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Cambio de Corazón por Yami Red eyes

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Notas del capitulo:

 

Hola, hola

 

Ya tenía todo esto escrito pero como que no estaba muy convencida.....Espero no haya quedado feo.

 

:D

 

PD: Espero no herir la sensibilidad de nadie. Es solo un fanfic.

 

"La vida es injusta"

 

 

Capítulo 9.-Planes

 

Isla de Man. 12:35 am

 

Jesse Anderson era un chico muy bondadoso y sonriente a simple vista. Jaden solo le había mencionado una sola vez cuales eran sus gustos y este parecía que se los había grabado en serio en su memoria.

El diseñador comió de los camarones empanizados gustosamente, incluso había babeado al probarlos. Era debido a que su novio se los había prohibido junto con otras delicias más, pero por fin su paladar volvía a ser feliz.

Yusei no siempre había sido tan “estricto”. Antes de vivir juntos realmente era un chico muy complaciente, detallista, romántico y comprensivo. Yusei siempre le demostraba sus sentimientos de una forma perfecta y única. Era eso que había enamorado al diseñador ya que podía sentirse libre y radiante, sumado a que se divertía mucho junto a su buen amigo hasta el grado de enamorarse de él profundamente. Todo había sido felicidad en ese entonces pero, por algún motivo desconocido, Yusei había cambiado drásticamente en todo y en muy poco tiempo; eso después de comenzar a vivir juntos. Jaden no lo comprendía, incluso a pesar de que había hecho lo posible por portarse bien y acatar todas sus ridículas órdenes, nunca pudo cambiar al mecánico de nuevo; lo que era peor, Yusei parecía volverse más posesivo y agresivo conforme avanzaba el tiempo. Yuki siempre se despertaba cada día con la cargante esperanza de que su amado novio regresara a ser aquel mecánico bondadoso incondicional, calmado y amoroso que conoció; eso o abandonarlo definitivamente con todo el dolor de su corazón.

Ahora que miraba a Jesse — y haciendo la grosería de compararlos — ellos no eran muy diferentes en cuanto a romanticismo. Jaden era despistado, pero hasta él sabía que ese extranjero quería algo con  él; lo interpretaba debido a sus tratos; mismos que le recordaban inconmensurablemente a su Yusei. Solo se diferenciaban en la serenidad del mecánico y el optimismo del extranjero.

—¿Qué tal están? —Jesse también comía animadamente del mismo plato.

—¡Muy deliciosos! ¡No hay nada mejor! —sonrió anchamente.

—Me alegra que te gustaran. —sonrió.

Comieron tranquilamente disfrutando de la compañía mutua y el buen ambiente amistoso que se había formado entre los dos. Había sido así hasta que repentinamente el chico de ojos cafés se detuvo; parecía retener algo en su pensamiento, algo que lo estaba molestando. Jesse solo lo miró expectante con un camarón asomándose en su boca.

—¿Pasa algo? —Jesse hizo esa pregunta después de engullir.

La expresión del diseñador no había cambiado, sonrió de lado, pero ciertamente no podía ocultar melancolía y duda.

—Solo espero que esos niños hayan podido llegar con sus padres. Fue realmente traumático encontrar a Chazz y Blair en ese estado.

Jesse bajó la vista.

—Sí, realmente terrible. Pero piénsalo Jay. Ellos debieron haber hecho algo muy malo como para que los hayan dejado así.

—Lo que realmente me sorprendió fue el cambio que tuvo Chazz al preguntarme mi apellido. ¿Por qué cambió así tan drásticamente cuando lo supo?

—Eso es verdad. Tampoco lo entiendo.

Los pensamientos de Jaden volaron hasta el momento en el callejón; había encontrado a sus dos recientes amigos tirados en el suelo sobre un enorme charco de su sangre. Ambos asesinados de forma salvaje.

Los pequeños gemelos habían quedado horrorizados al encontrar a sus amigos junto con toda la muchedumbre. Normalmente ese callejón sin vigilancia era usado por las parejitas que no podían esperarse a un hotel, por lo que estaba solitario; toda aquella pasión había sido reemplazada por tragedia en un abrir y cerrar de ojos con aquel incidente.

Quién sea que haya hecho algo así, debía ser de extremo cuidado.

De un momento a otro el celular del oji-esmeralda sonó en sus pantalones; cuando contestó  inmediatamente sus ojos se afilaron y su rostro se puso algo serio, volteó a ver al castaño para sonreírle mientras se levantaba del asiento mientras hablaba animado hacia la otra persona, posteriormente se encerró en  ella.

Jaden quedó en silencio, pediría al Anderson que le prestara el teléfono para llamar a su casa. Solo esperaba no verse muy abusivo ya que su nuevo amigo lo estaba ayudando mucho.

 

“Ya te dije que no me llames.” —habló Jesse en tono molesto tratando de controlarse. 

“Solo quiero saber que estas bien.”

“Estoy bien. Ya no me molestes.” —soltó con fastidio.

“Jesse, ¿dónde estás ahora? Iré a Alemania y quiero verte.”

El oji-esmeralda no respondió, su largo silencio solo significaba su estado indiferente, algo que su interlocutor podía apreciar, este suspiró antes de volver a hablarle.

“Jess, solo quiero que no te metas en problemas, pero quiero verte. Acabo de transferir algo de dinero a tu cuenta para que puedas hacer el viaje y por cualquier otro inconveniente. Estoy al tanto de ti. Mi búsqueda implacable me llevó a hacer cosas horrorosas, demasiada sangre y no conseguí nada. Maté a mucha gente y no quiero que….

“!No me interesa! ¡Déjame! ¡Ahora he encontrado algo maravilloso, nuevo, algo que me llena de alegría! ¡Sólo … sólo deja de buscarme y has tu vida!” —interrumpió tajante.

“Me alegra mucho saber eso, pero las cosas se están poniendo difíciles y no quiero que te involucres con alguien equivocado. Es una hombre, ¿verdad?”

“Sí. Es lo más hermoso que he visto y no quiero que te metas.”

“¿Cómo se llama?”

“!Eso no te importa!” —subió algo el tono.

“Jess, sé que estas molesto conmigo, pero sabes que me preocupo por ti y de las personas con las que te metes. Recuerda que tú…”

“!No tengo que estar dándote reporte de mis acciones, ahora no puedo atenderte! ¡Adiós!” —colgó precipitadamente, trató de serenarse un poco antes de volver a salir. Entonces regaló una enorme sonrisa y dejó ver su buen humor de siempre al castaño.

Jaden lo miró acercarse.

—Jesse, ¿Sería mucha molestia que me dejaras hacer una llamada al extranjero desde tu celular? Creo que es mejor no preocupar a mi familia antes de ir a la embajada.

El aludido lo miró algo sombrío.

—Es verdad. ¿Cómo no se me ocurrió antes? —hizo rápidamente algunas configuraciones a su teléfono y se lo entregó.

—Gracias viejo.

Pero los intentos habían sido en vano, nadie respondía en su departamento, ni siquiera en Kaiba Corp. Había sido inútil y sobre todo vergonzoso ya que eran llamadas de larga distancia, decidió no insistir más, ni a otro número.

—Veo que es forzoso llegar a la embajada. — decepcionado le regresó el celular.

Jesse sonrió.

—Anímate, ya no falta mucho.

Jaden también le sonrió, después afirmó con un cabeceo.

 

Japón. Kaiba Corp.

 

Oficina del CEO.

 

Atem y Joey estaban estupefactos, ambos chicos habían quedado paralizados con lo que el CEO de ojos azules les había revelado.

— ¡No puede ser! ¡Yugi!—Joey apretó los puños en impotencia.

— ¡Haou Yuki!—Atem recordó al amigo de su amado vendedor en la fiesta de caridad. —Ya me sonaba ese apellido en cuanto lo dijo. Me habían advertido que me alejara de todo negocio Alemán. No recordaba su apariencia y ni pensar que el amigo de Yugi era su hermano.

 —Yo sí lo sabía y lo peligroso que es también. —se cruzó de brazos Kaiba al momento de afilar la mirada — Por eso es que su hermano era mi mejor carta, pero cometí el error de mandarlo a Suecia.

—No podías evitar lo que pasó, Kaiba. —trató de consolarlo el asistente.

—Realmente no era importante enviarlo. Para eso tengo a mis ejecutivos corporativos. Pero comencé a ver a Jaden frustrado y triste debido a su estúpido novio. Por eso es que le iba a dar tiempo a solas con él para que arreglaran sus diferencias, con los gastos pagados y calma en Suecia. Nunca pensé que se pelearían antes y el vuelo fuera atacado por terroristas. —Seto se tensó más. —Llamamos la atención del hermano.

Atem pegó en el escritorio estruendosamente con las palmas de ambas manos.

— ¡Es tú culpa Kaiba! ¡Por querer jugar sucio! ¡Usabas al hermano para tu protección, ahora te salió el tiro por la culata!

— ¿Mi culpa? ¿Tratar bien a mis empleados y preocuparme por ellos es algo malo? Ni que fuera una empresa egipcia para tenerlos de esclavos.

— ¡Mi empresa no es de la época de los faraones!

—Pues lo tiene en su nombre.

Atem volvió a estrujar la playera del castaño, este también se puso a la defensiva pero sosteniendo una risita burlona.

— ¡Ya paren ustedes dos! —Joey se interpuso— ¡Dejen sus problemas maritales para otra ocasión, ahora lo más importante es Yugi!

Ambos magnates se separaron, desviaron la vista ya que estaban olvidando que no era el tiempo ni el lugar para sus orgullosas discusiones.

—En todo caso la culpa la tiene ese novio idiota de Jaden. —masculló Seto.

—Ya deja eso Kaiba. —Joey estaba molesto— ¿Qué haremos ahora?

—La organización de Haou es muy extensa. —tomó la palabra Atem después de un corto silencio— Vienen operando desde muchísimo tiempo atrás, es una empresa poderosa y ni hablar de las sectas, clanes mafiosos, y negocios sucios con los que se codea o le pertenecen. Realmente nadie ha descubierto que tan retorcido es el modus operandi de Yuki.

—Es vil. —continuó Seto. —Aún no sé cuál sea el alcance de su influencia pero se que es vil.

 

Duke, quién escuchaba toda la conversación, no pudo evitar recordar fragmentos de su pasado:

 

“Todo salió a pedir de boca” —Duke llegó muy confiado hasta la oficina del heredero del empresario alemán. Una oficina bastante seria para un chico recién entrado en la adolescencia.

Haou estaba apreciando un cuadro de Zdzislaw Beksinski, en el se plasmaban dos cuerpos semi esqueléticos abrazados fervientemente, con cierta desesperación, como sabiendo que en ese momento iban a morir y a separarse para caer en un infierno.

“¿No estas contento?” —Preguntó el de coleta larga azabache haciendo que el oji-dorado perdiera la inspiración. —“Por fin te has desecho del mal que te apresaba. De todas esas calumnias que te hacían sufrir. Eres libre de elegir tú camino.”

Haou esta vez lo miró, pero su expresión sin emoción no cambió. Se dirigió a la pequeña ventana para contemplar los jardines.

Después de unos minutos por fin habló.

“Eran despreciables pero…debo admitir que mi padrastro era bastante interesante.”

Deblin alzó una ceja.

“Aprendí mucho de él y de este mundo.” —continuó diciendo el ahora propietario magnate.

“¿Qué quieres decir?” —Duke se comenzó a tensar, de cierta manera tenía un mal presentimiento. Trataba de parecer valeroso pero ese chico realmente daba muchas sorpresas en cuanto a sus decisiones bipolares.

“Dime Deblin. Después de haber hecho tu trabajo derrocando al rey, a la reina y mancharte de sangre las manos, ¿Le jurarías lealtad a un chiquillo?”

“Por supuesto.”—Respondió de inmediato—“Después de todo fui yo uno de los impulsores a esta revolución. Te coroné como el nuevo Rey Supremo. Doy gracias a Dios.” —Duke respondió, era verdad que él había sido el autor de los asesinatos a sangre fría de la pareja. Pero lo había hecho por órdenes de Haou, quién había planeado todo el incidente sin piscas de sospecha.

Por otro lado, Duke tenía sus planes. Tomaría el poder de todo si llegaba a manipular a ese niño, ya lo había persuadido para acabar con sus “padres” entonces podría hacer lo que se le de en gana con su poder. Deblin sentía que podría manipular a ese chiquillo como una marioneta.

Pero el castaño parecía bastante confiado.

 “Deblin. Crees que si haces las cosas bien en este mundo ¿lo justo es que te fuera bien?”

El mayor lo pensó por un minuto, la respuesta era obvia.

“Claro que sí. Dios recompensa a los que luchan por sus sueños.”

“¿Sí?”—hizo una pausa—“¿Entonces por qué los poderosos que heredan, los infames y corruptos son los que destacan y dominan el mundo?”

Esta vez no pudo responder. Había demasiada gente inútil que estaba en grandes mandos explotando a los eruditos.

“Supongo que es el destino que Dios te tiene marcado.”

“¿Destino? Si es así...¿ De qué te sirve esforzarte si tu futuro ya está marcado? Si por más que quieras ser científico o astronauta simplemente no puedas llegar a serlo y te cierren las puertas aunque te esfuerces mucho, solo porque Dios te tiene otro destino. ¿De qué sirve vivir tu vida si no tienes control de ella?”

Duke pensó bien ese punto de vista. No compartía el mismo pensamiento que ese niño.

“Dios no te dejaría sufrir si has hecho las cosas bien.”

Haou seguía mirando los jardines, su voz hizo una pausa hasta que volvió a hablar.

“Tú asesinaste a mis padrastros debido a la orden de un chiquillo. ¿Cuál crees que sería tu recompensa entonces? Por un lado, la orden está bien hecha, por otro, es un pecado que Dios pena.”

El pelinegro ya no sabía que responder. Le estaba dando a elegir entre la justicia divina y la de los hombres.

“Bueno, Dios…

Haou se sentó en la silla de escritorio y entrelazó los dedos esperando que termine  la respuesta.

El silencio reinó. La voz del pelinegro no volvió a escucharse. Las orbes de ambos se encontraron, una gélida y una intimidada por la duda. Un pensamiento cruzó por la mente del oji-esmeralda: Haou lo sabía, sabía lo que estaba planeando contra él.

“¡Tú lo sabes!” —Duke se levantó de su asiento exaltado. ¿Cómo pudo saberlo? Solo había hablado con una persona y era con aquel peli-turquesa de ojos naranjas que se había topado de casualidad.

Unos hombres habían entrado al lugar, eran dos agentes de traje negro; apresaron al pelinegro haciendo que se hincara y mirara al castaño a los ojos.

Haou se acercó a él sostenido una fusta de Jockey.

“Uhm...Las personas simples son fáciles de leer.”—dijo mientras sostenía el mentón del muchacho con la punta de la fusta para centrar sus orbes—“Has trabajado en esta familia por mucho tiempo, debo admitir que lo has hecho bien Deblin. ¿Cuál crees que sería lo justo que Dios daría para los traidores?”

Deblin se tensó exageradamente, Haou sabía que lo iba a traicionar. No quería morir.

“!No, espera! ¡Yo no he traicionado a esta familia nunca! ¡Solo he seguido órdenes. ¡NO MERESCO NADA MALO, SOY UNA BUENA PERSONA! Yo no le he hecho daño a nadie por mi cuenta! ”—soltó la verdad  a medias — “ ¡Te juro lealtad, te juraré lealtad siempre! ¡Lo que sea que te hayan dicho de mi! ¡NO ES VERDAD!”

“Uhm…Suenas desesperado por mi aprobación. La aprobación de un chiquillo amateur, ¿verdad?”. —se burló de él. —“¿Qué haría tu Dios?”

“!¿Dios?! ¡No se de que hablas! ¡Yo solo soy fiel a ti!”apresuró su respuesta.

“Oh. Interesante, me has dejado intrigado. Te daré otra oportunidad Deblin”

“!Muchas gracias, muchas gracias!!De verdad no le fallaré mi señor!”

Haou sonrió diabólicamente.

“Lo sé. Pero primero… que comience el ritual de tú iniciación a mi nuevo impero”

“! ¿Iniciación? ¡” —Deblin entendió las intenciones del magnate cuando lo miró a sus orbes y levantó la fusta—”!No espera!”

 Haou comenzó a azotarlo con la fusta de Jockey por todo el cuerpo. Aquellos golpes parecían ser propinados por un tirano experto, eran bastantes fuertes para su condición aparentemente frágil, fácilmente le abrirían la piel.

“!AHHH!”

Los gritos solo eran uno de los sonidos más comunes en la mansión. Sin embargo, Haou no parecía divertirse con ese trato por lo que después de un tiempo sus acciones cesaron.

“Llévenlo con Tristán, que él se encargue de él”

“!NO!” —fue arrastrado. Lo amarraron de los brazos tras su espalda y lo jalaron varias veces de los cabellos azabaches.

Tristán Taylor, un sujeto alto de tez morena, ojos negros rasgados con un peinado cortó en una punta de la parte de enfrente y actitud burlona.

Los agentes lo llevaron hasta el mencionado y lo arrojaron al suelo haciendo mofa a su des fortunio.

“Vaya, hasta que el jefe me regala algo que vale la pena” —Tristán se bajó la cremallera de su pantalón para comenzar a estimularse. —“Vamos a divertirnos mucho.”

Deblin estaba horrorizado, ya su cuerpo maltratado no le respondía, se hizo hacia atrás como pudo, pero no logró evitar su infame destino.

Taylor lo mancillaba cada noche, siempre lo asechaba y lo obligaba a realizar sus más pervertidos sueños; todo eso teniendo la libertad de hacerlo gracias a su jefe. Deblin no pudo soportarlo más,y un día se escapó hacia Taiwán.

Sobrevivió haciendo trabajitos de espionaje a pequeños corporativos, fue de un lugar a otro  hasta que rápidamente adquirió algo de fama en las empresas orientales.

Sin embargo no pudo borrarse la idea de que su Dios lo había abandonado; no lo había protegido y había dejado que lo maltrataran de la forma más vil en Alemania. Deblin estaba furioso; se vengaría de la misma manera que su Dios había atentado contra él, así pagarían con creces los ángeles que estuviesen en la tierra para herirlo en donde más le dolía a su deidad: en los inocentes.

 

Deblin apretó el agarre con impotencia sobre el volante de su auto.

 

Maldito Haou. Debo hacer mío a ese rubio a como dé lugar. —pensó con el dolor y el coraje todavía mezclados en su pecho, aunque ciertamente ese chico de ojos melados se le estaba volviendo una obsesión.

 

Oficina del CEO KAIBA.

 

—Tenemos que ir a donde se hospeda Haou para que nos regrese a Yugi. —sugirió alterado el asistente.

—No dejes que el pánico se apodere de ti, cachorro. ¿Cómo piensas que iremos a pedirle que nos regrese a Yugi si no tenemos pruebas de que haya sido él? Se reirá más de nosotros. —Kaiba habló con aires de grandeza, Joey solo bajó la vista apretando la mandíbula.

—¿Pero entonces? ¿Cómo…

El silencio reinó entre los tres.

Kaiba no podía responderse aún los motivos que tuvo Haou para buscar a Yugi. No tenía sentido, ¿Por qué a él? ¿Acaso lo habría visto en la calle y seguido hasta su casa? Era demasiada coincidencia.

El intercomunicador pitó una llamada entrante desde la recepción.

—¿Sí?

—El señor Yusei Fudo viene a verlo.

Solo eso le faltaba, interrupciones indeseables en un momento de consternación. Suficiente tenía con soportar la presencia del egipcio como para atender al causante de todo ese embrollo.

—Oshh, que pase.

Yusei entró en la oficina con una seriedad extrema reflejada en su rostro, se veía cansado y caminaba con dificultad, sus ojos reflejaban desesperación ahogada.

—¿Qué es lo que quieres? —se cruzó de brazos Kaiba con superioridad.

—Vengo a cobrar la pensión de Jaden.

Seto lo miró algo asqueado, en verdad ese chico era un egoísta.

—Sí, ya veo. Dirígete mañana a la oficia de Recursos humanos para que te den el cheque.

—¡Lo necesito ahora! —el mecánico se alteró, eso provocó que todos los presentes lo miraran intrigados.

—Ahora no tengo tiempo, además no se ha generado el cheque en la base de datos de la empresa; tienes que esperar hasta mañana para que pase por contabilidad y crédito. —Kaiba le explicó tratando de no perder los estribos.

Yusei pegó en la mesa.

—¡Lo necesito ahora! ¡Saca un cheque de tu chequera personal! !No es tan difícil! —la alteración era extrema, fueron testigos de cómo todo aquel cuerpo comenzaba a temblar. Algo lo afligía de manera atroz.

Yusei bajó la vista sobre el escritorio mientras controlaba algunas lágrimas en sus ojos. Necesitaba dinero, el suficiente para hacer otro intento de salir del país antes de ser arrastrado a Alemania.

—También quiero saber si hay alguna posibilidad de que pueda sacar el dinero que Jaden tiene ahorrado en la empresa y en el banco. Lo..lo necesito.

Joey se acercó a Yusei y colocó una mano sobre su hombro tratando de tranquilizarlo.

—Tú también lo sabes, ¿Verdad Yusei?

El mecánico se viró para encarar a su amigo; por un momento se sintió avergonzado de que todos ellos supieran el des fortunio que había caído sobre de él,  pero en cuanto se viró para analizar el entorno de la oficina se dio cuenta que la presencia de Atem con Kaiba no era normal, entonces sus conclusiones debían ser erróneas y se trataba de otro asunto delicado.

—¿Saber?

—Yugi,… fue secuestrado. —dijo lastimosamente.

Su expresión había cambiado dramáticamente, las conclusiones en su cabeza eran obvias, solo una persona podía haber sido la responsable de semejante barbarie. No podía estar equivocado.

El aliento se le fue de golpe y palideció al extremo; comenzó a jadear por la falta de oxígeno, se le dificultaba respirar, solo el agarre con el escritorio del CEO le impedía estar sufriendo en el  suelo.

—¡Yusei! —Joey se exaltó por el estado de su amigo; seguramente colapsaría.

 

¡Haou…seguramente fue Haou! —Los ojos azules del mecánico estaban desorbitados, sudaba frío. Probablemente Haou había retenido a Yugi para chantajearlo. Metería a todos sus amigos si intentaba escapar o algo parecido, necesitaba contactar con su equipo pronto.

 

—¡Yusei! —pero no pudo aguantar más y se desvaneció en los brazos del rubio.

 

 

Taller Fudo.

 

Crow estaba impresionado por la falta de responsabilidad de sus aprendices y del jefe de mecánicos. Podía comprender la ausencia de Yusei debido a su estado emocional, pero de sus asistentes; bueno, quizás Yuya todavía tenía problemas sobre el asunto del hermano de Jaden, pero Yuma era en sí insólito. Desde que el chico de mechones rosas comenzó a trabajar en el taller, nunca había faltado.

El auto conocido de Shark se aparcó en la entrada, este salió del vehículo pavoneándose como siempre.

—Shark. Bienvenido.

El aludido dio un vistazo rápido al sitio.

—¿Y Yuma?

—También se me hizo extraño que no viniera a trabajar. Yuya tampoco vino, ni Yusei. —Exhaló— Creo que no recibiré a mucha gente hoy, me cargaron todo el trabajo.

Shark había marcado al celular de su novio, ni siquiera sonaba que llamara.

—Hay algo muy extraño en todo esto. —dijo pensativo. —No importa donde esté, Yuma siempre me contesta.

Crow parpadeo varias veces, después pensaron algún motivo que los hiciera faltar a los dos aprendices, ambos se miraron a las caras exaltados de una apresurada conclusión. El peli purpura arrugó algo el entrecejo de inmediato.

—¡Oye, no creas que Yuma se fue con Yuya a un hotel! —Exclamó Crow en cuanto adivinó lo que el empleado de KC maquinaba—¡Si Yuma no te quisiera ni siquiera se emocionaría cuando llegas! ¡Recuerda que se emborrachó por ti!

—Serás tonto. —soltó Reginland — Ni que fuera Yusei como para sospechar de mi novio tan mal.

Crow tomó el comentario de manera personal, bajó la mirada de forma lastimosa.

—Yusei no era así.

Reginald se recargó en su auto.

—Yo siempre le pregunté a Jaden el motivo del cual no se separaba de él, sé que lo hacía sufrir pero…él siempre me decía que lo amaba demasiado.

Crow sonrió entre nostalgias.

—Eran un gran equipo, amigos inseparables, estaban sincronizados y disfrutaban de estar juntos. Amor incondicional. No sé qué pudo haber cambiado a Yusei.

El silencio se hizo entre ellos recordando la felicidad que alguna vez resplandecía la hermosa pareja. Sencillamente, eran el uno para el otro, ¿ Pero por qué habían llegado a esos extremos?

Repentinamente escucharon el trote de un caballo jalando una carreta acercándose lentamente al taller. La voz de un mercader con sombrero de paja ofreciendo a los cuatro vientos hierbas medicinales que vendía se escuchaba en la calle como de costumbre. Ellos no le dieron importancia y siguieron en sus cavilaciones tratando de descifrar el misterio pero entonces ambos miraron de inmediato al mercader cuando escucharon una voz conocida que provenía de la carreta.

—¡YUSEEI! —gritó Jack Atlas saltando desde la carreta y haciendo una voltereta en el aire para caer en una pose de héroe dramáticamente. Algunas personas le aplaudieron e incluso alguno sacó un cuaderno dándole una nota de 9.5 a su salto. Después Corrió precipitadamente hacia el mecánico adjunto.

—¿Jack, que te pasó? —comentó Crow al notar su apariencia deplorable. La ropa del actor estaba rasgada, no traía zapatos, su piel sucia, en un bolcillo traía una cascara de plátano y todo en general olía muy mal. 

—¡Yusei! ¡Se han llevado a Yusei! —estrujó la camisa de su amigo peli naranja y lo zarandeo fuertemente.

—¡Ah, Ah !¡¿Qui..quién?! —preguntó entre el movimiento brusco.

—¡Los hombres de negro! —detuvo el movimiento.

—¿Los hombres de negro? Ja —bufó Rreginland y se cruzó de brazos tratando de no reírse.

—¡Es verdad, unos hombres se lo llevaron en una camioneta negra! —Jack estaba muy alterado.

—Calma Jack. Tranquilízate y cuéntanos lo que pasó.

 

Departamentos Syncro No 24.

 

Las luces por fin se encendieron, su brillo era muy tenue como para alcanzar a iluminar bien cada rincón; pero a pesar de eso, logró que aquellos ojos amatistas se deslumbraran.

Yugi trató de enfocar al recién llegado, fue una sorpresa cuando miró como la imagen de su amigo Jaden lo observaba complacido desde el umbral de la puerta cerrada.

Aquel chico castaño presumía de un porte elegante, sus ropas impecables con colores obscuros lo hacían ver todavía más galante, era todo lo contrario a su hermano gemelo de colores alegres y risa hiperactiva.

Haou se acercó a una repisa que lucía unas figuras de dragones obscuros; en el mueble había varias velas aromáticas, encendió cada una con un incienso que posteriormente dejó reposar sobre la garra de uno de los animales mitológicos; después se paró justo delante de Yugi, en el pie de la cama, inspeccionando aquella figura.

Yugi solo podía estar expectante.

—Yugi Muto. —dijo el magnate dibujando una leve sonrisa. Después no pronunció nada más por un tiempo, solo se quedó en esa posición admirando al joven como una pieza de arte en una exhibición. —Verdadera flor del desierto.

Se acercó a él y con la punta de los dedos trazó una línea delicadamente sobre la piel expuesta del vendedor, desde la comisura de su boca hasta la piel expuesta del pecho.

El cuerpo de Yugi no pudo evitar estremecerse, cerró los ojos para disminuir esa sensación, esperaba un milagro, que alguien lo despertara de esa pesadilla.

—Existen dos poderosos hombres peleándose por ti. Debe ser divertido ser la manzana prohibida. —Acarició su entrepierna por arriba de las holgadas prendas. Yugi soltó un grito ahogado por la mordaza.

—Lástima que ninguno tendrá la satisfacción de ser tu primera vez, reconozco un cuerpo cuando es virgen debido a la reacción de la piel. —Se acercó a susurrarle al oído. —Puedo asegurarte que nadie te ha tocado de esta manera.

Yugi solo apretaba fuertemente los ojos tratando de parecer valiente, pero se asustó sin duda cuando Haou comenzó a desprenderlo de sus ropas.

Blanco, esa piel era perfecta. Un lienzo magnifico donde la aparición de lunares era casi nula. Toda su imaginación volaba a través del extenso universo de su mente y todo el posible arte que podía plasmar en el. Comenzó a escuchar en su cabeza una composición exquisita de música clásica con cambios únicos que ni al mismo Mozart se le hubieran ocurrido.

—Woh. —valía la pena expresar su estado extasiado que le había provocado aquel cuerpo.

Lentamente acarició todos los puntos erógenos del muchacho, cada punto previamente estudiado desataron miles de placenteras reacciones por todo el sistema nervioso del vendedor, que no podía evitar. Sin duda, Haou era un experto.

La saliva de Yugi comenzaba a desbordarse de la mordaza, así como sus ojos se nublaron por el cenit del embeleso. Yuki no hacía eso con cualquiera, lo había hecho solo con su gran amor ,con Yuya y Yuya1, así que Yugi era afortunado en cierta manera.

Rápidamente el cuerpo del vendedor comenzó a calentarse y su miembro a despertar. Haou lo miró airoso por haber despertado aquel éxito.

—Que ternura, a pesar de que eres mayor a mi, tus facciones siguen siendo de un adolescente. Totalmente fascinante, mis clientes estarán complacidos contigo. —Yugi arrugó el entrecejo. Para Haou fue divertido verlo así por lo que lentamente quitó el amarre en su boca.

Pensó que Yugi diría algo, pero solo lo fulminó con la mirada, eso hizo que se interesara.

—Seto Kaiba y Atem Aknamkanon desean hacer esto, eso me hace el supremo vencedor. Debe ser valioso cada roce con tu piel, apuesto que las ganancias se irán al cielo.

Yugi no dejaba de fulminarlo con la mirada, pero el magnate no se impresionó.

—Sr Muto. Sabe, a cambio de usted dejé ir a Joey Wheeler. No me imaginaba tan buenas obras de arte en este pais. Tiene tanto tiempo que no venía.

Esta vez el chico de cabellera abundante se tensó.

—¡¿Que le has hecho a Joey?!!¿Por qué haces esto Jaden?! ¡Nosotros somos amigos!

El nombre de su hermano lo volvió a descolocar .Haou se levantó pensando en lo que estaba haciendo y el error que iba a cometer con ese chico. Lo iba a vender a un alto precio, pero nunca pensó que fuese algo íntimo de su hermano. Ahora sabía que estaba prohibido venderlo y solo le quedaba que formara parte de sus caprichos.

—¿Amigos? —Yugi logró que la expresión del castaño se impresionara por un momento.—Jaden Yuki es mi hermano gemelo.

—!Hermanos!—La información paralizó a Yugi. Jaden nunca había mencionado a su hermano.

Haou no comentó nada por un momento, su mente había viajado hacia algún recuerdo donde seguramente se encontraba su semejante. Se puso algo melancólico y después volvió a hablar.

—Hay un lugar de confort dentro del equipo Satisfacción, creo que podría enviarte ahí en vez de subastarte. Depende de ti si te envío hacia ese círculo privilegiado o te encierre con mis lienzos especiales para siempre.

Yugi seguía tenso, lo que sea que estuviese planeando ese monstruo no quería que lo llevara a cabo.

Haou cambio su mirada, comenzó a tocar de nuevo aquella blanca piel. Después lo desató y tomo su brazo para besarlo pausadamente, recorriendo los puntos sensibles hasta el comienzo con su muñeca.

—Yugi, sin duda, eres especial.

El dolor comenzó cuando el castaño clavó sus dientes en su muñeca, después esa parte brotó mucha sangre como si se hubiera cortado con una navaja en un suicidio.

—¡NOO!—trató de quitárselo de encima, sin embargo, Haou era muy fuerte y lo detenía fácilmente.

 Sacó una pequeña navaja y la enterró muy lentamente dentro de una de sus uñas. La levantó haciendo que Yugi se retorciera y gritara en un terrible dolor agudo.

Haou sonreía sádicamente, sobre todo por la sangre que comenzó a lamer aunque esta no paraba de brotar.

Entonces comenzó a delinear su figura con aquel metal; hacía pequeñas heridas comenzando a plasmar la idea de un pentagrama con notas musicales, dónde cada nota era una herida profunda en la piel.

Haou tarareo la música que sonaba en su cabeza, y tocaba las heridas como si fueran teclas de un piano.

—¡AHHH!!!!

El magnate comenzó a estimular el miembro del vendedor con su mano, mientras torturaba un pezón y mordía su hombro marcando los dientes profundamente y levantando la piel para que se abrieran un poco más. Después con la punta de una navaja suiza, hizo pequeños cortes en la espalda no muy profundos, pero visiblemente marcados para poder meter sus dedos y enterrarlos en círculos como un desarmador.

Yugi suplicaba que se detuviera, sin embargo fue ignorado, Yuki se excitaba con la sangre, pero sobre todo por los gemidos de súplica.

 

 

Todos las heridas son diferentes. — el castaño comparo el dolor de su gran amor con el de Yugi.

 

Realmente el cuerpo humano era diferente en cada ser, sobre todo por la resistencia, la capacidad de regenerar, de sangrar, de sentir. Pieles más sensibles que otras, aunque no haya alguna intervención terciaria. Le gustaba mucho el cuerpo humano ya que nunca dejaría de haber secretos ocultos en su genética.  

 

 

“El cuerpo humano es increíble, Haou. Ese instinto de sobrevivencia estimula las generaciones para su evolución y adaptación al paso de los años. Cambia a través de nuestra genética. Y el código de los gemelos es la mejor…”—recordó las palabras de su padrastro.

 

 

¡Ya basta! —dos dedos del oji-dorado se atrevieron a invadir la pequeña y virgen entrada del vendedor de videojuegos.

Estos no estaban lubricados, por lo que el dolor, debido a la presión y fricción a la fuerza, lo herían desgarradoramente. Aunque todavía le faltaba lo peor.

Los ojos de Yugi se llenaron de lágrimas, la repulsión y la impotencia invadían cada rincón de su cuerpo. Gritaba, mas sabía que todos sus esfuerzos serían inútiles.

Jaden lo estaba violando, la imagen de su amigo Jaden lo hería. Su amigo, a quien quería mucho.

Prefería pensar en que era su amigo a ese demonio, al menos podría aceptarlo un poco más, aunque era sumamente difícil.

¡Ya basta, Jaden!

Nuevamente el nombre de su hermano lo sacó de balance. Lo detuvo unos momentos en los cuales sus orbes doradas miraron fijamente las amatistas. Se acercó a su oído para susurrarle.

Mi nombre es Haou.

Mordió la oreja con mucha violencia, haciendo que se ponga roja y cortándola debido a los dientes.

Haou se bajó la cremallera de su pantalón oscuro y sacó su palpitante miembro sin desprenderse de ninguna otra prenda. Después jaló al chico de sus cabellos coloridos y llevó su rostro hasta la altura de su ansioso pedazo de carne.

Se que puedes hacerlo, Yugi Muto.

El aludido estaba aterrado, no solo lo tomaría de la parte de atrás sino que su boca sería corrompida también.

No me hagas hacerlo. —sus palabras imploraban con lágrimas en sus ojos.

Vamos, no seas aburrido.

Muto recordó las palabras de Kiryu, pero ¿cómo mantenerse interesante? Aunque se lo haya dicho, simplemente su personalidad pacífica no le facilitaba el ser atrayente.

Hizo un esfuerzo; reunió todo el valor que le quedaba y comenzó a estimularlo oralmente.

Haou acariciaba los cabellos tricolor y los peinaba al enredarlos con sus dedos. Su excitación se pronunciaba con forme pasaba el tiempo, así como pequeñas envestidas involuntarias que hacían que casi se atragantara el vendedor.

Pero los gestos del magnate eran pacíficos, a pesar del buen trabajo de Yugi siendo su primera vez, no pudo hacer que ese rostro frío cambiara. Al menos había cerrado los ojos al momento de venirse en su boca y hacerlo tragar su semilla.

Al final Yugi comenzó a toser regulando su aliento.

Nada mal, Yugi.

Esta vez lo levantó para arrojarlo en la cama boca abajo. Se había portado bien, por lo que por esta ocasión dejaría a medias su lienzo.

Lentamente metió algo de lubricante en la pequeña y adolorida entrada, posteriormente puso algo en su glande y se estimuló un poco para ponerlo erecto, así se fue abriendo paso por las entrañas del joven vendedor.

Yugi se mordió el labio inferior y apretó los ojos, esa intromisión dolía como las brazas del fuego. Su mente trataba de aceptar su terrible estado, entonces su psiquis lo forzó a pensar en otra persona, el hombre que amaba.

“Atem”

“Atem” primero se quedó estático con todo el miembro dentro del vendedor; no pasado mucho tiempo comenzó a embestirlo con algo de fuerza.

Yugi comenzó a gemir y sus mejillas a arder por la vergüenza y por el éxtasis. Sintió como “Atem” acariciaba su espalda y abría las heridas, pero Yugi estaba perdido en esa ilusión. Fue cuando “Atem” continuó marcando el otro lado de su cuello limpio con enormes chupetones y llagas.

¡Atem!

“Atem” fue más fuerte y desenfrenado, había provocado una herida interna que le dolía aun más, pero sus fantasías no se rompieron y el nombre del egipcio orquestaba sus gemidos.

Haou no lo soportó más y lo golpeó con el puño en la cabeza. Yugi cayó inconsciente mientras era llenado del semen del alemán.

 

 

Continuara…..

 

Notas finales:

Mmm pues hoy edité y me animé a poner la violación completa, la primera vez que lo subí no la había puesto, creo que está medio safada... Tsss a ver que pasa.

 

 ....................

 Rumbo a Almenania!!! Uijiii...jaja. Naa. El siguiente será algo revelador.

 Hasta la próxima

 

-Yami red eyes-

 

Y Bueno, pues no supe si incluir esta parte en el fic, porque no encontré un momento adecuado, asi es que lo pondre aquí:

 

Algunos años atrás.

 

Yuto

España.

 

España era uno de los lugares más vistosos y coloniales del viejo continente. Gente salía a plazas centrales a divertirse con algunos cantos de los tríos, trovadores, danzas y atracciones nocturnas a fin.

Yuto, un chico de ojos de color azulado claro, tez blanca, cabello erizado en dos colores —negro en la parte de atrás y violeta en su flequillo peinado de lado—, apariencia tranquila y vestimenta oscura, paseaba de la mano con su novio Shun, de centímetros más alto que él, un hombre joven con el pelo negro arreglado con normalidad, con el flequillo de color verde claro con la forma de un ala —escondido bajo unas hebras a la izquierda que es de alrededor del tamaño de la mitad de su cabeza— y ojos de color verde amarillo rasgados, caminaban tranquilamente por la explanada deteniéndose para mirar un show callejero.

La presencia de Yuto no había pasado desapercibida para un chico de cabellos naranjas brillantes, todos parados exageradamente en punta con un flequillo afilado, ojos peculiarmente en dos colores, uno purpura y el otro ámbar.

“Creo que lo encontré señor” —se refirió respetuosamente a su jefe.

“Bien Vector, has que parezca natural”

“A la orden”

Vector se acercó a la pareja, chocó intencionalmente con Shun y después ofreció disculpas.

Ninguno de los dos se había percatado que aquel desconocido había picado con una pequeña aguja el hombro del muchacho más alto, quien no mucho tiempo después comenzó a sentirse mareado.

Tuvo el suficiente tiempo para avisar a su pareja y alejarse lentamente hacia un lugar más tranquilo.

Vector ya tenía a Yuto para él solo, ya que Shun se desplomaría sin poder evitar que secuestrara a su novio.

 

Yugo

Esa misma noche.

Irlanda.

 

Yugo era de esas personas audaces y presuntuosas que le gustaba demostrar a todos su grandeza.

Lo que a él le encantaba — y que podía alardear de ser bueno— eran las carreras de motocicletas. Su novia, una bella chica peli-verde, siempre lo reprendía por sus alardes, aunque en el fondo lo quería demasiado como a un hermano.

Yugo era un chico de ojos esmeraldas, tez blanca, cabello corto en dos colores —azul marino en la parte de atrás subido en pequeños picos y  un flequillo abundante rubio en forma de bananos— casi siempre vestía de blanco y de apariencia alegre y despreocupada.

Ya había ganado su tercera carrera esa noche, hasta que un chico de tez blanca, cabello rubio subido en punta y flequillo verde —dividido en tres como una corona hacia arriba—, y expresión seria en traje gris de motociclista, lo retó como ultimo de esa noche.

—¡Claro que sí..amm?! —Yugo formuló la pregunta obvia para que le dijera su nombre.

—Kaito, solo date prisa.

Las motocicletas arrancaron veloces en cuanto la chica peli verde dio el banderazo de salida.

La carrera estaba pareja, iba muy bien y se notaba que lo disfrutaban, sin embargo, Kaito se le adelantó haciendo una pirueta esplendida y callera hacia otra dirección.

Yugo era muy orgulloso como para dejar que ese desconocido se llevara la gloria ante los espectadores y fue tras de él.

La ruta que habían tomado no había sido marcada en la carrera, por lo que rápidamente Yugo, estaba solo.

—¡Maldición! —se vio rodeado por muchos hombres de negro quienes lo habían hecho detenerse y entregarse pacíficamente. Aquellas armas de fuego apuntándole podían descargar su furia contra él en cualquier momento.

Yugo alzó las manos y sonrió nervioso.

—No creo haber infringido la ley tan exageradamente como para que todo el gobierno me viniera a arrestar.

 

La siguiente noche.

 Alemania.

 

Yugo despertaban lentamente de su estado ausente debido a la droga aplicada la noche anterior. El y otro chico similar, estaban amarrados únicamente de sus brazos con unas cadenas por encima de su cabeza, recostados en una amplia cama, totalmente desnudos, rodeados de velas encendidas con aroma a manzana y canela, en las paredes algunos cuadros religiosos.

—¡EH! ¡¿Qué está pasando aquí?! ¡¿Por qué estoy desnudo?!—exclamó Yugo fuertemente quejándose en un escándalo al tratarse de zafar.

—Shh. Solo nos observa. — Yuto trató de hacerle entender que él desde hace ya un tiempo había despertado y que su razón de estar ahí aun eran desconocida, pero que acertadamente podía ver la silueta de un hombre tras una pared de cristal.

Yugo no entendía su idioma, sin embargo, gracias a las señas, ambos chicos pudieron entenderse y prestaron atención.

No lo entendían, pero extrañamente esa figura les provocó exagerados escalofríos, ambos se tensaron al compás de sus agitadas respiraciones conforem pasaban los minutos.

Esa silueta no se movió.

—¡EEYY YAAA! ¡DEJA DE MIRARNOS! —se exaltó Yugo de nuevo, ya que esa mirada penétrate lo estaba matando.

—¿Qué es lo que quieres de nosotros? —preguntó algo cohibido Yuto.

La figura se levantó y se acercó a la puerta del costado donde entró un joven de cabello castaño y ojos gélidos dorados, junto con otros dos chicos. Uno tenía apariencia infantil de cabellos claros aguamarina, comía una lolipop; el otro era un elegante chico de cabellos albinos, largos hasta los hombros y hermoso ojos azules, ambos tez clara.

Los cautivos tragaron saliva, los otros dos chicos no les causaban temor, pero el chico frente a ellos de ojos dorados era aterrador.

—Juu, sí que parecen gemelos.—dijo el chico del dulce en la boca.

—¡No se atrevan a tocarnos, ustedes…enfermos! —Yugo seguía siendo rebelde, pero hasta cierto punto su rebeldía era molesta, y Haou no tuvo interés. Miró al otro chico que solo se había quedado mirándolos de forma analítica y alarmada.

Ese chico sabía  que su destino era inevitable.

Haou contempló el terror en ambos chicos que parecían fuertes de espíritu, el terror en ellos era inconfundible, eso le agradaba.

—Ustedes no saben por qué han caído aquí. Parece que no le rezaron a Kami-sama ayer. —Pronunció el magnate elegantemente con tono de burla.

Ambos chicos tragaron saliva, comenzaron a temblar en cuanto Haou levantó una fina daga con perlas preciosas en el mango, estaba claro que ese chico la hundiría en su piel hasta matarlos.

Sus rostros estaban morados y sus respiraciones se agitaron  lentamente.

—¡¿Qué…que vas a hacer?! —el primero en despertar su instinto de supervivencia había sido, por supuesto, Yugo.

—Yuya sonrió la primera vez y trató de negociar conmigo. Prometió un mejor espectáculo si lo dejaba ir. ¿Qué me ofrecerán los demás Yuyas? —su tono burlón los exaltaba más.

La locura en ese chico era evidente, ambos cautivos solo pudieron abrir grandes los ojos, sobre todo cuando Haou lamió el objeto punzante y pinchó sutilmente la punta de los dedos desnudos de los chicos. Todo el valor se les escapaba por el sudor frío de sus cuerpos.

—Con que nada, que aburridos. —los hizo tragar saliva.

Haou esperaba alguna reacción escandalosa, quizás temor avasallante, que rogaran por sus vidas; esperaba que gimieran de terror y sus cuerpos colapsaran al imploro antes de hacer una hermosa pintura en su piel. Pero nada ocurrió, estaban demasiado tensos como para reaccionar.

—No son demasiado similares después de todo. —dijo decepcionado.

Yuya había tenido más conversación que esos dos juntos, uno era demasiado callado y fácil de impresionar, y el otro era un gamberro que en el fondo temblaba hasta los huesos.

Típico.

Haou ya no insistió más, se dirigió a una de las velas y calentó la daga. Yugo gritó terriblemente cuando vio al magnate acercarse a él y Yuto se había quedado mudo.

Los marcaría sin duda pues el arte lo llevaba por dentro, pero llegar a penetrarlos como firma personal, para eso eran sus sirvientes.

El chico de la paleta comía ahora un chocolate apreciando el espectáculo de tortura, el otro chico se había cruzado de brazos pero no bajó la mirada. Ambos parecían acostumbrados a eso, sabían que a ellos les tocaría “firmar” el lienzo. Sora era el nombre del chico de las golocinas que poseería el cuerpo del Yuya de Irlanda y Edo era el nombre del verdugo del chico de España.

 

Francia. Seis días después.

 

Yuri era un chico de apariencia elegante, sus cabellos purpuras en combinación con dos suaves mechones rosas lo hacían ver algo despreocupado, sin embargo toda esa primer capa cambiaba debido a su mirada altanera y de fácil cambio hacia la intransigencia.

Transitaba tranquilamente sobre la acera de las calles de Strasbourg, parecía que iba directo a la escuela preparatoria y que caminaba descuidadamente estudiando de unas hojas amarillentas.

“Parece ser que por fin lo encontré” —habló por radio un muchacho maduro con el cabello color vino todo recogido en puntas, sin fleco y ojos avellana, usaba lentes con graduación media. Había estado siguiendo a ese muchacho desde que se lo topó el día anterior.

“Adrían, solo tráelo.” —Haou colgó con algo de fastidio.

Francia era un país desarrollado, hermoso, con una historia exquisita; pero la ciudad del amor también era poco segura; sobre todo por su gran índice se secuestros de jóvenes extranjeras, nativas y muchachos.

Sin embargo, al ser residente, quizás Yuri nunca pensó que le pasaría a él.

 

La siguiente noche.

 Alemania.

 

Yuri despertó pesadamente, un bostezo se la había escapado demostrando lo bien que había dormido. Trató de estirarse pero estaba apresado de las muñecas sobre su cabeza en aquella ancha cama.

Miró su entorno sin aparente interés, las velas aromáticas y algunas figuras religiosas.

—Juu. Que interesante. —divisó a la persona que lo observaba del otro lado del enorme cristal. —Con que finalmente soy un chico deseable. No sé si sentirme alagado o asqueado. A veces la mejor forma de protegerse es ser un engendro.

Haou alzó una ceja, se dirigió al cautivo Yuri para examinarlo mejor, esta vez acompañado de Adrian, quien lo había secuestrado.

—Juu, al menos mi secuestrador es muy atractivo. Quizás me vendan ¿verdad? No hay mucho que yo pueda hacer en esta situación. —enchuecó su boca por la ironía. —Espero que al menos valga caro.

Haou sonrió de lado, ese chico le divertía.

—Quizás no tuviste suerte.

—Quizás, aunque no creo en la suerte. Todos los eventos tienen un motivo. Estaba distraído en una capital peligrosa, era lo más obvio.

El magnate cerró los ojos, había mucha lógica, exhaló y lo volvió a mirar.

—Supongo que tu Dios no te guió esa mañana.

—¿Dios? —Yuri rió elegantemente. —Dios es un concepto que la gente usa para medir su propio dolor.

La respuesta cautivó a Haou. Bastante interesante para un chico de su edad.

Haou se acercó lentamente a sus labios.

—Parece ser que tú y yo nos entendemos muy bien. —besó los jóvenes labios que solo se dejaba hacer, aunque no quisiera que ese desconocido lo tocara.

Recordaba que alguna vez un profesor le había comentado a la clase, como una inocente broma, que si alguien alguna vez los iba a violar, quizás al no tener escapatoria lo único que quedaba era disfrutar.

Yuri se sentía asqueado, pero pronto comenzó a forzar a su cerebro a disfrutarlo.

Haou lamió su cuello y comenzó a acariciarlo en aquellos puntos erógenos de su cuerpo. Pronto Yuri estaba tan extasiado que su inexperto cuerpo se empalmó rápidamente.

Adrian se retiró, sabía que su jefe marcaría a ese chico de su propiedad.

 

Continuara…..


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