-Zoro.
Me abrazaba al cuerpo de Sanji con todas mis fuerzas, no podía evitar sentir como mi corazón se resquebrajaba, había perdido toda la fuerza que aún me quedaba, me había esforzado por mantenerme en pie con el único objetivo de tenerlo de nuevo entre mis brazos, pero no de esta forma, quería que me sonriera como siempre, que cocinara, que estuviera a mi lado, no quería ver como perdía el color de las mejillas, mucho menos esperaba sentir como su respiración iba bajando, cada vez más, más lenta, con cada latido de su corazón la vida era bombeada fuera de su cuerpo, me aferre a la idea de que todo estaría bien, sentía las lágrimas quemar mis ojos, era la jodida primera vez que me sentía tan devastado, pensaba que lo que había sentido en los días anteriores había sido el mismo infierno, es ahora cuando me doy cuenta que no estaba ni cerca, aquellos días no estaba ni un centímetro cerca, ahora pisaba el infierno, ahora sentía que desgarraban todo mi cuerpo, sentí que el piso se derrumbaba, pero antes sentí un tibio toque en mis mejillas.
-… Zo… Zoro…- Sanji hablaba de manera débil, trate de contenerme, traté de ser fuerte, pero ¿Cómo ser fuerte cuando todo lo que amas te es arrebatado?
-Shhh, no hables, llamaremos a un médico, estarás bien, Sanji, vas a estar bien, maldición, sólo es una bala, puedes con eso, ahora, no hables, no gastes energía, por favor.
-Zoro… Te amo.
-Sanji, por favor, escúchame, no cierres los ojos, sólo quédate conmigo, por favor… no me dejes sólo.
Mihawk se acercó a mí, rechace casi por completo su tacto, sólo quería que Sanji despertara, que me dijera que todo estaba bien, quería que todo volviera a ser como antes de llegar a esa jodida isla, desee poder controlar por una vez el tiempo, rehacer todo, pensé en todo lo que cambiaría, pensé en todos los momentos que podría pasar junto a él, las lágrimas ya no salían, me quede observando un punto en la nada, había perdido las pocas fuerzas que me quedaban, ya no encontraba sentido de nada, todo se había ido apagando hasta dejarme completamente a oscuras, estaba vacío, no quería estar en ninguna parte si él no estaba a mi lado, era ahora cuando me daba cuenta que tanto había llegado amar su cercanía, el simple hecho de que estuviera ahí.
Cada mañana, al despertar, pelear por la comida, sonreír con todos, el bullicio al estar con todos cerca.
Cada atardecer, cuando el sol se encontraba en lo alto y podíamos descansar, poder verlo en la distancia mientras daba una calada profunda a su cigarro y admiraba el vuelo de las gaviotas.
Por las noches cuando perdía el sueño y siempre él se despertaba a prepararme algo o simplemente darme alcohol para poder conciliar el sueño perdido.
Él estaba ahí, siempre, ¿Cómo puedo imaginar ahora que simplemente ya no va a estar?
Sentí que alguien tiraba de mí, perdí el enfoque de la vista y todo comenzó a dar vueltas, grite una y otra vez que no me lo quitaran, que él era mi todo, que por favor me dejaran estar con él, pero el agarre se mantenía firme, todo seguía borroso y después de unos segundos un manto negro nublo mi vista. Ahora todo era oscuridad y silencio… y me aterraba.
-Sanji.
Deje que mis ojos finalmente se cerraran, acepte la oscuridad que me cubría, de pronto ya no necesitaba tratar de luchar, simplemente quería dejar que las cosas fluyeran, que pasara lo que tenía que pasar, pero entonces me apareció en la mente un rostro, el rostro más afligido que había visto, sentí removerse sentimientos en mi interior, ver a aquella persona provocaba que mis ojos se llenaran de lágrimas y mi corazón se acelerara, tenía miedo de dejar a aquella persona, la escuche decirme en la distancia que debía manterme con él, que abriera los ojos… que no lo dejara sólo.
Entonces escuche una voz dentro de aquel lugar de sombras, una voz que no había escuchado en mi vida.
-Hola, holaaaa, hoooolaaaaaaaa, ¡HOLA!, ¿Tan pronto por estos lugares?- dijo la voz desde alguna parte.
-¿Estos lugares? ¿De qué mierdas me hablas?- No entendía nada de lo que pasaba, pero debía de encontrar la manera de entender.
-Cielo, infierno, vacío, el más allá, estas en todos y en ninguno.- dijo, pero ahora provenía de otra dirección, esta vez escuche la voz a mi derecha.
-No entiendo, de verdad, no entiendo de qué demonios me hablas.- Comencé a tener miedo, si estaba en esos lugares, debía haber muerto… pero ¿por qué no estaba en ninguno?
-Deja que me explique mejor, se puede decir que estas “suspendido”, las apuestas indican que morirás en menos de medio día, pero aún no está decidido, por eso es que estas en todos, pero en ninguno, por así decirlo esperamos el momento en que mueras para poder decidir a qué lugar irás, ¿Qué tan bien te portaste ahí arriba?- La voz comenzaba a moverse, a veces hablando de lejos, arriba, al centro, en mi oído, era desesperante, pero debía guardar la calma.
-Entonces, ¿Aún no estoy muerto?- interrogue con gran duda en mi voz.
-Técnicamente, no. Aún estas vivo. Debo admitirlo, siento un poco de pena.- La voz se había detenido a mi espalda.
-¿De qué hablas? ¿Sientes pena por mí?- No sé quién sea esa voz, pero definitivamente debía responder esa pregunta.
-No, no siento pena por ti, no estas muriendo con pesares o arrepentimientos, según los archivos.- dijo mientras se escuchaba el pasar de las hojas.- Moriste satisfecho al poder decir que amabas a alguien, su nombre no aparece, es una lástima, debiste decir su nombre, pero bueno… eso no tiene relevancia, siento pena por aquel al que dejas atrás.
Finalmente logré descubrir la identidad de aquella persona que apareció en mis pensamientos, aquel rostro con tanto dolor grabado en la mirada, era Zoro… la jodida persona que más había querido, sentí mis piernas doblarse y golpear contra lo que creí era piso, se escuchó el eco de mi caída un buen rato, después la voz comenzó a hablar de nuevo.
-Es una pena por él, llegara pronto a este lugar.
-¿De… de… de qué demonios hablas? – me estaba exaltando a cada segundo, ¿Qué había dicho este imbécil?
-Verás, tenemos varias posibilidades de lo que podría pasar con sus vidas, digamos que tienden a cambiar dependiendo las decisiones que tomen, también de las personas que conozcan, las actitudes que tengan, todo influye un poco, algunas más otras menos, existen ciertas personas que rompen nuestros pronósticos, los que sobreviven a enfermedades incurables, los que se salvan de un accidente en el que la muerte fijo la vista, entre otros ejemplos sin embargo también existen “esas personas” ellas anulan completamente la variabilidad que puede tomar su vida, te daré un ejemplo, digamos que es un matrimonio que lleva más de 50 años juntos, en estas condiciones cuando alguno de los dos muere aparece ese tipo de personas, la persona no encuentra motivos para vivir, simplemente se derrumba, algunos dejan de comer, otros evitan salir a toda costa, otros se olvidan de sí mismos, muchos otros recurren al suicidio, cuando aparece ese tipo de personas no importa el camino que tomen el resultado es el mismo, la persona termina muriendo al poco tiempo. Esa persona que dejas atrás es de esas personas, en el momento en que cerraste los ojos todas las rutas de su vida se borraron, digamos que perdió el motivo de su vida, la motivación, el anhelo de vivir, los sueños, sus esperanzas, se quedó en blanco completamente, sin duda morirá en poco tiempo, es una verdadera pena, tenía un futuro prometedor. Una desilusión, pero que se va a hacer. Las apuestas se inclinan a que morirás en un par de horas, ¿estás listo?
Sentí que alguien me había dado un golpe tan fuerte en el estomago que había perdido todo el aire en los pulmones, ¿ Dijo que Zoro iba a morir? ¿El Zoro que conozco? ¿Aquel que nunca demuestra sus emociones, aquel con carácter fuerte, hablaba de ese Zoro? ¡Una jodida mierda! No puede ser en serio, después de todo Zoro es fuerte ¿no? Y nuevo veo su rostro, ahora aparece una nueva imagen, el brillo de sus ojos se ha perdido, y siento como su fuerza lo abandona, esto no podía estar pasando, Zoro debía vivir, ¿Qué estaba pensando el cabeza de musgo? No pare la bala para que el imbécil se deje morir.
…
Si Zoro estuviera en mi lugar ¿Cómo me sentiría yo?, sólo cuando pensé en ello me di cuenta que no era una idea tan alocada, nos habíamos acostumbrado el uno al otro, quizás no estuvimos juntos 50 años, pero habíamos sentido como si los pasaran, sin duda yo estaría como él ahora, incluso peor, sentí que no debía morir en ese momento, tenía que luchar… Tenía que vivir, no… debía hacerlo, aún no era tarde… quizás, sólo quizás, si peleaba un poco más, tenía un poco de posibilidad.
-Esa convicción me agrada más.- dijo aquella voz.- Soy de los pocos que te apuestan a favor, sé que puedes romper este pronóstico, esta mala racha, sólo te faltaba motivación ahora que la tienes, mi trabajo ha terminado, espero no verte pronto por aquí… Sanji.- y la voz desapareció.-
Lentamente mis ojos comenzaron a recibir la luz del exterior, logré ver un brillante foco, sentía una mano sujetarme fuertemente, estaba fría pero era cálida al mismo tiempo, traté de moverme un poco, pero el cuerpo de dolía a horrores, aquella persona que sujetaba mi mano despertó al instante…
Yo…
Yo…
Estaba vivo.