-Zoro
Nami me había acorralado, le había confesado todo a esa entrometida y el rubio había escuchado, se había acercado y me vio justo cuando mis defensas estaba abajo, el pecho me dolía y no lograba controlar mi respiración, recordé aquellos momentos en que él había desaparecido, cuando logre ver su rubio pelo ondearse en el agua, cuando sentí que el mar se lo comía entero, mi corazón daba tumbos con desesperación, ¿Nami tenía razón?, no sabía que pasaba pero me aferre a los brazos de Sanji con toda mi fuerza, recordando que él estaba ahí, en mis brazos sin ningún lugar a donde escapar, me esforzaría por mantenerlo conmigo… no lo dejaría marchar.
Una vez que me rendí a mis sentimientos pude sentí el dolor de mi pecho marcharse, ya no me oprimía esa extraña tristeza y ahí entre aquellos tibios brazos me sentía de la mejor forma posible.
-Es… escuche lo que le decías a Nami hace un rato.- El cocinero se alejó un poco de mí, en cuanto sentí su calor alejarse no pude más que apretarlo con más fuerza contra mí, no quería perder su calor aún, tuve que encararme a él a escasa distancia, mi respiración se calmó… una extraña paz lleno el lugar.
-No puedo aceptar que me gustas, pero todo lo que dijo Nami era cierto y hay un par de cosas más, justo ahora cuando te tome en mis brazos pensé que no quería dejarte ir… pero a la vez siento que saldrás huyendo y me dejaras peor de lo que estaba, no entiendo qué demonios pasa en mi cabeza, pero sé que si te vas quedare destrozado… no sé si quiero aceptar que te quiero, cuando no sé si me quieres a mi.- El caos se había desatado en mi interior, él había escuchado lo que sentía, pero yo no sabía que sentía él, ¿Qué tal y no me quiere? ¿Me dejara fuera de su vida?
El cocinero suspiro trabajosamente, pude ver que estaba un poco sonrojado, ame a la luna y las estrellas que me daban la suficiente luz para ver el rostro sonrojado del rubio.
-¿Eres idiota? ¿Por qué vendría corriendo a abrazarte? ¿Para decirte “¡Oh! Viejo te odio, eres asqueroso”? –Sus palabras hirieron alguna parte de mí, si eso iba a decir era mejor que se fuera, afloje el agarre que tenían mis brazos a su alrededor y de inmediato se puso alerta.- Por supuesto que no idiota, me has gustado desde hace demasiado tiempo y escuchar esa platica… me impulso a venir aquí y…- Sus palabras fueron cortadas de tajo, se acercó lentamente hacia a mí y poso su boca en mis labios, me tomo por sorpresa por un instante solo pude abrir los ojos como platos y tratar de entender que estaba pasando, pero segundos después mande a la mierda pensar las cosas, tome su rostro con mis manos, con la mayor delicadeza que pude, quería poseerlo, hacerlo solo mío, evitar que mirara a alguien más, quería me él solo pensara en mí, con esos pensamientos lo tome de la cadera y lo acerque lo más que pude, su respiración se había acelerado, mi mente no estaba clara, su lengua jugaba con la mía, poco tiempo después nos separamos solo para recobrar la respiración, no había nada que me impidiera tenerlo de nuevo, mis labios lo extrañaban y no lo podía evitar, me acerque lentamente a su rostro, di pequeños besos en sus mejillas, por su barbilla, me acercaba lentamente a sus labios, cuando finalmente había llegado los tome, aquella pequeña danza que había comenzado con un suave ritmo comenzaba a ser más apasionado, las estrellas nos miraban cómplices, finalmente había calmado el dolor de mi pecho, ya no oprimía mi ser al mirar al cocinero, ahora mi corazón corría desbocado con la intención de cobijarse en sus brazos, aquellos lugares que había anhelado tanto sin que yo tomara conciencia de ello, parecía que llegaríamos a algo más cuando…
-Fufufu~ parece que yo gane cocinero-san- la sonrisa burlona de Robin se había hecho presente, nunca me había sentido más interrumpido que en ese momento, la voz de Robin nos hizo separarnos casi al instante, pero con un fuerte agarre evite que el cocinero saliera corriendo como un enorme cobarde.- Pero no les recomiendo llegar a más, la isla está a la vista y debo despertar a la navegante y al capitán.- rio de nuevo y desapareció
-¿Qué voy a ser si Robin-chwan piensa mal?- y ahí estaba el cocinero mierdoso arruinando más el momento.
-¿Eh? Malinterpretar el momento, ¿Quién estaba soltando mierda hasta hace solo unos instantes? –Este tipo podía llevarme al cielo o al fondo del infierno, no había remedio.
-Cállate estúpido marimo, los demás están por despertar, debo preparar algo para iniciar el día.- lo solté a regañadientes, pero no iba a dejar que se fuera así sin más, una vez ambos de pie lo tome de la corbata acercándolo a mí y robe un beso de sus labios, su reacción inmediata fue cubrirse la cara, rojo como jitomate era bastante preciso para el color de su piel usualmente clara.- ¿Qué te propones marimo?
-Nada, solo mostrarte a ti mismo que desde ahora eres mío~
-Zoro
Nami me había acorralado, le había confesado todo a esa entrometida y el rubio había escuchado, se había acercado y me vio justo cuando mis defensas estaba abajo, el pecho me dolía y no lograba controlar mi respiración, recordé aquellos momentos en que él había desaparecido, cuando logre ver su rubio pelo ondearse en el agua, cuando sentí que el mar se lo comía entero, mi corazón daba tumbos con desesperación, ¿Nami tenía razón?, no sabía que pasaba pero me aferre a los brazos de Sanji con toda mi fuerza, recordando que él estaba ahí, en mis brazos sin ningún lugar a donde escapar, me esforzaría por mantenerlo conmigo… no lo dejaría marchar.
Una vez que me rendí a mis sentimientos pude sentí el dolor de mi pecho marcharse, ya no me oprimía esa extraña tristeza y ahí entre aquellos tibios brazos me sentía de la mejor forma posible.
-Es… escuche lo que le decías a Nami hace un rato.- El cocinero se alejó un poco de mí, en cuanto sentí su calor alejarse no pude más que apretarlo con más fuerza contra mí, no quería perder su calor aún, tuve que encararme a él a escasa distancia, mi respiración se calmó… una extraña paz lleno el lugar.
-No puedo aceptar que me gustas, pero todo lo que dijo Nami era cierto y hay un par de cosas más, justo ahora cuando te tome en mis brazos pensé que no quería dejarte ir… pero a la vez siento que saldrás huyendo y me dejaras peor de lo que estaba, no entiendo qué demonios pasa en mi cabeza, pero sé que si te vas quedare destrozado… no sé si quiero aceptar que te quiero, cuando no sé si me quieres a mi.- El caos se había desatado en mi interior, él había escuchado lo que sentía, pero yo no sabía que sentía él, ¿Qué tal y no me quiere? ¿Me dejara fuera de su vida?
El cocinero suspiro trabajosamente, pude ver que estaba un poco sonrojado, ame a la luna y las estrellas que me daban la suficiente luz para ver el rostro sonrojado del rubio.
-¿Eres idiota? ¿Por qué vendría corriendo a abrazarte? ¿Para decirte “¡Oh! Viejo te odio, eres asqueroso”? –Sus palabras hirieron alguna parte de mí, si eso iba a decir era mejor que se fuera, afloje el agarre que tenían mis brazos a su alrededor y de inmediato se puso alerta.- Por supuesto que no idiota, me has gustado desde hace demasiado tiempo y escuchar esa platica… me impulso a venir aquí y…- Sus palabras fueron cortadas de tajo, se acercó lentamente hacia a mí y poso su boca en mis labios, me tomo por sorpresa por un instante solo pude abrir los ojos como platos y tratar de entender que estaba pasando, pero segundos después mande a la mierda pensar las cosas, tome su rostro con mis manos, con la mayor delicadeza que pude, quería poseerlo, hacerlo solo mío, evitar que mirara a alguien más, quería me él solo pensara en mí, con esos pensamientos lo tome de la cadera y lo acerque lo más que pude, su respiración se había acelerado, mi mente no estaba clara, su lengua jugaba con la mía, poco tiempo después nos separamos solo para recobrar la respiración, no había nada que me impidiera tenerlo de nuevo, mis labios lo extrañaban y no lo podía evitar, me acerque lentamente a su rostro, di pequeños besos en sus mejillas, por su barbilla, me acercaba lentamente a sus labios, cuando finalmente había llegado los tome, aquella pequeña danza que había comenzado con un suave ritmo comenzaba a ser más apasionado, las estrellas nos miraban cómplices, finalmente había calmado el dolor de mi pecho, ya no oprimía mi ser al mirar al cocinero, ahora mi corazón corría desbocado con la intención de cobijarse en sus brazos, aquellos lugares que había anhelado tanto sin que yo tomara conciencia de ello, parecía que llegaríamos a algo más cuando…
-Fufufu~ parece que yo gane cocinero-san- la sonrisa burlona de Robin se había hecho presente, nunca me había sentido más interrumpido que en ese momento, la voz de Robin nos hizo separarnos casi al instante, pero con un fuerte agarre evite que el cocinero saliera corriendo como un enorme cobarde.- Pero no les recomiendo llegar a más, la isla está a la vista y debo despertar a la navegante y al capitán.- rio de nuevo y desapareció
-¿Qué voy a ser si Robin-chwan piensa mal?- y ahí estaba el cocinero mierdoso arruinando más el momento.
-¿Eh? Malinterpretar el momento, ¿Quién estaba soltando mierda hasta hace solo unos instantes? –Este tipo podía llevarme al cielo o al fondo del infierno, no había remedio.
-Cállate estúpido marimo, los demás están por despertar, debo preparar algo para iniciar el día.- lo solté a regañadientes, pero no iba a dejar que se fuera así sin más, una vez ambos de pie lo tome de la corbata acercándolo a mí y robe un beso de sus labios, su reacción inmediata fue cubrirse la cara, rojo como jitomate era bastante preciso para el color de su piel usualmente clara.- ¿Qué te propones marimo?
-Nada, solo mostrarte a ti mismo que desde ahora eres mío~