ELLA…
—Ella, tan frágil, delicada, dulce, en su corazón nunca hábito la oscuridad—
—Ella que fue mi refugio, la dulzura en tanta amargura, su inocencia, dedicación me cautivo, a un mocoso en un mundo de adultos—
—Un ángel de la guarda en un infierno en que muchos vivimos, pero ella, entrego su amor a quienes no la supieron amar —
—La primera vez que la conocía yo tenía tres años y ella tenía 13 años, era un mocoso que lloraba y lo peor, no sabía porque lloraba, desperté en una cama, en un techo blanco, pestañe varias veces, tratando de recordar algo pero nada venia, mi mente estaba completamente en blanco. ¿Quién soy? ¿Tengo familia? ¿Alguien me extraña? ¿Por qué estoy aquí? Tantas preguntas y ninguna respuesta, mi corazón latida desfrenadamente de miedo, deseaba gritar pero algo me lo impedía…. —
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— ¡Cuidado no te muevas mucho pequeño— dijo una niña de cabellos plateados, piel morena y unos ojos de color amatista, colocando sus manos delgadas en el pecho del menor que miraba todo asustado, ella solo empezó acariciarlo para calmarlo pero se asusto al escuchar ruido detrás de la puerta, eran dos personas hablando sobre el estado del menor, con un dedo en sus labios hizo una señal de que guardara silencio.
—¿Pobrecito niño, segura que está solo en el mundo? —pregunto una doctora viendo a otra señora con traje y un gafete en su saco que indicaba que era de servicios infantiles.
—No, me agrada decir malas noticias y lo sabes, pero al parecer él fue el único sobreviviente del choque automovilístico de hace dos semanas atrás, hemos investigado todo lo que pudimos pero los ocupantes del auto fallecieron calcinados, cuando este exploto. Si el niño está con vida es un milagro ya que al parecer alguien lo saco del auto pero por la explosión fue lanzado lejos del lugar —respondió la del servicio social soltando un suspiro miraba el expediente del menor y releyendo la parte que no tenia ningún familiar, la única esperanza que quedaba era que al despertar el menor indicara algo de sus orígenes.
—Solo, queda esperar a que el niño despierte y no tenga ninguna consecuencia pero, me parece extraño que no tenga ninguna información cuando encontraron el nombre del menor bordado en su mochila quemada como otros datos, el cual es su única posesión en estos momentos —hablo la doctora, viendo que la otra solo asintió para nuevamente para señalarle algo con su dedo en el expediente que tenia.
—te estoy diciendo la verdad, lo único que sabemos del menor es que se llama Himuro Tatsuya, tres años como fecha de nacimiento, hemos buscando en el sistema pero es realmente extraño, no existe nadie con ese nombre y mucho menos con el apellido —dijo la otra, agarrándose un mechón de cabello para colocárselo detrás de su oreja.
—¿Acaso, ese es mi nombre, accidente, muertos, no tengo familia, ellos morirían en el accidente? —Varias preguntas venían en la mente del menor, nuevamente su manita se dirigió a su boca, descubriendo que tenía un tubo que obstruía su boca, trato de serenarse escuchado la maquina el cual indicaba sus signos vitales, se tenso al escuchar la puerta y como las dos mujeres rápidamente al verlo despierto una de ellas le quito ese molesto tubo para sonreírle ligeramente. El frunció su frente al ver la mirada de ambas mujeres lastima, como dolor por su situación.
—su diagnostico: pérdida de memoria pos trauma causado por un fuerte golpe en su parte frontal de su cabeza; “Jamás volvería a recordar el rostro de sus padres, ni sus familiares”.
—Himuro Tatsuya, desde hoy vivirás en este orfanato, cuidaremos muy bien de ti pequeño, si en un caso no encontráramos a un familiar, serás adoptado por una buena familia si —susurro la señora de cuidados social, viendo al menor que asintió para que ambas se retiran del lugar. El menor de tres años solo se hizo ovillo y lloro por su cruel destino, sintiéndose vacio.
—No, te preocupes, yo seré tu hermana mayor y velare por ti, Himuro —susurro su ángel de la guarda para darle un beso en su mejilla se retiro del cuarto ya que no debería estar mucho tiempo, o si no pagaría las consecuencias, dejando un sonrojado niño.
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—Y Ella cumplió su promesa, velo por mi seguridad, aprendí desde pequeño que la gente a la que das tu cariño puede dañarte. El orfanato donde supuestamente debía llenarte de amor, compresión y respeto para poder integrarte a una familia, era una fachada; cada niño sufrió explotación, trabajamos para mantener a los reactores de ese lugar, nos robaron nuestra infancia a muchos a otro algo más puro que es su inocencia. Pero mi ángel me protegió y me brindo todo el cariño de una hermana mayor.
—Fue mi mundo, sin darme cuenta me enamore de ella… Pero la maldad viene de muchas formas, a ella le vino en una ilusión, en un amor por un hombre casado, que con palabras dulces la engaño, la atrapo en una red llena de vicios, me la trasformo en algo que no debió ser. Ella tenía 15 años cuando entrego todo su ser a ese amor.
—A sus trece años jugaba con muñecas, la casita, que era una madre cariñosa y yo su bebé, se vestía como un ángel, su largo cabello plateado le llegaba debajo de la cintura, siempre me contaba cuentos, y me enseñaba a ser un caballero, con una sonrisa me aseguraba que todo estaba bien—
—Cuando cumplió los quince, entró a nuestra habitación con una rosa roja, y el corazón lleno de amor como ilusiones, pasaron los meses y donde ella danzaba de felicidad poco a poco se acababa, como un espejismo en el desierto que al acercarse todo se desvanece.—
—Lo que fue amor, en despecho como dolor se convirtió cuando ella tenía dieciséis y medios y la esposa de su “amado”, llego al orfanato y le dio una bofetada en el rostro y gritando a los cuatro vientos la mujer fácil que era como la rompe matrimonios. Ella con el corazón roto acepto todo con la cabeza abajo, esa misma noche le reclamo a él, ganándose mi ángel una visita al hospital por los golpes recibidos, ahí se entero que jamás volvería a ser madre.—
—¿Puedo un niño, entender que es la depresión y como tratarla? Desde que supo su verdad, mi ángel cambio sus cabello largo fue sustituido por uno muy corto; ella ya no jugaba a la casita, ni nuevamente a la mama y yo al bebé. Ahora su juego favorito era ver cuántos tipos podía tener en su cama. Su ropa ya no era el de una jovencita, sino mientras más enseñaba podida tener lo que deseaba de los hombres, buscando dinero para poder comprar su libertad, así llamaba a un polvo blanco, años después me entere que era marihuana como otras drogas más fuerte que las primeras, se la inyectaba, fumaba, tomaba píldoras pero nunca le debía faltar su nueva amiga, esa fue su vida hasta los dieciocho. —
—Maldita sea como pasa el tiempo y a veces no es nada agrada recordar cosas del pasado--pensaba Himuro al salir de la ducha con una toalla en la cintura pero después de haber recibido el golpe de su hermano, algunos recuerdos venían a su mente para atormentarlo por no haber podido hacer algo por su ángel.
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Himuro estaba profundamente dormido, con una sonrisa en sus labios después de jugar básquet con su hermano Taiga, como entrenadora y amiga, pero ambos amigos concordaban que era más una madre.
—Himuro, hermanito despierta —susurro una voz distorsionada por el licor y las drogas que tenía en su cuerpo, el menor se revolvió un poco de la cama para despertarse y mirar a quien lo despertó se tallo los ojos.
—Estaba durmiendo, ¿lo sabías? —hablo con algo de reproche el menor, escuchando la risa de la otra que en esos momentos tenia teñido su cabello de blanco, una pequeña maleta estaba a la orilla de su cama pegando un salto al pensar que su hermana lo abandonara en ese lugar.
—Tranquilo, hermanito no es lo que piensas, ¿sabias que mañana te irás a un nuevo hogar? —dijo la joven de dieciocho años, dándole un beso a su hermano, al recordar que ese mismo día había hablado con Alex para que adoptara al menor y alejarlo de ese maldito lugar. La entrenadora acepto encantada, ahora ella solo tenía una cosa que hacer para poder irse tranquila.
—En serio —hablo Himuro, sintiéndose alegre por la noticia, su hermano lo arropo nuevamente para besarlo en su frente.
—Cuando crezca deberás ser un buen hombre, Himuro no cometas los errores de tu hermana, entendido, el amor es bueno y lindo pero, también no es bueno cegarse con el mismo, puede que sin ser consciente de tu alrededor te darás fuerte con la pared —hablo, luchando para no cerrar los ojos.
—Cuéntame un cuento como antes —pido el menor, la otra se iba a negar pero al saber que sería la última vez para hacerlo, se le relato pero al pasar los minutos, ella empezó a convulsionar como sacar espuma en la boca, el menor de ocho años solo se levanto asustado gritando por ayuda por su hermana.
HORAS DESPUES
—Lo sentimos, no pudimos hacer nada por ella, falleció por una sobredosis de medicamentos para dormir —dijo el doctor viendo a los familiares de la adolecente, un pequeño de ocho años lo observaba seriamente —señora, por la cantidad digería por la joven, no fue un accidente, sino que ella se quito la vida —aclaro el doctor para dejar pasar a la señora para reconocer el cadáver la señorita, dejando al niño solo que en su mente se repetía lo último que escucho.
—¡Juro que jamás me enamorare! —Dijo con convicción Tatsuya limpiándose violentamente las lágrimas de su rostro —saltare de brazos en brazos para no volver a sufrir la pérdida de alguien especial —susurraba el menor para sentir como lo abrazaba su hermano que acaba de llegar y al verlo de esta forma lo único que se le ocurrió fue hacer esa acción pero su hermano no le devolvió el abrazo, sin saber que ese día Himuro Tatsuya encerró en una fortaleza su corazón para no sentir ninguna emoción de ahora en adelante.
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—Ella, era su dulce amor infantil, y jamás volvió a sentir lo que con ella vivió. Porque no hay nadie que se le compare. Ella se llamaba Ángela —
—Mentiroso, cobarde, eres un vil mentiroso que te refugias en su recuerdo para no volver a sufrir;, para excusar tu manera de comportarte, pero a mí no me engañas, soy tu conciencia, esa que has abandonado hace muchos años en un rincón olvidado en tu mente —
—porque ella no se compara, con lo que sentiste al estar con él, su calor, su piel tersa, él te entrego todo a cambio de nada pero tu bastardo, ingrato lo dejaste ir por tu cobardía y conociéndote dirás, mañana ya no sentiré nada pero espero que no sea demasiado tarde cuando te arrepientas de tus errores con ese ángel que dejaste escapar —
Estados Unidos días después.
—Kise trajo en sus maletas trajo una montaña para poder escalar cuando se aburra —dijo Shun, viendo con una gotita detrás de su cabeza como Aomine cargaba todas las maletas, apenas moviéndose por el equipaje del modelo que estaba feliz abrazándolo como si fuera un peluche —¿Kise, como es tu tío ya que nunca te lo he preguntado? — hablo tímidamente el menor viendo al otro que coloco una mano en su barbilla.
—Es una buena persona, solo un poco escéptico, amargado, estricto, soltero, tiene de edad 35 años, neurocirujano pero nos tiene consentidos a mis dos hermanas y a mí; aunque tuvo una familia pero por azaras del destino la perdió, el motivo lo desconozco fue hace 15 años atrás pero no le agrada hablar sobre ese teme en especifico y toda la familia hemos respetado su silencio, como luto por su familia perdida —contesto Kise buscando con su mirada a su familiar. Shun solo bajo su mirada pero se sobresalto al escuchar a un hombre furioso acercándose donde estaban ellos.
— ¡Maldición, yo deje en claro que deseaba mi propiedad, impecable para cuando llegara mi sobrino! —Grito un hombre alto fornido, cabellos rubios rizados, ojos verdes piel morena que estaba apretando fuertemente su celular al punto de destrozarlo, Shun solo se abrazo fuertemente de Kise —hágalo antes de dos semanas o si no se las verán conmigo —hablo molesto el otro colgado el celular
—Tío Markcchiii —hablo fuertemente el doncel, Shun pudo percatarse que el aura furiosa, como instintos homicidas que en volvía a ese hombre, pero al escuchar la voz de su amigo, las fracciones del señor se suavizaron para salir corriendo en dirección del menor para abrazarlo fuertemente.
CONTINUARA…