Sanji.
Él estaba sentado en un pequeño restaurante, lo había visto a la distancia, algo me atraía a mirarlo, el anterior sentimiento de odio se había ido atenuando, pero Vivi no debía saberlo, mi instinto me decía que debía andar con cuidado pues estaba en terreno peligroso.
Lo había odiado, me había sentido asqueado ante su mera presencia, pero algo estaba cambiando, cuando lo vi con aquel hombre de cabellera negra algo surgió en mí, me sentía realmente mal cuando lo vi… pero no era odio, me sentía triste, me sentía herido y eso no se siente cuando odias a alguien… más parecía que algo dentro de mi había amado a aquel peliverde y esa misma parte se había sentido herida, esa parte estaba luchando en contra de la corriente para ayudarme a entender mis sentimientos, pero yo seguía igual se perdido sin saber qué demonios sentir.
Entonces lo vi, sentado en aquel pequeño lugar, se notaba cansado y claramente más pálido de la última vez que lo vi, sentí un ligero vértigo en mi estómago, verlo de esa manera me hacía sentir de mil formas, tenía miedo de que algo le pasara, pero otra parte de mi decía que se lo merecía, después sentía que estaba siendo egoísta y terminaba por no entender nada.
Nuestras miradas se cruzaron y sentí que el suelo se perdía bajo mis pies, logré ver arrepentimiento en su rostro, tristeza, ira, por un segundo pensé que si yo no sabía que sentía y me sentía miserable él que lo sabía todo, lo entendía todo debía de sentirse aún peor.
Lo vi luchando consigo mismo por decidirse si debía ir hacia mí, quedarse en su lugar tratando de mantener la calma o encarar a mi cuidadora quien seguramente había propiciado que cruzáramos por ahí.
-Sanji, te has puesto un poco pálido ¿Viste algo desagradable?- Debía mantener las apariencias… si recordar lo que sentía significaba entender lo que pasaba no iba a dejar que Vivi me hiciera perder todo.
-Sí, puedo ver algo repugnante sentado por allá.- incline la cabeza señalando el pequeño restaurante, no pensaba que mis palabras fueran a ser escuchadas… no pretendía que así fuera, después de todo no lo sentía en realidad.
Pero las cosas no son como quieres que sean.
Zoro.
-Sí, puedo ver algo repugnante sentado por allá.- Yo iba saliendo del restaurante cuando escuche estas palabras, sentía que alguien había sacado mi corazón y brincado encima de él… era Sanji quien decía esas palabras, me hirieron más que el filo de una espada, me dolió más que pelear contra cien hombre… me dejo destrozado.
Baje la mirada y observe el piso, no había nada que decir él me odiaba, yo debía entenderlo, yo debía continuar, pero maldición era difícil, siempre es difícil continuar con una causa que parece perdida.
Él noto mi presencia y note que el color desaparecía de su rostro, por un instante me permití abrigar un poco de esperanza, de esa infundada ilusión de que las cosas pueden mejorar, pensar que finalmente Sanji regresaría a mi lado, me permití abrigar un poco de calor en mi interior, esperando que él reaccionara.
-Vaya, vaya, Zoro, hacia algo de tiempo que no sabía de ti.- La voz de vivi me hizo odiar con todas mis entrañas su presencia, tuve que respirar hondo y tranquilizarme.
-Dudo que realmente haya pasado mucho tiempo.- Ni siquiera prestaba atención a lo que estaba diciendo, en mi cabeza solo resonaban las palabras de Sanji.
-Sanji estaba hablando de ti hace un momento, ¿No es encantador? – Mihawk puso una mano en mi hombro, estaba completamente dispuesto a lanzarme contra ella y hacer lo que en ese momento se me ocurriera, por suerte su agarre me detuvo justo a tiempo.
-Lo note, no necesitaba tu confirmación.- Dude de que mi voz tuviera el tono necesario, sentía que la voz me faltaba, debía resistir.
-Claro, Sanji, ¿Por qué no me dices algunas opiniones que tienes de Zoro?- Su maldita sonrisa y las jodidas acciones que estaba haciendo solo me hacían pensar una cosa: Que grandísima hija de…
Sanji se movió dudoso, se estaba debatiendo consigo mismo, la esperanza que me permití abrigar ahora golpeaba mi pecho con desesperación, quería creer que Sanji comenzaba a recordarme, comenzaba a quererme de nuevo, por un segundo pensé que Sanji diría alguna pista que me hiciera saber que el recordaba pero sólo soltó entre dientes:
-¿Qué opino de él? ¿Por qué debería gastar mis palabras con escoria como esa?
Y mi mundo se fue al piso, comencé a reírme, quizás de nerviosismo, puede que para ocultar mi dolor, estaba cansado de ir corriendo de un lado a otro, ya no tenía paciencia para eso.
Nunca la he tenido y no sé porque espere tanto.
Tome lo que me quedaba de valor, lo que restaba de mi orgullo y me propuse recuperar lo que era mío.
Me acerque con paso decidido a Sanji quien estaba tratando de comprender qué demonios estaba pasando, lo tome de la cintura y en un arrebato de locura robe sus labios, aquí se decidiría todo, si me golpeaba, si me alejaba, si comenzaba a soltar mierda, si se sentía asqueado, yo me alejaría, de verdad me alejaría, significaría que mi destino no estaba a su lado y que debía dejarlo tranquilo.
Pero existía otra posibilidad, aquella en donde él correspondiera, en donde yo supiera cuanto me extraño en todo ese tiempo, entonces ningún ser humano, dios o bestia podría detenerme al tratar de recuperarlo.
Solo debía esperar a su reacción, me temblaban las piernas de solo pensarlo… tenía miedo, como pocas veces en mi vida.
Sanji.
Lo vi caminar, parecía desolado por una parte pero en la otra parecía que estaba haciendo acopio de todas sus fuerzas para lograr encararme, repentinamente me tomo de la cintura, di un ligero respingo al sentir su tacto, sus manos transmitían un calor increíble, no me había sentido así de bien en los días que había estado con Vivi, su calidez era embriagadora, quería tenerla más y más cerca.
Debemos tener cuidado con lo que pedimos, pues podría volverse realidad, pronto poso sus labios contra los míos, era un beso un tanto desesperado, me rogaba que le demostrara lo que sentía, me lo pedía a mí que era un mar completo de sentimientos, un mar que estaba embravecido y no sabía cuándo iba a bajar la marea, me sentí aturdido pero deje de pensar las cosas, rodee con mis brazos su torso, lo quería junto a mí y eso era lo que importaba, aun había un pequeño lado de mí que quería odiarlo, pero no podía engañar a mi corazón, no podía mentirle, yo sabía que debía estar a su lado para sentirme completo…
Correspondí su beso y lo sentí derretirse contra mí, de pronto ya no estaba lleno de miedo, se sentía tranquilo, feliz, se sentía completo al igual que yo.
Los problemas se aproximaban, se cernía sobre nosotros una nueva oscuridad, pero esta vez estaríamos juntos para enfrentarla.
De nuevo juntos.