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SOUL por MallowSJ

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Notas del capitulo:

Hola! Estoy muy feliz porque he recibido comentarios muy alentadores.

He estado como veinte minutos decidiendo en qué parte cortar el fanfic para publicar. Pues verán, la mayoría de las veces escribo todo de una pasada en un word que pesa una tonelada :'D y por eso luego tengo problemas para cortar los capítulos y a veces queda super mal el final o el comienzo...

Mis disculpas u.ú

 

Acá el siguiente cap~~ ñeñeñ

 

El día miércoles, Kyungsoo pensó que se volvería loco.

 

Primero porque JongIn no se había referido a “ese” tema del que ambos eran partícipes. Segundo, porque le comía los sesos el hecho que, a la mañana siguiente del incidente –así le había llamado-  se había despertado llevando puestos los pantalones y eso era técnicamente imposible según lo recordaba él.

 

Por eso, algo andaba mal y le daba una vergüenza de los mil demonios preguntarle a JongIn, cuando él estaba tan fresco como siempre, viendo algún programa de la TV, que por cierto, adoraba. Recientemente le había preguntada cómo era que podían meterse humanos a un lugar tan pequeño. Kyungsoo, estaba algo –muy- sensible con JongIn así que respondió con alguna frase cortante.

 

—No lo sé.

—Vamos, ¡Tú sabes todo! — Kyungso bufó desde la cocina, intentando con todas sus fuerzas concentrar toda su mente en la patata que pelaba.

—No es gente metida dentro, es una señal emitida desde  otro lugar, que se puede visualizar en esa pantalla— JongIn giró su cabeza desde el sillón para mirar a su dueño, curioso por lo extrañas que sonaban sus palabras.

— ¡Vamos, que eso es imposible!

En cuanto notó Kyungsoo que el moreno lo miraba, todo su cuerpo se crispó. Debía ser delito que una persona fuera tan horrendamente cínica. Kyungsoo pensaba que JongIn era un alma maligna que se divertía torturándolo de esa forma,  actuando en forma inocente, sacando todo su sucio y perverso demonio pervertido a flote. 

 

— ¿Pasa algo? —  JongIn le miraba con un signo de interrogación gigante en la cara. A juzgar por cómo se comportaba Kyungsoo, quien dejaba caer la patata cada cinco segundos y volvía a recogerla para nuevamente tirarla al piso.

 

— ¿Acaso… no te acuerdas de la otra noche?

 

Jongin parecía realmente no entender, sin embargo, él siempre quería tener una respuesta para Kyungsoo y se esforzó por recordar todo lo que le era posible. Lo que había hecho ayer, la semana pasada, el día que llegó por primera vez Kyungsoo a casa...

Mientras tanto Kyungsoo creía que por fin era el momento de aclarar todo y poder mirarle a la cara nuevamente sin repetir esas escenas tan vigentes aun en sus recuerdos.

 

-JongIn, por favor, dime la verdad ¡Estoy volviéndome loco! ¿No recuerdas? ¡No entiendo nada!... Esa noche pasó algo entre nosotros JODER.

Hasta que algo hizo click en la cabecita de JongIn. Él no recordaba haberle dicho su nombre. Tampoco sabía aún el de su dueño.

— ¿Cómo sabes que me llamo JongIn? —  La emoción del moreno se hacía latente y su confusión era más en el momento en que Kyungsoo se acercó y lo tomó fuertemente por los hombros, casi haciéndole daño. Pensó en cómo decirle, si debía pedirle perdón o si simplemente tenía que odiarlo y tal vez marcharse prontamente. Sin embargo no vio más en los ojos de JongIn que sorpresa y miedo, un miedo que no le sentó nada bien. Y por supuesto no pudo decir nada más.

 

—Kyungsoo, me llamo Do Kyungsoo.

 

 

 

El domingo siguiente al rompimiento de Kyungsoo con Sehun.

 

El ahora dueño de casa estaba limpiando su colección de escuadras, pensando en cosas del trabajo que no tenía. Unos metros lejos, estaba JongIn con la mirada atenta a esas preciosas piezas de madera. Le intrigaba tanto Kyungsoo, tanto como nadie que hubiera conocido, y él si conocía a muchas personas a pesar de que su hogar estuvo desocupado los anteriores diez años. JongIn conocía a la señora de la casa contigua, y a su hijo que miraba a veces por sobre la pandereta. También conocía al señor que vendía leche, conocía al pequeño Jino con sus amigos que varias veces entraron a la casa porque decían que estaba embrujada y JongIn se entretenía demasiado dándoles un pequeño susto al hacer crujir la casa más de lo normal. Sin embargo, todas esas personas a quienes miraba no eran más que extraños para él y realmente no le importaba su vida, de todos modos no le podían ver, no sabían que él existía.

 

Pero Kyungsoo era diferente. Él podía verlo y no se sorprendía por ello, aunque últimamente lo hubiera ignorado más de la cuenta, JongIn estaba feliz porque ya no salía todo el día como antes. Tal vez fuera que le comenzaba a gustar la casa…

 

— ¿Qué es eso? — No aguantando más su curiosidad se acercó a Kyungsoo quien se ponía de buen humor cuando limpiaba y organizaba sus tesoros.

—Escuadras.

 

— ¿Y para qué sirven?

 

—Para hacer líneas rectas y ángulos, mira. — Kyungsoo tomó un cartabón  y una escuadra que marcaba sesenta y treinta grados. En la pared hizo una línea suave con grafito. Luego cambió las escuadras de posición con gran agilidad e hizo otra línea, y así fue haciendo líneas hasta formar una limpia figura geométrica.

 

— ¡Woah! ¡Quedo perfecto!

— Para eso sirven éstas herramientas: Hacer perfección.

 

Por un momento Kyungsoo olvidó que los últimos días trataba de ignorar a JongIn con todas sus fuerzas, y lo tuvo cerca, muy cerca ésta vez. Le enseñó a utilizar las escuadras  y no sintió nerviosismo. Hasta que un pequeño roce de manos lo hizo despertar de su ensimismamiento y alejarse rápidamente dos metros del moreno.

 

¿Cómo podía sucederle esto a él? Amaba tanto aquellos trozos de madera que perdió el control, por poco vuelve a caer en las redes de JongIn, y no, no podía ser luego de que éste siguiera haciéndose el tonto de algo que no era su culpa, claro. Después de todo era él, Do Kyungsoo, el culpable, a quien había entrado la maldad y por venganza había hecho que JongIn se acostara con él pero…

 

—¿Kyungsoo? — JongIn caminó hacia él con el ceño fruncido. Le molestaba que su dueño actuase como si él tuviese lepra, le molestaba que, después de todos sus esfuerzos, Kyungsoo no se encariñara con él.

 

—Aléjate, ¡No me toques!

 

Era increíble cómo Kyungsoo hacía parecer como si la victima fuera él, o en realidad, lo más increíble de todo ésto era que él  se empeñara en  pensar que había alguien a quien llamar víctima. Ya que en la mente de Kyungsoo no cabía otra posibilidad y estaba tan cerrado a ella que se negaba a creer que, tal vez, todo lo de aquel día fuese producto de su imaginación. O quizás algo más.

 

—Escúchame, ¡Kyungsoo, escúchame! ¡Estoy Harto! ¡Yo sé por qué estás así. Ha sido mi culpa!

 

De la nada, JongIn se detuvo a medio camino, gritando rápidamente frases  que mareaban a su dueño y puso su cara seria como nunca la había visto Kyungsoo, quien abrió los ojos de par en par, sin entender aun el motivo que tenía JongIn para actuar así.

 

—Por favor… escucha, no pensé que funcionara de ésta forma, pero creo que puedes experimentar lo que pienso o lo que yo siento como sensaciones en tu cuerpo. La verdad no sé mucho sobre el tema pero tenía mis sospechas y lo he podido comprobar — Estaba tan serio que Kyungsoo sintió escalofríos, ése no era el JongIn que él conocía, o más bien el que se negaba a conocer después del “incidente de aquella noche” del que por cierto, no había vuelto a sacar a la luz desde que JongIn había manifestado que ni se enteraba de lo sucedido, bien pues “Muy comodo” pensó Kyungsoo, “él quiere hacer como si nada ha pasado y yo haré igual” Pensaba que su genio solo actuaba y realmente quería olvidar el tema.  Pero ¿Qué estaba diciendo ahora? ¿Qué era toda esa monumental mierda? No, no podía ser, no lo entendía.

 

-Entonces…-

 

—Yo estaba pensando en ti esa noche ¡pensé que hacíamos el amor!, y tú experimentaste todo como una realidad paralela que proviene de mis pensamientos pero que en realidad es una invención tuya de la que yo no soy partícipe.

 

Kyungsoo no sabía qué decir, entonces ¿JongIn no estaba más que probándolo todo éste tiempo?

—N…no entiendo nada.

 

—Deberías saber más del tema. Porque te puedo joder la vida  sin querer. Ah, por cierto. Yo pensé que tú debías estar soltero, yo pensé que no encontraras trabajo para que así, estuvieras siempre en casa… conmigo— JongIn era tan severo como un detective que acababa de juntar todas las pistas, él miraba fijamente a la cara horrorizada de Kyungsoo y, sin querer, le atormentaba con todas y  cada una de sus palabras.

Notas finales:

ñeñeñeñ


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