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10 Años de soledad. por LeonSmith

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Notas del capitulo:

Hola (a las pocas personas que han seguido el fic u.u). Bueno, dejémonos de mariconerías. Como dije antes, la relación de los chicos se tornará un poco diferente. Ya sabrán a qué me refiero. Nuevamente un saludo especial para las pocas (pero realmente importantes) personas que les gusta el fic. Sí son del grupo de facebook les mando un abrazo (abajo dejaré la dirección del grupo, por sí quieren entrar). 

Nos leemos abajo. 

Tres semanas fueron suficientes para crear un irrompible vínculo entre dos hombres. La rutina era dulce miel que cubría sus amargas bocas. Las salidas a comer, las tardes bajo la sombra de un árbol, las huídas de casa, las noches de amor; la vida de dos hombres en un sueño. Hacía mucho que nuestro héroe había perdido el sentido común, parecía perdido en los negros ojos de Tony. 

Tony, el chico triste y falto de afecto. El destino le daba buena cara; a su lado se encontraba dormido un delgado castaño, cansados (físicamente) de su frenesí nocturno, no recordaba haber sentido un cansancio semejante. Lo lógico era atribuir su condición al animal que tenía como amante. Sin embargo, el cansancio aumentaba al estar lejos de él. 

Gwen sentía una alteración en el mana de su primo y su pareja. No le dio mucha importancia, pues al estar enamorados, la energía vital de dos personas se transforma, se acopla. Aunque sus tíos tenían sus dudas.

[Se escuchó el timbre de la familia Tennyson]

 — Hola Gwen, pasa - se escuchó nerviosa la madre de nuestro héroe. 

 — Buenas noches, tía Sandra - atendió la invitación de su tía.

La señora Tennyson invitó a su sobrina a la sala mientras, se dirigió a la cocina por un poco de té. El padre de Ben no tardó en llegar a casa. 

 — Ya llegué, querida. - cerró la puerto y se dirigió a la sala - Gwen, que gusto que pudieras venir - la abrazó y tomo asiento en uno de los sillones. 

 — Bien, parece que estamos todos. - dejó una charola con galletas en la mesa de centro, ofreció una taza de té a su invitada y su marido. 

 — ¿Y Ben?, ¿no vendrá? - los miró confundida.

 — Pues, ese el asunto que queremos hablar contigo - la miró serio su tío.

 — ¿Le pasa algo malo?

 — No lo sabemos. Ha estado . . . distante los últimos días - la señora Tennyson miró su taza.

 — ¿Han tenido problemas en los Plomeros? ¿Algún tipo malo? 

 — No tío. De hecho, ha estado muy tranquilo. Sólo un asunto con los fenómenos de circo, pero nada serio. 

 — . . . - el matrimonio cruzó una mirada de preocupación. 

 — Enserio, ¿qué pasa con Ben? - exigió una respuesta a sus tíos.

 — Él siempre fue un buen niño . . . - comenzó a llorar la mujer, su marido se acercó para abrazarla.

 — Benjamin, ha faltado mucho a sus clases. Ya no pasa tiempo con la familia. El jueves llegó hasta la madrugada y ayer ni siquiera volvió. - se veía molesto. 

 — ¿Enserio? - los miró incrédula - Yo tampoco lo he visto muy seguido, pero no deberías preocuparse. Lo más seguro es que esté con Tony - sintió una cubetada de agua helada al revelar el secreto de su primo.

 — ¿Tony? - preguntaron al unísono - ¿Quién es Tony?

 — Tony . . . - miró hacia todos lados - es un amigo . . . ¡sí! Es amigo de Ben.

 — ¿Por qué nunca nos ha comentado nada sobre él? - dudó su tía. 

 — Porque lo conoció hace unas semanas.

 — Y sí lo conoció hace tan poco, ¿cómo es que ha pasado tanto tiempo con él? - la interrogó su incrédulo tío - Ni siquiera cuando pasaba tiempo contigo y el tal Kevin se comportaba así. Nunca . . . nunca había faltado a casa - sollozó con decepción el padre. 

 — Les prometo que hablaré con él. 

 — Te lo agradeceríamos cariño - la mujer abrazó a su marido - No sabemos que hacer, nunca había hecho algo así tu primo.

 — No hay problema tía Sandra, sólo necesito algo que le pertenezca para poder buscarlo - el papá de Ben subió rápidamente al primer piso, regresó casi de inmediato con un viejo balón de soccer. 

 — ¿Esto servirá? 

 — Perfecto. - la pelirroja comenzó a rastrear el mana de su descarriado primo, luego de un par de minutos de meditación, encontró su energía - Era obvio . . .

La anodita salió corriendo de la casa de su primo, no sin antes tranquilizar a sus tíos. Se sentía culpable por el sufrir de ellos, pero también se sentía preocupada por nuestro héroe. Algo estaba pasando. 

Mientras tanto, los románticos chicos se encontraban bebiendo unas malteadas muy bizarras en el estacionamiento de Mr. Smoothy. 

 — No le encuentro sabor, ¿de qué se supone que es? - preguntó el mayor. 

 — Es mi favorita, chocolate con zanahoria - sonrió. 

 — Sabe . . . bien - sonrió de lado para no lastimar los sentimientos del menor.

 — Sabía que la amarías, voy por otras . . .

 — ¡No! - lo tomó de la chaqueta - No es necesario, estoy  . . . muy lleno. Además, hace mucho frío.

 — Tienes razón, tal vez debería darte un poco de calor - lo abrazó seductor.

 — Espera Ben, todo el mundo nos está viendo - Tony miraba hacia todos lados - ¿ya no te preocupa que sepan de lo nuestro?

 — No, tú me haces muy feliz. No importa lo que digan los demás. - besó tiernamente al chico de lentes. 

En ese instante llegó un grupo de motociclistas rudos armados con lo que parecía ser tecnología alien.

 — ¡Tony!, no esperaba ver tu patético rostro de nuevo - comentó irónico el líder de la banda, un tipo alto y fornido de veintitantos. 

 — ¡¿Qué quieren aquí?! - replicó molesto nuestro héroe. 

 — ¡No interrumpas, enano! - uno de los maleantes lanzó un disparo de láser desde su arma. 

 — ¡Ben! - Tony se arrodilló junto al inconsciente cuerpo de su chico - ¡¿Qué demonios quieres, Rick?!

 — Ajustar cuentas, viejo amigo.

 — Hace mucho que tu y yo no somos amigos, además, ¡no tengo ni puta idea de lo que hablas!

 — ¿A no? - alzó la ceja y tomó al ojinegro por el cuello - ¡Tú nos delataste! ¡Delataste a tus propios amigos!

 — ¿Amigos? - sonrió ladino y miró escéptico a Rick - ¡¿Llamas amistad a ser tu ladrón?!

 — ¡Como sea! - tomó su arma y apuntó al cráneo del chico de lentes - Lo pagarás muy caro, ¡traidor de mierda!

Ben hacía poco que había recuperado el conocimiento, estaba a punto de transformarse en Rath para salvar a su amante, pero . . .

 — ¡No lo hagas Ben!, no valen la pena - detuvo a su chico sin siquiera voltear a verlo. El líder de la banda frunció el ceño. 

 — ¡Pero . . .!

 — ¡Dije que no!, no quiero que te ensucies las manos con esta mierda. Todo cae por su propio peso . . . - su tono de voz infringió algo de temor en los criminales.

De repente; uno de los pandilleros se desplomó al suelo con las manos sobre su cabeza, parecía sufrir un terrible dolor de cabeza, otro cayó dormido al suelo, algunos más comenzaron a pelear entre ellos. Su líder soltó al pelinegro para observar la caótica escena, trató de ayudarlos, pero parecían no escuchar sus palabras. Su frustración aumentaba, decidió descargarla sobre nuestro héroe, quien inexplicablemente no hizo nada para defenderse. 

Cuando Rick estuvo a escasos centímetros del menor, alzó su moderna arma y apuntó a la frente del castaño. Nuestro plomero sólo pudo cerrar los ojos, esperó el inminente disparo, pero nada pasaba. Abrió temeroso sus ojos, no podía creer lo que observaba. 

 — ¡¿Qué . . . que demonios pasa?! - tartamudeó el líder mientras llevaba su arma hacia su propia garganta. 

[¡Lárgate de aquí!, eso sí no quieres morir en este mismo instante.]

Rick (con el rostro pálido) ordenó la retirada de su banda, quienes parecían no entender lo que había pasado. Desde el cielo, una sorprendida pelirroja observaba la extraña escena. Deseaba bajar a ayudar, sin embargo, una extraña sensación se lo impedía. Después de la apresurada huída de los criminales, logró bajar al estacionamiento con los chicos. 

 — ¿Están bien? - los abrazó la preocupada prima. 

 — Eso creo. - nuestro héroe parecía adormilado - Gracias por salvarnos.

 — Yo no . . . - la chica se volvió a sentir extraña, parecía que su mente se estaba relajando de más - No tienen por qué agradecer -les sonrió. 

 — Lamento que haya sucedido esto, Benny - el mayor lo abrazó muy triste.

 — No importa, chico rudo. Parece que aún tienes secretos de tu pasado. 

 — . . . - el ojinegro miró apenado hacia el pavimento - No es algo de lo que me sienta orgulloso. 

 — Lo que importa es que estamos bien, todo gracias a mi hechicera favorita - los chicos voltearon a ver a la chica, quién tenía su mano sobre su cien.

 — ¿Estás bien? - preguntaron al unísono. 

 — Un poco . . . cansada . . . - la chica cayó sobre los fuertes brazos del mayor. 

 — ¡Gwen! - nuestro héroe tomó suavemente la cabeza de su prima - ¡háblame!

 — Espera, parece que está dormida - los chicos se miraron preocupados - Hay que llevarla al hospital.

 — Si - Ben se transformó en Jetray, tomó a su prima y salió volando. El mayor se quedó confundido  en el estacionamiento, rascó su cabeza y buscó a alguien que lo llevara junto a su chico. Casi inmediatamente, una pareja salió de Mr. Smoothy y se dirigía tranquilamente a su auto. Nuestro chico corrió para alcanzarlos. 

 — ¡Disculpen! - se acercó agitado a la pareja.

 — ¿Qué quieres muchacho? - contestó el hombre, mientras la mujer entraba distraída al vehículo. 

 — Necesito llegar al hospital, la prima de mi . . . amigo está enferma.

 — ¿Y? - parecía no importarle. 

 — Por favor amigo, es una emergencia - suplicó el joven. 

 — No tengo tiempo de . . . - el hombre cerró los ojos, parecía haber tenido un leve mareo - será un placer llevarte.

 — Cariño, recuerda que tenemos una reservación . . . - la pareja habló desde el asiento del copiloto, pero interrumpió súbitamente su argumento - pero puede esperar, sube muchacho. ¿En qué hospital está tu amiga?

 — ¡Muchas gracias! - sonrió aliviado y entró al automóvil de la pareja - Supongo que estará en el General de Bellwood. 

 — No se hable más - el hombre arrancó el auto y condujo sin decir otra palabra. Su novia parecía perdida en las líneas del camino. Tony parecía incómodo. 

Después de casi diez minutos, llegaron al lujoso centro médico. Los novios no dijeron nada, el hombre detuvo el coche y continuó inmutable.

 — ¿Gracias . . .? - el chico los observó un instante, luego recordó la situación de Gwen y salió apresurado hacia la entrada del edificio. Al salir, la pareja movió un poco la cabeza, se miraron muy confundidos y se alejaron lentamente del lugar. 

Tony entró corriendo y se dirigió a la recepción. Preguntó por la chica y le indicaron la habitación donde se encontraba. Subió por el ascensor hasta llegar al sexto piso. Caminó por un corredor bastante iluminado y topó con una pequeña sala de espera, nuestro héroe se encontraba sentado con la cabeza entre sus piernas. 

 — ¡Ben! 

 — Llegaste muy rápido - nuestro ojiverde tenía los ojos bastante rojos y vidriosos.

 — Una linda pareja me ayudó. ¿Cómo está?

 — No lo sé, aún la están examinando - soltó algunas lágrimas que no pudo contener. 

 — Estará bien, te lo prometo - se sentó junto a su triste amante, lo abrazó por detrás. El ojiverde se recargó completamente sobre su cálido pecho. El latir de su corazón le parecía muy reconfortante. 

 — ¿Ustedes son parientes de la señorita Tennyson? - salió un anciano doctor de la habitación.

 — Soy su primo - se levantó de golpe - ¿cómo está? ¿estará bien? ¿está enferma? ¿cuánto tiempo le queda? - su rostro reflejaba su angustia. 

 — Que muchacho. - el médico sonrió y le dio un pequeño golpe con los papeles que tenía en su mano - Tu prima estará bien, parece que tuvo un pequeño colapso por fatiga crónica.

 — ¿No morirá? - sonrió de oreja a oreja. 

 — ¡Claro que no! - volteó un poco los ojos - Sólo necesita descansar y un poco de suero, el cual ya está siendo administrado. No le pasará nada, es una jovencita muy sana. 

 — ¡Gracias, doctor! - abrazó bruscamente al hombre de bata, quien lo separó de la misma forma. El ojinegro sólo sonreía de felicidad y ternura. 

 — ¿Podemos verla? - interrumpió Tony.

 — Claro, sólo no sean tan . . . efusivos - regañó al menor con la mirada.

 — Gracias, doctor - el mayor estrechó la mano del galeno, éste salió por el corredor y se perdió por otro pasillo. 

Los jóvenes entraron a la habitación, parecía muy acogedora para ser un hospital. Al centro, se encontraba una cama en la cual yacía profundamente dormida la pelirroja. 

 — Gwen - susurró el ojiverde, pero no obtuvo resultado. 

 — No te impacientes, recuerda lo que dijo el doctor. Hay que dejarla descansar. 

Los chicos se sentaron juntos en un pequeño sillón frente a la chica. Se abrazaron y quedaron en silencio por un momento, hasta que . . .

 — Benny - susurró. 

 — ¿Si?

 — ¿No deberías avisarle a tus tíos?

 — No quiero preocuparlos, mejor les diré que salimos con . . . - abrió los ojos al recordar. 

 — ¿Qué pasa?

 — Kevin. 

 — ¿Qué pasa con él?

 — Tengo que avisarle o me matará - salió corriendo de la habitación. 

El chico Thompson se quedó un buen rato esperando. El sueño estaba a punto de reclamarlo, pero el sonido de una discusión proveniente del corredor lo interrumpió. 

 — ¡¿Por qué demonios no me avisaste antes?!

 — ¡Porque me dediqué a traerla, por eso!

 — ¡Hazte a un lado, Tennyson!

 — Espera, ella está . . .

 — ¿Gwen? - entró el osmosiano a la habitación y se dirigió hasta su amada. 

 — Está dormida - entró el castaño detrás.

 — ¿Qué . . . qué pasó? - pronunció confundida la recién recuperada. 

 — ¡Gwen! - gritaron los tres hombres.

 — Chicos, me da gusto verlos. ¿Dónde estoy?

 — Estás en el hospital,  - se acercó su primo y tomó su mano - tuviste un desmayo.

 — ¿A sí? - la chica se tocó la cabeza. 

 — ¿Te duele? - preguntó Kevin. 

 — Un poco - frunció sus párpados - No recuerdo . . . ¿qué pasó?

 — Unos tipos armados casi nos aniquilan en Mr. Smoothy, pero tu nos salvaste. Luego te desmayaste. 

 — . . . - la pelirroja trataba de recordar. 

 — ¿Y por qué no hiciste algo? - Kevin tomó al menor de su camisa.

 — ¡Kevin! - la anodita los separó con sus poderes. 

 — Lo lamento . . . - nuestro héroe miró el piso - no sé que me pasó. - El rostro del osmosiano se relajó.

 — Lo importante es que todos estamos bien. - sonrió la chica - Tony, gracias por cuidarme. 

 — No tiene importancia - el ojinegro sonrió sincero. 

Luego de recuperar sus fuerzas, los chicos salieron del hospital. Kevin tuvo que volver a la base de los plomeros, una de las naves de combate se averió en un vuelo de práctica. Tony y los primos Tennyson tomaron un autobús que los levaría a la casa de la joven. 

 — Ben, ahora que recuerdo . . . - la chica le dio un gran tirón de oreja a su primo.

 — ¡Auch! ¡¿Qué te pasa?! - Anthony los veía divertido.

 — ¿A mí?, ¿qué te pasa a ti? La tía Sandra y el tío Carl me dijeron que te has comportado como un patán. 

 — Eso no es cierto - sobó su oreja. 

 — Eso significa que no has faltado a clases y a dormir en casa, ¿verdad? - miró penitentemente a su primo.

 — Eso . . . - cruzó los brazos y desvió la mirada. El ojinegro acarició su hombro. 

 — Es mi culpa Gwen. - se disculpó el de anteojos. 

 — No es tu culpa - interrumpió Ben - He descuidado mucho a mis padres, se me olvida todo lo demás junto a Tony - el mayor se sonrojó.

 — Te entiendo Ben, - la joven acarició la cabellera del ojiverde - pero no debes lastimar así a tus padres. Ellos estaban muy preocupados por ti. 

 — . . . - nuestro héroe derramó una lágrima. 

Llegaron casi a medianoche a la casa de su prima, la acompañaron a la puerta y despidieron. No sin antes darse un fuerte abrazo.

Los chicos se dirigieron a la casa del menor, decidieron caminar para poder pasar más tiempo juntos. 

 — No hagas enojar a mis suegros, Benny. 

 — Búrlate - el ojiverde lo atacó con un amenazante puchero. 

 — Recuerda que yo te quiero buen chico - le besó la mejilla. 

 — No sé qué me pasa, me olvido de lo demás cuando estás conmigo - abrazó la cintura de su chico. 

 — Si, tengo ese efecto en las personas - usó un tono pretencioso. El menor le dio una fuerte nalgada. 

Cuando llegaron a su casa, Ben comenzó a ponerse nervioso. El mayor trató de calmarlo con un beso, pero fueron brutalmente interrumpidos por sus suegros

 — ¡Benjamin Kirby Tennyson! - gritó su madre - ¡Estás en graves problemas, jovencito!

 — Yo . . . tengo que irme, nos vemos Ben . . . - el ojinegro trató de huir de la furia del matrimonio Tennyson.

 — ¿De modo que tú eres el famoso Tony? - lo miró fijamente el padre de su novio. 

 — Si ... si señor - respondió temeroso. 

 — Bueno, creo que tenemos que hablar muy seriamente . . .

[continuará]

 

Notas finales:

Espero de corazón que les haya gustado el capítulo, es sólo la primer parte. Quedaremos con los nervios de punta por el regaño de papá y mamá Tennyson. 

Gente, no teman dejar su review (no necesitan iniciar sesión en la página), son la única referencia que tengo para conocer su opinión y poder mejorar. Tampoco olviden que, sí ya tienen una cuenta en la página, pueden seguir el fic. Así no se perderán del próximo capítulo. 

Yo soy León Smith, y como siempre les deseo chocolates, vino tinto, Love my way de The psychedelic furs (canción inspiración del capítulo), pero sobre todo, una buena lectura. 

 

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