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10 Años de soledad. por LeonSmith

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Notas del capitulo:

Hola, un gusto y placer que sigan el fic. En este capítulo conoceremos mas a fondo los intereses de nuestro sensual héroe. Así como un preview de la trama del siguiente cap.

Quiero mandar un saludo muy especial a la señorita Ananí por sus propuestas indecorosas, a Izumiyaoi, Kathiashizu y a Meli por el interés en el fic. 

Les deseo buena lectura y pues nos leemos abajo :)

«Okey Ben, es hora de la verdad. Ha sido una semana de locos, pero el deber es el deber. No podemos postergar lo inevitable, hay que ser hombre y afrontar la cruda realidad.»

 — Mitosis es . . . mitosis es . . . mitosis es . . .  – Ben se encontraba sentado frente a su computadora, estudiaba para su examen de biología - ¡Demonios!, así nunca pasaré el parcial - nuestro joven héroe estampó su cara contra el teclado de la computadora, al levantar un poco la vista se percató que sin querer había abierto su pestaña de Facebook, y con ella un mensaje de su inesperado nuevo amigo

Qué onda Ben

¿todo bien?

tiene más de una semana que no salimos

¿estás?


Ben suspiró mientras leía las tiernas palabras del mayor, se sentía mal por abandonar a Tony, después de todo el estaba sólo en la ciudad. Tenía miedo de que el chico regresara a Nueva York por su confusión, pero lo sucedido aquel sábado, fue demasiado para el agobiado cerebro del ojiverde.

 — Hola, si estoy un poco ocupado.

— ¿Podemos hablar?

— No lo creo, Tony. Tengo que estudiar para mi examen.

— No te vayas hermano, ¿hice algo que te ofendiera?

— ¿Qué?, no . . .no lo sé.

— Ben, lo que pasó . . .

— En verdad debo irme, hablamos luego.

— Perdón, por lo que sea que haya hecho.


 — Eres un genio Tennyson - el menor cerró su Facebook y de mala gana se dispuso a estudiar.

Por su parte, Tony se encontraba en su departamento, propiedad del novio de su prima. Se recostó boca arriba en su cama con los brazos detrás de su nuca, observaba el techo blanco de su habitación mientras se asomaban los últimos rayos del Sol por su ventana.

«Lo arruiné, lo arruiné, ¡lo arruiné! ¿Por qué tuve que tomar su mano? (Su suave mano) ¿Por qué quise besar su labios? (Sus hermosos labios) ¿Qué demonios me pasa? Maldito Tennyson, se me metió en la cabeza, y ahora no lo puedo sacar. »

«Debo dejar de pensar en él, necesito distraerme . . . pero, ¿cómo? No tengo amigos en Bellwood, sólo . . . (estuvo a punto de pensar en nuestro hipnotizante héroe) ¡Gwen!, ella es amable, tal vez debería invitarla a salir. Un clavo saca a otro clavo.»

 — ¿Qué puedo perder? - se levantó de golpe, tomo su celular y llamó a la pelirroja.

 — ¿Tony?

 — Buenas tardes Gwen, - saludó respetuoso - ¿llamo en mal momento?

 — Claro que no, tan sólo estaba recogiendo mi cuarto. ¿Pasa algo?

 — No nada en especial, es sólo que la noche parece ser perfecta para salir, pero ya no conozco mucha gente en Bellwood. Así que me gustaría saber sí podríamos salir a tomar algo.

 — Si, me encantaría.

 — ¡Genial!

 — ¿Te veo en Mr. Smoothy?

 — Me parece perfecto, te veo en media hora.

 — Ok, allá nos vemos. 

Era una noche bastante tranquila a decir de la pelirroja. Salió de su casa y usó su poderes para caminar lo más cerca que pudo de la Luna. Al llegar a Mr. Smoothy, bajó de su plataforma mágica y se dirigió a su amada mesa cerca de la ventana. Pasaron un par de minutos hasta que llegó el chico de ojos negros.

 — Hola Tony, que puntual - se levantó a saludar al chico.

 — Pero sí llegué muy tarde - el joven se sentó frente a ella y rascó un poco su cabeza. 

 — ¿A sí? Bueno, creo que me acostumbre a Kevin y a Ben que son tan impuntuales. - notó que el ojinegro frunció un poco el ceño - Bueno, ¿y a qué debo el gusto?

 — Pues, estar sólo, encerrado en un departamento no es muy agradable que digamos, la verdad necesitaba salir y hablar con alguien.

 —  Ya veo, me imagino cómo te sientes. Aunque no entiendo por qué no saliste con Ben.

 — ¿Ben? - su nerviosismo fue evidente. 

 — Si, no me malentiendas, es sólo que me sorprende que me hallas llamado a mí y no al fenómeno.

 — Lo hice pero, me ha evitado los últimos días - recargó su cabeza sobre su mano derecha mientras tomaba un poco de té helado. 

 — No le tomes importancia, mi adorado primo es todo un caso - sorbió un poco de su amada malteada de frutos rojos.

 — Ja, y que lo digas - se dibujó una fugaz sonrisa en el rostro del chico.

Gwen y Tony pasaron un buen rato hablando sobre las aventuras con los Plomeros, el pasado del ojinegro, la relación de la pelirroja con Kevin, todo iba bien hasta que nuestro amigo cambió el ritmo de la velada.

 — Sabes Gwen, no había notado hermosa que te ves con el cabello suelto - rozó disimuladamente la mano de la pelirroja. 

 — Mmm, gracias – retiró instintivamente su mano, se notaba incómoda. 

 — De hecho, creo que eres la mujer más atractiva que he visto jamás - adoptó una seductora pose. 

 — Suficiente, ¿qué te sucede? - replicó un poco molesta.

 — ¿Qué me pasa de qué? – replicó en tono de macho.

 — ¿Por qué te comportas como un patán? Sabes que estoy en una relación con Kevin, ¿no?

 — Eso no es importante - cruzó los brazos.

 — Clásico - sonrió retadora. 

 — ¿Qué?

 — Es obvio, quieres reafirmar tu masculinidad. – su viperina lengua había dado en el clavo.

 — No sé de que hablas - frunció el ceño.

 — Ya enserio Tony, no necesito tener poderes para darme cuenta que algo pasa entre ustedes dos.- se mostro sumamente incisiva ante el chico.

 — ¿Qué dices? No pasa nada, ¿qué habría de pasar? - su nerviosismo aumentó, junto con una actitud a la defensiva. 

 — Lo sabía.

 — No sé a qué te refieres - sorbió un poco té para evitar la mirada de la pelirroja. 

 — Vamos, he trabajado para los Plomeros y se cuando me mienten. No se necesita ser un genio para saber que tú sientes algo por mi primo.

La cara de Tony cambió radicalmente al escuchar la deducción de su compañera; su piel se pintó de carmesí, mientras que sus ojos parecían querer escapar de su realidad, sudaba cual enfermo de fiebre.

 — ¡Que te pasa Gwen! ¡Yo soy hombre! - respondió exaltado y temeroso.

 — ¿Y? - lo miró a los ojos - Yo no le veo ningún problema.

 — A mí me gustan las mujeres - se señaló molesto con el pulgar. 

 — ¿Quién dijo que no? Sabes, el hecho de que te gusten las mujeres, no impide que te guste Ben - lo miró comprensiva.

 — Yo . . . yo no lo puedo querer - agachó su cabeza y la sujetó con ambas manos.

 — No digas eso, querer es un sentimiento humano. Querer a alguien es algo que te ayuda a crecer como persona - tomó la mano del chico. 

 — Pero, ni siquiera sé que sentir, o pensar.

 — No se trata de saber , se trata de sentir; sentir es ajeno a la razón. Sólo debes conocerte a ti mismo, nadie más es consciente de lo que pasa por tu cabeza. 

 — No lo sé, - la miró confundido - además yo podría sentir cualquier cosa pero eso no implica que Ben sienta algo más que amistad. Creo que no vale la pena pensarlo.

 — Nunca lo sabrás sí no lo averiguas - alzó un poco la ceja.

 — Entiéndelo Gwen, desde esa tarde, el se la pasa evitándome. Sí sintiera algo por mí no lo haría - reclamó con un puchero en su rostro.

 — ¿Esa tarde? – alzó la ceja - ¿Qué pasó esa tarde?

 — Creo que no puedo mentirte, ¿verdad? – frunció los labios.

 — Yo creo que no – se burló.

 — Ahora entiendo a Ben . . . – pensó en voz alta.

 — ¿Qué? – se indignó la pelirroja.

 — Nada – se desentendió.

 — Hombres, - volteó la mirada en señal de decepción - mi primo es un imbécil, ¡al igual que tú!

 — ¡Oye!

Tony le contó con lujo de detalle lo acontecido en la casa de Ben, su hermosa confidente no pudo evitar soltar un par de suspiros, no creyó a su primo capaz de derrochar tanta ternura.

 — Escucha, conociéndolo, lo más seguro es que él esté igual de confundido que tú. Lo he notado más raro que de costumbre, más distraído. – indagó Gwen.

 — ¿Enserio? - sus ojos brillaron tenues. 

 — Te lo juro, que yo sepa él nunca ha sentido algo por un chico. Sin embargo, lo he visto babeando por chicas y créeme, siempre se comporta de la misma manera.

 — ¿De verdad?, pero que se supone qué debo hacer. 

 — A mi parecer deberíamos tantear terreno . . . - exclamó con malicia.

El chico de lentes observó con miedo a su compañera mientras le contaba su maligno plan. Al terminar, salieron a caminar, el ojinegro acompaño a Gwen a su casa. Nuestro confundido amigo se dirigió a los muelles para acomodar sus pensamientos y sus sentimientos. 

Horas después, de vuelta en casa de Ben . . .

 — ¡Terminé! - grito el ojiverde sin importarle lo tarde que era.

«Maldita mitosis, diste buena pelea pero no eres rival para mí. Bueno, parece que eso era lo último, creo que es hora de compensarme. Pornhub sorpréndeme.»

Nuestro héroe encontró un video que llamó su atención, una sensual rubia que era brutalmente castigada por su profesor. Se acomodó en su silla y metió su mano derecha por debajo de su ropa interior. Acarició lentamente su miembro dormido, mientras observaba con lujuria a aquella chica de voluptuosa figura. De a poco su pantalón se deformó por la presencia de una bien definida erección; el ojiverde no tardó en sacar su virilidad, comenzaba a derramar de la punta una tibia gota de líquido preseminal, con la cual lubricó completamente la parte inferior de su glande.

Mientras la excitación lo consumía más y más, de reojo observó una sugerencia (fuera de lugar a decir del castaño) que mostraba a dos tíos follando en un parque. Al principio ignoró el link del video pero, con el calor del momento, abrió el video sólo por curiosidad.

Los primeros minutos le parecieron bastante aburridos y hasta desagradables: "qué asco esos tipos, ¿cómo a un hombre le puede gustar el pene?". Aunque al parecer su pene conocía la respuesta a la retórica de su portador, palpitaba de una forma que el ojiverde nunca había sentido. De un momento a otro se encontró recorriendo su pecho con su mano libre, sentía un calor inexplicable en todo su ser, se detuvo en sus pezones formando círculos con un dedo humedecido con el fruto de su líbido. Cuando uno de los chicos del porno comenzó a introducir su miembro en el interior de su pareja, Ben sintió un rubor que escalaba desde su entrepierna hasta sus mejillas; sin percatarse comenzó a bajar su mano desde su pene, masajeó sus testículos, rozó sus piernas, descubriendo el placer de tocar su ano. En ese momento tomó conciencia de lo que estaba a punto de hacer y se detuvo de golpe, subió su ropa. Apagó el computador y corrió a su cama aterrado de su propio cuerpo y deseo.

«¡¿Qué demonios fue eso?! No debería sentirme así, eso es de maricas. ¿Por qué no baja la maldita erección? ¿Por qué siento tanto calor y sudor, será la temperatura? Dios, no puedo negar que me prendió demasiado ese maldito video, ese chico se parecía tanto . . . a él.» 

Ben imaginó lo que pudo haber pasado aquella tarde sí su madre no hubiera llegado, sacó su ropa completamente y volvió a tocar su miembro, ésta vez con más fuerza. Imaginaba que era otra persona quien lo hacía, imaginaba a un chico castaño de tez apiñonada, imaginaba su rostro masculino opacado por unos lentes ridículos, imaginaba sus ojos negros; su torso bien definido, imaginaba que lamía sus pezones mientras bajaba su pantalón, mostrando un intimidante bulto palpitante. Imaginaba que rozaban sus penes con un ritmo suave, muy agradable; aquel chico besaba su cuello, bajando por su pecho, su abdomen, hasta llegar a una delicada línea de vello que marcaba el camino al placer. Sentía vívidamente como ese ojinegro lamía vorazmente su miembro, lo llenaba de placer, un placer que se manifestaba en gemidos, suaves gemidos que lo llevaban a un frenesí de líbido. 

Sus caderas se estremecían con cada sube y baja de su mano, pronto aumentó el ritmo de caricias; mientras que su mano derecha atendía su virilidad, la izquierda volvía a su apertura para masajear esa nueva zona erógena. Uno de sus dedos se aventuró a entrar, sintió un cosquilleo al inicio, que con tiempo se volvió satisfacción. Gimió más y más rápido, lo mismo que su respiración, empezaba a perder el control de su cuerpo, se sentía poseído por la imagen de ese hombre. Su cuerpo volvió a estremecerse, ésta vez con una fuerza nunca antes manifestada; su pene no paraba de palpitar, sus venas se marcaban por tal excitación. De pronto sintió que algo estallaba por todo su cuerpo, pólvora que le impedía respirar, al tiempo que su mano y vello púbico se llenaban de un tibio líquido blanco . . .

 — ¡Tony! - gritó gutural mientras recuperaba su aliento y limpiaba los restos de su esencia.  

Trato de recuperar el aliento perdido, su pecho subía y bajaba sin poder controlarlo. Fue tal el cansancio que causó su experiencia que comenzó a dormitar casi de inmediato, no sin antes preguntar la temperatura al omnitrix, se estaba asustando por ese calor que no abandonaba su cuerpo . . .

" 02: 39 hora del Pacífico, 36 ° C"

 Por su parte, Anthony despertó sobresaltado, un vívido sueño lo había confundido aún más. Se encontró agitado y sudado, sus piernas temblaban; cuando por fin se relajó, recordó lo sucedido en su erótico sueño.

 — No puede ser . . . – tocó su ropa interior, estaba totalmente húmeda, y no por el sudor.

 

 

Notas finales:

¿Les gustó?, espero que si. Sí quieren conocer el astuto plan de Gwen, no duden en leer el siguiente capítulo. Por mientras les comento que la canción correspondiente a este cap se llama 36 degrees y el interprete es (de nuevo) la banda Placebo.

Yo soy León Smith, ansío recibir sus reviews con dudas, comentarios o críticas. Ya saben que pueden hacer clíc en el botón opciones, que aparece aquí abajo, y elegir seguir para estar al tanto del a historia. Yo como siempre les deseo amor, diversión, yaoi y sobre todo, muy buena lectura :)

 

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