todos por seguir mi fic!!! En verdad los adoro muchisimo y gracias por sus comentarios!!!


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