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No fue mi culpa por Liyis

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Notas del capitulo:

Hola.

Adivinen ¡¡hoy es mi cumpleaños!!

Y vengo a celebrar con este capitulo, pero llevo algo de prisa asi que, pues, los dejo :P

Podía ver desde mi ventana el cielo nublado y la brisa rápida y fresca que corría por las casas, moviendo las hojas de los árboles que caían de manera suave y relajada, sin llegar a tocar el piso, porque la misma brisa regresaba y se las llevaba con ella, todas… jugando, como… disfrutando de su libertad … que suertudas.

 

Era una tarde tranquila y las calles estaban solas, dentro de una casa en una parte residencial y lujosa estaba un chico, mirando desde la ventana los árboles, sin moverse, ni parpadear, apenas y se notaba su respiración. Estaba sentado en el piso de una sala grande y de elegante decoración.

El chico tenía su ropa y su cabello desordenado, y su mano derecha estaba atada con una esposa, en la manija del sillón. Llevaba ahí aproximadamente cinco horas, no había comido en ese tiempo y su cuerpo estaba entumido, no se podía mover ni hacer nada, solo estaba quieto, observando.

 

El sonido de alguien tocando la puerta lo altero. Apenas y movió su brazo atado mientras observaba la puerta. No parecía que alguien estuviera ahí, entonces vio una sombra pequeña debajo de esta que empezaba a caminar a otra dirección.

Adri ya sabía de quien se trataba.

-Vete de aquí- dijo sin muchos ánimos, esperando que la sombra lo haya escuchado y se largara, pero esta siguió ahí, hasta que llego a la ventana de la que el observaba y apareció de manera alegre una pequeña niña de cabello rubio y ojos azules.

-¿Porque no quieres que este con tigo?- pregunto de manera infantil del otro lado de la ventana mientras la empujaba para tratar de abrirla.

-Sabes que si mi hermano te ve ya no te dejara venir-

-No deberías dejar que el decida todo- dijo la pequeña logrando abrir la ventana.

-¿Parece que tengo otra opción?- la niña se montó de una caja que llevaba consigo y cruzo la ventana. Iba con un vestido gastado y su rostro estaba sucio, aparte de ser muy delgada.

La niña se mantuvo en silencio y lo observo. Adri seguía sin moverse solo viendo a la pequeña amiga que había hecho hace ya algunos meses. Esta camino con algo de timidez hasta llegar con él, se sentó a su lado y lo abrazo, recostada y disfrutando del calor de ambos.

Adri hiso una pequeña mueca cuando sintió a la niña, le asustaba un poco el contacto y le dolían sus costillas, pero dejo que esta se quedara ahí.

-Adri- lo llamo después de un momento de silencio -…¿Tienes algo de comer?- pregunto tímida, la familia de la niña estaba prácticamente en la pobreza, no comía todos los días y por eso estaba tan delgada.

Adri se debatió un poco en contestar, no porque no quisiera darle algo, tenía miedo de que Eliot se diera cuenta de que algo faltaba en la casa y se desquitara con él, era un pensamiento egoísta, pero no podía evitarlo -…Creo…que hay algo en la alacena… ve a ver, no creo que puedas abrir la nevera-

-Gracias- se puso de pie y camino hasta la alacena de la cocina, una cocina con todas las comodidades y con un toque hogareño. Se volvió a subir en un banco y fue abriendo los cajones y las puertas de las alacenas.

Adri seguía sentado mientras la escuchaba, en los últimos meses había perdido algo de vida. Su actitud era más callada y temerosa, podía quedarse en silencio y quieto en la misma posición sin quejarse. Era algo bastante raro para un chico con Déficit de Atención e hiperactivo. Solo reaccionaba cuando Eliot lo maltrataba, seguía haciéndolo, seguía con esas crueles actitudes y Adri tenía miedo de que ya no cambiara, ya había pasado más de un año.

La niña regreso con el después de haber encontrado una caja de cereal.

-¡Encontré esto!- dijo emocionada.

-Kamil, esa caja lleva meses ahí, ya debió haber caducado- dijo con la misma mirada vacía.

-¡Claro que no!- dijo la niña con un puchero, saco unas hojuelas de la caja y las comenzó a comer, estaban secas y algo rancias pero ya estaba acostumbrada a ese tipo de sabores. También le dio un poco a Adri, ya sabía que él no había comido en casi todo el día y le dolía ver a su amigo así.

Estuvieron disfrutando de esa caja de cereal hasta que ya no quedo ni una migaja.

-Llévate la caja, no quiero que mi hermano la encuentre-

-Si- asintió la niña y se puso de pie, ya era algo tarde y tenía que irse, así que solo se despido de el con un beso en su mejilla que hiso a Adri estremecerse un poco. La niña le dio una sonrisa y se fue, salió por la misma ventana, la cerró y tomo su caja para irse de nuevo.

Adrián se quedó ahí, solo, esa palabra se repetía por su mente así como muchos pensamientos más. Siguió quieto y esperando, no le veía sentido a nada y ya no tenía más esperanzas.

 

 

Eliot estaba en el trabajo. Tenía un rostro afligido y no se sentía muy bien. El estrés del trabajo y sus presiones lo hartaban, recogió todas sus cosas y salió de su oficina y el edificio antes de toparse con cualquiera de sus compañeros.

Su cabeza estaba llena de presión. Subió a su auto y se fue a un antro en el que regulaba beber. Entro de manera cansada, llego a la barra y pidió unos tragos.

La tarde se había acabado comenzando con una noche, pasaron las nubes del día nublado llenando el cielo de ese oscuro con unas cuantas estrellas que se alcanzaban a ver. Estuvo horas ahí metido tomando diferentes bebidas. Conviviendo con una que otra persona del lugar, no le importaba con quien hablaba mientras pudiera relajarse.

Estuvo platicando con varias chicas lindas que se acercaban con el plan de pasar un momento a solas y divertirse con él. Estuvo bailando y bebiendo con todas las personas que se encontraban ahí durante toda la noche. Había olvidado por completo al menor.

 

Adri seguía en la casa, era bastante tarde y su hermano no aparecía, desde la primera vez que intento escapar, el mayor ya no tardaba tanto en regresar y no sabía porque no llegaba. Su mano le empezaba a molestar y la posición ya le resultaba incomoda, empezó a cambiar de posición varias veces en los movimientos limitados que tenía pero ninguno le resultaba muy cómodo. Después de un largo rato simplemente se abrazó las rodillas y comenzó a llorar nuevamente.

 

 

Eliot estaba en uno de los sillones del antro en donde ahora se festejaba una fiesta en grande como sucedía todas las noches. Estaba recostado disfrutando de los besos y caricias que le brindaba una mujer de rostro hermoso y cuerpo privilegiado, una de las chicas que se le había acercado. Había hablado con ellas en simples roces ya que ninguno estaba en sus cinco sentidos, bailaron un poco y después comenzaron a besarse, el alcohol ya se había apoderado por completo de él.

Salieron ambos del bar entre risas, llegaron al auto de Eliot donde los besos continuaron, haciéndose más intensos y comenzando con los toqueteos. Eliot estaba a punto de abrir el auto cuando otro joven llego y los separo de manera violenta.

-¡¿Qué es lo que te sucede imbécil?!- le pregunto enojado y luego le soltó un golpe en el rostro que hiso al castaño caer al piso.

La chica estaba sorprendida y asustada – ¡No estábamos haciendo nada!- grito en un vago intento de mentir que no le funciono.

-¡Cierra la boca! ¡Eres una maldita cualquiera!- la pareja empezó a discutir. Eliot trato de remediarse del golpe, mataría a ese maldito que se atrevió a golpearlo. Cuando se puso de pie se ya distinguiendo todo mejor empezó a golpear al hombre que estaba con la chica, comenzaron una pelea.

 

 

Adri se había quedado dormido, en la misma posición, estaba cansado de esperar así que se rindió. Sus sueños no eran más que pesadillas, tuvo varios que lo hacían quejarse mientras dormía.

El primero fue en un laberinto, escuchaba la voz de su madre guiándole el camino para poder salir, al principio le fue fácil pero luego se empezaron a escuchar miles de voces en todo el lugar, confundiéndolo y asustándolo.

El segundo fue de la escuela, donde resolvía un examen sacando una calificación perfecta. Estaba más que feliz de obtenerla así que salió corriendo del salón para enseñársela a sus padres, pero cuando llego a su casa estaba destruida, y solo veía como se llevaban los cuerpos de estos mientras una capa de nieve los cubría.

El tercero fue de su hermano, donde estaban los dos en el parque, él tenía nueve y su hermano dieciséis, estaba en los columpios y su hermano lo iba empujando, mientras el reía de lo divertido que era. Entonces dejo de sentir los empujones de Eliot en su espalda para que siguiera balanceándose, cuando se dio la vuelta y el mayor ya no estaba. Él se quedó a esperarlo, pero su hermano ya no regreso.

 

Las luces de un auto lo hicieron despertar, se atravesaron por la ventana dándole en la cara, lo que le impidió seguir durmiendo. Su hermano ya había llegado a casa, una parte de él se puso feliz, comenzó a mover con inquietud la esposa que lo atoraba para tratar de zafarse.

Las puertas de la casa se abrieron y apareció Eliot, con unos cuantos golpes en su rostro y su ropa desacomodada. Adri se sorprendió de verlo así y dejo de moverse ¿Por qué tenía esos golpes? No lo sabía y no lo quería averiguar. Solo quería que le prestara atención y le quitara las esposas.

Eliot camino por la sala tambaleándose un poco.

Era un milagro que no se hubiera estrellado en el camino con lo borracho que estaba. Había ganado la pelea con el otro tipo del bar y cuando este ya no pudo seguir arranco el auto y se fue.

Se recostó en el sillón. No había prendido las luces así que no vio al menor, estaba dispuesto a dormir ahí.

Adri empezó a mover las esposas de nuevo para tratar de despertarlo.

-E-Eliot- seguía moviendo las esposas mientras hablaba con timidez.

El mayor se empezó a quejar para que lo dejara dormir cuando recordó la existencia de Adri. Se levantó de nuevo un poco más despierto y prendió las luces. La intensidad de la luz hiso que Adri cerrara los ojos un poco, cuando su vista se acostumbró vio a Eliot que este lo miraba asombrado.

Eliot se acercó a el mientras Adri bajaba la  mirada, tomo las llaves que había dejado en la mesa al entrar y abrió la esposa que sostenía la muñeca del menor, noto la marca rojiza que se había formado pero sin llegar a cortar.

En cuanto se liberó abrazo su muñeca, no se movió, pues no se sentía seguro, quería que Eliot dejara de observarlo fijamente. El mayor al notar que Adri no se movía, lo tomo del antebrazo e hiso que le levitara. Pero no fue de manera brusca, aunque el pequeño se alteró un poco.

Cuando se pudo poner de pie sintió ese horrible hormigueo en sus piernas que lo molesto, no pudo sostenerse bien y se cayó en el sillón donde antes se había acostado Eliot.

Eliot lo miro con curiosidad, se acercó a él empezando a acariciar el rostro del más pequeño, quien no sabía cómo reaccionar. Eliot se había inclinado demasiado, sus rostros estaban muy cerca y Adri comenzaba a alterarse.

El consumir alcohol de parte del mayor lo hacía actuar muy extraño con el más bajo, de una manera que llegaba a asustarlo. Pero esta vez lo miraba diferente, no parecía querer lastimarlo ni lo miraba de manera lujuriosa (como ya había pasado más de una vez) esta era una mirada diferente, que solo hacia al pequeño confundirse mas sobre que sentir, sus dudas llegaron a su límite, haciendo que sus ojos se volvieran cristalinos y  unas lágrimas salieran de ellos.

A Eliot no le importo, dejo de acariciar su rostro para luego rozar sus labios, comenzando un beso que asusto al menor y en defensa mordió el labio de Eliot el cual se separó enojado. La mirada de antes desapareció, ahora era una lujuriosa y consumida en alcohol. Adri estaba muy asustado y no sabía que hacer esa mirada le daba miedo.

Eliot lo tomo del mentón con fuerza y le obligo a darle de nuevo otro beso, esta vez adentro su legua dentro de la cavidad del menor, recorriendo cada espacio. Su mano derecha bajo entrando en su playera y acariciando su vientre y la izquierda tomo sus muñecas y las levanto por arriba de su cabeza.

Adri quería soltarse, el beso lo estaba dejando sin aire y no le gustaba por donde se iban las cosas. Eliot dejo el beso y comenzó a besar el cuello del pequeño sintiendo la suavidad de esa piel a pesar de tener algunos moretones de golpes, dejando nuevas marcas rojizas.

Toda la excitación que sentía le creo una erección, se apegó más al menor, quedando encima de él frotando su entrepierna con el cuerpo debajo de el en movimientos sensuales.

En cuanto Adrián sintió la erección del mayor su corazón se comenzó a acelerarse. No quería eso. Eso no. Eso ya era demasiado.

-¡¡Suéltame!!- grito, pero Eliot parecía no escucharlo. Se retorcía utilizando todas sus fuerzas para zafar el agarre, hasta que sintió la mano del mayor colarse debajo de su pantalón apresando su miembro de una manera dolorosa, un jadeo de sorpresa salió de sus labios.

La cabeza de Eliot estaba en otro lado. Había toco al menor con algo de brusquedad para luego darle la vuelta y ponerlo boca abajo, haría a ese niño suyo, más de lo que ya era, y tenía tanta excitación que no le importaba hacerle daño con los chupetones y las mordidas en el cuello, quería poseerlo ya.

El celular de Eliot comenzó a sonar, solo entonces lo soltó, revisando el nombre de la persona que llamaba. El menor aprovecho eso y salió corriendo dejando a Eliot con las ganas. Este en enojo aventó su celular contra la pared destrozándolo. 

Notas finales:

Espero comentarios XD


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