(Will)
Me encontraba visitando mi futuro colegio. Iba a estudiar ahí a partit de la semana siguiente.
Mis amigos y yo nos habíamos cambiado de colegio y de ciudad hace unos días debido a ciertos problemas que nos involucraban a los cinco.
Jake y Diego fueron los más afectados, más Jake. Conocí a Jake y a su hermano gemelo gracias a Diego.
Yo terminé siendo afectado por defender a mis amigos y comenzaron a fastidiarme a mí también. Pero entre los cuatro nos apoyabamos y lograbamos soportar a los demás.
Andábamos siempre juntos, bueno casi siempre…
En un descuido ocurrió algo, que fue el detonante para nuestros padres. Jake salió más afectado de lo usual y eso nos alarmó.
Mi madre hablo con los padres de los demás y llegaron a un acuerdo. Este consistía en que los cuatro nos mudaríamos a otra ciudad.
Nuestros padres no se podían mover de la ciudad por asuntos de negocios, por lo que no podrían venir con nosotros; así que queadaríamos a cargo de un primo mío: Antony.
Debo admitir que me dio pena dejar a mis padres, pero no podría haber soportado más lo que ocurría y estoy seguro de que los demás tampoco. Después de aquel incidente ocurrido en los baños del colegio, Jake aún no se recuperaba del todo; y no sólo eso, andaba muy callado y serio. No era el mismo de antes.
LA casa en la que ahora vivíamos bastante grande y tenía piscina. Jake y Jeremy compartían habitación; Diego, mi primo y yo, en otras tres.
Habíamos llegado el lunes y ya era viernes. Vine al colegio acompañando a mi primos, quien tenía que firmar unos papeles con respecto a la admisión del colegio. En vista de que iban a tardar bastante, decidí ir a dar una vuelta por el colegio.
Era grande, más que mi antigua escuela. El timbre de salda acababa de sonar y empecé a caminar rápido para no chocarme con la multitud desesperada por llegar a casa.
Vi la entrada de los baños y quise entrar a mirarme en el espejo. Lo sé, eso sonó muy diva, pero tengo la costumbre de andar arreglandome el cabello.
Ni bien entré, me quedé helado. Frente al lavatorio, había un chico deslizando una navaja por su muñeca.
Me quedé quieto unos segundos y luego reaccioné. Saqué un pañuelo de mi bolsilo y me acerqué lentamente para no asustarlo. Cuando estuve lo suficientemente cerca. Me di cuenta de que éste tenía los ojos cerrados y respiraba lenta y profundamente.
Con mucho, mucho cuidado, coloqué el pañuelo encima de del corte recién hecho, ejerciendo un poco de presión para que dejara de salir sangre. Inmediatamente, el chico abrió los ojos y me miró asustado. Pude apreciar muchas emociones en sus ojos, tales como tristeza, decepción, soledad y desesperación. Su mirada estaba tan cargada de dolor que habñia comenzado a afectarme.
-¿Por qué?- alcancé a decir a duras penas.
-Por que solo soy un estorbo. Todos estarán felices o no les importara que lo haga- respondió el con voz débil.
-¿Cómo que no? ¿Y tus padres? ¿Tus amigos?- pregunté asombrado.
- A mi padre nunca lo conocí. Mi madre no anda mucho en casa . Amigos…-bajó la cabeza- no tengo… A nadie le interesa ser amigo de alguien como yo.
No sabía que decri.¿Realmente estaba así de solo? Si era así, la vida de este chico debía ser endemoniadamente difícil.
Dos gruesas lágrimas cayeron por sus mejillas. Casi sin darme cuenta, las limpié con mi dedo pulgar. Lo abracé en un impulso, al verlo tan triste. Él se quedo un rato y luego pude sentir como me abrazaba fuerte. Sin solotar mi agarre de su herida, apoyé su cabeza sobre mi hombro y el siguió llorando.
Apenas lo conocía, pero sentñia una inmensas ganas de protegerlo.
Cuando se calmó un poco. Se separó del abrazo y habló:
-¿Quién eres? Nunca antes te había visto,
-Soy nuevo. Estudiaré aquí a partir del lunes- respondí.
-Ahhh… Em… Gracias, por… Bueno, ya sabes- dijo él nervioso.
-¿Creíste que dejaría que te mates?- dije y el asintió- Yo no soy como los que me dijiste. Además, a mí me pareces un chico agradable..
Él sonrió débilmente.
-Tengo que llevarte al hospital- dije al acordarme de su herida.
-No… hace… falta- dijo con voz entrecortada.
-Al menos déjame llevarte a la enfermería. Tengo que asegurarme de que estés bien.
-No es nece…- parecía que quería decir algo más, pero no pudo. Logré atraparlo antes de que se golpeara contra el piso. Lo cargué al estilo princesa; era un chico delgado, así que me fue fácil.
Caminé rápidamente hacia la enfermería y entré pidiendo, casi gritando, por ayuda. La enfermera me indicó que lo colocara en camilla y empezó a revisarlo.
Determinó que no había sido muy grave, pero que debía descansar y cuidar de la herida. Dijo que se había debilitado debido a la pérdida de sangre.
No sé en qué momentose quedó dormido. Me quedé observándolo detenidamente, fijándome en su aspecto.
Tenía el cabello negroy desarrglado. Estaba un poco largo y casi le cubría los ojos. Su rostro era delgado y pálido, en contraste con las oscuras ojeras que se encontraban alrededor de sus ojos. Seveía bastante frágil.
Fue entonces que me acordé de que no le había preguntado su nombre. Reí ante mi olvido, no podiéndolo creer.
Este chico me había desconcertado totalmente. Me era difícil creer que no tuviera amigos, se veía bastante amable.
No sabía por qué, pero le habñia tomado mucho cariño y ni lo conocía.
¿Qué me has hecho, chico desconocido?