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Entre dulce y salado por sue

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Notas del capitulo:

 

 

Hola de nuevo por acá!! :D completamente agradecida por tenerlos de vuelta n_n (inner: Riki es el chofer de Iason, ahora si que esto se va a poner bueno *.*) pero obedezcamos a la petición del título del capi, nos leemos abajo! ;)

 

 

 

 

 

Al iniciar su primer día como chofer del Mink, Riki estaba muy contento. Tenía buenas expectativas con respecto al trabajo.

 

- Señor Iason, soy yo Riki... su chofer. Ya estoy aquí afuera.

 

- Ok. Bajo en un minuto.

 

Check!

 

Pero no fue un minuto lo que tuvo que esperar Riki. Fue más. Eso lo irritó en cierto modo.

 

- “Cielos… ¿Qué diablos le pasa a ese hombre? Me dice que tengo que llegar tempranísimo y luego me hace esperar más de media hora… ¡Que tanto se tiene que arreglar!”… ¡Ah! … ¡Muy buenos días señor! – Una gota escurridiza se deslizaba por su frente, sin darse cuenta el ojiazul se había subido al vehículo.

 

- Buenos días - Se recostó en el asiento y no dijo nada más.

 

- …

 

Riki dio marcha. Pasaban los minutos y el silencio estaba volviéndose bastante incómodo.

 

- Ammm… esto… - Trató de llamar su atención - ¿Se encuentra bien…?

 

- ¿? – Salió de su trance - ¿Por qué lo dices?

 

- Mmm… bueno, como está tan callado…

 

- …  - Se permitió otro par de segundos de silencio - …No suelo ser muy conversador – Lo cual, era cierto.

 

- Ya veo… “No tienes que decírmelo” – Eso sólo aumentó la presión que sentía el pobre muchacho. Trató de enfocar su atención al volante.

 

- Riki – Llamó.

 

- ¡Si…señor! – Saltó en su sitio.

 

- No tienes porque tratarme de usted.

 

- ¿Eh…?

 

Hubo un silencio sepulcral.

 

- Pero… ¿No estoy trabajando para usted? Digo, soy su chofer y le debo respeto a usted... mi jefe.

 

- … - Pensó – Tienes razón… – Dirigió su vista a la ventana.

 

- Esto… ¿Puedo encender la radio?

 

- …Adelante.

 

Riki agradeció cuando sintonizó el ruidoso programa de radio. Aquella barrera que no evitaba formarse entre ellos pudo ser disimulada con el sonido de la música.

 

- “Quiere llamarme señor… ” – Pensaba el rubio – “Es cierto, me ve como su superior, porque es lo que soy… ¿Acaso… no debí empezar todo esto de otra manera?” – Miró de soslayo en dirección del joven – “Es cierto, contratarlo como mi chofer me permite verlo todos los días… tampoco estoy seguro de lo que espero de él. Además, puede que no sea homosexual…”

 

Fue difícil para el pelinegro manejar sabiendo que de vez en cuando el Mink le clavaba de la mirada, estaba seguro de que lo estaba evaluando como su chofer. No podía tener ningún fallo.

 

- Que tenga un buen día – Sonrió levemente - ¿Qué se supone que haga mientras…?

 

- Haz lo que quieras. Te llamaré cuando te necesite.

 

- Está bien. Creo que aprovecharé de visitar a unos amigos.

 

- …Mejor aprovecha de estudiar un poco ¿No? – Le molestaba la idea de que el muchacho usara su tiempo libre para reunirse con otros hombres – De seguro debes tener alguna evaluación cercana.

 

- Mmm… no me haga pensar en esas cosas – No pudo evitar sonreír.  

 

Iason entró a la oficina y en toda su jornada, el muchacho de negras hebras y su preciosa sonrisa, estuvieron presente en su cabeza. Él, que era capaz de quedarse a dormir en la oficina para no volver a su monótona vida en casa, estaba deseando encontrar una oportunidad para marcharse. Estuvo a cada rato mirando el reloj, lo que hizo las horas más interminables.

 

- ¿Cómo que en una hora estas aquí? – No disimuló su enojo en el tono de su voz.

 

- Discúlpeme. Es que como el clima está tan malo, subí a unas personas que llevaban rato esperando por alguien que pudiera llevarlas y me terminó agarrando la cola… ¿Señor Iason? ¿Está ahí?

 

El rubio continuaba con el auricular en el oído, pero no quería decir nada. Estaba analizando las palabras del chico.

 

- Si, aquí estoy aún… por tu culpa.

 

- ¡Glup! Si de verdad no puede esperarme ¿No puede pedirle a un amigo que lo lleve?

 

- ¡No! ¡No puedo maldita sea! Eres mi chofer y me iré cuando vengas a buscarme.

 

Clank!

 

En el momento en que el Mink se giró, se halló con un Raoul un tanto sorprendido por la escena de la que acababa de ser testigo.

 

- Vaya… ¡Nunca lo hubiera imaginado!

 

- No te burles Raoul…

 

- Por lo visto ese chico no es muy responsable.

 

- …

 

 - ¿Por qué mejor no usas tu auto? Siempre te ha gustado manejar. No sé porque ahora te ha dado por tener un chofer. Siempre te quejabas porque yo tengo uno.

 

- Ya viene en camino. Hay mucho tráfico – Fue su respuesta.

 

Lo que decía el Am era cierto, prefería manejar su propio vehículo que permitir que alguien lo llevara y trajera. Se sentía más poderoso en la carretera también.

 

Riki había calculado bien el tiempo, de hecho, estaba seguro de que llegaría a la empresa mucho antes de la salida  del rubio. Pero cuando una viejecita le preguntó la manera de llegar hasta una dirección bastante apartada, el muchacho no pudo resistirse a llevarla “sana y salva” hasta su destino; ya luego de la solitaria ancianita, una mujer con un perrito en brazos lo sedujo ¿Cómo ignorar a la pobre muchacha que trataba con insistencia de llevar a su querida mascota al veterinario? Ningún taxista quería llevarla por temor a que el animal le ensuciara el vehículo ¡Que desconsideración! Riki no se lo pensó ni un segundo, llamó a la chica y algo dudosa se montó en el auto… hubo recibido las gracias – porque se negó a recibir el dinero que quisieron darle - así como la bendición de la anciana y la sonrisa de la muchacha; esperaba acordarse de eso cuando recibiera el regaño de su vida.     

 

El auto llegó por fin y Iason se subió. No tuvo reparo en cerrar la puerta sonoramente. Riki ya sabía que estaba molesto.

 

- ¡Ya era hora! Pensé que tendría que quedarme a dormir en la oficina… ¿Qué es ese olor?

 

- Fui por algo de comer en el camino – Anunció tratando de distraer el enojo del hombre – Toma. También traje para ti – Habló rápido para cambiar el tema.

 

El rubio no se fijó en que momento tomó el sandwich, ni en que momento había empezado a tutearle, se perdió cuando el chico le dio un mordisco al suyo.

 

- Está bueno. Anda pruébalo – Le invitó animadamente.

 

Iason jamás comía cosas compradas fuera de restaurantes de cinco estrellas y mucho menos cosas dadas por taxistas. Pero algo en los ojos de Riki lo hicieron probar de aquello y descubrir que tenía no sólo un buen olor sino un delicioso sabor.

 

- Riki…

 

- ¿Mmm? – Continuaba masticando.

 

- No deberías andar recogiendo gente en la calle.

 

- ¿Por qué no?

 

- Ya no eres un taxista Riki ¿Te has dado cuenta de que tienes otro auto? – Continuó regañando. Le había provisto de un auto nuevo, por eso el hecho de que dudara la muchacha de subirse.

 

- Pero me quedan muchas horas libres luego de que te dejo en la oficina. Puedo hacer unas carreras sin ningún problema.

 

- No lo hagas. Ya te dije que usaras ese tiempo para estudiar mejor.

 

El pelinegro agachó la mirada.

 

- Cuando te contraté como mi chofer te volviste exclusivo. Sólo para mí ¿Entiendes?

 

- Eh… si…

 

- No quiero que recojas a nadie más. Únicamente me tienes que llevar a mí.

 

- Ya me quedó claro.

 

Sin embargo el Mink quería prolongar más la conversación, el problema era que no sabía de qué manera. Se dio cuenta en ese momento de que el chico había empezado a tutearle. Quiso sonreír debido a eso y también ante la idea de que el muchacho comprara aquella comida para agradarlo. El auto continuaba estacionado y ellos perdidos en sus pensamientos…

 

- “Aunque puede ser que lo hiciera para que no me molestara con él”

 

- “Por lo visto no me regañará más.  Gracias a Dios” – Suspiró aliviado Riki para luego dar marcha al vehículo.

 

Llegaron al edificio Eos cuando las estrellas brillaban en su mayor esplendor en el cielo.

 

- Llegamos… que descanse señor. De nuevo disculpe lo de hoy.

 

- No hay problema… - Se detuvo antes de bajarse – Gracias por el sandwich.     

 

- De nada. Nos vemos mañana señor.

 

- Riki.

 

- ¿Si? Dígame.

 

- … - Le miró un momento en silencio – Ya te lo dije: No me hables de “usted”.

 

- ¿…?...

 

- Continúame tuteando. Como lo hacías hace un rato.

 

- Bien… si es lo que quieres.

 

- Si, así está mejor.

 

El Mink asintió para luego bajarse del auto.

 

Iason entró al edificio, pero en cuanto estuvo seguro de que Riki no se daría cuenta, se asomó para verlo hasta que el auto se perdiera de vista.

 

En su apartamento se quitó las molestas ropas y se puso algo más cómodo. Abrió la nevera y nada de lo que vio allí le abrió el apetito. Normalmente comía durante horas de oficina, como en las reuniones o porque Raoul lo obligaba a ir con él a algún restaurant de moda. Eran raras las veces en que comía algo en su casa. Cerró la puerta y se dedicó a analizar su habitación en penumbras.

 

Él no cenaba y se había comido el sándwich que le trajo Riki entero.

 

- Me haces cenar, perder las ganas de manejar y ansiar que me traten con familiaridad… ¿Qué más puedes generar en mí, jovencito?

 

 

 

 

 

Continuará…

 

 

 

 

Notas finales:

 

Wa! Riki realmente está haciendo estragos en Iason :B (inner: y de qué manera *.*) cabe mencionar que en ésta fanfic Riki será un joven sumamente considerado y buena gente; y Iason será muy dado a sus sentimientos tanto positivos como negativos n.n Bien, espero que haya sido de su agrado mis primores! Les mando millares de besitos!! Hasta el siguiente capi!! Bye Bye!! 

 

 


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