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10 Años de soledad. por LeonSmith

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Notas del capitulo:

¡Hola, gente bonita que me lee! Muchísimas gracias por continuar con mi humilde fic, sé que no es tan querido pero, hay gente que lo sigue. Aunque sean pocas, son lo suficientemente importantes como para hacer la grosería de dejarlo.

Pronto el fic llegará a su fin. Después escribiré un hermoso BenxRook, no se lo pierdan. Otra cosa, el capitulo anterior olvidé poner la canción inspiración, se llama Drag de la banda británica Placebo.

Quiero agradecer izumiyoi por ser una lectora veterana del fic, gracias por tus reviews y saludos a tu moderna tía. A lucy49 por leer, tus fics me encantan. Y a Anani, sabes que te amo, mujer.

En fin, espero éste capítulo sea de su agrado. Nos vemos en las notas finales . . .

[Un saludo aún más especial a las personas que son parte del mejor grupo de facebook, los y las amantes de Ben 10. Abajo dejo el link, por sí quieren unirse, es un grupo tranquilo pero divertido.]

 

Ben 10 Fanfic's 

Habían pasado tres meses desde su ingreso en la Academia, Tony se adaptó rápidamente a su nueva rutina. Los primeros días fue un tanto difícil, eran pocos los humanos presentes, en su escuadra era el único. Afortunadamente, hizo una buena amistad con Keer, el polymorph que conoció en el almacén el día de su ingreso.

Keer era todo menos aburrido, se pasaba el día entero planeando y haciendo bromas a sus compañeros y hasta a sus comandantes y profesores. Eran casi inseparables, pero aún así, Tony se sentía un tanto triste por no poder ver a su chico.

Ben estaba en una fase rebelde, producto de su frustración al no saber gran cosa de su novio. Su única forma de comunicación eran los mensajes que su abuelo le daba y, obviamente, no podían ser muy . . . sugerentes.

Los días del cadete Thompson eran bastante rutinarios, al contrario de los de su novio. Tony iniciaba sus mañanas con una ducha con agua fría y un sano desayuno. Ben se despertaba con mal genio, se bañaba con agua bastante caliente y desayunaba en una cafetería, el clásico buffet de todo lo que puedas comer.

Al terminar el desayuno, Tony tenía sus clases matinales, un poco de cultura alienígena, física y tecnología universal. Ben iba a la escuela, se la pasaba dibujando tonterías en sus cuadernos, rogaba a los dioses que alguna amenaza se presentara para poder largarse de ahí.

Por las tardes, Tony tenía sesión de entrenamiento; comenzaba con ejercicio físico, seguido de técnicas de combate y práctica con armamento. Ben deambulaba con Kevin y Gwen por Bellwood, era bueno tener misiones junto a ellos pero, sentía que hacía un mal tercio. Además, cada vez que tenían una de sus escenas románticas, no podía evitar maldecir la decisión de su querido cadete.

Al anochecer, Tony leía un poco, a veces hacía más ejercicio, era su mejor manera de soportar la lejanía. Al final, dormía bastante temprano, sus días eran bastante agotadores. Ben veía tele o jugaba videojuegos, ya nada le divertía como antes, añoraba pasar horas pegado al control de su consola. Todo le parecía aburrido sin la sonrisa de su amado.

Dentro de la academia, los entrenamientos eran muy rigurosos. Generalmente eran una especie de simulación, en la cual alguno de los plomeros se ofrecía como “enemigo”. En una ocasión, el magistrado Patelliday fue el encargado del entrenamiento. La mayoría de los cadetes se encontraban emocionado y nerviosos al mismo tiempo, dentro de la institución era toda una leyenda. A Tony le parecía extraña la situación, ¿cómo un pez fuera del agua podría dar tantos problemas?

 — ¿Qué sucede, Keer? ¿Te asusta el cabeza de pez? – molestó a su viscoso amigo azul.

 — Estás bromeando, ¿verdad? – respondió con su graciosa voz – Patelliday es uno de los mejores plomeros de la historia.

 — ¿El escamoso ese? ¡Pfff! Ya verás que no será gran . . . – la alerta de entrenamiento interrumpió su plática.

La prueba era tratar de escapar de Patelliday, algo así como una sesión de gotcha, sólo que las armas eran un poco más dolorosas. El campo de entrenamiento fue la cámara de ambiente controlado, la cual emuló un bosque alienígena.

 — Vaya clima, ¿verdad? – se quejó el ojinegro mientras limpiaba el sudor de su frente.

 — Shh . . . harás que nos descubran – los compañeros se encontraban escondidos detrás de dos grandes rocas. A lo lejos, se escucharon disparos y varios gritos de los miembros de su escuadra.

 — ¡Vamos! Es nuestra oportunidad – se levantó de golpe con su arma entre las manos.

 — ¡Es una trampa! – el alien tomó a Tony de su pierna y lo regresó hasta su improvisada trinchera, justo a tiempo para esquivar un potente disparo por parte del magistrado.

 — ¡¿De dónde salió?! – el humano parecía bastante agitado.

 — Debemos huir de aquí, pronto vendrá por nosotros . . .

 — ¡Un momento! – detuvo al polymorph por el disco antigravedad - ¡No vine a los plomeros para volver a huir!

 — ¡Espera, Thompson! – el viscoso cadete trató de detener a su compañero pero falló. Tony se lanzó a un claro en el bosque.

 — Muy bien, amigo. Sé que estás aquí – altanero, sonrió mientras sostenía su arma.

 — ¡¿Estás demente?! – se acercó su amigo para cubrirlo - ¡Perderemos el entrenamiento por tu culpa!

 — Debería escuchar a su amigo, cadete – se escucho una voz entre la vegetación.

 — No sea cobarde, magistrado. Creí que una leyenda como usted, sería menos cobarde.

 — ¡Tony! – regañó Keer.

 — Me agrada su actitud, cadete. Me recuerda a Tennyson . . .

 — ¡Tony cuidado! – salió una pequeña mina desde las sombras.

 — No te preocupes, Keer. Estaba esperándola . . . – Tony tomó la mina, la lanzó hasta donde se escuchaba la voz del Plomero y, antes de llegar a su objetivo, la hizo explotar con un disparo de su arma. Pronto no había vegetación donde esconderse.

 — ¡Eres un genio, Tony!

 — Buena táctica, cadete – Patelliday apareció de la nada, justo detrás de los chicos.

 — ¡Pero qué . . .! – el humano no alcanzó a completar su réplica, fue embestido por una de las piernas del mayor.

 — ¡Tony! – Keer observó como su compañero se estampaba contra una de las rocas.

El piscciss volann atacó Keer, quien no recibió gran daño por la densidad de su cuerpo. El joven cadete arremetió con disparos de su arma, fallando cada uno de ellos. Pronto quedó desarmado por un ataque cuerpo a cuerpo del mayor.

 — Ríndase, cadete. Está desarmado – el plomero hizo su petición con mucha cortesía.

 — No necesito armas para defenderme, señor – el chico diluyó su cuerpo, pasando entre las piernas de su superior.

Keer lanzó plasma de su cuerpo, el cual fue fácilmente esquivado por Patelliday. Trató de golpearlo por uno de sus flancos, fue un grave error.

 — Su especie es resistente, cadete. Pero no es inteligente depender de sus habilidades . . . – al esquivar el último golpe del menor, pegó una pequeña mina sobre el proyector antigravedad, dejando totalmente indefenso a su portador.

 — ¡Keer! – Tony se recuperó del golpe y enfrento a su superior.

 — Ese es el famoso espíritu humano – Patelliday sonrió por la tenacidad del cadete. Anthony atacó con puño limpió, logrando hacer retroceder al magistrado. Su determinación era admirable, golpe tras golpe, no dudaba ni un segundo en sus acertados movimientos.

 — ¿Es suficiente? – sonrió ladino mientras limpiaba una gota de sangre que salía desde su boca. El magistrado sonrió triunfante, algo que confundió mucho al menor.

 — Será un gran plomero, cadete . . . – se levantó con calma – pero, aún tiene muchas cosas que aprender . . .

El magistrado dio una sorprendente patada que desequilibró al chico, Tony trató de levantarse pero, su contrincante lo apresó con una red electrónica, dejándolo inmovilizado. Para terminar el ejercicio, Patelliday tenía que disparar su arma hacia el marcador digital que se encontraba en el pecho de cada uno de los cadetes. Siendo Tony el último en pie, creyó tener la victoria asegurada.

 — Dio buena pelea, cadete – sonrió a su último objetivo mientras preparaba su arma para disparar.

 — No querrá disparar a un chico indefenso, ¿verdad señor? – sonrió un tanto perturbadoramente mientras observaba a los ojos del alienígena.

 — ¿De qué habla, Thompson? – se consternó al ver la espontánea mirada fría del cadete.

 — Digo que, usted no quiere dispararme . . . ¿verdad? – insistió mientras su semblante se tornaba serio, sin dejar de ver a su contrincante a los ojos.

 — Yo . . . – para su sorpresa, las palabras del menor comenzaban a resonar en su conciencia. Sentía como si fuera a cometer un brutal crimen, esa inexplicable culpa invadía su cuerpo.

 — ¿No sería pertinente que bajara su arma y me liberará? – sugirió con la misma expresión en su rostro.

 — Yo no . . . – llevó una de sus manos hacia su cabeza, parecía sentirse mareado.

 — No se resista, magistrado. Está haciendo lo correcto.

Al terminar la oración del chico, Patelliday tiró su arma al suelo y liberó a captura. Tony se levantó con atemorizante calma, inexpresivo, se acercó al arma del mayor y la tomó del suelo. Caminó tranquilamente hasta él y sonrió triunfante.

 — Touché . . . – pronunció sonriente mientras disparaba al marcador que se encontraba en el uniforme de su superior. Pronto sonó la alarma que anunciaba el fin de la sesión de entrenamiento.

Tony se acercó al proyector de su amigo y lo encendió de nuevo, ayudándolo a tomar su forma normal.

 — ¿Ganamos? – preguntó el polymorph, un tanto aturdido.

 — Ganamos – sonrió con compañerismo.

Toda la tropa de Tony salió del simulador, la mayoría fue directo a la enfermería, había sido un enfrentamiento de lo más brutal. Aún lastimados, sus compañeros celebraron la victoria del cadete Thompson, clásicos coreos de victoria se escucharon por los pasillos de la enfermería.

Por su parte, Patelliday se encontraba muy agotado y confundido. No sabía en qué momento Tony había logrado liberarse de su red. Lo último que recordaba era a él a punto de disparar al pecho del cadete. La noticia corrió bastante rápido, no era común que algún cadete derrotará al piscciss volanns. Pronto, Max bajó para burlarse de su amigo.

 — Parece que nuestros mejores años han terminado, ¿verdad? – se sentó junto a la camilla en la que reposaba su compañero.

 — Eso parece, Max – sonrió con un gesto de confusión.

 — ¿Qué pasa?

 — No lo sé, todo es muy confuso – llevó sus manos hacia sus sienes.

 — ¿Por qué lo dices? – no era normal ver a su compañero en esa situación, era bastante tranquilo y paciente.

 — En el entrenamiento . . . no sé que fue lo que pasó.

 — El amigo de mi nieto, Anthony, logró acertar un tiro sobre tu marcador – explicó con la naturalidad que la ingenuidad da.

 — Sí pero, yo había inmovilizado al muchacho con una red. Estaba a punto de dispararle y . . . – tomó su cabeza con más fuerza.

 — Será mejor que llame al médico – salió rápidamente al pasillo, era bastante intrigante la situación.

Patelliday se recostó sobre su camilla, en su mente rondaban imágenes y sonidos que no podía explicar, era como si alguien tratara de convencerlo de algo por la fuerza. Para su alivio, sus dolores de cabeza y las alucinaciones terminaron cuando entró alguien a la habitación, creyó que eran Max y el médico, pero . . .

 — ¿Se encuentra bien, Magistrado? – Tony se acercó al mayor con un rostro de sincera preocupación.

 — Señor Thompson, muy buen entrenamiento el de hoy – respondió casi sin pensar sus palabras, sentía una extraña mezcla de paz y manipulación.

 — Es un honor para mí, señor – sonrió con alegría.

 — Anthony . . . – Max regresaba acompañado de un doctor splixson (especie de Ditto).

 — ¡Señor . . .!, digo . . . Magistrado Tennyson – saludaba a su superior.

 — Descansa, cadete. ¿Qué haces aquí?

 — Quería saber sí el Magistrado Patelliday se encontraba bien – explicaba con amabilidad.

 — Me siento de maravilla . . . – el aludido saltó de la cama y se estiró un poco, sorprendiendo a todos en la sala.

 — ¡¿Para esto me hacen venir?! – el pequeño doctor reclamó por la escena.

 — Disculpe a mi compañero, doctor. Siempre exagera las cosas.

 — ¿Qué no te sentías mal? – Max rascaba su cabeza mientras el enfurecido doctor salía del lugar.

 — Claro que no, Max. Sólo fue un poco de cansancio, me siento mejor que nunca – respondió con demasiada felicidad.

 — Es una gran noticia, Magistrado – agregó Tony.

 — Y qué lo diga, cadete. Grandes movimientos los que ocupó hace un rato . . . – el piscciss volanns salió del lugar, acompañado del ojinegro. Caminaban abrazados con un extraño compañerismo, parecían amigos de toda la vida. Max sólo pudo alzar la ceja con intriga.

El abuelo continuó con sus deberes al frente de la estación, sin embargo, no podía dejar de pensar en la inexplicable y repentina mejoría de su amigo. Su instinto le decía que algo extraño estaba sucediendo. Al anochecer, decidió observar la grabación del entrenamiento de la escuadra 87 (en la cual se encontraba Tony).

Todo parecía normal, su compañero acababa con los inexpertos cadetes sin mucho esfuerzo pero, todo se puso raro al llegar el combate entre Anthony y el alienígena. No creía lo que veía, su propio compañero fue el que liberó al muchacho, eso no tenía sentido. A menos que . . .

 — Comunícame con Pedagius, de inmediato – ordenó por su comunicador.

 — ¿Tennyson?

 — Necesitamos hablar, es sobre uno de tus cadetes . . .

Notas finales:

Ojalá éste cap les haya gustado. Tony comienza a perturbarme XD, ya veremos qué es lo que tiene que hablar el abuelo Max con el director Pedagius. Como dije antes, el próximo capítulo (lo más seguro) tendremos un invitado especial en el fic, un tierno y adorable alienígena azul . . .

Sería muy importante para mí conocer sus dudas, opiniones o lo que sea. No duden en dejar su review, siempre los contesto ;)

Yo soy León Smith, les deseo muchos entrenamientos intensivos, compañeros de misión, noches de sentimientos en vela y, sobre todo, muy buenas lecturas :)

[En éste capítulo escuche muchas canciones para escribirlo, por eso no las pongo XD]

 

Ben 10 Fanfic's 


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