Mi madre entro de primero sonreia y parloteaba cosas, veia sus labios moverse pero no la escuchaba mis oidos estaban unicamente cautivados por la voz que veia tras de ella y entonces pude verle.
Un alto hombre cerca del metro con ocenta y siete centimetros aparecio vestido como si hubiera salido de las mas elegante de las revistas, sonreia de forma serena y cautivadora, estoy seguro de que esos labios han matados a miles de mujeres. Su hombros revelaban que tenia una espalda enorme y aun debajo de su traje elegante y su camisa, se podian apreciar los fuertes y definidos musculos de sus brazos.
mis ojos lo recorrieron por completo desde sus pies, piernas, torso, brazos, el elegante cuello de donde salia una manzana de adan que pedia a gritos ser recorrida con la lengua. La sonrisa de casanova, la nariz perfecta, la pestañas largas y negras y el perfectamente peinado hacia atras cabello negro que resaltaba aun mas esa piel blanca como el mismo marmol.
Pero, a pesar del conjunto de virtudes que habia enumerado, absolutamente nada podia superar aquellos ojos. Jamas me habian impactado los ojos azules, por ser los mios de ese color, incluso a veces los consideraba corrientes. Pero aquellos ojos, eran de un azul oscuro con una pizca de brillo, era como ver el oceano por la noche, oscuro, pero iluminado por la luz de una luna llena, una luz que danzaba sobre la superficie, incitandote a saltar y morir voluntariamente ahogado en tanta magestuosidad.
Me miro y sus ojos de clavaron en los mios entonces senti como el cristalino y suave azul que brillaba en mis ojos fue devorado por su divina oscuridad, como cuando el mar avanza imponente sobre la tierra, y traga los pequeños lagos cerca de el. Ahora el escalofrio de mis piernas habia dormido casi todo mi cuerpo.
- Sebastian. -Hablo mi madre- Te presento a ciel, mi hijo, la ultima vez que lo viste era aun muy pequeño, las cosas han cambiado un poco por aqui.
Su mano se levanto para estrechar la mia en forma de saludo, respondi a su gesto aunque por dentro rogaba no temblar y por sobre todas las cosas, rogaba por no tener una cara de idiota que reflejara que mi mente estaba por completo aturdida.
- Hola de nuevo Ciel, Ha sido mucho tiempo.
- Hola, si, ha sido bastante...
La mano que sostenia la mia era firme, fuerte como corresponde a aquella voz poderosa, como correspondia a aquellos ojos...
- ¿Ves que no mentia? Ha crecido mucho mi pequeño.
- Mama por dios.
- Si, es una buena estatura para tener quince años.
- Tengo Dieciocho. -Le corregi con una firmeza que me sorprendio.-
- Oh, entonces mi querida hermana, me temo que si mentias. Te has quedado enano.
Mi madre rio encantada con la broma, sin embargo, mi ego se rompio bastante. Permaneci callado, el desvio la mirada que de nuevo se concentro en mi madre y yo senti el cuerpo veinte kilos mas liviano sin sus pesados ojos sobre mi.
El resto del dia continuo en las interminables historias que mi madre tenia para contar a su recien llegado hermano. El estaba sentado en uno de los muebles individuales con una de sus piernas cruzadas y un vaso de licor en su mano, rescostado hacia atras la miraba intensamente como prestando atencion a cada palabra. Se notaba que era su hermano porque mi madre no se incomodaba ni un poco por la inquisitiva mirada de sebastian, cualquier persona normal flaquearia, al menos yo.
Mi madre estaba frente a el en un sofa de tres puestos y al lado de ella yo, escuchando hilos de conversacion sueltos y mirando al suelo, al techo, por el ventanal. De vez en cuando cuando ambos reian yo dejaba escapar alguna sonrisa para parecer que estaba al corriente de lo que hablaban.
El almuerzo y la cena fueron en definiva mas de lo mismo.
Esperando un pequeño postre que mi madre servia en la cocina me di cuenta de que sebastian no habia dejado de beber desde que habia estado sentado en la sala, la botella del licor se estar llena estaba mas abajo de la mitad, supongo que hay que estar bajo los efectos del alcohol para pasar todo un dia escuchando a mi madre narrar las historias de doce años sin verse, ¿o eran diez? bueno el punto es que eran muchos. Senti envidia de un sorbo, tal vez si estuviese ebrio no estaria tan incomodo. Mis ojos recorrieron el vaso deseando el contenido y entonces...
- ¿quieres un trago ciel?
Mierda, me habia pillado mirando.
- N... no bebo, al menos no frente a mi madre.
- Uhmm, un buen niño supongo.
- No del todo. - Respondi mirandole fijamente-
-comprendo. -Dijo mientras se sonreia y se llevaba el vaso a a los labios que quedaron humedos con el licor.-
Mis ojos se clavaron en su boca y me di cuenta de que jamas se me habia antojado tanto un sorbo de licor, de que jamas se me habia antojado tanto una boca. Por debajo de la mesa, dentro de mi pantalon, senti como me ponia irremediablemente duro.
- Aqui estan las galletas y el te muchachos.
La voz de mi madre me hizo volver a la realidad y comprendi el peligro de la situacion, asi que rapidamente me levante de la mesa.
- Ciel ¿que ocurre? ¿estas bien cariño?
- Si, lo... lo siento solo estoy cansado, sabes que no dormi demasiado bien.
- Oh si, sebastian tendras que disculparlo, fue su cumpleaños y la celebracion... ya sabes, los jovenes y sus noches.
- Lo se, entiendo bien.
- Gracias, tio.
- Sebastian, tio me hace sonar mayor.
- Gracias, sebastian.
- Buenas noches, ciel.
Extendio su mano hacia la mia y la estrecho de nuevo con firmeza, su piel estaba fresca, la mia, la mia estaba ardiendo...
Camine tan calmadamente como pude, entre a mi habitacion y deje que la puerta se cerrara tras de mi. Mi espalda se deslizo por la madera hasta que quede sentado en el piso. Desabroche mi pantalon y movi mi boxer lo suficiente como para ver la tremenda ereccion que tenia.
Comence a masturbarme, por primera vez en muchisimo tiempo, siempre podia contar con algun amante de turno que calentara la cama por mi y me dejara medianamente satisfecho, pero ahora estaba convencido de que si no liberaba esta tension no podria camina hasta la puerta.
Mi cuerpo ardia, sudaba y la mano que estaba desocupada ahora se apretaba contra mi boca, no suelo ser escandaloso, pero mi respiracion estaba tan acelerada que podia jurar que se escucharia en la sala a menos que la sofocara con la mano.
Mi mano se movia mas rapido y mis ojos se quedaron en blanco, no veia nada frente a mi , mi mente estaba llena de sus gestos, de la sonrisa picara, de los labios humedecidos por el licor, de la voz profunda que hacia eco en mis oidos, de los endemoniadamente azules y profundos ojos. Senti como mi cuerpo se tenso y al borde de colapsar, me corri.
Mi semen se deslizaba por mis nudillos empapando toda mi mano. me levante para llegar al baño, pero aun mi cabeza daba vueltas, tuve que sentarme al borde de la cama. Vi mi reflejo en el espejo, y me aterrorizo la expresion en mi rostro, como si el extasis mas profundo me hubiese consumido, mis manos temblaban y aun respiraba descontroladamente.
- Dios, que mierda estoy haciendo?. -Le pregunte a mi reflejo, mientras mi tio y mi madre se carcajeaban en la cocina.-