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Mis últimos días... por Karenlauren

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CAPITULO 10

 

« Jodido lobo» pensé. No me había respondido. « ¿Que tendría que haber notado?», « ¿Por qué se ha ido con esa expresión?», pensé. «Maldita sea, no tengo respuestas y ese cabezota no me las quiere dar, ¿por qué me habrá traído aquí?...» de golpe me acordé:

 

« ¡¡¡No he traído ropa!!!»

 

Salí de la habitación corriendo. Abrí dos puertas que conducían a dormitorios antes de dar con las escaleras. Las bajé rápidamente y entré en la primera puerta. Eché un vistazo: era el recibidor. Di la vuelta y cerré la puerta.

Probé con la segunda, miré y me encontré con una cocina moderna enorme con una mesa de color gris en el centro de la sala que tenía taburetes a juego, la pared estaba llena de encimeras color gris con una lámina de mármol gris encima, una nevera de doble puerta a juego y, por último, debajo las encimeras había un horno, un lavaplatos y un eliminador de residuos. Cerré la puerta, ahí tampoco estaba.

Solo me quedaban dos puertas. Escuché atentamente y oí que de la puerta derecha había ruido. Entré y eché un vistazo, no estaba mal como sala de estar: era espaciosa, las paredes eran de color crema, y el suelo estaba recubierto por parquet de madera clara que presentaba leves arañazos, seguramente hechos por las pequeñas zarpas de unos lobeznos, también tenía una ventana gigante que daba al exterior, a la pared del fondo un televisor de 750 pulgadas y delante un sofá marrón súper grande y una butaca reclinable a juego al lado, en una esquina había una estantería escritorio con un ordenador de color negro.

Le encontré sentado en el sofá. No debió advertir mi presencia, porque al entrar no se giró hacia mí.  Cerré la puerta y entonces se giró.

- No tengo ropa-Dije con las mejillas ligeramente coloradas.

- Mañana iremos a buscarla.- dijo él distraído nuevamente.

- No, la necesito ahora- dije en mi línea de pura cabezonería.

Me miró a los ojos- ¿Por qué?

Le miré sin entenderle.

- ¿Por qué la necesitas?- repitió.

- No tengo pijama.

Él me sonrió- Podrías dormir desnudo, no la necesitas.

- Pero…

-No.- dijo él tajante.

Me fui de vuelta a mi habitación… ¡esta vez sin perderme! Al llegar me dirigí al armario y lo abrí: ¡milagro, había ropa!

Me puse a rebuscar entre la ropa colgada, encontré un par de pantalones que, probablemente, eran de mi talla. Los puse sobre la cama y me dirigí a la cómoda. Abrí el primer cajón y encontré camisetas de gigante que podría usar como pijama esa noche. Abrí el segundo, encontré sudaderas: cogí un par y las puse encima de la cama junto a los pantalones. Bien, con eso me las apañaría.

Puse la ropa encima de la cómoda y me dirigí hacia los cajones de las mesillas de noche. Abrí el de la derecha: había un libro de Geoger R. Martin, Juego De Tronos. La primera edición, había oído las críticas bastante buenas pero no me había leído el libro.

Ya que no tenía nada que hacer me puse a leerlo.

Me enganché a ese libro de tal manera que no paré de leerlo hasta que lo terminé, cosa que me llevó bastante tiempo ya que para cuando me di cuenta eran las siete y media de la tarde. Estaba muerto de hambre.

Salí de la habitación en busca de la cocina, abrí una puerta tras otra para poder encontrarla. Cuando por fin llegué y entré me sorprendí.En la habitación había una chica de unos veinte años pelirroja, de ojos azules y piel blanquecina. Se giró hacia mí y dijo:

- Hola, soy Ino.- Me tendió la mano y me dedicó una sonrisa muy dulce.

Le devolví la sonrisa y le estreché la mano- Encantado, yo me llamo Naruto.

- Y bien, ¿Qué te trae por aquí?- dijo curiosa.

- Pues la verdad, no lo sé - dije indiferente ante su cara de sorpresa - ¿y tú?

- Vaya… Bueno, pues yo soy la encargada de los cachorros en el clan- dijo orgullosa- como la mayoría de los del clan son soldados, tanto hombres como mujeres, pues están siempre ocupados y yo me encargo de sus cachorros.

- ¡Vaya, eso es genial! ¿Puedo ayudarte?

- ¡Por supuesto!- contestó encantada.

De golpe oímos como unos pasos acelerados se acercaban. Le miré confuso y ella me dijo divertida con una sonrisa:

- Tú tan solo espera un momento.

Al momento de decir eso, la puerta de la cocina se abrió de golpe y entró un cachorro de lobo de pelaje blanco, que llevaba un móvil en el hocico. Al verme se acercó a mí con curiosidad y le miré fascinado.

Era la primera vez que veía a un cachorro. Me agaché y tendí la mano hacia su dirección.Él se puso a olfatearla aún con el teléfono entre los dientes. Me reí y le acaricié la cabeza.

De golpe, oímos un grito:

- ¡Así que ahí estás pequeño ladrón!- dijo Gaara furioso.

Cogió bruscamente al cachorro por el pellejo, al mismo tiempo que yo me levantaba. Lo sacudió como una maraca hasta que el pequeño dejó caer el teléfono en sus manos. Entonces lo lanzó en mi dirección creyendo que no había nadie. Cogí el cachorro al vuelo y lo acerqué a mí rodeándolo con los brazos de manera protectora. Entonces el pequeño empezó a lamerme la cara.

-¡Basta, basta!- dije riéndome- Me haces cosquillas.

De repente, Gaara fue consciente de que yo estaba ahí. Y al ver al cachorro le lanzó una mirada venenosa, como respuesta el cachorro le sacó la lengua insolentemente. Gaara se enfado e iba a darle un puñetazo pero por suerte yo fui más rápido, me agaché y le pegué una patada en el estómago con la rodilla que hizo que se doblara de dolor:

- ¿Se puede saber qué haces intentando pegar a un niño pequeño?- dije enfadada mientras Ino me miraba entre sorprendida y divertida.

- Eso no es un niño - dijo Gaara furioso y aún doblado.

- ¿Ah, no? ¿Entonces qué es?

- ¡Es un diablo! que me ha vuelto a romper el teléfono - dijo más furioso, sujetándose el estómago con ambas manos e incorporándose.

Miré al cachorro y le dije seria con tono firme:

- Eso está mal, ¿entiendes?- él asintió.

- ¿Me prometes no volver a hacerlo?

Él asintió enérgicamente, seguidamente le dejé en el suelo. Vi como pasaba alegremente por el lado de Gaara y le dirigía una mirada desafiante. Gaara empezó a gruñirle.

- Déjame ver tu teléfono. -Le dije tendiendo mi mano hacia su dirección.

- ¿Por qué?- dijo él antipático.

- Porque yo te lo puedo arreglar, tonto.- dije meneando la cabeza, este hombre es un niño pequeño y cabezota.

Él me lo dio desconfiado. Lo intenté encender, al ver que no podía lo empecé a desmontar y vi que el colmillo del pequeño había cortado la conexión entre dos cables. Los junté de nuevo y los sujeté con cinta aislante que Ino me acercó de una de las encimeras. Lo encendí.Ya estaba arreglado,se lo devolví a Gaara que me miró impresionado.

Alguien me puso una mano en el hombro, me giré y empezó a reírse:

- Eres la primera persona a la que conozco que consigue pegarle- dijo señalando a Gaara.

- Gracias.- dije en voz baja avergonzado.

- Oye, ¿por qué has bajado?- me giré hacia Gaara de nuevo.

Es verdad, ¿por qué había bajado?, ahora mismo no me acordaba. Puse cara pensativa, es decir, frunciendo el ceño y apoyando un dedo en los labios. Repaso mental: había llegado, luego lo de la ropa…

- Es para hoy – Dijo Gaara impaciente. Le ignoré.

Luego había estado leyendo…

- ¡¡¡Comida!!!- dije con expresión triunfal. Gaara me miró confuso y Ino volvió a reírse, esta vez hasta se dobló.

- Tenía hambre.- dije serio y afirmando con la cabeza.

Gaara me dedicó una sonrisa y me revolvió el pelo cariñosamente, de pronto sentí como mi corazón era inundado por una sensación muy cálida y agradable. Era la primera vez que le veía sonreír de esa manera, de corazón. Él se me quedo mirando y yo enrojecí levemente:

-¿Qué?- dijo él aun sonriendo y apartando su mano.

- Nada- dije rápidamente y enrojeciendo aún más. Me giré rápidamente hacia Ino para que él no viera como me ponía más rojo.

- ¿Puedo comer algo?- le pregunté a la rubia teñida de pelirojo que me miraba con una mirada extraña que no supe identificar.

- ¡Por supuesto!- dijo cambiando rápidamente la expresión extraña de su rostro por una sonrisa radiante. - ¿Quieres algo en especial para cenar?

Negué con la cabeza y la seguí hacia la encimera- Te ayudaré.

Ella me pasó un delantal de cuadros rosas y blancos. Me quedaba muy bien, me lo até por la cintura y empecé a cortar bacón.

- ¿Te gustan los espagueti a la carbonara?

- Los adoro.

- Me voy a vigilar a los cachorros.- dijo Gaara.

Una vez cerró la puerta, esperé hasta que no se oyeron sus pasos por el pasillo y me giré hacia Ino:

- ¿Es seguro dejarlo con los cachorros?- Le dije preocupado.

Ella se giró hacia mí- Si, tranquilo... ¡No se los va a comer!- dijo divertida ante mi preocupación. - Además, él es el alfa y los cachorros son muy importantes para nosotros, son el futuro- me explicó.

- Pero¿y el cachorro de antes?- insistí- a él si se lo iba a comer.

Ella negó con la cabeza.

- Pero…

- Ve a buscarlo- me cortó ella.

- ¡Gracias!- Dije más tranquilo, me quité el delantal y lo dejé en la encimera. Me dirigía hacia la salida cuando ella se giró de golpe y me gritó:

 - ¡Están en la sala de estar!

- ¡Gracias!- grité dándole una sonrisa de agradecimiento. 


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