Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Popular, nerd; lo mismo. por Baozi173

[Reviews - 183]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

 

—¿Y cómo está mamá?

—Bien. Te extraña, te menciona al menos unas cuatrocientas veintinueve veces y media al día.

—¿Y por qué no viene?

—Trabajo, su aniversario, y de paso le gusta sentarse a respirar.

Chanyeol rio un poco ante el humor sarcástico de su linda hermana. O bueno, media hermana, como a veces le corregía. La hija de su madre con respecto a su segundo matrimonio con aquel extranjero, casi no se veían. La niña tenía quince años, casi dieciséis. Nació luego de que su madre se divorciara de su padre, cuando Chanyeol era tan solo un niño de cuatro años. Un año después, producto de una nueva vida y recomposición total de la —anteriormente— Señora Park, dio a luz a Aura.

—¿Y qué te trae por acá?

—Quería visitarte, creo que mamá saldrá de viaje de nuevo. Dejarme aquí no es una opción, lo sabes, Chan.

—Chanyeol. —corrigió.

—Me vale. —objetó rápidamente— Y papá me ha dado esta semana libre, solo espero que para el inicio de clases ya estemos de vuelta en Japón.

—Oye, tu coreano ha mejorado bastante.

—Gracias, Chan.

—Chanyeol.

—Me sigue valiendo.

Esa tarde estaba fresca, el camino no se acababa. El señor Park había recibido amable a Aura en la casa, aunque los hermanos hubieran preferido salir a caminar. Eran raras las veces que podían de verdad disfrutar un tiempo en familia. La madre de Chanyeol junto a su esposo e hija, viajaban mucho durante las vacaciones, aunque ese año se había decidido no volver a Corea si no disfrutar el aniversario del matrimonio. Y el año laboral, los tres siempre estaban en Japón, donde residían.

—¿Y que más me cuentas? —Preguntó la chica mientras jugaba caminando sobre el borde de la vereda, intentando mantenerse dentro de los bordes pintados. Extendía sus brazos tratando de mantener el equilibrio.

—Creo que nada. Sigo viéndome con los chicos, —explicó esperado que la menor en algún momento se cayera— están más idiotas de lo usual, o serán las hormonas.

—Ugh. —escupió ella.

—¿Qué?

—Lo de siempre, sabes que la mitad de ellos nunca me cayeron bien.

Chanyeol sonrió. Estaba enterado de ese detalle, lo creía ameno, considerando que las veces que se habían visto las podía contar con una mano y una oreja.

Jongdae definitivamente nunca fue su favorito, lo odiaba, Sehun y Suho eran como un mírame y no me toques. No interactuaban, pero no se agradaban. Kai era el único a quien toleraba, y a Kris ni lo conocía.

—Con ellos se te quita lo buenita.

Aura era tierna la mayoría del tiempo, muy amable, fastidiosa con Chanyeol pero era más por el hecho de que era su hermano mayor. Lo curioso era que las pocas veces que se había cruzado con ese grupo las chispas que el mayor veía en la niña cambiaban por un ambiente picoso y obscuro.

—Bueno, saltando tu crítica con respecto a mi adolescencia, ¿algo más?

—Ehm, no. Mi vida es aburrida.

—Ugh. —volvió a gruñir— A ti hay que sacarte las cosas por cucharita.

—¿Eh?

Aura dio un salto frente a su hermano, sacando su celular del bolsillo y rebuscando entre sus archivos. Fueron segundos en los que Chanyeol intentaba notar desde arriba —porque él era evidentemente más alto que ella— lo que estaba en la pantalla, sin éxito. Solo eran borrones los que podía notar entre los movimientos rápidos que hacía la chica, cambiando imágenes con habilidad sin dejar ni por un segundo que el otro notara lo que buscaba.

—¿Pasa algo?

—Que deberías conseguirte mejores amigos que esos.

—¿De qué hablas?

—Que es increíble ver por lo poco que ese Sejún te vende.

—Es Sehun, no marques tanto las sílabas. Y fuerza en la segunda.

—Sejún.

—Séhun.

—Séjun.

—Se-Hun.

—Se-Jun.

—Se-Hun.

—Se-Hun.

—Sí, así está mejor.

La menor rodó los ojos por la innecesaria clase de gramática de media calle— Ajá, a lo que iba. Adivina lo que Sehun —resaltó el nombre— me dio a cambio de una foto tuya de bebé.

—¿Cómo tienes fotos mías?

—Mamá no guarda bien los álbumes familiares.

—¿Y cómo tienes el número de mi amigo? El que no te cae, de paso.

—A veces me hablo con Jongin. Te debo mantener vigilado.

Lo siguiente que pasó fue que Chanyeol se tenía que cubrir la mitad de la cara con ambas manos para evitar, al menos un poco, que se notara el evidente rojo que llenaba sus mejillas. Las capturas de pantalla no mentían. La conversación que había tenido con Sehun estaba en manos de su hermana. Vaya problema, ¿cómo se le explica a una niña que tu principal frustración hace un mes era enfrentar un casi acostón?

—Aura, eso;

—No es lo que tú crees, yo te explico. Ehm, ehm, ehm. Muchos ehms. Saltémonos tu tartamudeo y vayamos al punto. Tú y tus amigos han sido unos patanes estos meses, ¿sabes? Esperaba un poquito más de ti.

—Aura, yo;

—No quería hacerlo, bueno sí. Tengo una buena explicación para esto. Ehm, ehm, ehm. Muchos más ehms. Dije que quería saltarme el tartamudeo. ¡Tú los golpeaste!

Y ahí se terminaban las excusas. No había a donde huir, solo quedaba sentarse y hablar. Chanyeol no podía declararse orgulloso de lo que habían hecho. Era incluso más humillante que Aura se enterara de esa manera. ¿Sehun podía ser más idiota?

Fue una larga conversación. Contó la historia desde el inicio. Lo que había pasado con el juego que tenían estos chicos contra Suho y él. Intentó transmitir al máximo el revoltijo que se hizo de su confianza para con el chico cuando se enteró de la sucia artimaña, que su indefensa venganza fue algo que le salió por naturaleza. Como sentía que ese descaro de parte de ese grupo no se iba y de un momento a otro, en un ataque de efusivo de maldad y resentimiento, una cosa llevó a la otra y las heridas que se hicieron siempre quedarían ahí.

—¿Ahora seguro que es todo?

—Sí, solo recuérdame algo luego.

—¿Qué?

—Matar a Sehun.

{*}

El día era más que cansado. La cafetería se llenaba ni bien una persona salía. Luhan se preguntaba constantemente el cómo ese local se había vuelto tan popular. Debía prestar más atención a las palabras de su madre cuando hablada de sus amistades. La gorra neón que lucía sobre su cabeza era su vergüenza, lograba lidiar con las cuatro horas diarias que debía cumplir durante la tarde pero seguro hubiera sido un poco menos insoportable si el uniforme que eran obligados a usar no llamara la atención de todos los adolescentes que miraban a través de la vitrina. Faltos de dinero nunca entraban, pero las muecas burlonas que lanzaban desde la calle eran suficiente para que Baekhyun saliera con su enterizo rosado fluorescente para ahuyéntalos con una escoba en mano.

—Ya me siento como mi madre gritándole a ese perro callejero que salga de entre las bolsas de basura.

Ese era Baekhyun con un trapeador en mano, suspirando y resistiendo la tentación de gastar toda su paga del día en abrir una cuenta en el mismo café y ahogar su cansancio en pasteles y galletas. Se preguntaba más de una vez al día sí pudo haber conseguido trabajo en algún café cosplay, tienda de videojuegos, o de comics. Sus amplios conocimientos en Star Wars, Harry Potter, Transformer, El Señor de los Anillos y Star Trek debían servir de algo en algún lugar.

—Dejen de quejarse. No hacen más que chillar. —regañó Minseok— Miren, Yixing atiende tranquilo y sin llorar sus penas encima de cada cliente.

—¡Eso es por qué él ha conseguido amigos aquí! ¿Quién se hace amigo del conserje? Ni siquiera alguien tan marginado como nosotros.

En eso Baekhyun tenía razón. Yixing había avanzado bastante con eso de interactuar. Había congeniado con algunas personas. Así como a Luhan se le hacía fácil hablar con esa pareja de ancianos que venía cada dos días, Yixing siempre hablaba con ese muchacho que llegaba para antes del almuerzo y se iba después de beber su taza de café diaria.

El trabajo entre amigos era divertido de vez en cuando, KyungSoo y Tao ya no venía a verlos, al menos ya no tanto. De vez en cuando se pasaban por el lugar para recogerlos luego de que su jornada hubiera concluido, pero ya no pasaban tardes enteras siendo atendidos por los cuatro empleados, tampoco era como si el dinero les sobrara.

Horas transcurrían. Las cuatro horas diarias pronto se habrían llenado por completo. Las mesas estaban limpias, la gente se iba disipando, lo suficiente como para que tan solo los cocineros y el siguiente mesero se encargasen.

—Oigan, ¿quieren tomar alguito antes de irnos?

Una taza de café no hacía mal nadie, iban ganando una cantidad considerable y sin gastar nada desde que habían empezado a trabajar hace un poco más de una semana el dinero que habían reunido ahora era su tesoro.

—Es mi precioso. —bromeó Yixing imitando la voz retorcida de uno de los personajes de El Señor de los Anillos.

—Presumido. —bufó Baekhyun al escucharlo, puesto que él nunca pudo jugar así con su habla.

Los cuatro chicos, al terminar su turno, se sentaron en fila en la barra del local. Algo de beber para cada uno fue lo que le pidieron al cocinero. Relajaron los brazos y descansaron los pies. Con la falta de costumbre de hacer esfuerzo físico dentro de casa los primeros días habían sido tortura, sobre todo para Baekhyun. Tuvo que preguntarle más de una vez a su madre la cantidad exacta de desinfectante que debía aplicar para limpiar un inodoro. Ella se burló tanto de lo que había conseguido su hijo por dársela de vanidoso que al muchacho no le quedó de otra que buscar alguna guía en internet.

—¿Qué hora será? —ni bien terminó de encender la pantalla de su celular los ojos de Baekhyun se hicieron grandes y de un salto cayó de pie sobre el suelo, al instante.

Se despidió. Salió apurado del local, la hora le iba ganando y su madre le había pedido específicamente que ese día llegara temprano para realizar la limpieza general de la casa.

«Perfecto, limpio en el trabajo, limpio en la casa.» Se quejó irónico, pero como era de esperarse la mujer no le hizo ni cosquillas las réplicas de su hijo.

—¿Crees que llegue?

—No. Ya son las ocho y debió estar allá a las siete. —esos eran Minseok junto a Luhan y Yixing, riéndose de la desgracias de su amigo.

—Creo que nosotros también vamos saliendo. Min, ¿vienes?

—Oh, no, vayan avanzando ustedes. Aun si me fuera ahora, si no mal deduzco, dejarás a Yixing en su casa. ¿No, Lu? Mi cuerpo no da para tanto. —sonrió Minseok derrotado.

—De acuerdo. Ve con cuidado.

Luhan y Yixing pagaron sus bebidas y despidiéndose con las manos salieron del local sonrientes. El mayor respiró hondo el vapor que emanaba el café, llenó los pulmones del olor a cacao. Sus ojos querían caer, tenía un poco de sueño pero aguantó el bostezo. Se levantó de la banca y alcanzó el dinero que correspondía al café al hombre que los había atendido.

—Falta, muchacho.

—¿Disculpe? Solo pedí un café.

—Sí, pero tu amigo no pagó el suyo. No puedo dejarte ir sin el pago. Lo lamento, chico. —Baekhyun estaba para matarlo.

—Pero no es mi café.

—Pero es tu amigo.

—¿No puede pagarlo él mañana? Él tiene el turno de la tarde.

—Necesito llenar el registro, no puedo dejarte ir sin pagar

—Pero...

La campanilla de la puerta sonó. Era Chang Min envuelto con la usual bufanda roja. Las dos personas detuvieron su conversión y le dirigieron la mirada a la persona que llegaba.

—¿Pasa algo?

—Su amigo se ha ido sin pagar el café que ha comprado, él no paga tampoco, pero no es como si lo pudiera dejar ir sin el pago. —explicó el hombre.

—Oh, si es eso ponlo en mi cuenta. Listo, problema resuelto.

—De acuerdo, gerente.

Minseok pudo atragantarse al escuchar bajo que título estaban llamando al hombre frente a él, pero su imaginación y tiempo libre para consigo mismo durante el trabajo lo había llevado pensar más de una vez que Chang Min era la persona dueña de la pequeña oficina al fondo del pasillo.

—Gracias por el gesto. Me encargaré de que mi amigo le page mañana ni bien lleguemos a trabajar.

—No es necesario.

—Si lo es, no fue suya la orden. Baekhyun debe cubrir la cuota.

—Minseok, no te angusties por cosas tan pequeñas, si dije que lo pusieran a mi cuenta así será, pagaré. No es como si me debieran la vida entera.

El menor podía sentirse avergonzado por lo que sentía que estaba obligando a hacer a su jefe. Chang Min le dedicó una sonrisa más y avanzó al mostrador donde descargó un poco su ropa. Se retiró la bufanda y el saco, tomando su lugar de siempre cuando los empleados de la tarde se iban. Miraba si las personas requerían su atención. Por el momento todos estaban bebiendo y comiendo con normalidad.

—Entonces me retiro, gracias por lo del café. Nos vemos mañana. —luego de un reverencia Minseok salió del local.

El ambiente estaba frío, no helando, pero aun así la falta de abrigo de Minseok lo hacía temblar y aferrarse a su propia camisa. Empezó su camino, el viento corría para el lado opuesto, desordenándole los cabellos, moviéndolos de derecha a izquierda. La calle estaba silenciosa, veía a varias personas pasar junto a él, pero no hacía el mayor ruido. Su mirada, como siempre, iba dirigida a sus pies.

—¡Yah! Kris, deja eso.

Minseok se detuvo en seco. Sus ojos se levantaron temerosos, y sí, allá doblando en la esquina, caminando en su dirección estaban YiFan, Jongin y Jongdae.

La piel se le erizó, los nervios afloraron y la respiración se le hizo pesada. Sin pensarlo demasiado dio vuelta sobre sus talones y caminó de vuelta por donde había venido. Sus pasos eran más acelerados que de costumbre, pero de eso no se le podía culpar, ellos estaban a pocos metros de él y si se daban cuenta de quien se trataba estaba casi seguro de que se metía en más problemas. No quería darle otra explicación falsa a su madre sobre otra marca en su cara.

Sintió las voces más cerca, no sabía a donde voltear, la zona era por desconocida para Minseok, la idea más acertada que pudo tener fue meterse de vuelta a la cafetería. Entró apurado, sudando hielo y sentándose de frente en la barra.

—¿Minseok?

Chang Min al verlo pasar nuevamente, después de haberlo visto retirarse hace unos pocos minutos se mostró un poco preocupado. La cara que este tenía estaba pálida, y al parecer también estaba algo agitado, a pesar de también haber visto a través del ventanal como llegaba caminando.

—Minseok, ¿estás bien? ¿Pasa algo?

—¿Qué? Ah, no, nada importante.

Incrédulo ante las palabras de su menor, con una seña al hombre de la cocina mandó a traer una taza de té. Minseok volteaba disimulado hacia la puerta, los chicos aun no llegaban a la entrada.

Fue cuando la campanilla sonó— Kai, ¿seguro de que este es el lugar? —escuchó decir.

—Chen, deja de quejarte. Si no vas a pagar la salida te callas.

Saltó sin mirar atrás, sin pedir permiso entró a la cocina. Estaba asustado. Solo atinó a sentarse junto a las alacenas bajas, de donde Baekhyun sacaba sus utensilios de limpieza. Se ordenaba respirar, una, dos y tres veces. Tragaba saliva y se resignaba a quedarse ahí hasta que fuera la hora de cerrar.

—Bébelo, yo pago, Minseok.

Chang Min se había parado frente a su empleado, poniéndose en cuclillas para estar a su altura y extendiéndole una taza. Él la recibió sonriendo de lado. Ahora sí que se sentía avergonzado.

—Le pagaré mañana, lo prometo.

—No tengo necesidad de que tú me pagues.

—Pero;

—Pero nada, —interrumpió— ya veremos luego como lo compensas. —sentenció tranquilo y sonriéndole. Acariciando luego su cabeza para levantarse y salir a recibir a los clientes recién llegados.

{*}

—Junmyeonnie, no seas malo. Acompáñame.

Siwon era insistente, no dejaba en paz a Suho, no importa cuántas veces se había negado a ir con su hermano este no paraba de pedir lo mismo. Iban algo de cuarenta minutos y él no se había movido de su cama ni despegado la vista de la pantalla de su celular, así como Siwon no se había levantado del suelo de junto a la cabecera de la cama. Ahora Junmyeon de verdad se arrepentía de no haber dejado la puerta con el pestillo puesto, en ese momento no estaría escuchando a Siwon a su lado suplicar, si no el murmullo de Siwon suplicando a través de la puerta.

—No, no quiero y punto.

Bueno, casi se cumplía una hora de súplicas y Siwon ya se aburría de repetir la misma frase. Se levantó del lugar que estaba ocupando, si tenía que ir solo lo haría, no era problema, pero el ver a su hermano constantemente metido en su habitación o saliendo con cualquier persona menos él era frustrante. ¿Qué pasó con los momentos entre hermanos? Justo a Junmyeon se le ocurría estar con ese humor cuando Siwon se sentía lo suficientemente cómodo con la gente del café. Quería que su hermano hiciera amigos, más allá de su grupo.

—Él y el chico todo de china hubieran sido buenos amigos. —se cuestionó cerrando la puerta del cuarto.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).