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Popular, nerd; lo mismo. por Baozi173

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Como se estaba haciendo costumbre, la respiración agitada en el baño de hombres se hacía intensa. Chanyeol pasaba las manos por la espalda de Baekhyun con rapidez mientras este lo atraía más a su cuerpo halando de su cuello. Su pulso estaba tan acelerado que dejó de reconocer las respuestas que daba a los toques repartidos sobre su torso.

Era una de esas ocasiones en las que todo se salía de control, cuando Baekhyun y Chanyeol se ponían extraños y la adrenalina hacía con ellos cosas que no pensaron hacer. Y es que Baekhyun abría la boca para dejar que el otro le recorriera. Estaba un poco avergonzado, tal vez mucho, las mejillas que le ardían eran una prueba de eso. Sus expresiones seguían siendo torpes y a menudos olvidaba que debía cerrar los ojos y se encontraba con el rostro de Chanyeol, guapo como siempre.

Claro, en este momento no estábamos hablando de besos pasivos y tranquilos escondidos en uno de los cubículos del baño, no, en ese momento podíamos apreciar como Chanyeol tiraba de las caderas de su mayor y lo hacía saltar sobre su cuerpo, reteniendo el peso en sus brazos. ¿Quién se creía para retorcer tanto los principios de Baekhyun? Y es que este podía ser muchas cosas. Escandaloso, exagerado, mentiroso en ocasiones y demasiado orgulloso todo el tiempo; pero Baekhyun nunca tuvo vergüenza de lo que hacía. Y definitivamente no le diría a nadie lo que hacía a escondidas con Chanyeol, ni loco.

—Baek... —suspiró Chanyeol sobre sus labios al estrellar su cuerpo contra la puerta del baño. Tenía el peso de Baekhyun sobre el suyo que a duras penas se mantenía en pie con el apoyo que le daba la puerta.

—¿Mhn? —murmuró al sentir una de las manos del contrario sobre la hebilla de su pantalón.

No se pudo decir más, pensar algo prudente para contestar, la puerta que bloqueaban empezó a agitarse desde afuera y el par de inmediato soltó su agarre. Baekhyun cayó al suelo con un sonido sordo y corrió a esconderse en uno de los cubículos. Cerró la puerta con fuerza y le puso el pestillo, dejando a Chanyeol reteniendo a quien sea que quería entrar con urgencia.

Se acomodó el cabello, disipó el sudor de la frente y se quitó de en medio, dejando ver a un hombre con enterizo celeste y un balde de agua que colgaba de su diestra.

—Niño, ¿qué estás haciendo con la puerta? —preguntó enojado el hombre de limpieza.

—Ehm; —tragó saliva esperando que el hombre no notaba sus mejillas rojas, el sudor y el pequeño problema que tenía en la entrepierna— Quería, yo quería, ehm... quería ver si podía cerrarla con mi cuerpo. —se excusó pobremente.

El hombre avanzó gruñendo y lanzado un resoplido al aire. En ese momento Baekhyun salió de donde se hubo encerrado, con las mejillas rojas aún pero menos calientes que hace cinco minutos. Se había encargado de eso rápido y conciso.

—Las clases ya van a iniciar. —anunció al chocar los ojos con el más alto— Tenemos que ir antes de que toque la campana.

El otro asintió, mirando de reojo al conserje que se acercaba con el destapador a uno de los inodoros del fondo del cuarto.

Vio como Baekhyun avanzaba primero a la puerta dispuesto a irse pronto. Él no podría ir a su lado. Quería, pero no debía, las condiciones mudas se lo impedían. Eso y que tenía un problema colgando de la pelvis que debía solucionar antes de entrar a clases.

—Baekhyun, yo... —lo llamó antes de que este pusiera por completo los pies en el pasillo. Se aclaró la garganta— necesito ayuda en geometría, no sé, tal vez podrías ayudarme con algunas clases, en mi casa.

El mayor lo miró sorprendido, con los ojos bien abiertos.

—Voy a pensarlo. —finalizó la conversación antes de salir corriendo a su aula.

Las clases solo se hicieron más tediosas. No había forma de concentrase y no solo hablo de Baekhyun con Chanyeol, era más de uno en esa aula que no podía mantenerse pensando en una sola cosa. Dejaba que las imágenes mentales asaltaran su atención y lo tomaran por completo hasta dejarlo en un estado tan vacío, más intenso del que uno tiene naturalmente por ir a estudiar todas las mañanas.

—Señorito Oh, ¿está usted prestando atención a la clase?

Y no, Sehun no estaba haciéndolo, pero aun así asintió a la pregunta del maestro. Fijó los ojos en el pizarrón con la mirada perdida. Sus pensamientos se desviaban entre los números hasta pensar en una persona en específico. Y sí, estamos hablando de Luhan. Estaba torturándose al pensar en él, miraba de reojo a su mayor para luego saltar a Suho. Sus ojos se achinaban con fiereza mientras apoyaba la cabeza sobre uno de sus brazos.

Encontró en Luhan más de una cosa que no pudo notar antes, como que su nariz desembocaba redonda sobre su fino labio superior. El cómo sus dientes delanteros se notaban aun cuando solo sonreía leve. Y como sus ojeras cubiertas por un poco de cabello querían dejar escapar una punta dibujaba casi de fantasía. Su vista no era tan aguda como para percibir sus pestañas sobre sus ojos, si eran color caramelo o marrones.

Sehun estaba mal, sin darse cuenta se preguntaba más de una vez porqué Luhan ya no sonreía por su causa, si había metido la pata tan hondo como para que él no hubiera volteado a verle en días. Buscaba razones para hablarle, quería comentarle a Junmyeon un par de preguntas que quedaron sin responder.

Sehun quería dejar de pensar en cosas a las que en verdad no sacaba provecho alguno. Si tenía que pensar en alguien podría ser ese par de niñas de segundo año que le tomaron fotografías tan descaradas a mitad del receso o en la de primero que se le acercó a confesar sus sentimientos. Pero no, estaba a mitad del salón de clases pensando en Luhan, un chico que a pesar de haberlo querido tanto tiempo a él, parecía que había logrado dejarlo ir.

—¡Oh Sehun! ¿Es que usted no entiende? —volvieron a llamar, haciendo que el mencionado se sobresaltara— ¡Zhang! ¿Usted también? —se pudo escuchar antes de que la campana anunciando la salida resonara estruendosamente.

Este último no hizo mucho caso y empezó a recoger sus cosas, aunque no pudo salir de inmediato de todos modos.

Yixing estaba andando por el pasillo en ese momento, sus ojos clavados en el piso no le advirtieron de quienes caminaban a su lado. Había salido tarde del salón por una pequeña charla con su profesor por su repentina baja de notas. Sus amigos lo esperaban en el parque del frente, planeaba alcanzarlos en cuestión de minutos. La verdad es que no quería permanecer mucho tiempo en el instituto, se sentía tan ajeno a ese lugar desde hacía unas semanas; cuando empezó a castigarse mentalmente cada que volteaba a ver a Suho. Y es que le estaba huyendo, cuando estaba un paso más cerca, Yixing daba dos en dirección opuesta.

En realidad, Junmyeon no se daba cuenta de que él estaba huyéndole a su presencia. Daba esos pasos al frente con discreción, haciendo como si mirara a otro lado. No notó que Yixing se alejaba con las mejillas rojas y el rostro enterrado entre cuadernos. Era irónico, estaba estudiando como nunca y su promedio de notas no había hecho otras cosas que bajar. De su eterno cuarto puerto había quedado en el décimo, dándole paso a Jessica, Taeyeon, entre otras chicas que Yixing no tiene ganas de recordar.

—¡Yixing! —escuchó antes de sentir su cuerpo ir de lado hasta chocar con un cuerpo agitado que respiraba rápido.

Abrió los ojos de la impresión, Junmyeon lo tenía del brazo y lo observaba fijamente. Su primer intento fue sacudir el brazo del cual lo tenía aprisionado, pero el mayor ajustó el agarre casi haciéndole daño.

—Tenemos que hablar, Yixing.

—No, no es cierto. —se negó queriendo correr, sin algún éxito.

—Sí, si es cierto.

Junmyeon era evidentemente más fuerte, la resistencia del contrario no sirvió de nada cuando lo tomó y haló hasta entrar en un salón que Yixing ni tiempo tuvo de identificar. Solo sabía que no era el suyo; eso y que estaba en problemas. El mayor lo tiró dentro, desequilibrándolo, para luego cerrar la puerta por su tras.

—Es ridículo lo que está haciendo, Junmyeon-Hyung. No hay nada de qué hablar. —señaló con la voz temblorosa.

Y no era eso, no era que tuvieran de qué hablar. Pero maldición, Junmyeon estaba mal, tenía problemas para pensar seriamente y Yixing en su salón, yendo de un lado a otro sin mirarlo o hablarle era una tortura. Era la primera persona que no le exigía ser aceptado, que no armaba tácticas para atraer su atención ni lo regañaba por no ser como su hermano. Yixing era estable, como nada más en su vida. Junmyeon se dio cuenta de eso en todo ese tiempo, un poco más de medio mes de pensar en su menor para notar que este le empezaba a querer y punto. Sin trampas ni trucos.

—Tenemos que hablar, no te has acercado así que tengo que hacerlo yo. —inició el mayor— La última vez que nos vimos estando solos, tú, bueno, tú dijiste ciertas cosas...

—Ya te lo dije, —interrumpió serio y controlando sus impulsos por temblar— no espero algo de vuelta, no lo dirías en serio.

—Eso no lo sabes.

—La verdad, sí que lo sé, es obvio. ¡No lo dirías en serio! Solo te burlarías de mí, tal y como lo han hecho todo este tiempo y es que ya te lo expliqué, no estoy a tu altura.

Las palabras salieron crudas, ahogadas, queriendo mostrar fortaleza evitando la curva al final de las oraciones. No quería mirarle de frente, no quería terminar de enamorarse de él, de la ilusión que estaba creando en su cabeza. Si Junmyeon era igual aún debajo de la superficie no lo soportaría. Prefería esconder su corazón, si lo rompía dolería mucho y Yixing tenía problemas para cicatrizar sus heridas. Si los pedazos repartidos no los reunía a tiempo, ¿quién lo ayudaría a llenar los espacios en blanco? Su madre se molestaría mucho y lo regañaría, siempre le dijo que recogiera sus juguetes después de usarlos.

—¿Te estás molestando por el estatus que tengo? —habló Suho ahora enojado.

—Eres tan mimado, tú en tu casa lujosa con tus pretenciosos padres. Claro que me molesta siquiera verte la cara, ¡por qué sé que no soy el tipo de persona a quien miras!

—¡No eres quien para criticar como vivo! ¡No es como si en realidad supieras algo de mí!

—¡Eso lo sé!

Los gritos salían acumulados desde el fondo de sus gargantas. Yixing decía cosas que no pensaba y Junmyeon contestaba cosas que no sentía. Hablaron como si fuera el inicio del año pasado, cuando no habían cruzado palabras y no estaban enterados de que eran el uno para el otro.

—¡¿Por qué tenías que enseñarme álgebra?! —gritó Suho en algún momento.

—¿Qué?

—Nadie nunca me enseñó álgebra, es más, nada de matemática. Pero hiciste que entendiera y mis notas han mejorado. —habló exaltado— ¡No debiste enseñarme si ibas a dejar las clases! Es injusto para ambos, que no hayas terminado lo que empezaste...

—Junmyeon....

—¡No me interrumpas! —gruñó pasando sus manos entre las hebras de su cabello— Yixing, tal vez debite haber empezado con aritmética. ¡Pero tenías que llegar y deformar todo para luego armarlo a tu manera! Eso creo... Dios, Yixing, tú eres tan raro y para nada mi tipo, pero a la vez tan tú que estás cambiando para ajustarte. ¡Destruyes todo!

Todo era extraño, parecía derrumbado. Pero claro, todo va de un lado a otro. Cuando las cosas están destinadas a ser el universo las alinea, las junta con violencia y las mezcla hasta que ya no se separan. Así era Junmyeon, una pieza mal puesta sobre algún lado de este rompecabezas, el lado equivocado. Porque Yixing lo esperaba en otro sitio pues para ellos era otro tiempo. Y ese momento, tal vez era ahora.

—¿Es tu forma de decir que puedo ser tu tipo? —Yixing preguntó dudoso, reteniendo la sonrisa que se le quería escapar al ver como Junmyeon daba pasos al frente, quedando a tan solo uno de él—Si tú quieres, podría seguir... enseñándote álgebra.

—Me gustaría mucho.

Y Yixing quiso besarlo, como nunca, quiso arriesgar tanto y se acercó. Sabía que estaba mal, o quizás estuviera bien y no lo terminaba de procesar. ¿Estaba él con Kim Junmyeon? Tal vez era todo su imaginación, o no. Pero lo que les puedo decir es que Yixing era tímido, al menos con su mayor lo era. Sus mejillas rojas y muñecas temblando eran producto del rostro tan pulido frente a él, era tan uff.

Así que retrocedió, deteniendo su rostro y contrayendo los labios al darse cuenta de que tal vez no era el momento.

Claro, Suho tenía otros planes, y él lo besó. Porque Yixing se había robado el primer beso de su mayor. Lo había extraído ilegalmente de tal forma que Junmyeon no se dio cuenta. Él no era experto en eso, pero Junmyeon quería su beso de vuelta. Le buscaría en la boca hasta recuperar el contacto preciso, traer de vuelta el instante que se descuidó y lo dejó escapar. Y Yixing no tenía ganas de interponerse, que recuperara lo suyo no le molestaba. Junmyeon tenía todo el tiempo del mundo hasta recuperar lo que le perteneció desde un comienzo. Dejaría que lo besara hasta encontrar el beso indicado.

Y los movimientos fueron suaves, el menor arrugó el rostro al sentirse tan raro y emocionado al notar que si estaba pasando. Junmyeon solo pudo sonreír sobre sus labios, esperando que el aire volviera a sus pulmones.

{*}

Minseok estaba caminado a casa, después de separarse de Luhan y KyungSoo en la calle principal caminó mirando las marcas que la acera le presentaba. Estuvieron esperando a Yixing un buen rato y cuando ya se hubieron cansado de estar sentados sobre el césped, desertar fue lo más razonable. Minseok pensó en disculparse con él mañana, por haber faltado a su promesa de irse juntos y comprarle algo en el camino para levantarle el ánimo que había tenido tan decaído las últimas semanas. Y como si no hubiera visto ese camino un millón de veces observaba con atención el suelo tan interesado como era posible para distraer sus pensamientos de la culpa que llevaba encima.

—¡Kim Minseok!

El grito pegó tan fuerte en sus oídos que más de una persona volteó a ver al chico que venía corriendo por su tras. Llegaba apurado y agitado. Jongdae seguía sin poder correr más de cinco segundos, pero tenía prisa para hablar con Minseok.

—¿Jongdae? —dijo al aire mientras detenía su paso y el mencionado se detenía a pocos pasos de su persona.

—El mismo, —inició tranquilo. Considerando lo que iba a pedir, tenía que ser lo más amable posible—Minseok, necesito ayuda, necesito tu ayuda y con estado de urgencia.

El mayor se asustó, las palabras sonaban serias y el semblante de Jongdae no era precisamente juguetón como lo era siempre. Arrugó el ceño buscando la respuesta con la mirada, preocupado.

—¿Está todo bien, estás herido?

Jongdae arqueó las cejas al notar lo tembloroso de su voz, quitó el brazo de inmediato cuando Minseok quiso alcanzarle con la punta de los dedos.

—Sí, solo que hice algo que tal vez no pensé muy bien en el momento.

Escuchó con atención su explicación, no se detuvo en detalles ni explicaciones que no hicieran falta. Minseok apoyó el peso de su cuerpo en el pie derecho al tiempo que con agitación de manos y falta de un poco de aire, Jongdae explicaba qué era lo que estaba ocurriendo. Y la verdad, era ridículo. El mayor no tenía planeado volver a esa cafetería en la vida, tal vez podía evitarla hasta la muerte. Chang Min lo ponía nervioso, la forma en la que lo miraba o intentaba abrazarlo. Comprobó en sus últimos días de trabajo que no veía ni vería a su mayor de la manera que este esperaba.

Pero bueno, Minseok siendo débil ante todo, no pudo evitar tragarse la molestia para aceptar una tarde junto a Jongdae.

—Entonces, ¿serás mi cita falsa ideal el siguiente sábado? —Chen finalizó todo con una pregunta ansiosa, esperando que Minseok pudiera o quisiera participar en la farsa de amorío que se hubo inventado.

No lo pensó dos veces. Era Jongdae el que le pedía ser su pantalla y eso de seguro debería dolerle, pero no pudo analizar normalmente la situación cuando le vio sonreír. Y es que Minseok estaba gustando de él, sin decirle a nadie más que a su conciencia. Yixing había predicho tanto tiempo de desgracias para él. Gustar de Kim Jongdae era un dilema, sobre todo cuando él le quería para vengarse de su enemigo silencioso. Si Minseok podía hacer algo, era sacar un poco de provecho de la situación. Si iba a ser un cliché, tenía que ser un buen cliché.

—Me tendrás ahí el sábado, —respondió con una pequeña sonrisa dando media vuelta y volviendo a caminar en dirección opuesta a su menor— ¡Hasta luego! —gritó ya cuando estuvieron separados por algunos metros. Avanzó hasta cruzar las calles mientras intentaba borrar esa estúpida sonrisa de su rostro, sin éxito alguno.

Podemos estar tan seguros de muchas cosas, pero Jongdae no era una de esas. Iba y venía, era extraño, un día podían hablar como si fuera amigos, al otro la intensidad en la inexistente relación llegaba a límites quebradizos y terminaba con heridos, en más de una manera. Nadie se daba cuenta, pero las cosas se estaban alineando de forma precisa para llegar al punto exacto en el que tenía que explotar.

Todos a su modo afrontarían pronto los demonios contenidos, enfrentarían cosas que no sabían que estaban ahí. Mucha suerte a todas esas almas desgraciadas que tendrían que ver más allá de miradas superficiales y sonrisas de plástico.

Tal vez no sería Chang Min el único que se llevaría una sorpresa el fin de semana.

Notas finales:

Nota: Hoy revisando mis apuntes encontré que al hacer los cameos se me perdieron dos nombres, Alejandra y Naty para D.O y Chanyeol respectivamente. Pido una enorme disculpa por haber perdido los apuntes, el siguiente capítulo va para las dos, lamento de verdad que haya tardado tanto, me siento muy, muy, muy mal. Lo siento de veras. :c


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