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Un caballero sin armadura. por ChocoPyo

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Notas del capitulo:

Ya saben, lo de siempre :D , soy ambiciosa, es por eso que quiero rws ^^ sino no subiré el siguiente capi :D

Agradeció internamente el que ya casi estaba por entrar al edificio en el que vivía, pues se había empezado a cansar de cargar en una sola posición al pequeño castaño que traía en la espalda. Sí, era un debilucho que se cansaba fácil. Es más, estaba considerando seriamente en cambiarse de nombre a Jung "el debilucho" HoSeok. Aunque claro que no negaría que tenía un buen cuerpo, tenía brazos fuertes que se cansaban por cargar a una sola persona por más de veinte minutos seguidos, unos abdominales no tan marcados exageradamente y unas piernas torneadas. Un buen cuerpo siendo sinceros.

Al entrar en el edificio sin que nadie lo viera (que no era porque él así lo quería, sino más bien porque no había casi nadie en los pasillos a esa hora a excepción de una ancianita y su marido, a quienes saludó recibiendo por respuesta un "cuidado cariño. Parece que tu amigo está cansado") entró en su departamento, que, a pesar de ser eso estaba bastante bien acomodado y se veían todas las cosas en orden. Se fue prácticamente corriendo hasta su cuarto que sólo contaba con una cama matrimonial y unos cuantos muebles básicos.
En cuanto pudo dejarlo en la cama para que descansara como debía, se sonrojó al saber que debía quitarle la ropa mojada para que no se resfriara. Tenía que hacerlo, así que mientras más rápido, mejor.

Luego de que luchara un rato para poder dejarlo acostado, pues ya que cada vez que el pelinegro lo intentaba el castaño apretaba sus caderas provocando leves embestidas, aunque claro sin la más mínima intención de morbo pues el pequeño estaba dormido, comenzó a sacarle la camisa tratando de no molestarlo tanto para que descansara. Pasó saliva al ver que las abdominales del menor eran tan marcadas como tablillas de chocolate, haciendo que se sintiera aún más debilucho. En efecto debía considerar cambiarse el nombre. Estuvo tentado a pasar una mano por ese duro estómago, pero se contuvo y siguió sacándole la camisa. Pensaba seguir haciendo su trabajo, pero al ver que los pezones del que yacía acostado en su cama estaban duros por el frío, mandó al carajo su autocontrol y tocó el torso del más chico. Los apretó ligeramente provocando que el otro se removiera gimiendo un poco, ahí se detuvo y fue al baño por una toalla antes de que pasara alguna otra cosa no deseada. Para eso salió de la habitación, ya que el baño estaba tres puertas a la izquierda, dejando al pequeño invitado acostado en su cama.

Tardó un rato despejando más que otra cosa, incluso la toalla la traía colgada en el hombro derecho. Se vio en el espejo pensando en lo que hizo, recordando el pequeño cuerpo semidesnudo que estaba en su cama, en que lo salvó, en que debía ser agradecido y no un pervertido. Suspiró pesadamente y giró su cabeza para ver la puerta abierta del baño. No pensaba en nada, simplemente la veía contemplando la puerta y sus finos tallos de madera barata. Cerró los ojos y negó repetidamente con la cabeza. De pronto, entre sus pensamientos un ruido que provenía del cuarto lo alertó. Se tensó de pies a cabeza sintiendo el miedo recorrerle el cuerpo; su corazón latía acelerado y su pecho dolía. Otro ruido todavía más fuerte que el anterior hizo que diera un brinquito hacia atrás, mientras se armaba de valor para salir a enfrentar a cualquiera que hubiese entrado en su humilde hogar.
Al dar el primer paso fuera del sanitario el terror y el pánico lo abordaron al acordarse de que tenía un niño, a su parecer, solo en la recamara; fue muy estúpido de su parte hacer eso, y lo aceptaba. Era un inconsciente en la total extensión de la palabra.

Caminó de forma lenta las tres puertas que separaban al baño de su cuarto y, al llegan el niño no estaba. Se relajó entendiendo que se pudo haber levantado por miedo a no saber en dónde estaba, así que pasó dentro sin tanto miedo y caminó como si nada hubiese pasado, dejando de lado al HoSeok llorón y miedoso. Miró disimuladamente cada rincón del cuarto, mas no vio nada y volvió a alarmarse en cuanto escuchó el cerrojo de la puerta. Quitó la toalla de su hombro y la sujetó con ambas manos pasando saliva ligeramente. Respiró hondo y fue directo a la cama, donde tomó haciendo, pero ya no estaba el pequeño en la puerta. Intentó hablar de manera calmada y tranquila, y justo en cuanto pronunció un "es..." en murmullo, la cama se hundió por un peso ajeno al suyo, dos segundos después una mano pequeñita cubrió su boca mientras que otra lo abrazaba. Rayos, ese chico era bastante fuerte. El aliento de una persona ajena en su oido lo estremeció y provocó que se sonrojara. No había ruido alguno en esa habitación más que el que hizo el castaño al oler el cabello del pelinegro; momentos más tarde el menor jaló consigo al mayor hacia atrás, dándole a entender que se acostara. Ahí fue cuando le vio el rostro por segunda vez, topándose con esa mirada desafiante y llena de moretes.
No pudo evitar que su mirada se paseara por el pecho del que estaba arriba de él, utilizando una corbata vieja que vete a saber de dónde la sacó, atándole las manos y ajustándolas arriba de su cabeza. Ni siquiera había notado los moretes que el niño tenía en el abdomen cerca de las costillas. Se sintió como un completo pervertido al darse cuenta que lo único que hacía era ver el cuerpazo que cargaba el menor. Gimió en un susurro cuando el cuerpo encima de él se sentó arriba de sus caderas, como incitándolo a algo.

— Escucha... —le habló mientras se removía encima del mayor sacándole suspiros que se empeñaba en esconder. La voz del castaño era hermosa y bastante melodiosa, indigna de que sus oídos la escucharan— Espero que entiendas a la perfección lo que te voy a decir en estos momentos, porque no pienso repetirlo...

Notas finales:

Gracias por leer, hasta el proximo capi~~


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