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Cambio de Corazón por Yami Red eyes

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Notas del capitulo:

 

Hola hola!!!!

 

Ehhh, creo que no pasa nada en este capi...bbuuuuu...xD

Creo que ahora si me estoy yendo lento =_=

Pronostico un sig capítulo de muchas más que 5506 palabras que  este.

 

 

El sonido del disparo retumbó en las paredes.

 

—¡BAKURA!

 

 

El lugar, el momento, la fecha equivocada con la persona equivocada; las intenciones incorrectas, y la venganza malograda. Todo hubiera salido muy bien de no haberse aparecido ese extraño chico de ojos llameantes diabólico, naranja eléctrico, de cabellera turquesa.

El momento menos preciso, en el lugar desafortunado…

Hay instantes en la vida en que una persona se pregunta el significado, la coherencia, o el porqué de algún evento infeliz ocurrido en su trayectoria: ¿Destino? ¿Casualidad? ¿Dios? O en verdad estamos en el momento erróneo, en el lugar de la catástrofe; de ser así, ¿se podría evitar?

Jesse no contuvo su ira, había visto caer a esas dos personas sin inmutarse en ellos, la causa de su impulso de muerte se había desatado por el miedo de perder a la única persona ajena a su familia a quien entregaría todo de su miserable vida, todo, incluso su conciencia; porque por Jaden estaba dispuesto a hacer arder el  mundo.

El amor y el miedo son los únicos sentimientos absolutos en este mundo, y Jesse los había combinado de manera peligrosa.

Bakura, Serena y los demás, se encontraron con la persona equivocada.

En el lugar equivocado…

En el momento trágico…

Sí, la vida juega sus cartas, y las juega de una manera misteriosa, y hasta cierto punto, injusta. Pero cada humano tiene su historia y su sufrimiento, entonces al encontrarse, la justicia pude parecer indiferente.

Quizás la suerte también sea un factor importante para el colapso definitivo.

Estaban en el lugar equivocado con la persona incorrecta pero…¿Y Jaden? ¿Habría estado con la persona correcta?, le salvó la vida, ¿había estado en el momento preciso?

Nada pasa por casualidad. Todo depende del cristal con que se mire y los planes de un Dios sin rostro para el futuro de una persona.

Correcto para unos, desastre para otros. La vida juega su juego, y a ella no le gusta perder la ilación de lo que hace.

Jesse era un humano modificado genéticamente, obligado para convertirse en esa arma viviente por la ambición de un maniático deseoso de poder, arrebatándole incluso su infancia; pero… si él no hubiera pasado todos esos horrores, Jaden habría muerto esa madrugada. Si Jaden no hubiera arribado a Alemania, nunca se hubiera enterado de lo que su hermano era, y de no haberlo hecho, seguiría sumergido en la mentira.

Para los demás, un claro ejemplo que la venganza no llegaba a nada, no paga, pero todo cae por su propio peso, para todos, incluyendo a los poderosos.

Quizás la vida ya tiene el escenario de tu destino después de todo y nada pasa por casualidad. Todo está diseñado para dejarte una lección que te ayudará en un futuro por más duro que sea.

¿Para qué es la lección?

Bueno, los misterios siempre han tenido muchas teorías. Pero lo importante, antes de llegar a tu destino, es saber lo que haces con el tiempo que te da la vida. Este no se compra, no se da, no se guarda, ni se vende; el tiempo no te espera, ni te perdonará si lo desperdicias…

 

Capítulo 13.-Géminis

 

Johan había caminado toda la madrugada, ya el reloj marcaba las 12:30 p.m., pero por fin, había llegado a casa. Una casa alejada del bullicio ostentoso del magnate, humilde, donde su amigo había cuidado a su hermano hasta su recuperación.

Axel, un chico maduro, de piel oscura, robusto y cabellos peinados en rastas hasta la nuca, lo había recibido sin hacer mucho escándalo por la llegada. Se sentaron alrededor del pequeño comedor donde el peli- turquesa pudo dejar sus pocas pertenencias y relajarse sobre una de las sillas de madera. Se reclinó mientras comentaba sus frustraciones y el cansancio que tenía. Axel lo miró firmemente sin bajarle la mirada y de forma meticulosa.

—Fue toda una odisea, Axel, y aún no termina. Todavía tengo que encontrarlo.

Axel no había pronunciado nada, únicamente sostenía la vista en sus orbes. Johan miró el techo con el pensamiento alejado; su amado castaño y el anhelo de salvarlo llenaban todas sus ilusiones. Arrugó el entrecejo por el reflejo de la decisión, lo lograría, no había un imposible para él, rendirse no era una opción.

De repente su hermano se le vino a la mente.

—¿Cómo ha estado Jesse? —preguntó sin voltearlo a ver.

Axel monitoreaba las actividades del gemelo, por si necesitaba algo, o a alguien. El sentía simpatía por ambos chicos, sobre todo al presenciar el dolor y la historia trágica de ellos. Siempre trataba de ayudarlos incondicionalmente ya que sabía que lo que les ocurría no era su culpa.

Pero esta vez, Axel no le respondió, lo hizo con la intención para que también lo mirara.

—¿Axel? —su vista por fin bajó hacia la de él.

El moreno tragó saliva, estaba muy serio, habló con voz espesa.

—Johan, ¿Estas enterado que Jesse se encuentra con el hermano gemelo de Haou?

Johan se incorporó de forma turbada, mirándolo con indudable sorpresa.

 — ¡¿Qué?!

—Llegaron a Alemania en la madrugada. Pero la mafia ya los esperaba.

Anderson se levantó de golpe haciendo escandalo al dejar caer la silla en la que se encontraba.

— ¡No puede ser! ¡¿Están bien?!

—Pensé que lo sabías. —prendió la tv. —En las noticias solo hablan de un atentado terrorista en la aerolínea de Francfort. Obviamente los medios no saben el verdadero motivo. Perdí contacto con Jesse.

—¡Maldición! ¡Nunca creí que al decirle a Jesse que viniera a Alemania traería a Jaden con él! —recordó las palabras de su hermano, entonces ese hombre maravilloso del que le había hablado, había sido su cuñado no oficial, todo ese tiempo. Que pequeño era el mundo, pero peligroso a la vez. —¡Los he puesto en un grave peligro!... ¿Pero cómo se enteraron los demás de Jaden? Se supone que nadie lo sabía.

—No lo sé, me llegó la notificación por medio de mi contacto que opera en el Este. Además…—hizo una pausa— Haou también regresó de Japón esta madrugada. No creo que esté enterado.

—¿Japón? ¿Qué hacía allá?

—Hicieron un funeral simbólico para las víctimas del atentado terrorista de un vuelo a Suecia, de hace dos semanas; donde viajaba el hermano de Yuki y lo dieron por muerto. Haou asistió al evento.

Anderson suavizó el semblante. Si su amado había ido personalmente, eso significaba el grado excesivo de interés que el magnate tenía por su hermano gemelo; ya que, solo hacia las cosas personalmente si realmente le interesaba el asunto. Johan no evitó sonreír levemente, estaba en lo correcto, Jaden era el único capaz que podría cambiarlo.

Se acomodó su túnica grisácea sobre sus ropas oscuras, se tapó con la capucha y recogió sus cosas nuevamente.

—¡¿Adónde vas?! —Axel se puso de pie.

—¡Todo es mi culpa! ¡Descubrí al mundo a Jaden y ahora corre un grave peligro! ¡No me lo perdonaré jamás si le pasa algo malo o a Jesse! —Salió apresurado, nuevamente, aunque estaba cansado. —¡Averigua lo que puedas para que pueda localizar a Jesse! ¡No pierdas contacto conmigo!

Axel lo vio partir subido en su motocicleta. Aun no podía quitarse de encima ese mal presentimiento que lo torturaba.

 

Mansión Dorngerber.

 

La habitación era amplia y lujosa, decorada con varios cuadros de ángeles misericordiosos y figuras de santos. Los grabados en las paredes eran exquisitos, y los muebles todavía desprendían ese sutil aroma a caoba recién cortada y pintada aunque lucían algo viejos.

Yusei estaba sentado sobre la cama con sus boxers únicamente puestos, exponiendo el resto de su cuerpo al aire, mientras cuajaban las recientes heridas rojas de su piel. Nuevamente, su rostro estaba intacto.

Sus ojos habían perdido algo de luz, por lo que su mirada se centraba en un punto sin importancia de la habitación. Tenía en la mente todavía lo que había acontecido horas antes:

 

Miró la mansión a lo lejos, su instinto sabía que en ese lugar habían ocurrido tragedias enfermizas; los gritos invisibles de las víctimas todavía podían escucharse en los susurros del viento.

No era tan perceptivo como su amado castaño, pero el escalofrío que le recorría la espalda no lo dejaba en paz con ese mal presentimiento. Aquel miedo era real, no quería entrar allí.

Visualizó al magnate a lo lejos, de inmediato vio que lo que se había sospechado sobre la extracción de sus amigos había resultado cierto, ya que los llevaban inconscientes en los brazos.

 

“!Yuya! ¡Yugi!” —pensó con desesperación para sus adentros al localizarlos.

 

Culpa, sintió aquel sentimiento helado de la culpa; merecía todos los castigos por sus actos egoístas y torpes.

Las palabras de Yuya le martillaban dentro de su cabeza insistentemente con todo el dolor del mundo. Tenía razón, había tenido tanta razón, y de haberle hecho caso, ellos no estarían ahí, pero ya era tarde; nunca imagino que no solo él sería flagelado; había involucrado a todos. Yusei no había puesto atención en la magnitud del daño que había provocado. Jamás debió haber ido al departamento en aquella ocasión, jamás debió ignorar el estado en shock de su aprendiz de mecánica, jamás debió reemplazar el recuerdo de su amado con alguien que se asemejaba a él, pero sobre todo, jamás hubiera sucumbido ante sus enfermizos celos.

Se arrodilló, no caminó más. Sus ojos derramaban lágrimas de impotencia y arrepentimiento. Pidió perdón a la memoria de su Jaden, a sus amigos inconscientes y a todos a los que había herido. Deseaba desaparecer, era un idiota y todo por sus tontos impulsos, todo por no confiar en su amado, todo por creer en las palabras de terceras personas sin conocer la verdad primero.

Era demasiado para él.

¡Hey tú! ¡Párate y camina!uno de los guarda espalda le dio pequeñas pataditas con el pie, ensuciando su ropa azul. Yusei no se levantó, estaba aterrado, no sabía qué hacer y sobre todo, por la seguridad de sus amigos. Comenzó a dudar de él y sus decisiones. Quizás si fuera él solo, podía enfriar sus pensamientos y enfrentar su realidad dignamente, pero con Yuya, Yuma y Yugi involucrados, no tenía la fortaleza.

Al gorila se le había olvidado el trato “delicado” para con él, sacó una mediana cadena y le propició un golpe fuerte en la espalda como a un animal. El mecánico soltó un alarido de dolor.

—¡Párate! —le gritó el guarura intimidante.

Los gritos habían provocado que todos voltearan. Haou afiló la mirada con un brillo sepulcral, dejó a Yuya en brazos de Yuri y se dirigió hasta Yusei.

Otro golpe había maltratado la piel del mecánico japonés; aquel sujeto parecía divertirse con eso.

—¡¿Qué no entiendes?! ¡Mueve tú trasero, gusano! —alzó nuevamente el objeto y lo azotó, pero este se había enredado en el brazo del magnate quién había protegido al chico. Aquel agente tembló hasta la medula al enfrentarse a su jefe.

—¡Se-señor Yuki! —dio un paso atrás.

Aquellos orbes dorados lo mataban con la sola mirada. No había que ser un genio para saber que su vida había terminado o el castigo sería terrible. ¿Cuál elegiría el castaño?

—El es mi novio. —dijo el magnate, dándole a entender de la gravedad de su falta.

—¡¿No-novio?!—daba pasos temblorosos hacia atrás. — ¡Pe-pe…perdón, señor! ¡Perdón!

Con la misma cadena, Haou la enredó en el cuello de su guardaespaldas; la jaló fuertemente con rapidez y destreza y el movimiento provocó una dislocación severa, al grado de aplastar por completo la faringe junto con sus posibilidades de respirar. Ese hombre se retorció en el piso con la cabeza colgando de un lado y sus ojos rodados hacia arriba, tensados y saltados, muriendo lentamente en un agonizante dolor.

Todos, todos, incluyendo a los matones; Yuri y Kiryu también, temblaron ante su fuerza.

Yusei tenía los ojos desorbitados, y el trauma se podía apreciar en él.

 

“Si vas con él, te garantizo que sufrirás.” —recordó otra vez las palabras de Yuya.

 

El pacifico rostro sin emociones del magnate solo podía indicar que aquello era natural en su vida. Ni siquiera sonrió como si lo hubiese disfrutado o exhaló por el movimiento físico repentino, o blasfemó por haber tocado a su novio…Nada.

Se agachó hasta la altura de Yusei y acarició su rostro. Ese gesto los dejó perplejos, sobre todo a Kiryu, quien había visto casi todos los tipos de tratos del magnate hacia los demás y podía afirmar su crueldad. Ese chico debía ser especial de alguna manera.

Tranquilízate, Yusei. Sé que los cambios son aterradores pero te aseguro que no pasa nada. Las experiencias son buenas.

Ambas miradas se encontraron, la figura de su Jaden trataba de alentarlo con el contacto pero para el mecánico era un completo desconocido; esa mirada fría solo lo aterrorizaba más.

¡No! ¡No me toques!apartó su mano bruscamente sobre su rostro. Los presentes quedaron tiesos, nadie le levantaba la mano a su jefe sin querer encontrar su final.

Haou lo miró con prepotencia. Se levantó jalando a Yusei de los cabellos, haciendo que también se pusiera de pie y lo siguiera en ese arrastre. El mecánico pedía ser liberado, pero su voz se quedó en el eco del recorrido.

Llegaron hasta la mansión, un sirviente abrió la puerta haciendo una reverencia.

—Kiryu, lleva al Sr Muto al salón “S”. Yuri, lleva a Yuya a mi habitación. —ambos asintieron y se pusieron a andar.

Yusei fue arrastrado hacia una habitación de prominente lujo, ahí lo tumbó sobre la cama. Los ojos azules lo miraron aterrado.

—¿Por qué? —preguntó el ricachón al mecánico, este siempre lo hacía cuestionarlo; normalmente él provocaba las preguntas a sus víctimas pero Yusei siempre se las arrebataba. ¿Por qué siempre me desafías, Yusei? Estuve enterado de tu visita a Kaiba Corp, ¿Qué hacías? ¿Pedías ayuda?

Yusei se quedó sin palabras, el sudor perlaba su rostro.

Haou estaba impacientándose.

—Nadie se había opuesto de esa manera tan estúpida ante mí...Bueno, en realidad, eres la segunda persona que lo hace. Aun así, me intriga, Yusei ¿Por qué? —la pregunta en realidad era ¿Acaso no me temes? Haou no quería comenzar esa “relación” bajo ese principio. Era el novio de su hermano, y eso era lo único que impedía que Haou lo aplastara con toda su ira. Jaden nunca se lo perdonaría y él no podría vivir si su amado hermano lo rechazaba, si seguía con vida.

Yuki se acercó lentamente hacia él haciéndolo retroceder sobre la cama.

— ¡No tengo por qué obedecerte! ¡No eres mi dueño! —respondió Yusei con voz agitada.

Yusei ya no podía hacerse más atrás. El castaño lo sometió fácilmente apresando ambas manos contra el buró. Ahí había unas cadenas las cuales colocó fácilmente, posteriormente destruyó el frente de su playera con una navaja, y se deshizo de la mayoría de las prendas que llevaba puestas el japonés, mientras este se quejaba y trataba de huir.

— ¡Suéltame!

—Tú eres mi novio, Yusei, no tienes permitido que alguien más te toque o te cargue como lo hizo Jack Atlas. No puedes estar con nadie más.

Un dejavú le deslumbró como golpe en la cara del mecánico, esas palabras ya las había oído antes, de sus propios labios.

—No-no hice nada…

—Te vi, nadie me lo cuenta, estabas coqueteando con otro frente a mí. Esta vez te la paso, pero no quiero que se repita.

Yusei se perdió en ese recuerdo, en la última vez que había discutido con Jaden, en la verdad que no quiso ver. Jaden siempre le había sido fiel.

Sus ojos se llenaron de lágrimas, estaba paralizado por los recuerdos, por el maltrato que él daba injustamente a su novio, merecía lo peor, pero aun así le aterraba.

—J-Jaden…

Otra vez ese nombre desconcentraba al castaño. El dominio sobre ese chico de su país natal se le estaba haciendo todo un reto; no podía controlarlo como deseaba; no estaba acostumbrado a tanta rebeldía por parte de alguien, desde aquel chico que había amado hace tiempo; no quería enamorarse de Yusei también debido a eso, —solo por el amor y respeto a su hermano no lo hacía—, pero comenzaba a desear controlarlo totalmente.

Haou sacó un anillo con las iniciales “HY”, después calentó el oro con un encendedor. Yusei seguía paralizado.

—Quiero que entiendas que solo debes mirarme a mí. —el calor de ese metal precioso no parecía afectar los dedos del empresario, pero ya estaba rojo del ardor. —Quiero que olvides el nombre de mi hermano, quiero que me pertenezcas solo a mí, Yusei. Solo a mi…

Acercó ese objeto sobre su pecho, más exacto, arriba  del pezón cerca de su corazón.

Yusei volvió a reaccionar en cuanto sintió el calor quemando su piel, fue en ese momento que Haou besó su boca e introdujo su lengua. Con la navaja raspaba algunas heridas que le había hecho para que volvieran a abrirse. El rojo era su color favorito, como los rojos ojos de Yuya y su cabello en contraste con su piel blanca.

Los gritos eran desgarradores, pero amaba escucharlos de los labios del novio de su hermano. Jaden también había tocado ese cuerpo apiñonado, era como sentirlo a través de él.

La excitación no tardó en apoderarse del cuerpo del magnate, devoró sus labios y jaló su lengua con los dientes. Se estaba volviendo un animal, todo al recordar a su hermano. Ese mismo efecto era el que causaba Yuya, por eso lo deseaba tanto, y ahora sabía que Yusei lo despertaba también.

No lo estimuló, estaba muy ansioso, muy erecto. Al quitarle la prenda de su virilidad fue que lo penetró, lenta y dolorosamente antes de empezar las salvajes embestidas; de morder la piel, de lacerar más profundo las heridas y hacer nacer otras.

Jaden había tocado ese cuerpo, aspirado el aroma, jugado con aquellos cabellos oscuros. Era el hombre que su hermano había amado y ahora lo tendría él.

—¡AH! ¡Jaden! —gritó Yusei para molestar al magnate.

—¡mhmm!... —Gimió profundamente Haou— ¡Jaden!...

 

Carretera norte. Frankfurt

 

Jesse manejaba dificultosamente mezclándose con los autos citadinos. La herida en el pecho había dejado de sangrar por el momento, eso gracias a que se quitó la bala dolorosamente y estaba sanando muy rápido. Sus ojos seguían siendo naranjas. Miró a su copiloto, Jaden seguía inconsciente, eso lo alegraba, no deseaba que se frustrara por aquel escape ni estuviera traumado, había sido mejor así, ya había experimentado demasiado:

 

—¡Serena, Serena! —Ruri se encontraba desesperada, lloraba frustrada y temerosa de perder a su única amiga, a su hermana, a su compañera de vida.

Recordaba los buenos momentos, la escuela, los chicos, todas las travesuras que hacían, todo el amor de hermanas hasta llegar a la preparatoria. Entonces se sentían invencibles, expertas de la vida, y dueñas de todo.

Sus padres no habían querido que fuesen a esa fiesta con los chicos nuevos de intercambio que recién habían llegado, pero el libertinaje pudo más con ellas a pesar de haber asistido a muchas fiestas más anteriormente, con los conocidos de antaño.

Esos dos bellos chicos habían sido la perfecta tentación para desobedecer y saltar incluso los malos presentimientos en sus padres. Y aun así asistieron, bailaron, se divirtieron, pero no fue hasta sentirse mareadas que comenzaron a pensar que algo andaba mal. Y ahí comenzó toda esa pesadilla.

Haou las había evaluado en cuanto se las presentaron, él tenía el poder de liberarlas, de regresarlas con su familia, pero en esos ojos álgidos no existía la misericordia. Sonrió en prepotencia y las mandó directo al equipo principal de Satisfacción. Al menos las dejó juntas, a pesar de todo.

Lucharon por sobrevivir, por tener todavía una vida aun en ese bajo mundo de inmundicias, existía la esperanza, junto con las pocas sonrisas entre ellas, pero siempre unidas, lado a lado, codo a codo.

—¡Por favor Serena!!Por favor, No te vayas, hermana!!! —las lágrimas caían sobre el rostro de la chica.

Serena la miró con la visión borrosa y la sangre escapada por su boca.

—Al menos lo intentamos Ruri. Nadie puede decir que las mujeres solo somos princesas. Ganamos…

—¡Sí, hermana, sí, ganamos, ganamos! —la abrazó con mucha fuerza.

—Ruri. Te quiero.

—¡No digas eso, vas a estar bien, ya vienen las ambulancias!

Serena sonrió amablemente, por última vez.

—Me pregunto…. ¿Que hará hoy mamá de cenar? —Serena no aguantó más, cerró sus ojos para no volverlos a abrir jamás.

—¡SERENA!!!! —la vida de su hermana se había desvanecido en sus brazos, el grito había sido doloroso.

Jaden no podía estar más impactado, ni siquiera respiraba, sus ojos podían desencajarse en cualquier momento. ¿Todo eso lo había provocado su dulce hermano?

Lac chica de ojos amatistas lloraba sobre el cadáver de su hermana. Dentro de la aerolínea se escuchaban todavía disparos y agentes de la policía habían arribado.  Jesse se estaba deshaciendo de los espías que intentaban cogerlo. Uno a uno de manera increíble y brutal.

Pero el shock seguía invadiendo el alma del diseñador y no podía reaccionar.

Marik tomó el cuerpo de Bakura y no se volvió a mover. Había llorado la muerte de ese hombre todo ese tiempo en un llanto silencioso y profundo sufrimiento. Su pena no podía soportar esa realidad, entonces los ojos plumbago, destrozados por el llanto,  miraron al castaño con dolor.

Tomo su arma y le apuntó a Jaden, pero solo bromeaba, sonrió al mundo por última vez y estrelló la bala contra su propia cabeza, cayendo sobre el cuerpo de su amado en una demostración de amor eterno directo al infierno.

Jaden Yuki estaba petrificado, su cuerpo no paraba de temblar.

Jesse llegó hasta él, le gritó varias veces que subiera al auto pero el castaño no respondía. Sus sentidos se habían congelado en las escenas.

Inconvenientemente no había más tiempo, hombres en uniforme estarían allí de un momento a otro. No tuvo otra opción, golpeo una parte de su nuca con precisión para quitarle la conciencia. Lo subió en el asiento del copiloto en el auto que le habían ordenado entrar, y partieron a toda velocidad.

 

Jesse no había podido evitar que sufriera psicológicamente, se prometió que jamás dejaría que ese chico volviera a soportar un shock igual.

Ahora sonrió al ver ese rostro descansando tan pacíficamente como un ángel, sin ninguna preocupación.

Jesse suspiró. Jaden también lo había hecho en su inconciencia.

Yusei…los sueños del castaño se llenaban de ese nombre.

Anderson afiló la mirada. ¿Quién era ese Yusei a quien llamaba con tanto fervor desde hace ya un rato?

Miró hacia el camino, por ahora solo podía llevarlo a su casa.

 

Más atrás un auto los seguía a discreción.

 

Érfurt. Capital de Turingia.

Rancho Kaiba. Propiedades de Noah Kaiba.

 

Seto Kaiba platicaba con su primo sobre lo que estaba pasando, todo, desde KC. Shark estaba sentado en el sillón con las piernas y brazos cruzados, escuchando la conversación, pero con la preocupación recorriéndole el cuerpo. Era calmado, pero la situación incierta de su Yuma lo estresaba.

Atem estaba viendo el horizonte desde un rustico ventanal, todos sus pensamientos estaban llenos del vendedor de videojuegos, desde el primer día en que lo conoció:

 

No le encontraba más sentido a su existencia. Lo tenía todo pero a la vez nada. Era una marioneta sin vida de su propio lujo.

Había salido con celebridades, con modelos, con princesas y condes. Todos iguales, vacíos, avaros, secos por dentro, orgullosos de su belleza artificial y poder. Caminaban en su propia soberbia sobre el suelo humano, como majestuosos pavorreales presumiendo de sus exóticas plumas.  

Eso le asqueaba, ya estaba harto de la gente falsa y ambiciosa.

Había asistido a esa ostentosa fiesta en Japón por negocios, el evento se llevaba a cabo en la azotea de un elegante hotel Premium de siete estrellas, toda la ciudad podía verse desde ese sitio hasta la torre de Tokyo. En realidad había ido a Japón solo porque deseaba  perderse en el bosque de Aokigahara, famoso por inducir a la gente al suicidio, y acabar con su soledad eternamente bajo el pretexto de los efectos del bosque.

Ese sería su último banquete sobre la tierra, no había nada que lo atara a seguir respirando.

Estaba planeando todo en su cabeza, mientras la gente pudiente bailaba, tomaba y se alababan uno a los otros.

Todos eran iguales, ojalá cayera un rayo en ese lugar justo en ese momento para acabar con todos esos pedazos de carne débiles, vistiendo las pieles de los pobres animales casi extintos. Los odiaba a todos, pero ya no los vería más.

Recargó su mejilla sobre su mano izquierda, su codo izquierdo apoyado en la mesa, cruzó las piernas y miró todo con aburrimiento. Ya había rechazado los caviares y comidas exóticas varias veces, su última cena sería solo champaña fría, aunque faltarían muchas copas para embriagarlo.

A unos cuantos pasos de él, un hombre rubio obeso con las manos repletas de anillos de oro y sudor visible en su traje de esmoquin, había dejado caer su cartera sin darse cuenta. Al parecer Atem era el único que se había percatado de eso, sus ojos amatistas se centraron en ese pedazo gordo e inútil de cuero que resguardaba por lo visto—, una suma excesiva de dinero.

La contempló. Sería interesante ver la reacción de aquel puerco si arrojaba el dinero hacia el vacío, quizás si lo quemaba frente a él podía conseguir algo de diversión, o si lo regalaba a algún sirviente también podría burlarse. ¿Qué podría hacer?

Sus planes se vieron frustrados cuando vio como un mesero de estatura baja y grandes ojos amatista la había recogido.  Aquel chico observó el objeto con detenimiento, no había que ser un genio para deducir que lo guardaría para verlo más tarde y se quedaría con su contenido, era típico de la servidumbre. Pero ese chico no lo hizo. Atem se incorporó con mucho interés.

Disculpe caballero. Llamó el pequeño mesero al hombre corpulentoCreo que se le ha caído esto. —le extendió la billetera intacta.

Aquel hombre sostuvo un gemido de sorpresa, después pudo ver la belleza de ese chico de ojos amatistas. Sonrió como un pervertido.

¡Maldito ladrón!dijo intentando hacer un show. ¡Te he pescado con la manos en mis pertenecías! ¡Ladrón!

El mesero dio un paso atrás con la cartera todavía extendida en mano.

¡Yo no robe nada, solo estoy devolviéndola, estaba en el piso!

— ¡No mientas ladrón! ¡Seguridad!de inmediato dos hombres llegaron hasta el caballero  adinerado.

— ¡Arréstenlo y llévenlo a una habitación del hotel! ¡Quiero hablar a solas con esa basura!

— ¡No! ¡Yo no hice nada!fue arrastrado por los agentes.

Aquel rubio obeso sonrió anchamente, disimuló su propia estimulación sobre su entre pierna y caminó pavoneándose mientras justificaba su partida a sus colegas e ir al encuentro con su “ladrón”.

Atem arrugó el entre cejo. Se levantó justo tras de ellos.

Lo habían esposado con las manos tras su espalda, así lo arrojaron con violencia sobre una cama.

¡Solo la devolvía!

¡Cállate escoria!dijo uno de los agentes.

Casi en seguida el rubio adinerado entró, agradeció por la ayuda a los guardaespaldas dándoles dinero por sus servicios y quedando solo con el mesero.

Los ojos amatistas lo retaron con la mirada, esperaba la explicación de haberlo inculpado de esa forma tan vil.

Pero el cerdo ni siquiera se detuvo a pronunciar palabras sarcásticas y burlas, simplemente se abalanzó sobre de él y comenzó a besar su cuello. El chico no se lo esperaba, comenzó a forcejear y a rogar por ser liberado.

¡Nooo!ese hombre tallaba su erección simulando una penetración por sobre la ropa y el miembro del chico.

Atem llegó en el momento oportuno, lo jaló con todas sus fuerzas para quitárselo de encima y lo golpeó en la cara. El rubio cayó fuertemente al piso debido a toda la grasa acumulada en su cuerpo, haciéndose un fuerte daño con el rebote.

¡Gente como tú me da asco! ¡Quizás deba llamar a las autoridades para que te arresten por intento de violación!la voz del egipcio sonaba fuerte y rabiosa.

El rubio tragó saliva y sudó más de lo normal.

—¡Atem Aknamkanon! ¡Yo solo…

—¡Desaparece de mi vista si no quieres que proceda y te vea tras las rejas! ¡De eso me encargaré yo personalmente!

Era una amenaza que no podía ignorar. Se levantó torpemente en un esfuerzo descomunal por su corpulencia y se marchó lo más rápido que sus piernas achaparradas se lo permitían.

Atem miró al mesero, este le devolvió la mirada embelesado por su heroico acto. Los ojos de ambos brillaron por aquel primer encuentro y en ellos se encendió un sentimiento mágico que jamás se hubieran imaginado que existía.

Las llaves de las esposa las había adquirido de los guardias cuando estos salieron de la habitación, fue fácil obtenerlas con un modesto soborno. Liberó entonces de esas ataduras al mesero.

Te trataron muy mal esos tipos.

Sí. Pero yo no robé nada.

—Lo sé, yo lo vi todo. Eres inocente.se miraron nuevamente—Tu honestidad casi te cuesta tu dignidad.

El chico exhaló.

No podía ignorar la billetera, alguien podía necesitar con urgencia su contenido. Era lo correcto.

Ese tipo nada en billetes, una perdida así no le haría ningún daño ¿Por qué no te la quedaste?

El chico hizo una expresión extrañada.

Ya te lo había dicho, yo no soy un ladrón. Y mi conciencia tranquila vale más que todo el dinero del mundo.

Esa respuesta puso a palpitar presurosamente el corazón del egipcio. Ante él se encontraba un chico que realmente vivía sin ataduras materiales y enfrentaba su existencia con el tic tac del tiempo día a día. Por primera vez Atem había caído bajo ese embrujo de amor a primera vista.

¿Cómo te llamas?no esperó más para preguntárselo.

—Yugi Muto. —sonrió amablemente, cerrando algo los ojos.

—Yugi…lo dijo sobre un suspiro— Que bello nombre.

 

Desde ese día sus viajes a Japón eran más frecuentes. Sobre todo en tiempos de sembrinas, pero si se le apetecía, visitaba el país del sol naciente en cualquier época del año, solo para encontrarse con Yugi, quien también lo había salvado de una auto muerte segura al darle una razón para vivir.

La relación en ambos se florecía en actos perfectos, al compás de una hermosa melodía bien escrita que los acercaba más y más conforme pasaban los días, y el tiempo era testigo de que a su paso, ese sentimiento se volvía cada vez  más fuerte.

 

Su corazón se haría pedazos sin Yugi a su lado, era el motor de su vida.

— ¡¿Qué no escuchas?! —Lo sacó Kaiba de su trance. —¡Despierta Aknamkanon!

—¿Decías algo? —dijo aparentando haberlo hecho intencionalmente.

Kaiba lo jaló de la camisa hasta acercarlo a su rostro.

—¡No te atrevas a burlarte de mí, empresario de segunda! ¡Si vamos a tener esta alianza forzosa entre los dos, que sea solo para enfrentar a Yuki! ¡No trates de exasperarme porque no pienso tolerar cualquier falta! ¡¿Entendiste?!

Atem frunció el ceño.

—Bueno Kaiba, te agradezco que me ayudes con el rescate de Yugi. Supongo que te queda bien el papel de cupido.

—¡¿Qué has dicho?! Yugi solo me quiere a mí.

—Deja de mentirte. Incluso él te lo ha dicho. Además… sé que tú amas a otra persona.

Kaiba se quedó sin palabras; primeramente porque trataba de descifrar a lo que se refería y en segunda, porque muy en el fondo, sabía que era cierto.

La reta continuaba, los otros dos los miraron aburridos, eso se podía notar en sus ojos semi abiertos mirándolos en fastidio.

—De cualquier forma, hay que estar unidos para rescatarlos a todos. —habló Reginland demostrando madurez después de un suspiro.

Ambos magnates se separaron. Estaba claro que no se llevaban nada bien.

—¿Qué te han dicho tus contactos sobre Jaden, Aknamkanon? —preguntó nuevamente el empresario de KC, pregunta hecha antes de comenzar el pleito y sacarlo de sus recuerdos.

—La mafia lo tiene en la mira. La última vez que lo vieron fue en el aeropuerto de Francfort. Quizás alguien ya lo tiene en su poder, aunque lo dudo. Según dicen, hay mucho movimiento en el bajo mundo, y si alguien lo tuviera, todo hubiera cesado.

—Que patético. ¿Solo eso te han dicho tus esclavos?

—Pues yo no he visto que alguien te informe a ti. No tienes movimientos en este país.

Kaiba se cruzó de brazos y chasqueó los dientes. Eso era debido al temor de lidiar con Haou Yuki, ahora pensaba que sus precauciones habían sido en vano.

—Cálmense señores. —Se interpuso Noah— Si vamos a jugar con la muerte de frente, al menos debemos tener buenas armas. Infiltraré a alguien en la mansión de Yuki para que pueda ponerse en contacto con ese tal Yusei. Sabiendo cómo se mueven, tendremos una oportunidad. En cuanto al gemelo…debemos buscarlo.

—Espero que ese mecánico de pacotilla no lo eche todo a perder. —dictó Seto.

—Se ha equivocado, Kaiba. Todos lo hacemos. Es humano. Hay que darle una oportunidad.

Seto chasqueó los dientes.

—Tsk, los errores los cometen los perdedores.

En ese momento tenía un video llamada desde Japón, con enlace a su hermano Mokuba.

—¿Qué sucede Mokuba? —dio clic en el enlace desde una tableta electrónica.

—Seto, ha pasado algo terrible. —La voz de su hermano sonaba alterada—Secuestraron a Joey.

 

Continuara…

 

Notas finales:

 

Siguiente capítulo se titula: Choque.

 

:D

 

Gracias por leer...


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