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Los príncipes no se casan por amor por Yais

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Notas del capitulo:

People :D, espero que este capitulo les guste ;).

Capítulo 3

Era usual que Naruto tuviera ataques de irracionalidad y por regla general se arrepentía de las cosas que hacía o decía cuando estaba en ese estado. Hizo su último desastre una semana atrás, en el Belfast, justo después de que salió del servicio.

En aquel momento abrió la puerta del baño dándole un fuerte empujón con la mano derecha, asustando a la persona que estaba por entrar. Después, sin disculparse, caminó con paso firme en dirección a su mesa y en cuanto distinguió a Gaara, clavó sus ojos en él. La intensidad de su mirada fue tal que su amigo dejó de comer y le devolvió un gesto de intriga mientras esperaba a que llegara a su lado.

Naruto tuvo la impresión de que Gaara no estaba parpadeando y que incluso no respiraba. Así que para no darle más vueltas al asunto, le dijo –iré contigo –con voz mortalmente seria.

Gaara no le respondió de inmediato y el rubio sospechó que no se esperaba que le dijera aquello, o simplemente no estaba acostumbrado a las pronunciaciones dramáticas. Pero cuando lo vio sonreír sus especulaciones pasaron a segundo plano y se sorprendió. Aquella no era la sonrisa amable o moderada que Gaara siempre le dedicaba. Sino el gesto de alguien que acababa de ganar un juego de póker y por fin puede dejar de fingir que lo que pasa a su alrededor no le afecta.

–¿Es tan buena noticia? –preguntó a la vez que se sentaba y entonces Gaara recobró la compostura.

–Sí –respondió–. Creí que jamás aceptarías.

–… creo que ya es tiempo de intentar algo diferente.

Otra vez Gaara no pudo ocultar su emoción, volvió a sonreír y afirmó con la cabeza. –Será diferente. Más porque quiero presentarte a unos amigos.

–¿A quiénes? –no estaba muy interesado en el tema, preguntó sólo por hacerlo.

–Uno fue mi compañero de la escuela, el otro... hace tiempo que no lo veo. –Gaara bajó la mirada y justo después cambió de tema.

Salvo la ocasión en que le había mencionado su trabajo, el pelirrojo rara vez le hablaba de cosas que no los involucraran a ambos o daba pie a preguntas sobre el pasado. Era por cortesía, pues sabía que Uzumaki no se sentía cómodo con ese tipo de temas.

 

Naruto no era dado a retractarse, pero, mientras empacaba para su viaje con Gaara, comenzó a pensar que faltar a su palabra no era tan grave. ¿En qué había estado pensando?, era claro que su abuela hubiera deseado que olvidara a Sasuke. Pero para que lo hiciera, probablemente le hubiera dado una botella de sake en vez de decirle que saliera con Gaara. La filosofía “un clavo saca a otro clavo” correspondía más a la personalidad de su abuelo Jiraya.

 

–¿Vas a regresar? –. Itachi preguntó desde su cama, lugar donde estaba sentado para asegurarse de que Naruto no metiera demasiadas cosas en la maleta. Por muy inteligente que fuera, y aunque entendiera a la perfección que su papá no iba a abandonarlo, no dejaba de ser un niño de cuatro años que jamás se había separado de su progenitor.

–Claro que sí.

–¿Puedo ir? – Itachi formó una expresión lastimera.

Naruto lo pensó unos segundos –tu tía Tenten vendrá mañana, ¿no quieres verla?

Itachi hizo un gesto de disgusto. Por teléfono su tía le había dicho que le llevaría una sorpresa que lo haría gritar de felicidad. Él jamás hacía escándalo, así que debía ser algo bastante bueno. –Sí.

–Ita – Naruto se botó en la cama y le hizo señas para que se acurrucara a su lado –¿quieres que te traiga un caracol de la playa?

El menor continuó con el gesto compungido, pero al final asintió y se recargó en el brazo de su padre. –No tardes mucho –le pidió.

 

A diferencia de Lee, Neji no estaba contento de que Naruto se fuera con Gaara y se lo hizo saber al tiempo que le pedía que se cuidara y le juraba que tendría el teléfono a un lado todo el tiempo. Tan pronto se lo pidiera iría por él a donde fuera que estuviera. Naruto le sonrió a modo de agradecimiento y le dijo que también tendría el teléfono a la mano. Que podían llamarle a la hora que quisieran y contestaría inmediatamente.

 

El simposio de Gaara sería en Kiri, así que para llegar ahí tenían que subirse a un avión. Por desgracia, en vez de que Naruto se emocionara porque aquella sería la segunda vez que viajaría por aire, tan pronto puso pie en la pista recordó a Sasuke. Uchiha fue el primero en darle la oportunidad de subirse a un aparato como ese. A su jet.

–¿Esta es primera clase? –le preguntó a Gaara una vez que llegaron a sus asientos y notó que los sillones se veían más cómodos y espaciosos que los de la sección contigua.

–Sí.

–Pero esto es muy caro... –el rubio frunció el entrecejo.

–Eres mi invitado –Gaara fue tajante y se ganó que Naruto le diera un empujón que lo hizo caer sobre su asiento sin nada de gracia.

Gaara, la aeromoza que pasaba por ahí y la pareja sentada en los asientos al otro lado del pasillo, miraron a Naruto perplejos, pero él los ignoró. Acomodó su equipaje en su maletero y al sentarse le recordó a su amigo que no le gustaban los regalos.

–Te di dinero para que compraras clase turista –le gruñó– tendrás que decirme cuánto te debo ahora.

Pasaron varios segundos hasta que Gaara recobró la compostura y se acomodó en su asiento. –Sobre eso, el viaje lo está pagando el hospital donde trabajo, incluidos los gastos de mi acompañante. Iba a decírtelo pero Lee no se callaba. Y el hotel también lo están pagando ellos –había cierta nota de enfado en la voz del pelirrojo, como de quien detesta hacer el ridículo frente a otras personas.

Naruto enarcó una ceja. Su amigo jamás se molestaba con él. Probablemente ese viaje les ayudaría a conocerse mejor y ¿quién podría saberlo?, tal vez Gaara olvidaba sus intenciones románticas o tal vez él le encontraba algún atractivo.

 

Durante el trayecto Naruto se atiborró de cacahuates y refresco. Se dio tiempo para disfrutar dos capítulos de una serie que hacía mucho tiempo se había propuesto mirar, pero que no había visto por falta de tiempo; y vio un infomercial sobre una aspiradora que era capaz de drenar una alberca para niños.

Evidentemente las comodidades de primera clase no se comparaban con ese maravilloso viaje que hizo con Sasuke. El sillón no se parecía a nada a esa cama de agua sobre la que durmió, cubierto únicamente con sábanas de satín, después de una alucinante y exhaustiva sesión de sexo; pero tenía esperanzas y se sentía a gusto. Por primera vez, después de mucho tiempo, pensaba que podría olvidar y relajarse. Sólo necesitaba distraerse.

 

El viaje duró cuatro horas y cuando el avión aterrizó en Kiri eran las tres de la tarde. Iban a asistir a la cena de apertura del simposio esa noche, a las ocho, así que tenían tiempo suficiente para pasar por aduana y que Naruto se reportara con su familia.

 

Cuando llegaron al hotel, Naruto se sorprendió al ver un edificio del tamaño de una cuadra, erigido con piedras de granito y con fuentes en la entrada. A todas luces se notaba que era un sitio al que “cinco estrellas” le quedaba corto.

Uzumaki sabía que su amigo trabajaba en un hospital de renombre, sin embargo, el estilo de vida del pelirrojo daba a entender que, por mucho que deseara impresionarlo, él no podía pagar ese tipo de sitio, así que aceptó la idea de que el hospital estaba costeando todo y no protestó respecto al precio del cuarto que Gaara había reservado.

 

El botones los condujo hasta una habitación amplia, casi en el último piso del edificio, y lo primero que Naruto notó fue que ahí sólo había una cama. King size, pero una cama al fin. En el cuarto también había una sala, un minibar, una cocineta con su comedor, la terraza y un baño con una regadera y un jacuzzi. Se preguntó si Gaara se ofendería si él decidía dormir en uno de los sillones. No pensaba que su amigo fuera el tipo de hombre que lo forzara a hacer algo que no deseaba, pero en realidad, salvo Itachi, no le gustaba compartir cama con nadie.

 

–Naruto –Gaara llamó su atención y cuando él lo encaró se dio cuenta de que su amigo tenía una caja en sus manos –te compré esto.

–Gaa…

–El otro día dijiste que no tenías ropa para ponerte y… es para la cena… toma –debido a que Naruto no extendió la mano, Gaara tuvo que obligarlo a que agarrara la caja casi aventándosela al rostro–. Y sé que no te gustan los regalos así que imagina que esto es lo del boleto del avión.

Naruto estuvo tentado a rechazarlo, pero al final se rindió y aceptó el obsequio. Su amigo estaba ligeramente sonrojado y él comenzaba a sentirse como un tirano por rechazarlo una y otra vez. Gaara no tenía la culpa de lo que Sasuke le hizo. –Gracias –susurró y al abrir la caja se sorprendió. Aquel era un conjunto precioso y evidentemente costaba más que el viaje de ida y vuelta.

 

Cuando llegó el momento de partir a la ceremonia de apertura, Naruto se miró al espejo en el baño y por primera vez en años le gustó su reflejo. La camisa color vino y media manga que usaba, se escurría por su pecho y espalda. El cuello era holgado, así que se le veían ligeramente los pectorales y en la parte trasera, la camisa tenía un corte que cada vez que se movía hacía que se le viera la columna lumbar. No sentía que lucía vulgar, pero sí mostraba más de lo que estaba acostumbrado.

Su pantalón negro era sencillo, sin algún corte extravagante. Sólo se ajustaba a su trasero dándole un aspecto más atrayente. No hizo nada espectacular con su cabello y sólo se delineó ligeramente los ojos, pero a su juicio lucia bastante bien. La única joya que usaba era el collar que su abuela Tsunade le regaló muchos años atrás.

 

Salió del baño y cuando Gaara lo vio no disimuló lo atraído que se sintió por él, tanto porque se embobó mirándolo, tanto porque le hizo saber lo guapo que se veía mientras caminaban a la recepción. Naruto le devolvió el cumplido, pues Gaara también lucía atractivo usando un traje y con el cabello más alborotado. Además, llevaba una corbata del mismo color vino que su camisa, así que juntos se veían bastante bien. Justo como una pareja.

 

Un chofer del hotel los llevó hasta el salón donde se llevaría a cabo la cena y cuando entraron al lugar, éste ya estaba parcialmente lleno. Al igual que el hotel, el salón era enorme y los decorados eran tan impresionantes como las vestimentas o los autos de los invitados. Todas las personas que estaban ahí parecían sacadas de una revista de la alta sociedad. La mayoría eran millonarios, sin duda.

Naruto se dio cuenta de que tan pronto entraron en el salón varias personas se les quedaron viendo a Gaara y a él, y no le pasó desapercibido que hubo quienes lo señalaron con descaro. También notó que Gaara barrió el salón como si estuviera buscando a alguien.

–¿Tus amigos no han llegado? –preguntó intentando lucir casual y liberar la tensión que se estaba acumulando en sus hombros. No tenía idea de que Gaara fuera un médico que llamara tanto la atención o que el evento fuera a ser de tal importancia, pero debió imaginarlo. Una vez más, el hospital donde su amigo trabajaba era famoso y, definitivamente, su representante recibiría mucha atención.

–No han llegado –murmuró el pelirrojo con un tono leve de desilusión.

Naruto también recorrió la mirada por el salón como si estuviera buscando a alguien, pero inmediatamente después se amonestó mentalmente. ¿A quién podía conocer ahí? Así que en vez de eso miró los candelabros en el techo y a los meseros vestidos con chalecos negros, quienes iban de un lado a otro cargando charolas con copas y canapés.

 

–¡Gaara! –una mujer de cabello largo y marrón, de ojos grandes y labios atractivos fue la primera en abordarlos. Era delgada y usaba un vestido azul turquesa muy bonito–. Creí que no vendrías.

–Mizu…–Gaara comenzó pero la mujer lo interrumpió.

–Mei, Gaara, Mei –ella le tocó el hombro con confianza– tantas fiestas y sigues usando los formalismos. Me haces sentir vieja y lo sabes.

 

Naruto no tuvo idea de quiénes eran las personas que Gaara le presentaba, pero supuso que se trataba de gente importante. Pues después de un rato descubrió que Mei Terumī era la organizadora de esa despampanante fiesta y que otros eran dueños de clínicas, fabricantes de aparatos médicos, dueños de patentes, etc. Cada vez que Gaara lo presentaba como su acompañante la gente de, aparentemente, menor estatus comenzaba a señalarlo con más entusiasmo.

Conoció a Ōnoki, Kurotsuchi, Chōjūrō, A, Darui y muchos otros. Naruto no era bueno con los nombres, pero cuando fue el turno de conocer a Kakashi Hatake y a su esposo Obito Uchiha, tuvo la certeza de que todos eran personas muy famosas y que le hablaban a Gaara como si fuera su igual. Por experiencia sabía que las personas con dinero, por muy amables que fueran, no trataban a alguien como si fuera de su clase a menos que en verdad lo fuera.

Al igual que Mei, Obito le dijo al pelirrojo que no esperaba verlo ahí y a pesar de la graciosa manera en la que Kakashi cambió de tema, para Naruto no pasó desapercibido que su amigo y Obito no tenían una buena relación.

Se sintió incómodo. No le gustaban los Uchiha. Y le gustaron mucho menos cuando Obito decidió prestarle atención y comenzó a hacerle preguntas rápidas como si fuera policía. Naruto le respondió su nombre y edad, pero no pudo decirle el nombre de sus padres porque Gaara se lo llevó a otro lado para que fueran a saludar a más personas.

 

–Gaara ¿qué está pasando? –le preguntó de manera discreta cuando por fin estuvieron solos.

–¿Sobre qué? – su amigo otra vez estaba buscando entre la multitud y no le prestaba atención.

–Con toda esta gente ¿por qué nos miran tanto? ¿A mí?

–Estas fiestas son aburridas, no tienen nada que hacer.

–Claro –Naruto frunció ligeramente el entrecejo. –Gaara, no soy estúpido ¿qué… –sin embargo no tuvo tiempo de terminar de hacer la pregunta porque su amigo por fin centró la mirada en un punto en la multitud, a cuatro metros de ellos, y la curiosidad hizo que Naruto también volteara.

Ahí, rodeado por varias personas, las mismas que antes los habían rodeado a él y a Gaara, estaba Sasuke. Aparentemente llegó elegantemente tarde y no lo había visto.

–Sasuke –susurró Naruto, y cuando una persona se hizo a un lado se dio cuenta que ahí también estaba…

–Menma –escuchó a Gaara susurrar con el mismo tono desfallecido con el que él había murmurado el nombre de su antigua pareja.

Naruto se obligó a despegar los ojos del perfil de Sasuke y miró a Gaara. Un millón de preguntas se formularon en su cabeza y abrió la boca. Deseaba enterarse de qué rayos pasaba ahí. Pero Gaara no lo volteó a ver, simplemente le pasó el brazo alrededor de la cintura y desafió a alguien con la mirada. Naruto volvió a mirar hacia el frente y notó que Sasuke ya se había dado cuenta de su presencia.

De repente el mundo a su alrededor desapareció. Incluso los dedos de Gaara tocando la piel de su costado y la cara de pasmado que Menma puso cuando lo reconoció. Sólo estaban Sasuke y él. Los ojos negros del que en su tiempo fue el amor de su vida lo miraban como si desearan que se incendiara y se convirtiera en cenizas para que después una corriente de aire lo dispersara.

"¿Acaso Sasuke estaba molesto con él?, ¿lo odiaba?" se preguntó, pero no pensó más allá. Sasuke no sabía lo que era odiar. Él le iba a enseñar lo que era detestar a alguien hasta el punto de desear matarlo y, claro, también le iba a mostrar cómo hacerlo. Él no se iba a conformar con mirarlo, iba tomar una de esas bonitas bandejas de plata que usaban para los canapés y se la iba a azotar en la cabeza. Como que era un Uzumaki.

Se zafó del agarre de Gaara y sin dejar de mirar los ojos de Sasuke caminó directo hacía él. Lamentablemente sólo avanzó un metro pues su amigo lo tomó de la muñeca para detener cualquiera que fuera su intención. –Cariño –le dijo con un tono de voz que jamás usaba con él e hizo que sus cuerpos se volvieran a juntar –¿qué vas a hacer?

Naruto formó una mueca de confusión y se preguntó por qué Gaara le estaba diciendo así. Sin embargo no pudo hacer la cuestión porque su acompañante, aprovechó su confusión y le dio un beso en la boca. Lo apretó para que no se le escapara, pero Naruto estaba tan sorprendido que no hizo ni un ademán para separarse. Simplemente permitió que sus labios chocaran y se puso visco por mirar los ojos verdes de Gaara mientras se le acercaba.

El pelirrojo otra vez tenía una de esas expresiones que jamás le había visto antes. –Sé que hace mucho que no los vemos, pero ¿qué no ves que nuestros queridos amigos están ocupados? –Naruto parpadeó y justamente después volvió a mirar a Sasuke. Ahora era Uchiha quien parecía querer matarlo. Probablemente también con la charola de los canapés.

 

 

Notas finales:

Tengo una fiebre tremenda, casi no actualizo, pero ya había prometido que lo haría así que no me podía retractar. Lo único que me queda es disculparme si hay algún desvario imperdonable :o. Cuando esté recuperada me encargaré de arreglarlo.

 

... pues ¿qué les digo? amo a Gaara y a Lee XD

 

No, ya, enserio. Espero que les gustara este capítulo. Les agradezco mucho sus comentarios, me encargaré de responderlos en el transcurso de la semana.

 

Me hicieron varias preguntas y me gustaría responder muchas, pero no deseo llenarlos de spoilers así que la única que les responderé es que Itachi es Itachi, ese que en la serie es el hermano de Sasuke. Naruto no le puso ese nombre por nada en especial (o ¿sí? jojo)... a mi sólo me encanta la idea de que Itachi sea Itachi Uzumaki ^_^U.

 

Gracias por leerme.

 

Yais


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