Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Popular, nerd; lo mismo. por Baozi173

[Reviews - 183]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Sehun probablemente odiaba sufrir innecesariamente y los dramas aburridos que lo incluían, eran una gran pérdida de tiempo según lo que argumentaba. Porque Sehun amaba sentirse bien, pensar que todos bailaban para él y que absolutamente todas las situaciones estaban siendo controladas de la mejor manera, ya que él era el mejor en eso, era su trabajo favorito y para lo que estaba entrenado.

Quizás por eso cuando empezó a sentirse un poco vacío y poco complementado decidió culpar a todo el mundo, excepto a sí mismo. Cuando se quedó de pie, solo y frente a todos sus compañeros embarrado de un poco de humillación, no supo hacer otra cosa más que cerrar la boca y asumir que algo que no tenía que ver con él, había salido mal.

Eso era más lógico que aceptar que Luhan no estaba interesado en escucharlo lo que tenía que decir.

Cuando Chanyeol logró sacarlo de su casa, después de mucho insistir y con algo de apoyo de su madre y padre, se logró sentir un poco cálido cuando la tarde trajo consigo un poco de sol.

Chanyeol hablaba mucho, intentaba traer el tema que esos días pasados le habían causado tantos estragos a colación. Sin éxito alguno, retrocedía cuando estaba a punto de desenroscarle la lengua a su menor. Todo el grupo estaba preocupado, pero no hablaban de eso. La filosofía de mientras Sehun no diga nada, está prohibido perturbar su calma que fue implantada por Kris había servido a la perfección, le estaba dando tiempo al menor de enterrar sus emociones y neutralizar el gesto.

En serio, quizás de verdad eran tan estúpidos que hablaban en serio cuando se decidieron a dejar que Sehun se calmara por su lado al verse en la problemática de no tener idea de cómo tratar su espectro de los sentimientos.

Había analizado cada detalle, cada una de las variables encajaba perfectamente en su mecánico esquema, pero no había llegado a la conclusión de que los sentimientos se escapaban de lo cronometrado, que si le gustaba alguien no era cuestión de planes, no era una lista de pros y contras. El que Luhan quisiera olvidarlo no se podía explicar con planillas de personalidad; se trataba de dolor humano, de decepciones y distanciamiento emocional. Cosas que Sehun no conocía bien hasta la fecha.

Tal vez por eso hacía las cosas mal y concluyó al final del día que Suho y Chanyeol eran los que no estaban de su lado.

[*]

—Llegué lo más rápido que pude. —explicó Soo al sostenerse de sus rodillas e intentar recuperar el aire que había perdido al correr tan acelerado hacia el departamento de su mejor amigo.

—Eso es lo que veo. —se burló Tao al señalar con su meñique las patillas sudadas de su mayor.

El mayor se reincorporó sobre sus pies, mirando el lugar de lado a lado y haciendo su comparación mental de lo que fue hace unos días y lo que era ahora. Las paredes aparentaban tener más color a pesar de seguir siendo blancas, tal vez eran los mueble bien acomodados y el par de enmarcaciones de personajes de fantasía repartidos entre lo que era la sala de estar y un pasillo pequeño a la única habitación.

—No te burles.

Tao dio vuelta sobre sus talones, siendo seguido por KyungSoo para adentrarse en la cocina donde la tetera estaba empezando a hace un fuerte pitido sobre la cocina empotrada que seguro había venido incluida con el lugar. Miró como el menor vertía el agua caliente en dos tazas que ya tenía alineadas fuera de los estantes. Lo hacía con delicadeza, como si tuviera todo el tiempo del mundo.

Claro, seguro Tao sí lo tenía, pero KyungSoo contaba con apenas cuarentaicuatro minutos y contando para salir corriendo y llegar a las justas a su casa para cumplir a medias con la hora de llegaba que le había dado a su madre al salir huyendo de su cuarto para evitar demasiadas preguntas.

—Y… ¿Me vas a contar?

—Por un segundo creí que de verdad habías querido venir a verme porque soy importante para ti y era chiste todo eso de correr hasta aquí solo para que te explicara aquello que dije por teléfono.

Tao buscaba en un cajón un par de cucharillas mientras hacía un recuento mental de dónde había puesto los filtrantes de té.

—Sabes que te quiero, pero todo ese reciente misterio de tu vida en China es muy tentador. —suspiró Soo encogiendo los hombros y recostando el cuerpo de lado para sostener su peso en una columna de la habitación— Es como un volver a conocerte cuando ya creía que te conocía por completo.

Al menor le hincó un poco las palabras tan dulces y tristes que le dirigía su mejor amigo, como si hubiera cometido el crimen más grande del mundo al ocultarle aquella información durante más de un año— ¿Aún quieres que te cuente? —interrogó con la mirada clavada en el filtrante que acababa de sacar de una cajita junto al azúcar. Acercando ambos a su cuerpo continuó con su labor.

—Siempre.

—Fue en primaria, poco antes de la secundaria. —Tao daba su introducción mientras le una entregaba a taza de té lista a KyungSoo y lo invitaba a seguirlo hasta el sillón con un gesto con su cabeza— Por suerte antes de que todo se fuera de pique, cuando empezamos la secundaria, yo ya había superado ese amor de niños. —resumió dándole un sorbo a su bebida.

—¿Es todo? ¿En serio me vas a censurar la historia de ese modo?

Dieron unos pocos pasos antes de tomar asiento en el sillón, ese que ya no tenía plástico protector y se veía mucho más atractivo a la vista y se sentía maravilloso al tacto.

—Fue un enamoramiento de niños, por favor, no es como si tuviera que recordarlo. Solo revivo la memoria de vez en cuando porque alguna vez antes de mudarme a Seúl leí unas libretas de cuando era niño, hablaba de sentimientos revueltos y cosas raras sin sentido.

—Estuviste enamorado, eso fue importante para ti y no lo recuerdas. Qué frustrante. —agudizó echando la cabeza para atrás.

No era que Soo apoyara el concepto, pero convencido de que el drama que esperaba estaba siendo cortado se había impacientado, por supuesto que no aprobaba que YiFan estuviera cerca de Tao, odiaba a ese chico con su alma después de todos esos dolorosos años que había hecho pasar a su mejor amigo y si quería el perdón de Tao —en un escenario hipotético y realmente muy poco realista— habría que pasar por audiencia frente a KyungSoo y el mismísimo Dios.

—Porque fue la primaria y no tengo necesidad de tomar en serio una babosada de niños.

Soo hizo puchero antes de darle su primer sorbo a la taza de té que tenía entre sus manos. Suspiró al sentir la bebida caliente bajarle por la garganta— Matas mi inexistente shipp.

—¿Shipp?

—Sí, leí de eso el otro día, es algo así como que emparejas personas por afición.

—¿Un trabajo? ¿La gente paga por esas cosas?

—No, no, no, un pasatiempo, ¿quién pagaría por tremenda pérdida de tiempo?

—¿No acabas de decir que tienes una shipp?

El mayor enarcó una ceja al notar la mirada burlona de Tao, si alguien tenía derecho a reírse de sus tonterías era él y Minseok en el mejor de los casos, pero por lo general lo evitaba a toda costa para mantener su postura de Hyung de personalidad dominante— Conmigo es diferente, yo emparejo a tu yo de primaria con un YiFan menos imbécil y pequeño. Todo en tiempo pasado.

—Eso no lo hace menos raro.

—Tonto. —le insultó.

Tao rio bajito, relajando el cuerpo y fijado su atención en el techo.

—Otro día podríamos hablar de todo lo que hice en China, para conocernos al cien por ciento. —le habló dulce y tranquilo— Sin secretos, como tú lo deseas, pero hoy estoy muy cansado, ¿cuánto tiempo tienes antes de volver a casa?

Soo no lo pudo evitar, hablando de verdades reveladas solo se le ocurrió mentir— Tengo toda la tarde contigo, amigo.

—Entonces tarde nos debemos una tarde entera anime para variar un poco, he dicho.

Estaba convencido de que mintió por una buena causa al recostarse en el hombro de Tao pues mientras el estómago de KyungSoo daba vueltas, Jongin no podía sentirse más completo con la tarde que había tenido junto a su mayor. Su sonrisa era imperturbable. Había llegado a su casa directo a calentar su cena en el horno microondas y con una tonada graciosa de programa infantil había caminado cantando hasta encontrarse con el armario de la segunda planta, ese cuarto pequeño en el cual su padre había dejado todos los libros que a su madre pertenecían hacía solo seis días atrás.

Se sentó en el piso, con la piernas cruzabas y dejando su almuerzo a la izquierda de su cuerpo se dedicó a buscar entre tanto alboroto ese tomo que llevaba grabado sentido y sensibilidad en la solapa.

Jongin estaba feliz, tanto que estaba considerando darle una mano a su padre e ir soltando poco a poco lo que era la sombra de su madre parar armar a un KyungSoo a su lado. Quizás, Soo era la cura que la casa Kim pedía a gritos.

[*]

Baekhyun no había prestado mucha atención al camino, no se había dado cuenta que mientras se dirigía a casa de Chanyeol para otra sesión de estudio que su subconsciente lo obligaba a dictar dos niños se cayeron de sus patinetas, un gato había intentado atacar a un perro y una mujer había echado a su marido de su departamento y lanzaba su ropa por la ventana del cuarto piso de un edificio.

Nada de eso pasó por su campo visual, nada de nada, sus ojos estaban perdidos en un punto fijado al vacío.

—Las rectas son bisecadas, puedes tomar desde este punto y aplicar las fórmulas, —Baekhyun señaló dichas fórmulas en la parte superior de sus anotaciones— no es muy difícil a partir de ahí. Tienes los ángulos, lo tienes todo. —recitó las palabras de Minseok al pie de la letra al explicar el mismo problema.

—Entiendo, gracias.

Chanyeol tomó el cuaderno, retirándolo de las manos de Baekhyun y pasándolo a su lado del escritorio para tomar el ejercicio y seguir los pasos que le acababan de indicar.

—Oye… —inició Baekhyun armándose de valor para preguntarle a Chanyeol de la forma más directa porqué estaban ahí, estudiando— ¿Estás entendiendo todo lo que digo? —pero claro, no lo logró.

El más alto le fijó la mirada, provocando un fuerte escalofrío en el contrario al recibir la atención total de su menor.

—Oh, sí, entiendo todo. —mintió.

Chanyeol había estado memorizando ejercicios del cuaderno de Jongin, los pocos que tenía anotados y solo rezaba para coincidir con lo que Baekhyun le tenía preparado. La suerte le sonreía al parecer, había atinado casi en todo.

—Ya veo…

La mirada de Baek tanteó entre la habitación. Era crema y las paredes estaban muy sucias. Había cosas encima de muchas otras. Cuadernos, libros de texto, ropa expuesta y un par de colonias. Chanyeol tenía la impresión de que había ordenado su cuarto y todo lo camuflado se disimulaba. Por su puesto que fallaba en su suposición.

—Mhn, Chanyeol. —volvió a iniciar Baekhyun— Quisiera hablarte de… ya sabes, lo de otro día.

¡Lo logró!

Al mencionado se le puso la piel de gallina y la mente se le bloqueó de inmediato, su mal intento d declaración había quedado en el aire y no esperaba oír de eso en un tiempo más— Oh, sí, ahm, ¿qué pasó con eso?

—Quisiera… —tomó aire, lo suficiente como para escupir el resto de la frase con seguridad, de forma directa y concisa, así como estaba acostumbrado a hablar antes de dejar que Chanyeol pusiera todo su mundo de cabeza—lo que dijiste, quiera saber lo que fue, exactamente, si fue un juego o algo, ya sabes… —verdadero quiso completar.

Pero antes de que Baekhyun pudiera terminar con lo que intentó articular Chanyeol se le había lanzado encima, con los ojos cerrados con fuerza y hombros tensos.

Desequilibró por completo al pequeño cuando lo hizo ponerse de pie a su antojo y a tropezones, literal, lo hizo resbalar hasta quedar ambos en el piso. Nada estaba saliendo como el plan decía, no le estaba diciendo que gustaba de él, que probablemente este hacía lo mismo, no. Estaba pasando su legua por el labio inferior de su mayor mientras un fuerte sonrojo lo atrapaba. Sus manos estaban nerviosas y la idea de que padre podría entrar en cualquier segundo no estaba siendo discreta en sus pensamientos. Todo estaba tan jodido que apenas y pudo percibir que Baekhyun traía una colonia sutil con aroma a mental y las primeras veces que Chanyeol le estaba quitando sin querer, esas mismas que él le estaba entregando.

Baekhyun no era el más adiestrado en todo el salvajismo para el que prestaba, su cuerpo temblaba en exceso aunque de igual manera respondía a todos los estímulos que le proponía. Cuando le tocaban la cintura suspiraba y con el rose en sus piernas se retorcía. Solo intentaba seguir el ritmo, aunque a veces se le acabara el aire.

Ocasiones como esas— Lo siento. —soltó rápido el mayor al separarse e intentar atrapar oxígeno con apuro, chocándose con un Chanyeol de mejillas rosadas, encima de su cuerpo, apoyando su peso sobre él, dejándole sin oportunidad de correr— Yo… quería decir…

Al ver los ojos de Chanyeol frente a él las palabras se disiparon y lo volvió a arruinar todo.

—Nada. —finalizó colocando sus manos en el cuello del más alto y acercándolo con un poco más de delicadeza, aún tendidos ambos en el piso.

Sin pasar de eso en toda la tarde, Baekhyun se sentía frustrado consigo mismo.

Al día siguiente no pudo mirarse al espejo sin que su memoria hiciera presencia, no pudo sostenerle la mirada a Luhan y Yixing cuando le preguntaron por qué esa expresión tan ida venía en paquete con que su rostro se pusiera rojo. La necesidad de gritarle a todo el mundo se dilató a tal punto de atraer la atención de todos los presentes en la cafetería de la preparatoria.

—¡Qué tú te sientas en las nubes con Suho no significa que todos nosotros debamos sonreír a toda hora como idiotas, tengo cosas en qué pensar, Yixing! —exclamó Baekhyun en un desate de frustración.

Minseok y KyungSoo voltearon a mirarlo en automático, Tao enarcó sus cejas y Luhan no pudo evitar soltar su mandíbula al escuchar que apenas hace solo tres segundos Baekhyun había roto el pacto de amistad que habían tenido en la casa Zhang, ese que señalaba no juzgar a Yixing en lo absoluto y apoyar por completo su postura, ahora más que nuca necesitaba un soporte considerando todos los malos tratos que se estaba ganando con sus compañeras, la población femenina se encontraba enojada con Yixing.

Oh, maldición.

Yixing, sinceramente, no necesitaba que sus mejores amigos se pusieran en su contra.

—Mierda. —sus ojos se hicieron grandes y su expresión palideció— Lo siento, lo siento, se me salió de la nada. —repitió temblando— No quise decir eso, lo juro, sabes que a veces reacciono mal de la nada, pero no lo dije con maldad…

—Baekhyun, —Yixing se levantó de su lugar, interrumpiendo las palabras de su mayor, con los ojos de los otros cuatro chicos mirándolo fijamente, claro, además de la mitad del alumnado que estaba presente— ahórratelo. —se levantó y con el paso firme salió de la cafetería con un poco de dignidad restante.

[*]

—¿Y lo vas a hacer? Me aburro de esperar. —gruñó Vera al entrar a su casa hecha de cajas de cartón, esa que se había tomado tanto tiempo en armar y ahora había instalado a mitad de la habitación de Jongdae sin respetar las palabras específicas del mayor sobre no abarrotar más su cuarto de lo que ya estaba con toda esa ropa sucia que no había tenido tiempo ni fuerza de voluntad para llevar a la lavandería.

El castaño bufó y rodó los ojos al terminar de acomodar su almohada debajo del mentón, descansando el cuerpo sobre su cama mientras veía a la niña jugar en su cuarto.

—¿Tú no deberías estar haciendo maletas?

—¿Tú no deberías madurar un poco y dejar de molestar a ese tal Minseok solo para saciar tu venganza de primaria?

Touché.

Jongdae le había estado rondando mucho a la idea, tenía el celular en el bolsillo con el número de su Hyung registrado. Lo había obligado a anotarlo en su celular por si necesitaba nuevamente de sus servicios. Chen no era tonto, sabía que fingir una cita con Minseok solo era la punta de iceberg, pero había decidido ignorarlo.

Para su mala suerte, el momento de reconsiderar lo que había hecho había llegado.

Chang Min había llamado a su celular esta tarde con la voz seria y un poco raspada tal vez por haber pescado un resfriado. Le había pedido disculpas por haber dudado de sus palabras y admitiendo su derrota había pedido que fueran nuevamente a comer.

Jongdae se negó un par de veces, pero era débil y Chang Min una persona a la que no soportaba sentir por delante de él.

—Jongdae, —inició Vera sin respeto por su mayor— mis padres llegan por mí en menos de una semana y yo no puedo quedarme con el drama de tu vida a medias, solo deja de joder y llama al chico. —pidió la niña.

—Dame fuerzas. —pidió riendo, estaba un poco nervioso por invadir por segunda vez la privacidad de Minseok, aunque por dentro moría por ver qué pasaba— Di que puedo hacerlo.

—Mhn… —lo consideró un poco— Probablemente no la friegues tanto.

—Vaya ánimos, eh.

—¡Llámalo de una maldita vez!

Jongdae dio un respingón, apurándose en tomar su celular entre las manos y buscando el número indicado—Me imagino que el pobre empezará a balbucear de forma insoportable cuando le pida una segunda cita falsa. —suspiró pesado presionando una última cosa sobre la pantalla táctil— Aquí vamos…


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).