Mi mano sujeto fuertemente la toalla que me cubria, mientras que sebastian me miraba con un un leon a su proxima victima. Sabia que tenia que salir de ahi, correr tan rapido como pudiera hasta mi habitacion y una vez con la puerta cerrada estaria a salvo. Sabia que debia hacerlo, pero, incluso mi respiracion se habia detenido estaba paralizado y sus ojos obligaban a los mios a observarlo. Luche para desviar mi mirada, pero era inutil, estaba atrapado en la profundidad de aquel azul, me estaba ahogando y asi como hacia unas horas sus ojos irradiaban ira, ahora gritaban deseo. Sebastian ya estaba en la entrada de la cocina.
Sabia que estaba mas ebrio que cualquier otro dia pero aun asi estaba sereno, su cuerpo era una jaula maravillosa, que matenia encerraca la bestia que dormia dentro de el, deseosa de devorar y yo estaba en su mira. Solo tres pasos nos separaban.
Sebastian habia recorrido el trayecto desde la entrada y ahora esta a dos pasos de mi, no me explico en que momento, no puedo ver sus movimientos, cautivado por la mirada de mi asesino, soy como un cordero agazapado esperando ser destrozado por las fauses de mi depredador.
Da otro paso hacia delante e inexplicablemente mi pie tambien se mueve hacia atras y me permi te retroceder un paso. Las cosas ocurrian increiblemente despacio, los ojos me ardian, no he pestañeado desde que entro a casa, me cuesta respirar. Sebastian da otro paso hacia a mi y yo uno mas hacia atras, mi espalda choca con la pared. GAME OVER, ya no hay hacia donde correr. Mis ojos se rinden e inevitablemente pestañeo, cuando vuelve a abrirse, sebastian esta tan cerca de mi que nuestros cuerpos estan rozandose.
Nuestros ojos no han dejado de observarse y ahora tan cerca puedo sentirle, su piel esta hirviendo y su cuerpo entero emana un calor que esta por deretirme. Se inclina levemente hacia mi rostro.
En un ultimo esfuerzo por detener esta locura pongo mi mano en su pecho como intentando detenerlo y agacho mi cabeza, totalmente ruborizado.
- Te ruego que pares.- Susurre casi sin voz.-
Mi mano siente como su pecho se estremese, no hay ninguna duda, sebastian esta tanto o mas excitado que yo. Con una de sus manos levanta mi cara y me obliga a mirarle de nuevo.
- Imploramelo.
Su rostro esta rozando el mio la punta de su nariz baja por mi sien, recorre mejilla y a nuestros labios solo los separa unos milimetros.
- Te... lo suplic...
Sus labios se posaron en los mios con firmeza, mi suplica se ahogo al instante. rozo mis labios suavemente hasta que mi boca se entre abrio, y senti como su lengua recorria mi boca despacio hasta rozar la mia. Respondi y ahora correspondia a su beso y mi mano en su pecho ahora tiraba de su camisa para acercarlo mas a mi.
Sebastian paso su mano por detras de mi y acaricio mi nuca, senti como las yemas de sus dedos se deslizaron por mis espalda despacio, dejando a su paso un desesperante calor que estaba por enloquecerme. Cada centimetro de mi cuerpo le correspondia y su toque, erizo cada milimetro de piel. se detuvo en la parte baja de mi espal justo donde la tela de la blanca toalla comenzaba.
- Sueltala. -murmuro en mi oido-
Bajo la toalla mi ereccion delataba lo mucho que le deseaba, ¿como podia dejarle ver aquello? mi mano sujeto con mas fuerza aquel pedazo que era lo unico que me cubria de aquella bestia hambrienta, pero era aqui donde estaba la diferencia entre sebastian y todos los demas, el ansiaba devorarme, pero no lo haria hasta que mis ojos se lo suplicaran, no iba a arrancarme la piel, el iba a enloquecer mis sentidos, tanto como para que me la arrancase yo mismo.
- Ciel -Susurro con una voz tan llena de deseo, que senti estar a punto de correrme.- Dejala caer.
Las miles de voces que me advertian del peligro se callaron y ahora, mi cuerpo obediente a sebastian, abrio la mano que sujetaba la toalla, dejandome expuesto totalmente.
Sus ojos me recorrieron de arriba a bajo y de nuevo senti que me ruborizaba ahora tenia mis manos en mi pecho y mi mirada se clavo en el suelo, como una virgen, totalmente apenada.
Su Mano subio acariciando mi cuello y levanto mi rostro para besarme de nuevo. Su otra mano subio por mi costado delinenado mi silueta y tomo una de mis muñenas. Bajo mi mano hasta mi pene y mirandome me dijo
- Quiero ver como lo haces tu mismo.
Mis ojos se abrieron como platos y la verguenza y la excitacion hacian temblar mi cuerpo, intente hablar para pedirle que no me hicera hacerlo, no hizo falta, el lo sabia, entendia lo que mis ojos decian, pero eso no significaba que fuera a cambiar de opinion.
- Ciel, Hazlo.
mi mano estaba envuelta por la suya, tome mi ereccion y cerre mi mano, sebastian marcaba el ritmo. Mi mano se movia a la voluntad de la de sebastian, pero el no tocaba mi pene solo guiaba mi mano. En mi pecho se acumulo todo aquel placer y mientras sebastian me besaba pequeños gemidos se me escapaban e inundaban todo el departamento. Casi al instante me corri.
mis piernas flaquearon pero sebastian me sostuvo mientras callaba mi entrecortada respiracion con sus besos, de nuevo me miro, y mis ojos le correspondieron suplicantes, tenia que terminar lo que habia comenzado.
- Dilo ¿que es lo que quieres?
Le bese suavemente y puse mi mano sobre su enorme ereccion, que parecia lista para explotar atrapada en aque pantalon.
- Ponlo dentro sebastian. Te quiero dentro de mi.
Lo habia conseguido, era yo quien imploraba ser devorado.