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Punto de quiebre por malugr

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Notas del capitulo:

 A toda prisa y con bastante sueño trabaje en este capitulo anoche pero solo tuve tiempo de subirlo ahora, espero que les guste!! nos leemos en los comentarios. Gracias por su apoyo.

 Besos!

York...

Luego de no se cuanto tiempo consigo safarme del nudo en mis muñecas. La piel herida sangra levemente y yo lucho por retirar de mi cabeza el apestoso saco que me cubre aunque un estruendoso ruido me paraliza ¿Que ha sido eso?

Escucho y pienso en disparos pero noto también vidrio cayendo al suelo, caigo en cuenta de que han sido los bombillos en la cabaña. A toda prisa continuo quitando el saco y me percató de la abominable oscuridad que me rodea, a penas puedo ver mis manos entre la espesa negrura.

Recapacito, las cosas han dado un giro catastrófico. Tonny ha enloquecido por completo y ha asesinado a mis hombres, estoy completamente solo y esta es sin duda mi única oportunidad. 

Había escuchado aterrado la conversación de ciel y Tonny, según sus sospechas Sebastián Michaelis está afuera; son terribles noticias, en cualquiera de los casos ambos están dispuestos a matarme sea cual sea el vencedor moriré si no me largo ahora.

Mis lastimados dedos forcejean con las cuerdas en mis tobillos, lucho por liberarme. No veo con claridad y sólo puedo sentir el terrible dolor de mis heridas que se abren aún más con el roce de mis amarras, no hay una sola uña que no se me haya roto dejando mi piel en carne viva, son sin duda los más agonicos momentos de mi existencia.

Por fin consigo desatarme, pero entiendo lo muy insignificante que eso resulta, aún tengo que salir de esta maldita cabaña y descender hasta los complejos centrales. Mis ojos se posan en los cristales de las ventanas, llueve con terrible fuerza, comienzo a levantarme del suelo cautelosamente. Observo con suma atención y cuidado a través de la negrura intentando captar movimiento, obviamente no puedo salir por la puerta delantera, tendré que escapar por detrás.

Mi mente trabaja a toda prisa, !maldición! No tengo edad para estas mierdas, a penas puedo ver algunas sombras frente a la cabaña ¿como diablos voy a atravesar el extenso bosque con esta maldita oscuridad? Avanzó a tientas por la cabaña alejandome de la entrada, se que al fondo hay algunas ventanas, quizás pueda salir por alguna, pero antes necesito algo para iluminar el camino, no me puedo dar el lujo de perderme entre la vegetación. Debo llegar a los complejos lo más rápido posible y conseguir escoltas antes de que Tonny o Sebastián me alcancen... Todo por ese maldito crio.

Me sorprende mi propio pensamiento y caigo en cuenta de que ciel sigue en la cabaña, debe estar atado al poste. Avanzo en silencio y mi oido se agudiza... Si, aquí está. Una respiración convulsionada susurra desde el centro de la habitación. Doy algunos pasos más y distingo mi posición, es la mesa central. La recorro con mis manos y aunque era en lo último que pensaba doy con el maletín que sigue abierto y lleno de mi dinero, creo que me lo llevaré, de todas formas puede que hoy Tonny muera y no le servirá de mucho. Ese maldito loco traidor.

Tomo el maletín y mentalmente trazo el camino hasta el poste dónde debería estar ciel...

Casi al instante estoy frente a brillantes ojos azules, me observan cansados. A pesar de la oscuridad noto que está suspendido, guindado de sus muñecas con la blanca piel bañada en sangre. De pronto las heridas en mis manos me parecen tonterías.

Respira con dificultad... Maldición este niño está destruido. Parece reconocerme y su mirada se intensifica, desafiante como siempre.

- Ale... Jate...

No puedo evitar sentir asombro, cualquiera suplicaria por auxilio, sin embargo el me desprecia aún cuando parece listo para morir. Que bastardo más resistente.

- Si que eres un cabrón con aguante...

Sujeto su mandíbula y agitó su rostro, esta débil, a penas si puede poner resistencia. Quizás sino hubiese pasado tantas penurias por su codiciado trasero me permitiría sentir algo de compasión, pero estoy demasiado viejo como para fingir empatia.

- Tu vendrás conmigo... Nos largaremos lejos de tus admiradores y entonces podrás comenzar a pagarme todo este maldito mal rato y creeme que...

La paz se quiebra y mi garganta se cierra.

El sonido de la lluvia queda aplastado bajo el estruendo de decenas de disparos. Automáticamente me desplomo cubriéndome la cabeza, fuera de la cabaña una guerra se desata y algunas balas irrumpen fracturando las finas paredes y quebrando cristales. Se me acaba el tiempo.

- Joder

Mierda mierda mierda... Me levanto con rapidez y voy a las espaldas de ciel, a duras penas puedo distinguir el soporte del cual se sostienen sus cadenas. Lucho con frenética prisa mientras una ola de gritos surca el aire y me eriza la piel. Maldición, es una matanza.

Las balas atraviesan feroces el espacio a nuestro al rededor y me sorprendo de que aún no nos haya tocado ninguna. Mi carne sigue abriéndose mientras forcejeo con el metal que retiene a ciel. Maldita sea esta puta cadena. Me desespero y los gritos frente a nosotros me desquician, heridos y muertos, solo una pared nos separa del infierno ¡Joder con esta maldita cosa! Me complico y mis dedos son Incapaces de sostener algo con firmeza, mi propia sangre me estorba.

Las ventanas frontales estallan por completo con una ráfaga de balas y el horror me invade cuando un hombre cae sobre el marco extendiendo su mano hacía nosotros... A pesar de la oscuridad mis ojos ven como la sangre abandona su cuerpo tiroteado. Casi como un milagro las cadenas de sueltan y ciel se desploma.

Avanzo junto a él y lucho para liberar sus muñecas por completo... Esta adolorido, no puedo ni imaginar cuanto, no responde ni a mi tacto pero claro... Aún sigue siendo ciel phantomhive. 

- El... Es el... Debo ir...

Lo veo apoyarse torpemente tratando de incorporarse y movido por alguna fuerza ajena se logra poner en pie. Reacciono con rapidez y le sujeto por una de sus muñecas, me crispa la sensación de su carne abierta y el lanza algo parecido aún aullido de dolor.

- Estás completamente jodido si piensas en salir de aquí. Morirás con una bala en el pecho antes de abrir la puerta.

- Sueltame maldito... Sebastián está fuera, debo ir con el.

Maldito niño infeliz.

- Escuchame bien bastardito, vas a levantarte y vendrás conmigo... Te arrastrare por todo el puto bosque si hace falta, pero no perderé más tiempo con tu sórdido romance. Estoy en esta pesadilla por ti y juro que me la pagarás, así que Muéve ese culo.

Con un impulso me levanto y firmemente lo sujeto, no me iré sin mi adquisición.

Avanzo agachado tan rápido como puedo entre las penumbras mientras tiro de ciel que impresionantemente aún se resiste a mi, agradezco su mal estado o me sería imposible arrastrarlo. Llegamos pronto a la parte trasera de la cabaña y noto la inclemente lluvia.

truenos compiten con el feroz ruido de los disparos, que continúa sin dar señal de que vayan a detenerse ¿Cuántos hombres hay afuera? Es una auténtica guerra.

la luz de un violento relámpago ilumina mi al rededor y logró ver un martillo al tiempo que identificó una arapienta camisa desgarrada, no es la gran cosa pero al menos servirá para cubrir un poco al desnudo y ensangrentado ciel. Lucho con su resistencia y logró colocarsela, le cubre hasta las rodillas y por ahora es el mayor de sus lujos. Con mi otra mano tomo el martillo y destrozo la ventana.

Golpeó a prisa tratando de quitar la mayor cantidad de vidrios, esto va a ser malo, la ventana parece una guillotina, llena de afilados cristales listos para rebanarnos la piel si no pasamos con cuidado. Me aferro a la muñeca herida de ciel y cruzó con cuidado; no puedo soltarlo o el maldito saldrá corriendo pero atravesar el reducido y cortante espacio es toda una proeza.

¡Maldita sea! Ciel se agita con furia mientras cruzó y mi brazo cede al entrar en contacto con el filoso vidrio. La cortada me tensa pero no puedo detenerme y con algo más de prisa salgo al exterior. Siento la sangre correr por mi piel tibia y espesa y al mismo tiempo la gélida lluvia arremete contra mis sentidos. Comienza otra lucha con ciel.

- Muévete con cuidado maldita sea o te apuñalaras a ti mismo contra los vidrios.

Intento alzarle y aunque le levanto no puedo evitar que choque con los punzantes bordes de la ventana; el marco completamente cubierto en vidrios cobra más sangre a cambio de permitirnos el paso y veo como se abren los arañazos en su brazo derecho.

-  Carajo ciel, con cuidado.

Mi alerta no sirve de nada y el enloquecedor sonido de una oleada de gritos provenientes del frente de la cabaña me hacen tirar de él con fuerza; una línea sangrienta se dibuja desde su muslo hasta su pantorrila mientras que en su otra pierna es en su tobillo que se hunden los cortantes restos de ventana.

Pronto está del otro lado y la lluvia despeja un poco la sangre me inclino de prisa y examino sus heridas especialmente preocupado por la de su muslo, si es demasiado profunda el maldito morirá desangrado.

- Joder no puedo ver una mierda.

Ciel me arroja un golpe que abre levemente mi labio, al carajo con examinarlo, este cretino tiene fuerza de sobra y yo no tengo ni una pizca de tiempo.

- Vamos coño, hay que salir de aquí ya.

- No... No... Sebastián.

- Callate y Muévete.

Comienzo a tirar de él y corro con desenfreno por el irregular terreno, mi principal objetivo es internarme en la vegetación para alejarme del desastroso combate entre Tonny y Sebastián. Decenas de hombres mueren por este mocoso.

pierdas, raíces y demás obstáculos me hacen tropezar cientos de veces pero agradezco el hecho de tener zapatos, es una suerte con la que ciel no cuenta. Veo sus malheridos pies y casi me produce pena, viendole con la luz de los relámpagos me doy cuenta de que realmente el maldito está destrozado, me costara mucho dinero en médicos sanarlo, si es que sobrevive claro.

Luego de algunos metros que parecieron kilómetros, estamos por fin al límite de la vegetación, listos para escapar.

- Sueltame no iré contigo, Sebastián...

- Cierra la maldita boca ¿Sebastián? ¿Que No viste al cabrón desquiciado de Tonny? Niño lo más seguro es que Sebastián este sepultado en una montaña de lodo con decenas de balas entre la piel. Esta muerto y nosotros lo estaremos sino escapamos de aquí.

No se como, no se de donde, pero aún al borde del colapso sus ojos se plantaron frente a los míos y con una ira demoledora me enfrentó.

- Sebastián no está muerto y si alguien va a asesinarte, será el.

un escalofrío me recorre ¿como puede haber tanta vitalidad reflejada en los ojos de un cuerpo casi desecho? De repente, por primera vez en al menos veinte minutos, el sonido de la balas se apacigua y casi como en un complot de la naturaleza con la muerte, la lluvia y los truenos se silencian. Un pánico me invade, esta por terminar y nosotros seguimos aquí. Gritos y detonaciones van disminuyendo, y entre mi agobio solo puedo mirar en dirección a la entrada desde nuestra posición y aunque no veo nada, siento que puedo escuchar cada corazón que se apaga sin vida. Silencio que no dura mucho...

- ¡¡¡SEBASTIÁN!!!

Toda mi sangre se congela y volteó para ver como ciel se deja la garganta y lo que queda de sus fuerzas en un grito que fácilmente pudo escucharse hasta el mismísimo infierno...

- Maldito hijo de perra.

Mi mano impacta contra su ya herido rostro y ciel queda completamente aturdido.

Se acabó mi tiempo... Ahora es correr o morir.

Con más adrenalina en mi cuerpo que nunca, comienzo un carrera contra el tiempo entre la maleza del oscuro bosque.

Si ese demonio sigue vivo, ya debe estar tras nosotros. De pronto mis huesos tiemblan al pensar en los ennegrecidos ojos de Sebastián Michaelis, listo para asesinarme...

       Grell...

En total somos veinticinco hombres.

quince de nosotros tras Sebastián en una media luna perfectamente formada y que coincide sin falta con la alineación de los hombres de Tonny; el resto de los nuestros, se dispersa entre los árboles, son francotiradores. Es abrumador, cuento a unos diez del otro bando y haciendo números concluyo en que esta será una guerra en pequeña escala.

Armas de todo tipo nos apuntan; los muy sucios negocios de Tonny le exigen seguridad y con este increíble despliegue de armamento queda claro que no es cualquier capullo, es un arsenal impresionante y aunque tenemos una clara ventaja igual hay que tener sumo cuidado. Si esos cabrones son realmente profesionales, pueden hacernos mucho daño.

Todos estamos conectados por micrófonos y pequeños audífonos, pero Sebastián ha desconectado el suyo antes de abandonar el coche, me enferma que ignore las medidas de seguridad, pero bueno, no se puede hacer nada cuando se trata de Sebastián.

- Tienen chalecos antibalas... Disparos a las extremidades y la cabeza, no desperdicien municiones en el pecho. - susurro al pequeño cable que cuelga por mi rostro y que lleva el mensaje al resto de nuestras tropas. -

Tal como asumí la mayoría confirman que ya lo han notado, los más inexpertos agradecen el dato. No puedo evitar angustiarme... Entre mis filas hay críos de hasta veintidós años, no quiero enterrar niños, pero se bien que no saldremos ilesos de esta.

Mi cuerpo se tensa y siento el peso de todo mi armamento, algo no va bien. Estoy a unos diez pasos de Sebastián, siempre su mano derecha, pero no puedo escuchar lo que Tonny le dice ¿Que puede ser? Comienzan a sudarme las manos y de pronto es mi señal.

Sebastián coge por el cuello a Tonny y su arma se clava entre sus cejas.

Mi manos desenfundan un par de glocks y con ambas pistolas listas para disparar apunto a mi blanco más cercano. Ellos no disparan, sus órdenes deben ser algo parecidas a la nuestras, no atacar hasta que detone el primer tiro. Si Sebastián abre fuego, comenzará la guerra.

Los cañones de mis armas, sedientos de sangre, se enfocan en el hombre más cercano a Tonny que me apunta con igual fiereza. Una tensión que fractura toda calma nos cubre y encierra en un domo de ansiedad. Mis ojos no ven al enemigo, observo aterrado a Sebastián cuyas manos comienzan a bajar ¿Que mierda está pasando?

Tonny no para de hablar me cuesta concentrarme con la lluvia que comienza a caer con fuerza desmedida y los potentes truenos, pero veo con claridad como guía el arma de Sebastián y la aparta, estoy anonadado, dejó de apuntarle y permanece con ojos perdidos en el horizonte ¿Sebastián que mierda estas haciendo? Mata ya a ese hijo de puta.

Volteó y veo el mismo terror en los ojos de mis acompañantes, la extensión de hombres se petrifica ante la imagen. Tonny está por quitarle el arma a Sebastián y yo contemplo aterrado el principio del fin. Recuerdo sus palabras antes de venir aquí, se que si el cae yo tomaré el mando, pero no entiendo como las cosas han llegado a este punto, nunca pensé que tendría que preocuparme desde tan pronto, en estos momentos temo seriamente que lo maten. Sebastián parece un niño aterrado mientras ese maldito le sigue susurrando mierda ¿Debería disparar?

Me debato conmigo mismo en una guerra personal, si sigo sus órdenes lo más seguro es que muera, no tengo ninguna duda de que Tonny planea volarle la cabeza a Sebastián con el arma que está por quitarle; por otro lado nunca le he desobedecido. Maldita sea Sebastián, voltea y hazme saber que estas bien. Reacciona joder.

El agua helada de la lluvia a penas puede sofocar el calor producto de él pánico que me invade ¿Podría ocurrir? ¿hemos venido hasta aquí sólo para ver como Sebastián muere con una de sus propias balas? La idea me abruma el sentido y poco puedo pensar con esos malditos truenos...

Me cago en todo. A que va a ser cierto eso de que las desgracias nunca vienen solas.

Bajo nosotros contemplo como cada edificio a la distancia se apaga. Cada vestigio de luz de extingue en toda la isla y lo último que queda para iluminarnos es...

Todos los presentes, clavamos los ojos en la cabaña cuya tenue luz amarilla es lo único que nos separa de la absoluta ceguera. Joder a penas y podemos ver algo. Las manos me arden contra el puño de mis armas, siento que podría derretirlas. una voz a través del audífono me saca de mis pensamientos.

- Señor... La luz es caótica. La línea de francotiradores está casi anulada.

esto es de pronto un desastre.

- permanezcan en posición. No es momento para replantear la estrategia.

- Solo siete contamos con equipo de visión nocturna, el resto estará jodido Grell.

Reconozco la voz de Patrick, un veterano que lleva años trabajando para Sebastián. Casi me causa gracia el nerviosismo en su voz, si el está así no imagino a los novatos.

- Pues ustedes siete serán los héroes de la noche.

- Algunos enemigos también cuentan con lentes para la visión...

- Joder Patrick ya lo sé, cuando esto comience ustedes deben eliminar a los blancos con el equipo nocturno, eso nos dará una oportunidad a los demás.

- ¿Vas a disparar a ciegas? ¿Solo a sombras?

- afirmativo, no quiero que ninguno de nosotros atraviese la línea, cualquier cosa que se mueva más allá del punto central será visto como un enemigo.

- Maldita sea...

Le escucho maldecir y también se oyen suspiros algunos de enfado y otros de pánico.

- permanezcan en comunicación, pero no saturen la línea. Concéntrense.

- ¿Podría está mierda ser peor?

Y antes de que pueda articular palabra, un trueno nos priva de nuestra última guía. Los débiles bombillos en la cabaña estallan y una espesa oscuridad nos arropa.

- Tiene que ser una jodida broma.

Y un silencio aterrador es lo único que sigue mientras lucho por ver algo más que mis propias manos, maldición, ni un reflejo de luna.

Lucho con la pérdida de la visión y puedo distinguir sombras, las más cercanas son las de Sebastián y Tonny. Se acabó va a matarlo, estoy petrificado.

Vamos Sebastián, vamos maldita sea no nos abandones ahora joder, no tan pronto. Mis dientes apretados dejan escapar el siseo de mi desesperado intento por alentar a Sebastián, se que no puede oirme pero confió en que sienta la intensidad de mi presión. ¡Vamos carajo reacciona mierda!

Había pasado tanto tiempo desde que comenzamos a pelear juntos y siento un nudo en la garganta pues por primera vez Temo por el indestructible Sebastián. Siempre me has salvado Sebastián, siempre... Estoy aquí, no te rindas, estoy contigo.

- Vamos hermano, reacciona. -Susurro con un nudo en la garganta. -

Y casi como una intervención divina, la mano implacable de Sebastián choca contra Tonny y lo derriba en el suelo. Mis ojos se abren como platos y toda la velocidad del mundo baja las revoluciones, de pronto siento la sangre en mis venas, y veo con claridad las gotas de lluvia caer en cámara lenta. Sebastián alza su arma y apunta la sombra que permanece tumbada en el lodo y casi al tiempo en que fija su objetivo diviso movimiento.

- Que me voy al infierno con el.

Claramente le escucho y no puedo evitar sonreír.

ahí está... Sebastián Michaelis ha vuelto de las sombras de su propio subconsciente y de pronto me invade la certeza de que esta noche la inmortalidad es nuestra.

Sin pensarlo más, avanzó varios pasos y la cámara lenta se desactiva justo en el momento que mis pies se mueven. Por primera vez desde que bajamos del coche puedo ver los oscuros ojos de quien ha sido lo más cercano a una familia.  hombro a hombro me mira sorprendido al tenerme tan cerca, aunque pronto ambos nos estamos sonriendo y en un movimiento fulminante mis brazos se levantan y apunto a una sombra que se acerca furtiva para abrir fuego contra nosotros; la figura se paraliza y Sebastián la nota, sin dejar de apuntar a Tonny...

- Te concedo los honores de esta magnífica velada.

Me sonríe y no me queda duda de que ha vuelto y el pecho se me hincha en gratitud.

- Será un placer...

Y dos disparos aciertan a la cabeza de quien era mi blanco. El primer caído de la noche marca el inicio.

La locura se desata y ráfagas de tiros cortan los hilos de lluvia. Todos en posición se cubren y abandonan su estratégicos sitios solo para disparar al enemigo. Las balas nos rodean y gradezco la oscuridad, es lo único que ha impedido que nos disparen.

- Joder Grell sacalo de ahí, se les acercan cuatro tíos armados hasta los dientes.

En mi audífono ruge la voz de un alterado Patrick y pronto ubico al grupo de sombras...

- Vamos Sebastián corre

Tiro de él sin dar la espalda a los enemigos y las balas crean corrientes de aire que rozan nuestra piel, maldición están cerca de darnos. La pequeña carrera nos saca del centro del conflicto y nos cubrimos tras uno de los coches.

Los ojos de Sebastián están fijos en el grupo que ha levantado a Tonny del suelo y con un arma automática libera una ráfaga furiosa de disparos. Su dedo no se despega del gatillo y el cañón despacha decenas de balas por segundo. Me le uno y con toda mi concentración trato de fijar mis ojos en el grupo. Uno a uno van cayendo pero pronto desaparece en la oscuridad toda figura, es imposible saber ¿Le dimos? Volteo hacía Sebastián y su rostro permanece expectativo tal como el mio.

- Grell han caído los cinco.

- ¿Todos? ¿Y Tonny?

Sebastián se coloca su auricular

- Patrick

- Señor, todos han caído, los cinco cuerpos están en el suelo, el equipo de visión nocturna me permitió verlo.

- ¿Cuantos hombres quedan?

- Eran más de lo que se veía, hay al menos unos siete aún ocultos entre los matorrales superiores disparando.

- Acribillenlos, necesito el campo libre para entrar a la cabaña.

- Señor es peligroso, sin luz pueden estar ocultos durante horas.

- Patrick tienes veinte minutos antes de que avance hasta la cabaña.

- ¡Señor...!

noto como Sebastián se retira el auricular y se concentra en los matorrales que describió Patrick. Dispara a ciegas, lo único que delata la presencia del enemigo son los destellos de las detonaciones.

- Grell hay que limpiar la zona, necesito ir por ciel.

- Si señor.

Avanzamos entre la maleza y nos posicionamos algunos metros más cerca de la acción cuidando cubrirnos.

Las balas sisean con violencia entre el aire y pronto comienzan a impactar con sus destinos.

Los quejidos y gritos se unen al coro de detonaciones y el ambiente se carga de un olor a pólvora y metálica sangre. Los cuerpos de un bando y de otro caen heridos al suelo, retorciendose en agónico dolor.

Los disparos comienzan a disminuir a medida que incrementa el número de muertes y ahora es vital atacar con la mayor certeza posible, los destellos producidos por las balas son el único indicativo que denota presencia así que cada disparo puede ser el último. Un silencio tenso gobierna, nadie ataca, permanecemos agazapados y de pronto en la sepulcral calma...

- ¡¡¡SEBASTIÁN!!! 

Y toda mi atención se centra en el rostro del hombre a mi lado.

- ¡¡es Ciel!!

Sebastián se levanta pero el movimiento y su grito alertan al enemigo, varias balas nos rozan y tiro de él para sentarlo unos instantes.

- Sebastián conserva la compostura.

Me mira con ojos desorbitados, esta tenso, aterrado, ansioso, pero por sobre todas las cosas está decidido.

- El grito fue detrás de la cabaña, alguien trata de llevárselo, sino voy por el ahora lo perderé para siempre.

- Sebastián...

- Está noche estas a cargo... Hermano.

Su mano en mi hombro me estrecha y de nuevo hay pánico en vez de sangre corriendo por mis venas. Paralizado solo puedo verle sonreír, como si tratara de tranquilizarme y a mi la boca se me seca dejándome solo un sabor a despedida. Se levanta levemente y da una orden por su auricular.

- Patrick, abran fuego, distrae a los enemigos.

Pronto se inicia un tiroteo a unos metros y Sebastián deja caer el audífono por su cuello.

- Cuidalos bien.

Y son las últimas palabras que escucho antes de que se lance en una carrera para llegar al otro lado, desapareciendo entre la espesa negrura.

Trago con dolorosa resignación y un maldito mal presentimiento me recorre, debo llegar con Patrick.

Avanzo entre la vegetación arrastrandome por el fangoso suelo. Y a pocos metros identificó un grupo oculto entre la maleza; sigo pecho a tierra moviendome y los disparos continúan silbando a nuestro al rededor, bingo, es Patrick, acostado con su fusil de asalto disparando incansable. Nota mi presencia y voltea, tiene puestos los lentes de visión así que no tarda en reconocerme.

- ¿Que cojones haces aquí Grell? ¿Donde está Sebastián?

- Necesito tus lentes.

- ¿Que mier...?

- Haz lo que que te digo maldita sea, damelos ya.

Mi tono teñido de desesperación convence a Patrick y pronto retira los visores de su cabeza para darmelos, a toda prisa me los coloco. Me observa algo irritado y angustiado mientras yo inspecciono el terreno.

- ¿Grell que está sucediendo?

Hubiese querido responder, pero mi garganta se cerró. Siento las manos de Patrick agitarme con ansias

- Maldición Grell ¿Que es?

- ¿Cuantos?

- ¿Que?

- ¿Cuántos hombres rescataron a Tonny?

- Cuatro.

Silencio y de nuevo Patrick me zarandea para sacarme de mi estupefacto estado de pánico.

- Juro que te voy a disparar sino me dices que mierda está ocurriendo.

- Solo hay cuatro cuerpos.

- ¿De que hablas?

- En el suelo, solo hay cuatro...

- Imposible

Me arrebata de un tiro los visores y se dispone a escrutar el terreno. La sorpresa en su rostro no consuela mis temores.

- Juro que estaban los cinco...

Su Voz denota su desconcierto. y de pronto me comprende.

- ¿Dónde diablos está Sebastián?

- Patrick... Te quedas a cargo.

- No puedes hacer eso.

- Sebastián salió corriendo tras de ciel y tu y yo sabemos perfectamente de quien es el cuerpo que falta. El maldito está tras ellos.

- Hay que avisarle, el auricular...

- No lo lleva puesto Patrick.

Sus ojos se llenan de terror.

- Grell...

- Cubreme... Voy por Sebastián.

Y mis piernas se lanzan en carrera siguiendo el camino por el que él desapareció.

Por dios, que no los alcance antes que yo...



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