Zoro.
El regreso a la posada fue un verdadero infierno, la cabeza me daba vueltas y sentía que en cualquier momento ya no podría más, me sentía completamente abatido, puede que no me hubiera dado cuenta de lo que sentía por Sanji hasta que sucedió toda la historia con Robin y Nami, pero me había acostumbrado a él, siempre estaba molestando con cosas simples como que dejara de holgazanear o que le ayudara a llevar las compras… siempre había estado conmigo y ahora simplemente ya no estaba.
Contarles la historia a los chicos fue la peor parte, Luffy estaba completamente cabreado y de un momento a otro dejo de escuchar razones con la única idea de salir y golpear a quien fuera el que le había hecho algo a Sanji, los demás fueron un poco más sensatos, podía ver el abatimiento en su mirada, ellos también resentían la falta se Sanji, lo podría notar incluso yo.
-¿Entonces que harás Zoro? –Luffy había dejado de dar vueltas, completamente molesto por la habitación para pararse en seco y preguntar.
-Iré a donde Mihawk, después de ello volveré por Sanji, eso es lo único que tengo al momento.- Le había dado vueltas un tiempo, no podría ganarle a Mihawk en mi estado actual, pero debía encontrar la manera de hacerlo.
-¿Qué pasa si Sanji nos odia para siempre?- La voz de Nami tenía un destello de miedo, de alguna manera exteriorizo la pregunta que no quería hacer yo mismo.
-No nos odiara, Nami. – dijo Ussop que se negaba a la idea, como todos los demás.
No podía seguir escuchando, tenía demasiado con escuchar mi propia voz interior, después de todo si algo debía pasar pasaría.
-Iré en busca de Mihawk esta noche, si no regreso en una semana busquen a Sanji y llévenlo con ustedes, salgan de esta isla… váyanse lejos.- Mi voz parecía quebrarse, pero era lo que debía hacer, no teníamos muchas alternativas.
Luffy me miro serio durante un momento y dijo.
-Te esperaremos una semana Zoro, debes volver, es una orden.
-Sí, capitán.- Tome mis katanas, nami me dio algo de dinero que después me cobraría como oro puro y Robin me dio alimentos, cerca de las 6 am, salí de la isla…
No demore en encontrar a Mihawk.
Quizás era algo del destino.
Quizás una mala pasada.
Pero ahí estaba él, tan lejos como estaba la siguiente isla, una isla “normal”, ningún clima extremo, un día despejado, soleado… el más desdichado que había vivido desde la primera vez que perdí contra Mihawk, pero esta vez no tenía opciones, debía ganar a toda costa.
-¿Qué sucede Roronoa?- Su mirada completamente fija en mí, presentía que algo iba a salir mal.
-Deseo pelear contigo.- No podía verlo a la cara, retarlo en esta situación iba en contra de mis principios.
-¿Ah? Estas seguro, Roronoa, no me decepciones.- Aunque lo decía en un tono de voz bajo y tranquilo podía sentir la desaprobación de mi propuesta a kilómetros.
-Yo…- Antes de siquiera poder terminar la oración unos fuertes labios sofocaron mis palabras, su fuerza dominaba completamente sobre mí, algo estaba mal, esto no era jodidamente a lo que me refería, trate de alejarme de todas las maneras posibles y solo obtuve que me atrajera más contra sí, la imagen de Sanji apareció en mi cabeza y no pude más que sostener la respiración, lo veía sonriéndome como siempre gritándome desde el otro lado del barco… esto no era lo que quería, cuando logre alejarme de Mihawk vi caer una nota soltada por una paloma, la carta cayo extendida en mi mano.
“Si mueres tan rápido no es nada divertido, ¿porque no… te entregas a él como tarea?”
-¿Qué pasa Roronoa?- Su aliento silbaba en mi oído, daba pequeños mordiscos en mi oído entre tiempo y tiempo, me tomo de la cintura y me ciño a él, la sonrisa de Sanji seguía atormentando mi mente, sentí pesadas gotas correr por mis mejillas, mierda, no debería estar llorando, ¡menos delante de él!
Mihawk me miro con un cierto toque de ternura, maldición no esperaba esa mirada, beso mis mejillas de la manera más tierna en que jamás lo esperaría, limpio mis lágrimas con su pulgar y me abrazo con una fuerza moderada, me sentía realmente mal mientras no podía sacar a Sanji de mi cabeza, él seguía ahí sonriendo para mí una y otra vez… mientras Mihawk me dirigía a otro lugar, estaba lleno de maleza y nadie podría ver desde fuera de ella, había un corto nivel de pasto y las hiervas junto con los arboles le brindaban privacidad al lugar, Mihawk no me había soltado de la cintura ni un solo momento, sin embargo parecía que yo no estaba en el lugar, pasamos por un pequeño estanque, me detuve un minuto a contemplar mi figura, en solo un par de días parecía más delgado, grandes ojeras surcaban mis ojos y aquella mirada llena de confianza se había perdido de un momento a otro, ya no tenía el brillo de antes mucho menos su intensidad, me había vuelto un pequeño conejito asustado, a mi lado Mihawk parecía un ostentoso tigre lleno de energía, no importaba como lo mirara, yo era la presa.
Después de llegar al lugar con apariencia de cueva, Mihawk me tomo en brazos y me llevo a dentro cargándome como princesa, cuando regrese un poco en mi me di cuenta de lo ridículo que parecía, joder, me imagine a Sanji burlándose de mi por haber sido cargado de esa manera, estaba cayendo en la cuenta de cuanto extrañaba el rubio.
Mihawk se sentó pesadamente y saco un botella de algún vino, yo era un bebedor excepcional, era sumamente difícil llegar a emborracharme de cualquier manera, pero mis defensas estaban bajas, y era un vino al que no estaba acostumbrado, después de bebernos tres botellas y media francamente dejaba de saber en dónde estaba, nunca llegue a sentirme de esa manera.
Mientras bebíamos (no más de treinta minutos) Mihawk había apenas dicho algo y creo que el que comenzó a soltar todo fui yo.
-¿Entonces que te trae por aquí Roronoa?- Estábamos cerca de la segunda botella, la vista ya no la tenía clara, pero aun conseguí conectar mi lengua con el cerebro.
-Una bastarda de me hizo venir a retarte… tienen a alguien importante para mí como rehén, sé que no tengo oportunidades, pero mierda, no podía quedarme sin hacer nada…- comenzaba a arrastrar las palabras hasta yo podía notarlo.
-Quizás debas dejar de tomar.- Me miro de soslayo, moví la cabeza en negativa.
-Déjame, solo un poco más…
Las imágenes comienzan a ser borrosas desde ese momento, seguí tomando un poco más de tiempo, casi bebí sin detenerme, eso había hecho que el alcohol tuviera un poco de efecto en menor tiempo, Mihawk se había ido acercando lentamente hasta estar sentado a un lado mío, me sentía jodidamente solo sin el rubio y de momento recordé la nota de la maldita paloma… comencé a reír sin controlarme…
Algo aprisionaba mis labios.
Mihawk me tenía de nuevo preso, mis mejillas se sonrojaron sin que yo lo ordenara, me sentía completamente sin defensas y la cabeza me daba vueltas, ya no podía coordinar mis pensamientos con mis acciones, mi lengua se acompaso a la de Mihawk, se movían lentamente conociéndose la una a la otra, exploraba por completo mi boca, mientras poco a poco se colocaba encima de mí, estábamos sentados aún y lo agradecía… las piernas me temblaban y de estar de pie hubiera caído sin remedio.
Mihawk se retiró para tomar aire y sonrió entre dientes, era la primera vez que lo veía sonreír, coloco una mano sobre mi pecho y comenzó a recostarme sobre la hierba, cielos, esto estaba mal, pero… ya no sabía qué hacer.
-Vamos sé un buen chico.- Mihawk hablaba de forma tenue, su voz era tranquila pero más cálida de lo normal.
Coloque mi mano cubriendo mis ojos, parecía que quería llorar de nuevo, estaba en medio de un remolino de sentimientos, mi corazón seguía siendo solo de Sanji, pero… las ordenes eran distintas, el suave tacto de los dedos de Mihawk me sacaron de mis pensamientos, había comenzado a quitar mi camisa, prácticamente ya estaba fuera de mí, comenzó a pasear sus dedos por el ligero bulto que comenzaba a crecer en la zona baja de mi cuerpo, la froto un par de veces y note como comenzaba a ponerme duro, él siguió su camino sin inmutarse mucho, jugaba con mis tetillas cada vez que quería, mi respiración comenzaba a acelerarse, el alcohol bloqueaba mis pensamientos racionales… no debí tomar tanto.
-Relájate un poco.- Zoro al escuchar su voz hacia que simplemente obedeciera lo que dijera… Zoro creía que ya había dejado de pensar.
-Ngh…
------* nota del autor: Comienza a hablar un narrador :3
Las respiraciones de ambos se habían violentado rápidamente, Mihawk comenzaba a juguetear con el cuerpo de Zoro, después de unos cuentos movimientos Mihawk se había desecho de lo que restaba de la ropa de Zoro y ahora él mismo exhibía su bien formado pecho, Zoro estaba sonrojado completamente, quizás a causa del alcohol, quizás por aquellos pensamientos que surcaban su mente, los pensamientos de Mihawk eran algo palpable en el aire.
“Haré que se olvide un poco de todo.”
Y lo estaba consiguiendo, Zoro ya no sabía ni en que pensar, las piernas del peliverde se encontraban aun cerca una de la otra y su miembro se encontraba ahora ampliamente levantado, tener esta vista hizo que el propio miembro de Mihawk comenzara a protestar ampliamente contra el pantalón que aún lo mantenía apresado.
“Mierda… no esperaba esto”- Pensó Mihawk
Solo unos segundos después se encontraba completamente desnudo el también, ostentaba un cuerpo finamente trabajado desde los amplios hombros hasta las bien formadas piernas, ambos eran hombres muy bien trabajados físicamente, se encontraban en una condición física excepcional y cualquier dama con aquella vista caería desmayada a sus pies, Mihawk comenzaba a impacientarse, así que humedeció uno de sus dedos lo suficiente para lo lastimar a Zoro y lo introdujo de la manera más lenta que pudo.
-¡Ah! …- Zoro había sido tomado completamente por sorpresa, pesé a que ya se encontraba bastante mojado la entrada sin aviso le había sacado llevado un buen susto, se sentía completamente aturdido, el alcohol aún no desaparecía del todo, se sentía mareado y con una confusión tremenda, dejo de cubrirse la cara y mostro la expresión más excitada que había visto Mihawk, esto provoco en el más experimentado una punzada dolorosa en su miembro.
Mihawk se acercó lentamente al pequeño peliverde y se adueñó nuevamente de sus labios, ahora el beso era mucho más apasionado, más apresurado, más descuidado, siguió bajando por su pecho llenándolo de besos y pequeñas mordidas por donde pasara, se detuvo un poco a juguetear con sus tetillas, lamia y mordía sin piedad, y cuando sintió el cuerpo de Zoro relajarse consiguió meter un dedo más en su entrada, el peliverde arqueo la espalda y le mostro una cara completamente llena de éxtasis, Mihawk aún se preguntaba si era causa del alcohol la docilidad del peliverde.
Mihawk se impaciento y metió tres dedos de una vez, entro y salió de la estrecha entrada de Zoro con un ímpetu que el peliverde no soportaba, comenzaba a gemir casi sin controlarse y esto despertó en el pelinegro un ansia que no podía soportar, así que tomo al peliverde por las caderas y lo coloco sobre sus rodillas, la entrada de Zoro ahora parecía más amplia y el pelinegro creía que estaba completamente preparado.
Se deslizo lentamente contra la estrecha entrada, las entrañas de Zoro se abrazaban al gran miembro del pelinegro.
-Entrare lento ¿sí?- El pelinegro trataba al peliverde con verdadero cariño, nadie esperaría dicha imagen de él… mucho menos Zoro.
-Ah… ah… ah…. Hnn… espera.- La espalda se Zoro se arqueo cuando Mihawk termino de entrar en él, las piernas le temblaban y todo parecía girar a su alrededor, su cuerpo estaba completamente perlado de sudor, ya no pensaba en nada, o al menos así lo creía, hasta que la imagen de un joven galán se cruzó por su mente, ostentando siempre una figura increíble y una pequeña cabellera rubia, sus sentimientos se evocaban de nuevo, quería salir, quería correr de ahí, quería tener a Sanji con él, Mihawk sintió algo de esto y tomo fuertemente la cintura del peliverde para comenzar a moverse dentro de él, el pensamiento racional del peliverde se esfumo, ahora solo le quedaba paso a las embestidas que propinaba el pelinegro.
El pelinegro entraba y salía rápidamente, dando poco tiempo a Zoro para recuperar el aliento, ahora solo se escuchaba el tenue viento golpeando las hojas y a un excitado hombretón peliverde gimiendo con cada golpe.
Mihawk salía por completo para lograr entrar hasta el fondo llevando a Zoro a sus límites, ambos comenzaron a respirar más rápido que antes y Mihawk sintió las piernas de Zoro temblar fuertemente hasta perder el equilibrio completamente, el llego a su propia crisis casi al mismo tiempo, el pelinegro deposito suavemente al maltrecho peliverde, que casi al instante de tocar el suelo había caído completamente dormido, Mihawk salió de la cueva para buscar aquel pequeño estanque que habían visto… necesitaba una ducha.
---- Nota del autor: Termina el narrador xD
Desperté pesadamente después de un rato, el piso era frio pero tremendamente confortante, cerca de mí se encontraba una pequeña nota un poco arrugada.
“Felicidades, lograste la primera prueba, quizás quieras apresurarte a venir a besar a tu amado… después de haber estado con alguien más.”
Las imágenes de las pasadas horas golpearon mi mente, después al mirar un poco mí alrededor note que aún me encontraba desnudo, golpee fuertemente mi cabeza contra el piso hasta que vi un ligero camino de sangre.
-Maldición.- Fue lo único que pude decir antes de tener un jodido arrebato de furia, comencé a golpear todo lo que había, que no era mucho a parte de rocas, tome mi ropa y me vestí lo más rápido que pude, salí de la cueva solo para terminar golpeando un árbol y cualquier cosas que se posara delante de mí, mierda, me sentía terrible, me gire sobre mí mismo para vomitar detrás de una roca pequeña que se encontraba a mi lado, no había comido nada en días, y recién lo recordaba.
Sentí una cálida mano sobre mi espalda.
-¿Estas bien?- El pelinegro tenia expresión preocupada y agua escurriendo por el rostro, debió escuchar todo mi alboroto y corrió a verme, que patético me he vuelto.
-Necesito irme.- Logre parar las arcadas después de un rato, cuando miré a Mihawk tenía una expresión abatida.
-Te llevare a la isla de dónde vienes, por la dirección no está muy lejos, si voy contigo nos tomara solo unas horas.
-Me tomo un día llegar aquí, no llegaremos en un par de horas.- me senté y recargue contra un viejo árbol.
-Estuviste dando vueltas un rato, fue divertido después de la tercera vez que te vi cruzar con tu balsa. – Mihawk tenía una mirada triste, no era la mirada fría de siempre, parecía realmente triste.
-Entonces llévame a casa… por favor.- Yo mismo me sentía abatido, seguía pensando en Sanji… esto pintaba mal.
-Claro pero antes debes de comer y descansar.
Me quede un rato pensando sentado contra aquel viejo árbol, después de un rato murmure.
Sanji… te extraño.
Y me quede profundamente dormido en aquel lugar.