(Alex)
Desperté sintiéndome confundido y desorientado. No sabía donde estaba. Intenté incorporarme, pero sentía el cuerpo pesado.
Logré reconocer el lugar, ya que había estado varias veces ahí. Era la enfermería del colegio.
¿Cuánto tiempo llevaba dormido?¿CÓMO HABÍA TERMINADO AHÍ? Esas preguntas rondaban mi cabeza.
Entonces me di cuenta de que tenía encima una casaca, que al parecer alguien me había puesto a modo de manta. La miré fijamente y algo hizo “click” en mi cabeza.
“Creíste que dejaría que te mates?... Yo no soy como los que me dijiste”.
Ese chico…¿Era real?¿Me había a salvado? ¿Había ocurrido o era solo imaginación mía?
Hice acopio de fuerzas y logré levantarme. Me tambaleé hasta la puerta y me detuve antes de abrirla.
-Si, ya sé que ya tardé bastante- escuché una voz- pero todavía voy a demorar… Es que tengo que acompañar a alguien, no quiero dejarlo solo. Ok… Cualquier cosa te llamo.
Escuché unos pasos y logré alejarme de la puerta justo antes de que ésta se abriera.
-¡Vaya! Que bueno que ya despertaste.
-¿Tú me trajiste aquí?- pregunté nervioso. Lo último que recordaba era haber rechazado su ofrecimiento de llevarme al hospital.
-Sip. ¿Ya te sientes mejor?- preguntó acercándose. Yo solo asentí, aún nervioso. Él tomó mi muñeca y miró los vendajes.
-No lo vuelvas a hacer.- dijo con voz suave, mirándome fijamente.
-¿Por qué no? A nadie le impor…
- A mí me importa- me interrumpió- Ya te dije. No soy como los que dices. Ni siquiera te conozco y me preocupo por ti.
-No es posible. So un extraño para ti- dije bajando la cabeza, intentando huir de su mirada.
-No lo sé. Sólo… Quiero conocerte. Ayudarte.
Me quedé pensando. ¿Serían esas realmente sus intenciones? No sabía si debía confiar en él.
-¿Cómo sé si puedo confiar en ti?
El sonrió.
- Te contaré todo lo que quieras sobre mí si quieres. Prometo cuidarte, siempre.Pero ya deberíamos salir de aquí, ya va a ser de noche.
-¿Qué hora es?
-Seis y media… Vamos, te llevo a tu casa.
Negué con la cabeza. No porque no quisiera que él me llevara, si no porque no quería estar en casa. Me sentiría demasiado solo y me deprimiría de nuevo.
-Entonces…- se puso pensativo- ¿Quieres venir a mi casa? Digo, no te dejaré aquí ni mucho menos en la calle.
Lo miré indeciso. Aún no confiaba del todo en él.
-Vamos…- suspiró- Si quisiera hacerte algo lo habría hecho mientras estabas inconsciente.
-Bueno, si…
-Entonces vámonos- dijo y me llevó afuera.
-Espera- me detuve. Había olvidado preguntar algo súper importante. Me golpeé mentalmente por haberlo olvidado.
-¿Qué pasa?
-¿Cuál es tu nombre?
Al parecer a él también se le había olvidado, pues empezó a reír.
-Soy William, pero puedes decirme Will o Liam, como quieras.¿Tú?
-Alexander… Sólo dime Alex.
-Ahora sí.-volvió a sonreír- vámonos.
Tomó mi mano, guiándome a la salida. Las miré y sentí una extraña calidez. Me sentía… ¿Seguro?¿Protegido?
Salimos del colegio y Will llamó un taxi. Subimos en él y dio la dirección.
-Y…¿Qué hacías en el colegio?- pregunté, tratando torpemente de sacar tema de conversación.
-Acompañaba a mi primo, que tenía que firmar unos papeles para la inscripción?
-¿Y donde está?- pregunté.
-Se regresó antes, le dije que me iba a quedar contigo.
-Ah… Entonces hablabas con él- dije sin darme cuenta.
-Hummm…¿Me estabas espiando?-preguntó riendo.
-¡¿Qué?! N-No- miré hacia otro lado, nervioso. Luchaba por no sonrojarme.
“I bleed it out, digging deeper just to throw it away
I bleed it out, digging deeper just to throw it away
I bleed it out, digging deeper just to throw it away
Just to throw it away, just to throw it away”
-¿Qué sucede, Diego?... Sí, ya voy…. Me quedé a cuidar a alguien. Ya lo versa, está yendo conmigo… ok, bye-
Colgó el teléfpno y me miró.
-¿Quién es Diego?- pregunté curioso, frunciendo un poco el ceño.
-Jeje… es un amigo mio. Ya lo conocerás.
-Ah, bueno. Al parecer te gusta Linkin Park- dije, recordando su tono de llamada.
-¡Sí! Los amo. Pero también me gustan muchas otras bandas, que si las nombrara nunca acabaría.
- A mí también me gutsta Linkin Park- sonreí- Pero más que nada escucho música asiática. Amo escucharla en volumen alto y que nadie a mi alrededor sepa lo que dice.
-No mames…-respondió el castaño- ¡Yo amo a Bts!
-NO me jo… Yo tmabién los adoro- dije emocionado.
-Sísí. Y a Mblaq y a Exo- dijo con un brillo en los ojos.
-¿Acaso me lees la mente?- reí. Estaba feliz. Era la primera vez que coincidía en gustos con alguien en tanto tiempo.
-Lo sabía- dijo Will- eres bastante agradable- sacudió mi cabello, como a un niño pequeño. Yo bajé la cabeza, sintiendo un pequeño ardor en mis mejillas, rogando por que él no lo notara.
-¿En que grado vas?- preguntó, después un tiempo de silencio.
-4to, ¿Tú?
-Igual-sonrió- Espero que me toque en la misma clase que a tí.
-¿Por qué?-
-Prometí cuidarte. Y así lo haré.
-No soy un niño, no hace falta que me cuides- repliqué.
-Yo diría que sí. No te lo tomes a mal. Pero no me gustaría que cometas otra locura como la de hoy.
Bajé la mirada por milésima vez al recordarlo. Recordé laz razones que me impulsaron a hacerlo. El dolor y la desesperación que me había inundado.
Sentí mis ojos arder. No quería recordarlo, era horrible. Me torturaba y destruía por dentro. No lo soportaba.
Sin que pudiera evitarlo, las lágrimas comenzaron a caer de mis ojos. Intenté calmarme, pero me fue imposible. Odiaba llorar frente a los demás y era la segunda vez que lo hacía frente a Will. De seguro ahora pensaba que era un debilucho llorón.
Cubrí mi rostro con las manos y sollocé.
Al contrario de lo que esperaba, sentí sus manos tomar las mías y retirarlas de mi cara.
- Lo siento- dijo con voz suave- No era mi intención hacerte sentir mal. No me gusta verte así.
Dicho esto, me atrajo a él y me abrazó fuertemente. Acarició mi cabello y poco a poco fui calmándome.
¿Será que puedo confiar en él?
-Ya casi llegamos- dijo cuando rompí el abrazo- Pronto conocerás a mi familia.
-Lo dices como si fuéramos pareja- él rió.
-En si no son familia de sangre, pero los considero mi familia.
-¿Y tus padres?
-Ellos viven en la capital. Mis amigos y yo nos mudamos aquí debido a ciertos inconvenientes.
Pude percibir algo raro en su voz, como si ese incidente del que hablaba le causara dolor.
-Llegamos- Habló. Su expresión había vuelto a una sonrisa cálida y reconfortante.
Bajamos del auto y Will pagó. Me quedé sorprendido unos segundos. La casa era enorme. Mi acompañante rió al ver mi expresión y metió la mano al bolsillo para sacar sus llaves.
Entramos y alguien se le lanzó encima a Will, abrazándolo. Era un chico de cabello rubio, un poco más bajo que él. Tuve una sensación molesta e incómoda al ver aquello, pero no sabría explicar el porqué.
-¿Por qué tardaste tanto? Creía que te habían secuestrado y que tendría que putearme para pagar el rescate.- dijo el rubio, exagerando “un poco”.
- No seas dramático. Ni siquiera tardé tanto- respondió el castaño entre risas.
Miré hacia adelante y me encontré con otro chico demasiado parecido al que se abalanzó sobre Will. Parpadeé un par de veces para asegurarme de que no estaba teniendo alucinaciones, pero el chico seguía ahí.
“Deben ser gemelos” pensé.
A él si se le podían ver los ojos, los cuales eran verdes. Ambos eran ligeramente más altos que yo, aunque no podría decirlo con certeza en ese momento.
El rubio al frente mío me miraba seriamente, seguramente preguntándose qué rayos hacía yo ahí. Al lado suyo había un chico con cabello teñido de morado y ojos grises.
Carraspeé y Will pareció recordar que yo también estaba ahí.
-Chicos, éste es Alex. Va a mismo colegio al que iremos y en el mismo grado.
-¡Es re tierno!- dijo el rubio uno, acercándose y peñiscando mis cachetes. Lo fulminñe con la mirada pero al parecer no surtió efecto.
-Ya déjalo que no es un muñeco.- intervino Will.
-Pero es que está bien mono- respondió- ¿No lo crees, Diego?
El chico de pelo teñido me miró de pies a cabeza, leugo sonrió.
-Tiene lo suyo, no está mal
El rubio dos frunció el ceño y miró molesto al pelimorado. Éste lo notó y se rió.
-No te enojes- lo abrazó por la citura- Sabes que solo tengo ojos para ti.
Le dio un beso en los labios. Me sorprendí un poco, no me imaginaba que fueran pareja.
Se separaron y el más bajo me miró aún más serio.
-No soy lindo ni guapo- dije un poco triste- No podría compararme contigo.
El chico se acercó a mí y acarició mi rostro.
-Sí lo eres, te lo aseguro- me sonrió y sentí mi rostro arder, otra vez.
-No se me pongan sentimentales que nisiquiera se han presentado.- dijo Will.
-Cierto- dijo el rubio uno- Soy Jeremy, pero puedes llamarme solo Jem. Y al igual que mi hermano y Diego, soy gay.
-Yo soy Jake- dijo el otro rubio.
-Y como ya sabes, yo soy Diego.
-¿Los tres son gays?- pregunté, algo asombroso.
-Sí, y… em… Yo también lo soy.- dijo Will, algo nervioso, mirándo expectante.
De seguro esperaba que yo no reaccionara mal
-Ah…. Pues… Yo también… lo soy
-Eso no lo sabía- dijo el castaño con una media sonrisa.
- Sí… Solía ser un secreto, pero cometía un error y ahora todo el colegio ya lo debe saber.
-¿Y no te preocupa?- habló Diego- Digo…¿No te harían bullyng o algo así?
-Nop. En el colegio no son homofóbicos, al menos la mayoría. Uno de los chicos más populares es gay, así que creo que es por eso.
Oí suspiros de alivio.
-Es bueno saber eso. Así no sucederá los mismo que antes.- dijo Deigo.
Jake miró al suelo y apretó su mano. Él lo abrazó y yo seguía preguntándome qué habría pasado.
Will se acercó a mí.
-Hay que ser cuidadosos con Jake- susurró.- Todavía está algo afectado por eso. Te lo contaría, pero eso debe hacerlo él.
Yo solo asentí y él me sonrió.
-Bueno, bueno- habló Jeremy- Dejemos el drama y hablemos de otra cosa.
Los cuatro asentimos.
-Yo quiero comer- dijo Will, poniendo carita de cachorro.- Muero de hambre.
- Vamos a Mcdonal’s- se emocionó Jeremy.
-Ok, vamos- respondió el chico a mi costado- Espera… ¿No quieres cambiarte? Digo… No creo que te agrade seguir usando el uniforme.
En ese momento recordé que aún estaba en uniforme escolar y la camisa tenía una mancha de sangre en la parte posterior. Sin mencionar que estaba sudado.
-Quisiera poder cambiarme, pero no tengo ropa.
-Te presto la mía- dijo Will y mellevó al interior de la casa. Entramos a una habitación, que supuse era la suya. Abrió unos cajones y sacó una camiseta, un pantalón y una casaca.
-Toma- me los tendió- si quieres poder darte un baño. Pero no te demores mucho. – señaló una puerta- Hay toallas en el armario que está en el baño.- dijo antes de salir.
Entré al baño, cogí una toalla y me quité la ropa.
Entré a la ducha y abrí la llave. El agua fría me ayudaba a relajarme