Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Un caballero sin armadura. por ChocoPyo

[Reviews - 55]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Muchas gracias a todos por su apoyo a lo largo de este fic, y la mento decirles que este capítulo es el penúltimo de la primera temporada. 

Como siempre, gracias a JazzchibiNekowendykpoper y httpxbangtan por comentarme el capi.

Esta vez, las recomendaciones de canciones no están, porque eh hecho este a la velocidad de la luz (literalmente), así que, cualquier canción que ustedes gusten escuchar será la ambientación.

 

Para las que esperarán la segunda temporada, el título será Sin caballero, sin armadura, no les diré por qué, pero será mucho más interesante que la primera (o eso creo yo jeje). 

Bueno, ahora sí, ¡a leer!

 

 

— Hyung… ¿Crees que deberías quedarte aquí a dormir? —preguntó NamJoon luego de un rato que llevaban fuera del baño. Jin sonrió ante la pregunta mientras escondía la cabeza, sonrojado hasta las orejas.

— N-no lo sé NamJoonie… —puchereó en un hilo de voz debido a la vergüenza.

El pelirrubio rio y se acercó a abrazarlo por la cintura, acunando su cabeza entre la del mayor y su hombro. SeokJin balbuceó y le devolvió el abrazo, apretando las manos contrarias.

— Vamos hyung —insistió apretujándolo—, si quieres yo le llamo a tu madre y le pido permiso para que mi novio se quede a mi lado —susurró sexymente contra su oído y provocándole un cosquilleo en el cuello y que se removiera en una risilla nerviosa.

— Ay, NamJoonie-ah… —susurró— No lo sé, ya sabes que a mamá no le agradas tanto y…

— Bien —lo interrumpió de su explicación tan conocida y que casi se sabía a de memoria—, entonces díselo tú, Hyungie-ah —soltó en el mismo tono, sin dejar de abrazarlo.

El castaño areció pensarlo, mas, luego de un rato se resignó y fue a buscar su móvil con la sanguijuela Joon pegada a él. Unos timbres más tarde, su madre respondió con voz cansada y apagada, pero el mayor no le dio mucha importancia, simplemente le dijo que se quedaría en casa de un amigo, obviamente no le dijo que era su dongsaeng, puesto que la mujer abría pegado el grito en el cielo por escuchar de sus propios labios que se quedaría con un delincuente; ella aceptó sin problemas, y se dignó a colgar como si no fuese nadie importante quien la había llamado, enfadando un poco a su hijo. SeokJin dejó escapar un suspiro cargado de ansiedad y frustración que desaparecieron cuando el menor comenzó a besar su cuello y la línea de su mandíbula haciendo ruiditos en el acto. El pelicastaño se sonrojó y rió mientras decía “¡no NamJoonie-ah! ¡Déjame o me haré pipi!” repetidas veces a la vez que se revolvía entre los brazos ajenos.

Era un ambiente tan cálido que parecía como si fuesen un matrimonio reciente, donde todo es perfección y amor a su alrededor. Eso eran ellos, la felicidad en persona.

Eran…

 

 

----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

 

 

— Maldito enano hijo de la gran puta… —farfulló enojado a la vez que golpeaba el volante con fuerza.

Iba manejando por la avenida que llevaba a su casa, donde sus padres, porque, a pesar que él ya se sentía un adulto, no podía darse el lujo de dejar esa gran casa, puesto que sus papás no le dejarían hacerlo. Era frustrante no poder llevar a su casa sus citas para tener sexo; le molestaba en sobremanera tener que irse a un hotel para revolcarse a gusto. Ese no era de sus métodos preferidos, pues gastaba dinero que no era suyo, pero bien le importaba un rábano eso.

Bufó y dio vuelta a la izquierda, adentrándose en una casa grande color caoba y blanca con aspecto de ricos que se daban esos lujos. Pisó el acelerador más de la cuenta provocando que unos trabajadores que arreglaban los arbustos, corrieran como hormigas en la hoguera para todas las direcciones posibles. Eso hubiese hecho reír a TaeHyung si no estuviera tan molesto, pero la ira lo cegaba. Una vez que pasó esa parte de la gran casa (por no decirle mansión), se estacionó en su cochera especial justamente al lado de la de sus padres. Dios, con por cómo iba, seguramente mataría al primero que se le pusiera enfrente, y eso contaba a sus progenitores. Entró arrastrando los pies por gusto de él, una vez adentro, dio el portazo tan fuerte que fue posible que el gato que estaba dormido en el sillón de terciopelo rojo se levantara y saliera corriendo. Ignorando a su padre que le exigía saber qué le pasaba, subió a la segunda planta para ir a su habitación, que al igual que las otras puertas, se cerró con furia.
Se aventó en la cama quedando boca abajo, mordió la almohada y dio un grito silenciado por el bulto cubierto con la sabana. Golpeó varias veces el colchón descargando todo su enojo y frustración ahí. Unos minutos más tarde, dio un salto con una sonrisa en la cara y buscó su teléfono; se le pintó una sonrisa en la cara que a cualquiera que la viera se le enchinaría la piel. Tarareó una cancioncita pegajosa mientras buscaba el número de NamJoon; a los cuatro timbres se escuchó la voz ronca del moreno mucha más de lo que normalmente.

¿Qué quieres TaeHyung? Estoy ocupado

— Oh, lo siento —se disculpó sin borrar su sonrisa mientras se levantaba y caminaba por el cuarto—, no creí despertarte.

Ya no importa —se escuchó un suspiro y a un adormilado SeokJin decir molesto que colgara—. Habla antes de que mi princesa —dijo; esa vez también se escuchó una queja, pero diferente a la anterior, lo que le sacó una risilla al pelinaranja y al mayor mientras que el castaño refunfuñaba cosas sobre su pareja— se ponga más enojada de lo que ya está.

— Bueno, ya. Te llamaba para preguntar por YoonGi —dijo en tono medio serio.

Ah, él… sí… ¿Qué pasó o qué? —contestó igualando el tono del menor, dándose una idea de qué buscaba su primo.

— Nada, sólo que me acordé de él y… quería saber si… ya sabes —claro que sabía de qué hablaba. La quería para tener sexo fácil, lo que no sabía era si su amigo querría a alguien más chico que él, pero de que estaría dispuesto a tener sexo, lo estaría.

Sí, yo le digo. Mañana te verá en la plaza —aseguró—. Me voy a asegurar de que valla.

— Gracias amigo. Te voy a deber una.

Y entonces colgó sin despedirse. Tenía que des estresarse y, ese amigo de NamJoon le ayudaría. Por supuesto que no había olvidado a HoSeok, pero su prioridad en esos momentos era el sexo, pues no tenía como desde hacía un mes. Poco pero mucho tiempo a la vez, así era él, un muchacho hambriento de acostones con alguna chica o chico. Así era Kim Tae Hyung.

 

 

----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

 

 

— Ah… ah… YoonGi hyung… ah.

Gimió ronco antes de venirse. El susodicho no respondió, tan sólo se dirigió a morder el cuello de su amante, aunque no aguantó mucho tiempo más y se corrió dentro de él. Cansado, se tumbó sobre el cuerpo sudoroso del más chico sin cuidado alguno de no aplastarlo. Simplemente cayó. Un rato más tarde de haber regulado sus respiraciones y haber recuperado un poco de fuerzas, el pelirrojo se levantó y fue a acomodarse la ropa. Al menor no le importó pues ya estaba acostumbrado a eso desde la primera vez que lo habían hecho. Jung cerró los ojos recordando su primera vez; cuánto le había dolido, pero sí que valió la pena al ser con YoonGi.

De la nada, Suga habló en tono neutro, como si estuviera hablando del clima.

— Gimes como puta.

JungKook rió mientras el mayor se ponía los pantalones y él se pasaba un brazo bajo la cabeza.

— ¿Cara? —soltó con burla.

— No —respondió—. Barata —corrigió haciendo que el más chico saltara de la cama y, importándole más un pepino el estar desnudo, corrió hasta el otro, empujándolo y viéndolo con un enojo más que notable.

— ¿Qué te pasa imbécil? —gritó eufórico el de facciones de ángel— ¿Es acaso que te estas burlando? —preguntó empujándolo nuevamente— ¿Viniste a cogerme para luego burlarte, idiota?

YoonGi no se inmutó y tan sólo lo apartó de él, caminando a la puerta, deteniendo antes de salir.

— No. Vine a cogerte para recordar viejos tiempos.

JungKook, más que enojado, le saltó encima, que el mayor se golpeara la cabeza y la espalda contra la puerta del cuarto. Suga agarró por los muslos al menor, presionando fuertemente para que le doliera y se soltara, cosa que pasó casi al instante pero con un gritito nada masculino seguido de unas palabrotas y amenazas de muerte. Enserio que Kookie era un majadero. Avanzó hasta la cama desordenada del más chico, arrojándolo contra esta para recibir por respuesta un “¡maldito imbécil hijo de puta!” por parte de su ex.

— ¡Más te vale que te largues de aquí, YoonGi, antes de que me arrepienta de no haberte mandado a la mierda! ¡Idiota hijo de puta! —le gritó mientras se sentaba en la cama y lo apuntaba.

— YoonGi hyung para ti mocoso —respondió saliendo de ahí.

Sin inmutarse por regresar, agarró su mochila del sillón y salió a la calle. Era tarde y hacía frío, pero no le importó y caminó directo a la parada del camión. Mostró una mueca de superioridad cuando se vio su reflejo en un vidrio sucio de un auto que se detuvo justo frente a él. De pronto, el auto bajó la ventanilla dejando ver a un joven sonreírle e insinuarle para que se le acercara, cosa que hizo con una sonrisa pícara.

— ¿Sí, señor? —preguntó al reconocer al chico tras el volante.

— Vamos hyung —puchereó con los ojos cerrados—, no me llames señor. Soy un muchacho como tú.

El pelirrojo abrió la puerta con una sonrisa e indicó con la mano que siguiera conduciendo.

— Anda. Tengo que llegar a mi depa pronto. Ya es tarde.

El pelinaranja avanzó y sonrió. Unos minutos más tarde, al llegar al hogar del pelirrojo, los dos se bajaron y caminaron al edificio; cuando entraron en el ascensor, el más alto se abalanzó sobre los labios del mayor, embarrándolo contra el frío acero, sacándole suspiros. Rápido llegaron al segundo piso, saliendo a una velocidad increíble, entrando a ciegas al departamento del mayor. Era una suerte que el más chico decidiera salir a pasear a altas horas de la noche y que se encontrase justamente al amigo de su primo. Lo conocía porque un día YoonGi se le había insinuado tan descaradamente estando en el cine que, se plantearon volver a salir algún día, y al parecer ese día había llegado. Un poco tarde, pero había llegado.

Ese par se completaba bastante al querer sexo fácil y sin compromisos, pues eso los hacía ser algo como almas gemelas, aunque ellos no lo sintieran de esa manera. No les gustaba preocuparse por cosas estúpidas y sin sentido, tampoco les agradaba tener pareja fija, sólo eran acostones y ya. Así era ellos, un par lleno de deseos carnales y pasión fogosa desbordante por cada uno de sus poros. Así eran Min Yoon Gi y Kim Tae Hyung.

 

 

 

----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

 

 

HoSeok despertó primero que su castaño, recordando que era sábado y no debía ir a la escuela, por lo que sonrió y decidió darse la vuelta para seguir abrazando al cuerpo fornido pero calientito del menor. Sonrió al recordad el día anterior cuando su pequeñín lo había besado; esa fue una rara manera de empezar una relación de alguien a quien casi no conocía, sin embargo, poco le importó al recibir ese cálido cuerpo entre sus sabanas por la noche cuando le puso la excusa de que hacía frío y quería dormir en sus brazos. Cosa que al principio lo sonrojó, pero al paso de la noche le gustó. Le gustó sentir que alguien lo apretaba y protegía mientras dormía, le gustó saber que era querido por alguien que no era su hermano o su familia; le gustó que él sentía exactamente lo mismo que su niño.
Se revolvió en la cama con el cuerpo ajeno pegado a su pecho hecho bolita prácticamente; dejó de moverse cuando este lo apretó y bostezó. Su sonrisa se ensanchó al sentir el beso casto sobre su desnudes mientras lo estrujaban más fuerte pero no tanto como para dañarlo. Luego de eso, los labios que habían dejado la caricia en su piel se movieron en una línea hasta llegar a su boca y hacer lo mismo que hizo anteriormente.

— Buen día hyung —dijo JiMin con voz ronca y una sonrisa idiota en la cara.

— Hola —le respondió HoSeok con la voz igual a la del menor. Los dos soltaron una carcajada y se volvieron a abrazar y a besar tiernamente mientras que las manos más pequeñas recorrían la espalda de su contrario, y este apretaba sus mejillas ligeramente—. Oye, JiMinie —habló melosamente una vez que destruyeron el beso—, que te parece si vamos al cine hoy, ¿eh? —el mencionado sonrió y ocultó su rostro entre el cuello ajeno, ocultando un sonrojo— Claro que tendría que ser en lo que es la mañana para que no haiga problema con lo de mi trabajo —murmuró mientras le acariciaba el pelo castaño de manera cariñosa al más chico— ¿Qué dices, Minie?

El niño rió suavemente mientras asentía y volvía a posar sus labios en los del mayor. Todo era tan cálido. Suspiraron y se dieron un último beso antes de levantarse para arreglarse. Una vez de pie, el menor giró en dirección de HoSeok para decirle sobre su ropa, encontrándose a este bostezando y estirándose como si fuese un gato mientras su abdomen se le descubría un poco. Se sonrojó y volvió su cuerpo al lado contrario, rezando porque el pelinegro hiciera algo para cubrir su pancita. Se sintió cohibido cuando de repente el más alto lo abrazó por la espalda, escondiendo su rostro en la curvatura del hombro del más bajo, aspirando todo el aroma a vainilla con canela que desprendía por haber estado dormido en su cama y por bañarse con su champú.

— Hyung… no ha-haga eso —tartamudeó torpemente mientras se reía y revolvía entre el agarre de su amigo—. Da cosquillas —chilló.

— Lo siento —se disculpó separándose un poco del menor, pero caminando en dirección al armario con el niño pegado a él; haciendo un paso estilo pingüino—. Oye… ¿qué tal si te duchas para irnos de una vez, eh?

— Sí, sólo que lo haré en cuanto me suelte, HoSeokie hyung —puchereó, haciendo que este le soltara para correr directo al baño.

Mientras el castaño se bañaba, el pelinegro les arregló la ropa que usarían, encargándose de buscar lo más pequeño de su closet, topándose con un pantalón de esos que tanto amaba de color sólido y azul mezclilla, una camisa blanca completamente y los tenis converse negros que estaba seguro le quedarían a su niño. Suspiró para empezar a escoger su ropa; él tomó algo sencillo, un pantalón entubado de mezclilla negra deslavada y una camisa blanca con varios colores en el centro y otro par de tenis que tenía por ahí escondidos.
Cinco minutos más tarde, el cuerpo escultural de un Dios en un hombre se hizo presente en la puerta de la habitación, y se obligó sí mismo a cerrar la boca para evitar que cualquier rastro de baba saliera de su boca.

— ¿Qué sucede hyung? —preguntó inocente mientras se secaba el cabello con una toalla pequeña y con una más grande cubría de la cintura para abajo, aunque no era tan grande, porque dejaba a la vista la mitad de sus muslos.

— Na-nada JiMinie —sonrió cerrando los ojos a la vez que corría al baño con su ropa en mano. Una vez adentro suspiró y se dispuso a hacer lo que se supone que haces en un baño.

 

Media hora más tarde los dos estaban subiendo al autobús que los llevaría a la plaza. Se adentraron en la fila izquierda y se sentaron en la parte donde estaban los últimos asientos para tontear durante todo el camino. Estaban felices por estar juntos aun cuando no se conocían bien, pero, vamos, que para eso es el noviazgo, ¿no? Para conocerse mutuamente mientras se aprendes cosas nuevas el uno del otro; claro que ellos no sabían que tenían una relación, pero más tarde se darían cuenta de que era de esa forma y se esforzarían para ser una pareja estable y normal. Ninguno planeaba enamorarse de un desconocido, pero es que eso es ser almas gemelas: un par de idiotas hechos el uno para el otro con el compromiso de hacer feliz a su pareja sin importar cuanto les cueste o les duela hacerlo; sin importar cuanto tarden para lograrlo, sin importar todo lo que deban dejar para estar con él o ella, formando una familia. Es imposible saber exactamente cuál de todas las maneras para enamorarse tendrás, por eso es mejor ser como ellos, despistados en el ámbito del amor, sin prisa alguna de querer estar con una sola persona el resto de sus vidas sabiendo que esta no las quiere, sin amarrarse a nadie con pensamientos en sí mismo. Después de todo, la pareja perfecta es la que es más dispareja.
Soñar no cuesta nada, pero hay que tener cuidado de qué es lo que deseamos o para quién lo deseamos. Es importante saber bien por qué lo hacemos; no todos los días se encuentra a la persona perfecta que quiera pasar contigo el resto de su vida, que quiera desperdiciar su tiempo para ganar recuerdos contigo, que quiera morir sólo para salvarte a ti, que si te perdiera, moriría de dolor y soledad.

La persona perfecta es aquella que se preocupa por ti y no por ella misma en cualquier situación. Es aquella que mataría dragones por verte a salvo, y robaría un banco por tenerte llena de lujos; es la que nunca se cansaría de decirte que te ama ni de besarte. La persona prefecta es la única que permanecería a tu lado pase lo que pase. Porque sí, existe, sólo que todos se empeñan en demostrarte lo contrario. Todos nosotros tenemos a la persona perfecta esperándonos en alguna parte del mundo, pero si no salimos a buscarla, ella jamás podrá estar con nosotros.

Notas finales:

Espero que les aya gustado mucho ^^~

Bye~~


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).