Kyungoo no sabe cómo es que terminaron sentados sobre unos almohadones mirando Shrek toda la tarde. Yixing era agradable después de todo, su presencia ahora era como el silencio hecho cuerpo a un lado de él ¿Algo más cómodo para Do Kyungsoo?
—Me encanta Fiona- Kyungsoo daba otro bocado a las palomitas que por cierto, Yixing no había tocado. —¿Cuál es tu favorito? — De súbito, Kyungsoo fue consiente que la temperatura dentro de la casa era demasiado fría para los dos. Intentó apaciguarlo poniéndose más cerca de Yixing hasta que rozaran sus brazos. Le sonrió nervioso, como pidiéndole permiso de acercarse. Yixing se sorprendió pero no se movió de su lugar.
—Uhm, me gusta el hada madrina.-
—Pfff, no puedes en serio. Es una mala mujer.
—A veces los malos tienen sus razones-
—Supongo… supongo que sí.
Kyungsoo no volvió a comentar la película. Y se quedó un rato filosofando sobre la afirmación de su vecino. “La maldad” ¿Qué era? ¿Cómo saber si haces daño a alguien? ¿Cómo saber si ese daño en realidad no te da placer? Porque para él, hacer mal a alguien fuera cual fuera la razón, era motivo de tener interés en recibir cierta pizca de beneficencia. Y eso era egoísmo puro después de todo. ¿Y hacer el bien no era también egoísmo?
JongIn le había hecho mal con el pensamiento, pero en realidad él no quería que sucediera, la pregunta que ahora le rompía los sesos era ¿Creerle o no? Es sabido que JongIn siempre ha dicho que no le quiere hacer daño, pero a fin de cuentas si lo hizo, entonces él debería entender lo difícil que es permanecer a su lado, tiene el deber de asimilar el miedo que le origina a su dueño, pensaba Kyungsoo.
—¡Yixing, estás temblando! Dios, que tonto soy. ¿Por qué no me has dicho que tienes frio?- En realidad no había que decirlo, hacía un frío de los mil demonios y mediante el sol se escondía, disminuía más aun la temperatura.
No se le pasó por la cabeza que Yixing estuvo tan absorto en sus pensamientos que no había sentido frío hasta ahora, que le preguntó. Kyungsoo por su parte estaba escandalizado y abrió sus grandes ojos aún más si podía cuando se percató que empezaban a caer pequeñas gotitas de agua desde el cielo falso.
—Esta casa tiene pésima aislación— Mintió Kyungsoo nervioso a más no poder, parando la película y levantando a Yixing de un salto. Si dejaba que se quedara en esa casa más tiempo, seguramente su vecino se congelaría. Y no, realmente no quería eso. Yixing ea un buen chico, alguien agradable que le ayudaba a aplacar su soledad y vulnerabilidad dentro de un hogar sin genius loci.
Yixng estaba confuso cuando Kyungsoo encendió las luces y lo dirigió rápidamente hacia la puerta de salida. No había tiempo. ¡Si las ventanas tenían escarcha! Su casa era un maldito congelador, tenía que sacar rápidamente a su vecino y él probablemente también tendría que salir.
Con un apresurado “nos vemos” Kyungsoo cerró la puerta en la cara de Yixing, y fue como un loco a proveerse de toda la ropa que encontrara, impermeables, guantes, botas, todo lo que tuviera a su alcance para mantener el calor que se esfumaba como si nunca hubiese pertenecido a su cuerpo. Se iba y sublimaba en alguna parte sin intención de volver, sin ninguna culpa. De pronto se le ocurrió una idea que podía ayudarlo a mantener el calor. Fue rápidamente a la cocina y encendió todos los quemadores, puso agua a calentar y cerró la puerta para así mantener el vapor dentro. Funcionó durante unos minutos, pero la temperatura bajaba como lo hace un yunque y pronto las tuberías de gas estaban congeladas, el agua luchaba contra el frío pero finalmente ganó el infierno helado.
Era imposible, “una pesadilla” Pensó Kyungsoo, Cuando se dio cuenta que nada podía hacer para salvar la casa del hielo, quiso salir para mantenerse seco afuera de la casa, pero sintió ganas de desmayar cuando la puerta de la cocina estaba trabada por el congelamiento.
—No puede estar pasando ¡No!
Kyungsoo daba patadas a la puerta, despavorido, pero el frío hacía que su pierna doliese el doble, ya no había nada que hacer más que esperar que pasara la noche, o gritar o… JongIn.
JongIn tenía la culpa de todo, él quería verlo muerto de ésta forma tan cruel, porque le odiaba.
-¡Yo también te odio, puto!- Gritó Kyungsoo con un hilo de voz, mientras las porfiadas lágrimas escurrían sin dar tregua por sus blancas mejillas. Lo primero que vino a él fueron unos remesones involuntarios del cuerpo que requiere movimiento para entrar en calor. Lo segundo fue sentir su cuerpo encogerse, las lágrimas ya no salían y él sentía mil agujas clavando cada uno de sus nervios.
—Frio de mierda....
Se lamentaba tanto de no haber escapado cuando tuvo tiempo, porque JongIn se la dejó más que fácil y él no había tenido las agallas para pirarse sin más, porque seguramente en el fondo él había querido creer en JongIn. Pero ya no más.
Esto era lo último que soportaba de JongIn y de los genius loci en general. No los toleraría más. Solo fingiría por el resto de su vida que no puede verlos aunque eso le requiera un esfuerzo muy grande.
Lo tercero que vino a su cuerpo fue un sueño sepulcral. Kyungsoo se encogió e hincó apoyándose en el muro. Ya no podía soportar el infierno que estaba viviendo, y solo se consoló pensando en cosas agradables que le hubieran sucedido en la vida. El día que se graduó, su relación con Sehun.
El calor de JongIn…. Kyungsoo deliraba.
Se imaginó con JongIn como hace unos días, ese calor envolvente en todo su cuerpo, en cada una de sus células… el calor corporal emanando producto de su imaginación. De pronto cerró los ojos y lo vio. Era JongIn ¡Su genius loci, JongIn! Sus ojos negros sin piedad sobre su mirada temerosa y angustiada. JongIn lo torturaba, él planeó todo esto pero ¿Qué culpa tenía él más que arrendar la casa equivocada con el genio equivocado?
—No quiero morir JongIn, por favor… haz que esto pare- Kyungsoo hablaba entre gemidos. El JongIn de su mente estiró su mano y tomó la de su dueño, pero Kyungsoo no la sintió. No se halló si quiera con un pequeño cosquilleo que le hiciera saber que estaba ahí, que estaba vivo.
JongIn hablaba pero Kyungsoono no le escuchaba. Lo tocaba pero no lo sentía, lo miraba pero Kyungsoo ya no podía ver más que tinieblas.
Y nunca había deseado tanto el poder tenerlo cerca.
Pero ese JongIn no era más que producto de su imaginación, y por ello se sintió tan frustrado y engañado, que de alguna parte sacó fuerzas para despertar de su desvanecimiento luego de oír un grito que lo llamaba desesperado.
Después de ello, y por inercia, Kyungsoo volvió a estar en sus sentidos. Sus ojos de abrieron de par en par sin poder creer que realmente era JongIn a quien veían al frente, al auténtico, a su genius loci.
Y se sintió feliz.