Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Un caballero sin armadura. por ChocoPyo

[Reviews - 55]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Muchas, muchas gracias a las lectoras porque ya pasamos las 1000 leidas y eso es un logro siendo que es menos del mes. Además, ¡el capi pasado fue de 7 rvws! Gracias otra vez a todas las chicas que me leen, porque siendo sincera, no creí que les fuese a gustar ^.^~

¡Bueno, no las entretengo más y a leer! Disfruten~~

(sin revws no actualizo ^^/)

Oh sí, escuchen esta canchión mientras leen:

https://www.youtube.com/watch?v=l-iq54VKhSU

además que es mi favorita, siento que le queda maso al cap...

 

— En serio, nunca te cases JiMinie.

Su mirada clavada en el vacío de la habitación asustaba al mayor, pero aun así no quiso decirle nada; tenía una extraña sensación de sofocamiento y miedo. Suspiró y se tocó el pecho con la intensión de que bajara un poco su malestar. Enfocó su vista en la mesa del centro para pensar más claro. Cerró los ojos y reaccionó; no estaba bien que asustara tanto a su compañero, por lo que volteó el rostro a su cara y vio directo a las pupilas caféses tan bellas e hipnotizantes que tanto le atraían. Pasó saliva sin dejar de observarlo, con sus manos alcanzó el rostro ajeno y acarició levemente sus mejillas y parte de su labio inferior; no pensaba en nada que no fueran los dulces y perfectos labio de HoSeok. Sin pensarlo un segundo más acercó los labios de ambos para hacer lo que quería.

No se movió porque entendía que la boca del mayor estaba lastimada por la mordida, pero eso no le restaba que lo hiciera con amor y dedicación. Un simple rose lleno de sentimientos. Cinco segundos más tarde, el pelinegro ya había empezado a moverlos lentamente tocando la cintura del menor en un acto delicado que transmitía todas sus intenciones de una manera única. JiMin subió un poco más sus manos hasta que sus dedos se enredaron en el cabello sedoso del más alto. Ambos estaban felices, confundidos, llenos de una pasión que no creían existente. Llenos de vida y de un amor que no sabían era posible conocer.

Los dos sonrieron pensando en el futuro con el contrario, añorando cosas que no tenían idea que podían llegar a pensar. Sus respiraciones chocaban y se mezclaban en una sinfonía perfecta que poco a poco iba dejándolos sin aire. En esa ocasión, no fue el menor el que avanzó el acto, sino el mayor; no tenía idea que fuese capaz de hacer algo así ya que él mismo no se consideraba una persona morbosa o pervertida, pero al parecer su cordura le jugó una broma pesada al actuar tan bruscamente. Por otro lado, el castaño disfrutaba todas y cada una de las caricias y las mordidas brindadas en su boca.

Al faltarles por completo el aire se separaron para recuperarlo en jadeos y miradas sin disimulo entre ellos. No era sorprendente que se hubiesen besado de nuevo, o por lo menos no para ellos que con tan sólo dos veces, ya necesitaban del otro para saciar sus ganas de besar. El menor suspiró y volteó su cara hacia su casero para ver qué era lo que hacía, encontrándose una escena prometedora: HoSeok tocándose levemente la entrepierna con los ojos cerrados. Rió un poco ante eso, pues le parecía graciosa la manera en que lo estaba haciendo; mantenía los ojos así como intentando o creyendo que si lo hacía, JiMin no le vería realizando actos penosos y poco decentes. Las mejillas del pelinegro se tiñeron de un rosa fuerte al ver que observaban cada cosa que hacía. Se tambaleó para atrás al sentirse mareado de pronto. Su respiración se aceleró y juntó los párpados jalando con él al niño, tumbándolo enzima suyo y agarrando con fuerza su cintura, exigiendo que se quedaran de esa manera tan sucia. Ninguno sabía nada en esos momentos, ni de ellos, ni de nadie.

En par de segundos ya estaban besándose de nuevo pero mucho más exageradamente que antes. Se podría jurar que sus salivas eran una sola así como que los ruidos obscenos no tardaron en llegar a escucharse, sorprendiéndose a ellos mismos de lo que estaba pasando, pero sin la intención de separarse. Un par de manos se entrelazó mientras que otro par tocaban necesitadamente el cuerpo ajeno y tibio. Jadeos y gemidos ahogados resonaban en la habitación siendo amortiguados por las paredes  blancas y gruesas. En un intento por sacarle la camisa al mayor, este aprovechó para girar los puestos, quedando él arriba, mas en ningún momento separaron las manos de ese calor reconfortante y necesario para ambos. Aunque no lo dijeran se notaba que lo querían y trataban de conseguir a ciegas, basándose en las caricias y los besos entre sí.
Volvieron a separarse sintiendo sus pechos arder en pasión y lujuria, pero no parecían arrepentidos en lo más mínimo.

— Ho-hoSeok, no… —intentó negarse sin conseguirlo. Ambos lo deseaban y lo sabían— De-debemos detenernos ya…—el nombrado continuó besándolo apresuradamente, logrando dejarlo sin aire más pronto— Enserio… Ya es suficiente —habló cuando pudo, ganándose una mirada llena de vergüenza y arrepentimiento.

— Lo-lo siento, JiMinie —se disculpó sintiendo sus mejillas calientes al igual que su cara.

— Descuida… Seokie hyung —sonrió tímidamente.

El mencionado se aturdió ante tal honorífico y apodo cariñoso, mas no dijo nada y asintió alejando su mirada de la otra. Sonrió débilmente alzando una mano hasta el cabello desordenado del menor, donde la dejó caer de forma tierna. Era un momento bello y significativo para los dos. No querían romperlo a pesar de lo que acababan de hacer, sin embargo, HoSeok se decidió a hablar tanto para matar el rato, como para conocerse más. No sabía de qué, mas aun así lo hizo, escogiendo un tema poco común: los animales.

— Bueno, JiMinie… eh —balbuceó—, ¿te gustan los animales? —apartó la mano de su cabeza y viró su rostro al contrario de donde estaba el pequeño, intentando ocultar su sonrojo. El otro sólo sonrió.

— Por supuesto hyung —se agachó para quedar recostado sobre su regazo, pero sin otros fines a charlar—. Como a todos, sólo que a mí me gustan los gatitos por ser tiernos y lindos —sonrió aún más ampliamente al ver que el pelinegro continuaba acariciándole su cabello; creía que era un gesto lindo de su parte hacer aquello—. ¿Y a ti? ¿Qué animal te gusta más? —cerró los ojos con una sonrisa idiotizada en la cara por los cariños del mayor hacia él.

— Bueno… a mí… me gustan mucho los cachorritos —dijo en un murmullo que fue audible nada más para ellos.

— Oh —habló después de un rato en el que creyó que agregaría algo más, pero sólo dándole paso al silencio—, claro. A mí… de niño me gustaba mucho ir a los zoológicos —soltó una risilla que derritió al azabache y continuó hablando—. Creo que una vez me colé a la jaula de los monos haciendo que ellos se preocuparan… Y… también, cuando era niño, me gustaba… No. Me gusta bailar y cantar —HoSeok le miró sorprendido y con los ojos bien abiertos—. Muchas personas me han dicho que lo hago bien, pero soy algo inseguro, así que no lo sé.

Agachó la mirada con las mejillas a punto de reventar con tanto color rojo acumulado; entre tanto, el mayor sonrió enternecido y se obligó a pensar en cosas feas y no lindas ni violables como el niño. Rayos, ya con sólo tratar de pensar en otras cosas pensaba en él. No entendía por qué su corazón latía con fuerza al estar de aquella manera con una persona, no era el hecho de que fuese hombre pues, era gay, pero no lograba entender por qué. Esa fue la primera vez que sintió algo parecido por alguna persona. Y vaya que se sentía hermoso.

— Pues… hazlo —dijo con una amplia sonrisa logrando que sus ojos casi no fueran visibles. El menor sólo hizo una cara de no entender.

— ¿Ah? ¿Qué… qué cosa? —realmente estaba confundido y se notaba.

— Canta… —aclaró— Sólo esta vez, y… baila también, ¿quieres?

El castaño negó con la cabeza y se removió en su lugar tragando saliva sonoramente mientras que HoSeok se reía.

— ¡Por Dios, HoSeokie hyung, no! ¡Dejé de hacerlo hace años! ¡Es imposible saber bien qué bailar! —se defendió un poco torpe y exagerado— No lo haré… —murmuró.

— Bien, bien —el moreno asintió y se recargó en el hombro del más bajo, sintiendo la calidez del cuerpo a un lado suyo. Susurró otro está bien antes de abrazar al más chico y besar su frente, fue entonces cuando pensó hablar sobre él para que estuvieran igual. Uno sabría de cosas relevantes del otro y así entablarían una amistad.

— Oye, a mí me gustaba bailar también, así que no le veo lo malo que bailes ahora —lo alentó—. Anda, es más, si quieres bailo contigo —le propuso con su sonrisa más brillante y sincera que pudo.

— O-ok —aceptó a la vez que se sonrojaba y apartaba la mirada.

Entonces se levantaron y danzaron juntos con la música del reproductor por blutú que el pelinegro tenía en la sala. No eran sonidos rápidos ni nada por el estilo ya que a el dueño de la casa no le gustaban tanto, sí los escuchaba no lo iba a negar, pero para ese tipo de ocasiones prefería las baladas románticas o simplemente canciones lentas de los 60’s. Un sonido hermoso y un momento digno de recordar para ambos.
Las manos temblorosas y pequeñas del castaño se dirigieron con vergüenza al cuello del otro para comenzar la danza lenta y acompasada; el mayor por su parte mandó directo y sin escalas las suyas a la cintura delgada y frágil del menor, escuchando un pequeño gemido por parte de este. Sonrió y se apegó al cuerpo tímido que trataba por sobre todas las cosas no equivocarse. Mientras se entretenían en eso, algo en la mente del menor hizo “clic” para hablar sobre un tema raro para esos momentos, aunque aun así continuó con su plan.

— Ho-HoSeok hyung —murmuró atrayendo su atención; suspiró y apretó los párpados para relajarse— ¿sabes…? A mí… Yo siempre eh… Yo… A mí —balbuceó tontamente con la mirada clavada en sus zapatos— Siempre, no, más bien desde que descubrí mi sexualidad, eh querido hacer el amor y no sólo quiero tener sexo como animales.

El mayor se rió ante el sonrojo del menor, provocando que este se exaltara y medio gritara un ¡no te rías hyung! bastante adorable.

— Lo siento, es sólo que hoy en día ya no existen hombre con ese tipo de pensamientos.

— Lo sé —respondió— pero es que, vivir en una casa donde tus padres “se aman”, no es fácil ¿sabes? Quizás fue por eso que me interesó hacer el amor

— Sí tal vez… —concordó, pero en una vuelta vio el reloj y era tarde para su empleo, así que debía irse cuanto antes. No le agradaba dejar solo a JiMin, pero no había de otra— Oh no, es tarde —se separó del menor y lo despeinó a manera de disculpa—, debo irme JiMinie… —este le miró confundido ¿cómo? ¿Acababa de llegar y se iba de nuevo?— El trabajo —alcanzó a decir mientras corría por su abrigo y se apresuraba a la puerta— Lo siento, más tarde nos vemos.

Y sin más, quedó completamente solo de nuevo, sólo que esa vez se dijo que su casero llegaría cansado del trabajo, por lo que decidió limpiar un poco la casa para matar el rato.

Vaya que iba a tardar mucho, pero que importaba si era por él. Una sonrisa adornó su cara al pensar eso. Sin duda era extraño sentir que su corazón se aceleraba al estar con esa persona, pero más raro le parecía que ayudaría con las labores de la casa. Eso sí era sorprendentemente raro viniendo de Park Ji Min.

Notas finales:

Bien, bye bye~~


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).