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Cambio de Corazón por Yami Red eyes

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Notas del capitulo:

 

Hola!!

Aquí vengo yo a atormentar con tanta lectura; segun mis cálculos el siguiente se arma el movimiento de los salvadores.

 

Lamento que sea tan largo; lo dividí en dos, para que se aprecie más con calma

 

Cap 2x1

 

Belleza…

 

Un valor estético subjetivo y abstracto, que los seres humanos percibimos con nuestros sentidos como algo agradable, presente o ausente, en mayor o menor grado, en todo lo creado, en forma natural o cultural, resplandor del bien y la verdad.

No obstante, la diversidad de pensamiento y formas variables de vida, han logrado estimular la percepción ideal de cada uno de los individuos de manera abismal; para quienes piensan que algo puede ser bello, para otros podría significar lo más repulsivo.

Es por eso que Kiryu trataba de descifrar las razones de “belleza” que fascinaban a su jefe.

Eran totalmente diferentes en cuanto a su definición del concepto.

Haou veía belleza en la destrucción, en el dolor, en la ira y el sufrimiento. Un corte en la piel y el brote de la sangre caliente, en combinación con los alaridos de agonía, no eran más que un paisaje de cascadas, silbidos de pájaros y armonía de la naturaleza pacífica en la creación del equilibrio de su ser; tenía un concepto surrealista hacia la belleza; algo que diferenciaba a las masas y que solo Yuki podía entender. Para Haou Yuki, entre más maltratado y humillado fuese su concepto de belleza, era mucho más valioso y sublime frente a él.

Yuya era un ejemplo latente, el cuerpo del miembro más joven del equipo Satisfacción era un mapa de caos y aberraciones enfermas reflejadas en la mutilación superficial de su cuerpo. Pero Haou lo amaba, amaba a su lienzo, amaba su arte, porque Yuya era representación de su mejor obra de arte, la piel blanca del chico resaltaba todo lo que el magnate anhelaba en sus pensamientos, los dibujos y trazos sádicos del cuerpo de Yuya era en realidad un mensaje encriptado, algo que Haou quería gritarle al mundo y lo plasmaba en su arte.

Porque por dentro, el castaño de ojos diabólicos más sanguinario y temido en el bajo mundo, estaba gritando en el vacío y profundidad asfixiante, de su soledad.

 

Capitulo 18.- Desastre

 

Salón Special Satisfaction

 

Kiryu contemplaba embelesado cada movimiento de su protegido Yugi Muto. Sus reacciones, sus vistazos, sus pausas y respiraciones; el movimiento flemático y elegante de sus manos, de su mirada amatista hacia los objetos y el tono de su voz.

En ese momento Yugi se encontraba hablando acerca de lo feliz que se sentía por el reencuentro con su mejor amigo de la infancia, y que el lazo entre ellos, ni el mismo Haou pudiese romper.

La presencia de Joey —junto con las palabras dichas—, le había dado fuerza, y un magnifico giro a su percepción en su estado presente, de su cautiverio y los propósitos que tuviese Haou para ellos. Porque era verdad, Haou era una persona como todos, con las mismas aptitudes, solo oculto en el poder del dinero, pero al final tan frágil como todos los demás “Dioses”, así mencionado por el escandaloso rubio.

El destino no pertenecía a nadie, más que a nosotros mismos.

Enfrentarlo era lo interesante. Enfrentar a otros “Dioses” creadores de pensamientos y jugar su juego, era solo un pequeño reto de la vida misma.

Yugi comenzó a cuestionarse sobre las debilidades del autor de esa pesadilla. Algo debía tener dentro de su soberbia persona, un punto frágil. Cualquier punto en el que se pudiera meter la dinamita, él estaba dispuesto a participar para detonarla, debía encontrarla.

El rostro de Kiryu era de ternura; aquel chico rubio desvergonzado había conseguido lo que él no pudo: regresar a Yugi desde las cenizas. Y no solo eso, aquel rubio de ojos melados había levantó el ánimo en todos  los presentes, incluyendo a los más duros como Kaito o Yuri, alejándolos de dudas. Kiryu lo había notado por las reacciones asombrosas y decididas de sus compañeros de trabajo.

Nosotros somos los constructores de nuestro camino, y mientras sigamos respirando, todo es posible.

Kiryu estaba decidido; ayudaría a Yugi, deseaba verlo libre, deseaba que esa fortaleza siguiera siendo su motor para siempre, para todo lo que se proponía, para sus objetivos y destinos; nunca jamás volvería a verlo derrotado.

Quizás era el momento de despertar de la pesadilla que creyó eterna.

—¡Se que si nos unimos, podremos ganar! ¡El es uno, nosotros un pueblo! —Yugi apretó el  puño logrando sacarle una media sonrisa al peli platinado.

—Enfrentarse a Yuki no es tarea fácil. Escuché que en una ocasión, sus caprichos acabaron con un pueblo entero del eje. No quiero imaginarme si fuese un comandante de guerra Nazi. No recuerdo quien fue la última persona que lo desafió. 

—¡Exageras, Kiryu! Tiene el poder de mandar, es cierto, pero…¿Qué pasaría si los dominados fueran hacia esa voz de mando para destruirla? ¿Te imaginas? Solo….solo necesitamos un plan.

Kyosuke estaba conmovido, ese chico era tan inocente.

—Me imagino a todos muertos por su mano. —dijo en ironía y tomó un poco de licor de su fiel botellita— Tiene una fuerza inimaginable, algo diferente a su poder económico o de mando. En verdad es terrible. Por eso es temido, muchos afirman que en realidad esta poseso por un demonio.

Yugi se entretuvo en sus conclusiones, en su optimismo por atacar del momento, pero no pensaba en los obstáculos, solo en el hecho de hacerlo. Estando Joey ahí podía ser como en los viejos tiempos, donde su combinación de oro podía ser casi impenetrable ante cualquier adversidad. Necesitaba arriesgarse para volver a encontrar al rubio y hacer realidad el deseo de escapar. Pero las palabras de Kiryu comenzaban a meterle incertidumbre.

—¿Un demonio?

—Sí, es terrible—dio otro sorbo hablando sin agitarse.

Yugi bajo la vista, pensaba que nadie podría ser tan terrible…nadie.

El cuidador bufó divertido, luego se sobó la nuca algo estresado, pero resignado al final.

—Se que te sientes motivado después de haber visto a tu amigo, pero también debes ser realista. No puedo permitir que te ilusiones de esa manera tan entregada. Yuki no es cualquiera, es muy precavido pese a sus desordenes psicológicos. Si no lo has visto en sus arranques de ira, todavía no tienes la precaución de no hacerlo enojar. —Kiryu posó ambas manos sobre los hombros del más bajo. Parecía haberle bajado algo la moral y eso no podía perdonárselo. Suspiro— Eso que piensas es una misión suicida

Yugi lo cautivo nuevamente dentro de sus grandes lagunas amatistas, esta vez endurecidas; las palabras de Joey lo habían convencido; parecía aferrarse a cualquier destajo de esperanza.

—Debemos intentarlo.

Kiryu notó cierta determinación en el joven Muto. Levantó su barbilla con sus dedos y le sonrió.

—Desde hace tiempo he cerrado los ojos... mi única forma de vida era en la oscuridad. Pero ahora pienso despertar del vacío. Tienes razón….perderemos si no lo intentamos, Yugi. —logró tener su atención, el deseo de besarlo se hacía más fuerte con forme tenía contacto con él.

Por Kami-sama, sí que era un chico hermoso.

La vista en ambos parecía brillar, Yugi por aliento de esperanza y valor, mientras Kiryu  por las precipitadas palpitaciones de su corazón al tener al vendedor tan cerca.

—Yugi….Si he de morir luchando, lo haré por ti.

—¡¿Qué?!

—Han pasado muchas cosas, pero he decido mi destino como “Dios”, y lo que quiero es protegerte a como dé lugar, así tenga que desafiar a mi “ángel del infierno” y sacrificar mi vida. Te prometo lealtad solo a ti, Yugi Muto, solo a ti.

La expresión de Yugi era de absoluta sorpresa, no entendía bien a lo que jugaba ese tipo. Le quitó las manos de su persona lentamente para hacerle la pregunta más serio.

—¿Por qué haces esto?

No podía confesarle su estúpido enamoramiento sin bases en ese momento, desvió los ojos y procesó una respuesta coherente.

—Porque yo también estoy harto de todo esto.

—Kiryu…

—Demos un significado a nuestras vidas. Y hagamos que valga. —le sonrió gentil y volvió a sorber de su botella de whisky.

El corazón de Yugi comenzó a acelerarse, también sonrió derritiendo el corazón del más alto con ese gesto; después asintió firmemente con la cabeza y su visión se volvió objetiva.

El fracaso no estaba permitido.

—Kiryu.

—¿Sí?

—Deja de beber…

 

 

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Yuma seguía tocándose la mejilla reproduciendo una y otra vez las palabras y golpe del magnate sobre de él.

 

“Y menos de un segundo como tú…”—¿Qué habrá querido decir con eso?

 

Sus pensamientos  se escaparon cuando el sonido de la charola de plata con la cena había sido colocada en la mesita de noche.

Kaito lo miraba con una seriedad atroz, pero por más taciturno que parecía, sus intenciones claramente no parecían enfermas hacia él, no como Yuri.

Yuma miró los alimentos, después regresó su vista hacia el elegante muchacho y permanecieron descifrándose con ese gesto por largos minutos.

—Entonces tú eres Kaito.—Yuma rompió el silencio, aunque no se sentía incomodo.

—Escucha chico, voy a darte un concejo. Cuida mejor tus palabras; sobre todo frente a Yuki. Porque no pareces agradarle. —hizo una pausa contemplando alguna escena en su mente—Sé como acaba con la vida de quién no le agrada, y peor si se meten con sus cosas. Lo he presenciado, es horrible; lo tuyo me parece un milagro.

—¿Qué cosa hace?

Kaito no tenía intenciones de atemorizarlo o revelarle las cosas personales de su jefe; pero si no era cuidadoso, la próxima vez, no habría milagro.

—Tu color de piel no le agrada, no es por ti, es algo racista.

—¡¿Racista?!

—Locuras excéntricas, te recomiendo que no trates de entenderlo, solo obedece, así podrás tener más posibilidades de sobrevivir o de tener una muerte digna. —Kaito se recargó en un mueble y su mente se perdió en la distancia, como si reviviera algo, algo del pasado:

 

 

“¿No creen que Johan es hermoso?” —Tristán Taylor era uno de los manejadores de Main Satisfaction, Haou lo tenía ahí debido a su rudeza al hacer las cosas y falta de escrúpulos. El perfecto empleado para el puesto de trata.

Sora y Kaito miraron al nombrado que había pasado junto a ellos para dirigirse a la oficina de su jefe.

“¿No deberías estar en tu lugar, Taylor? —Sora comía su paleta de uva poniendo un semblante infantil.

“Si, pero no puedo evitar levantarme cada que Johan está solo. Quisiera una probada de él”

Ambos compañeros sintieron pena por el moreno con peinado en punta. Todos sabían que Johan era el novio de su jefe, y acercarse a él significaba la muerte. Pero para ese tonto, no parecía temerle a esos detalles.

“Desiste de esas tonterías en tu cabeza, Taylor. Johan es de esos sujetos que se exhiben en el centro de un campo minado. Si no quieres explotar, tu sabes.”

“Vamos, siempre me ha gustado desde que lo vi” —parecía suspirar—“. Quiero algo bueno. Desde que mi perrita “Dukesa” se extravió en el mundo, ningún otro me ha satisfecho. Creo que merezco algo bueno, Johan siempre hace que se me ponga dura”

“Pobre de ti, amigo, pobre, pobre” —Kaito se cruzó de brazos y negó con la cabeza, cerrando los ojos, compadeciéndose del moreno alto.

Sora solo sonrió con malicia, Tristán parecía osado.

“Ya verán, lo lograré”…

 

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Johan siempre entraba sin escoltas después de una misión bien realizada por mandato de Yuki. Siempre tomaba la misma ruta, siempre acompañado de su katana tras su espalda; siempre confiado por el camino que cruzaba; por lo que Tristán ya había planeado algo.

Sabía que el chico era fuerte, pero nadie, inclusive el mismo Haou, pudiese ser inmune a las drogas, y él había preparado un poderoso Gas alucinógeno para confundirlo y hacerlo vulnerable. Estaba dispuesto a hacer suyo a ese hermoso chico de mirada naranja fría.

Así es que esperó el momento; la caída de la noche, el silencio entero del regreso del peli-turquesa. Entonces llegó el momento; los pasos del sicario hacían eco por los pacillos, sus ojos naranjas resaltaban por el poco brillo de las luces tenues o la luna llena. Pero con tranquilidad y pausa al volver al lado de su amado castaño.

Tristán sonrió cuando por fin lo  divisó acercarse al pacillo cerrado y solitario que era su trampa.

Johan siguió de frente sin sospechar nada, de repente dos botellas como probetas se estrellaron frente a él y lo hizo retroceder un paso. El humo de esos químicos pronto provocó que tosiera. Desenvainó su Katana y se puso en guardia para enfrentar lo que fuera

Taylor se acercó con una máscara de oxigeno, sonriendo perversamente bajo de ella. Johan se sorprendió un poco aunque su cara agria no lo representara.

“¿Tristán?” —entre cerró los ojos luchando por enfocar.

Tristán se había vestido como Haou; con una gabardina negra y detalles plateados elegantes, pantalón negro y mocasines. Una réplica de su anillo de oro lucía en su mano derecha.

Johan estaba confundido, pensó ver a Tristán pero cada que se acercaba más a él parecía ser su amado.

“Haou” —guardó su Katana bajando por completo la guardia.

Tristán lo había conseguido, pero el efecto no duraría mucho tiempo, así es que le ofreció un vaso con agua tratada sin pronunciar nada.

Para Johan no había sido nada extraño, ya que el castaño no hablaba mucho, solo que el ofrecimiento sí fue algo inusual. De todas formas lo hizo y bebió el líquido sin sospechar nada.

La droga rápidamente recorrió sus venas, sentía como si hubiera ingerido dos cartones de vodka, y se comenzó a marear. Para entonces Taylor ya lo había guidado hacia una habitación cualquiera.

Lo tumbó sobre la cama y comenzó a besarlo, sobre todo en el cuello, sobre los labios carnosos, e introdujo la lengua en los oídos; su excitación cada vez era más voraz, estaba impaciente por deshacerse de las ropas; bajó el cierre del chaleco que vestía el Anderson para tocar y admirar aquel fornido pecho de torneados pectorales. Johan solo permitía las intromisiones sin resistencia alguna. A ratos parecía Tristán, pero cambiaba a la imagen de Haou casi de inmediato. Sus ojos naranjas comenzaron a perderse, Yubel estaba reaccionando por la droga,  provocando que su cuerpo temblara.

Pero Tristán estaba embriagado por todo lo que era ese hombre, sin embargo no contaba con la violencia del proyecto Yubel: claro, él no lo conocía.

Y entonces, sucedió: Johan se había corrompido de nuevo en su salvajismo; empujó al moreno violentamente, lejos de él, haciendo que rebotara un poco en la pared.

Tristán estaba desconcertado, pronto se aterró; los ojos del peli-turquesa reflejaban locura, perdición, ansiedad y muerte. Tembló terriblemente por la sola escena.

Comenzó a gritar pidiendo ayuda al momento que Johan le había atravesado el hombro con su katana, inmovilizándolo en el piso; este reía maniáticamente golpeándolo en la cara repetidas veces. Tristán trataba de protegerse con una mano, pero esta le fue fracturada en dos partes, los golpes siguieron por su cuerpo; ya habían destruido una costilla en su interior.

Pronto la figura de Haou entró a la habitación y miró la escena en pose soberbia, contempló a Johan destrozando el cuerpo de Taylor quien clamaba a su jefe por piedad. Pero Yuki no pasó desapercibido el desorden de las ropas de su amado  y aquel chupetón sobre el cuello: de la piel que le pertenecía. Así que levantó su katana —que también llevaba al escuchar el escándalo— y entre los dos torturaron lentamente el cuerpo de Taylor hasta la muerte.

Al siguiente día los empleados se habían enterado de la horrorosa muerte de Tristán a manos de su jefe; decían que había sido por el atrevimiento de tocar a Johan, pero ya lo esperaban por el desagrado de Yuki debido al color de piel. Solo Taylor lo ignoraba.

La cabeza de su ex compañero exhibida en el pique de la parte más alta de la mansión, les recordaría no meterse con las cosas del magnate, o seguramente sus adornos de “Halloween” llegarían más pronto a la fecha.

 

 

—Yuki siempre se entera de todo, Yuma. Tiene algunos oídos de confianza y sabe como maniobrar las cosas. También debes tener especial cuidado en un compañero mío llamado Sora.

—¿Sora?

—Lo conocerás, tratará de acercarse a ti y mostrarte una cara inocente para que confíes en él. Es solo un lobo vestido de oveja.

Yuma quedó en silencio, después enfocó su vista en Kaito nuevamente.

—¿Qué quiso decir con “ser un segundo”?

Kaito se sorprendió, no pensó que le afectara ese comentario de su jefe, pero suponía que era natural.

—Yuki cree que solo hay dos tipos de personas en el mundo: las valientes y los cobardes. Odia a los segundos ya que no le dan nada de entretenimiento. Los primeros son su deleite, son sus retos personales.

—¡¿Y cree que soy un segundo?! —se levantó apretando los puños.

—Sí.

—¡Maldición! Yo le enseñaré a no subestimarme, ni siquiera me conoce y me juzgó rápido, solo por el color de mi piel.

—Sé que trataste de luchar contra los hombres que te tomaron en Main Satisfaction, pero él no pareció interesarse.

—¡Me drogaron! ¡Pero si eso es lo que piensa, no permitiré que me haga a un lado!

—Pareces desesperado por su aprobación.

Yuma se irguió.

—Los hombres que me tomaron no eran más que simples pervertidos. Yo trate de luchar por alejarlos pero esas drogas son terribles. No quiero pasar por eso de nuevo, ¡no quiero! Esta vez, quiero que él se arrepienta de haberme mandado ahí, que él me desee y cambie su opinión sobre de mí.

—¿Pero cómo lo harás? —se intrigaron sus ojos azules.

—Sacaré a mis amigos de aquí y cuando vea lo que pude hacer, querrá tomarme.

Kaito estaba incrédulo, ese chico era débil, se notaba; lloraba por aquellos hombres, y no parecía tener fortaleza— ¿quien no lo estaría después de eso?—, sin embargo, nunca creyó escuchar a alguien pedir porque Haou Yuki lo tomara así.

Echó a reír, mueca que pensó había desaparecido de su vida, hace tanto que no reía así y con tanta fuerza.

—¡No te burles, sé que puedo hacerlo! —Yuma hizo un puchero.

 —Mientras que otros odian estar bajo el cuerpo de Yuki, tú suplicas por él jajaja—lo miró divertido conteniendo algunas lagrimitas por la intensidad de su risa—No sabes a lo que te enfrentas. Si Haou te tomara, seguro te arrepentirías.

—Lo sé, quizás quede en el mismo estado que Yuya.

—¡¿Yuya?!

—Sé lo que puede hacer, el trauma que podría ocasionarme, pero aun así quiero que me tome, quiero que cambie su opinión sobre mí y solo así, sentiré que he ganado.

Kaito dejó de reír, estaba encantado.

—Eres raro.

—¿No dicen que lo raro es único?

Kaito se sonrojo, ese chico no era lo que todos pensaban, su emoción creció hacia él; después sonrió levemente y se acercó para robarle un beso de sus labios. Yuma quedó perplejo por el gesto, no lo esperaba.

—Quiero ver eso. —salió del lugar dejándolo solo con sus alimentos y su rostro sonrojado.

 

 

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Yusei exploraba las habitaciones, una a una. La mayoría eran espacios vacíos, algunas eran dormitorios bien cuidados, había varias áreas de entretenimiento, baños lujosos, cientos de libros en el imponente cuarto de la biblioteca, cocinas y otras cosas más.

Ya daban las 8 de la noche sin haber podido encontrar a nadie; eso quería decir que le restaba una hora y media para lograrlo.

Ya estaba cansado, se sentó unos momentos en un elegante asiento de los pacillos cuyos ventanales daban hacia los jardines, escuchaba gritos a lo lejos, llamados como susurros confusos y en ocasiones pasos; pero no había nada de eso al virarse o al mirar a través de las ventanas; eso lo ponía nervioso.

Pensaba en Jaden, en como estaría, en si lo perdonaría por lo que le había hecho. Pero ahora había aprendido mucho de su estadía junto a Haou, no volvería a lastimarlo, nunca jamás.

 

¿Seré yo lo que realmente necesitas, Jaden?—miró hacia el cielo que dejaban ver los ventanales.

 

Adoraba a Jaden, pero si él no podía hacerlo feliz, estaba dispuesto a dejarlo libre para verlo sonreír. Así le costara la destrucción atormentante de su corazón, él lo haría de ser necesario.

 

Perdóname Jaden…

 

El recuerdo lo volvió a levantar, no podía seguir perdiendo el tiempo, ya había consumido 10 minutos, debía seguir adelante.

No fue hasta que media hora después encontró por fin el Archivo, estaba bajo llave, por lo que tocó la puerta varias veces.

La voz de Joey estaba respondiéndole de mala gana.

—¡Joey!

—¡Yusei!

Aquella puerta era lo único que los separaba, se pegaron lo más que pudieron en ella.

—¡¿Estás bien?!

—Sí, viejo, aun no me hacen nada.

—Qué alivio. No tengo mucho tiempo para explicarte, necesito hacer otra cosa, pero te pasaré algo. —le deslizo el micrófono por la rendija de la puerta en el suelo. —Usted sabe lo que es y qué hacer.

Joey tomó el objeto entre sus manos, su sonrisa cariñosa no pudo esconderse; Seto Kaiba estaba involucrado en eso, después de todo lo había encontrado rápidamente, aunque no pudiera escucharlo. Su corazón estaba tan contento que comenzó a reír nervioso.

—Volveré. —fue lo último que escuchó de Yusei. 

 

9:15 pm

 

Salon S

 

La suerte le sonreía esta vez, pudo encontrar el lugar donde estaban sus amigos.

—¡Yugi, Yuya, Yuma!

No le intimidó el único guardia sentado el en sofá, este parecía no prestarle atención; y es que  Kaito seguía pensando en lo que Yuma la había dicho.

Los mencionados salieron de sus habitaciones.

—¡Yusei!

—¡Yugi, Yuma! Que alegría verlos.

—Parece ser que todos caímos igual.

El jefe de mecánicos asintió, pero sonrió tenue.

—Lo bueno de haber caído todos en el mismo hoyo, hace que podamos combatirlo juntos.

Kiryu miraba un poco alejado, solo escuchaba; sacó su botella de whisky para darle un sorbo pero recordó el regaño del oji amatista y sus ojos severos, volvió a cerrarla sonriendo por el recuerdo.

—Necesito hablarles a solas.

—No te preocupes por Kiryu, Yusei. —exclamó Yugi—Esta de nuestro lado.

—¡¿En serio?! —ahora visualizó al chico sentado en el sofá. Este les levantó una mano indicando que continuaran.

—Yo no he visto nada—finalizó Kaito y dejó que los cuatro se metieran en una de las habitaciones.

 

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Propiedades de Noah Kaiba

 

—Mis contactos dijeron haberlo visto en un mercado, cerca de los caminos hacia la mansión. —comentó Atem algo alterado.

—¿Estás seguro Aknmankanon?

—Completamente, es una posibilidad muy alta, y lo más lógico. Haou está en la mansión y no podría estar en dos lugares al mismo tiempo. Reginland nos lo hubiera notificado o Edo.

—Entiendo, entonces este puede ser Jaden.

—Sí, mis hombres no se atrevieron a verificar por precaución, podrían equivocarse y entonces podría ser fatal para ellos. Iba con un chico que afirman, es su fiel guarda espalda de Haou.

—¿Per entonces por que está con Jaden?

—No lo sabemos, pero las coordenadas son estas. Ya he mandado a alguien a verificar, no puede estar muy lejos de allí.

—A veces me sorprendes, veo que no eres tan malo tomando decisiones. Te sirve bien estar aprendiendo de mi. —Kaiba lo felicitó a su manera.

El egipcio aceptó el “alago” regalándole una de sus pocas sonrisas y siguió monitoreando.

Repentinamente el monitor de Kaiba parpadeaba en verde, era el enlace con el micrófono 2, se puso su diadema para escuchar.

“Espero que lo que planeen salga bien” —era la voz de Joey. Retuvo la respiración al saber que estaba bien, pero no era suficiente; necesitaba estrechar a su cachorro entre sus brazos. —“Esto es el Archivo, donde estoy…”

 

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Hogar Anderson

 

—¡Johan! —Jesse llamó a su hermano con una voz de ultratumba; provocó que ambos se viraran para verlo.

Johan dio un salto cuando supo lo que le pasaba a su hermanito.

—¡Jesse tranquilízate!—se levantó alarmado.

Ambas gélidas miradas se desafiaron. Yubel en el cuerpo del lastimado Anderson estaba a punto de salir con fuerza.

Respiraba agitado, parecía que la fiebre no descendía y la adrenalina en su sistema turbaba su mente reflejada en sus orbes. Johan recordaba que la última vez en ese estado, casi pierde la lucidez de su amado hermano. Ese estado era una bomba de tiempo, necesitaba tranquilizarlo a como diera lugar; pero no quería ser violento frente a Jaden.

Se acercó lentamente.

—Jesse, no pienses mal. No hay nada entre Jaden y yo, sabes que amo a Haou. Te amo a ti, siempre he estado pensando en ti. ¡Jesse!…

La voz de su hermano había logrado que su furia se opacara un poco, solo que no era suficiente,  todavía hacían estragos el momento de su partida; los duros momentos en el que más lo necesitaba; su soledad en su rehabilitación, y ahora verlo cerca del hombre que amaba, no, esta vez no se lo pasaría.

Jesse no pronuncio palabras; claramente iba a empezar una pelea contra su hermano hasta la muerte, y el más alto lo sabía; debía pensar rápido.

—¡Jaden!—Johan llamó al diseñador. —Dile que lo quieres.

—¡¿Qué?!

—Díselo, o dale un abrazo.

—¡Johan, pero tú sabes que yo….

—¡Solo hazlo o nos matara!

El tenía razón, esa furia la había visto en el aeropuerto y en la gasolinera, estaba claro que su amigo era capaz de todo, aunque no pensaba que atacaría a su propio hermano. No contempló las consecuencias, solo actuó.

—Jesse—la voz de Jaden había llamado la atención del joven Anderson—Te amo, no te alejes.

La boca de Johan casi chocaba con el piso, estaba estupefacto; es decir, tenía que expresarle aprecio pero no de esa manera tan exagerada.

El amor para los Anderson era algo absoluto.

Jesse derramó algunos finos hilitos de lágrimas y sonrió en exuberante alegría. Sus ojos poco a poco regresaron a ser esmeraldas.

—¿E..en serio? También te amo, Jaden. —su cuerpo se había relajado tanto que se tambaleo, luchaba contra sus propios bajos instintos, todo gracias a esa intervención de sentimientos encontrados, como Haou había hecho con Johan.

Esta vez su mundo brillaba, pero su cuerpo todavía no estaba bien. Se dejó caer.

Por suerte su hermano lo cogió delicadamente para que no azotara contra el piso.

—¡¿El está bien?! —Jaden acudió hasta ellos.

Johan sabía que a partir de ese momento Jesse no estaría nada bien. Jaden solo debía decirle que lo quería: esa palabra entendía que su amistad era duradera, que se preocupaba por él, que lo apreciaba, sin embargo la palabra “Amor” torturaría a su hermano y a él con las consecuencias.

—Jaden, tú, solo…regresa a la casa.

 

Continuara….

 

 

 

“Perdemos solo cuando nos rendimos”

 

Capítulo 18.1.-Giros

 

Todo estaba listo, las conexiones habían resultado exitosas, todas menos la de Sakaki. Su estadía era casi impenetrable, Yusei no había podido llegar hasta él.

Recibió su castigo por haber llegado 15 minutos después de las 9:30 pm, pero aceptó esa tortura sexual pensando solo en su pronta libertad y la de sus amigos.

Haou se había dado cuenta de ese cambio repentino, pensaba que Yusei era más rebelde, pero resultó haber sido más fácil de dominar, no lo creía, aun así anchaba su sonrisa en su presencia, como conteniendo desesperadamente una carcajada sádica, una burla estrepitosa. Raro en el magnate.

Al final ya estaban listos.

El magnate había dicho que no había tecnología dentro de Special Satisfaction; su tecnología, como cámaras, computadoras o televisión, mas no que la tecnología no sirviera; era por eso que Yugi había aprovechado para hablarle bajito al viento,(al micrófono) lo mucho que amaba a Atem y que lo extrañaba, y pase lo que pase, volverían a estar juntos.

Atem había estado tan contento al escucharlo desde sus audífonos que su emoción hizo que su cuerpo temblar de alegría. Respondía a todo lo que Yugi le preguntaba al viento y cada vez estaba más motivado por escucharlo.

“¿Recuerdas el paseo a Kenroku? Era el espectáculo de Sakura más bello en mi historia, ¿Sabes por qué, faraón? ….Porque tú estabas conmigo, tu eres mi dicha; espero volvamos a ir. Faraón, aquel brote de árbol de cerezo que me regalaste, la verdad lo planté en mi jardín y sabes, está más hermoso que nunca. Quería que fuese una sorpresa el que lo vieras, sé que te dije que se lo había enviado a mi padre a Rio de Janeiro, pero te mentí, está conmigo, le puse Yami. En cuanto volvamos, te llevaré a verlo, ya que cada que lo miro, me recuerda a ti…”

Atem estaba conmovido, respondía bajito con la voz entre cortada, deseaba colarse por las señales del micrófono y estrujar en un ferviente abrazo a su adorado Yugi. Lo amaba demasiado.

—Lo haremos, Yugi, te lo prometo….—se decía conteniendo el escozor de las lágrimas.

 

Kiryu escuchaba entre las penumbras de la habitación de Yugi lo que decía su apreciado tricolor; se torturaba con aquella emoción del vendedor, con la pasión con la que hablaba a ese tal faraón— aunque él sabía que solo era un nombre clave para Atem—, y lo bien que sonaba su voz bajo el efecto embriagante del amor que sentía.

Sintió angustia, pero también una inmensa felicidad por él.

 

“¿Recuerdas nuestra visita a Kamakura? Me encantó tu fascinación en la mano de buda, Faraón, quiero…quiero que regresemos justo a ese lugar, quiero….necesito decirte algo justo ahí. Prométeme que iremos, prometérmelo….”

Era tan triste escucharlo anhelar todas esas peticiones como si fuera una despedida; Si el plan fallaba, no podría perdonárselo nunca. Estar tan cerca y lejos a la vez, que clase de tortura era esa…Haou Yuki sabía cómo hacerlos sufrir profundamente.

Kaiba solo escuchaba los ronquidos de Joey en sus auriculares, parecía que su asistente se esforzaba demasiado o simplemente dormir era lo suyo. Prefería que fuese así, a diferencia de Yugi, Joey parecía tener la mente tranquila y eso confortaba al empresario japonés.

Pero un vistazo al rostro del egipcio le hacía pensar en lo que Yugi estaría diciéndole.

Recordó la vez que vio a Yugi por primera vez; fue en una fiesta de etiqueta donde asistirían los empresarios de tecnología en el auge del tema, sabía que Atem había estado a la par en las estadísticas de negocios con Kaiba Corp, lo que molestaba al castaño de manera envidiosa. Quería enfrentarlo, hacerle saber que era mejor que él.

Fue que vio a Yugi en la misma mesa con Atem. La sonrisa del chico era encantadora, había escuchado el buen visto de todos los invitados en la reunión para ese chico de baja estatura. Incluso creyó escuchar a un rey decir que Atem era el hombre más afortunado por tener a esa belleza a su lado.

Eso había provocado su molestia, no podía permitirles decir esas cosas buenas del egipcio, incluso podrían darle puntos en las estadísticas por ese hecho. Así es que investigó al vendedor y supo donde vivía, que comía, que le gustaba, todo como fiel acosador. Había  logrado tener un primer contacto con él debido a su empleado, Jaden Yuki, quien resultó ser un amigo cercano del vendedor de videojuegos. La batalla comenzó para él.

Pero no era amor.

Ahora entendía que ese capricho solo era superficial y que en realidad estaba enamorado de su rubio asistente, quien siempre estuvo con él en las buenas y en las malas.

Sintió algo de repulsión por sí mismo, puesto que había tratado a Joey como un objeto sin importancia; había hecho su vida difícil solo por verlo reaccionar para divertirlo, mas ese chico siempre lo sorprendía al resucitar de las cenizas.

Nunca se había dado cuenta de sus verdaderas intenciones; nunca, hasta el día que apareció Duke Deblin para arrebatarle su derecho a tenerlo.

Alguien alguna vez había dicho que las casualidades no existen, siempre pasan las cosas por algún motivo. Y tenía razón, si ese pelinegro no hubiera aparecido; seguramente habría dejado ir al amor de su vida que se había paseado innumerables veces frente a sus ojos, desde hace mucho tiempo; solo faltaba con voltear y verlo.

Qué gran error habría sido dejarlo por un capricho estúpido.

La vida siempre pone las cosas en su lugar, y dichas cosas son  los engranes perfectamente encajados y sincronizados en el lugar preciso para hacer que se mueva el universo.

 

Wheeler….—suspiró profundamente.

 

Shark, por su parte, escuchaba muy leve la voz de Yuma mediante el intercomunicador sobrante; este solo hablaba con Kaito de algunas trivialidades: como partidos de soccer, o polémicas de autos. Parecía que el otro chico era demasiado serio, puesto que no se escuchaba nada de su parte. Quería seguir “junto a él”, pero sabía que mañana debía regresar a patrullar las cercanías de la mansión en busca de información de Edo o Yusei.

Sí, a todos les había tocado escuchar la violación de Yusei con el magnate, pero no había nada relevante en todo lo acontecido, solo que descubrir  lo que era capaz de hacer Yuki, les había puesto los pelos de punta, sobre todo por sus amores quienes estaban a merced de sus deseos enfermizos.  

Ahora Noah lo monitoreaba, solo que sin importancia, de hecho estaba casi durmiendo en su asiento escuchándolo dormir junto a las respiraciones pausadas del magnate alemán.

 

En la mansión, Yuya trataba de dormir sin lograrlo, todo era debido a Yuma y su paradero. Solo esperaba que estuviera bien.

 

Y el juego comenzaba.

 

 

Turingia, Erfurt

 

Al siguiente día

 

Jack estaba caminando junto con Crow, parecían despistados puesto que nadie se detenía a darles instrucciones, sobre todo por no saber el idioma.

—¡Sabía que no debía saltarme las clases de alemán! —se quejaba el rubio, frustrado por completo.

Crow suspiraba cansado de esa terquedad por encontrar a Yusei.

—Ya vámonos, por lo que más quieras Jack, es como buscar un aguja en un pajar.

—¡Jamás! —siguió parando gente exigiéndoles que los llevaran a la mansión, pero lo decía tan rápido y alterado, que solo los hacía huir de él.

Era como toparse con esos tipos callejeros gritando como lunáticos que el fin del mundo se acercaba, exigendo que comenzaramos a arrepentirnos y rezar.

Unos ojos jades los asechaban desde un rincón más alejado, sonreía al verlos hacerse los tontos por las calles alemanas divirtiéndolo con su desesperación.

Sora hizo una pompa de chicle en su boca y la tronó haciendo un ruidito gracioso. Solo los observaba sosegadamente. 

 

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Hogar Anderson.

 

La paz había regresado al sitio. Jesse estaba profundamente dormido, su sistema estaba respondiendo apropiadamente y el reposo profundo solo representaba su mente tranquila.

Claro, después de las palabras que tanto anhelaba escuchar de los labios de la persona que amaba, era natural que su mundo se volviese una ventura.

Johan contempló a su hermano con mucha culpabilidad; nunca debió ir por Jaden, nunca debió acceder a la manta, nunca quiso hacerle daño a su hermano de esa manera donde no podía protegerlo, dentro de sus mociones. Pero las cosas ya estaban hechas y solo le quedaba el corregir. Se sintió culpable, sentía rabia por sus decisiones y ahora ni siquiera contaba con el amor de Haou.

Se acercó al durmiente chico y depositó un dulce beso en su frente, posteriormente acarició sus cabellos. No deseaba lastimarlo, no quería que nadie lo hiciera de nuevo, era muy importante para él, y su deber era protegerlo.

Salió dejándolo en total calma.

 

Jaden estaba en la cocina preparando algo para desayunar, todo se le había complicado, así es que pensó que un buen plato de hojuelas de maíz endulzadas con leche bastarían para saciar su apetito.

—¡Que aproveche! —soltó de muy buen humor, degustando el desayuno infantil.

Axel solo sonreía, ese chico era muy agradable.

En ese momento entró Johan imitando el semblante serio y demandante de Haou. Eligió sentarse frente a Jaden en el otro extremo de la mesa para así captar todas las reacciones y atenciones del chico. Axel se cruzó de brazos,  lo miró intrigado, eso solo podía significar un tema serio.

—¡Buenos días Johan! —saludó el diseñador de buena manera.

El aludido solo lo penetraba con su gélida mirada, parecía haberla cambiado tan drásticamente contra él, como si quisiera controlar su mente.

—¿Sucede algo? —era tan despistado, pero entendía que esa seriedad no era para pasarla de largo.

—Jaden, necesito pedirte un enorme favor. Uno que no puedes rechazar.

El castaño se puso serio, primero debía escuchar a lo que venía.

—Ya te lo había dicho, Jesse te ama. Y por consecuencia de haberle dicho que lo correspondías, estará asechándote.

—¡¿De qué hablas, hombre?! Tú me dijiste que le dijera eso.

—¡Solo tenías que decirle que lo “querías”, era solo eso, pero mencionaste “amor”. Amor en algo donde no lo hay.

Jaden guardó silencio, no pensaba haberse equivocado.

—Pero el amor también puede ser de amigos. —las perspectivas eran diferentes.

—No, el amor es más que eso. Es todo, es entregarlo todo por esa persona especial.

Se hizo un breve silencio. Johan soltó aire de sus pulmones y trato de tranquilizarse, en parte era su culpa.

—Solo dos semanas. —volvió a hablar el más alto.

—¡¿Eh?!

—Jaden, por favor, te lo suplico…Dale solo dos semanas contigo.

—¡Johan, no puedo!

Las manos de Anderson hicieron estruendo sobre la mesa al darle un golpe con las palmas. Eso solo puso al castaño en alerta.

—¡Escucha, mi hermano no está bien, nada bien! Su subconsciente es un caos. El es diferente a Haou y a mí: a él nadie lo ayudó; no tuvo la oportunidad de ser intervenido por alguien más; por lo que aun es bastante inestable.

Jaden escuchaba atentamente, sin convencerse.

—Yo era su único motor, su único guía y le fallé, ¡le fallé! y no puedo perdonármelo. Lo abandoné y sé que no me ha absuelto. Lo sé porque trató de hacerme daño ayer. Jaden, si tú no hubieras intervenido, habría tenido que pelear en serio contra él solo por protegerte, y créeme, no hubiera sido nada agradable.

—¿Pero qué quieres que haga? Yo amo a Yusei, no puedo fingir sentir amor por él. Eso sería uno de los actos más viles que alguien pudiese hacerle a una persona: el ilusionarlo.

—Dos semanas, quiero que lo trates solo dos semanas. Sé que no es difícil elegir entre Yusei  y Jesse, pero si lograras darle algo de estabilidad en ese tiempo… estaría eternamente agradecido. Estoy seguro que si logra estabilizarse, pensará mejor las cosas, entenderá tu amor con Yusei; y por ese amor que te tiene, te dejará libre.

—Johan, no lo sé, no puedo…

—Por favor, dale una oportunidad, date tú una oportunidad de conocerlo más profundamente; y después saca tus conclusiones. Te lo ruego.

—No necesito hacer conclusiones, yo amo a Yusei. Además, es preciso ir con mi hermano lo antes posible, no puedo…

—Te llevaré, lo juro, pero...ayúdalo. —los orbes naranjas comenzaban a humedecer. Jaden no evitó conmoverse; el amor de hermanos, sobre todo de los gemelos, tenían un vínculo muy fuerte que no se podía comprender, pero que él lo entendía debido al lazo con el suyo. —Imagínate que es a Haou a quien vas a ayudar.

La similitud no pasó desapercibida; Jaden se perdió en sus pensamientos recordando la dulce mirada de su hermano y su bella sonrisa.

Aceptó el trato. Johan exhaló complacido.

—Serán solo dos semanas, pero no prometo nada.

—Gracias Jaden. Tienes un gran corazón.

   

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Mansión Dorngerber.

 

—Muy bien Yusei. Puntual como te ordené, parece que por fin vas entendiendo tu lugar a mi lado. No tuve que ponerte correa de castigo.

El mencionado solo tomó asiento, ignoró sus burlas para seguir sereno.

Haou contuvo una sonrisa diabólica, estaba muy orgulloso de todos sus planes y lo divertido que era jugar con sus mentes.

—¡Ya sé! —se emocionó de repente—¿Por qué no festejamos tu obediencia tan vertiginosa?

Yusei le puso atención sin entender.

—Edo. —llamó a uno de sus empleados que estaba parado unos cuantos pasos tras de él. —Que vengan todos mis lienzos.

—¡¿Lienzos?! —masculló el mecánico.

—Sí, ¿por qué no? Que sepan todos que eres mío. Son tus amigos ¿no? Te dará tanto gusto verlos. —afiló la mirada dorada.

 

 

Continuara….

Notas finales:

 

Aww estoy emocionada por saber que va a pasar en el capi 20!!! (o 21?)

No lo puedo negar más, va para un poco largo...


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