Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Un caballero sin armadura. por ChocoPyo

[Reviews - 55]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Bien bien... No te ngo mucho tiempo así que les agradezco por tooodos los rvw. Este capi es para JazzchibiNekoPerShinju, coolyukkihope, andreita, httpxbangtan y la chulísima wendykpoper.

Besos a todas y espero que disfruten el fic, me dejen muchos rvws y escuchen esta canchón:

Reset de Tiger Jk ft. JinSil

Despertó con un molesto tubito pegado al brazo izquierdo mientras que un aparato muy ruidoso hacía “beeb beeb”, diciéndole en dónde estaba acostado. Intentó levantarse sin conseguirlo, obviamente; se sintió frustrado al verse lleno de aparatejos molestos resonando por todos lados. Suspiró lentamente cerrando los ojos para luego acomodarse mejor en la cama fría e incómoda del hospital. Un escalofrío le recorrió la columna tras sentir una mano en su pecho, acariciándolo levemente. De inmediato se tensó y abrió los ojos encontrándose a un sonriente TaeHyung sentado al lado suyo. Trató de sonreír con sinceridad, pero sólo le salió una mueca descompuesta debido al malestar; el menor se preocupó y casi se le aventó enzima preguntando cosas al estilo doctor.

— Ya, ya —alejó suavemente pero con una sonrisa al pelinaranja, con la esperanza de que lo dejara en paz— TaeTae, estoy mucho mejor.

El mencionado se cruzó de brazos en la silla con el ceño fruncido sin tragarse del todo lo dicho por el pelinegro.

HoSeok suspiró cansado.

— Claro hyung —bufó. El mayor rodó los ojos con una sonrisa divertida en los labios, lo cual no pasó desapercibido por el más joven, pues también rió contagiado de la alegría

De repente se miradas se cruzaron pero así como se unieron, fueron interrumpidas por un estornudo del mayor; el más joven lo auxilió con un suave salud, hyung. El enfermo asintió y murmuró un gracias limpiándose la nariz con el torso de la mano, acto que le causó ternura al pelinaranja. Unos segundos más tarde sonrió dejando ver su blanca dentadura; estaba feliz por saber que su amigo estaba bien. Se había preocupado bastante al verlo en ese estado, pero gracias a la señora gritona de la mesa de junto, ya se encontraba mejor. Ya que pensaba eso, el recuerdo de por qué empezó a trabajar en ese lugar lo embargó, siendo la respuesta el chico que yacía acostado en la cama blanca. También recordó que en su vida había necesitado trabajar en algo gracias a que su padre tenía un bar, donde antes él iba seguido a divertirse con NamJoon, pero todo cambió al verse enamorado del chico que trabajaba en el café a donde solía llevar a sus citas. Qué ironía tan grande viniendo de él.
Sin querer, su mente se vio llena de recuerdos malos y pesados de cuando era chico; no quería perder su sonrisa, así que se reacomodó en la silla para quedar al lado del mayor, viéndole de perfil. Dios, era tan perfecto. Podría jurar que su amigo era la perfección en persona y en todos los sentidos. Suspiró sin quitar su sonrisa y posó una de sus manos en el hombro del pelinegro en un intento de matar el molesto silencio que se había formado. Frotó un poco esa zona, brindándole calor en donde tenía la mano. Al estar a punto de hablar, el tipo de bata blanca y rostro lindo entró, interrumpiendo el momento incómodo.

TaeHyung suspiró molesto y cansado, mientras que el pelinegro le sonreía a la persona que acababa de entrar y le regresaba la sonrisa. Dios, eso le daba asco al menor de los tres; no podía creer que ese, le coqueteara a su novio. Aunque claro, no era su novio, por lo que mucho menos podía reclamarle al sujeto lindo.

— Buenos días joven… —el hombre alto bajó su mirada hasta la tabla en sus manos, checando los datos del chico medio acostado en la cama— Jeon —sonrió ampliamente e ignorando al pelinaranja olímpicamente—. Espero que esté bien —comentó son una ligera risilla, lo que hizo que al más joven se le voltearan los ojos casi inhumanamente. Eso le sacó una mini carcajada al enfermo.

— Sí, supongo que sí, doctor —respondió con su mejor sonrisa coqueta, según el celoso TaeHyung.

El hombre era de cabello negro, realmente hermoso, con una ligera barba candado que le quedaba a la perfección; traía unas gafas de vidrio grueso que lo hacían ver aún más guapo de lo que era. Al notar el doctor cómo era observado, el pelinaranja se sonrojó y apartó la mirada para no seguir viéndolo, sacándole otro risilla al más grande. ”Adorable”, pensó el pelinegro de bata blanca. El de la sonrisa de ángel murmuró un yah, TaeTae-ah, deja de sonrojarte, por lo cual recibió un golpecito en el hombro de parte del mencionado.

— Eso es bueno —dijo el adulto—. Tal vez así ya salgas pronto de aquí.

El doctor rio suavemente al igual que el paciente. El más pequeño sólo volcó los ojos y se cruzó de brazos.

— Por cierto, doctor —habló después de la risa el segundo pelinegro—, ¿por qué estoy aquí?

Cierto, no sabía la razón, y estaba más que seguro que su amigo estaba en las mismas condiciones, por cual creyó conveniente preguntar. Por unos segundos, el sujeto de blanco pareció dudar la respuesta, puso una cara de ignorancia y una mueca extraña adornó su cara, sacándoles escalofríos a ambos menores. Algo de miedo ocupó el cuerpo del HoSeok en el momento en que el extraño se acercó a ellos con un gesto de seriedad; los dos jóvenes tragaron saliva y vieron fijamente al sujeto.

— Bueno, joven Jeon, es algo… eh… complicado y extraño —masculló. Tomó aire y siguió su discurso—. ¿Ah consumido algún tipo de drogas o bebidas alcohólicas recientemente? —pregunto con precaución, notando como su paciente enmarcaba su cara confusa y negaba con la cabeza.

De repente Tae auxilió a su amigo negando y diciendo lo que él no podía.

— Doctor, yo conozco a este chico, y le juro que nunca se ha drogado o consumido alcohol; ni en exceso, ni mucho menos más de dos copas.

— Está bien, sólo quería aclarar ese punto, muchacho.

Ambos menores se tensaron y el peliteñido vagó con la mirada aquel cuarto reducido. El doctor carraspeó y siguió con sus preguntas.

— ¿Ah tenido estrés emocional, miedo de algo recientemente, o dolor intenso en alguna parte del cuerpo?

Nuevamente negó con la cabeza, pero al cabo de unos segundos pareció pensarlo y rectificó su respuesta a una positiva.

— Lo… Quizás lo del… estrés… sea cierto —habló con cierto miedo y la voz temblorosa.

— Cierto —concordó su amigo a regañadientes—. El muy idiota de hyung se ha descuidado mucho últimamente —se cruzó de brazos y frunció el ceño mientras el doctor trataba de ocultar su sonrisa por la ética profesional.

— Bueno, entonces usted ha tenido estrés, es por eso que hoy está en el hospital —aclaró con amabilidad el señor—. Si es que no ha sentido ninguna otra cosa, esa debe ser la razón —los dos chicos asintieron, pero entonces el doctor siguió hablando—. ¿Ah estado consumiendo el alimento suficiente estos días?

— Supongo —contestó cohibido.

— Está bien, ahora necesito que responda unas preguntas, ¿le parece? —HoSeok asintió y el pelinaranja bufó por lo bajo— ¿Es la primera vez que se desmaya? —volvió a asentir— ¿En qué momento se desmayó? ¿Qué estaba haciendo antes de que esto ocurriera?

El pelinegro pensó unos momentos y contesto débilmente un no sé.

— Estaba en el trabajo y, de pronto me sentí mal. Luego de eso… No sé. Me desmayé.

El hombre escribió varias cosas en su tabla, subió la mirada y sonrió. Murmuró un bien, bien, para luego caminar a la puerta y comunicarles que se podían marchar en unas horas. Los dos suspiraron con alivio y se sonrieron. Por la mente de ambos pasaron imágenes de personas diferentes pero a con la misma forma: chicos lindos, tiernos y sexys. Una gran contradicción al ser compañeros y fuese un amor unilateral. Entre sonrisas, el mayor recordó que si llegaba muy tarde a casa JiMin se preocuparía, así que le preguntó a su amigo; la respuesta no le gustó mucho ya que se había dado cuenta de que era bastante el tiempo que había pasado dormido, por así decirlo. Normalmente llegaba a las diez y salía a las nueve treinta, pero con todo el alboroto, tal vez pasaba lo que la última vez. Y eso no le agradaba en nada.
El menor al ver que su hyung había puesto cara de espanto, creyó saber la razón y se ofreció a acompañarlo a su casa, lo cual, por obvias razones negó. Bufó ligeramente y puchereó demostrando su desacuerdo, luego alegó que ya era lo suficientemente grande como para andar solo en las calles a altas horas de la noche, pero siguió negándose, contraatacando que no era así y que no quería que le pasaran cosas malas. Sí, no lo quería en la misma forma que él, pero tampoco iba a dejar que le pasaran cosas malas.

 

 

----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

 

 

Pasaban de las cinco de la tarde y hacía calor.
Un pequeño autobús se detuvo en la misma parada de siempre, dejando ver a un pelirrojo bajar de él. Este llevaba un uniforme escolar bastante desarreglado pero que le daba un toque rebelde y sexy. Todos al redor o por donde pasaba, lo violaban con la mirada, mas eso parecía no importarle, al contrario, sonreía con autosuficiencia al ver lo que provocaba. Al cruzar de esquina, pudo jurar que alguien palmeó su trasero, lo cual le sacó una mueca de gusto y placer.

Sí, era un maldito egocéntrico, pero le valía una mierda a decir verdad.

Pronto se acercó a unos departamentos que no se veían en tan buen estado, pero le daba lo mismo y entró. Para hacerse parecer aún más lleno de swag, como le decía él, metió las manos en sus bolsillos y se meneó con aires de rapero hacia el elevador. Salió cuando llegó al tercer piso y avanzó hasta la puerta con un 54 A y sin siquiera detenerse a tocarla, la abrió, entrando como si fuese su casa. Se recargó en la puerta y escuchó el sonido de agua tirándose, lo cual le hizo sonreír ampliamente, haciendo que en sus ojos aparecieran patas de gallo. Sin preocupación alguna se sentó en el sillón más cercano a la entrada, esperando a que la ducha dejara de escucharse. Quince minutos más tarde, un muchacho con cara de ángel entró por el pasillo junto a la cocina, quedándose en shock al ver un bulto en su sofá. El pelirrojo pareció notar su presencia, así que giró su mirada a un expectante y tembloroso pelinegro más alto que él.

— ¿Qué hace aquí hyung? —preguntó con voz temblorosa el muchacho.

— Bueno… Digamos que sólo pasaba por aquí y quise venir a saludar a mi ex novio. ¿Acaso no puedo? —preguntó con notoria inocencia fingida.

YoonGi rió y el menor sintió las piernas como gelatina.

— Pues sí —respondió intentando no temblar ni con su cuerpo ni con su voz—. Así que por favor, váyase. No quiero verlo, hyung —el muchacho avanzó hasta donde estaba el mayor y se paró a un lado de forma firme y segura.

— JungKook, no me iré hasta que me des lo que quiero —habló con voz cansina mientras se acercaba al cuerpo ajeno con esa típica sonrisa macabra suya en el rostro; el mencionado pasó saliva.

— No pienso hacerlo contigo, hyung —dijo con voz firme; el más grande sonrió con sorna y se le acercó lentamente  hasta tenerlo contra el sillón—. Por favor, ha-hágase a un lado —titubeó.

— Por Dios Kookie —contestó con un tono burlón y sarcástico—. Eras la puta del barrio. No me digas que ya no.

El más chico se sintió intimidado y cohibido ante la actitud ponzoñosa del mayor. Agachó la vista y mojó sus labios en un intento casi desesperado por ignorar su ansiedad. Las mejillas se le tiñeron en un rosa medio pálido por la afirmación tan descarada; claro que era una información idónea, pero había pasado hacía mucho tiempo, podría decirse que cuando era pandillero y creía que nada valía la pena, y que ser así era una forma de pasar el rato. U otra forma para decirlo era que no le importaba una santa mierda luego de enterarse por qué sus padres no ayudaban a su hermano mayor.

— Escuche hyung —respondió aún con la cabeza gacha, pero con un tono decidido—, créame cuando le digo —hizo una pausa tan larga como un suspiro mientras meditaba sus propias palabras— que ese —remarcó lo último empujando al pelirrojo— fue el peor error de toda, toda mi vida. Así que… por favor —abrió la puerta del apartamento y señaló el exterior, indicándole lo que quería que hiciera— váyase de mi casa. Y por favor nunca regrese.

El aludido sonrió de medio lado y se aproximó a donde estaba JungKook, lo sujetó de la cintura, lo arrojó contra la puerta abierta y comenzó a intentar sacarle los órganos por la boca.

Notas finales:

Bye bye~~


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).