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El gran Prix Mundial. por kitsune_nya

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POV MCQUEEN

-¡Mio Rostro! ¡Mio hermoso rostro! - Mire con preocupación al alterado italiano, el cual se retorcía como un gusano en la pequeña camilla de ese pequeño hospital, mientras gritaba groserías en italiano a todo pulmón , los demás pacientes y familiares de ellos que estaban esa noche en esa pequeña sala de emergencias de Tokio Japón miraban con preocupación en nuestra dirección, mientras mmFrancesco se dedicaba a lloriquear por su apariencia, el doctor retrocedió un poco, al no entender lo que decíamos era bastante difícil que pudiéramos llegar a un acuerdo, y cada minuto me preocupaba mas por el italiano, a tal punto de que quería tomar a ese doctor del cuello de la camisa y estrellarlo contra la pared para que hiciera algo. ¿Que ocurrió? Pues todo comenzó esa tarde, con mi “cita” con Francesco.

---En la tarde------Pov normal-------


-Vamos McQueen, anímate amore mio - El rubio miraba con aburrimiento la ventana -Es nuestra primera cita - Sonrio de medio lado de forma encantadora.

-¡Cierra la boca Bernoulli! ¡esto no es una cita!- El moreno rio cuando escucho la exclamación en tono enojado del mas joven.

-¿No es una cita? ¿Entonces que es? Dos personas saliendo solas a un lugar- Dijo mientras aceleraba.

-Es solo una salida, con un colega de trabajo- El moreno se encogio de hombros, mientras estacionaba el auto en una esquina.

-Aquí se ve bien - Ambos se bajaron del costoso auto color cereza del italiano, frente a un centro comercial lleno de pequeños locales coloridos -Alli hay un cafe- Dijo mientras lo tomaba de la mano, y comenzaba a caminar, arrastrando al rubio.

-¡Puedo caminar solo! - Exclamo enojado pero no lo aparto, entraron al pequeño local que parecía ser un cafe con estilo de maid.

Una hermosa chica los saludo en japonés, y los escolto a una mesa para 2, francesco lo hizo señal y la chica asintió.

-¿Que fue eso?- Pregunto confundido, mientras tomaba el pequeño menu que por suerte tenía fotos al lado de los platillos .

-Eso significa, Francesco no habla tu idioma, pero Francesco tiene dinero, y lo deja todo en tus manos - Sonrío de forma encantadora, y con eso captando la atencion de la mayoria de la clientela, la chica vestida de maid les sirvió una tasa de lo que parecía ser cocoa, con algunas galletas y 2 rebanadas de pastel.

-¿Como lo haces? - Pregunto dandole un mordisco a su tarta.

-Soy Francesco, encantador e irresistible - McQueen rodó los ojos.

-Bueno......-El rubio guardo silencio durante un largo rato, miraba con fastidio como las mujeres no dejaban de ver en su dirección, mas especifico al moreno frente a el .

-¿Que ocurre McQueen? Te comió lo lengua el gato -El rayo se sobresalto cuando escucho la voz sedosa del moreno.

-No tengo nada que decir - Se encogió de hombros, mientras tomaba un trago corto de cocoa.

-Que te parece si jugamos a algo- Sonrio un poco.

-¿Jugar? - El rubio miro con curiosidad al italiano -¿a que ? -.

-Juguemos - No fue una pregunta, McQueen enmarco una ceja de forma curiosa.

-¿Que exactamente? - El italiano sonrío, mientras miraba fijamente en su dirección – será algo divertido, vamos a ese lugar - El moreno señaló hacia una enorme ventana, donde se veían pasar personas, justo enfrente había una enorme tienda, con coloridas paredes y una enorme puerta roja justo frente a ellos.

-¿Que lugar es ese? - Pregunto con curiosidad.

-termina tu pastel, pagaremos y luego iremos a ese local ¿que te parece McQueen? - El rubios se encogió de hombros, tratando de disimular su enorme curiosidad. Cuando terminaron Francesco le dio una enorme cantidad de dinero a la chica, la cual sonrío alegremente y les obsequió una bolsa rosa con un corazón, el rubio sólo pudo sonrojarme cuando hizo la señal de corazón mirándolo fijamente y entendí de inmediato que ella pensaba que éramos pareja.

-Son bocadillos - dijo alegremente el italiano, mientras lo guardaba entre sus cosas. Caminaron dirección al local enorme, el cual resultó ser una central de juegos.


-parece divertido- Contestó Mcqueen con aparente interés.

-McQueen - Francesco lo llamo, mientras señalaba uno de los juegos de carrera para 2 -Vamos - Lo llamo, mientras se ponía en uno de los asientos. El rayo solo suspiro, encogiéndose de hombros.

-Esta bien- Se limitó a decir, mientras se sentaba frente al volante. El italiano se había dedicado a comprar una gran cantidad de fichas apenas cuando habían entrado al local.


-¡Yo quiero el rojo!- Exclamaron al mismo tiempo, el rubio solo resopló.

-Vamos McQueen, es solo un juego - Dijo sonriendo, el espíritu de competencia había despertado en el.

-Lo mismo digo, bernouli- Susurro con la misma chispa competitiva en sus brillantes ojos azul cielo, el como alguien. Movió los dedos rápidamente escogiendo el auto rojo con blanco de la lista.

-Vaya McQueen- Fue todo lo que dijo el corredor italiano, mientras recogía el auto color verde y blanco, listo para vencer al rubio en ese entretenido juego.

Pasaron unas 2 horas jugando todo tipo de juegos. Primero habían tenía 23 partidos en el juego de carreras, donde había terminado 11 a 12 a favor del italiano, luego habían jugado un juego de pistolas, alíen y zombies , después de eso el clásico pacman, solo que la máquina era mil veces más grande y difícil de controlar de lo que cualquiera imaginara, después de eso habían ido a jugar hockey de mesa, el cual había quedado un muy aplastante 2-10 a favor del rayo, en la máquina de baile habían quedados 1 - 12 a favor del italiano, el cual resultó ser muy bueno en ese ese juego. el juego de motos, pistolas de agua e incluso el de suerte habían quedado a favor del rubio, mientras que el de caza de dragones, juegos de pelea y el simulador de helicóptero habían sido arrasados por el italiano.


-Creo que ya es mucho- Dijo el rubio ya bastante sudado y atareado, mientras golpeaba un topo con una enorme martillo de plástico suave.


-Tienes razón - Dijo, pues ya era un poco tarde, ambos hombres comenzaron a caminar por la calle tranquilamente.

-¿Quieres volver al hotel? - Preguntó el rubio, pues no había llamado a Sally y nesesita a hablar con ella por la llegada de su hermoso auto a ese país.

-Volvamos - Dijo con una sonrisa amable. McQueen asintió sin ver por dónde iba, chocando sin querer con una pareja que parecía estar muy ocupada besándose, para ver por dónde van.

-McQueen ¿Estás bien? - Preguntó Francesco, el cual también había chocado contra el muchacho de la pareja, los jóvenes se disculparon en inglés, y siguieron su camino rápidamente, mientras el italiano ayudaba a pararse al otro muchacho.

-Estoy bien- Dijo, mientras le restaba importancia. El italiano miro con molestia en la dirección donde los jóvenes se había ido.

-Mi madre tiene razón, la juventud ya no tiene respeto - Dijo enojado, el rubio solo rio un poco al imaginarse a la tiesa (en apariencia) que lucía la madre de Francesco.

-Continuemos, se nos hace tarde - Caminaron hasta llegar al estacionamiento, el cual ya casi no tenía autos. Pero para sorpresa de ambos el auto de Francesco ya no estaba -Estaba aquí- Susurro con algo de nerviosismo, mientras miraba a ambos lado.

-Francesco se estacionó aquí - Dijo el, mientras continuaba caminando junto al muchacho.

-¡Nos robaron! -Exclamó con frustración, pues estaban bastante lejos del centro de Tokio , lugar donde ellos se hospedaban -Llama a al policía- Le dijo al otro, mientras recordaba que había dejado su billetera y su celular en el hotel.

-Lo haré - Metió su mano en el bolsillo derecho para poder sacar su celular, pero al no sentir nada comenzó a buscar en otro bolsillo, pero tampoco pudo sentir nada, palpó con desesperación todos los bolsillos - ¡No está! - Exclamó, mientras miraba al otro hombre totalmente intranquilo.

-Quizás lo dejaste en el Arcade - El otro hombre negó. Recodaba haber guardado sus cosas apenas cuando termino, mientras le daba algo extra a uno de los empleados del lugar. Francesco se comenzó a concentrar para poder recordar cuando algo que pudiera darle una señal de donde estaban sus cosas.

-Los mocosos que chocaron con nosotros - Su voz salió llena de rabia. McQueen por inercia giro el cuello hacia atrás.

-Vamos, deben estar cerca todavía - Exclamó con enojo, Francesco asintió, giro con su talones y comenzó a caminar hacia atrás.

-Buscare un teléfono público, Francesco llamara a su asistente desde allí- McQueen comenzó a correr cuando vio que Francesco solo caminaba, buscando con la vista algún teléfono público cercano.

-Malditos mocosos - Susurro enojado, mientras buscaba el par de jóvenes que no daban rastros de vida. Luego de 1 hora aproximada de dar vueltitas por todas partes (ahora con ayuda de Francesco (el cual no había encontrado ni un teléfono solo en todo el distrito)) decidieron tomar un descanso en una de las bancas de uno de los parques verdes, a unos metros de una enorme fuente.

-Así que - Dijo McQueen luego de un rato de silencio incómodo, mientras miraba la cara seria de Francesco el cual pensaba sobre qué debían hacer.

-¿Por qué decidiste invitarme a mi ? - Pregunto derepente el rayo con curiosidad. Francesco giró el cuello para mirarlo con curiosidad burlesca.

-¿No lo adivinas? - Preguntó con coquetería, el mas joven resopló al ver la cara encantadora.

-Si lo supiera no te lo hubiera preguntado - Dijo con mala leche, el moreno solo rio un poco ante la mueca ácida del rayo.

-¿Cuál es tu verdadero nombre ? - Preguntó de repente. El otro muchacho frunció el ceño aún más.

-¡Yo pregunto primero ! - Exclamó con acides.

-Si me dices tu nombre real, yo te diré por qué te invite - Sonrío un poco.

-Prefiero no saberlo - Cruzo los brazos, dándole la espalda. Francesco estuvo tentado a reír, pero se contuvo, sacando una bolsa rosa recitada.

-¿Tienes hambre? - Preguntó, mientras mostraba la bolsa decorada que le habían obsequiado las maids, dentro había una pequeña caja con pastelillos variándose de colores diferentes. Francesco se llevó una de color Lima a los labios, dándole un enorme mordisco al pequeño pastelillo, el rubio tomo uno que parecía ser de chocolate con un pequeño lazo rosa.

- ¿Te Gusta el chocolate? - Preguntó con curiosidad. Sus dedos limpiaron un una pequeña mancha de chocolate de la comisura de los labios del rubio.
-
- algo- Continuo comiendo en silencio, el moreno asintió y guardo silencio.
-¿Cómo comenzaste en este mundo McQueen? - Preguntó en tono tranquilo, el otro dijo de comer para mirarlo con tristeza.

-Necesitaba dinero - El rubio tragó un nudo en la garganta- Es todo lo que te diré - Dijo en tono suave, el otro asintió aceptando su respuesta, y volvió a reinar el silencio.

-¿Qué planeas hacer cuando termine la copa? - Preguntó lo primero que se le ocurrió el rubio, ya arto del silencio sepulcro .

Francesco lo miró con sorpresa, para luego sonreír de forma encantadora.

-Me tomaré algunos meses lejos del mundo. Algo de tiempo para mí, lejos- El rubio lo miro con sorpresa.

-¿A dónde irás? - Preguntó curioso, Francesco rio, mientras miraba alrededor con una sonrisa.

-San Gimignano, es solo un pequeño pueblo erigido en lo alto de las colinas de la Toscana, en Italia, se localiza a cerca de 35 minutos en coche al noroeste de la ciudad de Siena, a las afueras de San Gimignano. Francesco tiene una hacienda donde se cultiva el 15% de las uvas que se utilizan para mi compañía de vinos, hace como 2 años que compre ese lugar, es un hermoso lugar- El rubio solo asintió.

-¿Tienes una compañía de vinos? - Preguntó sorprendido, el moreno solo rio.

-McQueen, eres 3 años menor que yo, pero ya debes saber que el mundo de las carreras es competitivo, siempre uno llega y otro sale, mañana podrían olvidarse de ti simplemente por qué perdiste contra alguno de los novatos que esperan en fila para destronar al rey. Pierro Guerra es un ejemplo claro - Sonreía de forma tal que sus dientes brillaban cual perlas brillantes- destronó hace poco a uno de los mejores corredores de la F1 y por eso mismo mi querido amigo perdió su contrato, luego su casa, su esposa, y ahora vive con sus padres- Su rostro se tornó serio, hablaba en un tono de voz grave e encantador - así que mientras puedas debes invertir. Este negocio es peligroso, un accidente puede dejarte imposibilitado, herido o hasta muerto, y tristemente el mundo solo escogería al siguiente en la línea. el mundo, los medios, tus fans, todos olvidan rápido. Por eso yo Tengo mi compañía de vinos, mi contrato, tengo una fábrica textil en Francia al igual que una casa de modas donde a veces modelo, tengo una gran cadena de hoteles 5 estrellas,y muchas más cosas - El muchacho miro asombrado al otro hombre, el cual parecía mucho más atractivo con esa expresión seria y amarga.

-Pero..... Tú eres bastante popular, todos te aman - Sabia bastante bien lo mucho que el italiano era amado por el mundo, su rostro hermoso y personalidad “encantadora” según las mujeres, al igual que su talento frente a un volante, lo había vuelto una personalidad pública por completo. El moreno río antes las palabras de otro hombre.

-tengo 25 años McQueen, en Italia significa que estoy envejeciendo, me quedan 2 o 3 años de carrera máximo antes de que se deshagan de mi, En este mundo el atractivo y carisma vende más que el talento. Los joven invaden cada vez más este negocio - su voz sonó mucho más seria, su asentó italiano ya no se notaba tanto en su inglés, el cual se escuchaba mucho más fluido de lo normal , el rubio puso su mano sobre su hombre en seña de apoyo.

-¡Francesco! - Gritó derepente McQueen derepente, Francesco rodó la cabeza para mirarlo directamente, el rubio tenía el rostro pálido y una mueca de sorpresa en su lindo rostro.

-¿Qué ocurre McQueen ? - Sonrío un poco, consideraba linda la mueca que estaba haciendo en ese momento.

-¿Qué ocurre McQueen? ¿te quedaste atontado por la hermosa cara de tu servidor? - Preguntó con una sonrisa de lado.

-¡Tu rostro!- Gritó, el moreno lo miro con algo de confusión , mientras se tocaba el rostro delicadamente.

-¿Qué tiene Francesco en su rostro? - Preguntó con miedo, pero no sentía nada raro en el.

-¡Estás rojo! ¡Tú rostro está completamente rojo! - Gritó, el moreno se levanto de la banca -¡Tus labios se están hinchando! -Gritó asustando más al otro, el cual miro su pastelillo con miedo.

-¡Francesco tenemos que ir a un hospital! - Gritó derepente el rubio ya preocupado. Tomo el hombro de Francesco, y lo arrastró con él por el parque.

-¡Allí! - Gritó, señalando un pequeño consultorio clínico a unos metros de ellos. Entraron por la puerta de manera abrupta, y corrieron hacia le mostrador donde una joven enfermera estaba revisando unos papeles.

-¡Necesitamos ayuda! - Gritó cuando estuvo a unos centímetros de ella, la muchacha se sobresaltó cuando los vio.

-(japonés) - La muchacha les hizo una seña al rubio , pero McQueen no pudo entenderla, así que solo señaló los labios ya muy hinchados del italiano, el cual estaba apunto de desmayarse del nerviosismo.

La enfermera dejó de lado los papeles que antes revisaba, para poder tomar el rostro del italiano con sus pequeñas manos -(Japonés) - Dijo, mientras los guiaba hasta una de las camillas.


-Acuéstate Francesco-Dijo rayo con una sonrisa algo nerviosa,el moreno hizo lo que el muchacho le dijo, miro como la la enfermera le ponía una intravenosa en su brazo derecho y inyectó algo en el, luego de eso se dio media vuelta y se fue cuando termino.

-¿qué a sido todo eso? - Preguntó, mientras miraba al hombre -¿A qué eres alérgico? - Preguntó en tono algo nervioso -¿Dónde crees que allá ido?.

-Soy alérgico al coco - La voz del italiano salió deformada por la hinchazón de sus labios normalmente finos y atractivos, los cuales cada segundo aumentaba la hinchazón deformándolos aún más, la piel del chico se estaba volviendo de un tono rojo fuego de aspecto doloroso, y sus labios estaban adquiriendo un color amorotonado.

Ambos jóvenes guardaron silencio por unos 10 minutos, uno Por el nerviosismo y otro por el dolor en su labios y legua, los cuales a cada minuto se peor .

-No parece mejorar- Dijo algo nervioso, levantándose de su asiento para poder mirarlo a los ojos.

-Me gustan tus ojos - Sonrío un poco - Esa es la razón por la cual te invite a salir - Con la sonrisa sus labios lucían aún más hinchados.

-mi nombre es - En ese momento alguien abrió la cortina que los separaba del mundo.

-¡Francesco Bernollini - Chillo una pelirroja con un bata de doctora, la cual miraba con adoración al italiano. La mujer camino casi corriendo en dirección al moreno, empujando en el proceso a McQueen que por inercia retrocedió.

-Así que.....cariño - Sus ojos brillaron aún más, Francesco frunció el ceño, mientras señalaba su rostro con impaciencia -Oh, lo siento - La mujer saco una jeringa de uno de los tantos cajones de un pequeño armario de metal que estaba al lado del italiano.

-Ya está~ la hinchazón bajara de inmediato - Sonrío de forma alegre, mientras miraba con coquetería al hombre.

-¿Podría prestarme una llamada ? - Preguntó el rubio, la chica asintió sin prestarle real atención , y le pasó su móvil sin mirarlo. El rubio salió a la sala de espera y marcó el número del hotel.

-¿Hola? - Le respondieron el inglés, algo que lo alegro monumentalmente -Soy el Rayo McQueen, necesito que me manden un auto a recogerme a mí y otro colega mío - Al otro lado de la línea un hombre tomó sus datos, y la dirección donde estaba, y prometió que en 30 minutos una luminosa pasaría por el y por Francesco.

El rubio se dio media vuelta luego colgar, entro otra vez en la clínica, caminando hacia la donde antes estaba Francesco, grande fue su sorpresa cuando no encontró a nadie acostad en la camilla donde antes estaba.

-¿Dónde se metió ese idiota? - Se preguntó en voz baja mientras daba media vuelta, para poder buscar con la vista el cabello color chocolate de su italiano rival, topándose en el camino con una mata lisa y roja que sobresalía entre todos los demás.

-Disculpe - Se acercó a la mujer que había atendido a Francesco, la mujer lo miro con una sonrisa algo hipócrita - Disculpe, ¿no sabe dónde está mi amigo, el cual antes estaba en esa camilla? - Le mujer miro por encima de él, mientras veía su blanca mano la cual le pasaba su celular.

-Al señor Bernouli se le están practicando unos pequeños análisis por si acaso, puede esperar en la sala de espera si desea - Dijo, mientras tomaba su celular dando media vuelta, y saliendo por una de las puertas blancas del consultorio.

el muchacho la miro de forma aburrida, dio media vuelta, y comenzó a caminar hacia afuera de nuevo.

Se colocó bajo la sombre de un árbol, apoyándose en el tronco con flojera. Metió la mano en su bolsillo y saco una cajetilla de cigarrillos y un encendedor de plata con las iniciales AM, encendió el primer cigarrillo disfrutando de la relajarte sensación de la nicotina al entrar en su cuerpo, sensación que llevaba ya 4 meses sin disfrutar, desde que lo había “dejado” por órdenes de sally, pero aun así había decidido llevar siempre una cajetilla por si alguna vez lo necesitaba, y esta vez vaya que lo nesesita a demasiado con desesperación. Así pasaron unos 15 minutos en los cuales se dedicó a consumir su amada cajetilla, las cuales lo había relajado enormemente.

-No sabía que fumabas - Francesco susurró sobre el cuello de otro muchacho, el cual se estremeció al sentir como ese cálido aliento rozaba su cuello descubierto.

-No veo por qué debas saberlo- El rubio arrojó al cesto de la basura otro cigarrillo completamente consumido, mientras sacaba el último de su cajetilla ya sabia, lo encendió y procedió a ignorar al italiano.

-Esto no va para nada con tu imagen de niño bueno- Le arrancó el cigarrillo de los labios, pasándolo a los suyos.

-¡Oye! - Exclamó con enojo, el italiano lo ignoro y continuó fumando de forma tranquila.

Una limosina se estacionó frente a ellos.

-Vinieron por nosotros - Dijo simplemente, mientras ignoraba al italiano, el cual arrojó el cigarrillo hacia la cesta de basura.

 


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