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Cambio de Corazón por Yami Red eyes

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Notas del capitulo:

 

Casi dos meses, casi dos meses, sé que fue mucho, realmente no tuve tiempo y en otro factor, no me decidía entre 4 finales, espero haber elegido el correcto. xD

 

Muchísimas gracias por leer. Por sus comentarios y por seguir la historia, no tengo palabras, disculpa la tardanza.

 

Un beso a mi waifu que me ayudó con sus comentarios en el borrador xD Jamás olvidaré la escena del negro y la paralítica, en relación lol

 

Bueno, get the fic on!!

 

—Rebecca, deja ya ese libro y ven a dormir. —una señora, de cabellera rubia y ojos jade, le extendió la mano a la pequeña niña de seis años quien gustosa corrió para abrazarla y tumbarse en la cama lista para recibir los mimos y consentimientos de aquella mujer.

—Abuela, cuéntame de nuevo la historia de la princesa.

—¿De nuevo? La has escuchado mil veces. ¿Qué es lo que tanto te gusta de esa historia en particular?

—Era una princesa que perdió a sus padres como yo, pero el príncipe la salva de su soledad y viven felices por siempre. Me gusta eso, abuela; el príncipe era temerario, gallardo y listo. Amo como la salva de todos aquellos que le quieren hacer daño.

—Pero creo que es algo superficial, ¿No te parece?

—No abuela, las princesas deben ser salvadas por los príncipes, lee la parte donde se miran por primera vez—buscó la página deseada; emocionada señaló el párrafo que la hacía vibrar.

La abuela leyó.

Los ladrones se acercaban para lastimar a la hermosa princesa que yacía indefensa en el suelo al tratar de defenderse; uno de ellos la quería atrapar puesto que su belleza y perfección no era algo que pasara desapercibido; todos la querían conquistar, pero ella solo quería regresar a casa. Fue en ese momento, que pensó que todo estaba perdido, cuando un apuesto caballero de melena sedosa y armadura brillante, se había interpuesto para salvarla, blandiendo su arma justo en el instante que el maleante había atacado con la suya. Ella admiró aquella valentía del extraño, su corazón se agitó presuroso y su estómago revoloteaba como miles de mariposas en su interior. La princesa sabía que había encontrado al hombre de su vida, su corazón se lo dictaba, él era quién la haría feliz y seguiría sus pasos hasta el fin…

—Es tan romántico, abuela, sé que algún día encontraré al hombre correcto y ese día mi corazón sabrá que es él.

—Quizás un chico de grandes ojos y cabello abultado no estaría mal, con una linda sonrisa y buenos sentimientos—sugirió la adulta.

—Sí, que sea tan lindo como un panda bebé. —ambas rieron por el inocente comentario, el abuelo de la chica había entrado para darle las buenas noches.

—No metas ideas erróneas en la cabeza de Rebecca, Magda. —se sentó en la orilla de la cama y arropó a la rubia.

—No son ideas erróneas, solo es una niña.

—Aun así, su cerebro crea las bases que formarán sus ideales en el mañana. —acarició la melena del infante —Escúchame bien, Rebecca. Tú debes asegurarte en desposarte con un hombre que esté a tu altura; debe ser audaz e inteligente, en pocas palabras, debes asegurarte de que sea el mejor de todos los hombres. Porque sé que tú llegarás a ser una perfecta mujer, mi querida niña, solo quédate con el mejor.

—Cariño, no creo que deba ser así como busque a su pareja.

—Yo solo quiero lo mejor para mi nieta. Y sé que ella logrará encontrarlo. —besó la pequeña frente.

—Claro que sí abuelito, haré que estés orgullosa del hombre que elija.

—Así se habla. —revolvió los cabellos de la menor, después se levantó junto con su esposa deseándole buenas noches, apagaron las luces y la dejaron soñar.

—Mi hombre perfecto…—abrazó a su oso teddy y comenzó a soñar con una boda futura junto a aun guapo chico.

Algún día ese sueño se haría realidad.

 

…….

 

La abuela de Rebecca era un excelente hacker que trabajaba con la CIA, mientras que su abuelo era un respetable científico que adoraba los retos difíciles.

Como única nieta, no había mucho que hacer o con quién jugar; por lo que Rebecca se entretenía con los tesoros que más abundaban en la casa donde vivían; los tesoros de conocimientos: los libros de ciencias y tecnología.

Ella solo imitaba a las cabezas de su hogar, los amaba y deseaba poder ayudarles siempre; así que se empapó de toda la información de las profesiones de sus tutores desde temprana edad; y así, sumados a su talento nato y desarrollo prodigio, Rebecca llegó a ser una de las mejores mentes en el campo. Se inmiscuyó en ambas profesiones, sin embargo, la informática le era más atrayente que las ciencias.

Lamentablemente, los trabajos de sus abuelos eran peligrosos y con tristeza comenzó a ver la realidad de la vida. Su abuela murió al ser descubierta como el hacker que había infiltrado información al gobierno Americano desde Rusia; algún traidor la puso en evidencia y su vida perdida le había dejado un gran dolor a la pequeña aprendiz. Supo entonces la importancia de quedar en el anonimato absoluto, aun bajo su propia vida cotidiana, su nombre debía cambiar, y no debía trabajar nunca para nadie.

Ella bien podría ser su propia jefa.

 

 

----

 

—Venga esa mano, Sr Hopkins. Nuestro proyecto está rindiendo frutos. —la champaña fina era en alucine a la celebración por los buenos avances en el proyecto del Sr. Dornberger. Ambos colegas no podían estar más satisfechos con los resultados.

—Aun me sorprende su estabilidad.

—Johan era una fiera, pero como todo, tiene su punto débil. Mi hijastro es un diamante en bruto.

—Suerte la tuya, no me imagino lo que hubiera pasado de tener al otro gemelo.

—Seguramente hubiera sido un deleite.

—Tú no cambias, ángel de la muerte—comenzaron a reir a carcajadas. La borrachera comenzaba a fastidiar a la bella chica de 22 años, aunque luciera de 13. Rebecca prefirió dar un vistazo a los alrededores de la mansión en vez de seguir torturándose con las megalomanías de esos vejetes. Después de todo, no entendía nada de lo que hablaban y tampoco le interesaba.

 

 

Este hombre es un sociópata peligroso—se dijo mientras conducía sus pasos sin rumbo—Hay que ver el decorado para darse cuenta de su fanatismo insano con Dios.

 

 

Cuadros de ángeles, figuras de santos; los dioses de todas religiones, cada creencia humana estaba reflejada en cada detalle de aquellos lujos en la inmensidad de la mansión, demasiados lienzos de arte barroco y abstracto para su gusto.

Los guardias no le hacían nada pese a que Rebecca era la primera vez que acudía a ese lugar, seguramente como resultado de la influencia de su abuelo, quien iba a introducirla en el negocio del magnate alemán para que tuviera un cliente poderoso, confiable, que pagaría bien y además, amigo de su abuelo.

Sin el consentimiento del lord de la casa, entró a cada habitación como si fuese un museo, eran inmensas las estadías y la soberbia excesiva en cada rincón.

Entró a uno de los cuartos más amplios con puertas corredizas, le había llamado la atención los dragones en la entrada. Al entrar miró a un chico en medio de la enorme explanada de madera, parecía concentrado en posición de buda con los ojos cerrados.

—Qué hombre tan apuesto—los ojos azules de la chica brillaron, se acomodó los lentes dejándose llevar por la imagen angelical de ese joven de cabello turquesa acariciado por los rayos de la luna. Ya podía imaginarse a ese chico llevándola al altar llegando en un caballo blanco.

Su mala suerte hizo que, al poner un pie en aquel piso de madera, esta crujiera, haciendo que el chico abriera de golpe los ojos y se levantara tomando una espada de apariencia gastada junto a él.

Rebecca tragó saliva, la mirada de aquel chico la había llenado de terror, la destrucción a su burbuja había sido inevitable.

—¿Qué?, ¿Una alimaña? —soltó el chico entre burlas, y con suma destreza corrió para partirla en dos.

La rubia estaba petrificada, su cuerpo cayó al suelo al momento en el que el chico se lanzó contra ella; la presencia demoniaca de ese hermoso muchacho simplemente la había desarmado.

—¡Ahh!

El sonido de dos aceros chocando hicieron eco; Rebecca se había volteado para no seguir viendo la escena de su irrefutable final; pero al no haberle pasado nada volvió a abrirlos teniendo el panorama más hermoso de toda su vida.

Un chico castaño de ojos dorados le había salvado la vida; sus sentidos se unieron para contemplar la valentía de aquel chico, su corazón bombeo sangre a más aprisa y las mariposas en su estómago le dieron la sensación de vomitar.

 

Este hombre… —era la primera vez que veía a Haou Yuki.

 

Este hombre…—Haou la miró unos segundos haciéndola sonrojar, antes de volver a mirar a Johan.

 

Es el correcto….

 

A partir de ese momento no hubo vuelta atrás, gustosa aceptaba cualquier misión que el señor Dornberger le pusiera, todo fuera para contemplar mediante las cámaras al joven heredero de aquella región; su pecho le ardía de emoción cada que lo miraba. Así fue que la historia de Yuki, así como sus secretos, le fueron de suma importancia para ella, deseaba con todas sus fuerzas tener una oportunidad.

Pronto su cuarto de trabajo se volvió también su templo de inspiración; es decir, las musas que encontraba en la anatomía de Haou Yuki las había puesto por doquier. Fotografías y videos llenaban ese cuarto oscuro con imágenes montadas con Photoshop que ponía al magnate junto a ella, en eventos que nunca habían pasado y situaciones incluso eróticas. Toda esa fantasía la hacían tener más esperanzas día con día y que algún día Haou sería su esposo.

Su fanatismo creció aún más la primera vez que le tocó hablar directamente con él y se entendieron a la perfección, debía ser una señal, al menos sabía que ella existía, que era útil, que podría considerarla a futuro. Rebecca tenía muy arraigado su objetivo primordial, que poco le importó que su abuelo muriese en manos de Jesse siempre y cuando ella pudiera seguir contemplando al castaño de sus sueños.

Todo el trabajo que él le ordenara debía ser perfecto; perfecto como cada victoria que Haou había orquestado, perfecto como tolo lo que representaba a ese divino ejemplar de hombre. Ella se esforzaba, nunca nada debía salir mal.

Así termino haciendo casi todo el trabajo, solo para ser reconocida por él. Le demostró incluso su fidelidad, y su devoción, y pensó que las cosas entre ellos comenzaban a florecer, pero …

 

—¡Aghhh! ¡Ahh! —Johan se agarró fuertemente la cabeza, estaban en una misión peligrosa para matar a ciertos individuos claves para la victoria de Dornberger, pero algo había hecho disparar a Yubel en el interior del peli-turquesa.

Haou había llegado hasta él, lo abrazó fuertemente y suavemente le susurró al oído palabras que nunca pudo entender. Sea lo que sea que siempre le decía, hacía que se tranquilizara, pero entonces Rebecca abrió como platos los ojos; Haou besó lenta y suavemente los labios de aquel chico hasta profundizarlo con cada segundo, todo frente a los ojos de las cámaras de aquella instalación enemiga.

—¡¿Qué?!

Era la primera vez que los veía, en aquel momento su corazón se fracturó.

Necesitaba saber más. Su aberración no tuvo límites, cada punto donde se encontraba Haou y hubiera tecnología, simplemente serían una herramienta para acosarlo. Supo entonces el amor entre esos dos, supo de las caricias, del apoyo y el sexo que mantenían a escondidas. Johan era el motor en la vida de Haou.

—¡NO! —Había tirado una de sus mejores computadoras debido al recelo. —¡No puede ser que él sea …!

No tenía nada en contra de la diversidad en las preferencias sexuales de cada individuo, pero lo que sí le enardeció era que lo tuviera su hombre.

—Haou…

¿Qué posibilidades tendría ella ahora? Se suponía que Haou era el hombre perfecto, el que debía serlo. Por un tiempo pensó en buscar esa “perfección” en otro hombre, aceptó otras misiones en diferentes países solo para encontrarlo, mas todo fue en vano, nadie se asemejaba al único y leal amor de su vida, Haou Yuki.

 

—Hola mi amor—siempre que lo llamaba trataba de dejárselo en claro. Rebecca deseaba que Haou notara sus sentimientos, que notara su existencia y no como un arma para la victoria.

—¿Está listo lo que te ordené? —con el paso del tiempo Haou se volvía más irritante. El trabajo fue mucho más pesado después de la muerte de su padrastro.

—Estaba pensando en que podríamos salir hoy, no sé… a caminar un rato.

—Rebecca—cortó tajante—, no te pago para que juguemos a los novios; limítate a dar resultados. No seas sentimentalista, es un concejo, no es propio de una mujer fuerte como tú, no me gusta. Enfoquémonos en ese reporte de la nueva mercancía que te pedí.

No podía oponerse, y tampoco podía defenderse.

 

 

¿Cómo podría yo llegar hasta a ti sin que me rechaces de nuevo? —bajó la vista a su computador.

¿Cómo podría hacerte mío, aunque sea una vez? —comenzó a teclear en ella.

¿No puedo hacer nada que te haga cambiar de parecer? —los datos requeridos aparecieron en la pantalla.

Yo solo quiero mi “felices por siempre”.

 

 

—Tienes razón, enfoquémonos en el “inventario”.

 

 

….

 

 

Rebeca se acarició el vientre dulcemente, recordaba todo lo que la hizo llegar hasta ese punto y las decisiones que había tomado para ello.

 

 

 

 

Bebé, siempre quise ser madre, te prometo que nada te faltará jamás. Aunque no seas hijo directo de mi querido Haou, yo soy tu mamá y te amaré por siempre. —sonrió como toda madre amorosa; la sonrisa de su abuela la llenó de dicha cuando la volvió a recordar—No te preocupes bebé, papi también te querrá, solo que ahora debo conseguirlo primero, aunque sea a la fuerza.

 

 

 

Rebecca ya casi cumpliría 30, siempre estuvo persiguiendo a un hombre que nunca la quiso, siempre detrás de él como un perro fiel; tras esa perfección y tras un ideal; ese hombre nunca la valoró ni se inmutaba por ella. Y aun sabiendo la realidad dolorosa, ella se aferraba a las palabras de su abuelo en misión de la conquista de ese hombre perfecto.

 

 

Haou Yuki, no, Haou Dornberger, tu verdadero nombre que tu padrastro te puso desde el día que llegaste a sus manos pero que siempre negaste. Ahora estás en mi juego, ¿cómo jugarás tú?

 

 

 

—Srta Rebecca. —su chofer la llamó antes de que se subiera al auto.

—¿Qué pasa Aoi?

—Le mandan esta nota. —la miró, era un papel con números.

—¿Coordenadas?—susurró, después sonrió dándole un último vistazo al edificio de auxilios. —Con que estás probando mi inteligencia, Haou. Valdrá la pena saber a dónde me has citado.

 

 

 

Capítulo 32.- Nueva vida.

 

 

Hospital Deutsches.

 

La visita de Rebecca había perturbado el corazón estropeado de ambos gemelos. Nada de lo que estaba ocurriendo podía ser peor que tener que lidiar con la poderosa mujer que había venido a aterrorizarlos con su egoísta voluntad caprichosa, dejándolos ensimismados sin esperanza de libertad.

Anderson despertaba perezosamente, sus ojos esmeraldas se posaron en el castaño que esperaba pacientemente sentado sobre una cómoda silla a un lado de él.

—Jesse—lo llamó el magnate, el chico viró su cuerpo para darle la espalda, aun no se sentía listo para hablar con nadie.

Un silencio se apoderó de la habitación. Ese silencio le dio el tiempo suficiente para reflexionar todo lo que había pasado hasta ese punto.

 

 

Jaden no me quiere...

Johan me abandonó para siempre…

Y Haou me salvó la vida...

 

 

Sus sentidos se enfocaron en este último.

 

 

Haou Yuki…

 

 

Contempló en su mente toda su fisonomía.

 

 

 

¿Qué debo sentir?...

 

 

 

Tenía un conflicto interno: por un lado sus sentimientos comenzaban a vibrar en torno a él, esto debido a que Haou pudo verlo como ser y no como monstruo; pero por otro lado, Yuki era el amor absoluto de su amado hermano difunto.

 

 

 

¿Qué debo sentir?...

 

 

 

El rostro sereno de su querido hermano se le vino a la mente, cerró los ojos por unos momentos visualizándolo solo a él; recordó muchas cosas, pero una en particular:

 

 

Jesse aún se encontraba en recuperación; cada día se hacía más fuerte la necesidad de tener a su hermano cerca de él, por lo que siempre buscaba una excusa para que se quedase más tiempo. Todo fue después de la “liberación” tras la muerte de Dornberger y la posesión de Yuki al frente de la mansión; en ese entonces su hermano Johan se había convertido en la “mano derecha” del magnate, y lo tenía tan ocupado que era muy esporádico el tiempo que se dedicaba a cuidarlo a él. Axel hacía ese trabajo, pero Jesse no se sentía tranquilo.

 

Ese día había tirado toda la comida que su hermano le había traído.

“Jesse, cálmate”.

“! ¿Cómo puedo calmarme si no te intereso?! ¡Lárgate, Johan! ¡Déjame solo, lárgate de una vez y vete con él!”

Johan lo tomó por los hombros, si no tenía cuidado volvería a desatar a Yubel. “Claro que me importas, Jesse, soy tu hermano y te amo. No vuelvas a decir eso”

“! Es mentira! ¡No te intereso, solo déjame como siempre! ¡LARGATE!” sus lágrimas empaparon su rostro, trataba de golpearlo pero Johan sostuvo sus manos temblorosas“Tú … tú no lo entiendes, Johan,…no entiendes que te necesito…te necesito mucho..sfn… me haces falta todos los días…”

El dolor que sentía en su alma era indescriptible, la soledad y acongojo eran sentimientos infames que no podía superar; solo quería que su hermano estuviese a su lado y nada más.

Odiaba sentirse abandonado, odiaba la soledad.

“Jesse”

“Por favor, Johan…por favor…no te vayas de nuevo…yo no soy nadie sin ti…yo no puedo hacer nada sin ti…!No quiero vivir sin ti!”todo su cuerpo temblaba.

Un fuerte abrazo lo hizo paralizarse, Johan estaba desmotándole su profundo amor, lloró sobre su hombro con mucha fuerza y con tanto sentimiento; supo que Johan seguía siendo el ser que tanto amaba; Johan siempre fue quien lo reconocía como humano, por eso se había derrumbado, ya no podía hacerse el duro, sintió que lo amaba también.

“Jesse, no digas que no me importas, no sabes lo que hago para que estés bien. Entiéndeme, hermanito, no quiero que sigas siendo dependiente de nadie, no quiero que sirvas a nadie ni que te inclines ante nadie. Tú eres libre, eres ahora un ser libre, Jesse, debes ser fuerte, saca tu propia valentía y vive. ¡Vive! disfruta lo maravillosa que es la vida. Anda, experimenta, vuela… cae y vuelve a levantarte tantas veces sean necesarias pero nunca, nunca dejes de intentar. Siente la vida, nadie más se lo merece tanto como tú, yo he luchado para que lo obtengas. No digas que no me importas Jesse, porque mi amor está en tu vida y libertad.”

 

 

 

Volvió a abrir los ojos de golpe, era en ese momento que había entendido lo que su hermano intentó decirle siempre.

Se viró nuevamente para enfrentarse al magnate.

—Veo que tus ojos regresaron a la normalidad, es un alivio. —hizo el cumplido el magnate, aunque no eran las palabras más “románticas” que se le pudieron escuchar, él no era un chico cursi.

—¿Mis ojos?

—El verde de tus ojos que tu hermano tanto amaba. Estás en control por ahora.

Jesse clavó su mirada en la de Yuki, después miró bien la sortija que el empresario llevaba puesta y la comparó con la suya. Se unirían después de todo, serían esposos, los planes y promesas seguían en pie.

Era el amado de su difunto hermano, nada le pertenecía a él, aunque…

Lentamente la fue retirando de su dedo anular impresionando al magnate.

—Te la regreso.

Haou endureció su mirada, no comprendía.

—Jesse, sé que yo no puedo ser Jaden y que pareciera que no le tengo respeto a Johan, pero yo  en verd…

—Yo no quiero casarme contigo, simplemente. —se levantó para comenzar a vestirse.

—Todavía no estás bien, debes descansar.

Jesse hizo el ademán de que iba a golpearlo, pero Haou estaba listo para el contrataque, entonces paró, no era cierto, Jesse sólo quería comprobar su reacción con éxito.

Sonrió levemente.

—Haou, te lo agradezco.

El comentario descolocó al empresario, dejó que se explicara.

—Mi hermano era todo lo que quería en este mundo, lo que me permitía seguir adelante, y me daba fuerza; pero ahora está muerto y no fue gracias a ti, ni gracias a mí que perdió la vida. Nadie puede intervenir en el destino que eligen los demás y me di cuenta de eso cuando me salvaste.—Jesse está vez lo miró con sinceridad y determinación en sus ojos.— Johan hizo lo mismo, te salvó; fue algo que él decidió, quiso morir por ti y por mí, se sacrificó pero fue su absoluta decisión, no fue obligado, él solo lo hizo.

¿A que venía eso? Yuki alzó una ceja.

—¿No lo entiendes? Agradezco que hayas amado a Johan, que quieras darme esa oportunidad de inmortalizarlo con nuestro nuevo comienzo juntos pero… todavía te hace falta aprender muchas cosas, Haou.

Algo raro sintió en su interior el megalómano castaño, algo turbio y extremista, era una sensación nueva de extraña impotencia. Era la primera vez que se sentía rechazado.

—¿No te has dado cuenta, verdad? — siguió hablando Jesse. —Tú no confías en mí, no confías todavía en nadie. Lo comprobé por tu defensa ante mi pequeño intento de ataque. Todavía no sabes el valor de tu propia existencia, sigues luchando contra el mundo y no sabes aun el significado de la pérdida de Johan.

El magnate estaba expectante, Jesse realmente estaba demostrando una parte profunda e insolente que él no conocía.

—No hay nada que hablar entre nosotros, tú no sabes nada de mi y no puedes darme amor si ni siquiera sabes quien eres tú. No es por ti, ni por Johan, ni por Jaden; es por mí. Ahora entiendo el significado de mi existencia y he decidido vivirla por mi propia cuenta.

Suspiró dándose ánimos y tranquilidad.

— Quiero experimentar, quiero viajar y vivir, sentir y equivocarme. Quiero volverme a enamorar, ganar y ser más sabio. No hay garantía de vida y eso me lo demostró mi hermano. No importa que tan fuerte seamos físicamente, la muerte llega por igual, lo importante es lo que aportes a este mundo, la fuerza de tu voluntad y espíritu. Johan lo sabía, sabía lo que realmente le daba sentido a su existencia y luchó siempre por ese algo, o mejor dicho, ese alguien. ¿Lo entiendes?

Un profundo silencio se apoderó del lugar, Jesse volvió a hablar.

—Yo decido quien quiero ser. No quiero ser un mártir a quien le tengan lástima, no quiero seguir siendo la sombra de mi hermano solo por nuestra apariencia, no quiero volver a dañar a nadie ni que me dañen otra vez, tampoco quiero ser una muñeca de aparador encerrada en una jaula de oro. Esta vez quiero que me reconozcan y me vean por lo que realmente soy—pausó, después volvió a hablar con más fuerza y determinación—Yo soy Jesse Anderson, tengo 23 años y me gustan los colores fuertes y el Sauerbrate*, disfruto del mar y el sonido de las hojas meciéndose en el viento; soy un humano, no soy más ni menos que tú.

Las palabras de aquel chico habían caído como agua helada en la espalda del magnate, realmente no conocía nada de ese muchacho y pretendía atarlo a él como si fuera su dueño, había sido nuevamente un maldito egoísta oportunista.

—Jesse…

El oji esmeralda juntó dos dedos de su mano he hizo un saludo divertido desde la ceja hacia enfrente, como una despedida; justo como lo hacía su hermano Jaden.

—No dejaré el legado de mi hermano a la deriva, pero solo le daré tiempo. Así es que aprende el valor de tu existencia y acepta la realidad, volveré, pero mientras tanto, ten éxito en tu encuentro, Haou. El perdón no solamente se lo das a otras personas. Y cuándo estemos listos, reviviremos a Johan.—le guiñó un ojo, sonrió orgulloso y salió por la ventana como solía hacerlo cuando se escapaba de casa.

Haou guardó silencio sin saber cómo reaccionar por la abofeteada con guante blanco que su ex cuñado le había dado, puso esa cuestión en su mente.

 

 

¿El valor de mi existencia? Ja, yo soy Haou Yuki, sé quién soy…¿Cómo puedes decir…

 

 

No lo entendía, nunca hubiera imaginado la reacción del peli turquesa menor de esa manera; sus teorías habían fracasado.

Jesse no se levantó a violentar a medio mundo, Jesse no le escupió sus verdades en la cara ni trato de repudiarlo, Jesse no se volvió loco por la inestabilidad; él había madurado rápidamente y logrado sorprenderlo; pues pocos habían sido capaces de esa Azaña, ese chico se había ganado todo su respeto.

Pensó que todo ese tiempo lo había subestimado, lo veía siempre como el débil, como el niño llorón y fastidioso; era un inútil a sus ojos y una carga, pero ahora se daba cuenta que verlo así había sido un gran error.

Si tan solo se hubiera acercado más a él en el pasado quizás habrían podido llegar a comprenderse mejor en el presente, y quizás no resultaría tan difícil el ahora, probablemente los resultados de la muerte de muchas personas se hubieran cambiado.

 

 

Habitación A15

 

 

Yuya contemplaba la felicidad de los pájaros revoloteando sobre el árbol que daba a la ventana de la habitación, su vista se nubló por las amargas lágrimas silenciosas que derramaban sus ojos, campanas de funeral retumbaban en su cabeza; Edo se había marchado, por fin había parado de sufrir.

Entrelazó su mano con la inerte joven con mucha fuerza mientras trataba de parecer tranquilo ante el doloroso final. Todo acabó.

El doctor Yusaku esperaba recargado en la pared, alejado del muchacho; su mirada fue contagiada de aquella enorme tristeza. El estado de Edo ya venía deteriorado; las células actuaban peor que el SIDA y su muerte lenta y tortuosa había sido irremediable. Un mal que nunca había atestiguado; y pensar que había dado todo de sí para esperanzar a ese encantador chico de mirada grana. El dolor en aquel muchacho era indiscutible, pero al parecer ya había abrazado la resignación desde hace tiempo, se había quedado con el desahuciado hasta el final sin armar ningún escándalo por el fallecimiento. Algo raro, pues parecía que lo quería mucho.

Repentinamente, un chico de cabellera castaña y ojos dorados demoniacos, había entrado lánguidamente. 

Yusaku y él se vieron por primera vez, el efecto de sangre y terror no podían ser expiados del magnate tan fácilmente, por lo que seguía siendo aterrador estar ante su presencia; ese sentimiento opresivo había robado un respiro al experimentado doctor.

 

 

¡Entonces era verdad que estaba aquí! ¡No puede ser que él sea…!— se trastornó, afiló la mirada tratando de reprimir su nerviosismo, ¿Qué relación tenían Haou Yuki y ese muchacho?

 

 

Yusaku supo quién era él; la Web profunda no se equivocaba al describirlo, Haou era aterrador, meterse con él conllevaba a dar un paso de alto riesgo a la muerte, eso se contaba.

—Yuya…—llamó el CEO.

Lo que menos necesitaba había aparecido, Yuya no retuvo ningún sentimiento hacia él, ladeo un poco la cabeza para mirarlo desde el rabillo del ojo; sus inexpresivos ojos eran ahora tan vacíos como los del magnate antes de Johan o Jaden.

—¿Te vienes a burlar de mí?

Haou solo lo observó sereno, realmente no sabía que decir, sentía algo de culpabilidad por Yuya ya que el aura alegre de aquel muchacho de espectáculos se había muerto junto con Edo, pero realmente no sabía cómo expresarlo.

—Lo siento. —era sincero, pero el tono con el que había hablado parecía sátira.

—¿Lo sientes? —bufó—No Haou, todavía no lo sientes de verdad. —se levantó para enfrentar esa mirada fría con la suya. —Espero que sufras tanto como nos hiciste sufrir. Ojalá te acuerdes de mí en tu agonía. —lo pasó de largo, Yusaku no entendía lo que sucedía entre esos dos, pero prefirió no indagar. Salió después de Yuya.

Haou no lo siguió, su indiferencia le había dado una tremenda abofeteada; sabía que sus injurias habían presionado tanto al aprendiz de mecánica hasta el grado de romper su espíritu; una “muerte en vida” y nuevamente culpa de él.

No se inmutó, pero sinceramente nada podía hacer ya. Haou miró a Edo, había muerto dolorosamente antes de encontrar alguna solución a su mal, parecía una momia. Metió la mano entre sus ropas para sacar una pequeña cajita, ahí se encontraban dos nuevas jeringas de Yubel; la reproducción de ese momento, cuando inyectó el líquido a su subordinado, se le vino en mente; nunca había visto el final de aquellos desafortunados víctimas de Yubel sin ser gemelos, simplemente los tiraba en la fosa común y se olvidaba de ellos, el objetivo era que sufrieran lo más posible, ahora estaba cara a cara con la realidad.

Alzó la vista, Edo lo torturaba con su mirada azul desde el otro lado de la cama, Haou trató de no mirarlo, ni a Sawatari tras de él al virarse, los pasó de largo.

 

 

……………..

 

 

Mientras tanto, Yuya caminó por los pacillos rumbo a la salida, ya no sentía nada en particular, cerró toda clase de emoción en su alma. Necesitaba tiempo para estar solo, para relajarse y superar la pérdida si quería comenzar de nuevo, debía hacer algo.

Salió hacia las jardineras y esperó.

Esperaba una señal de los cielos, alguna motivación o consuelo divino, algo. Esperó para tranquilizar sus sentidos y sobre todo su espíritu; pero nada sucedió, su mente no albergaba nada, sus sentimientos se encontraban vacíos.

 

 

Venganza…—quizás el sentimiento de desquite era la única opción correcta.

 

 

Los demonios de la venganza comenzaron a convencerlo, Haou debía doblegarse ante su ira, debía sufrir por su mano, debía experimentar el resultado de la balanza de la justicia.

 

 

Justicia…

 

 

¿Pero que podría dañar de forma permanente y atroz al CEO alemán si había demostrado que era casi indestructible?

 

—Claro…—se dijo—Jaden.

 

Para los testigos no cabía duda del talón de Aquiles de aquel tirano; Jaden lo destruiría sin duda.

Todavía no estaba convencido, Jaden era su amigo después de todo, estaba protegido por todos sus conocidos, eran como una familia, pero…quería ver sufrir a Haou, no habría marcha atrás.

¿Hacer sufrir a Haou a través de la muerte de Jaden, solo por venganza? Ya nada más podría perder.

¿Qué ataba a Jaden a seguir? Era tan obvio.

Yuya ideó un plan que no podría fallar. Jaden estaba bajo el espantoso tratamiento de aquella extraña sustancia, y recordando lo que el magnate había dicho, no se encontraba estable todavía, por lo que alguna fuerte impresión podría volverlo un animal. Era su única carta a apostar y sabía qué hacer.

Darle la paz entera a Yusei y así desestabilizaría a Jaden y con él, dañar a Haou.

Afiló la mirada, estaba convenciéndose de hacerlo; sería un héroe para otras personas aunque para ello debía sumergirse en el desprecio total y marginación de todos sus amigos.

Era un precio que estaba dispuesto a pagar, era el único que podía hacerlo.

Apretó los puños, era ahora o nunca.

—Yuya—la voz del doctor lo sacó de sus planeaciones; el aprendiz de mecánica lo miró cargado de odio y tristeza en sus fanales.

Yusaku se sentó a su lado y sin decir nada, lo abrazó lo más fuerte y afectuoso que podía.

Yuya se desconcertó, aquel gesto no lo había previsto, su desconcentración fue absoluta, Yusaku lo había tomado por sorpresa.

—Entiendo el dolor que llevas en tu alma, yo pasé por algo similar. —pausó unos segundos— Uno: piensas que de alguna forma estás maldito y que no podrías abrir tu corazón a nadie más por miedo a herirlos. —Yuya abrió gigantes los ojos—Dos: Por tu mirada veo que te está consumiendo el sentimiento de venganza. Y Tres: Piensas que es algo que debes afrontar en la completa soledad.

—Doctor…—estaba estupefacto, ¿cómo sabía exactamente eso?

—Te entiendo, yo también tenía esa misma mirada tuya, yo también pasé por lo mismo. —lo miró para brindarle confianza— Llora Yuya, llora todo lo que puedas y todo lo que quieras, no te reprimas, no intentes hacerte el valiente. Derrama toda esa angustia, deshazte de todo ese dolor que quiere esconderse en tu corazón, no lo guardes, no lo hagas parte de tu vida; yo sé el dolor que conlleva el cargar con él en el pecho; no, no lo permitas, sácalo todo, solo así podrás liberarte y podrás pensar con más claridad. Tranquilo, sé que no me conoces pero quiero decirte algo: estoy aquí.

Un escalofrío recorrió la espalda del chico de espectáculos. La respuesta que Yuya tanto había esperado, las palabras que necesitaba oír estaban saliendo de la boca de ese desconocido. En pocas palabras, no estaba solo. Todos los recuerdos de Sawatari le vinieron a la mente y de Edo también.

“Estoy aquí”, las lágrimas comenzaron a fluir de nuevo sin darse cuenta con más fuerza. Ellos le habían dado su vida para que Yuya fuera feliz y tuviera otra oportunidad, habían hecho ese sacrificio con ese único propósito.

Tembloroso, se abalanzó a los abrazos del especialista como si la vida se le fuera en ello.

“Estoy aquí”, Sawatari seguía con él, “Estoy aquí”, Edo se quedaría a su lado.

—¡Ahh, ahh! —derramó todo el dolor de su alma y corazón entre el hombro y cuello del profesionista. No tenía palabras, simplemente necesitaba desahogarse.

Yusaku no dijo nada, le dio todo el ánimo que su cuerpo le transmitía, no se apartaría. Se quedarían en esa posición hasta saciar el tiempo que necesitara el joven aprendiz para resurgir de las cenizas.

 Y Yusaku estaría ahí.

 

 

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Hospital

 

Yugi ya había ido a la habitación A1 sin el éxito de encontrar al magnate, viró hacia un pacillo, su desesperación comenzaba a afectarle, pero fue que lo distinguió salir de la habitación de Yuya.

—¡Haou! —llamó el vendedor japonés regularizando su respiración.

Haou contempló al tricolor, realmente era una belleza, más ahora no debía tener esos pensamientos en la situación en la que se encontraba.

—¡¿Qué hiciste con mi abuelo?! —mostró el puño.

El castaño hizo una pose como de pensar, en realidad solo se estaba burlando de él. —Mh, el señor Muto ¿ah?... —se encogió de hombros desesperando al chico con cada segundo que tardaba—Ah, no lo sé. —declinó con simpleza.

—¡¿A qué te refieres con que no sabes?! —Yugi se exasperó.

—No sé si me crea, pero cuando yo llegué a su hogar, el Sr Muto no se encontraba.

—¡Mientes!

—¿Por qué mentiría ahora? Simplemente no estaba.

—¡Mi abuelo estaba atendiendo la tienda, no pudo haberse ido así nada más!

—Eso no lo sé. Mi equipo no le hizo nada porque no lo encontramos. De haberlo estado seguramente…

—¡¿Seguramente?!

—Son detalles que no necesita saber.

Las miradas se retaron, Yugi no creía en nada de lo que decía, pero en una cosa tenía razón ¿Por qué mentiría sabiendo que si Jaden lo descubría le iría peor?

—Más te vale. —se viró irritado.

—Permítame ayudarlo a encontrar a su pariente.

—No te confundas, —masculló sin voltearlo a ver— ya habíamos hablado de esto todos juntos, nosotros no somos amigos. Más te vale no acercarte a mi o alguno de mis amigos, o si no... —se marchó dejándolo claro: Haou estaba excluido en círculo y su vida.

Estaba completamente solo, ahora más que nunca.

 

 

 

Es normal que reaccionen así.—se decía. Era tan difícil cambiar y ser el “chico bueno”, aunque sabía lo que tenía que hacer, el cambio nunca sería fácil. —Jaden…

 

 

No, Jaden tenía una vida por delante, debía tener los caminos abiertos para que pudiese vivir en armonía y en completa felicidad con Yusei, no debía cargar con sus errores ni karmas. Haou ya lo había elegido, velaría por la felicidad de su propio hermano a costas de su propia felicidad.

Como si fuera obra del destino, se encontró con su hermano gemelo; instintivamente habían salido al balcón para relajarse; no estaban sorprendidos de haberse encontrado en ese lugar, después de todo su vínculo era fuerte.

—¿Cómo está Yusei? —Haou rompió el hielo.

—No ha muerto, si a eso te refieres—recargó su cuerpo sobre el barandal; su declaración había sido fría y cortante. Fijó su mirada en algún punto que no fuera su hermano.

Haou estaba preocupado, lo imitó y fijó su vista a la distancia. Por un momento no dijo nada, las cosas no podían estar peores entre ellos.

—Jaden, yo no quería esto.

Jaden bufó, le indignó la ironía—No, por supuesto, apuesto que solo querías hacerle daño a mis amigos a costas de mi ignorancia para que siguieras siendo un maldito, mientras te burlabas de mí. ¿No salió como lo esperabas, ah?

El magnate afiló la mirada, entendía la posición de su gemelo, no lo culpaba—Yo no elegí nada de esto, perdí gente importante. —sus palabras se perdieron en la nostalgia, Jaden se serenó, lo miró de re ojo esperando a que se defendiera de alguna forma seguramente absurda.

Pero el tortuoso silencio dejaba claro un profundo pensamiento terrible que no dejaba a su hermano.

Jaden fue paciente hasta que lo volvió a escuchar.

—Yo quería ser como tú, Jaden —el aludido le prestó toda su atención—. Yo quería reir y vivir igual que tú. Deseaba poder tener, algún día, esa valentía, decisión y voluntad que posees; sobre todo, igualar a tu sonrisa inquebrantable. —pauso unos segundos— Quería que estuvieras orgulloso de mi, que fuese yo quien te protegería esta vez y que pudiéramos regresar a ser una familia unida como antes. —las palabras cesaron, afiló la mirada llenando sus recuerdos hacia sus caprichos y voluntades. Cosas que no había podido ver por su sed de poder—Ahora me he dado cuenta. Todo lo he hecho mal, hice cosas terribles, maté a mucha gente y perdí a la persona que más he amado en este mundo por mi negligencia, sobre todo… borré tu sonrisa también. Perdóname.

Jaden cerró los ojos, algo de humanidad aplastaba a Yubel, no deseaba volver a llorar más, o a descontrolarse —ya le costaba demasiado—, volvió a abrirlos solo cuando se serenó de nuevo.

Haou había presenciado como su hermano había luchado con ese sentimiento, volvió la vista a la ciudad mientras un suave viento acariciaba la melena de esos dos castaños.

— Ahora me detestas y estas decepcionado de mí, lo sé… lo tengo muy claro, me lo he ganado.

 Jaden no podían defenderlo, realmente no sabía que pensar de él o qué decirle.

Cada uno se sumergió dentro de sus demonios existenciales y problemas internos. No parecía haber una tregua clara entre ellos.

—Jaden—la voz de Haou volvió a terminar con el silencio—Quiero contarte algo sobre Yusei. —atrapó su atención—Yo nunca había conocido a otra persona igual de devota y segura de su amor como Yusei, es decir, es la segunda persona que me demuestra esa cualidad, es muy terco, como Johan. —pausó devolviendo una mirada melancólica—Pero a pesar que lo presioné para que te olvidara, su amor fue más fuerte; comenzó siendo un idiota terco, pero con el tiempo, me di cuenta que él realmente daría la vida por ti.

Los ojos del mayor brillaron.

—Él ha aprendido a amarte de verdad. No seas duro con él cuando despierte, él no tuvo la culpa—Haou le regaló una sincera mirada, inusual en él.

Las palabras se esfumaron de la boca del diseñador, recordó todos los momentos junto al mecánico, desde los felices hasta el aparatoso desenlace en el que se encontraban, pero… bajó la mirada en impotencia.

—Yo ya no puedo estar con Yusei.

—¿Por qué lo dices? Aún está con vida.

—No, no es eso…

—¿Entonces?

No sabía si revelarle la noticia de que sería tío, que su vida se iría al carajo en cuanto Yusei se enterase que sería padre.

—Jaden—Haou lo tomó por los hombros.

—¡No me toques! —dio un manotazo y apretó los puños. —Yo … debo casarme con otra persona.

El magnate afiló la mirada, sabía a lo que se refería.—Es Rebecca ¿verdad?

—¿Qué? — lo encaró— ¿Qué has dicho? —estrujó su camisa— ¡No más mentiras Haou! ¡Háblame con la verdad, dime lo que sabes sobre Rebecca!

Exhaló.

—Rebecca es mi responsabilidad, no permitas que te manipule.

—¿Por qué dices eso? ¡¿Cómo se conocen?!

Haou no tuvo otra opción que contarle la verdad.

—Rebecca Hopkins es su nombre. —prosiguió—Ella es el ojo que todo lo ve; es… no, era mi aliada. Gracias a ella puedo adelantarme a mis enemigos, puedo estudiar a las personas e idear planes para la victoria. Ella y yo éramos un equipo hasta que se obsesionó conmigo. —pausó— Su deseo más ferviente es acostarse conmigo, sé que te obligó pensando en mí. Yo te hice daño indirectamente.

Jaden golpeo a su hermano en el rostro con mucha fuerza, Haou permaneció en esa posición.

—¡Todo tiene que ver contigo! ¡Por un momento que pienso que puede haber esperanza en ti, y que eres una buena persona, resulta que siempre sobrepasas mis expectativas y eres peor! ¡Yo … yo ya no puedo con esto, Haou! ¡No quiero volver a verte!—iba a retirarse.

—¡Espera, Jaden! No tienes por qué seguirle el juego a Rebecca, no quiero que te involucres y te sientas obligado. Yo arreglaré esto, le daré lo que quiere para que te deje en paz.

—¿Le darás lo que quiere? —lo miró por el rabillo del ojo sin dejar de darle la espalda. —¿Te acostarás con ella, por mi?

—Yo no siento nada por ella, pero lo haré para que no sea un obstáculo en tu vida. En cuanto a tu hijo, veré que tenga lo mejor. Yo seré su padre.

—¿Tú? —se viró— Ja, no me hagas reír. ¿Qué podría aprender mi hijo de una basura como tú?

—Jaden, esta noche veré a Rebecca, acabaré con esto, ese asunto es solo nuestro. Tú puedes estar tranquilo y volver con Yusei.

—No, no dejare a mi hijo con alguien como tú.

—Jaden…

—Déjame en paz. —se marchó irritado.

 

A cada segundo tenemos que tomar decisiones, y estas, a su vez, derivan variantes.

Lo que es correcto, lo que no, lo que pudo ser y lo que ya es; todo se deriva de las decisiones que se toman a cada segundo en el paso de nuestra vida. Las más nimias variaciones dentro de la condición inicial de ciertos eventos, pueden implicar grandes diferencias en el comportamiento futuro de los mismos, imposibilitando, por tanto, una predicción a largo plazo.

¿Quién podría adivinar con certeza las consecuencias de nuestros actos? Cada variante determina una consecuencia, y todo se liga con la gente que miramos día a día, con la que convivimos o nos topamos esporádicamente en el camino.

A veces no hay elección, nuestra realidad en parte se deriva de las acciones y consecuencias de alguien más, así a su vez, ese alguien vive una realidad en consecuencia de otro más, formando así una telaraña invisible que une el destino y/o los parámetros funcionales para la vida de cada individuo. Y en algún punto puede estallar el caos.

Caos, la forma de vida en la que estaba acostumbrado a vivir Haou, mas con una pequeña variante esta vez, la cual implica que él no realiza el primer movimiento como siempre; si no que estaría experimentando el “ojo” del caos, resultado de la consecuencia.   

Abandonar o seguir. Aún tenía la opción de regresar a su estilo de vida lleno de excesos y comodidades sin importarle nada. Bien podría asesinar a Rebecca y terminar con el sufrimiento de su hermano, y en el proceso obligarlo a quedarse con él a la fuerza. Y por qué no, regresar a su poder a todos sus lienzos para su exclusivo deleite.

Sería tan fácil, pero…

Arrepentimiento, no, quizás no era lo que sentía con mayor fuerza. Si indagaba bien en lo que él realmente deseaba, solo era otro capricho escondido  tras ese sentimiento mortal que, se cuenta, abre las puertas del cielo a los humanos: el arrepentimiento.

 

 

Todavía no sabes el valor de tu propia existencia, sigues luchando contra el mundo y no sabes aun el significado de la pérdida de Johan.—recordó las palabras recientes de Jesse, analizó cada una y entonces lo entendió.

 

 

 

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04:35 p.m.

 

Yugi se encontraba platicando muy ameno con su amado egipcio, al parecer unos cuántos días y le darían el alta. Aunque Atem se sentía bien, los doctores no permitirían alguna negligencia por si llegaba a recaer en las afueras del hospital; querían demostrar el orgullo de la gente especializada de Alemania, para que los diarios tuvieran cosas positivas que hablar. Esas cosas no le importaban a Atem, todo fuera por estar junto a su vendedor, esperaría tenerlo más íntimamente cuando saliera de ahí.

—Las pirámides de Egipto son una verdadera belleza, tesoro de la humanidad. Estoy seguro que disfrutaras de la excursión en cuanto vayamos.

—Suena bien, todo sea por tu compañía, Atem.

—Verás que te encantarán.

—Pero aun nos queda buscar a mi abuelo. Me temo que las pirámides tendrán que esperar. —bajó la vista, Atem tomó firmemente su mano.

—No te preocupes, lo encontraremos.

No necesitaban decirse mucho para sentirse apoyados, ellos tenían una conexión inquebrantable que iba más allá del misticismo. Se sonrieron, Yugi depositó un suave beso sobre los labios de su amado.

—Iré por algo de comer, recuerda que no puedo comer de tu comida.

—Jaja, por mi, solo te comería a ti, Yugi, estoy seguro que me ayudaría a recuperarme más aprisa.

—A-Atem—las mejillas del vendedor se encendieron. Atem soltó una carcajada, adoraba verlo apenado.

—No olvides traerme un chocolate. —guiñó un ojo, Yugi sonrió y asintió con la cabeza al partir.

Pero no llegó muy lejos. En la cafetería había demasiada gente que no pensó que fuese tardado. Peor aun, tres hombres lo observaron fríamente sin perderle el movimiento. Yugi advirtió aquellas miradas en el instante que las recibió.

 

 

Algo anda mal…—el instinto nunca falla.

 

 

Decidió volver, pero ya era tarde, al subir por las escaleras un tipo lo interceptó y otro le tapó la boca con un trapo impregnado de cloroformo.

 

 

¡NO!.. —poco a poco perdió el conocimiento.

 

 

 

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Yusaku y Yuya había hablado ya toda la tarde. Pero el doctor seguía teniendo cosas que hacer con más pacientes. Había prometido a Yuya invitarlo a cenar después de haber finalizado su jornada laboral; por lo que en ese momento Yuya esperaba más tranquilo a que llegase la noche en una mesita de sol, en el jardín.

Estaba metido en sus pensamientos; debía volver con su difunto amado para no dejarlo solo, al menos hasta saber que lo pondrían en la morgue y él mismo preparara los acuerdos para el funeral.

Pero…

—Yuya Sakaki. —Un hombre de apariencia débil se acercó. —Será mejor que no te resistas. —Sakaki pudo ver el hueco del arma que escondía bajo una chaqueta.

—¡¿Pero qué?!

—Shh… camina.

Otra vez a lo mismo, Yuya se levantó en impotencia, sin chistar y fue guiado por aquel extraño.

 

 

 

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Yuma y Kaito devoraban la comida dentro de una cafetería que se encontraba justo frente al Hospital. La gente era muy amable pese a que Yuma no entendía para nada lo que le decían, por suerte su novio estaba ahí para traducirle.

—Vaya, el sabor de Alemania es lo único bueno de este país. —dijo Yuma en japonés. Suerte que nadie le había entendido o traería problemas.

De repente Kaito miró hacia la salida del hospital; un coche blindado se llevaba a Yuya.

—¡Hey, ese es tu amigo!

Yuma se viró, aun con un bocado degullando entre la boca.

—¡Sí, es verdad, es Yuya! —fue tras de él desesperado, pero en cuanto cruzó la calle una camioneta blindada lo interceptó.

De ella bajaron varios hombres de traje negro, rápidamente lo golpearon en el estómago sin darle la oportunidad de poder reaccionar y lo subieron a la camioneta. Kaito —que había ido tras de él—, también fue derribado, aunque había tratado de pelear, los hombres eran más, y fácilmente se lo llevaron también.

La gente solo miró el espectáculo, por el terror de que algún presente fuera el próximo, permanecieron intactos.

Parecía una organización peligrosa, quizás nadie denunciaría a la policía.

 

 

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Atem había sentido un fuerte escalofrío, su sexto sentido le indicaba que algo había pasado, pero no podía deducir el qué. Yugi no regresaba y ya comenzaba a preocuparse en exceso.

De repente, una hermosa chica de cabellera rubia larga, ojos azules y cara angelical, había entrado a su habitación vestida de enfermera.

No recordaba a esa chica, ni que alguna trabajadora del hospital tuviera ese cuerpo de modelo.

La chica se acercó al suero y sin decir nada, administró un líquido incoloro.

—¿Para que es eso? —el líquido bajaba por la manguerita para llegar a sus venas.

—No te preocupes, belleza de Egipto, solo es un relajante. El doctor ordenó esta dosis para que tu recuperación sea más rápida y te den el alta lo antes posible.

—¡¿Un relajante?! Eso suena tan absurdo, eso…

Sintió pesadez, por la preocupación por Yugi reaccionó muy tarde, y solo pudo sentir como sus fuerzas lo abandonaban, Lo último que miró fue la sonrisa ancha de aquella rubia burlándose de él.

 

 

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Yuri había ido a ver a sus homólogos, estaba muy despreocupado comiendo una manzana roja; al entrar en la habitación, vio a varios hombres que estaban inyectado a sus semejantes con algún sedante.

Soltó la manzana dando un paso atrás por la sorpesa.

—¡¿Qué les están haciendo?!

Un hombre rápidamente lo tomó por el cuello, otro lo inyectó con una pequeña jeringa que no sobrepasaba los 7ml.

—¡Ggg!! —sus ojos le pesaron y las figuras se hicieron borrosas hasta oscurecer.

 

 

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Jaden sostenía fervientemente la mano de Yusei, a pesar de todo lo que habían pasado, él seguía enamorado de él.

—No quiero dejarte…no quiero irme de tu lado pero…nuestro destino quizás nunca fue estar juntos, Yusei. —besó la mano —Te amo demasiado, mi amor. Gracias por todo, por lo bueno y lo malo; sé que solo era un mal entendido. Yo te perdono, Yusei, te perdono.

La enfermera, que había acudido con Atem, entraba en ese momento.

Primero hizo como que revisaba a Yusei, para después encarar al castaño.

—No deberías desgastarte de esa forma. Él estará bien, pero tú puedes perder tu salud. ¿Por qué mejor no vas a comer algo o descansas en el sofá? Que estés pegado a él no hará que despierte más rápido. Además podría preocuparse por ti si te ve tan estresado.

La señorita había sido muy amable, y su voz era una briza de mar que invitaba a confiar en cada palabra que ella decía. Jaden suspiró profundamente y soltó a su amado.

—Creo que tienes razón.

—Sí, no te preocupes. —le sirvió un vaso con agua y se lo entregó —La hidratación es lo primero que perdemos en casos de estrés.

Jaden bufó, pero le había agradado el comentario. Sostuvo el vaso y lo bebió.

—Verás que cuando despiertes, todo será diferente…..

 

 

……………….....

 

 

08:31 p.m .

 

Yusaku debía revisar el estado de Yusei antes de poder salir por fin de su tiempo trabajando. Pero al abrir la puerta, el cuarto estaba vacío.

—¿Ya le dieron el alta? —miró sus papeles, no había nada a cerca de eso.

Un colega pasaba por el lugar y fue a quien le preguntó.

—¿Tienes idea de lo que le pasó a este paciente?

—Escuché que el director dio la orden de su desalojo. Realmente no creo que lo hayan trasladado a otro Hospital. Hubo varios cambios de último minuto.

—¿Qué? ¿Cómo sabes eso?

—Ya te lo dije, lo escuché de una enfermera en la comida.

Extrañado, Yusaku buscó a Yuya por las instalaciones, pero parecía haberse marchado.

 

 

No puede ser…

 

 

Corrió a la morgue, quizás estaría con Edo, pero no había nadie al llegar; además, al revisar la lista de ingresos, el nombre de Pohenix no se encontraba. Se viró para regresar a toda velocidad.

Otro colega había llegado casualmente hasta ahí para dejar unos archivos.

—Onizuka, ¿Sabes a dónde dejaron el cuerpo del paciente de la habitación A15?

—¿A15? Mmm… no lo sé

—¿Sabes lo que le pasó al paciente de la A17?

—Mmm.. sabes, no presto atención a tus pacientes.

—Agrr…—siguió su camino con ánimos de golpear a su colega. Solo había una persona que sabría lo que había ocurrido. Todo había pasado tan rápido, ni siquiera pensó que se había tardado tanto tiempo desde la última vez que los vio.

Acudió impaciente hasta la habitación A1 pero Haou Yuki ya no se encontraba ahí.

 

 

Maldición….

 

 

Mansión Dornberger. 10:56 p.m.

 

Elegancia, el comedor del salón principal estaba completamente elegante, la exquisita comida, cara y del mejor gusto culinario estaba sobre la mesa; elegantes velas daban un toque de romance, y las luces bajas parecían acompañar el ambiente de pasión.

Una música de jazz aceleraría cualquier corazón enamorado, y las estrellas debían parecer que brillaban con mas intensidad.

Sin embargo, para Rebecca Hopskin el panorama no le parecía del todo perfecto. La sangre seguía en el piso ya seca y la silueta de los cuerpos caídos, marcados por el gis del forense, adornaban esa retorcida escena.

El hedor era repugnante, el caos alrededor era incómodo, difícil de ignorar.  Gracias a la destrucción de los vitrales, el fuerte olor disminuyo significativamente, pero no dejaba de ser repugnante. Los huecos dejaban ver el cielo sin luna y el sentir de la briza helada.

En la mesa se había servido alimentos para dos personas, Haou miraba a su invitada que estaba del otro lado, vestida con sus mejores galas al igual que él.

—Que “simpática” manera de tener nuestra primera cita, mi rey. ¿Crees que esto me desanimará? Estas perdiendo la imaginación, Yuki.

El magnate se recargó en su cómoda silla, cruzó las piernas y alzó su copa de vino.

—¿Desanimar? ¿Crees que esto es para desanimar, mi querida Rebecca? Esta es nuestra realidad; el panorama nos sirve para recordar de lo que tú y yo estamos hechos. Este es nuestro entorno, el que siempre hemos vivido, esto somos nosotros.

—¿No pudiste elegir el jardín, al menos? —se tapó la nariz con un pañuelo. —Comienza a molestarme el olor.

—En algunos minutos te acostumbraras. Después de todo, siempre terminamos por acostumbrarnos a lo que no nos gusta. Este es nuestro olor natural.

—¿A qué viene eso?

—La realidad, Rebecca, sólo la realidad.

—Sé que la realidad para muchos es una porquería, pero nosotros somos reyes, no deberíamos contaminarnos de esta inmundicia.

—¿Reyes? —bebió un poco de su vino—Mh, sí, lo somos mi reina, pero nuestro reinado siempre estará rodeado de muerte.

La chica rio elegante. —No logras espantarme, Yuki. Sabes que mi amor por ti sobrepasa cualquier límite, aun el del miedo. Tu eres mío.

—Y tú mía, ¿verdad?

—Claro, ¿Qué sería una reina sin su gallardo rey? —miró a su alrededor, demasiado callado. —Aunque me gustaría saber por qué no hay nadie.

—¿No te gusta mi compañía?

—Bromeas, no te cambiaría por nada, pero es raro que no esté la servidumbre.

—Estuvieron aquí, deben estar en su habitación. Di la orden de no molestarnos.

—Vaya, que interesante. Me agrada la idea de estar solos. —suspiró—Eres un sueño hecho realidad, Yuki.

Rebecca no escondía su fanatismo por él, se sonrojó de pensar que Haou y ella por fin se unirían. El hombre perfecto y la mujer perfecta, los dioses por fin les sonreían y habían unido a la pareja que ellos habían creado de costilla a costilla.

Comenzaron a comer, aunque el hedor era fuerte, Rebecca ya se había acostumbrado un poco.

—¿Y que harás, Yuki? ¿Me llamarás cada semana para vernos? O ¿Este será nuestro nidito de amor?

La sonrisa del magnate se ensanchó, parecía la de un verdadero demonio; sus ojos tomaron un color ámbar diferente a lo que ella había visto, parecían centellar y robarle el alma. Sin embargo, Rebecca no flaqueó; estaba segura de lo que quería y era a ese castaño; no era momento de intimidarse.

—Algo mucho mejor. —fue hasta ella como una fiera asechando a su presa. Rebecca comenzaba a sentirse nerviosa.

 

 

 

Es increíble el efecto de este omnipotente espécimen de hombre para cualquier humano —se dijo—, ha logrado que comience a sudar, no puedo explicarlo, es simplemente maravilloso.

 

 

 

Haou tomó su mano y suavemente le introdujo el anillo que Jesse le había rechazado en su dedo anular.

—¿Qué te parece ser la Señora Dornberger?

La impresión de la chica fue de completa euforia, gritó de pura felicidad y lo abrazó estrujando su cuerpo.

—¡Acepto, acepto! —dijo como una enamorada chiquilla. —¡Soy yo la única vencedora! ¡Por fin tengo al mejor, abuelo, mírame!

Haou no apartó su sonrisa diabólica, sostuvo su mentón para que se mirasen a los ojos.

 

 

 

Por fin, mi primer beso con Haou…—el corazón de la rubia parecía que se le saldría del pecho de un momento a otro. La adrenalina recorrió todo su sistema, la emoción casi la hacía temblar. — Oh Dios, Oh Dios…Haou será mi esposo.

 

 

El primer beso sería el primer hermoso recuerdo que tendría de su amado esposo; así es que cerró los ojos y paró los labios para recibirlo.

—¡Auch! —en vez de los labios del castaño, había sentido un agudo pinchazo en la nuca. —¿Qué me hiciste?

El CEO escondió la jeringa tras su espalda como si solo hubiera hecho una travesura.

—Nada grave. —ensancho la sonrisa pícara— Déjame decirte que ahora que serás mi esposa, debes atenerte a mis costumbres. Tú sabes como soy, creo que estas preparada para afrentarlo.

Oráculo comenzó a exhalar aire caliente.

—¿Crees que no lo sé? Eres mío, te he estudiado bien. — comenzó a sentir efectos raros en su cuerpo, sus mejillas se encendieron y su respiración se agitó más aprisa.

No podía mantenerse lucida; todos sus sentidos se intensificaron con la droga y su cuerpo se comenzó a poner caliente, así como su vagina comenzó a secretar fluidos viscosos.

—¡Ahh! ¿Por qué me has hecho esto? —tiró toda la comida de la mesa como una reacción, pues necesitaba atención sexual de inmediato y no sabía como calmarse.

Haou la contempló retorcerse, no estaba acostumbrado a ver esa reacción en una mujer; por lo que, por ser su primera vez, le resultó interesante de analizar.

—¡Haou! ¡Esposo mío, ayúdame! —las manos de oráculo tocaron su propia intimidad y comenzó a estimularse. —¡AHhhh! —cada rose era un mar de placer que activaban cada nervio en su cuerpo. Rodó los ojos hacia atrás y sacó la lengua por el elixir que sentía, pero no era suficiente. —¡Haou!

—Las personas cambian con esta droga, la debes conocer bien; fue la que le pusiste a mi hermano.

—¡¿Co…como sabes…

—Es la única droga que podría hacerte perder la lucidez y tus actos; la única forma en que Jaden habría cedido a tocarte y penetrarte. Solo pérdida de voluntad.

—¡Ahh, ahhh! ¡Ayúdame, no puedo controlarme…tómame!!

—Claro que sí, mi amor, pero antes quiero que nos casemos.

—¡¿Qu..qué?!! ¡No entiendo que ..ahhh….—un espasmo recorrió su espina.

Haou le acercó unos papeles y pluma.

—Esto indica que serás mi esposa finalmente. Fírmalos y me tendrás.

—¡AHhh! ¿Por qué…por qué lo has decidido de esta manera?! ! Ahh, nos íbamos a casar en el altar!

—¿Crees que es mi estilo hacer eso? Debes adaptarte a mí si quieres que sea tu marido.

—¡!Ahhh, maldita sea!!! —Haou comenzó a tocarla con la punta de los dedos, ese toque hizo que se arqueara la chica. Perdió toda su dignidad y el calor excesivo hizo que ella misma se deshiciera de su ropa y se moviera como bailarina de cabaret frotándose con la mesa.

—Firma, mi reina. —le susurró en el oído sensualmente, la locura de la explosión de sensaciones deliciosas y excesivas de su cuerpo no la dejaron pensar más. Tomó la pluma y firmó en cada una de las hojas que, para ser solo un matrimonio civil, eran excesivas.

—¡Ya está! ¡Listo, listo, dámelo, dámelo!

Antes que nada, Haou guardó celosamente los documentos en un portafolio, después la siguió contemplando retorcerse desnuda sobre la silla. Era increíble ver como aquella elegante dama se había convertido en una ninfómana asquerosa. Sacó su celular y tomó varias fotografías. Después la miró masturbare y venirse dos veces.

—¡¿Qué haces, por favor, Haou, ya!

Le gustaba que sus víctimas rogasen.

—Claro mi amor, solo déjame hacerlo más divertido. —le vendó los ojos y la acarició sutilmente con la punta de sus dedos.

—¡Ohh, ahhhh! —cada toque era un Nirvana para la chica, y sin uno de sus sentidos activo, las sensaciones se magnificaban. —¡Ya dámelo, dámelo todo! ¡Lléname de tus bebés!

El castaño apretó un botón en su celular mientras controlaba su risa.

Quitó todo lo que quedaba sobre la mesa y tumbó a la chica ahí; uno de sus sirvientes ya venía listo y empalmado.

—Te complaceré mi reina. Recibe a tu rey.—era un hombre rubio de cabello muy largo con mechones azules, alto de mirada centrada. Lo había contratado hace tiempo para Main Satisfaction, para las clientas “especiales” y muy adineradas. Sabía que no traía ninguna enfermedad por lo que el bebé estaría bien.

El hombre comenzó a penetrarla, a acariciarla y besarla. Rebecca se perdía en cada una de las reacciones de su cuerpo. Su hombre era un experto.

Mientras tanto, Haou se sirvió más vino y observó el espectáculo desde su cómoda silla. Debía supervisar que ese tipo no se sobrepasara con ella. Aunque no había nada de qué preocuparse realmente, Rebecca nunca lo sabría.

Brindó por su triunfo y bebió su vino silenciosamente, mientras el tiempo pasaba y veía como ambos se corrían, víctimas de las drogas y el placer, entre gritos y gemidos, repitiendo la acción varias veces. Su sirviente y su esposa Rebecca, aun así, no lo provocaron.

 

 

Tú vida conmigo, mi querida Rebecca, tu pesadilla…—tomó otro sorbo—Está a punto de comenzar…

 

 

Rebecca se había desmayado, el tiempo que habían estado teniendo sexo se había prolongado hasta la madrugada. El gigoló se había marchado ya, no sin antes limpiarla un poco. La rubia estaba ahora entre los brazos del magnate, ya vestida informalmente, en dominios de Morfeo sin ser consciente de su entorno.

Haou estaba parado frente a la gran mansión Dornberger, donde había sido prisionero desde su tierna infancia hasta el día en que Johan y Jaden lo liberaron. Recordó todo; a su madre despreocupada y avariciosa, su padrastro megalómano enfermo de poder y crueldad; su duro entrenamiento bajo los efectos de Yubel; a su amado Johan, sus expresiones de amor; el día de su partida. Todas las almas que había arrebatado de la vida y que ahora lo miraban desde atrás de los barrotes de la enorme propiedad. Sus lienzos, sus juegos asquerosos y su vida de excesos, todo eso se encontraba ahí.

—Yubel—el espectro que jamás lo abandonaba se hizo presente. Parecía que le entendía. —Borraré el pasado de una vez por todas.

Una camioneta ya lo esperaba, dentro se encontraba Yuri inconsciente.

Dennis se acercó a él.

—¿Estás seguro de esto, Haou?

—Dornberger fue un evento desafortunado que no debe repetirse jamás. La humanidad ha sufrido muchos casos como el de mi padrastro y se han escondido tras las sombras de la mentira pública. Este es solo un error más sobre la evolución humana y los casos de intolerancia y poder registrados. —esperó unos minutos para contemplarla una vez más—Como todo los demás incidentes, debe desaparecer el rastro factible que tergiverse la historia real de los hechos.

Apretó un botón en forma de lápiz, de inmediato toda la propiedad explotó frente a los ojos de Dennis y Haou, quienes contemplaban las llamas furiosas consumir lentamente su antigua prisión. Dennis había sido el único en cubrirse con sus brazos al momento del estallido.

—Adiós, Haou Dornberger. —se dijo el magnate. Las almas seguirían ahí, y algunas lo perseguirían por siempre, pero...

 

 

Ahora sé quién soy…

 

 

…………………………

 

 

 

 

 

—¡Haou! —Jaden despertó de un salto después de haber presenciado la quema de la mansión alemana en sus sueños.

Estaba en una cama de hospital, miró a su alrededor, todo estaba escrito en japonés.

—¡No puede ser! —se levantó de inmediato para mirar la cama de junto. Yusei yacía inconsciente ahí. —Yusei. —se alivió de verlo a salvo, pero entonces, tímidamente se acercó a la ventana iluminada por el día; en cuanto contempló el panorama, no podía creer lo que veía.

— Pero ¿Cómo? ¿Por qué? Estoy en Japón.

 

 

Notas finales:

 

Continuara...

 


El final por fin es el que sigue.

Nuevamente gracias por leer y bueno, espero haya sido de su agrado.

Iba a publicar los dos juntos, pero creo que tenemos ya bastantes 2x1.

El final, espero, que no sea un fiasco. (Y no me tarde taanto en acompletarlo)

Por cierto, si alguien no entiende algo sobre la historia, es decir, algún punto de vista como "la teoría del caos" Pueden preguntar abiertamente, daré mi punto de vista y el por qué creo que le queda tan bien a Haou en todo lo que pasó. (Aunque creo que lo expliqué claramente):

 

Haou se había convertido en todo un Dornberger, pero él se aferraba a negarlo, por eso es que Jesse le dice que no sabe quién es en realidad, pues estaba perdido, entre el conflicto de ser Dornberger o Yuki. 

Aún queriendo hacer las cosas bien, nadie le creería. Dornberger era su título, su forma de vivir; aunque se escondiera tras el Yuki, había aprendido a ser todo un Walter. Entonces supo que ser el "sujeto bueno evangelizado" no era lo que él realmente era. Y es que entiende que no puede cambiar como es él (cómo se formó), pero puede cambiar sus decisiones y las variantes. (por eso la explicación tediosa sobre el tema).

Así, la quema de su casa, es como si hubiese muerto para volver a empezar, ahora siendo un verdadero Yuki, sin negar que su forma de hacer las cosas, es lo que verdaderamente lo hace ser quién es.

 (No sé si me explico, ya es la 01:03 am, mi cabeza no piensa bien)

Bueno, pues nuevamente gracias, y nos leemos en el final.

 

-Yami red eyes-

 

*Sauerbrate: asado adobado de carne, común en Alemania.


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