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No fue mi culpa por Liyis

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Notas del capitulo:

Hola mazapanes!!!

Se que me tarde, pero estas cosas toman tiempo xD pero al fin termine y espero les vaya a gustar, es un regalo por las diez mil lecturas a las que llegamos!!

Gracias

 

Me mantuve todo el tiempo quieto y esperando, estaba tan acostumbrado al maltrato que con un simple toque lindo pensé que sería suficiente para que todo se arreglara y me comenzara a tratar mejor, pero me engaño, y mi mente me volvió a gritar, por no hacerle caso.

 

Eliot busco diferentes maneras para distraerse y matar el tiempo, era la primera vez que no tenía absolutamente nada que hacer.

Pero comenzaba a despertarse. Y no era tanto por no tener nada que hacer, podría salirse a  cualquier lugar si él quisiera. Más bien esperaba. Estaba esperando que el mocoso despertara para poder tenerlo en toda la plenitud que quisiera. Ya llevaba varias horas desde que lo dejo en la mañana y estaba comenzando a anochecer y todavía no despertaba.

Estaba sentado en el sillón con mueca de aburrimiento observando aquel programa de televisión cómico, que no lograba sacarle ni una sonrisa. Así se había vuelto esos años, impaciente, amargado, calculador, frio, serio, todo el tiempo con el ceño fruncido, esos eran algunos adjetivos con los que la gente lo describía.

Pero siempre estaban aquellas chicas que ya habían pasado más de una vez por su cama, y lo podían describir como el amante perfecto, aunque algo agresivo. Aun así, el placer que les daba a aquellas chicas era para continuar varias rondas más.

El teléfono comenzó a vibrar en su bolcillo y lo abrió sin mucho interés. Era un mensaje de Adén y que otra cosa podría pedirle aquel rubio mujeriego si no que los acompañara a algún lugar a pasar el rato con alguna perra de por ahí.

Eliot capacito bien el mensaje. Sabía que chiquillo dormirá todavía un buen rato y que realmente tenía ganas de follarse a alguien, aunque tampoco quería que algunas de  las prostitutas de por ahí le hicieran el servicio. Llegaban a ser peligrosas y unas malditas cobradoras de todo ¿para que molestarse si ya tenía ahí algo con que jugar y pasarla un buen rato?

Todas esas mujeres no tenían lo que el niño le llegaba a brindar, su debilidad, sus gestos y expresiones de miedo, el cuerpo terso y de piel lechosa, y al momento de estar dentro, podía apretar de una manera tan deliciosa que nunca había experimentado con cualquier mujer.

De solo pensar en el menor había comenzado a sentir una presión en su parte baja, no le contesto a Adén y guardo el teléfono.

 

Adri estaba recostado en su cama,  había despertado hace unos minutos y solo le habían quedado fuerzas para cobijarse, seguía sintiendo esa presión y esas ganas de querer ir al baño, su cuerpo temblaba demasiado y le costaba respirar.

Observo sus manos notando las vendas que recorrían aquellos pequeños dedos, continuaban sangrando constantemente. Con su boca, quito la venda que recorría su dedo índice y se lo metió a la boca, hacia eso con regularidad cuando sentía su boca reseca, lastimándose más sus dedos.

Se mantuvo unos minutos así cuando sintió un cosquilleo en su garganta, un cosquilleo bastante molesto. Se sacó el dedo de su boca y empezó a toser con fuerza. ¿Por qué se enfermaba?  Tenía que ser en esos precisos instantes. Continuo temblando y tosiendo, el ardor que tenía su garganta lo hacía forzar su voz para tratar de calmarlo. Como si tuviera comezón.

Se acurruco más en aquellas duras cobijas moviendo ligeramente sus piernas, pero ahora fue interrumpido por el punzante dolor en su parte baja, que los obligaba a detener sus movimientos y llenándolo de angustia. Le dolía bastante. Quería que su agonía parara. Su continua toz lo dejaba sin pensar y un dolor en su cabeza comenzó a atormentarlo más. Estaba demasiado débil y una vez más cayó en la inconciencia.

 

Eliot apago la televisión después de una hora viendo ese ridículo programa. A pesar de haber continuado como normalmente lo hacía se sentía bastante presionado, como si algo lo estuviera siguiendo. No sabía que era lo que lo mantenía tan molesto, pero sabía de la perfecta manera para desahogarse, no quería esperar ni un minuto más a que se levantara, lo quería poseer en ese momento y disfrutar de ese pequeño cuerpo. 

Se levantó y subió las escaleras. Ya se había cansado de esperar, estaba decidido, le daría lo que se merece a ese niño.

Abrió la puerta de la habitación del menor, azotándola con enfado, pero cuando entro este seguía durmiendo. Se acercó y tomando aquellas cobijas destapo el cuerpo del chico con molestia por la ignorancia que le había ocasionado, pero el menor ni siquiera se inmuto, continuaba perdido en sus sueños.

Eliot estaba decidido a tomar al niño aunque siguiera inconsciente, no le importaba lastimarlo o herirlo más de lo que ya estaba, se inclinó y subió su rodilla a la cama para tenerlo de frente, lo tomo de los hombros levantando el ligero cuerpo del pequeño, llevando la cabeza del menor hacia atrás y sus manos arrastradas por la cama.  Pero al momento de sostenerlo noto lo caliente que estaba su piel.

El calor que emitía su cuerpo era demasiado. Lo volvió a poner en la cama preocupándose esta vez y noto el sonrojo que mantenía  su frente y mejillas. Puso su mano en el rostro para seguir sintiendo, estaba ardiendo en fiebre.

Eliot se quejó cuando noto aquello, su juguete había enfermado y ahora no iba a poder satisfacerse, ahora lo quería mantener más tiempo vivo. No tenía idea de que hacer para que bajara la fiebre, de hecho no tenía planeado hacer nada.

Su celular empezó a vibrar de nuevo, pero esta vez era una llamada a la cual contesto sin siquiera ver el nombre de la persona que lo molestaba.

-¿Qué?- pregunto de mala gana mientras observaba el cuerpo temblante del menor.

-¿Eliot?- la voz era de Héctor y Eliot al reconocerla solo se disgustó más.

-¿Qué quieres?-

-¡¿Cómo que “que quiero”?!... Eliot ¿Cómo esta Adrián?-

-Eso no te interesa-

-¡Contesta!-

-Tiene fiebre, eso es todo... ¿si era lo que más te inquietaba?- dijo como si nada y con algo de sarcasmo en sus palabras.

-¡¿Qué?! Eliot eso es grabe- exclamo del otro lado de la línea –Iré para haya-

-¡No quiero que te acerque aquí!-

-No me interesa, y no solo eso, llevare un médico para que lo revise ¡no dejare que lo mates por tus impulsos!-

Eliot abrió la boca para reclamarle pero se lo pensó dos veces. No estaba tan mal la idea. Si un médico entendía al chiquillo podría curarlo para que volviera a estar bien y tenerlo para el de nuevo. Dejaría que se recuperaba para luego volver a quebrarlo físicamente.

-Haz lo que quieras- contesto y colgó la llamada.

Observo con detenimiento al cuerpo que se encontraba echado en la cama. Solo le daría una buena cantidad a ese médico para que se callara y no dijera ni una sola palabra sobre aquella situación, ya que su familia era bastante reconocida y si aquella noticia salía a la prensa se arruinaría toda su diversión.

 

No paso más de una hora para que escuchara los golpes y el timbre repetitivamente en la puerta de entrada. Ya se encontraba en la sala por lo que se acercó con calma y la abrió siendo empujada del otro lado por la insistencia del rubio.

-¿Qué mierda…?- se quejó Eliot con enfado.

El rubio entro a la casa siendo seguido por otro hombre detrás de él el cual Eliot reconoció como el médico.

-¿Dónde está Adrián?- pregunto el rubio al toparse con su mirada.

-Adelante pasa- le contesto Eliot con burla.

-No estoy para bromas Eliot-

-... ¿Supongo que es el doctor?- pregunto evadiendo las quejas de Héctor.

-Él es un amigo mío, trabaja en el hospital de pediatría de niños y adolescentes, su nombre Cristian y es un excelente médico-

-De acuerdo, Cristian- cambio su mirada a una más seria  -Espero que nada de lo que escuches y veas en este lugar salga al aire, recibirás una buena recompensa por tus servicios, pero de lo contrario no tendré de otras alternativas más que tomar mis propias medidas-

-¡Eliot!- gruño el rubio –Deja tus amenazas, él sabe de la situación y no dirá nada- le reprendió.

-Más te vale…- el castaño mantuvo la mirada fija en aquel hombre de prácticamente su edad, tal vez algo mayor, pero que mantenía una mirada seria y sin parecer impacientarse por la conversación que mantenían.

-¿En dónde se encuentra?- Pregunto evitando alargar más la charla.

-Por aquí-

Eliot se dio la vuelta y los guio a la habitación del menor. Abrió la puerta del cuarto y prendió las luces, ya que la oscuridad había empezado a hacer de las suyas.

Adri se mantenía durmiendo, estaba en la misma posición en la que Eliot lo había dejado y las cobijas solo llegaban a tapar la parte baja de su cuerpo.

-Ahí lo tienen-

Héctor camino por la habitación con velocidad hasta la cama del menor y se agacho hacia él, su mirada de dolor y sufrimiento se reflejaba en todo, no lo había visto tan mal como en se momento.

Tomo una de sus manos las cuales se encontraban frías, luego dirigió su mano derecha y acaricio la mejilla del menor, notando el gran calor que emitía su cuerpo. El pequeño apretó más los ojos y frunció sus labios temblando ligeramente, como si quisiera despertar.

Héctor no quería seguir observando lo herido que se encontraba.

-Tranquilo, vas a estar bien…- le susurro.

Cristian, se acercó a donde Héctor y observo al pequeño paciente que tendría que atender. A pesar de ser frio, su rostro pudo mostrar un toque de sorpresa al encontrar en tales situaciones a ese niño.

Dejo su maletín en la mesita de centro. Lo abrió y saco su bata blanca la cual se puso con rapidez, saco unas cuantas cosas más, su estetoscopio y unos guantes de látex colocándoselos.

Héctor lo observaba mientras seguía sujetando la mano del menor y Eliot los observaba desde el marco de la puerta, sin decir una palabra.

-Héctor…- lo llamo aquel hombre mientras sacaba un botecito. –Deje unas cosas en el auto, necesito que las traigas por favor- Héctor lo obedeció y se puso de pie separándose de su primo, se dio la vuelta y salió de la puerta observando con ira a Eliot, el cual sonrió con burla.

Cristian saco una jeringa y la saco de la envoltura de plástico, con maestría, armo aquel aparato y la lleno de una determinada cantidad del botecito que mantenía. Se acercó al menor y tomando su brazo enterró esa vara de metal dejando que el líquido se vaciara.

-¿Qué es eso?- pregunto Eliot con cierta curiosidad.

-Es para que le deje de doler- respondió el hombre con la misma frialdad.

Dejo la jeringa y tomo las manos del menor, quito las vendas y curitas que llenaban cada uno de sus dedos y observo la vieja quemadura que se había provocado.

Fue pasando el pedazo de metal del estetoscopio por el pecho del menor y presionando algunas partes de su pecho, hombros y cuello.

-¿Ese es un baño?- pregunto el joven señalando la puerta.

-Si lo es- respondió Eliot.

En ese momento Héctor entro a la habitación con otro maletín, el cual se lo entrego a Cristian, este saco de el una bandeja pequeña y entro al baño para llenarla con agua. De regreso enjuago una toalla con esta y la puso en la frente sonrojada del niño.

Eliot se cansó de observarlos y se dio la vuelta para salir de la habitación, bajo las escaleras hasta llegar a la sala y escucho el sonido de su celular enviándole un mensaje. Se entretuvo con el aparato cuando Héctor llego al mismo lugar que él.

Ninguno de los dos se dirigió la palabra, se mantuvieron en silencio esperando.

 

Después de unas horas, Cristian bajo las escaleras con sus maletines y se fue sacando los guantes.

-¿Como esta?- le pregunto Héctor al verlo.

-No es el primer niño que encuentro en esas condiciones, pero tiene problemas bastante delicados- contesto.

-¿A qué te refieres?...- 

-Si ya está bien, se puede ir- le interrumpió Eliot queriendo sacar a ambos de su casa lo antes posible.

Pero el doctor lo ignoro. Saco una pluma de su pantalón y una libreta. Se acercó a la meza del comedor y se sentó comenzando a escribir con rapidez en aquel papel.

-Tiene varios golpes por todo su cuerpo. Los revise y por suerte no le hicieron nada malo las cosas que usaba ¿se auto medicaba solo verdad? No sabe aplicarlas, por lo que no le hicieron efectos muy efectivos-

-¿Qué…?-

-También- continuo –Su cuerpo está muy débil, su peso debe estar debajo de lo normal, tiene infección en la garganta, toz seca y fiebre. Y…- se detuvo un momento,arranco la hoja de la libreta y se puso de pie -No va a poder caminar por unas semanas-

-¿Cómo?- pregunto Héctor sin saber porque lo que decía.

-Le recomiendo que no lo obligue a ponerse de pie, tiene herido su esfínter, por lo que tendrá problemas al querer orinar. Su recto esta desgarrado y no puede ejercer presión en esa zona, está bastante delicado- su voz seguía siendo normal, se acercó hasta Eliot y le entrego la hoja.

-Por lo pronto esta sedado. Si sigue las instrucciones al pie de la letra y no lo obliga a hacer nada estará bien en unos meses… claro físicamente- dijo viéndolo a los ojos con la misma mirada fría que se daban ambos.

-Espera… a que te refieres, como que su…-

-El niño fue víctima de violación- le contesto dejando a Héctor inefable –Si necesita otra cosa señor Miller puede volver a comunicarse conmigo- se dirigió ahora a Eliot, mientras este observaba los ojos sumamente negros de aquel hombre tan frio.

Eliot tomo la hoja y vio al hombre salir del lugar. Héctor se quedó sin habla unos minutos, procesando lo que acababa en escuchar. Cerro sus puños con fuerza y dirigiéndose al castaño le sesto un golpe en el mentón que dejo al otro sorprendido, pero furioso, con la misma fuerza le regreso el golpe, dándole en el estómago y haciendo al rubio caer al piso.

Le había sacado el aire y lo tenía con la guardia baja, aunque Eliot todavía sentía el reciente dolor en su mandíbula que iba aumentando pues bien sabía que Héctor no era débil, pero no se encontraba en posición de que querer hacer algo.

-E-eres… un maldito- hablo Héctor con furia.

-Y tú un imbécil- le contesto.

Héctor se levantó y encaro de nuevo a Eliot.

-Ya veo porque… no alegaste cuando te dije que lo revisarían. Lo quieres vivo solo para satisfacerte… ¡¡Eliot, eso es enfermizo!!-

-Me interesa muy poco si lo es o no… a fin de cuentas, resulto placentero y si quiero repetirlo puedo hacerlo-

-Lo único que harás será lastimarlo más

-Ya deje que lo revisaran ¿no?-

-Adrián ya no va a aguantar mucho tiempo Eliot… y no me refiero a su salud física, lo vas matando por dentro-

Eliot observo al rubio harto de seguir escuchándolo.

-…Terminaras acabándolo, y tú te quedaras con el corazón podrido-

-¡¡Lárgate!!- le grito con fuerza, el rubio lo observo un solo momento y luego se marchó del lugar, subiendo a su auto donde lo esperaba el médico.

Eliot se quedó en la sala y su cabeza comenzó a molestarle. Abrió la hoja que le había entregado el doctor y la leyó, eran bastantes medicamentos. No tenía tiempo para atender eso. Dejo la hoja en la mesa y se subió a su habitación, si tenía tiempo de comprarlos bien, si no, era lo de menos.

 

Al día siguiente, Eliot salió de su habitación, arreglado para salir a trabajar, aunque no llevaba tanta  prisa, después de que el caso de la inversión extranjera se haya cerrado ya no tenía nada más fuerte que resolver, por lo que entraba tarde y salía temprano.

Se acercó a la puerta de la habitación del menor  y empezó a escuchar unos sonidos. Ya estaba despierto. Lo que escucho no fueron más que tosidos, pequeños tosidos con voz débil. Abrió la puerta de la habitación y observo a Adri acostado en la cama.

Adri se había dado cuenta de la llegada del mayor, por lo que se limitó a solo observarlo con miedo y tratar de parar su toz.

 

Esa mañana había despertado y se sentía mucho mejor que los días pasados, ya no le dolía tanto el cuerpo como se había acostumbrado, se sentía bien, y su pequeña parte privada ya no le lastimaba como antes, ahora solo era una pequeña molestia.

Trato de moverse, pero de igual manera no tenía aun las fuerzas para hacerlo, se mantuvo quieto unos minutos cuando la picazón en su garganta comenzó y empezó a toser, después de eso le fue difícil callarlos.

 

Eliot lo miraba sin inmutarse. Aunque mentalmente se debatía si debía comprar los medicamentos o no.

Entonces observo como Adri se tensaba y callaba su toz un momento. Eliot reconoció lo que quería. Le quito las cobijas con velocidad y lo cargo, lo llevo hasta el baño, donde lo primero que vio cerca fue la tina de la regadera. Lo dejo ahí y Adri hiso lo que necesitaba, relajando sus facciones.

Pero empezó a temblar al encontrarse desnudo enfrente de la persona que ya lo había ultrajado dos veces. No se quiso mover y poco después comenzó a toser de nuevo.  

Eliot se mantuvo mirando sus expresiones, hasta que escucho un sonido peculiar que venia del estómago del menor.

Tenía hambre, no había comido en tres días prácticamente. El mayor se molestó al haber escuchado ese sonido.

-Te…-salió de los labios del menor –T-te-ten-go… ha-hambr-bre- dijo con dificultad. Eliot noto la falta de voz por la enfermedad de la cual le había hablado Cristian.

Y Adri se sentía idiota por haberse enfermado en esos momentos. Pensaba que su hermano lo golpearía por mostrarse tan inútil y enfermarse tan fácil.

Eliot se acercó a la regadera y abrió el agua de la tina, la cual tomo por sorpresa al  menor asustándolo.

-Quiero que te bañes- le dijo para luego salir del baño. Y Adri no hiso nada más que obedecerlo.

Eliot tomo el teléfono y sin saber muy bien porque lo hacía, marco el número de teléfono que guardaba su madre de la farmacia cuando Adri se lastimaba, solo le tomo unos cuantos minutos pedir los medicamentos para que se los llevaran. Colgó el teléfono y descolgándolo de nuevo marco un segundo número, esta vez pidiendo algo de comer a algún restaurante, el que sea.

Solo era para que Adrián se recuperara rápido y así poder usarlo a su voluntad.

 

 

Paso un mes y medio después de eso.

Eliot había estado al pendiente del menor, lo llevaba cargando cuando necesitaba ir al baño, le daba de comer lo mejor y le daba sus medicamentos.

Al principio el menor se asustaba con facilidad de cualquier movimiento que hiciera el mayor, peleo un poco para tomarse los jarabes. Y había tratado de esconderse para que Eliot no le pusiera aquella pomada rara en su entrada.

Sentía un poco de dolor cuando lo hacía, al principio era para evitar que lo tocara pero se fue dando cuenta que no lo hacía con esas intenciones. Entonces se dejó hacer aunque casi no se dirigían la palabra.

Con los medicamentos sus enfermedades desaparecieron, entre ellas la toz y la infección en la garganta, aunque algunos moretones seguían marcados en su piel.

Eliot tenía que ser lo suficiente fuerte para untarle las cremas en el cuerpo del menor sin tener ganas de violarlo en ese momento, ya no podía esperar a tomarlo como quisiera, así que trataba de ayudarlo demasiado para que sanara más rápido.

Conque su parte baja estuviera bien, era suficiente para poder aprovecharse de la debilidad de ese niño, pero parecía no funcionar lo suficiente, pues ya llevaba un buen tiempo así y todavía se quejaba cuando intentaba ponerlo de pie, al parecer era algo que lo lastimaba bastante.

Había estado teniendo sexo con otras mujeres en las fiestas en las que solía ir con Adén y Edward, pero nada parecido a lo que deseaba y prendía sus deseos cada vez más. Se lo fallaría, seguiría haciéndolo y esta vez lo haría usando todas las ganas con las que lo dejo.

El menor había comenzado a sentirse bien al estar al lado de Eliot, esta vez ya no lo golpeaba, tal vez eso era lo último que le haría, pues ahora lo trataba bien o al menos lo atendía, talvez pronto comenzarían a hablar como antes.

Y aunque una parte de le quería pensar eso, la otra parte le decía que era solo por sus problemas de salud, y en cuanto se recuperara regresarían a los mismo y Adri se sentía con miedo al pensar en ello.

No había pasado ni un mes cuando se dio cuenta que ya se podía sostener de pie, a pesar de seguir sintiendo esa pequeña molestia.

Pero cuando le iba a decir esa tarde a Eliot que ya lo podía hacer, se asustó y no tuvo valentía para hacerlo. Así que dejo que el mayor siguiera con esa idea de su discapacidad lo que le durara, a lo mejor ya no se molestaba cuando se enterara, tal vez no lo lastimaría porque habrían pasado el tiempo juntos. O esas eras sus esperanzas.

 

El mayor entro a su casa después de haber salido del trabajo, por alguna razón había salido mucho más temprano de lo normal de la empresa, se quitó el saco y dejo sus cosas en la  mesita de centro. Llevaba consigo la comida y tenía que darle los medicamentos a Adrián, aunque ya no se sentía con la capacidad de seguir soportando al mocoso.

Subió las escaleras y se acercó un poco a la puerta, solo escucho unos cuantos movimientos. Se sorprendió de ello y abrió la puerta sin problema.

Adrián estaba de pie con una camisa grande tapando su cuerpo y su vista pegada a la ventana cuando escucho la intromisión a su habitación y se dio la vuelta rápidamente y pudo ver a su hermano, de frente. Se asusto bastante de ver esa expresión en el rostro del mayor y su mente solo le recordó una cosa.  

Eliot se mantuvo sorprendido de verlo de pie, una sorpresa que luego paso a enojo. El mocoso había podido caminar desde hace tiempo y el seguía esperando, pero ya no estaba dispuesto a esperar  más.

Lo tomo de la camisa que llevaba puesta y lo levanto.

-¡Imbécil!... ¡has podido caminar todo el tiempo y me estuviste viendo la cara de estúpido!-

-No… no-no, no- Adri sostenía la camisa donde lo sujetaba tratando de separarse, y su mente seguía metida en una sola cosa.

-Me las pagaras-

Eliot tomo del brazo al menor con bastante fuerza, regresándole en un solo segundo las marcas que tanto le había costado borrar y lo fue arrastrando hasta su habitación donde lo aventó a la fuerza en la cama.

-No… E-Eliot… ¡no!- el menor había comenzado a llorar, se fue haciendo para atrás arrastrándose en las cama, pero sabía que no tenía escapatoria, ya que su mente continuaba gritándole. 

En un vago intento de protegerse tomo las cobijas y se envolvía en ellas, pero para Eliot no significaron nada. Le arrebato las cobijas al niño y se sentó en el dejándolo indefenso. Las lágrimas que salían de sus verdes ojos no le significaban nada.

 

Comenzó a lamer y besar su cuello. Las expresiones de Adri cambiaron a sorpresa, y cerro sus ojos tratando de evitar el dolor.

Eliot fue dejando nuevas marcas en la piel del pequeño, marcas rojas para marcar lo que le pertenecía. Sus manos bajaron lentamente hasta aquella pequeña cintura, acariciando el estómago el menor y sujetándolo con algo de fuerza. 

Comenzó a moverse con el menor de adelante hacia atrás lentamente, simulando penetraciones y frotando su gran erección con la del menor, que había comenzado a reaccionar con las sensaciones que le dejaba Eliot en su cuello, Adri se arqueaba con cada movimiento, estaba asustado pero se sentía bien y le frustraba saber aquello.

Eliot se embarraba en el cuerpo más pequeño, sintiendo como se humedecía, ya que el menor no llevaba ropa interior, solo la camisa la cual le había levantado. Bajo una de sus manos y empezó a entenderlo, toco la puntita de su pene y sintió como se estremecía el menor. Empezó a bombearlo con rapidez, sintiendo aquella suave textura y el líquido que iba saliendo de él. Bajo los testículos, masajeándolos de igual manera, y llevando al niño a querer perder la razón.

Los gemidos débiles del menor continuaban, con algunos gritos por medio, pero seguía tratando de separarse, que lo soltara y no volviera a repetir aquella escena que lo lastimaba. Eliot se separó del menor y este comenzó a patalear y moverse bruscamente, pero Eliot sujeto sus manos en un movimiento rápido y las llevo arriba de su cabeza.

Adri respiraba con fuerza y miedo mientras miraba los ojos de su hermano, de aquel hombre varonil y apuesto pero que esos momentos le aterraba. Eliot lo soltó y se quitó el cinturón del pantalón mientras el menor trataba de zafarse, ya que Eliot estaba encima de este y le impedía escapar. Eliot volvió a tomar aquellas frágiles manos y en un fácil movimiento, se escuchó el sonido de un golpe, volteando el rostro del menor, dejando su mejilla roja y su labio reventado comenzando a sangrar.

Eliot dejo el cinturón de lado, no tenía ganas de usarlo quería ver como el imbécil peleaba. Abrió su pantalón  y saco su miembro, caliente y duro, le quito al menor la camisa que llevaba y le obligo a que se sentara, lo puso en cuatro, enfrente de aquella gran erección.

-Comienza- le dijo sosteniéndolo fuerte del cuello, deseando ya adentrarlo y llevarse en la excitación que tenía.

Pero Adri continuo moviéndose, no sabía a qué se refería con eso y no le gustaba estar en esa posición.

-¡¿Qué esperas?!- le grito.

-No… no s-sé que ha-hacer- dijo el menor resignado.

-Abre la boca- le respondió, Adri lo hiso sin saber aún a que se refería, pero cuando pareció darse cuenta y quería cerrarla de nuevo, sintió aquel falo grande llenar su cavidad.

Eliot estaba disfrutando cada toque con la húmeda y pequeña cavidad de menor, sintiendo como la lengua de este rozaba con su miembro, le encantaba y no podía esperar a que le sintiera dentro, al notar que el niño no se movía empezó a jalarle el cabello para que empezara a mamárselo, y así fue acelerando el ritmo hasta que el menor empezó a hacerlo por el mismo.

Lo tenía a su completa disposición tal y como deseaba y mientras este continuaba chupando, el  mayor se inclinó y empezó a acariciar la espalda del menor, bajando cada vez más hasta llegar a su redondo trasero, acaricio sus nalgas y rozaba de a poco su miembro notando como el menor se estremecía con cada toque.

Fue acariciando aquel orificio rosado, notando el temblor que le ocasionaba a ese niño, y entonces de manera brusca adentro uno de sus dedos hasta lo más profundo que podía llegar, haciendo que el menor gritara y sacara el gran miembro de su boca, sintiendo como se ahogaba.

Eliot no dejo que se separara más, le sujeto el cuello y enterró la cabeza del menor para que se quedara escondida entre las cobijas, se dio la vuelta con rapidez para tener la entrada del menor a su disposición, no podía esperar en enterrarlo y hacer que el mocoso suplicara, pero no podía dejar que se lastimara de nuevo. Saco de su buro un pequeño botecito con lubricante, y lo vario en aquel pequeño orificio.

Adri se estremeció al sentir el líquido, algo frio, caer en su cuerpo, era una sensación que nunca había sentido antes y no le agradaba. Dejo de moverse un momento para adaptarse a lo espeso de ese líquido que lo hacía sentir extraño, pero cuando trato de mantenerse, grito como nunca lo había hecho cuando sintió la primera estocada que se enterró dentro de su ser, y lo hiso llorar con pánico.  

Eliot podía deslizarse con más facilidad en el cuerpo del menor, sintiendo la exquisita manera en la que hacia presión en su miembro, ya deseaba volver a sentir aquella presión y ahora podía sentirlo y tocarlo todo lo que quisiera. Comenzó a penetrarlo con fuerza, entrando y saliendo una y otra vez, lentamente para luego empezar con una carrera rápida. Subió sus manos hasta los pequeños pezones rosas ya duros del pequeño y empezó a jugar con ellos.

Se detuvo un momento y sin salir del cuerpo del menor, lo levanto y él se recostó intercambiando posiciones, teniendo al menor sobre él y de frente, observando sus cabellos pegados a su rostro por el sudor, y las lágrimas en sus ojos que se fueron deslizando por sus mejillas aparte del hilito de sangre y baba que salía de sus finos labios.

Tomo de las caderas al menor y lo hiso saltar de la cama para volver a bajar auto penetrándose y llorando por esa horrible intromisión que llegaba a más de sus entrañas.

Continúo repitiendo los mismos movimientos. Adri no tenía experiencia con todo lo que le obligaban a hacer, pero ya no podía sacar nada de sus labios para evitar que Eliot continuara profanándolo, solo respiraba con dificultad y gemía con cada estocada, sintiendo como volvían a lastimarlo.

Eliot empezó a sentir como su miembro se endurecía mas queriendo sacar lo que llevaba. Empujo al menor para que quedara su espalda recostada y él se sentó levantando las piernas del menor hasta sus hombros, comenzó a moverse con más fuerza llevándolo a lo más profundo que podía y Adri sostuvo las sabanas comenzando a gritar.

La manera tal salvaje en la que ahora lo tenía lo lastimaba más, después de unos simples segundos tenso todo su cuerpo sintiendo como su interior era llenado por aquel caliente y espeso líquido, arqueando su espalda y sacando el suyo, disparándolo hasta mancharlos a ambos, se había venido con solo las penetraciones. 

Eliot se recostó sobre el cuerpo debajo suyo, respirando pesadamente, había sido la mejor follada que se había dado, había dejado salir toda su esencia  como si hace años que no lo hubiera hecho.

Adri se sentía mal, se comenzaba a dar más asco. Sus ojos se inundaron en lágrimas y esta vez no se perdió en la inconciencia, se mantuvo despierto con la mirada perdida.

Su mente le volvió a repetir lo mismo que le había advertido, se había dejado llevar por su inocencia y la manera en la que veía el mundo e momentos le había hecho pensar que cualquier toque tierno que le diera el mayor era suficiente para darse cuenta que las cosas cambiarían, pero logro aprender que no, de la peor manera.

Notas finales:

Bueno gracias por leer espero que les haya gustado. Ojala les haya gustado mi lemon bonito <3 me ezforce y trate de poner cosas nuevas, aunque mi cabeza se hiso un lio y fue algo complicado.

Volvere hacer de las mias y los dejare en el momento mas interesante (soy mala jajajajja) me saltare hasta otra parte del tiempo de la historia (se que dije que lo escribiria continuo pero sera lo ultimo) en esta parte de la historia escribire mas sobre mi Adri porque siento que le falta a el cosas y ya despues seguiremos con lo de siempre.

De una vez les aviso.

Les mando besitos y espero cometarios (los amos)

Oh y debera al fin me acorde, se que hay personas a las que no les contesto los reviews pero no es porque no los lea o los ignore, me hacen muy feliz cuando los recibo pero aveces me tardo en contestar o se me olvida, sus comentarios me dan ideas cuando estoy perdida, asi que sigan comentando ;D

 


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