Sanji.
Lo vi acercarse con decisión a mí, con paso firme se plantó demasiado cerca, por un instante pensé que lo mejor era simplemente echar a correr, ese hombre era intimidante, pero algo me detuvo, llámenlo instinto, coincidencia, destino, el nombre que deseen ponerle, pero me mantuve ahí, atrapado, a unos instantes de enfrentarme a el infranqueable destino que se cernía sobre nosotros.
Tomo de mi cintura con una mezcla de ternura y fiereza, tenía ganas de golpearle hasta no tener más energía para hacerlo, pero a la vez no deseaba estar en ningún otro lugar, solo ahí, entre sus brazos sintiéndome protegido, sintiéndome querido, necesitaba estar ahí, un escalofrió recorrió todo mi cuerpo y sentí mis piernas temblar, fue entonces…
Me beso.
Sus labios temblaban, quizás de alivio, puede que de ansiedad, pero transmitían seguridad, me sentía tranquilo al estar entre los brazos de aquella persona, coloque mis manos en su pecho aferrándome a su playera, mi vista se nublo un poco… los recuerdos me golpeaban como un torbellino dentro de mí, los lugares, las risas, las noches, las comidas, las canciones, las peleas, los malos momentos, todo volvía a mí de la mano de los labios de aquella persona a la que extrañe aun sin saber porque, a la que odie aun en contra de todo instinto, me sentí mal al entender todo lo que tuvo que pasar, el miedo, la soledad, el desamparo de no tenerme cerca, pude sentir en carne propia por qué su cara perdía completamente la compostura cuando le decía que lo odiaba, me odie un poco a mí mismo, pero no había sido mi culpa, como no lo había sido… que él estuviera con Mihawk, la punzada aún estaba en mi pecho, aún me dolía el recuerdo de verle con otro hombre, pero no le culpaba, mi odio era hacia alguien más.
Hacia ella…
Ella había propiciado todo.
Nos había roto un poco.
Pero aún con los bordes nos amábamos.
Él me había buscado aun en la neblina.
Me había hallado… y no me volvería a perder.
De eso estaba seguro.
Sentí un nudo en la garganta, cuando finalmente Zoro separo sus labios de los míos, sentí que finalmente estaba en donde debía estar, me sentía feliz, las lágrimas soltaron todo lo que no hubiera podido decir con palabras, escondí mi rostro en su pecho, Zoro me ciño a él, me quería cerca, sentí sus músculos relajarse, finalmente me tenía consigo y eso debía ser un alivio, levanto mi rostro tiernamente, beso la comisura de mi labio y limpio con sus pulgares algunas lágrimas que amenazaban con escapar, nunca había visto a ese hombrezote con una expresión tan melancólica, pero observe un rastro de felicidad en su rostro, aún no asimilaba que me tenía de vuelta.
-Zoro- Sentí mi voz romperse, no sé si de felicidad, emoción, o de todo un poco, pero no había experimentado tanto frenesí al encontrarme con alguien.- Estoy aquí.
El labio del peliverde comenzó a temblar y vi dos grandes lagrimas deslizarse por sus mejillas, sentí mi corazón tambalearse al verlo tan frágil, tan débil, tan fuera de sí, yo había causado tremendo dolor y eso me hería un poco… solo un poco, porque ahora estaba ahí y juntos nos sanaríamos las heridas, juntos de nuevo.
Zoro.
Debía de tener una expresión patética, patética de verdad, pero no podía evitarlo, los días de tención, las palabras de odio que en algún momento me dijo, todo quedo atrás en el momento en que pronuncio mi nombre, las heridas fueron cubiertas con un bálsamo en el momento en que sujeto mi playera con sus puños y se aferró a mí, sentí el cielo de nuevo en su lugar cuando lloraba entre mis brazos, de nuevo tenia los pies en la tierra cuando me dijo que estaba conmigo una vez más, las lágrimas que había jurado nunca derramar ahora me corrían por el rostro como caballos en libertad, recuperarlo había sido la mejor sensación, tenerlo a mi lado era increíble, sentí mi estómago voltearse cuando recordé lo que había pasado con Mihawk, sentí nauseas de mí mismo, pero no pude hacer otra cosa que apretar el cuerpo de Sanji contra el mío, con un abrazo que hubiera podido unir una piedra después de ser cortada por la mitad, así fuera un instante, necesitaba saber que estaba bien… lo necesitaba de verdad.
Pero los momentos de felicidad, solo son pequeñas escenas efímeras de la vida.
Al otro lado del lugar, unos aplausos comenzaron a resonar en el ambiente, Vivi se encontraba con cara de hastío aplaudiendo nuestra escena.
-Bueno, parece que el jueguito ha terminado, maldición aún faltaban cosas por resolver. – Estaba molesta y su rostro hablaba sin necesidad de palabras, la oscuridad oscurecía de nuevo el camino, y vi alejarse la luz al final del túnel.
-Gane, déjanos en paz.- Hable, pero sentía mi voz perdida en algún lugar, un extraño sentimiento de miedo me sobrecogía, algo me acorralaba en algún lugar y me despojaba de las armas para poder defenderme, el aire golpeo fuerte la isla, los arboles danzaron a su paso… algo malo se aproxima.
-¿Oh, sí?, no recuerdo esa parte del trato, recuerdo haber dicho que lo volverías a ver, míralo, ahí está, yo cumplí mi parte, lo que venga después ya no tiene que ver con nuestro acuerdo.- Sonrió entre dientes, sonaba como una hiena, nos tenía contra las cuerdas, pero Mihawk estaba ahí, sin duda yo daría todo por mantener a Sanji a salvo, teníamos que salir limpios del lugar.
Mihawk dio un paso al frente y coloco su mano en su espada, en cualquier momento desenfundaría y cualquiera con un poco de cerebro deduciría el resultado, no importaba cuantos fueran contra él, no tenían posibilidad alguna.
-Yo no haría eso.- Vivi movió su dedo índice en negativa, miraba a Mihawk atentamente, Mihawk alzo la vista en señal de que le explicara que le detenía de hacerlo, entonces Vivi prosiguió.- No creo que eso sea lo que realmente quieras… ya sabes, si me dejas jugar un poco más podría simplemente tomar la vida de Sanji y bueno, Zoro necesitaría quien… le consuele, ¿No crees que es una mejor apuesta que atacarme?
Mihawk cerró los ojos… por unos instantes no entendí que demonios pasaba.
-¿Eres ilusa? ¿Quién querría ver que la persona a la que… aprecias… pierda a la persona que amas por un capricho tuyo? Tu pensamiento es realmente una tontería, estos últimos días lo he visto más cabizbajo que nunca, le he visto soltar suspiros a la noche como si contara las estrellas con ellos, le he visto llorar más veces en una semana que en toda su vida, lo puedo asegurar, no puedo imaginar cuan devastado terminaría si algo le pasara a ese chico rubio… no lo soportaría seguramente.
Por unos instantes que parecían eternidades quede absorto en el vacío del lugar, en la espesa bruma de mi pensamiento, en que momento las cosas habían tomado ese camino, sin duda yo no sentía nada por Mihawk, pero parecía que no era lo mismo para ambos, me abrace con fuerza a Sanji, no me veía amando a nadie más, solo a Sanji, solo podía sentirme cómodo con él, no podía imaginar una vida sin él a mi lado, simplemente era algo inverosímil para mí.
Vi una mirada triste en Mihawk, entonces comenzó a hablar de nuevo.
-Sé que Roronoa ama únicamente al rubio, sé que nunca podría colarme yo en su mirada, sé que si algo le pasara a ese chico, Rororonoa jamás lo superaría, él es un hombre fuerte, podría superar cualquier otra cosa, pero si hay algo que lo aplastaría sería la falta de aquel joven… y yo soy feliz con el simple hecho de que él lo sea, y si para ello debo renunciar a él, entonces lo haré gustoso.
En ese momento sentí que las cosas finalmente irían bien, que el viento comenzaba a ir a nuestro favor.
Que equivocado estaba.
Fue en ese momento que el viento cambio de dirección y se fue en nuestra contra…
Nos embistió con la fuerza de una tormenta.
Y nada pudimos hacer.
“No me dejes esta noche.
No apagues la luz.
Déjame acompañarte hasta el final del camino.
No te olvides de mí.
Llévame contigo.
Sin importar el lugar,
Sin importar el tiempo.
Sólo no me dejes
Aquí,
Ahogándome en mi soledad,
No te alejes de mi lado.
Aférrate a mi mano.
Amor, no me dejes otra vez.”
Fue cuestión de segundos.
Un arma, reacciones demasiado lentas.
Vivi con una mirada colérica saco un arma, de donde no me pregunten, realmente no lo sé, solo vi el cañón en la distancia apuntando en nuestra dirección, no fue sutil, no hubieron palabras de advertencia, no hubo tiempo de reaccionar, la bala nos tomó por sorpresa, Mihawk no llego a tiempo para detenerla, Sanji… aún estaba débil para moverse con velocidad, y yo era el que en peor estado estaba, la bala era para mí.
Pero algo se interpuso en su camino, la bala nunca traspaso mi piel, no sentí la sangre correr por mi cuerpo… no pasaba nada, fueron segundos, simples segundos…
Su cuerpo cayo delante de mí, vi su cabello rubio pasar delante de mí.
Sanji había detenido la bala que era para mí, la sangre salía constante mente formando un pequeño rio carmesí, lo tome en mis brazos y sentí todo derrumbarse, poco me importo si estaba Vivi ahí, si estaba Mihawk, si estaba el gobierno mundial, nada importaba…
¡NADA! ¡MALDICIÓN! Nada importaba en ese jodido momento.
Sanji estaba…
Él estaba…
Nunca creí en un dios en especial, ni siquiera pensé en su existencia.
Pero si existe y está en algún lugar… no te lo lleves a él.
A él no… por favor.
…