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QUIMERA por rize

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Notas del capitulo:

las letras en cursivas son el pensamiento del protagonista en tiempo real (en el que suceden los acontecimientos)

-gracias por llegar hasta aqui, espero que disfrutes la lectura-

-Issa…

 

Escuche una tenue voz…

 

-Issa… issa…

 

Es Daniel, quien se encontraba arrodillado frente a mí, había llegado el otro día

 

-por la mañana tuvimos una tormenta de ceniza- enuncio Daniel –que a pesar de su edad había logrado arrastrarme un poco más de 10 metros dentro del túnel –no sé si salir ahora sería prudente, pero al parecer ya se ha calmado-

 

-gracias- conteste, después de haber dormido parece ser que he recuperado mi vista –parece ser que no hay peligro- dije levantándome del lugar –echemos un vistazo-

 

Nos dirigimos a la salida de la alcantarilla, observando lo gris del día, era más gris que de costumbre casi queriendo llegar a ser negro, en vez de día parecía entrada la noche, sin mencionar que hacía un calor impresionante 50 grados C  tal vez. Además de eso, solo era quietud.

 

-parece seguro para salir- hable volteando mi vista a Daniel –detrás de nosotros esta la ciudad, tenemos que aprovechar lo que resta del día para encontrarlos-

 

-tienes razón- contesto

 

Le pedí a Daniel que subiera en mi espalda para poder escalar un poco más rápido el monto de rocas que quedaba y llegar a la planicie de la ciudad y así fue. Llegando arriba observamos el paso de la tormenta y los edificios caídos de ayer. Sin embargo eso pasaba por alto, estoy seguro que tanto a mí como a Daniel tenemos la incógnita de cómo llegar con los demás, cuando caímos por la grieta difícilmente podíamos ver más allá del suelo, se supone que debería ser así…

 

-¿recuerdas en donde caímos?- pregunte

-sí, toda mi vida está en este lugar – el contesto –aunque me será un tanto difícil poder reconocer las calles con los escombros y la capa de cenizas… déjame pensar un rato-

 

Sin embargo fue inútil, y tiene razón no se distingue casi nada y la poca luz no ayuda, pero aun así seguimos deambulando, calle tras calle, intentando no caer en las grietas del suelo, nos deteníamos a limpiar las ventanas de los edificios y uno que otro letrero de señalamiento buscando una señal que le diga a Daniel que estamos cerca del lugar del inicio pero es inútil, la tormenta había desplazado a varios metros los señalamientos correspondientes a las calles, todo es una cosa incierta.

 

Llevábamos 3 horas de búsqueda entre caminata y descansos. Ahora había dos cosas que hacer, la primera es buscar a loan y los demás al mismo tiempo que buscamos un lugar lo suficientemente seguro para pasar la noche y no morir, ya sea por el frio o por algunas de esos anormales come carne.   

 

-he perdido demasiada información- susurre por lo bajo lo que intentaba fuera un pensamiento

-tener amnesia debe ser horrible- contesto al oírme

-…si, algo de eso- respondí –aun con lo poco que llevo despierto me he cuestionado si en verdad quiero recordar lo que olvide-

-¿no te interesa tu pasado?- cuestiono intrigado

-un poco, lo que no recuerdo es todo lo que soy ahora… y tengo una extraña sensación de que ser yo, el de ahora, no me gusta…-

-¿piensas que has hecho mal?- cuestiona -¿crees haber hecho algo de lo que estés arrepentido con toda tu alma?-

-…¿alma?- pregunte -¿Qué es?-

-bueno, el alma es…- habla dudoso –es… es algo difícil de explicar-

-…- veo al anciano de reojo, su semblante divaga tanto como su mirada -¿tú tienes alma?-

-sí, todas las personas tenemos alma-

-…-

-será mejor que busquemos un lugar donde descansar- dice Daniel –estoy cansado-

-si…- conteste

 

Revisamos el lugar buscando refugio puesto a que la noche ya está cerca y caminar en la oscura deriva no es conveniente.

 

No pasaron 10 minutos cuando ya habíamos encontrado un lugar en donde refugiarnos, sin embargo el frio aumentaba cada vez más a cada minuto y no podíamos hacer nada puesto a que solo hay escombros y varilla cerca, así que cubrí a Daniel con mi gabardina y me senté junto a el para conservar el calor como es costumbre en estas situaciones. Y así sin más transcurrió la noche.

Por la mañana desperté primero, era un amanecer un tanto helado, un poco más y estoy seguro que la calidez de mi aliento se vería saliendo de mi boca. Este día hay un poco más de luz de sol –raro en estos días- Salí a afuera a observar un poco más alrededor de nosotros y aprovechar la claridad, mientras Daniel seguía durmiendo.

 

Es sumamente tranquilo, al menos en esta área, 500 metros a la redonda, no hay nada, ni un solo insecto, ni siquiera un a-normal. Puesto a que no hay mucho que ver más que cenizas de ayer, regrese con Daniel. Ya era hora de partir.

 

-Sr. Daniel, tenemos que irnos- le dije tomando su hombro, sin embargo no pareció escucharme –¿Sr. Daniel? Es hora de irnos, tenemos que aprovechar la poca luz, es un buen día… ¿señor Daniel?- parece ser que es de sueño pesado, no se mueve, pareciera que ni siquiera respira

 

–Sr. Daniel, si usted no despierta tardaremos más en llegar con los demás…- es inútil, todo lo que  digo parece ignorarlo, tal vez solo necesite dormir un poco más ya que él es de una edad avanzada

 

Decido dejar de insistir y esperar a que el despierte solo, mientras solo queda esperar. Me siento en su frente en cuclillas observando a detalle cada parte de su cara, un rostro aunque este dormido, puede decirnos tanto, la boca de Daniel en arco inverso muestra una amarga tristeza que es acentuada por las pronunciadas arrugas que vienen de su nariz haciéndose uno con sus cachetes terminando por su barbilla, sus escasas cejas blancas queriendo juntarse siendo separadas por las arrugas que empiezan arriba de su nariz, es como si quisiera llorar.

 

Ha pasado tiempo y ha llegado la tarde, el frio comienza a llegar otra vez  y Daniel no despierta

  

-¿Daniel?- llamo una vez más -¿tal vez está herido? … puede que le haya pasado lo mismo que a mí en aquel edificio, si es así no voy  dejarlo en este lugar, lo llevare con su hijo-  lo tome por el pecho, lo subí a mi espalda y lo cubrí nuevamente con mi gabardina, y entonces lo note… -…esta frio –

 

Su cuerpo estaba frio, algo en mí, algo desconocido que estaba inciertamente  dentro de mí, se dio cuenta de que algo estaba mal, muy mal, emergió una desesperación abrumadora, tanto que me llevo al borde de las lágrimas, olvide como respirar correctamente  y jalaba aire como si la vida se me fuera, las piernas me temblaban y no podía si quiera dar un paso

 

-¿señor Daniel?- le llame una vez más con la esperanza de que me respondiera, sostuve la respiración unos segundos a la espera de una respuesta pero… nada, solo su silencio. Entonces lo supe, Daniel había muerto. Caí de rodillas al suelo, recosté su cuerpo en el suelo con anhelo de querer sentir su pulso –…no hay nada-  en efecto. Daniel había muerto, tal y como paso con ese hombre en mis sueños.

 

Mi mente había quedado en blanco, después de aceptar su repentina muerte no sabía qué hacer. Así que solo seguí el plan original, llegar con los demás. Tome su cuerpo sobre mi espalda y lo volví  a cubrir. Camine sin rumbo mucho tiempo, derramando lágrimas que se volvían frías a la mitad de mi cara. Me escondí al encontrar un a-normal no quería exponer al peligro el cuerpo de Daniel, al menos debería ser capaz de llevar su cuerpo con su hijo ya que no pude mantenerlo con vida, tal vez eso de hacer promesas no es para mí.

Esa noche dormí dentro de un callejón, esta vez no fue una noche tranquila, puesto a que había tres a-normales a tan solo unos metros de nosotros, olfateaban a todo pulmón y volvían a buscar, el último de ellos guardaba un brazo atorado entre sus dientes y sus cortas manos estaban manchadas de sangre seca, algo característico de esas cosas es el intenso olor a muerte que se desprende desde dentro y sale con sus exhalaciones y en ocasiones por sus deformes bocas.

 

A la mañana siguiente emprendí de nuevo la búsqueda, tenía que darme prisa, el cuerpo de Daniel estaba comenzando a sufrir los efectos de la muerte.

Seguí caminando por dos horas más, y cada que avanzaba encontraba mutilaciones y extrañamente cuerpos enteros, unos metros más tarde encontré el lugar en donde habíamos sido tragados por la tierra, hay un gran boquete que fácilmente pudo tragarse cuatro edificios. No hay personas cerca, no hay ni un rastro de loan o Ben, no hay nada.  Mis piernas están cansadas y aun así seguí caminando, igual tengo que buscar un lugar en donde pasar la noche que se aproxima.

 

Camine por  el único lugar que parecía ser seguro y unos metros más tarde, al levantar mi cabeza, vi salir a un niño que corría desesperado por entre los escombros, segundos después a un a-normal que le perseguía. Con el cuerpo sobre mis hombros y lleno de un profundo miedo comencé a correr detrás del niño y detrás de la criatura, todo se sentía tan ligero y abrumador, respirar es innecesario, entonces vino a mí, la misma experiencia de cuando caía del edificio, un interminable mapa de todo lo que nos rodeaba que se construía y reconstruía hacia donde quiera que volteara mi mirada, cada detalle era tan nítido era casi como experimentar un sueño despierto. Había seis personas a un km atrás de mí, venían por el niño. Apresure el paso y tome al niño con el brazo izquierdo –sujétate bien- le ordene y el cubrió su cara contra mi pecho.  Invertí el paso, ahora el a-normal y yo estamos a unos peligrosos metros de frente, con la ligereza que sentía mis pasos salte sobre él, bajando sobre su espalda y escapando de nuevo, corrí hasta que llegar con las personas que había visto, les di al niño y a Daniel mientras yo regresaba a enfrentar a la criatura, puedo ver que es lento y esta lastimado, y lo que es más raro aun, este a-normal tiene cola como si de un reptil se tratara. No tenía más que mis manos para defenderme de algo que se ve extremadamente feroz y entre más se acerca emite un sonido alarmante, como una bestia en peligro, chillante, que recorre por dentro cada centímetro de tu cuerpo, entonces, me detuve, espere a que el llegara a mí, a unos metros de mi abrió sus mandíbulas del tamaño de un metro y con su única mano tenía la intención de agarrarme, y entonces… se detuvo, el ya no corría, estaba sigiloso, sabía que me observaba aun si tener ojos, merodeaba a mi alrededor y olfateaba, sacaba aire rápidamente entre pausas y después se fue de largo hacia las personas que había dejado atrás, sería estúpido no detenerlo, lo tome por la cola y lo lance contra los escombros levantando las cenizas del suelo, su tiempo de reacción fue rápido, ahora el procedía a atacarme, al abrir su mandíbula metí mis manos y le arranque la parte inferior, le quite su única mano de un tirón, y una vez en el suelo incruste la mano derecha a la altura de su cuello, atravesando su coraza  hasta tocar el suelo a través de él y así asegurarme de que estuviera muerto.

 

Cuando mis ojos capturaron la veracidad de la escena regresaron un sinfín de sensaciones que se sentían muy familiares, terror, angustia, mezclados con adrenalina y un instinto de no querer morir, concluyendo con una incesable sensación de tristeza.

Me levante del suelo dirigiéndome con las personas con las que había dejado a Daniel y aunque sentía tristeza esta era la primera vez en la que no podía llorar.

 

Al alcanzar aquel grupo de personas caí de rodillas en el suelo y perdí la conciencia, de nuevo.

 

Durante mis sueños se repetía incontables veces esa mañana en la que Daniel no despertó y también la tarde en la que me dio un nombre.

 

-Hola, mi nombre es Issa-  el saludo por fin estaba completo, yo tenía un nombre.

Notas finales:

-GRACIAS!-


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