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El ultimo Seguidor de Set por AleCab06

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Suga se había despojado de su ropa para quedar en pijama. Pronto amanecería y tendría que descansar.

De repente se oyó la puerta: —¿Suga? ¿Estás ahí?

Suga se quedo estático. Esa era la voz de Jimin. Rápidamente puso en bolsas la ropa con sangre, sacó un vaso y lo llenó con sangre. Jimin tenía un excelente olfato y se daría cuenta de la sangre impregnada en la ropa.

Abrió la puerta y Jimin lo vio de arriba a abajo. Pensó que se veía muy sexy en pijama.

 —¿Qué haces aquí? —le preguntó Suga, permitiéndole la entrada.

—No te vi y te extrañé… Pero ¿qué es ese olor? ¡Ah! ¿Un vaso para dormir bien?—dijo, señalando el vaso.

—Ah… Sí  —respondió Suga, no muy convencido.

—¿Y cómo te sientes?—preguntó Jimin, sin darle importancia—. La verdad es que estoy orgulloso y preocupado. Temo que me alcances y ya no seré el mayor.

 Jimin siguió hablando y Suga se encontró un poco melancólico al escuchar esas palabras…

—¡Pasa la noche conmigo! —fue lo que alcanzó a articular Suga, que miraba el suelo. Después levantó la mirada para ver a  Jimin con la boca abierta.

—¿Qué dijiste?

—Sí… como regalo de graduación, pasa la noche con…—Fue cortado por Jimin que estaba sobre él.

Jimin

Nunca me había sentido tan vivo desde que me convertí en vampiro como ayer. Desperté, miré al reloj y eran las ocho de la mañana. Miré a mi alrededor y no estaba Suga. Supuse que tenía turno en el hospital.

Seguí acostado un rato. Empecé a sonreír como un tonto cuando recordé la primera vez que vi a Suga bebé…

Aquel día me encontraba en mi oficina llenando unos permisos cuando mi secretaria, Amber, tocó la puerta. Le dije que pasara y, haciendo una reverencia, me dijo que estaban dos sujetos que venían de parte de Rain.

—Ah, por fin llegaron, hágalos pasar.

Volvió a hacer una reverencia y se retiró, cerrando la puerta.

Pude escuchar como ella los invitaba a pasar y la puerta se abrió despacio, dejando asomarse a dos personas sumamente asustadas, y fue en ese momento cuando lo vi… Cabello negro (debía cambiárselo por un rojo ya mismo), ropa dos tallas más grandes que su medida (tenía que corregir eso), una gorra que le quedaba horrible pero su rostro fue lo que me llamó la atención. Creo que era lo más blanco que había visto en mi vida, y suena tonto porque estamos muertos y somos blancos, pero este era otro tipo de blanco. Esa belleza parada frente a mí.

Estaba otro muchacho también, pero él no era importante.

—Disculpa, ¿usted es Park Jimin?

Miré a los dos.

—Sí, pero pueden llamarme solo Jimin. Pasen a sentarse. —Les hice un ademán a las dos sillas que se encontraban enfrente de mi escritorio—. ¿Cuáles son sus nombres?

—Mi nombre es Min Yoon Gi, y él es Jeon Jeongguk —dijo el pequeño, haciendo una reverencia.

Asentí con la cabeza y abrí un cajón para sacar unas hojas. Los miré por un momento y comencé a anotar medidas. Abrí otro cajón y saque dos fajos de billetes, le di uno a cada uno. Ellos me miraron confundidos.

—¿Qué? No crean que van a andar con esas fachas paseándose. —Le di la hoja Yoon Gi—. Estas son sus medidas, no quiero que usen otra ropa fuera de esas medidas. —Él agarro el pedazo de papel y se asombró. Volteó a verme—. ¿Cómo es que…?

—Llevo mucho tiempo en el negocio. Conozco todas las tallas. —Le guiñé un ojo. Y juraría que  él se sonrojó—. Ahora váyanse. Nos veremos en la noche para su iniciación.

Me levanté y ellos también. Hicieron una reverencia.

—¡Por fin estamos adentro, Min!

—¡Sí!

Me miraron y empezaron a acercarse. Yo los miré con cara de horror y se abalanzaron sobre mí para abrazarme.

—¡Gracias, Jimin, eres el mejor! —gritaron los dos.

—Sí, sí,  lo sé, ahora largo —les dije en broma.

—Gracias, gracias. —Y ellos desaparecieron por la puerta.

Yo seguí parado y se me escapó una risa. Luego me vino el aroma a dulce… ¿Frutas? ¿Azúcar? ¿Provenía de Yoon Gi? Mmm Suga bebé…

Me levanté y empecé  a buscar ropa, ya que solo estaba en ropa interior.

Me extrañó que Suga casi no tuviera ropa; tendría que comprarle. El teléfono empezó a sonar pero lo ignoré y seguí buscando. Me percaté de que solo había dos pares de zapatos. También le harían falta. Volvió a sonar el teléfono.

En una esquina había una bolsa amarrada. Decidí abrirla y vi ropa arrugada. La comencé a sacar; era el traje y la camisa que Suga había usado ayer. Estaban manchados de… ¿sangre?

Comencé a confundirme. ¿Qué pasó aquí? Y ese maldito teléfono que no dejaba de sonar. Lo tomé.

 —¡¿Qué quieres?!

—¡Jimin! ¡Rápido! ¿Dónde estás? El hospital es un caos. Nos van a clausurar y nos están declarando la guerra.

—¿Guerra? ¿Quién?

—¡Kris!

—Kris, no, no puede ser… —Empecé a dar vueltas por el cuarto y a sobarme la cabeza—. No hemos hecho nada.

—Dice que Suga mató a Tao…

Yo me quedé sin palabras. ¿Suga? ¿Mi Suga?

—No, no, estás equivocado. Pregúntale, debe estar en el hospital.

—¿No está contigo? No lo encontramos, y su teléfono está apagado. No está su Aura en ninguna parte de la ciudad… ¿Jimin? ¿Jimin, estás ahí?

No, no, esto no podía estar pasando. Mi Suga… ¿huir? Era una locura.

Activé mi Auspex, pero no encontré nada; ni su aroma, ni un Aura. Si no hubiera sido un vampiro y no tuviera corazón, me habría dado un infarto…

 

Suga

Llegué al aeropuerto, documenté mi equipaje y caminé hasta encontrar a Himchan y Daehyun, que estaban sentados. Movieron la cabeza hacia mí en forma de saludo y les respondí de igual forma. Me senté enfrente de ellos miré mi reloj; eran las siete de la mañana. Tenía aún una hora para subir al avión. Me puse mis audífonos y cerré los ojos durante un rato… Empecé a pensar en Jimin y en Jungkook.

Alguien me tocó del hombro. Era Joon, que ya había llegado con Yongguk. Los saludé y se sentaron a lado mío. Me quité los audífonos y escuché el altavoz, que ya mencionaba el abordaje del vuelo hacia Nueva York.

Me levanté al mismo tiempo que mis compañeros. Antes de seguir, me detuve un momento, miré hacia atrás y vi la gente pasar…

«Adiós, Jimin…»

Y seguí con mi camino.

                                  ***

3 años después

—¡Vaya! Ya viste, Hoya, debería poder manejar uno de estos. —Dongwoo estaba en el volante de un Lamborghini  veneno moviendo el volante de un lado a otro.

—¡Basta, Dongwoo!  El dueño llegará en cualquier momento.

—¡Claro que no! Además, debe ser uno de esos señores que apenas pueden caminar, sangrones­.

En ese momento llegó Sunggyu. —Ya llegué…

Dongwoo pegó un grito y se golpeó con el techo. Salió disparado del carro, haciendo reverencias de noventa grados hasta que notó que era una persona joven como él.

—¿Y ya quedó? —dijo, mirando de reojo a Dongwoo.

—Claro, señor Kim —dijo Hoya, regañando con la mirada Dongwoo—. Él solo se estaba encargando de que la dirección hidráulica estuviera bien, ¡¿verdad, Dongwoo?!

—¡Ah! Sí, sí, eso que dijo él. —Sonrió, mostrando su perfecta dentadura.

—Ajá —dijo Sunggyu con sarcasmo—. ¿Están capacitados tus empleados para tratar este tipo de carros?

Dongwoo puso cara de indignación. —Pero qué acaba…

Hoya lo interrumpió. —Claro, el señor Kim Dongwoo es uno de los mejores mecánicos de autos deportivos. Créame, no volverá a pisar un taller en diez años. —Hoya sonrió, tratando de convencer al productor.

—Está bien, lo dejaré pasar. Gracias por todo; aquí está el pago.

Hoya recogió el pago e hizo una reverencia. —Gracias, y maneje con cuidado.

—Gracias, Hoya, siempre tan agradable. Ojalá a tus demás empleados se les pegue algo de tu profesionalidad —agregó, mirando a Dongwoo.

Dongwoo abrió los ojos, ofendido.

—Gracias, señor Kim —dijo Hoya, haciendo reverencia y obligando a Dongwoo a hacerla también.

Sunggyu les sonrió y se retiró, derrapando al salir.

—¡Pero qué tipo tan arrogante! No será viejo, pero tiene el mismo carácter que todos esos que usan ese tipo de carros.

—Calma ya, él es un buen cliente y paga a tiempo. ¡Vamos! Te invito a comer.

 

Sunggyu manejaba a toda velocidad mientras marcaba desde manos libres. —¡Suho! ¿Cómo estás? Voy para la galería. ¿Podrías decirme la dirección? —Escuchó las instrucciones atentamente—. Perfecto en quince minutos estoy allá.

***

En la oficina de Suho estaban Sungjong y Daehyun, junto con otros seis modelos más.

—Chicos, perfecto, nuestro patrocinador va en camino a la galería para inspeccionar el lugar y darnos el visto bueno para que el evento sea ahí.

—Espero que por fin diga que sí. Ese hombre es más exigente que un rey —dijo Sungjong, moviendo la cabeza.

—Tranquilo, Sungjong, escuché que esta galería es espectacular, y la más solicitada en Manhattan —dijo Suho, confiado.

Sungjong solo se encogió de hombros.  Daehyun, que también estaba de pie, pensaba en esa galería, ya que su sueño, fuera vampiro o no, siempre había sido el modelaje, y en esa presentación habría cazadores de talentos.

***

Sunggyu llegó a la galería y empezó a inspeccionar todo. Caminaba por todo el lugar con su traje Calvin Klein de rayas verticales, de color gris con negro, y unos guantes oscuros.

Miraba las esculturas de Lucio Fontana, las pinturas de Morris Louis, y Manuel Viola entre otros. A su lado estaba una chica.

—Dime ¿cuál es tu nombre y el nombre de tu jefe? —le preguntó Sunggyu, sin mirarla.

—Mi nombre es Krystal, señor Kim, y mi jefe es Park Jimin. En estos momentos debe estar llegando de Londres.

—¿Cómo? ¿Aún tengo que esperarlo? —ironizó Sunggyu.

—No, señor, por supuesto que no.

Jimin entró por la puerta y Krystal le hizo una reverencia.

—Entonces deberías contratar gente que no sea mentirosa —dijo Sunggyu, haciéndole una mueca a Krystal. Ella se disculpó.

—No es necesaria tanta hostilidad —dijo Jimin, confiado—. Y, dígame, ¿qué piensa?

Sunggyu siguió caminando con Jimin atrás de él. —Bien, bien, me agrada.

—¿Sí?

—Sí, está correcto todo.

Se detuvieron.

—Entonces ¿tenemos un trato?

—Solo un detalle —Sunggyu levantó la vista hacia unos cables que sobresalía—. Necesito que me repare eso ahora.

—Ah, sí, justamente estábamos llamando al departamento de electricistas para corregir-…

No pudo terminar la frase, ya que Sunggyu se dirigía ya hacia la salida. —Quiero eso perfectamente reparado hoy mismo.

—Así será, señor.

—Entonces tenemos un trato.

—¡Magnífico!

***

—Por supuesto, ahí estaremos entonces. —Suho colgó la llamada y miró a su equipo de trabajo—. Aprobaron la galería. ¡Ahí será la exhibición de Verano/ Otoño!

Todos gritaron de felicidad; Sungjong abrazó a Daehyun pero este solo le correspondió por compromiso.

—Pueden irse, y nos vemos el viernes a las cuatro para ensayar y prepararnos para el evento. —Todos empezaron a retirarse—. Daehyun, ¿puedes quedarte un momento? —Sungjong miró a Daehyun con intriga, pero éste solo se encogió de hombros, negando con la cabeza. —Cierra la puerta, por favor.

Daehyun lo hizo y se acercó a Suho. —¿Ocurre algo?

—Tu dijiste que tenías un familiar trabajando como electricista, ¿verdad?

—Sí, claro, un primo.

—¿Podrías decirle que se pase a la galería hoy mismo? Parece que tienen un inconveniente, y si no se repara, Sunggyu dirá que no de nuevo.

Daehyun lo miró con preocupación. —No se preocupe, le llamaré y que hoy mismo vaya. Probablemente sea poco después de las seis.

—Muchas gracias, nos salvarás a todos.

—Entonces me retiro.

Daehyun se retiró, sacó su celular y marcó a Suga. —Yoon Gi, ¿pueden pasar hoy Joon y tú a la galería que se encuentra en Manhattan? Hay un problema con la luz y ahí será mi presentación… ¿Sí? En un momento te mando la dirección, muchas gracias, te debo una.

***

—Señor, nos acaban de marcar. A las seis y media vendrán dos electricistas.

—Muy bien, aquí los esperamos —dijo Jimin

Notas finales:

Gracias por leer!! 


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