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Punto de quiebre por malugr

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Quien pudiera pensar en en el amor como una bendición simplemente se había vuelto loco. enamorarse, y de eso estoy seguro, era como jugar a la ruleta rusa con alguien que tiene todos los turnos, más pronto que tarde recibes el tiro de gracia y quedas fuera de la partida.

Eran las diez de la mañana y yo ya estaba vestido y en la cocina preparando algo de comer, recuerdo que antes de toda esta locura Sebastián cocinaba para mi. Siempre estaba esperándome en la cocina para preguntarme que era lo que quería, siempre en mono deportivo, descalzo y sin camisa; algunos días me sentía con suerte, era el asistente sexual más deseable del mundo en cambio otros días me sentía como un prófugo que se acercaba peligrosamente a la justicia, sabía que sería atrapado si no comenzaba a tomar distancia, pero no era sencillo, Sebastián tiene la habilidad de besar y persuadir así que justo cuando mi voluntad era más fuerte un simplisimo beso derrotaba mi cordura ¿Cuanto hacía que no bebía de esos labios? De pronto la cafetera sonó avisando que había terminado y recordé algo que leí hace un tiempo...

"un traguito de café por esos besos dulcemente agresivos que te dejan la boca con un tono rojo sangre."

Salud por eso. Dije mientras tomaba un trago de mi humeante taza.

La verdad es que no había pasado buena noche y quien diablos tenía la culpa? Claro que Sebastián y justamente ese era el problema, porque yo tendría que inquietarme tanto por el ¿Cual habría sido el problema en seguir follando hasta que terminarán sus vacaciones? La respuesta a eso era lo que me asustaba, si, tenía miedo de la costumbre. Si luego de tanto tenerle no me aburría sino que le deseaba aún más entonces ya no sería el maldito juego que debió haber sido. Recuerdo que ese día salí a buscar otro hombre porque tenía que probarme a mi mismo que Sebastián solo era un capricho porque más de una vez me había descubierto a mi mismo pensando en lo que pasaría cuando el se fuera, en sí alguna vez volvería a verle y no podía permitirlo ¿Que si me enfurecia hasta el límite? Si, Casi siempre ¿Que si le deseaba sexualmente? Si, con unas ganas retorcidas ¿Entonces que era aquello? Sebastián dijo que espera a que yo acepte que soy suyo y ahí estaba justamente el problema, lo el no acababa de entender es que nosotros jamás podríamos pertenecernos.

Mi reloj me aviso de la hora 10:30. Terminemos con esto.

Con fuerza empuje las puertas para entrar al cuarto de Sebastián, la sorpresa fue no encontrarle ahí aunque no tarde mucho en averiguar dónde estaba. Salí por las puertas de cristal que estaban de par en par abiertas y camine con dificultad por la arena con aquellos molestos zapatos. Pronto estuve a su lado.

Dos botellas vacías y una a la que sólo le quedaban unos tres dedos de líquido, además dos paquetes de cigarrillos vacíos. Parece que no fui el único con una mala noche. Me agache hasta poder tocarle y aunque extendí mi mano hacía el no lo toque, me detuve unos segundos para verle con detenimiento. Largas pestañas y rasgos marcados, respiraba despacio su pecho subía y bajaba al compás en que las olas lo acariciaban. Sentí algo de envidia, había deseado estar en esta playa y la primera vez que puedo tocarla es llevando este maldito traje mientras que tu la disfrutas ebrio y casi desnudo.

- Sebastián.

Le llame despacio y por alguna extraña razón sentí miedo de tocarle. Ya con mirarle estaba bastante fascinado, no me arriesgaría.

- Sebastián, debes despertar.

Sus ojos se abrieron lentamente, y tuvo que pestañear para lidiar con la brillante luz del sol entonces se quedó mirándome. Y detallando mi rostro.

- Ayúdame a prepararme ciel. Necesito un baño, Prepara mi bañera.

Esto tenía que ser una maldita broma...

- sería mejor una ducha para quitar la arena.

- Ya veremos, tu igual preparalo.

Sebastián fue adelante y yo le seguía unos pasos atrás con las botellas y cajetillas vacías. Las deje en un cubo de basura en su habitación y luego entre al baño.

Sebastián estaba graduando la temperatura del agua con su mano en la ducha, yo me incliné juntos a la enorme tina para preparar un baño de burbujas, no podía evitarlo, mis ojos estaban clavados en el. Maldición esto no puede ser cierto. De pronto retiro la mano del agua cuando estuvo a su gusto y comenzó a quitarse los bóxer. Sebastián completamente desnudo sin duda era todo un espectáculo.

Agradecí infinitamente que estuviese distraído y medio dormido porque así no se concentraba en mi. La ducha estaba cubierta por vidrio pero de un tipo blanquecino así que no podía verle perfectamente, solo sus movimientos, aunque ya el hecho de saber que estaba ahí desnudo era bastante torturador considerando que no había tenido sexo en un par de días y que la última vez que lo hice estuve más en un delirio que con el hombre en mi cama. Obligue mi mente a concentrarse en la tina.

Sebastián por fin salió y ahora caminaba hacía la tina. Estaba serio, no me miraba.

- ¿ya está listo?

- Si. Lo está.

andaba despacio y con una elegancia característica de él, su aire indiferente como si fuese consciente del poder que su aura emanaba. Desnudo y mientras el agua le recorría el cuerpo le miré descaradamente, pero el no me veía ¿Que pasaba?

Sebastián entró a la tina y me pidió que lavara su cabello. Yo obedeci. Su rostro Lucía tranquilo aunque demasiado serio, no pudiera decir que le sucedía solo que sus ojos huían de los míos y Sebastián no era un hombre de apartar la mirada.

  - Anoche no debí entrar a tu habitación.

  No dije nada y por un momento el también calló hasta que...

- ¿Te funcionó ciel? 

- ¿A que te refieres?

  De nuevo una pausa terriblemente larga.

- Estar con alguien más ¿funciona?

- ¿Que cosas dices a esta hora Sebastián?

- solo responde ¿disfrutaste estar con aquel tipo?

La verdad es que Sebastián y yo solo sabíamos discutir y tirarnos mierda, jamás le había escuchado tan calmado y mucho menos tratándose del tipo con el que folle. Estaba intrigado por la cara que tenía puesta ¿estaría burlándose de mi? No, algo era diferente. Da igual, esa noche la recuerdo bien porque dormí con un tío al que a penas vi, en realidad fue mi más erótica alucinación la que me hizo disfrutar, mi mente lo había hecho tan bien, su tacto, su voz y aquel delirante olor a sangre ¿Que si disfrute de estar con el cachorrito en la cama? No, fuiste tu, fue contigo Sebastián ¿Pero podía decir yo eso en voz alta?  No, no en esta vida.

- Supongo que si... -Las palabras se deslizaron con dificultad por mi boca. -

- Entonces es cierto, follar es follar?

- Supongo... Que si ¿no deberías saber tu más de eso?

- Eso creo. Pero soy un hombre de palabra así que necesito que todo quede claro. 

¿Que esta sucediendo? Algo no va bien.

- ¿quedo liberado de nuestro trato ciel? Si ya has decidido que no queda nada para nosotros ¿puedo yo poner a prueba tu método?

- hablas de...

- En unos minutos llegará el crió que mandó York. Tal vez un virgencito sumiso sea buena idea luego de esta convulsionada relación.

Mi pecho se contrajo ¿que mierda estas preguntándome Sebastián?

- ¿Estas tratando de cabrearme Sebastián? Porque es muy temprano para riñas.

- Juró que no, anoche me ha quedado claro que nuestro contrato por un mes de sexo caduco varios días atrás. Se que piensas que te traje aquí para amarrarte a una cama y tratarte como una puta pero en realidad nunca fue mi plan yo solo quería... Bah! No se lo que quería, ha sido todo muy escabroso y he llevado esto demasiado lejos. Ha sido suficiente.

- No comprendo del todo...

Me costaba tragar de pronto sentí miedo.

- En mi armario están todas tus pertenencias, teléfono, documentos y tu ropa, la que recogí del hotel donde te encontré ya no tienes porque llevar uniforme.

Sebastián se levantó de la tina, aún me daba la espalda, mirame Sebastián ¿Que es lo que estás diciendo?

- Anoche di aviso de que no eres una adquisición, que eres un invitado al que quería volver socio de la isla. El trámite está hecho y Doriam llegará media hora más tarde de lo previsto con tu credencial, ahora serás un amo, podrás escoger una casa o un habitación en cualquier parte del recinto y disfrutar las instalaciones, conocer a alguien, pasearte por la playa, no se como pero de alguna manera imagine que te encantaría, podrás entrar y salir de la isla a tu antojo y volver a casa en cuanto lo dispongas.

No podía creer lo que estaba ocurriendo, sentí la sangre bajar de golpe de mi cabeza, sudor frío ¿Te estas despidiéndo? 

- Sebastián que es lo...

- Nada, solo recordé que habías cumplido días antes de que yo te conociera y creí que este sería un buen regalo de cumpleaños ya que nunca te he dado nada.

Sebastián salió por completo de la bañera y se envolvió en su toalla, el teléfono en la sala sonó de pronto, camino hasta la puerta del baño a prisa como si fuese a atender.

De pronto giró su rostro y me miró por primera vez en aquel día.

- Eres libre ciel, ha sido todo un placer hacer negocios con un orgulloso phantomhive.

Y se marchó. Yo estaba petrificado aún sentado al borde de la bañera tratando de entender lo que había sucedido. Una puntada en el pecho, un nudo en la garganta, un dolor que subía hasta mis ojos y sin querer... Lágrimas, que me quemaban como ácido al deslizarse por mi aún estupefacto rostro.

¿Se había acabado?


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