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Punto de quiebre por malugr

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Notas del capitulo:

Hace una semana me arrastraron a la playa y no pueden ni imaginar como ha sido escribir y publicar esto, asi que si hay algun error me disculpo, no dispuse de demasiado tiempo para revisar, pero es que no aguantaba las ganas de darle final a esta historia, que para mi ha sido muy especial. Infinitas gracias a todos, por leer, por comentar, por su apoyo y esperar. PRONTO, espero comenzar una nueva historia, sera de esta misma pareja y aunque tenia muchas ganas de poner aqui la reseña para que tuvieran un adelanto, ha sido muy dificil asi que esperare a estar en casa. Muchas gracias de nuevo, espero leerlos pronto aqui y en el siguiente.

 

 Saludos.

 

 

En la entrada un enjambre de personas despedían a la feliz pareja, todos nos tomamos algunos segundos para bombardearlos con besos y buenos deseos a medida que avanzaban hasta la limusina. Aplausos y un coro de gritos Emocionados fue lo último que divisó mi madre que Emocionada se despedía con medio cuerpo por la ventana, a veces olvidaba su edad. Se fue alejando hasta que desapareció de nuestra vista... Gracias Bob, Susurre para mis adentros sintiendo un alivio sobrecogedor.


las personas fueron dispersandose, avanzaban en grupos hasta sus carros, algunos seguirían la fiesta en otro lugar, otros simplemente se retiraban a su hoteles o casas.


- ¿Ciel?. - Un amigo de mi madre grito.- ¿A donde vas? Muchos nos hospedamos en un hotel cercano, seguiremos la fiesta en el bar ¿Porque no vienes?


- Me encantaría pero debo ir a casa de mi madre hay cosas que debo buscar y mañana viajo.


- Oh! Cierto, algo nos había dicho sobre eso, que pronto no?


Dentro de mi una risa burlona estalló ¿bromeas? Ha sido una maldita eternidad.


- No tanto, estoy seguro de que no hay mejor momento.


Con una sonrisa me despedí de él y el resto del animado grupo y pronto me descubrí sacando la llaves de mi coche. Por alguna razón aún conducía el auto que hacía tantos años Sebastián había dejado a mi nombre. Me senté y acaricie el volante con cierta nostalgia, estaba algo gastado ya, cuantas millas había recorrido entre esa Butaca de cuero y esta sería la última vez. Se que era bastante tonto, pero en ocasiones conducía por horas hacía ninguna parte embriagandome con el aroma del cuero, viendo desde ese asiento pasar la vida indiferente.


Encendí el coche y salí de mi lugar de aparcamiento y pronto estuve en la calle, hice una pausa tome aire y sonreí mientras con el pie sobre el pedal me ponía en marcha.


Conducía sin música en silencio, con los vidrios abajo, la brisa de madrugada helaba mi rostro pero realmente no me importaba. El destino inmediato era casa de mi madre, con el empacado de mis cosas mi departamento era un total desastre así que de nuevo, luego de tantos años, volvíamos al lugar donde por primera vez... Sentí un escalofrío en mi cuerpo mientras mis ojos se clavaban en el retrovisor viendo con una sonrisa nerviosa el par de luces que de cerca me seguían.


En promedio una persona vive 80 o 90 años, en ese tiempo nos dedicamos a vivir lo mejor que se puede, hacemos uso y disfrute de un cuerpo que más que nuestro parece alquilado y pasamos cada minuto abonando a nuestra deuda, al final de todo debemos devolverlo y simplemente nos extinguimos; el único consuelo para tan penosa realidad es saber que final de camino nos encontraremos con el archivo de nuestras propias memorias y ese sin duda puede ser un momento o muy gratificante o muy vacío, en ese fatídico instante puede que descubras que en realidad el tiempo pasó por ti cobrando su factura pero no viviste de verdad. A veces vemos los días pasar sin tomar en cuenta que más pronto que tarde estaremos sentados a la orilla de nuestro propio ocaso arrepintiendonos de las cosas que dejamos pasar de largo. Me he convencido de que una vida de mentira hacía mi mismo era el mayor de los crímenes y pecados, no estaba dispuesto a llevar la vida sin pasión ni exalto a la que me comenzaba a acostumbrar cuando joven, ya nunca más. Hay personas que nunca nos dejan, palabras que jamás enmudecen en nuestros oídos, caricias que nunca dejan de quemar, luces que no se apagan... Eran las 2:25 am cuando estacione mi coche en aquel lugar y mi corazón latió desesperado pues en el fondo bien sabía que está noche se quedaría conmigo para siempre, que ésta era una de las páginas que orgullosamente releeria cuando mi final llegara.


Salí del carro con mis llaves en la mano y piernas temblorosas de emoción, sabía que tenía tiempo suficiente para subir al departamento pues Sebastián debía aparcar del otro lado del edificio en los puestos para invitados, el tenía sus propias llaves así que sin titubear comencé a subir las escaleras hasta que estuve frente a frente con la puerta de casa.


Gire la llave en la cerradura y ante mi se reveló el lugar en el que viví tantos años, nada había cambiado en realidad, aún después de irme mi madre jamás cambio nada, incluso mi cuarto permanecía idéntico, como si no hubiese pasado ni un día desde que me fui o desde aquella mañana de mi cumpleaños cuando comenzó todo. De alguna forma yo sentía que ésta era una luna de miel. Entré cerré la puerta tras de mi y avance hasta el centro del salon, incluso el cuarto donde el había dormido tantas noches seguía idéntico, la cocina dónde por primera vez...


La puerta tras de mi arrojó un chirrido que me estremeció.


Gire mi rostro con cautela y por supuesto que ahí estaba.


De nuevo me sentí pequeño, joven como la primera vez que lo vi atravesar esa puerta. No se movía, en silencio solo nos miramos, sin sonrisa ni expresiónes, solo nuestros sentimientos atravesando el salón como una corriente eléctrica.


Mi cabeza daba vueltas, gire de nuevo y clave mis ojos en una pared, a mis espaldas escuché la puerta cerrarse y el sonido de sus zapatos avanzar. Se detuvo aún lejos de mi y no pude evitar soltar una risa al comprender que estába manipulando el equipo de sonido. gymnopedie nro 1 comenzó a sonar, y las notas inundaron todo el espacio con dulzura.


- Eres muy insistente. -Musite. -


Sus pasos redujeron nuestra distancia a escasos milímetros y su mano sujeto la mía girandome despacio, volteandome hacía el. Sostuvo mi cintura y mirándome con una ternura abrumadora comenzó a moverse.


- Llevo toda la noche deseando estar así contigo, no me negaras eso verdad?


Nos moviamos despacio con cada nota, con cada tecla del susurrante piano.


- ¿Como podría?


Sentía su mano contra la mía, mientras el sujetaba suavemente mi cintura y yo descansaba mi otra mano en su pecho, su corazón latía con fuerza contra mi palma. Respiraba su colonia mientras me dejaba guiar. 


- Siento que ha pasado una eternidad desde la primera vez que estuvimos aquí.


. - El rió. - No hemos envejecido tanto.


- Tu sigues igual a como te recuerdo de ese día... Pero yo... He cambiado tanto.


- ¿Porque lo dices?


- No lo sé, me siento como alguien muy diferente.


- Eres diferente, yo también lo soy, no podemos evitar cambiar, pero tú sigues siendo tú.


Su brazo fue rodeandome más, hasta que su mano estuvo en la parte baja de mi espalda. Mis ojos subieron en busca de los suyos.


- Aún tiemblas cuando te rodeó con mís brazos y aún me miras intentando adivinar lo próximo que haré.


No podía dejar de sentirlo.


- Aún sujetas mi camisa entre tus dedos, como pidiéndome que no te suelte jamás.


Con ojos apenados miré mi mano que en su pecho era un suave puño que se aferraba a su camisa.


- Todavía, amor mío, se te eriza la piel si te llamo así, con esa dulzura a la que ocho años después aun no te acostumbras.


Sus manos subieron hasta mi rostro y lo sujetaron.


- Aún te deshaces con cada primer beso... - Junto nuestros labios.- con el segundo. - de nuevo me beso. - y con el resto... - Esta vez no se separó, nuestras bocas se mezclaron en un beso profundo, acariciando mis labios con cada movimiento.


  Sus brazos bajaron y me rodearon por la cintura, apretandome suavemente contra su cuerpo.


- ¿Lo ves?. - Susurro contra mi boca, mientras su voz y las melancólicas notas del piano se adueñaban de mi mente. - No has dejado de ser tu ni un solo instante.

Acaricie su mejilla mientras sus labios se paseaban por mi mandíbula despacio, calentando cada espacio de piel con su tibio aliento.


- Supongo que tu me conoces mejor... Incluso más que yo mismo.


- Y tu a mí. Si no pudiésemos reconocernos, aún bajo tantas máscaras, no nos hubiésemos enamorado tantas veces.


- ¿Asi como ahora?


Por un instante me soltó y su sonrisa se engalano con un suspiro...


---


Suavemente su mano me guío desde el salón hasta mi habítacion.


Al borde de la cama Sebastián me sentó e inclinándose sobre una de sus rodillas sostuvo uno de mis pies. La punta de sus dedos tiraron de los cordeles hasta Deshacer el nudo que formaban para luego despojarme de zapato y calcetín; en mi otro pié el mismo procedimiento se repitió.


No mentire, si hubo un momento de mi vida en que la ansiedad me venció, fue esa noche mientras sus dedos acariciaban mis tobillos.


Subió con un elegante movimiento, pegado a mi cuerpo hasta que nuestros rostros se encontraron, pero no me beso, solo nuestras narices se rozaron mientras sus ojos inspecciónaban dentro de los míos, sin duda leyendo en el profundo lugar donde se archivaban mis mas desesperados anhelos y deseos para cumplirlos uno a uno.


Su mano en mi pecho fue empujandome hasta que finalmente estuve acostado, de nuevo me encontré con el fiel testigo de mis noches más sombrías, cuando sólo brincaba de un abismo a otro buscando el cual definitivamente me destruyera; me pareció infinitamente irónico, que ese mismo techo, cielo raso de mi propio infierno, ahora me contemplaba amando y dejándome amar como si no hubiese nacido para otra cosa más que para fundirme a sus antojos entre esas caricias susurrantes a mi piel. 

Escuché, con una tormenta en mi pecho, como la hebilla de mi pantalón sonaba al irse abriendo y como el cuero, contra mi pantalón iba haciendose camino hasta que por fin estuve libre de él, y el cinturón cayó al suelo.


Botón y cierre se abrieron ante Sebastián, quien ahora tiraba de mi pantalón suavemente con sus manos, levante mis caderas lo suficiente como para que este pudiera comenzar su deslizante camino por mis piernas. Con cristalizados ojos y un rubor que cubría notoriamente mi rostro vi la impaciencia con la que mi erección se manifiestaba dentro del ya humedecido bóxer pero Sebastián no pareció prestar atención, sus ojos seguían de cerca el trayecto que hacía la oscura tela mientras fluía despacio sobre mi piel revelando mis piernas ante él.


Tome una profunda bocanada de aire, mientras mi corazón luchaba por no estallar y al tiempo en que sentí sus labios sobre mi muslo, las embriagantes notas de gymnopedie no 3 entraron a la habitación desde el salón hasta lo más profundo de mí mente... Todos mis sentidos quedaron en jaque.


Me removia, convertido en un manojo de sensaciones, entre las grises sábanas de brillante satén mientras su boca imprimía tiernos besos sobre cada centímetro de piel hasta mis tobillos. Sin notarlo, me abandonaba cada vez entre aquel már de sinfonía y caricias.


Sentí su aliento algo agitado sobre mi rostro mientras me veía con dulzura, quise besarlo, pero me esquivo y el beso quedó en la yema de sus dedos.


- Solo sienteme... Quiero que cada célula de tu cuerpo me desee. -Susurro contra mi mejilla. -


Me sentía hirviendo, como si de pronto una fiebre voraz me consumiera.


En mi cuello, la corbata fue cediendo hasta que por fin me liberó y se encontró en el suelo con el resto de prendas de las que Sebastián me había ya despojado.


Cada botón obedecía ante la orden de sus dedos y se soltaba sin chistar revelando mi pecho ante los inquisidores ojos de mi amante hasta que todo mi torso quedó expuesto. Beso mi cuello, justo ahí donde el nudo de mis emociones me asfixiaba cada vez más y más, y en insoportable agonía moría de a poco con cada beso y cada roce que su lengua dieron hasta el justo lugar donde se dibujaba la frontera entre mi piel y el bóxer. Con un beso voraz marcó su territorio en mi vientre y sus dedos por fin retiraron la última prenda que me cubría. Al tiempo que ésta llegó al suelo Sebastián se separó de mi y frente a la cama se quedó en pié, estoico, apreciando totalmente la vulnerabilidad de mi desnudez con orgulloso deseo.


Levanté mis rodillas y las junte en un inocente intento de cubrirme de su lasciva mirada que estaba incendiandome. Mis manos también se encontraron en mi pecho cubriéndome con mis propios brazos. Gire un poco mi rostro, pero no pude apartarme de su mirada, aún cuando lo deseaba, mis ojos no podían huir de los suyos, me sentía tan expuesto, tan débil, tan avergonzado al darme cuenta lo desesperado que estaba por ser suyo.


Sebastián se movió sobre sus propios pies, asumí que quitándose sus zapatos y luego mis pulsaciones se desplomaron al ver como tiraba del nudo de su corbata hasta que esta estuvo en el suelo y entonces me tendió su mano, la tome y pronto estuve de pié, tan cerca frente a él que mi rostro quedó a nada de su pecho y su respiración susurraba entre mi cabello. Acarició mis mejillas, mi cuello, se deslizó sobre mis hombros bajando por mis brazos y sostuvo mis manos, subiendolas hasta donde los primeros botones mantenían cerrada su camisa. Entendí, bastante más avergonzado de lo que hubiese querido, lo que él quería que hiciera.


Botón tras otro fui desabrochando con temblorosas manos muertas de ansiedad. Sus brazos permanecían a sus costados, no me tocaba, solo observaba en silencio como poco a poco lo iba desnudando. Antes de darme cuenta había terminado con todos y deslizando mis dedos por sus fuertes hombros, la delgada tela de su camisa bajo con gracia a modo de cascada por sus brazos hasta terminar en el piso.


Apoyé mis labios sobre su pecho y sentí mi propio calor chocar contra su piel. Automáticamente mis manos buscaron su cinturón para abrirlo tan en calma como me fue posible solo para luego toparme con el botón de su pantalón y la erección que sin pudor parecía exigir ser liberada para tomarme como suyo.


Sentí el bramido en su pecho cuando mis dedos incursionaron entre su piel y la tela para soltar ese último botón y bajar la cremallera. El peso del cinturón que aún colgaba fue suficiente para hacer caer toda la prenda y ahora lo único entre los dos era su bóxer.


Coloque mis manos en sus costados y mis pulgares siguieron el patron del marcado abdomen hasta las perfectamente definidas entradas de su pelvis. Su respiración se había detenido mientras esperaba mi siguiente movimiento... Sin más preámbulo libere toda su hombría.


En ese momento una sensación completamente nueva y extraña se apoderó de ambos, nosotros que incontables veces nos hemos amado de mil formas diferentes, nosotros que conocemos sin reservas cada milímetro de la piel del otro, nosotros que nos hemos recorrido una y otra vez desde hacía más de ocho años, ahora estábamos frente a frente inmóviles, como si se hubieran suprimido en un instante todos los años y está fuese la primera vez.


Sus manos se acomodaron en mi cintura y gentilmente fueron girandome.


Beso mi nunca y desde ahí comenzó su recorrido, trazando una línea dibujada con su labios que por un instante se detuvo en mi hombro derecho. Temblaba con cada roce, solo podía escuchar la suave melodía danzar en mi oídos y el susurro de cada beso contra mi espalda. Sus manos me hicieron avanzar y pronto estuve arrodillandome sobre la cama.


- Sebastián...


Su lengua se deslizó desde la parte media de mi espalda hasta mi oido mientras que seguía empujando su cuerpo contra el mio haciéndo que me inclinada aún más. Mi pecho se apoyó por completo contra la cama y el respiraba sobre mi mientras que la yema de sus dedos acarició la parte interna de mi muslo. Estaba a punto de correrme.


- Ya no puedo...


Su mano me rodeo.


- ahhh


Su movimiento era firme, sentía salir todo el líquido que emanaba lascivamente de mi cuerpo con cada movimiento de su mano... Gemia contra la cama tratando de controlarme, aunque todo era en vano, había contado cada día hasta su regreso y cada hora desde que nos encontramos, ahora solo podía pensar en sentirlo dentro de mi.


Su índice se apretó contra mi glande y ahora palpitaba con fuerza entre su mano, reconocía esa sensación... Ese placer que sólo el puede darme. Mis puños se apretaron y mi boca estuvo a punto de secarse, jadeando desenfrenadamente. De pronto se detuvo.


- No te detengas...


- Dije que te compensaria lo de esta tarde.


En mi oido su voz grave luchaba por parecer serena, pero no podía mentirme... También temblaba de desespero.


- Y así lo haré.


La mano que me había estado tocando se posicionó en mi trasero.


Su boca deleitaba mi oido.


- ¿Sientes eso? Estas derritiendote... Has esperado mucho...


Sobre la cama los hilos de mi  trasparente líquido no dejaban de fluir. Estaba enloqueciendo, me torturaba... Entonces sentí su índice entrar en mí.


- N... No...


- ¿Serás capaz de decir que no deseas ésto?


- Solo... So... Lo quiero... Venirme.


Se movía dentro de mi despacio, pero con severa firmeza.


- Más... Quiero mas...


- No - Hablaba contra mi mejilla. - Quiero que te vengas solo con mis dedos.


Introdujo un segundo dedo. Y mi honesto cuerpo se apretó a su alrededor


- Así ciel... - Apenas podía escucharlo entre mis propios delirios. - Hazlo, hazlo ya...


Mi cuerpo entero de descompenso... Comencé a venirme sin ningún control. El aire dejó de entrar en mis pulmones, un sudor helado me recorrío y sentí algunas lágrimas mezclarse con mi saliva mientras el besaba mi cuello.


- Muy bien mi amor... Así...


Mi cuerpo callo de medio lado con mis rodillas cerca de mi pecho, casi como un niño acurrucado, sentía como si me hubiese quedado vacío por un instante y ahora poco a poco volvía en mi. Acarició mi cabello, beso la punta de mi nariz y luego apretó su boca contra la mía. Nuestra saliva se mezclaba con cada movimiento de nuestras lenguas... Aún sin suficiente aire me sentí en un ligero mareo.


Se apoyó en la cama y alzó mi cuerpo aún acurrucado. Lo veía medio ido, me avergonzaba un poco mi estado pero había esperado demasiado, suprimir tantos deseos es simplemente imposible así que estos se acumulan durante meses y aunque cada primera vez resulta sobrecogedora, esta vez estaba tan abatido por su tacto que fácilmente pude haberme quebrado.


Me dejo suavemente en la parte alta de la cama, las mullidas almohadas acogieron mi cabeza que aún flotaba en el mar de sensaciónes que me bombardeaban. Cubrió mi cuerpo con el suyo acomodándose entre mis piernas, sus dedos jugaban en mi mejilla acariciandola, mientras que la otra de sus manos se deslizaba por mi muslo.


- Eres hermoso... - Suspiraba en medio de nuestros besos.-


- No sigas... No digas más... 

Trataba de dominarme, pero cada palabra de Sebastián demolia sin titubear las fuertes paredes que había construido al rededor de todos mis sentimientos para intentar alejarlos de todo, incluso de mi mismo, por años había sido la única forma de sobrevivir a su ausencia, pero ésta noche estaba acabando con todas mi defensas.


- Perfecto... - Su miembro se acomodó en mi entrada. - Y eres mío, mio...


Me besaba insaciable.


- Nunca más pasaré una noche sin ti...


Sentí la presión firme que su pelvis hizo  y como poco a poco se abría paso dentro de mi.


- Te amo Sebastián.


Las palabras fluyeron sin que lo notara, en otras condiciones me habría sorprendido, pero estaba tan desorientado, tan perdido dentro de aquel amor que durante tantos años y luego de tantos obstáculo, lejos de menguar solo había aumentado. Se detuvo unos instantes, inspecciónando mi rostro, pero no podía permitirlo, no podía esperar un segundo más.


Mis piernas lo rodearon y sutilmente lo aprete contra mi, con cada milímetro que era atraído por mi presión, su hombría ganaba espacio en mi interior, su mano en mi muslo se aferró aún con más fuerza y el hombre de envidiable autocontrol asfixio un rugido contra mi cuello mientras que con una estocada seca me penetró totalmente.


Estaba hundido en mi cuello, respirando secamente con cada embestida, sentía su aliento arder.


Entraba una y otra vez profanandome, su pelvis marcaba estocadas contra mi con tal frenesí que me arqueaba bajo su agitado pecho.


Las gotas de sudor comenzaban a reflejarse en su frente, divertidas se deslizaban por su mandíbula hasta descender por su cuello hacía su pecho.


- Tan estrecho.


Sebastián apoyo las palmas de sus manos y se sostuvo con los brazos extendidos mientras se afincada en sus rodillas. Sus hombros, su pecho, su abdomen, cada músculo se marcaba claramente, cada embestida le arrancaba un tosco bramido. Las venas en sus brazos brotaban igual que aquellas que asomaban de su pelvis, estaba devorandome con furia. 


Mis manos fueron hacía las sábanas revueltas a mi alrededor, me aferraba a ellas mientras sentía mi interior arder, de nuevo estaba por explotar.


De repente uno de sus brazos aprovechó el arco que formaba mi espalda y pasando bajo el me levantó. Un escalofrío intenso me recorrío al sentirlo llegar tan profundo. Pase mis brazos tras su cuello para sujetarme y sus manos en mi trasero me subían y bajaban de lleno chocando sobre su pelvis. Mis dientes se clavaron en mis labios tan fuerte que sentí que se abrirían, trataba de ahogar los gemidos que luchaban por escapar.


- No hagas eso... - Exigió mientras me besaba. - Dejame escucharte. 


Mi boca se abrió y de nuevo los agudos quejidos cortaron el aire. Nuestra saliva se escapaba por la comisura de mi labios... Mis ojos se entrecerraban cada vez que dentro de mi lo sentía chocar contra lo más profundo de mis entrañas.


- Eso es... Muestrame ese rostro... Ese que sólo yo conozco.


- Otra vez... Me voy a ve...


- No soporto más ciel.


Una, dos y tres estocadas finales... En mi interior, Sebastián palpitaba mientras toda su esencia me inundaba, lo sentía venirse dentro de mi y el caliente fluido me quemaba por dentro al tiempo en que mi propio semen se deslizaba fuera de mi cuerpo. 


Me abracé a él con suavidad...


Sus manos recorrían mi espalda, me acariciaba y poco a poco las respiraciónes de ambos se fueron acompasando...


Beso dulcemente mi mentón y mis dedos buscaron su cabello. En aquellos momentos, cuando aún mis sentidos estaban adormilados, era cuando me sentía más seguro para ser completamente honesto.


- Gracias Sebastián... Gracias por no rendirte, gracias por... -Subieron a mis ojos todas esas lágrimas que jamás quise que viera.


Su pulgar me silencio.


- Gracias a ti ciel.


- Pero yo no he hecho nad...


- Gracias ciel, por enamorarte de mi y por hacerme amarte. Gracias por dolerme cuando estas lejos y por regalarme ésta paz infinita cuando estas entre mis brazos.


Seguían rodando por mis mejillas las tibias lágrimas.


- Gracias por darle significado a cada segundo de mi vida, gracias por el hombre en que te has convertido y por el hombre que has hecho de mi y es importante que sepas que ha valido la pena cada golpe en el camino, tu has valido mi vida entera y cada instante contenido en ella.


Me abracé de nuevo a él para caer entre las sábanas fundidos en uno solo.


- Te amo. Ciel phantomhive.


- Te amo. Sebastián Michaelis.


Y de nuevo nos amamos, como si cada beso fuera el primero y el último.


---


Las 6:35 am marcaba el reloj cuando mis ojos se abrieron. Tuve que tener infinito cuidado para escapar del firme abrazo de Sebastián que dormia profundamente.


Camine hacía la cocina y una vez allí, algo adormilado luche para recordar dónde se guardaban los vasos en casa, gire varias veces sobre mi mismo y entonces...


Un sobre...


"CIEL"


Reconocí en el acto la letra de mi madre.


Lo recogí de encima del mesón y llevado por la curiosidad lo abrí sin titubeos... Una carta sin duda.


" Querido ciel.


Si estas leyendo esto seguramente ya estaré en el avión rumbo a mi luna de miel. Son precisamente las 5 am de la madrugada mientras escribo esta nota en la oscuridad de esta cocina ¿Que Porque lo hago Pues porque hay una cosa que no puedo dejar pasar. Ciel estos meses me han llenado de una profunda alegria, eso lo sabes bien y en unas horas  estare casada con un hombre maravilloso, sin embargo… Cariño mio, yo ya conocia a la felicidad desde hace muchísimo tiempo, la vi brillar en los ojos de tu padre desde la primera vez que los mire hasta que se cerraron aquel doloroso dia que partio de este mundo y la he visto desde el momento que estuviste en mis brazos por primera vez y cada instante transcurrido hasta ahora. Ciel, seguramente me veras partir con este nuevo hombre hacia nuestra luna de miel y agradeceras a la vida por ponerlo en mi camino, por darme la oportunidad de “ser feliz de nuevo” Pero, quiero que sepas que no deje de serlo nunca y que tu has sido el autor de todas mis sonrisas y mis mejores momentos ¿recuerdas la cara que puse cuando dijiste que te irias lejos con sebastian? ¿Qué comenzarían un despacho juntos? La distancia de pronto me aterro y mi corazón se estremecio, sabia que no estaría sola, bob me acompañaría, pero pensé ¿Qué hare sin el? Se que suena un poco cursi ciel, pero tu, mi pequeño, has sido siempre mi mas profunda adoración; pero esta noche lo comprendí y por eso te escribo… Ciel, lucha y no titubees ni un instante. Hoy ciel solo quiero que sepas que has sido mi soporte durante años, lo has sido incluso cuando eras demasiado joven para entender y ahora mi amor, es mi turno. Ve, ve y vive, ve y enamorate de tu trabajo, enamorate de lo que comes, de la música que escuchas, de tu jardin, de la vida, enamorate locamente de quien te ame aun con mas furia, enamorate de las calles que transitas y de lo que te rodea, porque ciel, el amor es lo único que puede darnos la felicidad absoluta, la conozco por ti, por mis padres, por vincente, por sebastian, por mis amigos, por las rosas que florecen cada estación… y justo eso quiero para ti. Contigo va una gran parte de lo que soy y puedes estar seguro de que no importa que tan lejos estemos, bajo este mismo cielo, donde te escribo y donde nos hemos querido tan profundamente, te seguire cuidando siempre.

 

 Pd. Mantén los ojos abiertos ciel, vivir es una montaña rusa y aunque algunas partes den miedo, no querras perderte nada.

                                                                                                             Te Ama, mama. "

 

 Cuando apoye de nuevo el papel sobre la mesa vi las finas gotas resplandecer.

 De mis ojos emanaban las lágrimas más sinceras y agradecidas que jamás había derramado. Latia en un murmullo mi corazón, tan feliz y tan agradecido que apenas me sentía con fuerzas. Apreté la carta contra mi pecho, casi como si pudiera sentir los brazos de mi madre rodeándome y entendí que ella tenia razón, nunca nos dejaríamos solos.

 Un sonido leve llamo mi atención y aun sonriendo con la carta en mis manos me asome, ahí donde los ventanales le habrían paso a la luz estaba sebastian, contemplando el amanecer en absoluto silencio como quien admira un obra de arte.

 ---

 Sostenia dos tazas de te cuando me pare a su lado, el tomo una y me rodeo con su brazo, mi cabeza se acomodo en su pecho desnudo al tiempo que tomaba un sorbo y veía el resplandeciente tono purpura que teñia nuestro cielo.

-          ¿estas bien?

-          Mejor que nunca.- musite.- supuse con seguridad que me había visto leyendo la carta.

Sus labios se acomodaron en un tierno beso en mi cabeza.

-          ¿No es una hermosa forma de comenzar nuestro viaje?

 A ojos abiertos contemplando el horizonte, toda mi vida paso frente a mi en un suspiro y recordando las palabras de mimadre  lo mire.

-          Hace muchos años comenzó… y desde entonces soy feliz.

Nuestras miradas no necesitaron una sola palabra mas, ahora podía entender que dentro del dolor la alegría nunca deja de resplandecer y la fe en nuestro amor había sido la mayor fuente de energía, felicidad y paz que había tenido.

 Abrazado a el, el reloj campaneo las 7:00 am y en ese preciso instante comprendi que la felicidad existe para todos aquellos que se arriesgan, brilla fuerte tras las nubes que a veces tratan de ocultarla, brilla intensamente… Aun para aquellos que sobrepasan el punto de quiebre.

 

                                  - Fin -

Notas finales:

Pd. Si, si pense matar a sebastian en el trayecto a casa en un trajico accidente de carros... Pero que puedo decir, soy debil ante sus peticiones y no las quise hacer sufrir tanto jajajajajaa. Hasta la proxima historia, mantengan esos ojos bien abiertos. L@s quiero.

 

 Saludos!!


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