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No fue mi culpa por Liyis

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Notas del capitulo:

Hola mazapanes!!!!!

Okeey, pues estoy muy feliz de haber al fin terminado la novela, esto es muy hermoso, he estado escribiendola todo el dia y me llega super profundo, es bastante triste he importante esto.

Quiero agradecerles a todos, a todos ustedes que llegaron hasta el final, realmente me han apoyado bastante, a amayablob, a kumi-chan, a ikumi-chan, a psychoneko, a paloma_121, a songwook, a L-san, a Mandosa de Michaelis y a muchos mas que siguieron comentando y comentando a pesar de que se me hayan pasado por ahi y no les haya contestado, que espero y confio que lean hasta aqui y que no los menciono porque me llevo toda la noches, y como ultimo quiero mandarle un agradecimiento a mi Yayis que la adoro. A todos ustdes mazapanes, los adoro. Besitos y disfruten del final >////<

Iba bajando, conforme el sonido del elevador cada que descendía un piso más… 63…62… 61… Iba bajando, sin querer observar o escuchar algo, pero su cuerpo podía sentirlo. Pudo separar sus brazos de su rostro, donde estaba encogido en una esquina del elevador, tratando de sentirse protegido.

Observo, con los ojos rojizos y llorosos, los números en rojo que seguían con su cuenta regresiva…45… 44… 43…

No podía soportar seguir descendiendo. Golpeo la puerta y apretó exageradamente los botones, intentando que al menos se detuviera, pero no lo obedecían. Grito y dejo que sus lágrimas resbalaran por sus mejillas. Rogo porque alguien lo ayudara.

... 29… 28… 27… presto atención a la decoración interior del elevador. Miro los botones brillantes con muchos números. Escucho la musiquita de fondo a la que no le encontraba el ritmo. Detecto la lámpara de luz amarrilla que estaba adherida al techo. Observo su reflejo por las puertas metálicas del elevador.

…10… 9… 8… volvió a sentir las ganas de llorar, y su corazón latir con fuerza… 7… 6… 5… miro por última vez los números… 4… 3… 2… escondió su rostro y cubrió sus oídos.

 

Tanto… tanto espero, que ahora el tiempo se está acabando por completo. Ahora se está acabando, segundo por segundo. Por más que uno intente detenerlo. Por más que trates de intentarlo.

Observo las puertas metálicas frente a él, bajo la mirada pero seguía observándolas, seguía sintiendo su lejanía, su soledad y tristeza. No tiene nada que ver con el dolor, no duele ni dolerá nunca. Solo es triste. ¡Es tan triste!

-¡Eliot!- La voz de Edward sonaba por el audífono. Seguía estando ahí.

¿Pero el que hacia ahí ahora? ¿Cuál era el caso ahora? No había caso alguno, todo estaba acabado y destrozado. Ya no tenía sentido seguir así. Tenía tantas ganas de morir, de ya acabar con su vida.

Pero no era lógico. No era lógico para él, ¡No era lógico para nadie! no podía dejar que todo estuviera así ¡No ahora! ¡No como lo había dejado!

Se inclinó ligeramente para tomar el arma que había dejado caer al piso en un momento. Se enderezo, aun escuchando el sonido de la voz por el audífono, y con la mirada más fría que pudo poner y  con la idea de terminar de una vez todo lo que había empezado apunto el arma hacia quien le apuntaba a él. 

Derek lo observo sorprendido. Eliot estaba rodeado de 10 hombres apuntándole y aun así este estaba dispuesto a tirar del gatillo en su contra. Podía verlo en su mirada… no se iba a detener, aun si recibiera 20 balas por todo el cuerpo lo mataría y  estaba comenzando a sentir que sería bueno largarse pero no con esa arma y esos ojos afilados que no se despegaba de él.

Todo se quedó quieto por un segundo, por un seguro y silencioso segundo.

-…Púdrete en el infierno- susurro.

 

Las puertas del elevador se abrieron, se cubrió los oídos lo más que pudo, quiso que todo se callara, que no pudiera escucharlos. Pero pudo sentir el sonido de cada bala dispararse en el vacío de los pisos del edificio.

Sosteniéndose de las paredes se puso de pie, salió lento del elevador, caminando a paso lento. Ocultando su rostro con su cabello. Salió del edificio, sin un solo guardia que registrara la entrada, giro a la derecha y fue desapareciendo siguiendo su camino entre su tristeza y soledad.

 

Se detuvo un poco y observo la puerta frente a él. Con bastante tranquilidad, estiro su brazo para abrir la puerta, sin seguro. Entro mientras la luz de la luna iluminaba de un azul la oscuridad de la habitación, oscura y nostálgica, desecha por las garras de quienes unas horas a antes habían entrado a ultrajar. Camino por el piso de loseta y madera, llevándose una sucia alfombra y algunos cojines desplumados.

Se metió por algún pasillo de la enorme casa y se detuvo frente a la gigante puerta de encino, negra y que ya con el paso de sus años había comenzado a humedecerse, giro la manilla pintada de bronce y la abrió con su rechinido.

La luz de la luna aun llegaba a colarse y alumbrarlo un poco, notando el brillo de su áspero cabello y su piel lechosa, sin reflejar un poco de color más que un azul, y como última señal… la pequeña lagrima que rodo rápido por su mejilla y al caer, la luz reflejo su brillo. Dejando aun la marca por donde había caído ese pequeño rio.

Apenas pudiendo notando sus ojos entreabiertos sin brillo, se adentró en la oscuridad y cerró la puerta.

 

 

 

Héctor estaciono su auto justo en la entrada del edificio. Detrás de este venían una gran cantidad de patrullas y un público interesado. Héctor salió del auto junto con el azabache, el resto de los policías igual y continuaron a entrar y subir al edificio.

Zac se quedó quieto aun observando la altura del edificio. Cohibido y melancólico. Noto la presencia de  alguien más, cerca de donde se encontraba. Observo hacia el inicio de la cuadra de la calle y vio a la chica que de la misma manera, suspiraba para el edificio y la pared.

No fue mucho tiempo el que tardo observando a la chica, un par de ambulancias que llegaban al lugar con unos atareados paramédicos que descendieron del vehículo y entraron al lugar lo distrajeron. Hecho una última mirada a la muchacha y luego se decidió a subir también.

Podía sentirse solo, tan ajeno a las situaciones de las que sufría la persona que amaba, sin saber muy bien de lo que sucedía, ya que trataba de protegerlo, pero aun así, se sentía solo.

Entro al elevador de la derecha, pero no sabía a qué piso ir. Presiono un número al azar, y dejo que el elevador se moviera. Había sido pura casualidad, en cuanto las puertas del elevador se abrieron los paramédicos entraron corriendo con una camilla en sus manos y un cuerpo en estaba desangrándose por una bala. No reconocida a esa persona, pero esa escena fue lo suficiente fuerte como para asustarlo hasta la palidez.

Preguntarse que era lo que había en el resto de los pasillos era algo a lo que temía, pero continúo. Siguió las ruedas de la camilla marcadas en el piso, y el sonido de gente hablando y llego a un gran alboroto.

Algo que jamás se imaginó ver, era el llanto perdido y doloroso de Héctor. Solo habían sido unas cuantas lágrimas, pero lo había hecho, sus ojos se habían humedecido, era algo que nunca pensó que sucediera, ni siquiera por dolor. Pero podía verlo, de pie observando algo en el piso, pero algo que él no podía ver por observar esas lagrimas bajar por aquel rostro.

Se acercó un poco para tratar de estar a su lado y luego vio lo que el miraba, un hombre estaba en el piso, con marcas de balas por su cuerpo y una pistola en la mano, su cabello no dejaba ver bien su rostro. Inmediatamente, los paramédicos lo tomaron subiéndolo a una camilla y al moverlo, pudo verlo mejor. Ya lo había visto antes en la empresa, un cabello rubio menos cobrizo que el de Héctor, ojos azules y una mirada amable.

Los paramédicos jalaron la camilla y pasaron justo alado de él, alegando algunas palabras, pero entre todos esos gritos pudo escuchar perfectamente que seguía vivo, eso lo alivio de algún modo.

Volvió su vista al suelo, y vio otro cuerpo, los colores bajaron por completo de su rostro, se puso tan pálido, que Héctor lo noto en seguida y corrió hacia el empujándolo. Ese rostro igual lo conocía, pero esa persona, ya no tenía ni una sola esperanza de vida.

-Te dije que te quedaras abajo- le dijo el mayor tomándolo del rostro para que lo observara.

-Estas llorando…- susurro al tenerlo frente a él.

-Héctor- escucho otra voz llamarle. El aludido se dio la vuelta para observar a Edward, sentado en el piso con un arma en su mano y su ropa algo manchada de sangre, le habían puesto una pequeña manta para cubrirlo. Sosteniendo de la mano al azabache, se volvió a acercar, Zac no había notado la presencia de esa otra persona -¿Dónde estuviste? Imbécil… nos dejaste todo a nosotros- dijo el mismo levantándose un poco del piso. Pero no lo dijo con reclamo, parecía cansado.

-Jamás pensé que harían esto, pero… debí saberlo, ahora Adén y Eliot fueron llevados al hospital- bajo la mirada, todo lo decía con voz sumamente arrepentida. Edward lo miro adolorido pero sin saber que decir.

-¿Qué… que sucedió aquí?- pregunto el menor de los tres.

-No sucedió nada-

-Acabo de ver a una persona muerta, no me vengas con eso, ¿Qué paso?- pregunto ahora dirigiéndose al de ojos miel.

-No estoy muy seguro… todos estaban en el piso, creí que habían matado a Adén, pero él estaba aún consiente cuando llegue, se desmayó en cuanto los vi llegar a todos. Eliot… Eliot estaba inconsciente de igual manera, fue el primero que se llevaron por el elevador del centro y Derek, ese imbécil al fin estaba muerto- pareció relajarse cuando termino de decir aquellas palabras.

-Tú también deberías ir al hospital-

-No, yo no lo necesito, ellos lo necesitan, ¡Un momento!- recordó exaltándose -¡¿Y el niño?!-

-¿Adrián? ¡¿No está aquí?!-

-No lo he visto, se supone que estaba con Eliot-

-Pero si todo fue aquí… tal vez Adri bajo por este elevador- volvió a mencionar el azabache.  

-Llamare abajo para ver si alguien lo vio- el rubio tomo el celular y marco. –No saben nada…- colgó –Tengo que buscarlo, Zac ve con Edward al hospital, los alcanzare- dijo como último y bajo por el elevador. Zac lo observo irse y luego miro el resto de las personas cubrir los cuerpos de quienes ya no existían.

-Vamos- lo llamo Edward y ambos igual bajaron.

 

Estaba escondido entre la lavadora y algunas cajas llenas de ropa vieja. Estaba completamente dormido, soñando las bellezas de un fututo perfecto, de estar con todas las personas que amaba.

Despertó tras escuchar algunos sonidos por fuera de la casa, bostezo, no sabía qué hora era, ni que hacia rodeado de tanta oscuridad, no recordaba nada de lo sucedido. Observo por la ventana la luz de la luna, todavía era muy oscuro, quería saber igual la hora. No se movió un solo centímetro.

Su mente le decía, que estaba sujeto a algún tuvo por una esposa atada a su muñeca, que si hacia algún ruido lo callarían, que tenía que esperar a que Eliot llegara y lo sacara del sótano. Su mente estaba por completo sumida en el pasado. Si tenía que esperar ahí días, lo haría, pero quería que su hermano lo sacara de la oscuridad.

De nuevo escucho un sonido dentro de la casa ¿Había llegado? Miro la gran puerta del sótano a través de las escaleras, entonces noto como se abría la puerta poco a poco. Cerro los ojos cuando noto la luz que entraba por la puerta, se puso tieso, esperando un castigo.

Pero en vez de eso sintió un ligero toque en su hombro, una pequeña caricia, no podía creer que fuera su hermano el que lo sujetara de esa manera. Abrió sus ojos poco a poco encontrándose con los ojos azules de Héctor.

-Estas aquí- le sonrió y lo atrajo hacia el para abrazarlo.

Adri estaba asustado y sin comprender lo que sucedía. Trato de zafarse del abrazo pero no sentía fuerza.

-¿Qué…que haces a-aquí?- tartamudeo, como cuando todavía vivía asustado. – ¡Ve-vete de aquí!- grito con las lágrimas saliendo. Héctor lo observo sin creérselo, no comprendía porque estaba tan asustado. – ¡Él va a venir y se enojara conmigo!- empezó a retorcerse.

-¿Quién va a venir Adrián? Mírame- lo tomo de los hombros para que lo observara, pero seguía con los ojos fuertemente cerrados.

-¡El…se enojara!-

-No, no lo hará, escúchame, él no te  hará daño, no te hará ningún daño, el ya no te quiere hacer daño-

-… ¿Qué?- pregunto incrédulo, quedándose quieto.

-Adrián… Eliot no te quiere hacer daño, el ya no te quiere hacer daño- lo abrazo -Eliot me dijo, que ya no te volverá a hacer daño, que no volverá a cometer los mismos errores y que nunca dejara que alguien más te haga daño. Él me dijo que te ama demasiado- se separó un poco de él, para que lo mirara de frente. –Él está en el hospital ¿Lo recuerdas? necesito que recuerdes lo que acaba de suceder, no te encierres en estos recuerdos-

Adri lo observo confundido, su cuerpo comenzó a temblar, su voz a quebrarse, si, si lo recordaba. De repente lo recordaba, no estaba soñando.

-Él está en el hospital, no saben si sobreviva. Pero quiere que tu decidas, puedo llevarte a casa de mi madre si así lo quieres, quedarte con ella y no volverlo a ver, regresar a tener una vida mejor o puedo llevarte al hospital a que le des apoyo y si quieres aun así llevarte a casa. ¿Quieres que el aun este contigo?- le pregunto tomando su mano.

Adrián desvió la mirada, el recuerdo de ese miedo que sintió jamás lo dejara tranquilo, ni las pesadillas tan oscuras, le aterraba tomar una decisión, pero… quería saber qué hacer para que dejaran de atormentarlo. Dejo de llorar, se tragó sus lágrimas y volvió a observarlo.

-Si…- respondió quedo.

Héctor le sonrió y lo ayudo a levantarse, salieron de la casa y en el auto lo llevo directo al hospital.

 

El viaje fue corto, eran las dos de la mañana y Adri estaba realmente impaciente por llegar. Héctor estaciono el auto y sin apagarlo aun Adri salió corriendo de este, entro abriendo ambas puertas y sorprendiendo a todos los presentes.

-Disculpe- llamo a la señorita – ¡Estoy buscando a Eliot Miller!-

-Permítame un momento- respondió la mujer buscando en la computadora –Si, se encuentra en cirugía-

-¿Estará bien?-

-Los médicos hacen todo lo posible por salvarle la vida-

-¡Adrián!- escucho un grito llamarle, apenas se dio la vuelta fue rodeado por los brazos de su prima –Creí que estabas en peligro- le susurro preocupada por él.

-Estoy bien…-contesto a medias, en ese momento Héctor entro al hospital, observando a ambos.

-¡Me entere que Eliot está aquí! hemos estado en el hospital toda la noche, aun no nos han dado noticias de él, pero Kamil está a salvo- termino la chica con una leve sonrisa, tratando de aliviar un poco a su primo.

-Vamos a la sala, ahí nos dirán todo- llegaron a la sala de espera, pasar por ese lugar fue raro, habían algunas personas durmiendo y otras despiertas pero sin nada que hacer más que rezar por sus seres queridos, algunas otras sufriendo. Pero todas las luces prendidas, tratando de darle esperanza a la gente.

Llego a una de las salas, vio a su tía y a su tutora dormir, también estaban otras dos personas, era uno de los amigos de Eliot, estaba igual sentado junto a una chica que apenas recordaba, ambos despiertos, observándolo. Zac estaba sentado junto a ellas, en cuanto lo vio llegar, se levantó para abrazarlo.

-Qué bueno que estés bien-

-Gracias... Zac, ¿te han dicho algo?-

-No…antes de llegar, escuche que tu hermano había recibido tres balas, una en el brazo, otra en el hombro y la ultima en el estómago, esa es la parte más peligrosa, tienen que sacar todas las balas- le dijo apenado.

Adri lo observo con una expresión de terror en el rostro, no se imaginaba tanta gravedad, le asustaba demasiado. Zac lo noto, trato de darle una sonrisa conmovedora, tratar de relajarlo.

Adri se sentó a esperar junto a los demás, observando como pasaban los minutos en el reloj. Los segundos continuaban girando a una velocidad constante y sin cambiar o detenerse un momento, eran tan lentos. No pueden simplemente detenerse y comenzar a girar en reversa, siguen continuo y nunca llegara el momento en que se detengan.

Dejo de observar el reloj hasta que se dio cuenta de la hora que era, había estado observándolo sin prestar atención, ya habían pasado dos horas. Giro la mirada, y se dio cuenta que el resto igual había caído dormido, incluso Héctor, quien abrazaba a Zac mientras dormían. No los culpaba, habían pasado por mucho.

Se encogió en el asiento y subió sus pies a la silla, se mordió la uña de su pulgar y cerró los ojos. Quería que Eliot estuviera bien, quería que se salvara, no quería que muriera por él, así como había pasado con sus padres, no quería estar solo, sin tener a la única persona que llego a comprenderlo, quería volviera a hacerlo, quería regresar a esos días donde podían conversar, hablar y reír, sin pelear, sin discutir, sin culparse. Quería volver a ver a su hermano, volver a sentir lo mismo que antes del accidente.

Noto entonces que un doctor aparecía en la sala, preguntado por un familiar de Eliot Miller, se puso de pie observando al doctor fijamente, escuchando lo que fuera a decirle.

-¿Eres su hermano?- pregunto.

-Si…-

-Tienes mucha suerte. Él se encuentra bien…-

Adri sonrió de alegría, y sus ojos comenzaron a inundarse de nuevo.

-¡Gracias!- prácticamente grito, ocasionando que Héctor despertara junto con Zac y Edward.

-¿Qué sucede?- pregunto el rubio, Rebecca y la chica igual despertaron.

-Eliot está bien ¡está vivo!- sonrió. Su prima lo abrazo mientras él la recibía realmente aliviado.

-¡Doctor! Y ¿sabe algo de Adén Harrison?- pregunto Héctor, antes de que este se fuera.

-El joven recibió cuatro balas por todo el cuerpo, desgraciadamente aún se encuentra en el quirófano, su situación se complicó un poco más-

-No es posible…- gimió la chica asustándose.

-Les daré noticias de el en cuanto las tenga, por lo pronto, Eliot despertara en una horas, lo hemos llevado a la habitación 113, pueden pasar a verlo en cuanto lo haga si así lo desean-

-Muchas gracias- respondió Héctor despidiéndose del médico. –Adri… deberías dormir-

-No lo hare, quiero esperar a que Eliot despierte-

-Lo sé, pero estarás cansado en cuanto lo haga, te despertare, tranquilo- le volvió a insistir. El menor asintió y dejó que el sueño se apoderara de él.

 

Apenas había permanecido dormido dos horas cuando despertó, viendo a todos aun dormir. Se puso de pie del sillón donde había permanecido acostado. Camino descalzo, ya que se había quitado los zapatos, y comenzó a andar por el hospital, buscando el número de la habitación. Lo encontró rápido y sin problemas. Tal vez por sentirse atraído a ella. Abrió la puerta lentamente y entro, con los ojos cerrados, asustado y nervioso de lo que fuera a encontrar.

Y entonces lo vio, estaba recostado cubierto por la sábana blanca, vendado con el pecho descubierto. Se acercó a él lentamente. Su rostro tenía algunos golpes, pero se veía bien. Lo observaba sin perder ningún detalle, notando el cabello castaño revuelto y el leve movimiento de pecho, recordándole que seguía vivo. Eso era lo que más le preocupaba comprobar, nunca se había detenido a escuchar el sonido de la maquina a la que estaba conectado. Sonrió un poco, y comenzó a llorar en su pecho.

Sostenía la sabana con fuerza, sus gemidos se oían por toda la habitación. Entonces sintió el movimiento. Se despegó de la sabana para verlo. Se encontró con él, con su mirada, con sus ojos, esos ojos que lo llenaban de miedo pero le daban un enorme alivio.

-… ¿A-adrián?- lo escucho llamándolo con dificultad.

Adri lo miro con los ojos sumamente abiertos, mientras las lágrimas seguían resbalando por estos, los cerró con fuerza, acabando de sacarlas y los abrió igual de rápido como los cerro para luego lanzarse a abrazarlo. Se mantuvieron así unos minutos sin decir nada, abrazándose.Eliot volvió a sentir la calidez de abrazar a aquel pequeño con cariño. Una calidez que creyó no volvería a sentir, definitivamente, pensó que moriría. -Perdón…- sollozo el menor y Eliot incrédulo lo alejo un poco para verlo mejor –Ha sido mi culpa de nuevo, por mi culpa estas así, lo siento, perdón ¡perdón!-

-No… no fue tu culpa… no pienses así-

-Pero es verdad-

-No… no lo es, es mía. Toda la culpa ha sido mía-

-Pero yo…yo hice que mis padres murieran, y por mi culpa… tu igual-

-Pero no sucedió…- se observaron a los ojos, sin despegar ni un solo momento la mirada. Adri no quiso seguir sosteniendo la mirada, la desvió a un lado y se separó un poco de él.

-Llamare al doctor…- susurro, se  puso de pie y salió del cuarto corriendo.

 

Apenas había acabado de recorrer el pasillo se detuvo, su respiración se aceleró y al mismo tiempo se tranquilizó. Observo por la ventana del hospital, notando los arreboles de las nubes iluminadas por el sol apenas despertando.

Se dio la vuelta y comenzó a correr de nuevo. Encontró al doctor rápidamente y lo llamo de inmediato. El hombre de edad media asintió y se dirigió a la habitación, Adri se quedó en el lugar, suspiro un poco y luego regreso a la sala de espera, se sentón en el algo incómodo sillón y observo a todos las demás personas que estaban ahí para hacerle compañía. No se atrevió a despertar a nadie, tampoco quería regresar a la habitación de su hermano, se quedó sentado observando la tela del sillón, se acurruco encogiendo sus piernas y se quedó pensando de nuevo.

No falto mucho para que el resto de su familia despertara, su tía fue la primera en hacerlo. Inmediato que lo vio corrió a abrazarlo, agradeciendo que su sobrino siguiera vivo.

-¡Adrián!- gimió la mujer con las lágrimas a punto de salirle. – ¡Estaba tan asustada!- se separó de él.

-Tía…- la llamo, haciendo caso omiso al reciente comentario de la mujer –Yo… yo quiero seguir viviendo contigo, quiero estar contigo todo el tiempo, en la casa, con Rebecca y mi Tío-

-Claro que lo estarás, nunca dejare que estés solo, ¿A dónde fuiste? ¿Por qué corriste de esa manera?-

-Eliot…- la mujer lo observo sorprendida al escucharlo –Estaba con él, el… sufrió un ataque… está aquí en el hospital, le dispararon tres veces.

-¡¿Qué?! ¡¿Cómo...?!-

-Ya está bien- la interrumpió -lograron salvarlo… pero… también quiero estar con él ahora, creo que está mal… no quiero que te enfades conmigo- hablo con una voz de súplica.

La mujer lo observo enternecida y volvió a estrecharlo en sus brazos. -Tranquilo…no me enfadare contigo, si es lo que sientes que quieres, puedes hacerlo- le dijo calmada y con voz suave.

-Tu voz… tu voz me recuerda mucho a la de mi madre- dijo mientras dejaba que lo abrazara. La mujer observaba a la pared y acariciaba su cabello con suavidad, sin decir nada.

Héctor los observaba en silencio, había despertado llegando a escuchar su conversación, pero no quería interrumpir ese etéreo momento. Pero no pudo conservarlo mucho tiempo, cuando Zac despertó de pronto, con sorpresa ocasionando que ambos cayeran al piso, ya que el azabache estaba durmiendo entre las piernas del mayor. Interrumpiendo completamente el momento, y haciendo que el resto igual despertara.

-¿Qué hora es?- bostezo Rebecca, con el cabello desaliñado.

Edward al estar consiente despertó a Yadira con rapidez, ambos se encontraban aun angustiados por la situación del rubio. Como un llamado, el doctor apareció de nuevo, dándoles aviso a ambos que el paciente igual se encontraba bien, aunque una de las balas ocasiono un problema en el hueso de su mano izquierda, por lo que no volvería a utilizarla como antes, aun así, todos estaban aliviados.

El medico también les aviso de la conciencia de ambos. Por lo que podían pasar a verlos. Ambos estaban bien, ambos iba a seguir viviendo.

Estarían en el hospital una semana y media, recibir cuatro balas no era algo de tan fácil recuperación. Durante ese tiempo, Adri visitaba a Eliot todo el día, iniciaba sentándose a lado de la cama y terminaba durmiendo junto a él. Sin faltar un solo día.

El de más fácil recuperación fue Adén, los disparos que había recibido no fueron tan graves, pero agradecía ser diestro, no podía tomar un vaso de agua sin que le temblara  la mano.

Una mañana Adri lo encontró platicando alegremente con Eliot en la habitación del castaño. Resulto que Adén  fue quien evito que le dispararan a Eliot justo en la cabeza. Pues había llegado caminando a pesar de la bala en su brazo, y disparo a Derek por la espalda, a pesar de que ocasionaron un tiroteo dentro. Eliot estaba sumamente agradecido con el rubio.

Cuando salieron del hospital, Héctor dejo que Eliot se fuera a vivir con ellos. Vendieron la casa de sus padres y volvieron a obtener las acciones de la empresa. Todo quedo como un malentendido, y la noticia del secuestro nunca salió al aire.

Todos fueron al pequeño pueblo donde vivía su la tía Ann, Kamil también había salido bien del hospital, sin nada que la dañara, ni lastimara. A pesar de todo, la pequeña seguía teniéndole cariño al castaño, ni siquiera se puso a pensar en que era la culpa de alguien.

Apenas habían pasado dos semanas de todo, Eliot había permanecido en reposo todo el tiempo pero había decidido algo importante. Durante la cena, Adri le llevó la comida a Eliot a su habitación.

Entro con algo de dificultad ya que no podía sostener la bandeja muy bien y observo a su hermano algo apenado.

-Hola… -lo saludo algo apenado. Eliot le regreso el saludo mientras se levantaba para poder sentarse a comer –Es arroz y pollo, tía Ann dijo que era para que te recuperaras más rápido-

-Agradécele de mi parte…- contesto comenzando a comer, Adri lo observaba sentado al lado de la cama, seguía sintiendo que no podrían hablarse igual que antes, pero estaba feliz de que continuaran juntos.

-Oye… Marisa me dijo que podría hacer el examen para una preparatoria muy pronto, dijo que sin duda pasaría-

-¿Y tú quieres hacerlo?- le pregunto algo preocupado.

-Si… quiero volver a estudiar, superarme, tal vez… así deje de sentirme tan inútil-

-No hagas eso- hablo con voz firme.

-¿Qué?-

-No te menosprecies, si sigues haciéndolo, no pasaras el examen y te sentirás peor-

-Pero… no sé si pueda…-

-Yo igual quiero decirte algo- lo interrumpió –La empresa se ha recuperado muy rápido, pero hare un viaje de inversiones con el extranjero-

-¿Qué?-

-Me iré de aquí por un tiempo-

-¡¿Qué?!- volvió a preguntar asustado -¡No! ¡No hagas eso! ¡¿Por qué siempre…?! ¡¡Esas estúpidas…!!- no podía terminar sus oraciones, estaba furioso, no quería que eso pasara, no tenía un bonito recuerdo con la última inversión.

-Cálmate… escucha, ya lo pensé y tome esa decisión, serán dos años, pero voy a volver. Lo que ha pasado, ha sido muy rápido. Estoy seguro de que todavía no te sientes cómodo conmigo…-

-No, no es eso, es solo que… ¿Por qué no seguir? Hasta que vuelva a ser como antes…- pido con suplica.

-No lo creo, quiero dar tiempo…para los dos- lo tomo de la mano –Regresare… escucha, si tu pasas el examen y terminas el primer año de preparatoria, yo haré todo lo posible por volver antes. ¿De acuerdo?- le pregunto, observando su rostro dulce y preocupado que igual lo observaba. Tampoco quería alejarlo de su lado, pero esa no era una opción que debía aceptar.

El menor lo medito un poco… lo pensó tratando de despejar su mente… entonces apretó con fuerza sus ojos y asintió con la cabeza.

El gesto había sido lo más tierno que pudo haber observado. No soportando la tentación se inclinó un poco para estar cerca de los labios rosas del chiquillo, y los beso con gentil y suave tacto. Adri se sonrojo al sentirlo y su corazón comenzó a latir con más fuerza. Era algo de lo que tendrían que hablar. Pero mejor decidió dejarse llevar por el momento…

 

 

 

Ya había pasado un año y media desde que Eliot se fue. A pesar de haber quedado bien, no habían hablado en todo ese periodo de tiempo, ni siquiera una llamada o una carta. El menor estaba empezando a cursar el segundo periodo de quinto en la preparatoria. Apenas ese día le entregaban la boleta del periodo pasado, había conseguido las calificaciones que nunca en su vida pensó tener.

Regresaba a su hogar junto con su prima, la cual cursaba un año más que él.

-Entonces le dije a Brenda que ya tenía el certificado médico pero no, ella estaba dispuesta a usar el chantaje de su embarazo para destruir a su novio-

-¿Pero… que no hace una semana los dos se amaban con todas las fuerzas del universo?-

-Si yo también me pregunto cómo pasó eso-

Cruzaron la esquina caminando a unas pocas cuadras de su hogar.

-Oye y ¿sabes algo de tu hermano?- pregunto cambiando de tema.

-No- respondió normal. En ese tiempo, Adri ya se estaba regresado a ser el mismo chico hiperactivo y alegre, había conseguido bastantes amistades y era de los preferidos por todos.

-Humm, que mal, pero… yo vi ayer en las noticias que la empresa había alcanzado las mejores ventas de todo el año con el éxito de una nueva inversión-

-¿Qué?...- le pregunto deteniéndose.

-Si- la chica igual se detuvo –Salió en las noticias-

-¿Qué más escuchaste?- le pregunto sintiendo como su corazón se aceleraba.

-Ammm- lo pensó un momento -que la inversión ya había acabado, ¿Por qué?-

-Me prometió que volvería…cuando la inversión… se acabara...-

-Y lo cumplí-

 

 

Fin.

Notas finales:

Bueno, ¿Que tal estuvo? Este fue el final, espero les haya gustado y no haya decepcionado a nadie. A mi me encanto.

Como ultimo les aviso que les dare noticias de mi proximo proyecto por nuestra pag en face, no creo que nos tardemos un dia a lo mucho para mostrarselo a todos. Tambien les agradesco a las personas que han pasado por ahi.

Eso es todo.

Gracias.


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