Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Popular, nerd; lo mismo. por Baozi173

[Reviews - 183]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

—Todo va a salir bien... —Minseok se daba ánimos mientras echaba para atrás el mechón de cabello que le cubría la frente— Probablemente las cosas no van a salir tan mal. —se corrigió al momento en el que notó que eran las seis en punto de la tarde, su cabello había amanecido erizado y no traía calcetines pues se le había olvidado lavar su ropa.

Minseok se hiperventiló, estaba a punto de arruinar su segunda cita con Jongdae, su segunda cita falsa. Se mordió la lengua al notar que estaba empezando a hablar solo a causa de sus nervios. Su cuerpo temblaba al pensar en que Jongdae llegaría en cualquier momento.

«¡Llamando a la cordura de Minseok, es urgente, se le necesita en comando central! ¿Qué? ¿Cómo que no está? ¿Un golpe de estado? ¿Su corazón nos ataca? ¿Sus sentimientos también? Oh, demonios...»

—Sí, ya enloquecí. —suspiró rendido ante el hincón de su sien y su charla mental de único interlocutor. La tensión lo iba a matar. Cuando su menor lo llamó al celular y le preguntó con esa voz ligera si quería ayudarlo nuevamente a montar un espectáculo no se negó, no lo pensó ni dos segundos y en cuanto logró retomar su capacidad de articular palabras, le respondió con un suave y rápido sí, no tengo nada que hacer ese día.

Chistoso, Minseok nunca tenía nada que hacer.

—Uno, dos, tres, todo saldrá bien. Un, dos tres, no lo vas a arruinar. —se cantó— Un, dos, un dos.

Estaba evitando temblar, parecía la tarea más difícil del santo mundo, pero nadie podía culparlo. Las hormonas y sus sentimientos mezclados eran los que lo habían obligado a ir, no su cerebro, no su consciencia de la realidad. Minseok había decidido ignorar todo tipo de raciocinio para poder ir e ignorar que estaba siendo usado.

—¿Qué cosa no va a arruinar, Minseok? —escuchó que alguien le estaba hablando por su tras. Muy cerca de su cuerpo, el escalofrío le recorrió la espalda y giró el cuerpo rígido, con una expresión temerosa. ¿Qué acaso su cita no tenía que llegar de la otra esquina de la calle? Vaya día para los nervios de Minseok, Jongdae había decidido tomar otro camino para llegar, para pensr un rato.

—Hola, Jongdae. —saludó casi atragantándose.

—Hola. —le contestó tranquilo— Llego  tiempo, ¿no?

Sus ojos se cruzaron mientras el mayor asentía con la cabeza y ponía recta la espalda. Oh por María, José y el camello, Jongdae se veía demasiado guapo con esa camisa. Se había cortado un poco el cabello y llevaba el flequillo un poco desordenado. Él se había bañado dos veces y ni así podía sentir que visualmente estuviera a la altura de su acompañante.

—¿Entramos ahora o necesitas otro minuto para asimilar que tengo ropa nueva y se me ve muy bien? —rio el menor mientras lo tomaba de la mano.

{*}

Su espalda estuvo recta contra la pared, sus dedos sostenían el cabello de Chanyeol, presionó el agarre suavemente mientras lo besaba y se aseguraba de no abrir los ojos por accidente, de nuevo, como todo un primerizo. Estaban junto a la entrada, en silencio, con todas las luces de la casa encendidas excepto esa, la del recibidor. Estaba siendo lento, Baekhyun empinaba el cuerpo mientras el contrario se inclinaba, encorvaba la espalda y le marcaba la cintura con los pulgares, marcando círculos sobre la línea de sus costillas.

El señor Park estaba en la lavandería, recogiendo la ropa que no tuvo ganas de lavar por sí mismo, dándole espacio al par de muchachos de estudiar, o por lo menos era lo que su hijo le había dicho que habían planeado. Una sesión de matemáticas intensiva.

Ding, dong. Ring, rang.

La alarma en el celular de Baekhyun le estaba indicando que ya eran las siete y debía correr a casa pues era su día de lavar los platos— Es hora de irme. —dijo y se separó rápidamente, llevando sus manos a sus bolsillos, intentando atinar en cuál estaba su celular sin romper el contacto visual con el menor.

—Eso parece, sí, claro, yo tengo que hacer la cena. —Chanyeol se apresuró a responder, sonriendo y dando un paso atrás— Ehm... —se rascó la nuca— ¡Ah! Te abro la puerta.

Avanzó hasta el interruptor, encendió la luz y tomó la perilla con la diestra. Tardó dos segundos más en abrir la puerta, su cabeza estaba pegada a la entrada, como si resultara un gran esfuerzo moverse. Le gustaba la situación, era más que obvio, no quería que Baekhyun se fuera, pero no dijo nada al respecto.

—Ve con cuidado. —le deseó, quitándose del camino, dándole paso al pequeño de avanzar y salir de la casa.

—No prometo nada. —bromeó sin siquiera volver a mirarlo, Baekhyun dio sus pasos, los contó incluso.

En breve ya estaba fuera de la casa Park, buscando en el panorama algún rostro conocido, con precaución. Por suerte no, la calle estaba tranquila, vacía.

—Bye, bye.

No le dijo nada más, se despidió de espaldas con una mano levantada y agitándose en el aire, Baekhyun seguía avanzando y no se detenía. Llegó a la acera y siguió su andar hasta atravesar el pórtico de una, dos y tres casas subsiguientes.

—Si alguien se atreviera a tocar lo que tú moriría con las manos quemadas por usurpar terreno ajeno. —Se estaba atreviendo a ser idiota, a hablar poético y solo, como Minseok cuando estaba inspirado y les daba consejos sobre la vida a Baekhyun y al resto. Saliendo de casa de Chanyeol no miró hacia atrás pues sabía que él estaba ahí, mirándolo irse.

Se preguntó si algo hubiera sido diferente. Esos últimos días lo estaba pensando, que si tuviera la oportunidad de regresar en el tiempo seguro lo hubiera pensado dos veces, todo. El haber discutido tanto con Yixing, acceder a trabajar en ese cafetería, el tomar el uniforme equivocado, el haberse metido con Chanyeol y sus amigos, eso era lo de menos. Si Baekhyun hubiera hecho algo diferente, era más que seguro que nunca hubiera apostado con Yixing a jugar con los sentimientos ajenos, como si de un experimento se tratara.

—Obviamente, lo haría.

¿Era eso culpa? ¡Se estaba enamorando! Pero no se permitía aceptarlo, pues de mil cosas que pudieron salir mal, de todos los caminos posibles para llegar a fijarse en Chanyeol como una persona como sentimientos, con personalidad y una sonrisa hermosa, Baekhyun no podía evitar pensar en que ese sendero lo estaba conduciendo a lo que inevitablemente iba a ocurrir. De cualquier manera, se habría enamorado de él.

Pero algo estaba mal, Baekhyun no podía enamorarse de alguien a quién usó como rata de laboratorio y desechó cuando no logró su objetivo. A pesar de todo, de su terquedad, de que tan obstinado era o su orgullo, sabía que le faltaba disculparse y nada era oficial hasta que lo hiciera.

Ni siquiera el estar enamorándose de Chanyeol.

{*}

—¡Pijamadaaaa! —No, corrección. Reunión nocturna de jóvenes adultos para debatir estados de ánimo y las consecuencias que estos producen en el día a día.

Yixing había entrado a la habitación de Luhan con un solo golpe, tenía pose de triunfador, como un héroe de caricatura, de esos que traen una mochila de un color rosado chillón a la espalda y una almohada en la zurda, un clásico.

—Grita más fuerte, por favor, no te escucharon en Corea del Norte.

—¿Qué tan seguro estás de eso?

—No escucho los misiles venir, así que la tercera guerra mundial no ha iniciado.

Luhan no se movió de su cama, solo miró como Yixing avanzó hasta llegar a su lado, lanzándose sobre el colchón y rápidamente abrazándolo. Él correspondió el gesto, ocultando la cabeza en su pecho, buscando algo de calor de hogar. El menor no le digo nada, seguía sonriendo, a medias, pero o hacía. Luhan se había negado a salir de casa lo últimos días, habías faltado a clases y poco respondía los mensajes que llegaban a su pequeño celular.

Parecía deprimido, aunque no era exactamente eso lo que le pasaba. No estaba triste, tal vez un poco avergonzado, pero no triste. Luhan estaba encerrado en casa, escapando de Sehun, de sus compañeros, incluso de a ratos escapaba de su deseo de correr de regreso a la idea de que Sehun había dicho esas palabras en serio.

—¿Todavía? —preguntó Yixing sin soltar el agarre de su cuerpo.

Él lo pensó— No, creo que ya estoy listo.

—¡Hasta que al fin! —la puerta de la habitación se abrió de golpe por segunda vez en esos últimos diez minutos. JiMin estaba entrando con grandes pasos y un par de tazas amarillas y chillonas en mano— Lanza el chisme, hermano mayor, ¿por qué la cara de poto plano? Un poto tan plano como el de Yixing-ssi.

Fueron dos segundos de parpadeos antes de que el par de muchachos reaccionara. La hija menor de los Xiao era adorable, cuando la tenían lejos por supuesto. Ignoró las expresiones que caían sobre ella, solo dejó las tazas sobre el velador.

—Qué mal, creí que habíamos matado a todas las lagartijas de la casa. —suspiró Luhan.

—¡Lagartija lo que tienes aba;

—¡Alto, alto, alto! —la detuvo Yixing— Mucha información, mucha actitud de adolescente por hoy, JiMin.

La niña infló las mejillas, conteniendo sus creativas respuestas en los dientes y soltando aire a los pocos instantes, relajando el pecho— Mamá me mandó. Envía leche con azúcar para sus bebés. —completó burlona antes de dar vuelta sobre sus talones y llegar hasta el umbral de la puerta con un aire de superioridad— Pero hablando en serio, —dijo sin dejar de darles la espalda— Yixing-ssi, ayuda a que Luhan se sienta un poco mejor.

Y terminó de salir.

Luhan se sentó. El colchón hizo un poco de ruido por ser viejo, y enderezando su espalda estiró sus brazos para alcanzar una de las tazas de leche, estaba tibia. La sopló un poco mientras sentía como Yixing también tomaba asiento.

—Hasta JiMin ha notado que no estás bien.

Luhan suspiró, volteando un poco la cabeza— No creí que iniciáramos tan pronto con la charla sentimental. —respondió tranquilo, extendiéndole seguidamente su taza— ¿Leche?

El menor sonrió, recibiendo la taza. En lo personal, odiaba la leche, le dejaba un extraño sabor en la garganta y se le revolvía el estómago en los peores momentos. Pero no se negó en lo absoluto, le dio un sorbo y continuó lanzado su mirada sobre el contrario.

—¿Dejas de mirarme así? Por favor. —se quejó Luhan con un tono muy infantil. El otro rodó los ojos en respuesta, el evitar temas importantes no era para Yixing— ¿Por dónde quieres que empiece? Me siento raro, pero eso tú ya lo sabes.

—Podrías ser un poco más específico sobre tus sentimientos, sería de mucha ayuda.

Los dos se quedaron quieto, no dieron movimientos nada bruscos y se miraron directo a los ojos sin darse por vencidos en tener esa charla. Pues los mejores amigos están para eso, ¿no? Para tener conversaciones incómodas sobre sentimientos y terminar golpeándose entre risas y corazones semireparados, ¿no?

—Es como… Si no dejara de sentirme enamorado. —inició con la voz suave, con miedo a que se le quebrara si se apresuraba al hablar— Pero quiero pensar que me quiero lo suficiente como para ignorar todo eso. No me puedo convencer de que fue real.

Ambos le dieron otro trago a sus tazas, Luhan un par más que Yixing pero volvieron al ruedo en pocos segundos. 

—Quisiera preguntarte mil veces si Junmyeon te dijo algo sobre Sehun, si él te mencionó algo, si tienes un recado para mí o en algún universo paralelo hablaste con él y te contó lo que en verdad pasa por su cabeza… Pues yo no logro entenderlo por mismo.

Luhan dejó caer los hombros.

—A veces pienso que todo fue mi imaginación.

—No eres el único que se siente perdido estos días, Lu.

No es que sea egoísta, pero el menor también tenía problemas de los que hablar, tanto como Luhan. Como dijo, se sentía perdido. Esos días habían sido… complicados. Sin su mejor amigo alrededor, probablemente estaba siendo paranoico. A veces sentía que las muchachas menores le botaban las cosas adrede, sentía que uno que otro chico miraba a Junmyeon más de lo que debería y que él mismo estaba demasiado distraído con Sehun y Luhan que había logrado descuidar un poco su conversación con Junmyeon.

Todo estaba de cabeza.

—Yo no iba a decir nada, pero ya que tú lo dijiste primero, tampoco te ves bien.

Yixing dejó su taza a medio acabar sobre la mesita de noche, suspirando.

—Te ves peor de lo usual. —bromeó Luhan dando el último gran sorbo a su bebida. Yixing bufó, sonriendo de lado. Había extrañado demasiado esas palabras de ánimo mezcladas con sarcasmos y bromas demasiado usadas. Había extrañado a Luhan, mucho.

—Mira quien habla. —respondió dándole un empujón con el hombro al tiempo que este dejaba su taza de lado.

—Hey, me veo hermoso a pesar de todo. —Luhan sacudió su cabello, presumiendo.

—¡Ajá!

Yixing encajó primero un dedo entre las costillas de su amigo. Este dio un respingón, eran cosquillas y dolor al mismo tiempo— ¡Hey, hey! ¡No! —se quejó y atacó igualmente a Yixing.

Estaba riendo, rodando sobre la cama y buscando chocar con las costillas y cuello ajeno en un intento raro de aligerar el ambiente y asimismo defenderse. ¿Qué les puedo decir? A veces las cosas se solucionan con risa.

—¡Suéltame! —pidió el menor, vencido y retorciéndose.

Pataleó mucho, pero Luhan no lo liberó. Su cuerpo se arrugó entre risas justo como lo haría un gusano. El cuerpo de su amigo encima y sus desgraciados dedos haciéndole cosquillas. Pobre Yixing. Sus tripas se ahogaron, pero estaba bien porque Luhan por fin estaba riendo sin esforzarse en comenzar a sonreír sinceramente en primer lugar, así era el Luhan real.

«Pffhh».

Luchan se detuvo, enderezó su cuerpo y dejó libre a Yixing con una mueca graciosa y asustada en su rostro, como si hubiera visto a su santa abuela fallecida— Espera, Xing, ¿te acabas de tirar un pedo?

—¡Cállate! ¡Sabes que la leche no me cae muy bien! ¡Te odio!

{*}

La cita había sido un éxito gracias a la enorme colaboración de Minseok. Chang Min los hubo atendido, Jongdae le sostuvo la mano a su mayor durante veinte minutos seguidos e incluso compartieron un pequeño beso en la mejilla. ¡Chang Min hervía en celos! Jongdae estaba muy feliz, podía dar saltos de victoria, se sentía vencedor del juego. Minseok había temblando mucho menos ese día, incluso, para variar, se habían tomado una foto con los celulares de ambos.

—Te luciste, gracias. —Jongdae le sonrió ligero, al mayor se le aceleró el pulso, sus mejillas se volvieron rojas. Le había agradecido, por todos los cielos, eso era nuevo y suficiente como para descolocar a Minseok.

El menor sacó su celular del bolsillo, mirando la hora al encender la pantalla por unos segundos y devolverlo a su lugar al instante— Bueno, es todo por hoy. —anunció mirándolo por fin a los ojos— Iré a casa, regresa con cuidado.

Y tal vez era que Jongdae estaba inspirado, su venganza de primaria estaba concretada, podía morir en paz. Se veía tranquilo, compasivo, como un ser humano común y corriente. Sí, podían ser muchas cosas, de repente estaba cansado y sin energía de retomar su actitud de ser dueño del mundo. En fin, cosas que no se lograban traducir florecían en el pecho de Minseok.

Esas flores metafóricas lo obligaron a hacer lo siguiente.

—¿Sabes por qué me esfuerzo? —soltó el mayor, acelerado, al notar que el contrario ya estaba dando vuelta sobre sus talones para emprender su camino. El menor percibió su voz, devolvió su cabeza en dirección a Minseok y enderezó su cuerpo hacia él, lento.

—¿Qué?

—Que si sabes por qué me esforcé en venir estas dos veces... por qué sonrío y te devuelvo la palabra amor cuando tú la usas en una oración. Te pregunto si lo sabes.

Jongdae parpadeó varias veces, sus manos sostenían la borde de las mangas de su camisa, estaba un poco confundido, aunque aceptaba la curiosidad que le traía la escena, estaba desconcertado.

—Y probablemente no sepas qué responder, no soy una chica con una carta bien decorada. —Minseok dio un pasito al frente, estaba muy fregado si se detenía, ya no podía quedar en ridículo, no más— No eres tonto, sabes a qué me refiero con todo esto.

Lecciones dirigidas por Kim Minseok sobre cómo encarar al huracán cuando el torrente de emociones desborda, no te dejan respirar y solo sabes que ya no hay vuelta atrás. Lecciones dirigidas por Kim Minseok sobre declararse sin morir en el intento.

Minseok... —quiso interrumpir Jongdae.

—No he sido capaz de completar dos líneas de una hoja. Toda declaración es mediocre para mí. Porque si se trata de ti hasta mi nombre parece ajeno a mi vocabulario. Sueño con que correspondas, pero soy realista. No te gusto, ni un poco, ¿no?

Pues cuando la tormenta llega a veces los paraguas sobran, los impermeables no sirven. Estás mojado. Solo te queda bailar bajo la lluvia y esperar a que tu piel se acostumbre al frío.

—Quizás siento que eres lindo. —inició el menor.

No lograba descifrar la expresión de Jongdae, si su expresión era de sorpresa, curiosidad o solo le estaba avisando con esa mirada de ojos redondos que había metido la pata y hasta el fondo. Minseok empezó a sudar frío, las palmas de sus manos se humedecieron y su boca se secó.

Minseok no esperaría el desastre, no más. Él sería la tormenta.

El mayor se adelantó uno, dos y tres pasos. Sus manos sobre los hombros de Jongdae y su boca a diez centímetros. Jongdae no se movía, lo mirada y esperaba, su expresión tímida y tierna. Dios, no había notado que traía colonia ni que tenía marcas de acné en la frente, Jongdae de verdad no había notado a Minseok en lo absoluto, pero él... Minseok se enamoró un poco de sus ojos.

—¿Puedo? —disimuló el temblor en su voz tanto como pudo, sus piernas temblaban y el frío de una calle silenciosa pero transitada le empezaba a calar los huesos, la valentía, el todo.

—Quizás no sé lo que quiero.

Minseok le mostró lo que él quería, le besó de lleno en la boca.

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).