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Io ti Penso, Amore por azumicard

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Notas del capitulo:

 

Sherlock

Habían transcurrido cinco días desde mi última aparición en el departamento de John.  La situación parecía ser ideal para la persona afectada: tenía su privacidad intacta, nada de interrupciones, comentarios sarcásticos; se respiraba un aire de pura tranquilidad. Regresó a los días del pasado, donde solo eran el piano y él.  Durante el intervalo de ausencia, ninguna nota musical  se escuchó del otro lado ya sea día o noche.   Mientras, John contemplaba la oscuridad con aire ausente, el silencio se vio perturbado  por el sonido incesante del móvil. Desanimado contestó, ni siquiera la encantadora voz de Sarah logró cambiar su pésima actitud, era tan oscura como aquella noche nublada.  Finalizado la llamada, seguía sentado en el mismo lugar donde estuve hace días atrás. El mar de pentagramas continuaba adornando el piso, junto a la taza y otros objetos.  Cerró los ojos e intentó dormir de nuevo, era la tercera vez en toda la noche. Fue inútil,  su mente se oponía descansar, al contrario,  necesitaba un estímulo o la compañía de esa persona egoísta, prepotente  y terriblemente talentosa.

Por los corredores del conservatorio, John caminaba bostezando; no pegó el ojo en toda la noche por estar pensando  cómo revertir la situación.  Estaba preocupado, se notaba en su semblante. En medio de sus pensamientos le dio por voltear al lado izquierdo y se llevó una grata sorpresa. El culpable de sus noches en vela estaba caminando despreocupado, cuando se dispuso dirigirle la palabra, una segunda sorpresa constató; una señorita de cabello castaño amarrado en una coleta, estatura promedio, caminaba a su lado. Ella parecía conversar con él porque  le miraba  con una expresión boba. No obstante, el otro no le prestaba atención, sino entró en modo automático, actitud que constantemente adoptaba ante una conversación sin sentido.

En ningún momento, John apartó la vista, los observaba desde una distancia prudencial. Sabía a la perfección que no tenía novia, entonces quién era su acompañante. ¿Quizás una amiga? Rechazó la idea de inmediato porque él no tenía amigos, solo conocidos y el resto de personas; categoría  donde pertenecía John. Sin previo aviso nuestras miradas se cruzaron durante una milésima de segundo; había sido descubierto. Torpemente trató de esconderse detrás de una columna de la estructura. Ahí aguardó hasta desaparecer de su vista. Suspiró suspiró aliviado, pudo respirar con tranquilidad y se dejó caer. Sentado sobre el piso, inclinó la cabeza hacia abajo y volvió a suspirar. Unos zapatos femeninos se pararon frente a él, curioso alzó la vista.

— Llevo esperando quince minutos – dijo Sarah – ,sabes que no tenemos tiempo de sobra para ensayar. Los exámenes son la próxima semana.  Cada segundo es valioso.

— Disculpa, me entretuve en el camino – bromeó y se puso de pie. Con su maravillosa sonrisa tuvo la intención de apaciguar el enojo de su novia –El resto de la tarde y parte de la noche son exclusivamente tuya, me tendrás a tu disposición.

Ella quedó muda ante la proposición. Tardó unos segundos en reaccionar.

— John Watson, sabes cómo manipularme –le ofreció una  mirada llena de amor -  Vamos enseguida antes de cambiar de opinión o buscar otro acompañamiento.

A medida que se alejaban del lugar, John tuvo el impulso de voltear hacia atrás con la falsa esperanza de encontrarme parado al fondo del pasillo. Caminaron en silencio, pero Sarah ignoraba si era por respeto o por aprensión.

 

Después de lidiar con un insoportable ser humano, cuyo nombre nunca recordaré por ser insignificante y de trascendencia. Tenía planeado ensayar las piezas que formaban parte de la evaluación final, sin embargo todo cambio con la llegada de Molly Hooper, una estudiante de la sección de composición musical. Su apariencia frágil contribuía para que muchos de sus compañeros abusen de su gentileza, era una persona demasiada sumisa; una presa perfecta. Acataba cualquier decisión, aun ella no esté de acuerdo, pero esas características no llamaron mi atención, sino el indiscutible talento que poseía en la composición. La conocí durante mi destierro repentino. Estaba sentada en uno de los ambientes de la biblioteca, sola en medio de un mar de papeles y libros a punto de sepultarla. Calculé el tiempo y la probabilidad para que lo inevitable sucediera. Caminé escasos centímetros de distancia con el único fin de acelerar el proceso de gravedad. Cuatro segundos después la torre de libros cedió, su reacción fue retardada, así que intervine satisfactoriamente.

El estruendo de la caída de los libros, le obligó cerrar los ojos por simple reflejo y proteger su cabeza con las manos. Solo fue necesario utilizar un de mis brazos para desviar  la dirección, asunto solucionado. A partir de ese suceso inicié algo llamado “amistad”. Mi plan dio resultado, tenía alguien quien podía proporcionarme material que requería para mis experimentos. El increíble poder que tiene la palabra, más si está cargada de sentimentalismo, algo que los seres humanos no se resisten.

— Sherlock… - habló Molly tímidamente acercándose- ,después que termines, te gustaría…- aclaró su voz que parecía apagarse con cada palabra pronuncia, al igual sus nervios parecían controlar los movimientos de sus músculos- Te gustaría  tomar café – por fin concretó la pregunta.

— Sí. Con dos terrones de azúcar – respondí sin perder la concentración en el objeto de estudio. Debí suponer, mi respuesta la dejó algo decepcionado. La razón es más que obvia, no hace falta explicación alguna.

— Aquí tienes –anunció su llegada. Estiré la mano y ella acercó el vaso para que pueda cogerlo. Di un sorbo, comprobando la intensidad de azúcar; perfecto.

— Molly… podrías traer los otros documentos de hace dos días – mi voz la detuvo- Voy a analizar ambos resultados sobre balance de armonías y escaletas.

— Creía que habías terminado de experimentar.

— No basta con oír la música; además hay que verla.

— Entonces, puede definirse como la ciencia de los amores entre la armonía y el ritmo. Así como los seres humanos que necesitan del uno al otro para poder subsistir en este mundo –A juzgar por su mirada llena de vida, esperaba que yo reafirme lo expuesto. Solo obtuvo de mí, un gélido silencio.

 

Las siguientes horas la dedicamos a concluir nuestros trabajos por separados. Era inevitable no ignorar su mirada acosadora de vez en cuando; es tan predecible como John o idiota. Los días que regresaba supuestamente a dormir, siempre en el trayecto mis pies se detenían súbitamente en la puerta de John.  Una de mis manos terminaba dentro del bolsillo de mi saco, donde se encontraba la llave. Los dedos acariciaban el objeto incitando a mi cerebro ordenar a los músculos moverse y así abrir esa puerta que parecía ser una muralla entre los dos. No obstante, la lógica predominó y seguí caminando. Dicho obstáculo desaparecía en el instante que él iniciaba sus habituales prácticas en el piano. El sonido traspasaba las paredes, llegando a mis oídos una armoniosa melodía llena de vida.  La música puede dar nombre a lo innombrable y comunicar lo desconocido.

 

La composición musical es un campo de investigación que ha llamado mi atención, ya que requiere el estudio de varias disciplinas, tales como la armonía, el contrapunto, la orquestación y el conocimiento de formas musical. En resumen, es complejo cuyo objetivo es la creación de obras musicales, ideal para poner a prueba mis habilidades. Construir música trabajando los sonidos de forma imaginativa, tener la capacidad de hablar a través de los sonidos.  Esto se debe a que la música es una forma artística efímera que necesita ser fijada de alguna manera. Y Molly se convirtió en mi fuente de información. Mi inigualable ingenio era más que suficiente para rechazar la sugerencia de ella, consistía transferirme y así obtener un instructor en la materia. Tengo lo necesario para dominar la composición. 

— Las escalas de los armónicos y de las quintas son las que aseguran para los distintos intervalos la máxima agradabilidad posible. Sin embargo, el uso de estas escalas formadas por intervalos cuyas razones de frecuencias son números enteros, resulta inadecuado, puesto que ascendiendo y descendiendo con estos intervalos ideales estaríamos desviándonos continuamente de cualquier escala fija…– sus explicaciones eran concisas. Adoptaba otra personalidad cuando tenía que hablar temas complejos. Por ese motivo la elegí entre la multitud.

— Esta dificultad puede salvarse si el pasaje se interpreta con instrumentos de entonación libre – agregue- tales como el violín, viola, trombón, voz humana, etcétera. Puesto que pueden producir sonidos de cualquier frecuencia. No ocurre lo mismo con instrumentos de entonación fija: piano, órgano, arpa… porque  que están afinados para determinadas frecuencias solamente.

— Perfecto, lo comprendiste sin ningún problema; al contrario, te adelantaste a los hechos. Eres increíble.

Molly sonreía ampliamente.

— Lección concluida – me levanté del cómodo lugar donde había permanecido toda la mañana y parte de la tarde.

— Sherlock… si no tienes ningún plan después… -sus palabras se quedaban atoradas en su garganta, dificultando la fluidez- Podríamos ir juntos al concierto de la filarmónica de Londres. Tengo dos boletos.

— Debo rechazar tu invitación. Interfiere en los planes que he programado cuidadosamente – disfracé la mentira con otra mentira. Mordió el anzuelo – Pero, seré yo quien te ofrezca una taza de café. Espero no me rechaces. 

— ¡Nunca! – exclamó- nunca rechazaría ninguna invitación tuya. Siempre estaré disponible para ti… - de inmediato se cubrió la boca con sus dos manos.

— Que esperas. Vamos.

 

Salimos de aquella habitación ubicada al final del pasillo. En el trayecto las miradas recayeron en mi persona y la de mi acompañante que parecía no importarle como a mí. Caminamos uno al lado del otro, yo con la mirada de frente y ella viendo prácticamente el piso. Y se mantuvo callada solo escasos cinco minutos, vencido el plazo ya la tenía dirigiéndome la palabra; claro de  manera tímida.  Asentí varias de sus premisas con movimientos de cabeza, ahorrando el esfuerzo físico de articular palabras innecesarias. A unos quince metros de distancia visualicé la imagen de John, caminado. Los signos que manifestaba su cuerpo apuntaban a  insomnio  inducido. En su semblante podía leerse el grado de  preocupación que lo aquejaba en los últimos días.  Tenía ojeras notorias que contrastaba con el tono de piel.  A pesar de la poca afluencia de personas, John no se dio cuenta de mi presencia desde el inicio sino después de descubrir a Molly caminar al lado mío.  A partir de  la  revelación ya tenía ese par de ojos azules puestos en cada uno de mis movimientos y también en los de Molly porque para él era todo un misterio su identidad. Él más que todo sabía mi rechazo a socializar, prefería mantenerme al límite de esta sociedad y sus contradictorias reglas de convivencia.

Inevitablemente mis ojos buscaron contacto visual con los suyos, era una necesidad como respirar. Nuestras miradas conectaron solo un par de segundos porque así lo dispuso John. El muy tonto se asustó por dos motivos: coincidencia y descubierto. Cayó en la desesperación, así terminó escondiéndose detrás de una columna, su inusual reacción contribuyó para dibujar una sonrisa. Reacción que llamó la atención a Molly, quedó atónita verme sonreír. Según ella, carezco de emociones y por eso el verme sonreír lo  convertía en un hecho histórico.

 

Mis actividades en el conservatorio habían culminado, no tenía otra opción más que regresar a mi departamento a seguir estudiando. Sentir inestabilidad por unos segundos me advertía que pronto se agotarían las reservas de energía de mi cuerpo, era indispensable ingerir alimentos. Había llegado el momento de realizar una visita inesperada a John. Saqué la llave del bolsillo, la introduje en la cerradura y la giré. Con la otra mano empujé despacio la puerta para no hacer ruido, tenía que ser sigiloso como las otras veces. Al dar dos pasos, escuché la interpretación de la pieza musical; Beethoven: "Spring" Violín Sonata No. 5". Retomada desde el segundo movimiento. La melodía se mantiene estable, entonces el violín toma su lugar complementándose con el sonido del piano para crear la sensación de primavera a través de notas musicales que te transportan a ese lugar predilecto. Sin embargo eso no sucede con ellos. Permanecía en la entrada escuchando toda la pieza, culminada las voces de los dos intérpretes invadieron el lugar con comentarios.

— Puedo preguntar de que están hablando exactamente – dije, saliendo de mi escondite. El más sorprendido de los dos fue John, tenía los ojos abiertos de par a par y  la boca semi abierta.

— De tu repentino cambio no oficial de la sección de piano a composición musical - dijo Sarah mirando directamente a mis ojos como si quisiera intimidarme –También de tu novia. Como es que se llama… uhm… Oh, sí. Molly Hooper. Felicidades Sherlock, estarás entretenido en ella que no volverás a poner un pie aquí.

—Tengo la sensación de que la búsqueda de la unión con otro es  fuente de gran parte de la infelicidad –respondí su provocación  con rudeza - A falta de talento lo disimulas creando rumores que tú misma sabes que son falsos.

— Basta, Sherlock – intervino, John.

— ¿En serio,  crees que tienes talento? – agregué ante la mirada desafiante de Sarah.

— ¡Por supuesto! Quede tercera en la competencia júnior mundial.

Era más que evidente, ella no tenía intención de aceptar su ausencia de talento con el violín. Por ello, adoptó una actitud defensiva contra mí.  Me vi forzado  realizar una comparación entre sus supuestas habilidades y las mías.

— Préstame un momento -cogí el violín de aquella persona - Mira cómo debe sonar "La Primavera". Bastará con la melodía principal – Coloqué el violín sobre mi hombro, acerque el arco  hacia las cuerdas e inicie con la demostración. Mis dedos  se movían a libertad propia, ejecutando cada pasaje de manera sencilla ante la mirada atónita de Sarah y John.  Quedaron sumergidos en  la adictiva melodía que desprendía el instrumento.

https://www.youtube.com/watch?v=q64VUslNgSI

 

— “Imposible…” – Fue lo primero en pensar Sarah – “Sabía que era excelente tocando el piano, todo el mundo habla de él. Cómo es posible que sea bueno con el violín también. No quiero aceptarlo, pero él es increíble, posee un dominio de técnica excepcional. Una interpretación diferente al mío, el cual me ha dejado sin palabras”.

Por la expresión de sus rostros, entendía que  escucharon lo suficiente. Así que dejé de tocar y baje el violín de mi hombro.

— Y hablando de la competición júnior… esa la gané yo cuando se celebró en Viena - destruí el incómodo silencio creado por los tres. Ya tenía su atención puesta en mí, como debía ser – No estaría demás tomar clases extras, la necesitas con urgencia. Podría  darte unas lecciones privadas de violín, pero careces de talento que es  parte fundamental para convertirse en un músico profesional. No puedes crear algo de la nada; es imposible. Es aplicable en tu caso.

Los ojos de Sarah estaban inyectados de ira y arrugó la frente. Presentaba las mismas características de John cuando se le ocurría enojarse.

— ¡Como si fuera a dejarte que me enseñes!– caminó hacia mí y  arrebató el violín de mi mano-¡Eres un maldito engreído!

— Cálmate, Sarah – John se acercó a ella para tranquilizarla. No logró su objetivo.

— ¿En serio? –realiza una mueca de inconformidad, haciendo visible su ira –¿Prefieres  darle la razón a él que defender a tu propia novia? Te desconozco, John Watson, nunca creía verte adoptar una postura tan ridícula. Eres un estúpido…

— Espera… espera, Sarah – fue detrás de ella. La tomó del brazo para detenerla - …Estás malinterpretando la situación, no son como la imaginas. Permíteme expresarte mi opinión…- fue interrumpido por una voz ensordecedor.

— ¡NO! Ahórrate tus explicaciones. He tenido suficiente escuchando las palabras de ese sujeto. Es imposible quedarme otro minuto aquí, teniendo a él tan cerca. No seré parte de su estúpido juego. ¡Me voy!...  quédate con tu amado Sherlock.

— P…pero qué estás insinuando, Sherlock solo es un amigo.

— Pienso lo contrario, parecen más… - no concluyó la frase por la protesta de John.

— No soy gay.

— Sin embargo, le has colocado en un lugar privilegiado, por encima de todas las personas importantes para ti.

— No es así, porque no dejas que te explique.

— He visto y escuchado lo necesario para entender una cosa…  - era evidente que no iba a revelar el motivo. Dejó a John más confundido que al inicio. Sin más que decir, salió furiosa del departamento, el golpe en la puerta confirmó cuan enojada estaba.

 

 

El corazón y la mente de una mujer son enigmas insolubles para el hombre.  La inesperada reacción de Sarah no la comprendí del todo. Es una persona impulsiva, detrás del disfraz  aparecía la falsa imagen de una mujer compresible, amorosa y delicada. Cuyas características atrajo la atención de John para escogerla como su novia.  Había transcurrido alrededor de dos minutos y él continuaba ahí parado en completo silencio, con la mirada perdida en el vació inmenso de la puerta de salida. Para una situación como esta: no hay nada más estimulante que el mundo esté en tu contra. Contribuye  el estado emocional en la persona para ejecutar una excelente interpretación, claro dependía la intensión del artista.


Mientras caminaba hacia él, pensé que la mejor forma de sacarlo del estado donde se encontraba era a través de la música. Lo tomé de la mano, el roce de nuestras pieles provocó que volviera en sí. Su primera reacción fue emitir un sonido de sorpresa, acto seguido lo estaba arrastrando hacia la puerta. La segunda reacción consistió en realizar un sinfín de preguntas lanzadas una tras de otras. Al no tener respuesta intentó librarse de mi agarre; casi lo logra. Entonces, oprimí con más intensidad su mano al punto de lastimarlo. Salimos de su departamento y él seguía protestando como si fuera un niño consentido. Con dificultad logré abrir la maldita puerta que no quería ceder. Entramos a mi departamento  sumido en la oscuridad, había olvidado abrir las persianas durante el día. A pesar de ello, encontré el interruptor y el lugar quedó iluminado.

 

Había llegado el momento de liberar a mi prisionero. Cuando aflojé el agarre pude sentir como su mano se deslizaba lentamente. Comprobé que John posee manos calientes, aún quedó impregnada esa calidez en mi piel que desafortunadamente se extinguió al paso del tiempo.

— Puedes explicarme, qué carajos te sucede –volvía a ser el origen de su enojo – Gracias al espectáculo que armaste, la propietaria  del departamento 202  nos vio entrando a tu departamento.  Oh por Dios, qué clase de ideas estará pasando por esa mente retorcida suya.  Sabes bien que ella tiene la fama de tergiversar los hechos.

— Fuiste tú  el que estaba gritando, en cambio yo mantuve la compostura.

— No puedes obligar a las personas hacer algo que no quieren.

— Dependiendo de las circunstancias… Adelante – con mi mano estirada le ofrecí pasar a la sala de estar que estaba algo desordenada.

— ¿Por qué estoy aquí exactamente? – soltó la pregunta una vez sentado en el sofá.

— La música.

— ¿Perdón?- puso un rostro de confusión. Realmente no sabía el motivo.

— Llevas practicando la sonata para violín N°5 Beethoven,  durante tres días y su interpretación es pésima, cada quién toca por su cuenta. No se han tomado la molestia escuchar la verdadera pieza para saber cómo debería sonar – John se quedó callado. Proseguí -  Pecaron de soberbia al pretender saber más que el artista.

— Ya cállate. Sé a dónde quieres llegar con tu sarcasmo – habló sin verme a los ojos como suele hacer. Estaba avergonzado – Ponla de una vez por todas para escucharla.

 

El estuche del CD estaba en el lugar donde lo dejé la noche anterior. Solo tuve que presionar el botón  play, el equipo de sonido hizo su trabajo; música invadió cada rincón del recinto. John pidió amablemente alzar el volumen hasta un límite permitido para el oído humano. Lo único que quería escuchar eran esos hermosos sonidos del piano acompañando al violín de manera armoniosa. Los cuatro movimientos que se constituye la pieza sin duda te hace pensar en la primavera, sobre todo el tema principal del primer movimiento.

— Con que así suena realmente la pieza...–dijo John, al concluir la melodía. Aún tenía los ojos cerrado - Es completamente distinta  a nuestra interpretación.

— Por supuesto. La versión que interpretaron suena más a "año nuevo" Y realmente fue una tortura para mis oídos – para mi sorpresa, John no protestó sino se mantuvo en silencio con el rostro sereno; como si estuviera en estado de meditación.

— Sherlock… - pronunció mi nombre y sus ojos cobraron vida, al igual que su rostro. Alzó la mirada, buscando atraer mi atención - ¿Tocas el violín conmigo?

— Pero, solo una vez. 

                                                                       

Su repentina petición me llevó a buscar el violín  dentro de mi habitación. Había permanecido guardado durante todo este tiempo en la parte superior del armario. Lo  saqué del estuche, me bastó observar las cuerdas para comprobar que estaba en perfecto estado; afinado. Regresé a la sala de estar y  encontré a John manipulando mi piano a libertad propia sin mi consentimiento. Estaba fascina con los sonidos que producía el instrumento. No comprendí en ese momento por qué tocar el piano que utilizaba le producía tanta alegría, tenía una expresión boba. Es absurdo, si todos los pianos son iguales.

— ¿Empezamos? –pregunté.

— Por… por supuesto – titubeó por un instante y recobró su actitud de siempre.

— Si vas a tocar conmigo tienes que ser preciso – le advertí no solo con el tono de mi voz, también con la mirada - No toques por tocar. Escucha muy bien lo que tocas.

— Por qué tienes que dar tantas indicaciones. Memoricé la partitura en estos días. Sé cómo tocarla, Sherlock. Me tratas como si fuera un principiante o un niño.

— Es por eso que no acepto ser acompañante de nadie. Evito problemas innecesarios.

—  Bien, bien, ya te entendía… -se manifestó, haciendo un ruido con el piano al ejercer presión con su mano contra las teclas- Voy a tocar tal cual escuché en el CD.

 

A mi señal iniciamos con la interpretación; nuestra primera colaboración. El sonido de los instrumentos logró complementarse casi a la perfección si no hubiera tocado esa nota por demás. Que idiota, pero...  algunas veces los idiotas pueden hacer cosas maravillosas. El tema principal del primer movimiento presenta un carácter de frescura y suavidad. Sin olvidar la expresividad que vuelca Beethoven en su obra. Hasta ese momento todo iba bien, el reto vendría después. En el segundo tema es particularmente característico: un trazo en semicorchea que concluye en blanca anunciado con todo boato por el registro alto del violín, protagonismo.

 

— “Ah, es fantástico...–pensó, John mientras tocaba el piano – Entra justo cuando quiero. Claro,  porque está dirigiendo perspicazmente con su violín, cuando debería ser al revés. Siempre tomando el control de todo,  pero me agrada estar bajo su mando. Que tranquilidad… -relajó su cuerpo y sus manos tocaban por instinto. Consideró la mejor experiencia de su vida tocar a dúo con Sherlock.  - Es fabuloso. Puedo visualizar un campo de flores de ahí el nombre Primavera”.

 

Tras este torneo violín-piano, se queda uno extrañamente sorprendido al encontrarse con pasajes tan frescos como la brisa en los campos acariciando tu piel. Los sostenidos del violín imprimen una cierta amable respetabilidad al conjunto, pero si la viveza del primer movimiento se repite, su misterio, en cambio, ha desaparecido. El tema, radiante de un humor sin sutilezas, aparece bajo las formas más insospechadas, como la de una figura de bajo en el piano. Y John solo necesitó escuchar el CD para tocar tan bien… Debo tener cuidado con él. 

— Que extraño-  comentó John, finalizado la interpretación -  No me sentí así cuando la toqué con Sarah. Pero no importa… ella dijo que le gustaba nuestra interpretación.

— Hay una palabra para describir eso: Autocomplacencia. No sabe lo que significa acompañamiento, no escucha el piano; toca por su cuenta. Cada quien está tomando un rumbo distinta al otro, sin llegar a complementarse.

— Pero, lo hice contigo… – unos murmullos salieron de su boca, los cuales no logré comprender. Poseía esa misma sonrisa misteriosa – Sherlock… ¿Quieres salir a comer? Fue ese el motivo que irrumpiste en mi departamento ¿cierto?

— En parte –realicé una pausa –Conozco un restaurante cercano de comida China, está abierto hasta la madrugada.

— Bien. Iré por mi chaqueta y nos vamos.

 

 

De inmediato abandonó el lugar; literalmente salió corriendo. Mi primera impresión estuvo relacionada a una necesidad fisiológica; alimentación. Sin embargo al ver su rostro escasos segundos cuando pasó  por mi lado cambié de opinión. A John le ocurría algo distinto, algo que afectó su estado emocional. Lo mismo me sucedió,  experimenté una sensación indescriptible al tocar con él. Estaba en una especie de shock.

 

Notas finales:

Si desean pueden escuchar la música del link que dejé en el capítulo. Haber si alguién podría enseñarme a  vincular el link; no tengo idea. Le estaría eternamente agradecida T.T Así podrían escuchar las futuras piezas musicales. 

Hasta la siguiente actualización. Ciao ciao. 



 


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