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No fue mi culpa por Liyis

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Notas del capitulo:

Hola mazapanes!!!

lamento haberme tardado en actualizar, dije que podria actualizar mas pronto pero no pude. Perdon.

Ya no los distraigo. Disfruten el cap, ya saben. Creo que este fue algo obvio.

Y para los que festejen o no festejen, este fin de semana es dia de muertos. Tradicion mexicana, espero la pasen bien, para los que salgan a pedir dulces.

 

Todavía no se acostumbraba a  la tranquilidad y calma del lugar. Todo era tan tranquilo, que parecía irreal. Solo llevaba 3 días ahí, se acostumbraría pronto o eso era lo que esperaba, 3 días y dos semanas desde que se separó de Eliot. En esos largos tres días, su tía se había convencido de que necesitaba salir, por lo que lo llevo a cada plaza y tienda del pueblo.

Era algo  muy hermoso.

También conviva bastante con Rebecca, era divertido estar con su prima, pero le molestaba que lo siguiera tratando con si pisara cascaras de huevo alrededor de él, como si fuera algo peligroso.

Iban en el auto, no bastante convencido de, pero irían a ver a la tal psicóloga que lo atendería. No tenía nada, pero Cristian le compraría su videojuego y eso era algo que no podía rechazar.

Estaba acurrucado en la puerta del auto y viendo por la ventana, Héctor iba conduciendo y su tía en el asiento del copiloto, a lado de él estaba Zac pero no le prestaba mucha atención.

El viaje era silencioso e incómodo.

Otra cosa que sabía, era que Héctor y Zac no estarían con él, tampoco Kamil, ya que Héctor trabaja en la empresa, y Zac y Kamil viven en la ciudad.

Había investigado un poco, estaban a 150km de la ciudad, por el sur. El pueblo tenía un clima tropical con lluvias de verano, bastante comerciante y turístico.

No había muchas escuelas por ahí, tampoco medios de transporte extensos, pero contaba con buenos servicios. La mejor forma de ir a la ciudad era tomando 3 autobuses de una hora cada uno. Sí, eso también lo había investigado, solo por curiosidad.

Estacionaron el auto en una calle sin mucha gente y muy bonita, donde había casas con piscinas y jardines tropicales como palmeras.

Salió del auto con pesar y solo siguió a su tía por donde lo guiara. Tocaron el timbre y la puerta se abrió por una chica de cabello castaño largo, joven y de apariencia casual, no parecía psicóloga, o eso pensaba Adri.

Los invito a pasar con elegancia. La casa por dentro se veía normal, hasta que los llevo a una habitación rara donde ya todo se veía de oficina, se detuvo observando los reconocimientos y diplomas colgados en la pared.

-Adrián- lo llamo. La observo con el ceño fruncido. No le tenía confianza.

 

Eliot estaba en su casa, en la cocina, observaba por la ventana  que daba al jardín, había decidido quitar las cortinas que lo cubrían, las cuales estaban algo polvosas. No podía sacar de sus pensamientos a Adrian.

Era su día libre y era lo único que pensaba, prefería estar en la oficina atareado de trabajo, al menos así se distraía un poco.

Se pasó la mano por el cabello y luego abrió la alacena por un vaso, se sirvió agua de la llave, tomo un poco y luego la volvió a escupir.

El sol de mediodía iluminaba el agua y su rostro, abrió la llave y comenzó a remojarse el rostro, entonces noto algo en el fregadero. El agua comenzaba a subir y no se succionaba por el agujero. Estaba tapado.

Confundido, prendió el triturador de basura para tratar de ver lo que le molestaba, todo funcionaba bien hasta que el triturador comenzó a trabarse con algo, había algo que tapaba el drenaje.

Se agacho y abrió las puertas que ocultaban la tubería. Saco unas cuantas herramientas a la mano y destapo el tubo, pero no observaba nada. Volvió a encender el triturador de basura y tomo una linterna, pudo ver en el fondo algo que evitaba que esta continuara girando. Apago el triturador para luego meter sus dedos por las estreches del tubo. Logro tomar algo sin saber aún muy bien que era, parecía una cadena, tiro de ella con fuerza logrando sacar un objeto y algo de agua atorada ensuciándolo.

Se hizo a un lado y observo el objeto, el reciente momento que había pasado como distractor se esfumo al ver la pequeña llave que yacía intacta en el piso.

La tomo entre sus manos, estaba ligeramente doblada y la cadena se había roto, la fecha marcada en el objeto seguía escondida entre las líneas que la decoraban en letras preciosas 12/04 abrió  los ojos drásticamente al darse cuenta que esa fecha se estaba repitiendo ese día.

 

-Entonces… ¿tienes 16 años?-

-Hoy cumple 17 en realidad- corrigió su tía.

-Valla, felicidades Adri- exclamo la castaña sentada en el escritorio con el menor delante de ella –Naciste en el 97 el 12 de abril, nunca te has mudado de casa hasta este momento, espero que te sea agradable vivir aquí- le decía mientras leía los papeles que tenía en frente –Bueno Adri, yo soy Marisa, estaré trabajando contigo un tiempo, espero que nos llevemos bien- sonrió.

Adri seguía viéndola con el ceño fruncido, no quería estar ahí para nada.

-¿Me podrías contestar esto? Es un cuestionario para que pueda evaluar mejor tu situación- le tendió el formulario –Tus familiares también contestaran uno por favor- tendió una hoja a cada uno, la chica se puso de pie y los acompaño a la salida de la oficina para que pudiera trabajar con Adri a solas.

Adri observo la hoja frente a él con su molestia aumentando más. Eran las típicas preguntas “De escala del 1 al 5 ¿Cómo te sientes hoy? ¿Cuál es el lugar donde te sientes seguro? ¿Cómo consideras el hacerte daño a ti mismo?” no iba a contestar esas idioteces. Sacudió el lápiz de un lado a otro, tenía pensado contestarlo todo al azar como en los exámenes donde sabía que no tendría oportunidad de pasarlo.

-Adri- lo llamo la chica y levanto la mirada de la hoja -trata de contestarlo con la mayor honestidad-

Adri solo apretó los dientes conteniendo las ganas de quejarse. Comenzó a escribir lo que sea que le viniera a la mente.

Unos minutos después termino y le dio la hoja a la chica, esta solo lo observo un momento, leyendo un poco lo que decía. No podía evitarlo, su letra era confusa y con faltas de ortografía, hace mucho que no tomaba un lápiz no podía hacer nada.

-¿Te gusta escribir?- pregunto ella de repente.

-No- contesto seco, ¿a qué venia esa pregunta?-

-Tienes un vocabulario muy amplio sabes, ¿te gusta leer?-

-No- de nuevo, no le diría nada a esa desconocida, estaba dispuesto a no decir nada.

-Adri, ¿puedes contestarme esto ahora?- le tendió otra hoja.

-¿Qué es?-

-Solo hazlo quieres- le dijo con una sonrisa.

Adri observo otro cuestionario, pero esas preguntas eran diferentes, relacionadas con otros temas, comenzó a contestarlas casi automáticamente y sin complicaciones, de algún modo sabia las respuestas de todas y cada una de las preguntas. No era un cuestionario ni nada por el estilo, era un examen.

Una vez que termino dejo el lápiz a un lado, pero antes de que abriera la boca fue interrumpida por más preguntas.

-¿Te gustan los juegos de mesa?-

-No-

-¿Por qué?-

-No tengo a nadie con quien jugarlos-

-Y los juegos de video-

-No lo sé-

-¿Te parecen aburridos?-

-No… pero no soy muy bueno-

-¿Qué es lo que te gustaría más, jugar un videojuego o un juego de mesa conmigo?-

-No lo sé, jugar un videojuego-

-¿No te agrado?- le pregunto suavizando su rostro.

-No- termino.

 

La puerta de la oficina se abrió y Adri salió de ahí automáticamente, no se detuvo ni observo a su tía o su primo, salió también de la casa y se metió en el auto.

Su tía se puso de pie, había estado esperando por su sobrino una hora y ya se había angustiada.

-¿Qué paso?- pregunto a la mujer.

-Pues… se nota que no le agrada estar aquí, pero no se preocupe se acostumbrara pronto. Sobre el estudio, le hice a Adri un examen práctico, pensé que tomaría más tiempo en resolverlo, es un joven sorprendentemente inteligente, el no necesita repetir tercero puede entrar a la preparatoria que quiera en estos momentos-

-¿En serio?- pregunto la mujer sorprendida.

-Claro, puedo ser la profesora de Adri si usted lo desea, el todavía no está listo para ir a una escuela-

-¿Y cómo esta… psicológicamente?-

-De acuerdo a sus respuestas en la encuesta, el está angustiado, piensa que todo esto es un como una ilusión o algo que se acabara pronto, por lo que no quiere acostumbrarse a nada. Está muy al marguen, muy desconfiado a todo- le dijo de manera calmada tratando de explicar mejor la situación –El piso esta sala, pensando que lo acusaríamos de algo o le diríamos que está loco, es normal en los chicos como él. Primero, tienen que hacerle ver que esto no es un juego que está seguro con ustedes y no habrá nada que le haga daño. Si podrían volver a traerlo sería muy útil-

-No creo que quiera hacerlo- dijo la rubia algo dudosa.

-Es por su bienestar-

-Trataremos de convencerlo- dijo Héctor –muchas gracias por todo- se despidió de la chica y le pago la consulta, luego se retiraron.

Subieron al auto, el camino fue en silencio, lo cual Adri agradeció, no tenía ganas de hablar sobre cómo se sintió ahí, no quería tocar para nada el tema.

 

Al entrar a la casa lo primero que hiso fue subir las escaleras a su habitación, o la que era en esos momentos, Kamil estaba en su cuarto y fue a jugar con ella y Rebecca. Los adultos se quedaron en la sala.

Hablarían con Adri después, comenzaron a arreglar las cosas para la cena, después de todo, seguía siendo el cumpleaños de Adri y le habían preparado un pastel y una cena.

 

La noche se acercó con rapidez, las noches eran frías en su casa, pero ahí seguía sintiendo todo cálido. Estaba caminando por su habitación, Kamil se había quedado dormida en su cama de tanto estar jugando, era un cuarto grande con una gran ventana donde había un balcón. Rebecca entro al cuarto de Adri con unos cuantos cuadernos y lápices. Adri se detuvo un momento observándola.

-Hola- le dijo la chica y dejo los cuadernos en la mesa.

-Hola… ¿para qué es todo eso?-

-Bueno, acabe mi curso escolar y quería que me ayudaras a desarmar mis cuadernos- le dijo con una sonrisa.

-¿El curso escolar?- se sentía confundido –Pero ¿no acaba hasta julio?-

-En el bachillerato es diferente-

-Oh… si, te ayudare-

 

-Gracias- comenzaron a quitar los espirales de los cuadernos, separar las hojas limpias de las usadas, servía para matar el tiempo. Poco después escucharon un grito llamándolos desde abajo.

Bajaron las escaleras hasta el comedor donde encontraron la cena servida, llena de platillos y con decoraciones que la hacía verse de restaurante, Adri se sorprendió de ello.

-¡Felicidades mi niño!- grito su tía y lo abrazo, a lo cual Adri respondió. Todos los demás igual lo felicitaron e incluso le dieron unos obsequios, Zac había subido a despertar a la pequeña para que igual bajara a comer. Todos se sentaron a disfrutar de la cena.

Conversaron de diferentes temas, incluyendo algunas risas, Adri tenía una sonrisa en su rostro, pero seguía sin sentirse cómodo, había tenido dos cumpleaños donde todo terminaba mal.

-Adri ¿no tienes hambre?- le pregunto Zac ya que el castaño no había siquiera tocado su comida.

-Eh, no, bueno un poco-

En ese momento tocaron la puerta de la casa. Adri se asustó con ese sonido y bajo la mirada, todos se sorprendieron de ello.

-Iré a abrir- dijo su tío poniéndose de pie y camino hacia la puerta, la abrió y se encontró con un joven que llevaba un paquete. Firmo el recibo y todo lo requerido para que se lo entregara. Regreso con la caja de un tamaño promedio hasta la sala donde Adri lo observaba a lo lejos.

Su tía se puso de pie también y se acercó a su marido, su rostro cambio al ver a quien estaba dirigido y con su vista observo a Adri quien lo noto inmediatamente.

-¿Qué es eso?- se puso de pie, acercándose.

-No es nada cariño-

-¡Dime!-  prácticamente grito, exigiendo, sorprendiendo a todos en la mesa. Pero no podía evitarlo, no se sentía cómodo, menos sintiendo que nadie le decía nada, si, había sido abusado y violado por su hermano durante dos años pero no podían simplemente llegar y esperar a que se acostumbrara, todos actuando como si no hubiera pasado nada, o como si tuvieran que tener cuidado al hablarle.

-…Es un paquete… de Eliot- contesto la mujer viendo con asombro y tristeza al menor. Adri abrió los ojos al máximo. Bajo la mirada y trago saliva –No es nada importante…-

-Quiero verlo-

-Adri…-

-Por favor-

-De acuerdo-

Todos regresaron la vista a sus platos.

-Kamil- Zac llamo a la pequeña que no dejaba de observarlos –Vamos arriba-

-Pero…yo quiero ver que le regalaron a Adri-

-No, ven- con pesar la niña se levantó y se fue junto al azabache. Rebecca y Héctor, también se levantaron para no hacer el momento más inoportuno.

Adri se acercó y tomo el paquete, se sentó en el sofá para abrirlo, siendo observado por sus tíos, encajo sus uñas en la cinta adhesiva para poder separarlo. Una vez que lo hiso abrió la caja encontrándose con su contenido lleno de espuma en unicel, la quito lentamente hasta que sintió una base dura, fue moviendo los restos del unicel.

Era un libro, un libro sin título, envuelto en plástico. Quito la envoltura y lo hojeo un poco, pasando de rápido las hojas. Todas las letras estaban escritas con una fuente de letra común, con una portada interior hermosa, pero sin un título.

Volvió a observar en la caja donde había otro sobre, rompió la hoja lateral para poder sacar el contenido. La cadena y la llave chueca dorada cayeron en sus piernas. No se podía quitar el asombro.

Sus ojos se humedecieron pero aguanto sus ganas de llorar, le llenaba de rabia que se haya atrevido Eliot en darle un obsequio, también le llenaba de tristeza. Quería saber que era lo que pretendía con todo eso.

 

Al siguiente día, Héctor y Zac regresaron a la ciudad junto con Kamil. Aunque esta última no quería dejar el lugar. Se sentía molesta de no poder saber, porque todo estaba tan tenso.

El resto de los días continuaron, Adri había accedido a mala gana de seguir con las sesiones de la psicóloga, había recibido su videojuego y estuvo feliz en el momento, el resto de los días, solo eran tranquilos, no podía quejarse ni estar triste, pero tampoco estaba feliz.

 

Estaban por cumplirse dos meses desde que todo había sucedido, o más bien terminado. Y ahora no solo eran sesiones de psicología si no también escuela, y eso tampoco era de su agrado, aunque no era tan difícil ya que su prima le ayudaba en todo lo que podía, tampoco le agradaba ser una  molestia para su tía, ella también necesitaba cuidados médicos y su tío se hacía cargo de ella.

Los días seguían pasando y a partir de un punto el cual no recuerda, había comenzado a usar la llave en su cuello, ocultándola dentro de su camisa, y el libro nunca lo leyó, solo lo dejo dentro de la caja arrinconado en el sótano donde su tía lo había mandado. Si había una nota dentro de él, no la abrió.

 

Los días continuaron pasando para Eliot también. Los problemas en la empresa cada que empeoraban más. Se seguían robando el dinero, y cada que encontraban una manera de descubrir quién o qué era, su sistema caía y se reiniciaba desde el principio, encontrar las cuentas era un martirio para Adén y Derek. Y las constantes llamadas de los ancianos a Eliot era algo con lo que debía lidiar cada que iba al trabajo.

Pero todo se comenzaba a crear como una rutina. Todos los días, despertaba, salía a correr, desayunaba, se arreglaba e iba al trabajo. Su día no era más que eso, siempre buscando una manera de distraerse, porque los días donde se encontraba solo, los recuerdos invadían con fuerza su memoria, y odiaba que eso pasara.

Esa mañana en especial, había comenzado su primera parte de la rutina, despertar,  salir a correr y desayunar.

Iba trotando por las calles, distrayéndose con los edificios y siguiendo su camino ya dictado, pasaba por los barrios pobres de última para luego regresar. Todos los días, sin darse cuenta de los ojos curiosos que lo observaban.

Regreso a su hogar con la respiración algo agitada y sudoroso. La casa se empezaba a llenar de polvo. Iba a necesitar de alguien que hiciera la limpieza en el lugar. Saco su celular y entro a la cocina.

Llamaría a alguna chica para que pasara el día con él, lo que sea para mantenerse ocupado. Lleno un vaso con agua, y antes de tomar se detuvo observando la llave. No sabía si le había llegado el paquete a Adrián, había pagado de más para que el envió fuera lo más rápido posible.

El libro lo había sacado de la biblioteca, de la oficina de su padre. Sin darse cuenta se dirigió para esa habitación.

Estuvo escondido un lugar donde sabía que el menor no lo encontraría. Lo había escondido junto a su padre, era un libro sin título ni autor, pero era una historia preciosa.

Observo la pila de libros que estaban a su alrededor, realmente, casi todos habían sido ya leídos por el menor. Se daba cuenta de ello, pero ya no le decía nada. En un solo día, podía leer con 4.

Se sentó en el escritorio y tomo un pequeño libro que estaba a su lado, lo hojeo un poco observando las ilustraciones que contenía, las paso de rápido hasta que noto, que unos dibujos habían sido mal coloreados por crayones de colores.

Eso sin duda era por Adri, pero se imagina que fue cuando tenía 3 o 4 años. Aun recordaba que por esos años, Adri creía que todo lo que fuera papel se podía rayar y eso incluía el papel tapiz que decoraba las paredes de la casa. Su madre lo había puesto a el a limpiar y eso le molestaba, solo porque era el mayor.

Incluso una vez cuando regreso de la escuela vio a su hermanito en su habitación, había rayado cada uno de sus cuadernos, y con la voz tierna he inocente le dijo que trataba de ayudarlo con su tarea.  Le había dicho cientos de veces que no podía entrar a su cuarto pero el aun así lo hacía. Poco después, se acostumbró a tenerlo ahí.

 

Dejo el libro a un lado y se recargo en la silla, abrió el cajón de lado y observo el cuaderno que su padre había dejado en la oficina. Ya era tiempo de ver lo que contenía.

Lo saco con curiosidad y desamarro el listón que lo mantenía cerrado. Abrió las primeras páginas para encontrarse con varia fechas, nombres y números, eso eran las primeras 5 hojas. Las demás eras cuentas y operaciones. Siguió pasando las hojas hasta que llego a lo último. Ya era algo escrito, tratando de dar un mensaje, pero sin saber de qué.

Comenzó a leerlo:

Eliot.

Hijo, sé que has estado trabajando muy duro aquí, en la empresa. Sé que esto no era lo que querías hacer realmente, pero nunca me dijiste si deseabas dedicarte a algo diferente. Lamento que tengas que aceptar mis caprichos como tu padre.

Eres una persona inteligente y exitosa, un hijo prodigio. Con el nacimiento de tu hermano, esperaba algo igual, otro Eliot, que sea siempre audaz y brillante. Pero con el paso de los años me di cuenta que Adrián no es para nada así. Ustedes son completamente opuestos. No estoy en contra de él, para nada, sigue siendo mi hijo. Adrián es exigente y astuto. Pero tiene más problemas de los que yo espere. Últimamente he tenido problemas con ambos.

Espero que, el tiempo me alcance para poder ayudar a tu hermano, aunque digas que yo todavía tengo muchos años de vida. Un presentimiento, una parte de mi alma y estoy seguro que de tu madre también, me estuvo diciendo que… el tiempo se agotaba muy rápido.

Quiero ayudar a tu hermano. Espero estar tomando la decisión correcta para esto. Una decisión en la que esta vez, opte porque tú no te involucraras, porque sé que lo conoces muy bien.

Tu hermano se ira a un internado. En Europa, hasta que entre a la universidad. Tenemos planeado decírselo mañana, después de que hables con el comerciante en el centro comercial.

No quiero tenerlo alejado de nosotros, ni que sienta que es menos. Quiero que este ahí, porque necesita ayuda y porque no quiero continuar sintiendo que él nos necesita y no puedo brindarle esa ayuda. Ahí estará más seguro, más protegido que estando con nosotros con todos los problemas que nos rodean.

Necesita empezar otra vez, no puede convivir con nadie, no tiene suficientes amistades, no da el máximo, y lo único que hacemos es llenarlo de más problemas, las cosas se complican, y no quiero involucrarlo a él en lo que vaya a pasar.

Cualquier cosa que nos suceda. Te pido que cuides a tu hermano, protégelo y bríndale esa ayuda que tanto anhela.

Los amo, hijo.

Eliot dejo el cuaderno a un lado, se cubrió los ojos sin creer lo que estaba ahí escrito.

Todo ese tiempo. No sabía absolutamente nada del internado.

Sus pensamientos se revolvían, se frustraba tratando de pensar.

¿Adrián sabía que lo iban a mandar a un internado? ¿Por qué no le dijeron nada? Se marcharon sin darle una sola explicación. Y Adrián, supo todo el tiempo de aquello, pero nunca lo menciono ¿Fue esa la razón por la que ocurrió el accidente? Nunca se había puesto pensar en ello. Algo lo suficiente fuerte para hacer que Adrián reaccionara de ese modo. Tratando de huir.

No podía quedarse con esa enorme duda.

Tenía que saberlo, tenía que saberlo ¡ya!

Si Adrián sabía que lo iban a mandar a un internado. Lo mataría por no haberle dicho nada y callarse todo. Si hubiera sabido eso desde un principio. Nunca hubiera reaccionado de ese modo.

No le importaba si su tía llamaba a la policía al verlo llegar a su casa del pueblo. Vería a su hermano para preguntarle sobre el internado.

 

Salió de la casa solo con las llaves de su auto y su celular. Arranco comenzando a conducir con velocidad. Pero el sonido de su celular lo distrajo. No estaba para recibir llamadas.

Rechazo la llamada pero a los segundos volvieron a marcar. Contesto de mala gana.

-¿Qué pasa?- casi gritaba.

-¿E-Eliot?- era la voz de Yadira, nunca le llamaba por su nombre, normalmente era “Señor Miller” o “Jefe” algo estaba mal.

-¿Qué pasa Yadira?- pregunto.

-Eliot, los ancianos están aquí. Exigen verte, si no estás aquí en 10 minutos, apagaran el sistema y nos correrán a todos, unos policías vienen con ellos-

-¡¿Qué?!-

-Por favor… date prisa- susurro.

Eliot se lo pensó. Ralamente lo pensó. Pero no tuvo de otra más que cambiar el curso.

Llego a la empresa en apenas 3 minutos. Y fue recibido por todo un escándalo y varios oficiales por el lugar. En su piso, se acercó a lugar donde los ancianos discutían con su secretaria, Adén y Edward.

-¡¿Qué está sucediendo aquí?!- grito.

-Oh miren, ahí está. Le dije que el señor Miller llegaría en cualquier momento-

-Sí, eso es genial, felicidades-

-¿Se puede saber qué es lo que hacen interfiriendo en mi empresa?- dijo con voz calmada pero recalcando la palabra “mi”.

Los acianos y algunos jefes más del directivo lo miraron con desafío y amenaza.

-Esto se ha estado saliendo de control, usted ha ocasionado grandes bajas en esta empresa-

-Bajas que se arreglaran pronto- se metió Adén.

-Cierre la boca de una vez, por favor- uno de los ancianos grito con voz dura y autoritaria -Es suficiente señor Miller, de acuerdo a la compañía y la marca oficial del producto. Esta empresa, ya no es suya- todos se quedaron en silencio, observando con asombro al anciano.

-¿De qué está hablando?- pregunto Eliot con el ceño fruncido.

-Oh, eso es muy fácil- todos observaron a el lugar de donde provenía esa voz –Ahora, yo seré el nuevo presidente de esta empresa- Derek estaba detrás de todos los demás, reluciendo con una corbata de un diseño especial con el mismo tono morado –Los ancianos me eligieron para estar al mando de este lugar-

Eliot lo observo, con asombro y rabia al mismo tiempo. Siempre había estado frente a su nariz.

-Señor, Eliot Miller- el otro anciano hablo –Esta usted despedido-

Notas finales:

Bueno, les dire.

La razon por la cual no habia escrito, ha sido por... porque ultimamente me he obsesionado mucho con Drake y Josh y lo mega shipeables que son. :P

Entonces no puedo parar de ver sus capitulos.

Y leer los fanfics que tienen de sus tiempos de gloria. Pero me dieron ideas para esto, asi que no ha sido en vano.

Los quiero a todos.

Besos

Espero comentarios.


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