Cosas que hicieron que me fijara en ti
Parte X
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Despertar contigo
El ruido en los pasillos se escuchaban fuertes, eso provoco que me despertara, algo me decía que había dormido más de la cuenta pero, al sentir un peso sobre mi pecho y hombro simplemente pensé valdrá la pena el regaño de parte de Icchi.
Tan cansado estabas para que a estas alturas no hubieras despertado, me quede observándote, trataba de memorizar cada parte de tu cara, tu rostro tan tranquilo, soy feliz porque tú eres lo primero que mis ojos vieron y la vista es asombrosa, jamás me quejaría si siempre lograra despertar contigo.
—Ren… — comenzaste a murmurar mientras te levantabas —Ren… ¡Ren! ¡Es tarde! ¡amg!— te movías rápido para levantarte de la cama pero al momento de comenzar a caminar te detenías mientras llevabas tu mano a tu espalda —Ren… ¿¡Ren que me hiciste!?— gritaste eufórico, cerré mis ojos mientras emboce una sonrisa — ¡Ren idiota!— volviste a gritar mientras te encerraste en el baño.
—Oye Masato ¡no hice nada no que quisieras…!—grite mientras salía de la cama, contestaste con un “idiota” desde el baño.
Si todos los días comienzan así, despertar contigo es algo que quiere repetir toda mi vida.
Despertar contigo hace que me enamore más de ti, despertar contigo hace que me fije más en ti.
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Que cuides de mí
Dos días habían pasado desde que paso lo nuestro, seguías molesto por lo que paso, creo que más que todo estabas avergonzado y no quería molestarte por eso, aun siento que todo esto es sueño, me encontraba ya en la habitación, salía de tomarme un baño y apenas me había puesto una toalla para cubrirme mientras iba tratando de secar mi cabellos, sin notarlo ahí estabas acomodando tus cosas, me observaste y te asustaste “Vaya no quería que me viera así” me moví rápido para cambiarme, solo medio observaba que buscabas algo entre tus cosas, termine de acomodarme la ropa, cuando te acercaste y me extendiste un pequeño frasco.
—Para que se te curen más rápido las heridas… lo siento mucho Ren— lo tome mientras me quede pensando a que te referías hasta que me percate de lo sonrojado que estabas “las heridas” me movía al baño para levantarme la camisa y observar las marcas que dejaste en mi…
—Gracias Masato— grite desde el baño, te quedaste callado, sabía que seguías avergonzado por lo que habíamos hecho, pero a pesar de eso estas aquí cuidando de mí, si muy a tu estilo lo haces.
Estoy comenzado a desear siempre estar contigo Masato ¿será eso algo malo?
El que cuides de mi hace que me fije más en ti.
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Que cocines para mí
Debo de confesar que es la primera que me resfrió de esta manera, todos se veían realmente preocupados por mí, el colmo había sido que íbamos a tener una pequeña excursión y se tenía la obligación de ir pero en mi estado se me era imposible, al final de tanto todos se iban…
—Bueno Ren… no morirás por esto y no solo…—murmure para ir a la cocina para ver que comer, aunque sintiera como el averno me reclamaba ya por mi presencia no le daría gusto tan fácil, aún tengo cosas que hacer con Masato, cuál fue mi sorpresa al verte ahí junto a la estufa, te giraste a verme con pequeño gesto me alentaste a que me sentara…
—Debes beber esto…— te acercaste y me colocaste una taza con un líquido extraño adentro…
—Masato no creo que eso tengo un buen sabor—murmure señalando eso, te giraste rápidamente a verme con ojos afilado… —de acuerdo lo beberé, gracias por quedarte— me trague eso, sabia horrible te girabas de nuevo cuenta hacia mí y extendiste un plato hondo.
—No seas llorón, cocinare para ti estos días hasta que te recuperes pero debes descansar—sentenciaste y esperaste hasta que terminara de comer
—Estuvo delicioso— te dije al terminar, te sonrojaste un poco y me mandaste a descansar —creo que seré feliz por un par de días—murmure más para mí mismo pero estoy seguro que me escuchaste.
Creo que casi morir me trajo algo muy bueno y es que cocines para mí eso hizo que me fijara más en ti.
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Que nos defiendas
Si bien lo chicos sabían de los nuestro y hasta los sempais se dieron cuenta no de una linda manera ya lo sabían y solo se dedicaron a darnos consejos, te habías molestado tanto conmigo por eso pero se me fue imposible no atacarte en esos momentos y eso causo que ellos lo supieran.
Pero creo que ninguno estaba preparado para lo que nos vendría y es que Saotome nos llamaba urgentemente a su oficina creía pensar que no sabía nada, cual fue nuestra sorpresa que no fuera así
—Misters Hijirikawa y Jinguji~ ¿Cuánto más querían ocultármelo~? — Dijo molesto al poco tiempo de entrar —Mister Hijirikawa jamás lo hubiera pensado de usted~— expuso acercándosele mientras Masato solo denotaba un sonrojo en su rostro y con fuerza apretaba sus puños “No dejare que te hagan nada” al momento de querer decir algo tu rápidamente elevaste tu rostro
—Director Saotome usted mismo ha dicho que sigamos nuestro corazón y que lo que hagamos lo hagamos por amor… y así es… es algo que tenía guardado muy adentro de mi… por favor denos su aprobación— dicho eso realizaste una reverencia…
Espera un momento de cuando aquí ¿eres tu quien siempre está pendiente de mí? ¿Desde cuando eres tu quien cuenta todo lo nuestro tomando la iniciativa? ¿Siempre ha sido así? O solo es, el hecho de que me encanta que lo hagas, porque cuando lo haces me fijo y me enamoro mucho más de ti.
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Tus abrazos
Después de todo aquello y el sermón por parte de Saotome que más daba ya, todos sabían de lo nuestro y los medios parecían como avispas alrededor de la academia con tal validar los rumores que llegaron a ellos, que más daba todo aquello si te tenia a mi lado.
—Ren… ¿no tendrás problemas con tu hermano?— me preguntaste mientras estábamos en la habitación.
—No, lo que más me preocupa eres tu… ¿Cómo tomara esto tu padre Masato?— dije acercándome a ti.
—No me importa… quiero seguir a mi corazón aunque eso conlleve la desaprobación de mi padre…— dijiste seriamente mientras me abrazaste fuertemente.
—Oye, que no soy yo quien debe de consolarte Masato— conteste mientras te acercaba más a mí y comence a acariciar tus cabellos.
—Ren tonto, eso no es cierto… ambos estamos asustados y quiero aprovechar para abrazarte pero si no quieres puedo…—
—No me estoy quejando— detuve tus movimientos y bese tu cabeza.
Sea cual fuera la tormenta no estamos solos, amo tus abrazos Masato, me tienes a tus pies y por eso ahora me siento tan débil pero estos abrazos hacen que me fije y me enamore más de ti.