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No fue mi culpa por Liyis

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Notas del capitulo:

Hola mazapanes!!!

Pues tuve muchos  comentarios en el cap pasado y eso me hiso sumamente feliz, muchisisimas gracias.

Pues aqui esta el cap, este capitulo es mucho mas largo que los otros, espero que lo lean hasta el final. >.<

 

El sol comenzaba a asomarse, la ciudad se llenaba de autos y gente por todas las calles. El día era frio y se esperaba una semana así, el otoño iniciaba y las hojas de los arboles ya empezaban tornarse de un tono anaranjado, para luego comenzar a caer y pasar una temporada así volviendo a iniciar con el ciclo.

Eliot estaba despierto, recién salido de bañarse, por lo que su cabello estaba húmedo. Estaba recargado en la pared y veía la ciudad desde la ventana de su habitación. No tenía que trabajar ese día, por lo que no estaba preocupado, pero su reloj interno lo había obligado a levantarse temprano.

Su mirada sobre la ventana era atenta, hasta que dejo de prestarle atención al paisaje y se observó a sí mismo en su reflejo.

Escucho unos pasos por la casa. Todo estaba en silencio y él estaba tan relajado, que pudo escuchar esos pasos por la casa que empezó a escuchar con atención.

Era Adrián, a lo mucho eran las 6, el menor había despertado, probablemente debía creer que era el primero en levantarse. Podía escuchar esas pisadas comenzando a bajar las escaleras. Sus pasos eran desiguales por lo que pensó que el menor seguía caminando con sueño.

Salió de su habitación, sin hacer mucho ruido, tenía curiosidad de saber que hacia el menor. Se asomó hacia la sala y lo observo. Su ropa de la piyama estaba descompuesta y su cabello desarreglado, tenía un leve sonrojo en sus mejillas y estaba sentado en el sillón con la mirada perdida, dio un bostezo sin hacer un sonido, pudo ver esas lágrimas por bostezar.

Termino de bajar las escaleras estaba en la misma sala que el menor. Este se tallaba un ojo, el más alto lo miro, esa escena le pareció incluso tierna. No, no podía pensar eso de nuevo, dejo de lado sus pensamientos.

-Adrián- el más bajo salto de su asiento, despertando por completo, se puso de pie y miro al mayo que lo había llamado.

-¿Qué… pasa?- pregunto.

-Vete a bañar, no te quiero ver así- le dijo con una voz severa. Adri bajo la mirada y se fue. Eliot se quedó solo en la sala. Entro a la cocina y se preparó un desayuno simple y un café. Cuando termino de comer pensó en Adri, así que solo para que no le molestara decidió prepararle algo de comer, con unos huevos revueltos era suficiente para que no molestara, o pasaría lo de la última vez.

Adri bajo las escaleras ya limpio, vestía un pantalón de mezclilla y sus convers negros. Lo más usual. Camino hasta la cocina y vio el plato de comida servido en la mesa. Lo observo atentamente y luego desvió la mirada. Vio que su sudadera estaba recargada en la silla de la mesa así que la tomo y se sentó en esta mientras se ponía su sudadera.

Tenía hambre pero no sabía si eran para él, con eso de que no podía siquiera acercarse a la cocina cuando Eliot no estaba le molestaba y también le asustaba. Se acurruco en sus brazos ocultándose, con su capucha.

Eliot entro a la cocina ya que había salido un momento al recibidor por correo que habían dejado. Se acercó a Adri y le quito la capucha, el más bajo brinco del susto y miro al mayor.

-¿Ah?- estaba confundido.

-Si no te comes eso no comerás nada en el resto del día ¿escuchaste?-

-Si- se acercó el plato con los cubiertos y comenzó a comer. Le pareció raro que su hermano le haya dado comida, más bien que el mismo la haya cocinado. A pesar de todo, la comida seguía teniendo el mismo dulce sabor que tenía cuando su hermano le hacia el almuerzo todas las mañanas para irse  a la escuela.

En el resto del día, Eliot no salió de casa. Adri esperaba que se fuera, siempre hacia eso cuando no trabajaba, se iba y regresaba en las noches, normalmente ebrio, así que se quedaba encerrado en casa y con una esposa en su mano derecha atado al sillón.

Eran las tres y Adri ya había acabado de limpiar la casa, por lo que se sentó en el sillón a descansar. Ese día era particularmente raro. Eliot no había salido de su habitación en todo el día, no había recibido ningún golpe ni grito, tal vez Eliot ya se había cansado de todo esto y comenzaría a comportarse como antes, o eso era lo que más deseaba con todas sus fuerzas.

Eliot estaba en su habitación recostado, su teléfono comenzó a vibrar, tomo el aparato. Era un mensaje de Adén, quería que se vieran en un antro cercano, la empresa se había recuperado completamente de las invenciones pasadas, habían arreglado todo el problema y querían celebrarlo. 

Dejo su teléfono en la cama y se levantó. Decidió ir a la fiesta, estar en casa le llego a resultar incómodo, ya no soportaba ese sentimiento. Se cambió de ropa y se arregló para irse. Tomo un saco casual negro, y su celular. Miro las esposas que tenía en el buro alado de su cama e igual las tomo.

Bajo las escaleras, pronto serían las cinco y ya empezaba a oscurecer. En cuanto el sol se ocultaría comenzaría un desastre. Adri estaba de parado enfrente de una puerta oscura en el pasillo, algo oculta. La miraba con algo de nostalgia y en su cara había miedo.

-Adrián- Eliot lo llamo en cuanto lo encontró, distrayendo al menor que volteo a mirarlo -¿Qué haces ahí?-

-Nada- dijo el más chico. Eliot lo miro sin creer lo que dijo y se acercó a él.

-Voy a salir-

-¿Qué?-

-¿No escuchas?- Adri lo miro con algo de tristeza, ¿Cómo podía pensar que su hermano pasaría el día en casa? no le molestara que no estuviera directamente con él, pero que al menos se quedara en casa. –Voy  a llegar tarde… ¿Qué hacías parado frente al sótano?- volvió a preguntarle.

-Es que…  a mí siempre me ha dado miedo entrar ahí- Adri regreso su mirada a la puerta para luego mirar a su hermano. Eliot lo recordó. Una vez Adri se cayó de las escaleras por jugar ahí y se lastimo. Desde ese día había estado cerrado. Una sonrisa torcida se formó en su rostro.

Tomo al menor de la muñeca y abrió esa gran puerta de madera, prendió las luces mostrando un sótano grande lleno de objetos cubiertos de una tela de polvo.

-¡Alto!- Adri trataba se zafarse, pero Eliot no lo dejaba, bajaron las escaleras y lo aventó en el piso, cerca de una lavadora oxidada en un rincón del lugar. Sujeto su muñeca y la abrazo con la esposa atorándola con un tubo del agua.

-Sabes que…- Adri lo miro tratando de zafarse –Ya lo recordé, enserio odiabas este lugar, espero que cuando vuelva hayas superado ese miedo.- Se levantó.

-¡No! ¡Alto Eliot! ¡¡Espera!!- ya era tarde, Eliot había cerrado la puerta del sótano. –…No me dejes- pronuncio con un hilo de voz. Comenzó a mover la esposa con fuerza, lastimando sus muñecas y a quejarse cuando de repente todas las luces se apagaron.

Ese lugar era realmente oscuro. No podía ver nada. Se quedó quieto, no quería moverse, no quería hacer nada, como si hubiera alguien ahí adentro, acechándolo y que si producía un movimiento lo atacaría.

Eliot seguía con su sonrisa, había apagado las luces de toda la casa solo para asustar al más chico, le parecía divertido, solo esperaba que no se pusiera a llorar de nuevo. Se subió al auto y se marchó.

Adri escucho el sonido del auto alejándose. Lo había dejado ahí, su respiración comenzó a agitarse ese lugar le daba mucho miedo.

 

Kamil estaba en el parque con su pequeña canasta de dulces ofreciéndoles a las personas, pero estas simplemente la ignoraban o la miraban con asco. A veces la tristeza la invadía pero su sonrisa de todos los días era de admirase, no era decaída y nunca se daría por vencida. Quería visitar a su amigo por lo que estuvo muy apresurado vendiendo los dulces.

-¡Muchas gracias!- dijo con una sonrisa a una mujer que le había comprado una paleta, solo le quedaban dos.

-Vaya ¿la venta va bien?- le pregunto un chico azabache mientras hacía unas burbujas.

-¡Sí!- dijo la niña con emoción, acercándose al mayor –Solo me faltan dos paletas- la niña puso una cara dramática y su brazo en su frente, lanzando un suspiro –Si tan solo un príncipe encantador me comprara una de estas paletas, sería la niña más feliz de…-

-Está bien, está bien- dijo el más alto riendo –Que astuta niña-

-¿De qué tienes?-

-De leche y… de leche-

-Yo veo leche y caramelo-

-Mmm, el caramelo esta apartado-

-A ¿sí? ¿Para quién Kamil?- pregunto curioso.

-Es para mi amigo, me dijo que le gusta el caramelo y lo más probable es que no haya comido…- su expresión cambio a tristeza mientras el mayor la miraba curioso –Pero… sé que con esto al menos se alegrara-

-Okey- le contesto el azabache con una sonrisa, le dio el dinero a la menor y ella le dio el dulce.

-¡¡Gracias!! ¡Nos vemos Zac!-

-Adiós- dijo el mayor mientras la veía irse, para luego soltar otra risa.

La niña, llego a su pequeña casa y dejo la canasta en una mesita, para luego salir corriendo de nuevo con el caramelo que llevaba en su mano. Llego hasta las residencias grandes y privadas de las calles. Logro entrar a la zona de casas en residencia evadiendo al guardia y portero que vagaba por ahí.

Corrió por las casas hasta que llego a un arbusto y separando las ramas saco un cajón de madera que ella mantenía oculto, lo cargo y siguió su camino hasta que llego a la casa grande y la mejor decorada del lugar, le dio la vuelta a los jardines hasta que encontró la ventana que la dejaba entrar a la sala, se trepo a la caja y la empujo para poder abrirla permitiéndola pasar.

 

Cundo entro a la casa de su amigo la encontró oscura, no habían luces y no lo veía a él por ningún lado.

-¿Adri?... dijo al aire, volvió a asomarse por la ventana y no vio ningún auto estacionado, por lo que supo que el otro hombre no estaba. Empezó a caminar por el lugar, observando la casa, se veía tranquila, aunque el sol ya se había ocultado por completo así que todo estaba oscuro. 

Empezó a susurrar el nombre de Adri para luego comenzar a gritarlo, no quería estar sola se imaginaba lo peor.

-¡¡Adri!!-

-¡Ka-Kamil!- Adri alcanzo a escuchar la voz de Kamil en el techo, así que la llamo.

-¡Si soy yo!- la voz del otro lado de una puerta café la había hecho reaccionar y corrió hacia ella tomando la perilla para abrirla.

-¡No abras la puerta!-

-¿Qué porque? ¿Qué haces ahí adentro? ¿Qué habitación es esta?-

-E-es el sótano-

-¡¿Qué?!- grito la niña –Tienes que salir-

-No pu-puedo… no entres está muy oscuro-

-Pero…-

-Por favor-

Kamil decidió ceder. Así se mantuvieron por el resto de la tarde, en silencio con una que otra palabra.

 

 

La fiesta en el antro se había armado en grande, nada más que sexo, drogas y alcohol, todos se encontraban bailando y festejando. Eliot había tomado bastante, solo eso, no se había metido ninguna droga, estaba bailando con unas cuantas chicas la música estaba al máximo y sus amigos lo disfrutaban en todo su esplendor.

-¡¡Esto es muy divertido!!- grito Adén aunque apenas se podía oír su voz con la música, el al igual que todos estaba tomado.

-¡¡No me digas!! ¡Esos cabrones de la inversión trataron de tomarnos el pelo!- dijo Edward.

-¡Pero no pudieron, los muy malditos! hay que volver a pasar por algo así para festejar más seguido- siguió la frase Adén -¡Eliot! ¡Dime que te llevaras algunas de estas chiquitas a casa esta noche!-

-¡Lo estoy comenzando a pensar!-

-¡Eliot! ¡¡Eliot!!- le grito uno de los chicos que estaban en juego.

-¿Qué?- contesto de mala gana.

-Ya es tarde tenemos irnos-

-Héctor déjame disfrutar-

-Disfrutaras luego, vámonos-

-De acuerdo, de acuerdo- Héctor sostuvo a Eliot para que no se cayera y caminaron hasta salir al estacionamiento.

-Sabes, esto debería ser al revés- dijo el rubio algo enojado, cuando llegaron al auto de Eliot se sorprendieron de ver las llantas desinfladas, sin un brisa de aire.

-Malditos- dijo Eliot al aire mientras lo revisaba -¡¡Malditos!!- grito al aire, Héctor lo miraba sin inmutarse, él estaba menos ebrio que todos los demás –Me largo-

-¡Alto! No puedes irte así- en cuanto dijo eso un montón de personas del antro salieron para comenzar una fiesta en el estacionamiento, muchas chicas se acercaron al rubio impidiéndole pasar y Eliot se fue sin darse cuenta de la gente.

 

Pasaban de las 9, no había viento, no había ruido, todo estaba relativamente tranquilo. El atardecer había llegado más temprano de lo inusual por lo que la oscuridad inundaba toda la ciudad, llevándolo todo en penumbra pero siendo interrumpido por las luces que volvían a llenar de brillo el lugar. A excepción de una casa.

-¡Adri!- grito la pequeña de cabellos rubios a la gran puerta oscura -¡Tengo miedo!-

-Tra-tranquila- le contesto el castaño del otro lado de la puerta –No pa- pasa nada Kamil, tienes que irte… estaré bien-

-¡No quiero! ¡Quiero darte el dulce que te traje!-

-Puedes dármelo luego-

-¡No!- la niña giro la perilla y abrió la puerta oscura encontrándose con unas escaleras que la llevaban a un fondo negro.

-¡Ka- Kamil! ¡No entres, esta oscuro! Te puedes caer-

-Pero quiero verte-

-No- su voz se escuchaba seria –vete-

-¡Adri!- la niña comenzó a llorar –Pero, los sótanos dan miedo, son oscuros y hay mostros, a ti también te dan miedo ¿no? Me lo contaste ¡No quiero que te coma un mostró!-

-Na-nadie me va a comer- las lágrimas de la cristalinas de la niña bajaban por sus mejillas limpiando el rostro  de la menor que hasta ahora estaba sucio, llegando a su barbilla y aterrizando en el piso de madera de las escaleras.

-Adri…- la niña continuaba llorando, la luz ligeramente entraba por la puerta.

Adri podía escuchar los sollozos de la niña desde el fondo del sótano. No quería que siguiera llorando.

-Ka-Kamil tienes que i-irte… E-Eliot llegara pronto... y… y si te ve… pueden pasar muchas cosas-

-¡No quiero! ¡No quier0!-

Eliot llego hasta su casa, había tenido un encuentro cercano con aquellas chicas que había olvidado llevarse a la cama esa noche y eso lo había molestado. Camino por la entrada principal por el jardín, sacando sus llaves, abrió la puerta y una foto cayo de su bolsillo, era una fotografía que se lograba ver, la misma que encontró en la oficina   de su padre. Se agacho para tomarla y entro a la casa, dejo las llaves y la foto en la mesa de entrada, recordó lo de las luces y volvió a salir de las casa hasta que llego a la parte de trasera donde estaban la caja de fusibles. En ese momento todas las luces de la casa volvieron, en la sala, la cocina, el patio, los cuartos, el pasillo, el sótano.

La menor dejo su llanto cuando volvió a ver el lugar iluminado. Adrián abrió los ojos, alterándose ¿Cómo paso eso? ¿Cuándo llego Eliot? Nunca escucho el sonido del auto. Los  latidos de su corazón se aceleraron empezó a sudar frio. Comenzó a mover la esposa con desesperación.

-¡¡Kamil!!- le grito a la pequeña que ya lo había visto -¡¡Vete de aquí!!-

-Pero…-

-¡¡Ahora!!-

La niña se dio la vuelta y comenzó a correr por el pasillo, estaba asustada, nunca le había gritado Adri así, corrió por las sala hacia el recibidor cuando choco con alguien. Era Eliot quien entraba a la casa en ese instante.

-¿Qué mierda…?- se preguntó confundido al ver a la niña. -¡¿Qué haces aquí?!- le pregunto molesto mientras se acercaba a ella, no podía reconocer a la niña -¡Contesta!- la niña se cubrió los oídos y comenzó a llorar, se puso de pie y salió corriendo de la casa, evitando al mayor.

Eliot no la siguió, cerró la puerta de la entrada con fuerza y camino hasta el sótano.

Adri estaba muy asustado, los latidos de su corazón se movían frenéticamente, y su cuerpo temblaba.

Eliot entro al sótano,  asustando de sobremanera el menor y comenzó a bajar las escaleras.

-¡¿Qué hacia esa niña aquí?!- le pregunto en cuanto llego al piso y se acercó a él.

-Nada- dijo nervioso.

--¡No mientas!- se agacho a él y lo tomo del mentón -¿Qué intentabas? ¿Pedirle ayuda?-

-No- no intentaba nada, no quería más golpes, no quería más dolor.

-Escúchame con atención, tú solo me perteneces a mí, nunca podrás escapar de mí, eres mío-

-Suéltame- dijo el menor con sus ojos llenos de lágrimas.

Eliot libero a Adri de las esposas y lo cargo en su hombro hasta que subió a su habitación. El alcohol lo estaba dejando sin razón. Mientras el menor pataleaba para que lo bajara. Lo lanzo a la cama y se subió encima de él.

Miro fijamente los ojos del pequeño y comenzó a besarlo, sujeto la nuca del menor y enredo sus dedos en el cabello de este obligándolo a no separarse, metía su legua y exploraba cada rincón, saboreaba el espacio. El beso continuaba con la lengua más experta mientras el pequeño ponía sus manos en el pecho del mayor intentando que se separen.

Eliot sujeto las manos de Adri, separando el beso un poco para subirlas arriba de su cabeza y continuar a retomar el apasionado beso. Se separó ligeramente dejando un hilo de saliva entre los dos, mientras el mayor observaba las mejillas sonrojadas y la respiración agitada del pequeño.

Continúo besando sus mejillas mientras que con su otra mano fue bajando el cierre de la sudadera negra de este hasta quitársela, continúo por el cuello y luego subió a las orejas.

Adri se sentía muy extraño, su respiración lo agitaba, se sentía caliente y se estremecía con cada toque, no entendía que pasaba ¿porque hacia eso?

Eliot soltó las manos de Adri y le levanto la camisa, llevándola arriba atorando con ella sus brazos. Continuo con los besos en el cuello y la clavícula, sin llegar a morder pero dejando marcas.

Con una de sus manos acaricio la mejilla del menor quien se mantenía con los ojos cerrados y con la otra desabrocho los pantalones de este, podía sentir el bulto en el pantalón del pequeño una sonrisa apareció en sus labios. Este lo deseaba tanto como él.

Bajo un poco más su cuello hasta llegar a los pezones rosados del menor, sensibles y tiernos. Comenzó a lamer uno en círculos, escucho el gemido ahogado del menor haciéndolo disfrutar más a él.

Verlo resistir, sus expresiones de miedo, sus gestos y movimientos, la extrañeza e inocencia que demostraba para el eran muy divertidos y aumentaban su excitación. Con su otra mano toco el otro botón rozado suavemente, igual en círculos y luego comenzando a pegar en la puntita. Ambas montañas estaban ya duras. Dejo uno para luego seguir con el otro, saboreándolo.

Unos dedos traviesos se metieron dentro del bóxer del menor con algo de desesperación. Encontrando rápidamente la erección que iniciaron a satisfacer.

-¡Aaahh!- el gemido que soltó el menor fue suficiente. Eso no estaba bien ¿Qué estaba haciendo? Los pensamientos del menor estaban revueltos.

Dejo sus pezones, levantando levemente su cuerpo, mirando a este mientras se relamía los labios. Dejo la erección y termino de quitarle la camiseta sosteniendo ambas muñecas. El menor abrió los ojos confundido y con miedo. Sus lágrimas habían resbalado por sus ojos y su cuerpo tiritaba. Pero sus mejillas y su pecho se encontraban sonrojados.

-Parece que te gusta- le dijo con malicia y se acercó para lamer los labios que al fin recobraban color después de ese largo beso.

-No…- dijo el pequeño en un susurro –No hagas esto…-

El mayor sonrió y se acercó a la oreja del menor –Pronto estarás gimiendo como puta- le susurro haciendo que se estremeciera y asustara.

Empezó a bajar desde su cuello hasta su estómago, con una sola mano atrapo las dos manos del menor y con la otra termino de bajar la prenda que cubría ese miembro, tierno y de  una cabeza rosada, totalmente erecto.

Termino de sacar los pantalones del menor y lo soltó, tomo una de sus piernas la cual empezó a besar, el menor se concentró más en callar su gemido que en tratar de escapar.

Abrió ambas piernas deleitándose con la vista, aspirando el dulce aroma que ya desde antes deseaba en su locura. Empezó a tocar el miembro del menor bombeándolo en movimientos suaves que luego continuaron a acelerar.

Adri no pudo resistir más así que comenzó a gemir continuamente.

-¡Para!- le grito. Pero el mayor lo entendió diferente, masajeo los testículos y luego comenzó a acariciar la glande notando las gotitas de jugo pre seminal que salían de él. Entonces se acercó más metiéndolo en su boca.

Al sentir la humedad Adri sintió un placer inefable, se mordió con fuerza el labio para no gritar sacando unas gotas de sangre. Eliot continúo chupando y lamiendo la extensión del miembro. Cuando sintió que se correría lo sujeto colocando su pulgar en la glande evitando que termine, lo cual hiso que el menor se quejara.

-No puedes terminar tan rápido- le dio la vuelta y lo puso boca abajo. Continuo acariciando el pene del pequeño haciendo que su espalda se arqueara, dejando al aire su trasero y sus muñecas estiradas en la cama siendo apresadas por las garras del mayor. Soltó su miembro y acerco sus dedos a la boca del menor.

-Lámelos- ordeno. Adri no le hiso caso oculto su rostro entre las cobijas y la oscuridad de la noche. Eliot enfurecía en ese acto –Bien como quieras- alejo su mano y levanto más el trasero del cuerpo debajo suyo, para luego adentrar de manera brusca uno de sus dedos.

Adri grito con la intromisión, pero poco le importo a Eliot, empezó a meterlo y sacarlo y luego metió el segundo. Haciendo tijeras y estirando la entrada del más chico. El cual empezó a llorar con fuerza y temblar. No lo aguanto más, abrió su pantalón liberando su gran erección y la acerco a su entrada, entro de una sola estocada que provoco un grito más fuerte.

Adri se ocultó en las cobijas y comenzó a morderlas con fuerza. Eliot disfruto de la manera en la que el menor apretaba, se adentró más inclinándose hasta quedar sobre él, miraba las expresiones del más chico con una sonrisa, con su otra mano empezó a masturbarlo.

Y así comenzaron las estocadas, entrando y saliendo una y otra vez, acariciando el miembro que temblaba y se movía con las estocadas, llegando cada vez más profundo, para luego sacarlo por completo y volverlo a meter. Era jodidamente bueno.

Adri estaba sufriendo como nunca lo había hecho, eso era mucho peor que todos los míseros golpes. Eliot se adentraba en lo más profundo de su ser, lastimándolo, dolía y dolía mucho. Sus lágrimas y mordías no le ayudaban.

-E-liot- entonces comenzó a suplicar –Eliot… para ¡¡por fa-favor!! ¡¡Te lo ruego!!-

Eliot parecía no escuchar el ritmo de las estocadas continuaba con fuerza, lo penetraba salvajemente, un hilo de sangre había salido en cuanto lo penetro.

La manera en que lo absorbía y lograba ver el punto en que su miembro desaparecía le encantaba

-¡¡Eliot, para!! ¡¡¡Me duele!!!- sus gritos eran más de dolor, ya era suficiente.

Eliot le dio la vuelta volviendo a tenerlo frente a él, acaricio la espalda del menor levantándolo de la cama levemente y bajo hasta su muslo, sostuvo su pierna y la levanto sobre su hombro mientras continuaba penetrando, para entrar más profundo. Con su otra mano evitaba que el menor eyaculara, sabía que le dolía, pero poco le importaba. Ya había gastado tiempo preparándolo.

Los rechinidos en la cama, las suplicas y los gritos mezclados con gemidos eran lo único que se escuchaba en esa habitación.

Eliot estaba por terminar, así que comenzó a mover su mano bombeando el miembro del pequeño, aceleradamente y con algo de brusquedad.

-Eliot...- Adri comenzaba a cansarse la fuerza con la que sujetaba las sabanas se había ido -Eliot.... Aaah... Eliot, por favor... - Eliot sujeto las caderas de Adri obligándolo a que se moviera mientras este jadeaba -Para...- sentía que moriría en poco tiempo -… Somos hermanos…- con estas palabras Eliot observo los ojos del menor con las lágrimas.

Dio la última estocada sacando toda su esencia y llenando al menor, marcándolo como suyo. Este al sentirlo grito de dolor pues ardía, Eliot liberó el miembro de Adri y en más bajo se corrió, convirtiendo el dolor de hace un momento en placer, sacando un chorro blanquecino que mancho ambos vientres y la mano del más alto.

La pierna de Adri resbalo del hombro del mayor mientras jadeaba con intensidad, convirtiéndolo en una respiración muy agitada, todo su cuerpo le dolia. Cerró sus ojos levemente observando a su hermano. Lo único que pudo notar fue la mirada de preocupación del mayor, una mirada que hace mucho no veía para luego caer rendido.

Notas finales:

Jajajajaja!!!

Los engañe!!! creian que me tardaria mas?? pues no!!

Este ha sido (creo, segun yo) una de mis mejores escenas eroticas. Me han dicho que soy buena escribiendolas, asi que ojala no se hayan desepcionado.

Espero comentarios!!! 

(se agrega la categoria "violacion(?)" a este fanfic.

BESOS 

 


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