Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Punto de quiebre por malugr

[Reviews - 172]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Algunas lágrimas corrían por mis mejillas y yo no podía explicarme que me sucedía, Sebastián me había dado la oportunidad no sólo de poder irme a casa, sino de disfrutar de aquel paraíso siendo un amo ¡yo ganaba de todas las formas! Le había engañado, rechazado y burlado su castigo ¿entonces porque las palabras de Sebastián me sonaron tan indiferentes, porque sentía el alma así  de pesada?

Tal como Sebastián prometió, en su armario estaban todas mis cosas. Me vesti con mi propia ropa y guarde mis papeles y teléfono. Tenía prisa por salir de aquella casa ahora que me había calmado, no iba a permitir que Sebastián me viera mal y si lo que quería era que me fuera, pues me iría.

Me acerque a la puerta del cuarto y salí obligandome a lucir digno y orgulloso, como si hubiese ganado la pelea del siglo. Hace casi un mes nos declaramos la guerra y ahora que el trato terminaba yo podía marcharme, pero fue en este punto donde realmente pude entender lo que me había dicho Sebastián, nos estábamos atacando con una daga que cortaba por ambos lados, aquel apasionado choque había quebrado su orgullo pero yo tenía una puñalada en el costado y ahora parado a mitad de sala sentí la herida palpitar viéndolo sentado con su mirada cansada.

Durante unos segundos ninguno de los dos dijo nada, yo estaba de pie tratando de disimular que me desangraba emocionalmente y el permanecía sentado con ojos enrojecidos y un rostro agotado, claro que si, nos habíamos destrozado el alma como lo harían los más fieros enemigos ¿pudiera ser cierto Sebastián, que tu me quisieras y sufrieras en silencio mi partida así como yo tu indiferencia? De pronto el se levantó y comenzó a acercarse.

- ¿Lo tienes todo?

- Si, no era mucho lo que debía recoger de todas formas.

Dejo escapar una sonrisa desanimada. Sebastián seguía cubierto solo por su toalla y aún su cabello goteaba un poco.

- ¿Te marcharas a Londres de inmediato?

- Supongo, mi madre debe estar preocupada.

- No lo creo, ha tenido mucho trabajo y yo me he encargado de escribirle a diario desde tu celular. Se cree que has estado de vacaciones.

Aquello fue en parte una buena noticia.

- Me alivia saberlo... Entonces tal vez de un paseo y luego me marche.

Sebastián se acercó a mi y pude oler la fragancia de su cuerpo recién duchado. El no me miraba fijamente, sus ojos se movían como tratando de evitar los míos y aquello para mi era casi un castigo. Yo tendría que irme de aquel desconocido lugar sin poderme despedir de los oscuros ojos azules que tantas veces me habían cautivado.

- No conocés el lugar así que hable con Grell y tuvo la gentileza de prestar a cathy para que sea tu guía. Con ella estarás bien.

- Que detalle...

Lo dije sarcásticamente, no quería ir por ahí con alguien que a penas conocía, prefería ir solo que luchar por entablar una conversación que en definitiva no quería tener, me fastidia fingir.

- No será molesta ciel, ahora que eres un amo no te tratara con tanta ligereza, lo más posible es que ni te hable.

Claro, mi sarcasmo no pasaba desapercibido ante Sebastián. Ya me conocía. Sebastián puso un rostro extraño como si casi hubiese olvidado algo.

- Diablos casi se me olvida. Espera aquí.

No se porque, pero de pronto me sentí... ¿Emocionado? Como si aquellas palabras fuesen a cambiar algo. Que idiota me sentí cuando el volvió. 

- Dinero, en la isla no lo necesitarás pero una vez en Londres si.

- No puedo recibir tanto, no es necesario.

- Es por si acaso.

extendí mi mano hacía el y lo tome dudoso ¿Que tal si aún podía provocarle un poco?

- ¿No me pedirás nada a cambio?

Ahora sus ojos se habían clavado en mi, estaban tan enrojecidos ¿Que tan mala noche tuviste Sebastián?

- ¿Si te lo pido me lo concederas?

Mi pecho brinco casi con entusiasmo al tiempo que le escuché y seguía mirandole. Mi cuerpo se tenso y busque en sus ojos, esas ansias yo las conocía el sonreía con su honesta picardia y yo me preguntaba ¿Que sería mejor, marcharme ahora o dejarme envenenar por un último beso?

- No lo sé, tienes que pedirlo primero.

Nuestros cuerpos se rozaron y las gotas de su cuerpo mojaron un poco mi camisa, su mano subió hasta mi rostro y lo levantó entonces me sentí más cerca de él que nunca, como si al ser nuestro último momento las enormes barreras de orgullo que siempre habíamos puesto en el medio de nosotros de pronto se derrumbaran. Ahora le estaba viendo el alma y estaba seguro de que el podía ver la mía, ya no nos estábamos retando solo nos estábamos deseando más honestamente que nunca. Bajo su rostro lentamente y mis ojos se cerraron, recordaba los labios de Sebastián perfectamente y aún sin rozarnos ya podía sentirlos.

El timbre sonó y sentí a Sebastián suspirar frustrado. No abrí mis ojos, no aún, Sebastián... Sentí su frente apoyarse contra la mía y una última caricia en mi mejilla. El timbre sonó de nuevo y Sebastián se separó, yo resignado abrí mis ojos para ver como se dirigía hacia la puerta y miraba por el pequeño agujero en ella. El alzó un poco la voz.

- Dame un segundo.

Luego se giró para verme, su rostro Lucía casi tan resignado como el mio.

- ¿Es tu regalo?.- Le pregunté con una sonrisa que inútilmente intentaba disimular mi enfado.-

- No, por suerte es cathy. Viene por ti.

Al escucharle avance junto a él frente a la puerta. Dios que irritado me sentía.

- ¿Por suerte? ¿Que pasa, no quieres que conozca a tu nuevo amante?

La pregunta hizo que se alejará un poco de la puerta y decididamente sostuvo mi rostro entre sus dos manos. La irritación que sentía fue reemplazada por sorpresa y mi pulso se aceleró. Entonces sus labios se acomodaron en mi frente y me beso con una gentileza que jamás había experimentado, con una dulzura que estuvo cerca de partime el corazón. No pude evitarlo mis ojos se humedecieron. 

- No es por eso. Solo tengo miedo de que al estar juntos los compare y tu me sigas pareciendo la persona más irremediablemente irresistible del mundo, que a pesar de que el sea un buen trofeo, yo siga prefiriendo una puñalada tuya que una caricia de cualquier otro.

- Sebastián...

- Y es que no puedo tenerte ciel, por eso tengo que dejarte ir ahora antes de que te necesite más. Pero por si nunca vuelvo a verte debes saber...

El timbre sonó una tercera vez y el puño de Sebastián la golpeó casi tan fuerte que sentí que la atravesaria. De nuevo me sostuvo con suavidad.

- Lo siento. Estoy siendo tan molesto...

Yo estaba tan estupefacto, tenía el alma tan llena y a la vez tan vacía, me dolía cada centímetro del cuerpo y a pesar de eso estaba en un estado que no conocía, aquellas habían sido las palabras más dulces y dolorosas que yo había escuchado jamás el estaba ahí tratando de explicarme algo que yo ya sabía, nunca podríamos estar juntos pero en algo yo me había equivocado, porque aunque era cierto que estábamos destinados a no ser, ya nos perteneciamos el uno al otro y eso era un hecho que no cambiaría, entonces ¿Porque no puedo decirlo en voz alta? Necesitas saberlo Sebastián, por si nunca vuelvo a verte... Ahora sus ojos también estaban humedecidos y de pronto sus manos me soltaron...

- Adiós ciel...

Se giró y camino de prisa por la sala dirigiéndose a su cuarto, lo último que escuché fueron las puertas de su habitación cerrarse con fuerza y rugieron como despechadas.

Mis ojos se cerraron y por fin salieron aquellas lágrimas que había estado conteniendo.

- Adiós Sebastián...

Susurre con una voz apagada, asfixiada por aquel nudo en la garganta que no me dejaba ni hablar. Ya no era tiempo, pronto abrí la puerta.

  - Amo ciel bue...

Pase a su lado sin escuchar o responder su saludo y de pronto me descubrí corriendo tan rápido como mis piernas me lo permitieron, quería dejar atrás todo, quería dejar tras mis pisadas los recuerdos de casi dos meses y sobre todo estos últimos minutos que estaban quemandome el pecho. Vi el mar frente a mi y me detuve justo en la orilla, respire tan profundo como pude y luego caí de rodillas; a lo lejos el océano se volvía más oscuro pero aún así cristalino y brillante, como los azules ojos llorosos de Sebastián... Sin poder contenerme, rompí en llanto.

----

Cerre con fuerza las puertas tras de mi y mí cuerpo se deslizó por ellas hasta que estuve sentado. Mi pecho estalló como no lo había hecho nunca en treinta y dos años.

Cerré mis puños y aprete mis dientes con fuerza, sentía como si me abrieran el torso a la mitad sin anestesia alguna. "lo siento ciel, pero no es posible tu lo sabes, ya lo sabias desde antes que yo. Es imposible, no quiero dejarte ir, pero no puedo retenerte." quería decírselo "no te vayas sin que te diga que jamás seré de alguien más, solo de ti" pero este sentimiento se había equivocado de personas, el sexo, el parentesco, la edad, la distancia y todos los factores me jalaban lejos de él por una cadena atada a mi cuello que estaba por estrangularme.

Mis manos cubrían mi rostro, me sentía como un pequeño niño idiota al borde de llorar y pronto estuve en pie destruyendo mi propia habitación, espejos, botellas, mesas, todo en mi camino y era poco, entonces lo vi, su uniforme. Sobre la cama reposaba lo último que tocó su cuerpo y no pude evitar verlo con cierto dolor. Mis ojos volvieron a humedecerse, como lo habían hecho frente a ciel pero esta vez mientras sostenía uno de sus guantes me perdí al ver el claro azul de la costa brillante y transparente, como sus ojos. Una lágrima resbaló por mi rostro hasta mis labios, me supo tan amarga ciel, como estar sin ti, amarga como esta maldita soledad...


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).